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Revista mexicana de ciencias forestales

Print version ISSN 2007-1132

Rev. mex. de cienc. forestales vol.12 n.63 México Jan./Feb. 2021  Epub Mar 26, 2021

https://doi.org/10.29298/rmcf.v12i63.813 

Artículo científico

Potencial de restauración de bosques de coníferas en zonas de movimiento de germoplasma en México

Andrés Flores1  * 

Martín Enrique Romero-Sánchez1 
http://orcid.org/0000-0002-1682-6603

Ramiro Pérez-Miranda1 

Tomás Pineda-Ojeda2 
http://orcid.org/0000-0002-5831-0138

Francisco Moreno-Sánchez1 
http://orcid.org/0000-0002-8213-9609

1Centro Nacional de Investigación Disciplinaria en Conservación y Mejoramiento de Ecosistemas Forestales. INIFAP. México.

2Campo Experimental Valle de México, CIR-Centro. INIFAP. México.


Resumen

La restauración de tierras forestales requiere datos relacionados con el número de plántulas producidas y el nivel de degradación del suelo. Los tomadores de decisiones necesitan saber cuáles son los esfuerzos del programa nacional de reforestación como impulsor de la restauración de ecosistemas en México. Para evaluar el potencial de restauración de los bosques de coníferas y reducir la degradación de tierra en Zonas de Movimiento de Germoplasma (ZMG), se compararon zonas prioritarias para la restauración con los esfuerzos de reforestación más efectivos: porcentaje de sobrevivencia de plántulas plantadas, número de viveros (N), unidades de producción de germoplasma (UPG) y bancos de germoplasma (BG); para ello, se usó la base de datos de la Conafor correspondiente al periodo de 2016 a 2018. Se determinó que 27 ZMG tenían tierras forestales como áreas prioritarias: 7 418 975.30 ha de baja producción y 9 389 577.70 ha de degradación media y baja. De acuerdo con las variables utilizadas en el análisis comparativo, se identificaron ocho ZMG (XII.4, XII.5, X.3, X.2, XII.1, V.3, XII.2 y XV.1) como zonas de mayor potencial para la restauración, debido a que sus áreas prioritarias podrían ser reforestadas totalmente con especies de Pinus y Abies.

Palabras clave Abies; Callitropsis; Conafor; degradación del suelo; Pinus; Taxodium

Abstract

Forest land restoration requires data related to the number of seedlings produced and the level of soil degradation. Decision makers need to know the efforts of the national reforestation program as a driver of ecosystem restoration in Mexico. To assess the restoration potential of conifer forests and reduce land degradation by Germplasm Movement Zones (GMZ), priority zones for restoration were compared with areas that possess most effective restoration efforts: survival rate of planted seedlings, number of nurseries (N), Germplasm Production Units (GPU) and Germplasm Banks (GB) with data from Conafor corresponding to the 2016-2018 period. It was found that 27 GMZ had 7 418 975.30 ha of low-production forest land as priority areas and 9 389 577.70 ha of forest land with medium and low degradation. According to the variables used in the comparative analysis, eight GMZ (XII.4, XII.5, X.3, X.2, XII.1, V.3, XII.2, and XV.1) were identified as restoration potential zones because their priority areas could be totally reforested by using Pinus and Abies species.

Key words Abies; Callitropsis; Conafor; soil degradation; Pinus; Taxodium

Introducción

Los ecosistemas terrestres proporcionan una gran cantidad de servicios ecosistémicos a la humanidad, como alimentos, forraje, fibra, combustible y productos forestales maderables. La demanda de productos y servicios de la tierra está degradando los ecosistemas. Alrededor de un tercio de la tierra cultivable del mundo es afectada por la degradación, que tiene como consecuencia el aumento del número de personas en situación de pobreza en los países en vías de desarrollo (Boer et al., 2017).

La degradación de los suelos es un grave problema a nivel mundial para muchas comunidades y se relaciona con la inseguridad alimentaria, la vulnerabilidad al cambio climático y la pobreza (Barbier y Hochard, 2016). Esta degradación se presenta en varias formas, incluidos el agotamiento de los nutrientes del suelo, la salinización, la contaminación agroquímica, la erosión del suelo, la degradación vegetativa (p. ej., deforestación) como resultado del sobrepastoreo y la tala de bosques para su empleo como tierras de cultivo (Scherr y Yadav, 2001).

