SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.11 número21Presentación índice de autoresíndice de materiabúsqueda de artículos
Home Pagelista alfabética de revistas  

Servicios Personalizados

Revista

Articulo

Indicadores

Links relacionados

  • No hay artículos similaresSimilares en SciELO

Compartir


Diálogos sobre educación. Temas actuales en investigación educativa

versión On-line ISSN 2007-2171

Diálogos sobre educ. Temas actuales en investig. educ. vol.11 no.21 Zapopan jul./dic. 2020  Epub 03-Mar-2021

https://doi.org/10.32870/dse.v0i21.822 

Editorial

Encuentros y divergencias en educación sexual

Anayanci Fregoso Centeno, Editora


Quienes trabajan en educación sexual aseguran que se refiere más a una formación para ser más que tratarse de una educación para hacer, pues comprende una educación que se relaciona con la vida de las personas y con su forma de estar en el mundo, por lo que es necesario que esta se configure a partir del respeto hacia los sujetos en tanto deben ser reconocidos como seres humanos integrales y complejos, con historias propias y necesidades muy diversas. La educación en sexualidad es, entonces, un tipo de formación que tiene entre sus propósitos trasmitir herramientas de cuidado antes que modelar comportamientos. Dotar de información a las y los estudiantes para una mayor comprensión de su cuerpo y ejercicio de su ciudadanía.

No obstante, cuando revisamos en perspectiva histórica la incorporación de la educación sexual en la escuela a lo largo de la región, o de manera específica el debate sobre la educación en sexualidad en el México posrevolucionario, por ejemplo, es evidente que en la historia social, cultural y de la educación ha sido un asunto problemático de cara a la sociedad y un desafío, pues cuando se ha buscado integrar al currículo, ha sido interpretado como un enfrentamiento a la cultura, la tradición religiosa y sus valores, e incluso, una intromisión del Estado en la vida familiar, de manera concreta en la vida de las y los hijos, al punto que se han desatado protestas que enarbolan la sentencia “Con mis hijos no te metas”.1 Se disputan los sentidos asignados y las normas que determinan obligaciones a los cuerpos, así como las representaciones sobre ser mujer y hombre, por lo que se libra, asimismo, una batalla por el libre albedrío, pues sabemos que la identidad de género sobrepasa las dicotomías, por lo que es necesario entonces que la educación que se imparta comprenda la complejidad que esto implica. Estas instituciones que buscan ostentar el control de los sujetos ven en la educación en sexualidad un espacio de contienda. Por eso la historia de su incorporación en las escuelas ha sido un camino espinoso.

Lo mismo ha sido complicado al interior de las instituciones educativas, pues ha confrontado a las y los docentes con sus propias dificultades, miedos, prejuicios y malestares. Y en muchos casos, se siguen reproduciendo mandatos, preceptos o significados que responden a otra época o matrices de pensamiento anclados en posturas prohibicionistas, sin conseguir una interlocución efectiva que promueva en las y los estudiantes vivir la sexualidad libre y responsablemente, sin prejuicios que lastimen o los coloquen en situaciones de riesgo. Es así que sostener la pertinencia, y vigencia, de la educación en sexualidad en estos tiempos entraña abonar a una cultura de paz y garantía de los derechos humanos. Así de ambicioso.

Colocar la sexualidad como un asunto de interés social, y específicamente en una situación de aprendizaje, es referirnos a un tema que fue silenciado durante siglos; por ello es necesario, entonces, responder contra el enmudecimiento acercándonos a su estudio, ahondar en el conocimiento de lo que ha sido y hoy sucede a través de trabajos de investigación centrados en este objeto de estudio. Trabajos que nos ofrezcan la posibilidad de su comprensión desde el estudio histórico del fenómeno, tanto lo que tiene que ver de forma específica con las propuestas pedagógicas o con el diálogo y las resistencias que se instalan en los espacios escolares. Resulta ser de vital importancia para saber cuáles son las divergencias y las rutas posibles para lograr el consenso. ¿Qué experiencias positivas se han logrado? ¿con qué resultados?

La búsqueda de docentes u organizaciones ciudadanas por colocar este asunto en el espacio público a lo largo de todo el siglo XX y lo que llevamos de la actual centuria, se ha dado de manera frontal en algunos periodos de la historia y en otros en formas menos evidentes pero consistentes también. Los propósitos van desde ofrecer información sobre infecciones de trasmisión sexual y prevención de embarazos a aquellos sobre derechos asociados al cuerpo y las diversas formas de construir el género.

La educación en sexualidad parte del reconocimiento de los sujetos, su cuerpo y sus emociones como base del trabajo pedagógico, por lo que las perspectivas disciplinares y enfoques específicos que se abren para su observación, y las probables explicaciones sobre lo que ocurre en este sentido son diversas, pues a lo anterior se suma la posibilidad de analizar lo que ocurre en relación con las instituciones y el poder, el currículo y las prácticas docentes, su implantación en perspectiva histórica, la educación para la paz, los estudios de género y los derechos humanos. Por lo que las posibilidades de análisis son múltiples.

Consideramos relevante escudriñar lo que ocurre en escenarios escolares concretos en torno a lo que los docentes están trasmitiendo a los estudiantes sobre emociones, prejuicios e ideas sobre sexualidad, pues puede ocurrir que desde ahí se estén fortaleciendo situaciones de abuso de poder, imágenes de desigualdad o roles de género sobre maternidad y paternidad que tendrían que estar, en todo caso, siendo cuestionados en el ánimo por subvertirlos en la búsqueda de vidas más plenas y con mayor respeto.

Para cerrar, conviene señalar que la educación en sexualidad tiene en la escuela un espacio que puede configurarse como fundamental y vigoroso para instalar en los jóvenes autopercepciones más justas y comprensivas, relaciones afectivas y sociales más disfrutables y equitativas, pero se trata de aprendizajes que no solo corresponden a la escuela, la información sobre sexualidad y derechos humanos, y las prácticas que se fomenten, se produce en distintos escenarios y a lo largo de toda la vida.

1 Se trata de un movimiento ciudadano —de padres de familia— que atraviesa la región, con mayor fuerza en Perú y Argentina, y que incluso está presente también en España, como respuesta a las propuestas educativas de incorporación de la educación en sexualidad y el enfoque de género.

Creative Commons License Este es un artículo publicado en acceso abierto bajo una licencia Creative Commons