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Revista de psicología y ciencias del comportamiento de la Unidad Académica de Ciencias Jurídicas y Sociales

versión impresa ISSN 2007-1833

Rev. de psicol. y cienc. del comport. de la Unidad Académica de Cienc. Juríd. y Sociales vol.6 no.2 Tampico jul./dic. 2015

 

Editorial

El comportamiento de la ciencia

Oscar Eliezer Mendoza De Los Santos


La ciencia se nos presenta como vía idónea para estudiar y explicar la realidad. Las características del método científico, y de los conocimientos obtenidos a partir de él, ofrecen una posibilidad no asequible por otros medios, a saber: la posibilidad de una mayor certeza. Como Bunge (2004) plantea:

… no se ha hallado nunca un método más poderoso que el de la ciencia, y todo esfuerzo en tal sentido que se haya visto coronado por el éxito ha resultado ser un perfeccionamiento de método científico; en particular, los intentos de captar la realidad directamente, sin elaboración alguna (o sea, por percepción directa, por simpatía o por pura especulación), han fracaso sin excepción (pp. 27-28).

Ahora bien, quizá alguien podría preguntarse si una confianza excesiva en la ciencia pudiera convertirse en idolatría. Especulo que en un caso semejante terminaría demeritándose toda otra forma de conocimiento, teniéndose por válido y posible únicamente al conocimiento científico. Tal pregunta no resulta ser ociosa o impertinente y, de hecho, ejemplifica un conjunto de cuestiones que son de interés para el estudio histórico-psicosocial de la ciencia. Se verá que la idolatría -a la que he usado como ejemplo meramente incidental- comparte su génesis con otros fenómenos que, dados en torno y dentro del quehacer científico son, como se ejemplificará brevemente, fuente de trabas en el desarrollo de las sociedades y, dicho sea también, de la ciencia misma.

Si bien diversas cuestiones de índole lógica, epistemológica e incluso ética respecto a la ciencia han sido abordadas por la filosofía desde hace mucho tiempo, estas son, como lo señala Bunge (2004), aproximaciones meta-científicas, que estudian (al menos pretendidamente) de forma interna a la ciencia, con independencia de los factores históricos, sociales y psicológicos que influyen en el quehacer científico, quedando éstos como objetos de interés para el estudio externo de la ciencia por parte de disciplinas como la historia, la sociología y psicología de la ciencia.

Lo cierto es que una división entre el estudio interno y externo de la ciencia

-es decir, entre los aspectos de índole filosófica e histórico-psicosocial- debería ser rápidamente captada como contraproducente. En el ámbito de la sociología del conocimiento, por ejemplo, Olivé (1988) expone algunas de las principales problemáticas derivadas de las visiones estrechas del estudio sociológico del conocimiento que, o bien limitan a éste al mero estudio de las causas de las creencias falsas -como es el caso de los programas débiles de la sociología del conocimiento-, o bien, sugieren la posibilidad de estudio tanto de las creencias falsas, como las verdaderas y, por lo tanto, de la ciencia -como ocurre en los programas fuertes-, pero sin dejar patente cómo puede darse la conexión entre la teoría social y epistemológica, pudiendo por ello caer, si no se es lo suficientemente crítico, en posturas relativistas extremas respecto a conceptos como el de verdad o de objetividad.

El mismo Bunge (1966) hace notar lo marcadamente obtusos que resultarían los epistemólogos que dejaran de lado los conocimientos proporcionados por el estudio histórico, social y psicológico de la ciencia; pues, de hacerlo, estarían lejos de contribuir al desarrollo científico, cayendo en consideraciones sobre una ciencia inexistente: atemporal, inmutable, perfecta.

Pero, ¿qué ejemplos podemos proporcionar de problemáticas de genuino interés para el estudio histórico-psicosocial de la ciencia? ¿Y cómo es que el tratamiento de dichos problemas puede derivar en soluciones que beneficien a la sociedad en general y particularmente al sector científico? Sobre estas cuestiones se invita a reflexionar, por medio de dos breves ejemplos dados en las ciencias del comportamiento: por el lado del impacto social, el papel que el darwinismo social representó en la sociedad durante las primeras décadas del siglo XX en los Estados Unidos, y en lo referente al impacto sobre la ciencia misma, el problema de la inclinación hacia posturas posmodernas en áreas como la psicología, sociología, etc.