La deforestación es un gran problema para los países en desarrollo ya que causa pérdida de la biodiversidad y favorece el aumento del efecto invernadero (Hein et al., 2018). La mayoría de las áreas deforestadas ocurren en las zonas templadas y subtropicales (Angelsen et al., 1999).

En todo el mundo, hay varias causas identificadas como los principales impulsores de la deforestación: expansión de tierras agrícolas, tala y obtención de leña, sobrepastoreo, incendios, minería, urbanización, conflictos bélicos y turismo (Chakravarty et al., 2012). Todas estas deben atenderse por cada país para disminuir sus impactos. La deforestación conlleva algunos problemas que afectan globalmente a los recursos naturales y a la población (Chakravarty et al., 2012): cambio climático, pérdida del suelo y de los recursos hídricos, inundaciones, disminución de la biodiversidad, pérdidas de hábitat económicas, además de consecuencias sociales. Existen algunas estrategias esenciales para reducir la deforestación, varían según la región y el tiempo (Hein et al., 2018).

En México, los bosques templados se extienden en un área de alrededor de 323 305 km2 (aproximadamente 17 % del país), proporcionan recursos maderables y no maderables, además albergan especies esenciales para su biodiversidad (Galicia et al., 2015). Sin embargo, estos ecosistemas se han reducido en casi 45 % del país, debido al aumento de la degradación de la tierra (Semarnat-Colegio de Postgraduados, 2002). Las proyecciones nacionales para las tasas de deforestación han variado de 260 000 a 1 600 000 ha año-1 en las últimas tres décadas, según el registro de estudios académicos e informes oficiales (Couturier et al., 2012).

Las principales causas de la deforestación en México son el cambio en el uso de la tierra para la agricultura (82 %), la tala ilegal (8 %), así como los incendios forestales y las enfermedades (6 %) (Goldstein et al., 2011). La respuesta del gobierno ha sido legislar y establecer programas de políticas públicas (Goldstein et al., 2011; Cotler et al., 2013), como las de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), programas de certificación forestal, esfuerzos de forestación y reforestación, la creación de áreas naturales protegidas y programas de pago por servicios ambientales. Sin embargo, algunos otros programas han favorecido o incentivado la deforestación, entre ellos: Procampo y Alianza para el Campo, ya que promueven las actividades agrícolas a costa de disminuir las áreas forestales (Schmook y Vance, 2009).

La Comisión Nacional Forestal de México (Conafor) estableció las Zonas de Movimiento de Germoplasma (ZMG), equivalentes a las zonas de semillas, definidas como áreas con características ecológicas y climáticas similares que albergan poblaciones con genotipos o fenotipos relativamente uniformes (Flores et al., 2014), para reducir el movimiento de germoplasma fuera de su distribución natural. Esta zonificación ayuda a incrementar el porcentaje de sobrevivencia de las plántulas establecidas en el campo, el cual es afectado cuando las especies se plantan fuera de su distribución local; por lo que presentan altas tasas de mortalidad, y una mala adaptación a diferentes condiciones de crecimiento (Rehfeldt et al., 2014). A pesar de que se han definido estas zonas, todavía hay un movimiento de germoplasma entre las ZMG que incide en el crecimiento de las plantas y su diversidad.

El programa de reforestación en México es una estrategia permanente para recuperar y aumentar las áreas forestales y reducir la degradación de las tierras forestales; por ejemplo, en 2020 se reforestaron 100 000 ha (FAO, 2020). Sin embargo, el principal problema es el bajo porcentaje de sobrevivencia de las plántulas (Burney et al., 2015) que está asociada a una mala calidad de las plántulas (Escobar-Alonso y Rodríguez, 2019). Los bajos porcentajes de sobrevivencia ocasionan que no se cumplan las metas de los trabajos de reforestación, los cuales buscan restaurar y conservar los bosques del país.

