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Revista de psicología y ciencias del comportamiento de la Unidad Académica de Ciencias Jurídicas y Sociales

versão impressa ISSN 2007-1833

Rev. de psicol. y cienc. del comport. de la Unidad Académica de Cienc. Juríd. y Sociales vol.10 no.2 Tampico Jul./Dez. 2019  Epub 13-Set-2021

https://doi.org/10.29059/rpcc.20191126-92 

Investigación empírica y análisis teórico

Estilos de Crianza entre padre y madre. Perspectiva del hijo. Ciudad Juárez, Chih. Estudio comparativo

Parenting styles between father and mother. Perspective of the son. Ciudad Juárez, Chih. Comparative study

Claudia Verónica Sánchez Adame1  * 

Lilia Susana Carmona García1 

Nadia Vega Villanueva1 

1Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, México.


Resumen:

El objetivo es comparar los Estilos de Crianza del padre y la madre desde la perspectiva de sus hijos/as entre 8 y 12 años de edad cronológica, que presentan comportamiento agresivo en la escuela, provenientes de entornos familiares violentos en Ciudad Juárez, Chihuahua. Resultados, se observó comportamiento significativamente diferente entre madre y padre en los Estilos Implicación Parental y Crianza Positiva, siendo más alto en madres que en padres; en los Estilos Pobre Supervisión, Disciplina Inconsistente y Castigo Corporal no se observan diferencias estadísticamente significativas entre ambos padres. Los datos encontrados subrayan la importancia de estudiar ambos padres por separado, puesto que no hay diferencia significativa en los niveles de presencia, pero si en la forma de actuación de los hombres y las mujeres, así como la importancia que tienen los estilos de crianza dadas las repercusiones negativas y positivas que emanan del trato que los padres otorgan a sus hijos en el curso de su niñez y adolescencia que son las etapas más relevantes en el desarrollo del ser humano.

Palabras Clave: Estilos de crianza; padres; niños; conducta agresiva; ambiente familiar violento

Abstract:

The purpose of this study is to compare parenting styles of both mother and father from the perspective of their children between eight and twelve years’ old whom have showed violent behavior at school and come from violent families of low income in Ciudad Juarez, Chihuahua. The data shows significant differences between mother´s and father´s Parental Implication and Positive Parenting styles with mothers rating higher than fathers do. Also, no significant differences were found in Poor Supervision, Inconsistent Discipline, and Physical Punishment styles among fathers and mothers. According to these results it becomes important to study both mothers and fathers separately, based on the significant differences found in behavior, but similar presence of both parents. Also, because the negative and positive consequences of parental styles on their children during their early childhood and adolescence developmental stages.

Keywords: Parenting styles; parents; Children; violent behavior; violent families

Introducción

La violencia al interior del seno familiar se encuentra en incremento en los hogares de Ciudad Juárez, según el censo del 2005 se reportan 327,713 casos, en el 2011 se registraron 1,461 (Observatorio de Seguridad y Convivencia Ciudadana del municipio de Juárez, 2013). El Observatorio en el año 2013 contabilizó 1,461 casos. Los casos relacionados con la violencia familiar y específicamente contra la mujer, Carmona (2010) encontró que en esta ciudad 159,901 mujeres fueron víctimas de violencia al interior del seno familiar por su pareja, de las cuales el 38% la vivieron en forma física y el 75% psicológica, no siendo una excluyente de la otra, Entre el 2015 y 2016 en el Instituto Chihuahuense de la Mujer se atendieron 1,367 casos relacionadas con violencia familiar; en el Centro de Justicia para la Mujer se reportaron 2,494 casos y 4,860 fueron atendidos por parte de Organizaciones no Gubernamentales (Fideicomiso para la Competitividad y Seguridad Ciudadana y Fundación Paso del Norte, 2016). González (2018) realizando investigaciones como parte del mismo Observatorio reporta que en esta ciudad se realizaron 6,097 denuncias de violencia familiar en el año 2015, 6,513 en el 2016, 6,448 en el año 2017 y entre los meses de enero a agosto del 2018 fueron 4,004.

Las cifras mostradas, dan cuenta de la gran problemática que viven una gran población de niños dentro de sus hogares en esta ciudad, los cuales se dotan constantemente de vivencias cargadas de violencia, que posteriormente podrían ser reproducidas, facilitando la permanencia de conductas y situaciones que den mantenimiento a la violencia, propiciando que gran cantidad de personas la tomen equívocamente como una situación inseparable Organización Mundial de la Salud, (2002). Silberstein (2012) encuentra con otra población, en un contexto semejante que las conductas violentas que exhiben los chicos están asociadas a padres que utilizan para criar a sus hijos actitudes violentas tanto físicas como verbales y Ruvalcaba, Murrieta y Arteaga (2016), observaron que los niños adquieren en su casa y en la escuela las competencias socioemocionales más que en su comunidad.