El darwinismo social resultó ser un esfuerzo, en gran parte infructífero, de aplicación de la teoría de la evolución darwiniana a la explicación de los problemas sociales, extrapolando conceptos claves como el de selección natural o supervivencia, al contexto de grupos sociales en vez de organismos (Timasheff, 1966). Como señala van den Berghe (1984), esta escuela de pensamiento social jugó un importante papel en la “explicación” (o más bien apología) de conductas racistas durante las primeras décadas del siglo XX, pues se consideraba que ciertas razas eran superiores, en términos evolutivos, que otras; esta situación terminó por modificarse ante el surgimiento de ideologías de relativismo cultural que buscaban dar explicaciones de la desigualdad social en términos de circunstancias sociales más que biológicas, situación que, como sigue señalando van den Berghe, a principios de la segunda mitad del siglo XX, volvió reestructurarse con la nuevas intrusiones de ideologías raciales en las ciencias sociales.

En lo referente a la inclinación hacia el posmodernismo en el ámbito de las ciencias sociales, podemos destacar que dicha postura se caracteriza, entre otras cosas, por una exaltación del irracionalismo, el relativismo extremo y la ira contra la razón y la ciencia (Valenzuela, 2002). Las implicaciones de estas posturas se vuelven patentes cuando a través de argumentos fundados en ellas, llega a cuestionarse la utilidad del método científico y, en casos extremos, llegar a la negación de la misma realidad. Una discusión clara y detallada sobre la crítica contra realismo, así como su defensa, puede encontrarse en Searle (1997); por otra parte, un buen ejemplo de crítica al método científico “tradicional” es la de Martínez (1997).

Las causas de los fenómenos anteriormente expuestos pueden rastrearse en las dimensiones sociales (ideológicas, políticas, etc.) e, incluso, sin temor a perder precisión, en factores individuales como la pereza intelectual, que, en el caso del posmodernismo, se enmascara detrás de una “sofisticación” del discurso y apelando a una supuesta verdad que es inaccesible a la ciencia y a la razón en general.

No pretendiendo abarcar en extenso todas estas cuestiones, invitamos, más bien, a reflexionar respecto a ellas y otras más. A considerarlas como problemáticas de legítimo interés cuyo tratamiento incide directamente en la estructura y proceso de la ciencia. Un ejemplo particular de los beneficios del estudio histórico para una disciplina puede encontrarse en Ribes (1990), quien expone la necesidad del análisis histórico y conceptual de la psicología para la reestructuración de la misma, partiendo de la clarificación de un aparato conceptual que es resultado de una herencia filosófica arcaica adoptada de forma acrítica por la ciencia del comportamiento. Así pues, lo que deseamos es exhortar a estudiar, si se nos permite la expresión un tanto alegórica, el comportamiento de la ciencia mediante la ciencia (sin obviar el quehacer filosófico), y encontrar ahí respuestas a problemas que, esperamos pueda notarse, producen un efecto insidioso, más o menos solapados bajo las corrientes de pensamiento científico contemporáneas. Queremos, por lo tanto, que la Revista de Psicología y Ciencias de Comportamiento sea también una plataforma para el tratamiento crítico de este tipo de cuestiones, un espacio para la reflexión, así como para la discusión productiva respecto a las distintas facetas de la ciencia del comportamiento.

REFERENCIAS

Bunge, M. (1966). La ciencia el método y su filosofía. Buenos Aires: Editorial Siglo XXI. [ Links ]

Bunge, M. (2004). La investigación científica. México: Editorial Siglo XXI. [ Links ]

Martínez, M. (1997). Comportamiento humano: nuevos métodos de investigación. México: Trillas. [ Links ]

Olivé, L. (1988) Conocimiento, sociedad y realidad: Problemas del análisis del conocimiento y el realismo científico. México: Fondo de Cultura Económica. [ Links ]

Ribes, E. (1990). Psicología general. México: Trillas . [ Links ]

Searle, J. (1997). La construcción de la realidad social. España: Paidós. [ Links ]

Timasheff, N. (1966). La teoría sociológica. México: Fondo de Cultura Económica. [ Links ]

Valenzuela, H. (2002). Neorromanticismo posmoderno o “Adiós a la Razón”. Los frutos amargos del relativismo a ultranza. Gazeta de Antropología, (18), 1-17. [ Links ]

Van den Berghe, P. (1984). El hombre en sociedad: Un enfoque biosocial. México: Fondo de Cultura Económica . [ Links ]

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