A pesar de los esfuerzos para restaurar los bosques, en ninguno se han considerado las zonas degradadas actuales; es decir, el nivel de degradación, ni el número de plántulas producidas en viveros por zona ecológica o ZMG. La primera es un área con formaciones amplias de vegetación natural, pero relativamente homogéneas, similares en fisonomía aunque no necesariamente idénticas (FAO, 2001). Para proponer una estrategia nacional de restauración, es necesario evaluar y utilizar esa información. Por lo tanto, el objetivo de esta investigación fue evaluar el potencial de restauración de los bosques de coníferas para reducir la degradación de la tierra por ZMG, mediante la comparación de áreas prioritarias para la restauración, con los esfuerzos de reforestación más efectivos.

Al respecto, se plantearon las siguientes preguntas: 1) ¿La cantidad de plántulas varía entre las especies de coníferas producidas en los viveros?; 2) ¿El deterioro de la tierra que alberga a las coníferas es diferente en las distintas zonas de producción y zonas de restauración por ZMG?; 3) ¿El porcentaje de sobrevivencia de las plántulas varía para las coníferas por ZMG?; y 4) ¿El potencial de restauración de las coníferas es diferente dentro de cada ZMG?

Esta información es esencial para planificar las acciones de reforestación que se deben iniciar para la restauración de áreas con problemas de degradación del suelo, mediante el uso de coníferas.

Materiales y Métodos

Se analizó el potencial de la restauración para reducir la degradación del suelo en las Zonas de Movimiento de Germoplasma (ZMG) de México (Conafor, 2016), con base en comparaciones entre áreas prioritarias (zonas de producción y zonas de restauración) con esfuerzos efectivos de reforestación (porcentaje de sobrevivencia de plántulas plantadas, número de viveros, unidades de producción de germoplasma y bancos de germoplasma).

Las zonas de producción son terrenos forestales que de acuerdo a la estructura y composición de la vegetación son objeto de aprovechamiento forestal (Semarnat, 2015); mientras que las zonas de restauración corresponden a las áreas forestales que presentan evidencias de degradación, con diferente grado de avance y que constituyen un riesgo debido a la pérdida del recurso forestal que pueden representar (Semarnat, 2015). Las unidades productoras de germoplasma son áreas establecidas en rodales naturales, plantaciones o viveros, con individuos pertenecientes a una especie forestal y seleccionados por su genotipo o fenotipo, que poseen bien identificada su procedencia; las cuales se usan para la producción de frutos, semillas o material vegetativo (Conafor, 2016).

A partir de los datos de la Conafor (2019a), se definieron los géneros y especies de coníferas más producidos, y sus valores medios de plántulas totales plantadas de 2016 a 2018. Esta base de datos tiene información de programas de reforestación y conservación a nivel nacional, que se utiliza anualmente para escribir los informes gubernamentales. Se eligieron los taxones de coníferas porque cubren la mayor parte de las ZMG y producen diferentes servicios para la población; por ejemplo, servicios ambientales, producción de madera (Díaz-Núñez et al., 2016) y almacenamiento de carbono orgánico (INECC, 2015).

Con base en la información del Inventario Nacional Forestal y de Suelos, correspondiente al período 2004 a 2007 (Conafor, 2017). Se estimaron las superficies de las zonas de producción y de restauración con los mapas de producción y restauración de la Conafor (2020). Esta institución clasificó seis tipos de productividad de tierras forestales: Terrenos forestales de alta producción (II.A); Terrenos forestales de mediana producción (II.B); Terrenos forestales de baja producción (II.C); Terrenos en zonas áridas (II.D); Terrenos para reforestación (II.E); y Terrenos para actividades forestales (II.F). Además de, cinco tipos de degradación del suelo: Tierras forestales con alta degradación del suelo (III.A); Tierras forestales con erosión severa (III.B); Tierras forestales con degradación media (III.C); Tierras forestales con baja degradación (III.D); y Tierras forestales degradadas con gestión para restauración (III.E). De ellas, se eligieron: II.C, y III.C y III.D como áreas prioritarias, porque podrían restaurarse en poco tiempo (Flores et al., 2019b).