La población infantil es quien resulta con mayores afectaciones ya sea de manera directa o indirecta al madurar y formarse en estas primeras etapas de vida dentro de un entorno cargado de violencia, en donde los Estilos de Crianza juegan un papel importante a partir de la interacción con su entorno familiar, formación que les permitirá en la edad adulta ser funcionales social, física y mentalmente (Clemente, Villanueva y Adrián, 2002). Si los padres aplican método de poca disciplina, sus hijos presentan mayor grado de conductas agresivas, depresión, retraimiento reactividad emocional y ansiedad y menos habilidades sociales que los padres que son más exigentes. También se encuentran efectos significativos en el ajuste emocional percibido. Los progenitores que proporcionan bajo afecto perciben a sus hijos más agresivos, retraídos y con mayores niveles de ansiedad-depresión que los que proporcionan más afecto (Franco, Pérez y Pérez, 2014). El papel de la familia es fundamental por ser los padres agentes de gran influencia en los hijos (Samper, Aparici y Mestre, 2006) la presencia, implicación, el tipo de cuidado, la cercanía de los padres tienen un impacto definitivo en sus hijos (Carrillo, Estévez y Gómez, 2018), siendo la familia lo más cercano en las primeras etapas de vida del ser humano, la interacción al interior de ésta da significado a sus experiencias y a su vida futura, ya sea en forma positiva o negativa (Gallardo, 2007; Cuervo, 2010; Silberstein, 2012).

Hablar de familia, es referirse al primer entorno encargado de la seguridad y bienestar de la niñez, es reconocer que actualmente las familias muestran mayor inestabilidad (Clemente, Villanueva y Adrián, 2002), con la modernidad y más aún ahora en la posmodernidad, se han dado mayores modificaciones en su estructuración creando nuevos núcleos familiares, nuevas reestructuraciones familiares y nuevas costumbres (Oliva y Villa, 2014); representando un rol primordial en el impacto y desarrollo de conductas adaptativas o desadaptativas, convirtiéndose en un factor fundamental para el desarrollo de la niñez, causa un impacto sustancial en los hijos tomando en cuenta que los padres son agentes primarios de socialización, con quien se tiene el primer contacto en la vida y resultan ser la principal fuente de información y de disciplina; quienes brindan información en relación a lo bueno y lo malo a través de la propia historia de vida, convirtiéndose en algunos casos en la única fuente de aprendizaje que poseen los pequeños en sus primeros años de vida (Matalinares et al., 2010; López, Chávez y Trujillo, 2013).

Los padres poseen diferentes formas de llevar a cabo su papel disciplinario y formativo abordado como Estilo Educativo Parental a aquellas actitudes y comportamientos que los padres o las madres ejercen en los hijos en las diferentes situaciones que viven, causando un gran impacto emocional en la forma en que se relacionan entre ellos (Ordóñez, González y Montoya, 2016).

Ceballos y Rodrigo, al igual que Palacios, han definido los Estilos de Crianza como aquellas manifestaciones de actitudes y comportamiento de los padres que impacta en el desarrollo de los pequeños; Darling y Steinberg sostienen que los Estilos Parentales se observan a través de las actitudes expresadas por medio de las conductas de los padres en la convivencia manifestado en apoyo y/o control de los hijos, convirtiéndose en pautas educativas, incluyendo conductas relacionadas con el deber, como alimentarlo, vestirlo, enseñarle pautas de interacción social, cualquier otra conducta expresada ante su hijo (citado en Franco, Pérez y Pérez, 2014) y respecto a sus amigos, los padres manifiestan su aceptación de aquellos con quienes sus hijos se relacionan en forma autónoma y de ser el caso otorgan confianza para realizar sus propias elecciones (Ozdemir, Vazsonyi & Cok, citados en Bobbio, Arbach y Alderete, 2016).

Estas premisas surgen a partir de la primera conceptualización acuñada por Baumrind en 1966, quien distinguió tres tipos relacionados con el control que ejercen los padres sobre los hijos, ubicando el Estilo Autoritario caracterizado por una alta exigencia y bajo afecto; Estilo Permisivo en el que se muestra un alto afecto y baja exigencia y el Estilo Democrático caracterizado por altos niveles tanto de afecto como de exigencia; posterior a estas distinciones Maccoby y Martin agregan dos tipos a esta clasificación: el Estilo Permisivo, dotado de alto afecto y baja exigencia y Negligente caracterizado por poca exigencia y pobre afecto (Raya, 2008; Franco, Pérez y Pérez, 2014).

Lo anterior da cuenta del interés de parte de este equipo por definir y categorizar los Estilos Parentales, que para fines de esta investigación serán entendidos como aquellas actitudes que los padres manifiestan hacia su hijo, creando un entorno emocional con su comportamiento a través de la interacción con él; mientras que las prácticas parentales se convierten en un mecanismo mediante el cual los padres ejercen los Estilos Parentales apoyados por la socialización.