Para evaluar los esfuerzos efectivos de reforestación en cada ZMG, se utilizó el porcentaje de sobrevivencia de las plántulas definido por la Conafor (2010); así como el número de viveros establecidos (N), Unidades de Producción de Germoplasma (UPG) definidas y los bancos de germoplasma (BG) instalados, según los registros de la Conafor. Se utilizó esta información porque en ella se apoya, directamente, la producción de plántulas de coníferas en el país. En cada ZMG, se estimó el área susceptible de reforestarse con 1 100 plantas ha-1, y el porcentaje medio de sobrevivencia a partir de sus porcentajes registrados (Conafor, 2010). Las ZMG con un alto porcentaje de sobrevivencia de plántulas plantadas y la mayor cantidad de N, UPG y BG se consideraron como las zonas con los esfuerzos de reforestación más efectivos.

Finalmente, se compararon las áreas prioritarias para la restauración con las zonas que poseían los esfuerzos de reforestación más efectivos, para definir las zonas con potencial de la restauración.

Resultados

Especies de coníferas y áreas prioritarias

Se determinó que Pinus, Abies Callitropsis, Cupressus y Taxodium fueron los principales géneros producidos en viveros del 2016 al 2018, particularmente Pinus con 21 especies; Abies, una, Callitropsis, una; Cupressus, una; y Taxodium, una. El género Pinus fue el más importante, porque tuvo 99.37 % (112 722 060 plántulas) de la producción total; seguido de Abies con 0.61 % (697 533 plántulas); Callitropsis, 0.01 % (11 667 plántulas plántulas); Taxodium, 0.01 % (8 000 plántulas); y Cupressus menos de 0.01 % (313 plántulas). Para los pinos, siete especies (Pinus cembroides Zucc., P. pseudostrobus Lindl., P. oocarpa Schiede ex Schltdl., P. devoniana Lindl., P. engelmannii Carrière, P. montezumae Lamb. y P. greggii Engelm.) sumaron 76.36 % de la producción total (Cuadro 1), y fueron los más utilizados en la reforestación de diversas áreas.

Cuadro 1 Plántulas de coníferas producidas en México en el periodo 2016 - 2018. 

Especies Producción de plántulas por año
2016 2017 2018 Media
Pinus cembroides Zucc. 21 255 465 22 517 497 18 855 651 20 876 203
P. pseudostrobus Lindl. 16 591 232 20 101 970 14 321 405 17 004 869
P. oocarpa Schiede ex Schltdl. 12 685 000 14 827 111 12 796 008 13 436 040
P. devoniana Lindl. 12 267 395 13 270 311 9 004 483 11 514 063
P. engelmannii Carrière 9 354 850 10 037 175 9 269 549 9 553 858
P. montezumae Lamb. 10 325 600 10 455 847 6 982 449 9 254 632
P. greggii Engelm. 8 677 500 8 863 885 7 600 432 8 380 605
P. hartwegii Lindl. 3 954 287 4 543 802 3 071 176 3 856 422
P. patula Schiede ex Schltdl. et Cham. 4 645 153 4 005 461 2 709 233 3 786 616
P. arizonica (Engelm.) Shaw 3 513 900 3 531 166 3 122 813 3 389 293
P. douglasiana Martínez 3 441 500 2 966 698 1 515 512 2 641 236
P. teocote Schiede ex Schltdl. et Cham. 2 529 590 2 148 060 1 741 061 2 139 571
P. ayacahuite Ehrenb. ex Schltdl. 2 124 447 2 253 893 1 961 985 2 113 442
P. leiophylla Schiede ex Schltdl. et Cham. 2 534 000 1 659 745 1 714 405 1 969 384
P. durangensis Martínez 1 543 750 1 789 974 1 286 617 1 540 114
Abies religiosa (Kunth) Schltdl. et Cham. 797 315 957 200 338 085 697 533
P. lawsonii Roezl ex Gordon 600 000 500 000 514 000 538 000
P. chiapensis (Martínez) Andresen 950 000 340 000 252 140 514 046
P. maximinoi H. E. Moore 300 000 0 150 000 150 000
P. jeffreyi Balf. 55 000 75 000 40 000 56 667
Callitropsis arizonica (Greene) D. P. Little 0 2 000 33 000 11 667
Taxodium mucronatum Ten. 10 000 10 000 4 000 8 000
P. maximartinezii Rzed. 0 0 15 000 5 000
P. quadrifolia Parl. ex Sudw. 6 000 0 0 2 000
Cupressus sempervirens L. 500 0 440 313
Total 118 172 484 124 856 795 97 299 444 113 442 908

Fuente: Conafor (2019a).

Se determinó que 27 zonas ZMG albergaban las especies producidas en viveros, además tenían menos áreas prioritarias II.C que III.C y III.D; específicamente, cuatro ZMG presentaban de 16 a 20 taxones, ocho de 11 a 15, cinco de seis a 10 y diez de uno a cinco (Cuadro 2). Seis zonas (III.1, III.2, III.4, III.3, XII.3, V.1) registraron 75.26 % de las áreas de Tierra Forestal con la producción más baja (5 583 604.98 ha); mientras que 21 zonas tenían apenas 24.74 % (1 835 370.32 ha). También, se obtuvieron cinco ZMG (III.1, III.2, IV.1, III.3, V.1) con 74.60 % de Tierras Forestales con degradación media y baja (7 004 954.96 ha), pero 22 zonas tenían solo 25.40 % (2 384 622.74 ha). Asimismo, dos zonas representaron 42.54 % del área total con II.C, III.C y III.D.

Cuadro 2 Especies y áreas prioritarias en México por ZMG. 

ZMG Especies Áreas prioritarias (ha)
(II.C) (III.C y III.D)
I.1 Pce, Pje, Pqu 116 107.41 86 110.66
I.2 Pce 196 881.36 43 588.40
III.1 Pce, Are, Car, Pay, Par, Pdo,
Pdu, Pen, Ple, Poo, Pps, Pte
1 768 847.03 2 327 879.91
III.2 Pce, Are, Car, Pay, Par, Pch,
Pde, Pdo, Pdu, Pen, Ple, Pma, Poo, Pps, Pte
1 388 616.84 1 665 144.76
III.3 Pce, Pay, Par, Pch, Pde, Pdo,
Pdu, Pen, Ple, Pma, Poo, Pps, Pqu, Pte
765 137.93 1 022 176.48
III.4 Pce, Pay, Par, Pde, Pdo, Pdu,
Pen, Ple, Pma, Pmm, Poo, Pps,
Pte
837 030.14 301 375.50
IV.1 Pce, Pde 77 513.00 1 252 324.67
V.1 Pce, Car, Par, Pen, Ple, Pqu,
Pte
222 136.23 737 429.14
V.2 Pce, Car, Par 113 026.44 390 801.00
V.3 Pce, Car, Pay, Par, Pch, Pde,
Pen, Pgr, Pha, Pmo, Poo, Ppa,
Pps, Pqu, Pte, Tmu
205 329.70 463 612.09
VIII.1 Pps, Tmu 133 563.38 288 376.53
VIII.3 Pps 9 713.93 111 754.80
VIII.4 Pte 977.06 8 735.48
IX.2 Pce, Pay, Pde, Pdu, Pte 95 816.63 71 800.57
X.1 Pce, Are, Pde, Pdo, Pdu, Pen,
Pha, Ple, Pma, Poo, Pps, Pte
145 822.67 203 923.04
X.2 Are, Pde, Pha, Pla, Ple, Pmo,
Poo, Ppa, Pps, Pte
133 071.64 13 881.94
X.3 Pce, Are, Pay, Pch, Pde, Pdo,
Pdu, Pgr, Pha, Pla, Ple, Pma,
Pmo, Poo, Ppa, Pps, Pte, Tmu
163 041.67 114 867.96
XII.1 Are, Pay, Pde, Pdo, Pen, Pha, Pla,
Ple, Pma, Pmo, Poo, Ppa, Pps
18 300.56 4 778.01
XII.2 Pay, Pch, Pde, Pdo, Pha, Pla,
Pma, Pmm, Poo, Pps, Pte
52 711.91 13 317.33
XII.3 Pce, Are, Cse, Pay, Pch, Pde,
Pdo, Pdu, Pgr, Pha, Pla, Ple,
Pma, Pmm, Pmo, Poo, Ppa,
Pps, Pte, Tmu
601 836.81 134 822.56
XII.4 Are, Pay, Pde, Pdo, Pen, Pha,
Pla, Ple, Pma, Pmm, Pmo,
Poo, Ppa, Pps, Pte
92 642.28 26 388.95
XII.5 Pce, Are, Pay, Pch, Pde, Pdo,
Pha, Pla, Ple, Pma, Pmm, Pmo,
Poo, Ppa, Pps, Pte
127 157.04 20 193.11
XIII.1 Poo, Pps 39 905.21 21 037.32
XIV.1 Pce, Pay, Pde, Pma, Pmo, Poo,
Pps, Pte
86 038.32 41 522.77
XIV.2 Pde, Pma, Pmm, Pmo, Poo,
Pps, Pte
8 724.39 10 468.94
XIV.3 Poo 2 100.00 138.17
XV.1 Pde, Pdo, Pma, Pmm, Poo, Pps, Pte, Tmu 16 925.72 13 127.61
Total 7 418 975.30 9 389 577.70