Lo antes documentado sopesa nuestro interés por observar la relación de las prácticas parentales en niños agresivos que se encuentran viviendo en entornos violentos, considerando como infantes agresivos aquellos niños que manifiestan conductas dentro del entorno escolar como golpear, insultar, lastimar o propiciar situaciones que segreguen a sus compañeros, las cuales coinciden con lo planteado por Buss quien refiere se observa agresión física cuando se presenta un daño físico intencional; mientras que en relación a la agresión verbal se presenta cuando incluye el factor verbal el cual se utiliza para lastimar y por último la agresividad relacional está presente cuando se busca crear un daño al interior del grupo social provocando exclusión, siempre y cuando estas conductas se presenten en niños con igualdad de poder entre pares (citado en Matalinares et al, 2010).

Dichas conductas según lo planteado por Little, Henrich, Jones y Hawley (2003) se consideran una construcción que se realiza desde diferentes dimensiones, con formas variadas, en las cuales los factores: físico, verbal y relacional se encuentran presentes. En esta misma línea es importante destacar la teoría del desarrollo, quien intenta explicar ésto desde el razonamiento del comportamiento antisocial, incluye factores interpersonales y ambientales, con el fin de explicar los comportamientos agresivos de los niños, desde el entorno familiar cargado de conflictos, hostilidad y relaciones agresivas (Cuello y Oros, 2013).

Al hablar de los efectos que causa la conducta agresiva en los niños se observa que existe una alta probabilidad de repetir el comportamiento agresivo cuando éste se presenta a través del maltrato físico, ya que la forma en que se da el procesamiento de la información del contexto social determina la réplica de los comportamientos de maltrato físico (Dodge, 1980; Rodríguez, Barrio Del y Carrasco, citados en Tur-Porcar, Mestre, Samper y Malonda, 2012). Posterior a la exposición a actos violentos, los infantes presentan mayores síntomas de trauma psicológico, manifestado en emociones como enojo, depresión y ansiedad entre otros (Flannery, Wester & Singer, 2004; Cuervo, 2010).

Por otra parte, Musitu, Román y Gracia (2001) sostienen que, lo que explica la forma de actuar de los miembros de la familia se relaciona con algunos factores que favorecen los modelos de crianza en referencia a las relaciones al interior de la familia, como la estructura, afecto, control conductual, comunicación, así como los que hacen referencia a dimensiones sociales generales a través de la transmisión de valores y de sistemas externos (Cuervo, 2010).

Como se ha abordado, varios investigadores destacan la gran influencia de los modelos de crianza en el desarrollo de los niños, específicamente las conductas negativas efectuadas por parte de los padres, las cuales muestran una estrecha relación particularmente en las conductas agresivas y en los trastornos conductuales manifiestos en los hijos (Cunningham & Boyle, 2002; Cabrera, González y Guevara, 2012) lo que da cuenta del poder de los padres en la consolidación del futuro de la niñez.

Conjuntamente, López, Chávez y Trujillo (2013) observaron que cuando las madres presentan poca aceptación por sus hijos, ellos exhiben mayor irritabilidad; conjuntamente, entre mayor presencia exista de la figura materna mayor será la autorregulación lograda por sus hijos y la disciplina inconsistente se relaciona en forma significativamente positiva con el miedo y la irritabilidad del infante.

Se han observado que las prácticas parentales relacionadas con el padre pueden estar influenciadas por varios factores como la edad, género, orden de nacimiento, personalidad, experiencias previas, nivel educativo y las expectativas, el último factor a considerar es aquel que se relaciona con el momento en que ocurre la socialización con el hijo, como pueden ser las características físicas e históricas del lugar (Palacios, 2001; Tur-Porcar et al., 2012).

Otros expertos encontraron diferencias en cuanto al sexo de los niños en relación con la crianza agresiva por parte de los padres, en los hijos varones se existe mayor posibilidad a presentar desadaptaciones sociales y las mujeres muestran mayor posibilidad a presentar dificultades interiorizadas (Carrasco, Holgado, Rodríguez & Barrio Del, 2009) Otros estudios hallaron que Estilos Autoritarios, Negligentes o Permisivos, muestran una correlación positiva en función de baja autoestima, enojo, hostilidad, problemas de estabilidad emocional y escasas habilidades socioemocionales; así mismo, resaltan que la inestabilidad emocional y las emociones negativas se encuentran estrechamente relacionadas con la permisividad, hostilidad y el rechazo materno (Barrio Del, Ramírez, Romero y Carrasco, 2014).

Los datos mostrados denotan la trascendencia de atender la violencia generada al interior de los hogares, ya que ésta los convierte en un escenario violento, en el cual se viven las primeras manifestaciones de violencia que la población infantil observa de manera directa, reconociendo en todo momento estas situaciones de violencia como consecuencia de futuras afectaciones directas en áreas emocionales, sociales, cognitivas y físicas del niño como lo han resaltado organizaciones mundiales como la Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF, 2002) y la Organización Mundial de la Salud (Krug, Dahlberg, Mercy, Zwi y Lozano (2003), de igual manera Posada y Parales (2012) hacen referencia a afectaciones en la interrelación, interpretación y evaluación del entorno que se genera al vivir en estos entornos vulnerables dotados de violencia.