Fuente: Conafor (2020).

:Are = Abies religiosa, Car = Callitropsis arizonica, Cse = Cupressus sempervirens, Pay = Pinus ayacahuite, Par = P. arizonica, Pce = P. cembroides, Pch = P. chiapensis, Pde = P. devoniana, Pdo = P. douglasiana, Pdu = P. durangensis, Pen = P. engelmannii, Pgr = P. greggii, Pha = P. hartwegii, Pje = P. jeffreyi, Pla= P. lawsonii, Ple = P. leiophylla, Pma = P. maximinoi, Pmm = P. maximartinezii, Pmo = P. montezumae, Poo = P. oocarpa, Ppa = P. patula, Pps = P. pseudostrobus, Pqu = P. quadrifolia, Pte = P. teocote, Tmu = Taxodium mucronatum; II.C = Terrenos forestales de baja producción, III.C y III ;D = Tierras forestales con media y baja degradación.

Esfuerzos efectivos de reforestación

Para los porcentajes de sobrevivencia de plántulas por ZMG, se identificaron 10 zonas con valores de 60.38 a 74.95 %; ocho de 46.99 a 58.55 %; cinco de 34.81 a 37.55 %; y cuatro de 11.85 a 14.72 % (Figura 1).

Figura 1 Porcentajes de sobrevivencia (colores verdes) y viveros (círculos amarillos), unidades de producción de germoplasma (círculos azules) y bancos de germoplasma (círculos rosados) en las ZMG. 

Pinus oocarpa varió en todos los porcentajes de sobrevivencia, mientras que P. pseudostrobus y P. teocote fueron los pinos de mayor frecuencia con porcentajes de sobrevivencia más altos, medios y bajos; P. devoniana se presentó con mayor frecuencia en porcentajes altos y medios; en cambio, P. ayacahuite, P. cembroides, P. devoniana, P. douglasiana, P. durangensis, P. engelmannii, P. hartwegii, P. leiophylla, P. maximinoi tuvieron porcentajes medios; y P. cembroides, P. douglasiana registraron valores bajos.

Con respecto al número de viveros, una zona tuvo la mayoría de ellos (72), cinco presentaron una cantidad considerable (13 a 19), en 17 zonas tuvieron pocos (1 a 8) y en cuatro zonas no hubo (Cuadro 3). Para las UPG, a una zona le correspondió la mayoría de las unidades establecidas (14); mientras que, en 17 zonas se consignaron de una a seis; y nueve zonas sin UPG. Por otro lado, siete zonas tuvieron muy pocos BG (1 a 5) y 20 zonas carecieron de bancos de germoplasma (Figura 1, Cuadro 3).

Cuadro 3 Número de viveros, unidades productoras de germoplasma y bancos de germoplasma por ZMG. 

ZMG Viveros UPG BG
I.1 5 2 -
I.2 2 - -
III.1 5 3 -
III.2 5 6 -
III.3 15 6 1
III.4 7 3 -
IV.1 - - -
V.1 1 1 -
V.2 2 1 -
V.3 8 5 1
VIII.1 4 - -
VIII.3 - - -
VIII.4 - - -
IX.2 2 1 -
X.1 17 3 2
X.2 16 5 1
X.3 72 14 5
XII.1 1 - -
XII.2 1 2 -
XII.3 13 5 -
XII.4 7 4 -
XII.5 7 1 1
XIII.1 4 - -
XIV.1 19 3 -
XIV.2 - - -
XIV.3 2 - -
XV.1 8 3 -

UPG = Unidad Productora de Germoplasma; BG = Banco de Germoplasma.

Zonas con potencial de restauración

Ocho ZMG (XII.4, XII.5, X.3, X.2, XII.1, V.3, XII.2 y XV.1) se detectaron como zonas con potencial de restauración debido a que podrían ser totalmente reforestadas; de ellas la zona X.3 tuvo mayor número de viveros, UPG y BG. Además, una zona presentó áreas de baja producción (X.1) y otra con áreas de degradación media y baja (XII.3) que son susceptibles de restaurarse por completo. Cuatro zonas se consideraron con la capacidad de restaurar entre 18.14 y 29.15 % de sus áreas (XIV.2, XIV.1, III.3 y III.4), y en ellas existe un número significativo de viveros y UPG. En las zonas III.2, III.1 y IX.2 es factible restaurarse de 3.44 a 8.58 % por ciento de su área, debido a que en ellas se registraron los porcentajes de sobrevivencia más bajos, así como pocos viveros y BG. En las últimas 10 zonas, solo es posible restaurar menos de 3 % del área, ya que, desafortunadamente, tienen pocos viveros y UPG, sin BG.

Discusión

En la presente investigación se evaluó el potencial de algunas coníferas mexicanas para reducir la degradación de las tierras forestales en las ZMG, a través del programa de reforestación; con el fin de ser una base para la implementación de una estrategia de restauración para los bosques templados. Los resultados de este estudio mostraron que la cantidad de plántulas producidas en viveros, la degradación de la tierra y el porcentaje de sobrevivencia fueron diferentes para las coníferas seleccionadas, y su potencial de restauración varía entre las ZMG. En consecuencia, durante el proceso de reforestación en las ZMG, las especies estudiadas podrían restaurar muchas tierras forestales con degradación media (III.C) y baja (III.D).

Pinus, Abies, Callitropsis, Cupressus y Taxodium fueron los principales géneros utilizados en viveros y en programas de reforestación. Pinus fue el más producido durante el periodo de 2016 a 2018; mientras que las cifras más bajas le correspondieron a Taxodium; Abies, Cupressus y Callitropsis se produjeron poco. La cantidad de plántulas en viveros depende de la semilla disponible y recolectada en rodales de los estados (Conafor, 2019b).

Las especies de Pinus son las más distribuidas en el país, comparadas con otras coníferas (Farjon y Filer, 2013); por lo tanto, han sido las más usadas por los viveristas. Por ejemplo P. cembroides, P. oocarpa y P. pseudostrobus se distribuyen a lo largo de diferentes cadenas montañosas templadas como bosques puros de coníferas y mixtos (Rzedowski, 1979; Flores et al., 2011; Farjon y Filer, 2013; Flores et al., 2019a) y son los más utilizados para la producción de plántulas. Por otro lado, algunos pinos son muy importantes para la obtención de madera (Sánchez-González, 2008), la industria del aserradero y la producción de resina (Fuentes et al., 2006), así como para el establecimiento de plantaciones comerciales (López-Upton et al., 2005); por lo tanto, se cultivan bastante en viveros cada año.

La degradación de la tierra (II.C, y III.C y III.D) varió entre las ZMG y presentó diferentes especies de coníferas; es decir, la productividad de las tierras forestales en II.C registró menos área de degradación, con 24 especies (excepto P. jeffreyi), que los tipos de degradación del suelo III.C y III.D con 16 especies (Cupressus sempervirens, P. greggii, P. hartwegii, P. jeffreyi, P. lawsonii, P. maximartinezii, P. montezumae, P. patula, T. mucronatum estuvieron ausentes). Esto demostró que las áreas de II.C pueden restaurarse en poco tiempo, pero necesitan una gran inversión; por ejemplo, entre el período 2002 a 2007, casi 157 653 ha año-1 (27.85 % del área forestal nacional) fueron deforestadas en Chihuahua, Durango, Coahuila, Guerrero, Nuevo León, San Luis Potosí, Zacatecas y Tamaulipas (Masek et al., 2011), y se ha requerido de grandes inversiones para su restauración.

Los esfuerzos realizados para la implementación del programa de reforestación han sido significativos en las áreas de restauración, pero aún son insuficientes para algunos estados, a pesar de que se han desarrollado desde 1999 actividades de reforestación y mejora del suelo (Ceccon et al., 2015).