Al considerar lo anterior, surge el interés por realizar esta investigación, misma que involucra dos factores que son una constante en los trabajos revisados con respecto a la agresión que presentan el niño como respuesta a los Estilos Parentales que practican sus padres en casa y el entorno violento en el que el niño se desarrolla; investigación que dará cuenta de los Estilos de Crianza que han practicado los padres a niños que actualmente exhiben conductas agresivas en la escuela y que viven en un entorno familiar donde la violencia es una constante en su vida.

A la vez responde a políticas públicas en relación con la prevención de la violencia en esta comunidad, así como a la falta de datos emanados de investigaciones realizadas en términos de prácticas parentales que respalden nuevas estrategias preventivas para mejorar la calidad de vida de los niños de nuestro entorno.

Objetivo general

Comparar los Estilos de Crianza del padre y la madre desde la perspectiva de sus hijos/as entre 8 y 12 años de edad cronológica, que presentan comportamiento agresivo en la escuela, provenientes de entornos familiares violentos.

Objetivos específicos

Explorar los Estilos de Crianza por parte del padre.

Indagar los Estilos de Crianza por parte de la madre.

Comparar los Estilos de Crianza entre padre y madre.

Método

Esta investigación es de corte Cuantitativo, de tipo no experimental, descriptiva, comparativa, de corte transversal. El estudio cumplió con los requisitos establecidos en la declaración de Helsinki, ya que ninguno de los participantes fue lastimado, los padres madres o tutores de cada participante y ellos mismos firmaron una forma de consentimiento informado la cual describe con detalle los pasos a seguir en el proyecto y los derechos de los participantes.

Variables

Estilos de Crianza. - definido por aquellas conductas emitidas por los padres con el fin de regular el comportamiento de sus hijos categorizado en:

Implicación Parental, refiriéndose a la presencia de los padres en la vida de sus hijos, ya sea en la escuela, en su vida social y en sus intereses personales.

Pobre Supervisión, en cuanto a la poca presencia de los padres respecto a conocer y regulara la conducta de sus hijos (Dónde, Con quién y Cómo).

Disciplina Inconsistente, respecto a la falta de congruencia entre las reglas que dictan en el hogar y el cumplimiento de ellas por parte de sus hijos.

Crianza Positiva. Caracterizado por la presencia de promesas cumplidas por parte de los padres, reconocimiento de conductas adecuadas y los pequeños logros del niño con afecto y halago.

Castigo Corporal, observadas con la presencia de sanciones de la presencia de conductas de los hijos, consideradas inapropiadas por los padres a través de golpes que causen daño al cuerpo físico del niño.

Se observarán los Estilos de Crianza con sus categorías a través del reporte individual de los niños respecto a cada uno de sus padres.

Participantes

La muestra fue obtenida por conveniencia, constituida por un grupo de 119 infantes entre 8 y 12 años de edad cronológica con un promedio de 10 años 7 meses; 57 niñas y 62 niños, pertenecientes a los grados de cuarto, quinto y sexto de primaria de diferentes escuelas de la ciudad, cuyas características generales fueron: residir en Ciudad Juárez, Chih., haber presenciado situaciones de violencia en su entorno familiar expresadas por ellos mismos y ser reportados por su maestra titular como niños que exhibían con regularidad conductas agresivas hacia sus compañeros de escuela expresadas en golpes, insultos, gritos, empujones, burlas para descalificar a los otros niños. La muestra fue constituida por 215 participantes (99 Padres y 119 Madres), cuya edad fluctúa entre los 26 y 52 años, con un promedio de 37 años.

Instrumentos

Se utilizó la versión española de Servera (2013), publicada por la Organización Panamericana de la Salud [OPS] para poblaciones latinoamericanas del Cuestionario sobre Prácticas Parentales de Alabama (APQ) realizado por Shelton, Frick y Wootton (1996). Para este estudio se utilizó la parte de los hihijos del cuestionario. El instrumento consta de 35 ítems y cinco subescalas: Implicación Parental, Pobre Supervisión, Disciplina Inconsistente, Crianza Positiva y Castigo Corporal. Con un formato de respuesta tipo Likert con 5 opciones de respuestas que van de nunca a siempre. Para su aplicación se midió la confiabilidad del instrumento tomando en cuenta la población específica del estudio, que son niños agresivos que viven en entornos familiares violentos y nivel social y económico bajo, obteniendo una consistencia interna de α =0.83 donde los factores Implicación Parental reportan un α = 0.69; Pobre Supervisión un α =0.52; Disciplina Inconsistente un Alfa de α =0.50; Crianza Positiva un Alfa de α =0.63; y Castigo Corporal un α =0.68. Respecto a su Padre se obtiene una consistencia interna de α =0.90; donde se observan las siguientes variaciones: Implicación Parental con α = 0.78; Pobre Supervisión con un α = 0.65; Disciplina Inconsistente con un α =0.56; Crianza Positiva con un α = 0.70; y Castigo Corporal con un α = 0.78 aplicándose el instrumento como tal, por la teoría en la que está basada el documento y tomando en cuenta el tipo de población a la que se le aplicó el instrumento.

Procedimiento

En relación a la recolección de los datos, incluyó una presentación dentro de las diferentes instituciones a directivos, coordinadores y jefes en relación a la investigación para obtener la autorización de las instituciones a través de las cuales se accedió a los participantes. Posterior a esto se les informó a los padres de familia y tutores los objetivos, datos sobre la confidencialidad y procedimiento de la investigación siguiendo la misma logística, con esto invitarlos a participar en la investigación, donde solo los interesados llenaron los formatos de consentimiento informado.

La aplicación de los instrumentos se llevó dentro de las instalaciones de las diferentes instituciones en salones de trabajo con mobiliario adecuado que les permitió a los niños permanecer sentados y protegidos del clima para realizar el llenado de los instrumentos de manera cómoda y confidencial.

El proceso de aplicación consistió en una entrevista breve, un instrumento y un cuestionario sobre las variables sociodemográficas, aplicados en grupos de 5 a 10 niños en función de los espacios y las situaciones de las instituciones.

Una vez concluida la aplicación de instrumentos, se procedió a la captura y análisis estadístico de los resultados por medio del programa estadístico computacional SPSS versión 23 y por último la discusión teórica de los resultados, así como las conclusiones.

Resultados

En el presente apartado se reportan tanto los datos de los padres como de los niños que fueron quienes aportaron la información en este proyecto, dado que se pretendió conocer los Estilos de Crianza a partir de los hijos.

Niños/ Población informante

La población de estudio a quienes se aplicaron los instrumentos, se compone de 215 niños, 52% varones y 48% niñas, cuyo rango de edad para ambos sexos se encuentra entre los 8 y 12 años ya que es una característica de inclusión de la población de estudio. La media de edad de los niños varones es de 10 años 7 meses y la edad más común es de 11 años, en relación a la media de edad de las niñas esta es de 10 años 6 meses, y la edad más repetida es de 11 años. El 6% de los niños es hijo único y 94% cuenta con hermanos, mientras que el 4% de las niñas es hija única y 96% tiene hermanos; en lo que corresponde al lugar en la familia que ocupan, dos tercios de la población son el primero o el segundo hijo y el otro tercio está conformado entre el tercer y el séptimo hijo, encontrándose la media en el segundo hijo y el lugar más repetido es el primer hijo. Por otra parte, el lugar en la familia correspondiente a las féminas, dos tercios de la población son entre el primer y segundo hijo y el tercio restante está formado por el tercer y cuarto hijo, cuya media se encuentra en el segundo hijo y el más común es el primer hijo.

Padres de familia

La población de padres de familia asciende a 215, es compuesta por el 45% de padres, y 55% de madres, en un rango de edad para los padres de entre los 28 y 52 años, su media de edad es de 37 años, entre tanto la edad más frecuente es de 38 años, en cambio, el rango de edad de las madres es de 26 a 52 años, con una media de 34, y la edad más repetida son 30 años; respecto a su estado civil, el 55% son casados, el 33% viven en unión libre; el 9% son divorciados, el 1% solteros y solo en el grupo de madres existe el 1% de viudas. En cuanto a las ocupaciones de los padres, el 5% son desempleados, 89% empleados y el 6% poseen un negocio propio; mientras que el 42% de las madres son empleadas, el 3% dirigen un negocio propio, y el 55% se desempeñan como amas de casa. Referente al nivel académico, del grupo de padres, el 50% terminaron el nivel básico, 38% nivel medio superior y el 11% cuentan con estudios de licenciatura; entre tanto, el 70% de las madres terminaron el nivel básico, 22% nivel medio superior, el 7% licenciatura, y el 1% de ellas posee una maestría.

Como muestra la figura 1, las madres se encuentran en los niveles entre Moderado y Muy alto con un porcentaje del 90% y en los padres se distribuyen los porcentajes más altos en los niveles de poco a alto con un comportamiento muy uniforme entre ellos, comprobados los datos con el análisis estadístico de la prueba t, como se observa en la tabla 1, que resalta una diferencia significativa de mayor Implicación parental por parte de las madres, respecto a los padres, con un intervalo de confianza del 95% y tomando en cuento la diferencia de varianza entre ambos grupos. Con un tamaño del efecto moderado (d= 0.48).

Se observa en la figura 2, que ambos padres muestran un comportamiento muy similar en cuanto a los niveles de Disciplina Inconsistente, encontrándose los porcentajes mayores en alta y muy alta y Como se aprecia en la tabla 2 al compararlos con una prueba estadística tan efectiva como la t, se comprueba que no existe una diferencia estadísticamente significativa en su comportamiento. Con efecto inexistente (d=-.03).

Como se observa en la figura 3, las madres muestran un porcentaje mayor en los niveles alto y muy alto con un porcentaje del 91% y en los padres se distribuyen los porcentajes de moderado a muy alto, siendo la mayorconcentración en el nivel alto, sin embargo, no existe diferencia estadísticamente significativa entre ambos grupos como se refleja en la prueba t, mostrada en la tabla 3. Con efecto inexistente (d=.04).

En la figura 4, se aprecia que el nivel del padre con respecto a la Crianza Positiva se manifiesta de igual medida en los niveles malo y moderado con un 82% entre ambos.

Figura 1 Distribución de frecuencias del Estilo de Crianza, Implicación Parental 

Tabla 1 Comparativo del Estilo Implicación parental entre ambos grupos con prueba t 

Implicación Parental N Media Desviación estándar Error Estándar de Media
Madre 119 32.84 6.863 .629
Padre 96 29.13 8.651 .883
Madre/Padre t df sig Diferencia de Medias Diferencia de Error Estándar
3.427 178.835 .001 3.715 1.084

En cuanto al comportamiento de la madre el más alto porcentaje se concentra en el nivel moderado 51%, siendo más alto el nivel en la madre que el padre estadísticamente comprobado como se muestra en la prueba t de la tabla 4. Y el efecto es medio (d= 0.36).

Figura 2 Distribución de frecuencias del Estilo de Crianza, Disciplina Inconsistente 

En la figura 5, se aprecia el mayor porcentaje en los niveles altos utilizados tanto por parte del padre como de la madre en el estilo Castigo Corporal siendo la presentación más frecuente en el nivel alto en ambos casos y no se muestra una diferencia en el comportamiento de ambos padres reflejada en los valores de la prueba t de la tabla 5. Con efecto inexistente (d=.21).

Tabla 2 Comparación de grupos sobre Estilo de crianza Disciplina Inconsistente. 

Disiplina Inconsistente N Media Desviación estándar Error Estándar de Media
Madre 119 25.03 3.821 .350
Padre 96 25.16 3.714 .379
Madre/Padre t df sig Diferencia de Medias Diferencia de Error Estándar
-.254 205.73 .800 -.131 .516

Figura 3 Distribución de frecuencias del Estilo de Crianza, Pobre supervisión  

Tabla 3: Comparación de grupos del Estilo Pobre Supervisión con prueba t 

Pobre Supervición N Media Desviación estándar Error Estándar de Media
Madre 119 36.78 4.474 .410
Padre 96 25.16 3.714 .379
Madre/Padre t df sig Diferencia de Medias Diferencia de Error Estándar
-.254 205.73 .800 -.131 .516

Figura 4 Distribución de frecuencias del Estilo Crianza Positiva. Elaboración propia 

Tabla 4 Prueba t del Estilo Crianza Positiva entre Madres y Padres 

Crianza Positiva N Media Desviación estándar Error Estándar de Media
Madre 119 33.03 6.878 .630
Padre 96 30.23 8.975 .916
Madre/Padre t df sig Diferencia de Medias Diferencia de Error Estándar
2.522 174.75 .013 2.804 1.112

Figura 5 Distribución de frecuencias del Estilo Castigo Corporal 

Tabla 5 Prueba t del Estilo Castigo Corporal entre madres y padres 

Castigo Corporal N Media Desviación estándar Error Estándar de Media
Madre 119 12.75 2.450 .225
Padre 96 12.22 2.700 .276
Madre/Padre t df sig Diferencia de Medias Diferencia de Error Estándar
1.489 194.17 .138 .529 .355

Discusión

El presente estudio examina los Estilos de Crianza parentales en una muestra de niños de 8 a 12 años de Ciudad Juárez, Chih. Cada estilo parental de ambos grupos se exploró por separado y se comparó entre el grupo de padres y madres de los niños para dar cuenta de las semejanzas y diferencias de uso entre ambos padres.

En cuanto al uso del Estilo de Crianza Implicación Parental se observa que las mujeres se encuentran más implicadas en la crianza de sus hijos que los padres, con resultados semejantes que los reportados por Laible y Carlo (2004) y por Tur-Porcar et al. (2012), ellas tienen mayor presencia, cercanía e interés en la vida de sus hijos, sostienen charlas amistosas con sus hijos, los apoyan en actividades que son de su preferencia como deportes, música, juegan con ellos, conversan con ellos sobre sus gustos, escuela, sus amigos, se involucra en las actividades escolares y están al pendiente de lo que sucede en la escuela con sus hijos, le interesa que su hijo reporte como le va durante el día en la escuela, con sus amigos.

Se observa con claridad que los roles de género que han sido la constante en la población mexicana no se han transformado en su totalidad aún, sin embargo, se muestra una implicación alta en más de la media de la población de padres en la vida de sus hijos, lo cual muestra que va cambiando este Estilo de Crianza en ellos, pero no suficiente para estar a la par que la madre en la vida de sus hijos.

Aunque exista mayor implicación de parte de la madre, ésta no es tan alta en la mayoría de los casos manteniendo un nivel moderado en un porcentaje alto, datos que no difieren en los resultados que encontró Raya (2008), sin embargo estos hallazgos tienen semejanza con los del investigador en cuanto a lo referente a la disciplina muy relajada y/o la poca implicación en las tareas escolares, comparando con otros estudios, la agresividad se encuentre relacionada con los problemas de conducta de los niños en la escuela (Matalinares et al., 2010).

Respecto a la Disciplina, tanto el padre como la madre se muestran altamente inconsistentes en sus formas de disciplinar a sus hijos sin mostrar diferencias estadísticamente significativas entre ambos padres, descuidan cumplir las amenazas que les hacen a sus hijos por presentar conductas disruptivas, les levantan los castigos en menor tiempo del que fijaron ellos mismos, en ocasiones omiten castigarlos cuando se comportan inapropiadamente, castigan a sus hijos en función del estado de ánimo en el que se encuentren no en función de la magnitud de la conducta indeseable, los padres no muestran firmeza en su disciplina ya que el hijo los convence de suprimir el castigo, omiten el castigo si se encuentran cansados o lo hacen para no molestarse ellos mismos. Este tipo de comportamientos se presentan en ambos padres con altos niveles de frecuencia casi en el 90% de ambos grupos. Por lo tanto, es posible decir que la disciplina que ejercen sobre sus hijos es por demás inconsistente y laxa.

Se encontró que la Supervisión en ambos padres es estadísticamente semejante, mostrando que hay una gran ausencia de ella, con alta frecuencia descuidan lo que hacen los hijos, los lugares que frecuentan, las horas que permanecen afuera de casa y a la hora que regresan a ella, de quien se acompañan fuera del hogar, no tienen cuidado de acompañarlos cuando se encuentran los hijos en casa ni al salir a la calle de noche, presentan alto descuido respecto a los horarios de las actividades de sus hijos en la calle.

Los datos muestran que las madres utilizan significativamente una crianza más positiva que los padres, aunque no es mucha la distancia entre los métodos exhibidos en ambos, Las madres premian a los hijos con la misma regularidad que los padres, pero los halaban cuando se portan a su criterio bien más que ellos, ambos se muestran inconstantes en recalcar sus logros siendo más alto en el padre que en la madre, sin embargo las madres son más cariñosas con sus hijos que los padres cuando los niños muestran conductas aceptadas por ellos. La madre da mayor retroalimentación positiva sobre la realización de tareas domésticas que el padre, él ignora más al hijo cuando se comporta mal que ella, lo disciplina retirándole privilegios, gritándole su disgusto, no le da dinero o lo castiga con aislarlo en su habitación, en fin, su forma de criarlo si bien es positiva, utiliza métodos más severos que la madre para educarlo. Por su parte ella le explica con mayor calma que el padre lo que hace mal y utiliza los mismos métodos que el padre con menos medida que él, ya que más de la media de la población de madres utiliza formas positivas en su crianza. Estos datos no concuerdan con lo referido por Tur-Porcar et al. (2012) ya que ellas aseguran que las madres expresivas y cariñosas tienen efectos positivos respecto a la baja agresividad de los hijos, puesto que los niños del presente estudio son agresivos y tienen madres afectuosas y cariñosas con ellos.

Los padres se muestran muy inconsistentes en la educación de sus hijos, por una parte las madres son cariñosas y reforzadoras de las conductas consideradas adecuadas por ellas más que los padres y están más al pendiente de las actividades en casa, escuela y fuera de ella y por otra ni uno ni otro los supervisan cuando no están a la vista de ellos, no saben dónde andan, con quien andan, no importa si se alejan de su casa o están cerca de ella, no tienen cuidado de las hora de salida y llegada de los niños a la casa, ellas creen saber sobre sus hijos porque conversan con ellos y creen lo que les cuentan sobre sus amistades pero no los supervisan de cerca para constatar que sea verdad lo que les dicen, los dejan prácticamente hacer lo que los niños deciden y cuando ya las cosas se les salen de control entonces ambos, en un porcentaje altísimo quieren disciplinar a sus hijos aplicando castigo punitivo con muy altos niveles de violencia en sus métodos a través de golpes ya sea con la mano en el cuerpo y/o en las mejillas o utilizando cinturón o cualquier objeto que tengan a la mano para corregir contundentemente las conductas inadecuadas o inaceptables de sus hijos.

Tanto en este estudio como en el que realizó Raya (2008) las madres de familia se encuentran en su mayoría con un nivel de escolaridad un tanto bajo, ya que el mayor porcentaje de ellas estudió el nivel básico, coincidiendo en que no muestran gran capacidad para establecer límites a los hijos y una elevada carencia en el reparto de las tareas por parte del padre; Raya reportó que estas variables presentan una alta probabilidad de tener un hijo demasiado inquieto y con conductas delictivas; situación a resaltar dado que la población de este estudio son niños que ya presentan conductas agresivas en el ámbito escolar; expresado de igual manera por Tur-Porcar et al. (2012) al reconocer los efectos que causa la cultura y la clase social en el desarrollo de los hijos.

Es muy preocupante los resultados observados, tomando en cuenta que la población estudiada son niños agresivos con sus compañeros en la escuela, presencian situaciones violentas en su entorno familiar y ambos padres por una parte son altamente permisivos, descuidan en forma significativa la supervisión, inconsistentes y poco constantes en la disciplina que aplican a sus hijos, por otra parte, en ocasiones para disciplinarlos ejercen castigos punitivos. Este tipo de comportamiento genera independencia riesgosa en el niño, en un ambiente donde lo acechan los grupos delictivos para acogerlo y volverlo un delincuente; estas deducciones se basan en lo encontrado por Hoeve, Stams, van der Put, Dubas, van der Laan, y Gerris (2012) quienes al revisar 161 estudios sobre la relación existente entre parentalidad y delincuencia, mostraron una relación significativamente positiva entre los estilos negligente, hostil, permisivo y rechazante con el comportamiento delictivo de los hijos, estos mismos resultados los observaron anteriormente Mestre, Samper y Frías (2004) y Hagerich, Oman, Vesely, Aspy, y Tolma (2014).

La comunicación y el apoyo paterno se encuentra negativamente relacionada con la conducta delictiva de los hijos, apoyando los resultados de nuestro estudio donde la comunicación con los hijos no es adecuada ya que ésta solo se encuentra en una sola vía (del niño a la madre) y el apoyo está en función de permitirles realizar lo que el hijo decide sin la dirección ni supervisión continua tanto del padre como de la madre (Eichelsheim et al., 2010; Tur-Porcar et al., 2012).

Este análisis sugiere que al estudiar los Estilos de Crianza es necesario investigar por separado a los padres de las madres dado que los mismos estilos son utilizados en diferente forma, así como los niveles en que se utilizan en unos y otros, dependiendo del contexto donde se desenvuelva la vida de la familia, dada la cultura que impere en el contexto social donde vivan.

Conclusiones

Los padres utilizan todos los Estilos de Crianza en la formación de sus hijos, mostrando una Implicación Parental moderada con mayor presencia; altos niveles de Disciplina Inconsistente; muy Pobre Supervisión; Crianza Positiva entre mala y moderada y altos niveles de Castigo Corporal.

Las madres incluyen todos los Estilos de Crianza, ubicando su Implicación Parental entre moderada como el nivel más alto; altos niveles de Disciplina Inconsistente, así como falta de Supervisión; Crianza Positiva de moderada a buena, con mayor presencia en el término moderado y altos niveles en Castigo Corporal.

Al comparar los estilos se observan los mismos niveles de comportamiento en los estilos de Disciplina Inconsistente, Pobre Supervisión y Castigo Corporal tanto en el padre como en la madre; mientras que hay mayores porcentajes presentados por la madre en los estilos Implicación Parental y Crianza Positiva que en el padre.

Es posible concluir que es importante hablar de Estilos de Crianza parentales separando los estilos de los padres y de las madres, que al combinarse ofrecen unos datos mucho más ricos y diversos.

Limitaciones. En las escuelas donde se levantaron los datos se encontró como primera limitante la falta de disposición por parte de los padres para que su hijo participara en el estudio, otra fue, las autoridades de algunas instituciones no mostraron interés por participar dado su falta de sensibilidad ante los problemas de agresión de sus alumnos. En las escuelas se encontraron varios niños que a causa de su rezago en la lectura, no comprendieron el instrumento, por lo que se disminuyó el número de participantes por institución, no fue posible determinar si la crianza más compartida tendría como efecto en los hijos menor agresividad como lo refieren Brook, Zheng, Whiteman y Brook (2001) y Raya (2008), dada la falta de incorporación de datos en la investigación para llegar a esos resultados y una última limitación pero la más importante es la inseguridad que se vivía en toda la ciudad en el momento del estudio trayendo como resultado la desconfianza a quienes se acercaran a las escuelas, sin excluir a los estudiantes universitarios; por lo tanto, es deseable que se realicen estudios sobre esta línea para enriquecer el conocimiento sobre el fenómeno tratante en la población de nuestro contexto.

Este estudio proporciona datos muy relevantes sobre la vida que llevan los infantes en un gran porcentaje de la población de esta ciudad, pues las personas de nivel socioeconómico medio bajo y bajo es el grueso de la ciudadanía juarense, estos resultados proporcionan datos sobre los comportamientos de los padres respecto al cuidado de sus hijos dentro y fuera de su casa, lo cual es un referente importante dada la amplia población que vive en condiciones semejantes a las de los niños que participaron en el presente estudio, datos tan relevantes que son sustento para promover políticas a favor de elevar el cuidado físico y mental de la niñez en el Estado de Chihuahua, promoviendo la no violencia en los hogares, la convivencia sana y constante de los padres con su familia, y en especial en la localidad, siendo la ciudad con mayor población en el estado y una de las más grandes de la república mexicana. Es necesario promover que la niñez viva en entornos familiares más sanos emocionalmente para contar con un futuro más promisorio respecto a su salud mental.

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Recibido: 10 de Octubre de 2018; Aprobado: 30 de Octubre de 2019

*Autor por correspondencia: claudia.sanchez@uacj.mx

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