La tasa de reforestación en el país no es suficiente, se estima que para recuperar 43.5 millones de hectáreas de suelos degradados se deben reforestar 400 000 hectáreas por año e invertir alrededor de 68 millones de dólares estadounidenses, pero el gobierno mexicano reforesta solo alrededor de 193 000 hectáreas por año (Ceccon et al., 2015) e invierte 32 millones de dólares estadounidenses (Sánchez-Velásquez, 2009).

Los porcentajes de sobrevivencia de las coníferas evaluadas variaron entre las ZMG. La mayoría de las especies tuvieron diferentes valores de sobrevivencia; P. pseudostrobus y P. teocote fueron los de mayor frecuencia, con porcentajes de sobrevivencia más altos, medios y bajos. Esto muestra que las especies con altos porcentajes de sobrevivencia en el campo; por ejemplo, P. cembroides con 81 % (Gómez-Romero et al., 2012); P. pseudostrobus con 86 a 62 % (Gómez-Romero et al., 2013); P. devoniana con 71 % (Blanco-García et al., 2008) presentan una alta producción de plántulas en viveros, y podrían usarse durante los trabajos de restauración. Las especies con producción media o baja también tienen un porcentaje de sobrevivencia importante, como lo indican Gómez-Romero et al. (2012) para P. hartwegii (89 a 82 %) y P. devoniana (80 %).

En la selección de especies para la producción en vivero, se debe considerar que sean tolerantes al déficit hídrico o incluso a la sequía, como es el caso de P. cembroides, la cual es resistente a las condiciones adversas de precipitación, suelo, heladas, sequías y altas temperaturas as Flores et al., 2018; Gutiérrez-García et al., 2015); ya que debido al cambio climático, probablemente, experimenten condiciones más secas y estrés hídrico durante su crecimiento en campo. Además, los taxones elegidos deben tener la capacidad de crecer en sustratos que limiten su establecimiento, como ocurre con P. leiophylla; taxón, cuyas plántulas alcanzan una altura significativa cuando se producen sobre sustrato de botín de mina; mientras que, P. devoniana tiene un crecimiento apreciable (Osuna-Vallejo et al., 2017). Para las zonas erosionadas, la formación del suelo a través del uso de taxa de coníferas es otro aspecto que debe tenerse en cuenta para la selección de especies.

El potencial de restauración de las coníferas fue diferente dentro de las ZMG. Los resultados sugieren, claramente, que en un número relevante de zonas (ocho) podrían reforestarse sus áreas prioritarias, ya que tanto la producción de plántulas, como sus diferentes porcentajes de sobrevivencia, así lo indican. Al respecto, la cantidad de plántulas plantadas (1 100 plantas ha-1) con sus porcentajes de sobrevivencia en el campo son suficientes para cubrir esas zonas; aunque, apenas representan 8.80 % del total de las áreas II.C, III.C y III. D.

Pinus devoniana, P. oocarpa, P. pseudostrobus, P. halepensis, P. teocote, P. ayacahuite, P. douglasiana, P. lawsonii, P. maximinoi, P. montezumae, P. patula y A. religiosa fueron los taxones con mayor presencia en las ZMG.

La propuesta de un programa de restauración para áreas degradadas requiere de la definición de diferentes densidades y especies que lo apoyen; por ejemplo: P. pseudostrobus, P. engelmannii, P. montezumae, P. greggii, P. arizonica y P. durangensis se pueden utilizar en conjunto para restaurar las áreas III.C y III.D (Flores et al., 2019b).

La sobrevivencia de las plántulas es un factor importante por considerar cuando se realiza una reforestación. Para México, se estima que las áreas reforestadas alcanzan un promedio bajo (36 %) de sobrevivencia de plántulas (Wallace et al., 2015) o medio (50 %) (Burney et al., 2015), después de su primer año debido a la mala calidad de las plántulas y a la sequía. Por lo que, se sugiere utilizar plántulas de origen local en los proyectos de reforestación para aumentar el potencial de aclimatación (Sáenz-Romero y Guries, 2002) y reducir el riesgo de muerte por sequía.

La zona X.3 fue la más importante para el potencial de restauración, porque en ella existen muchos viveros, UPG y BG; esto muestra que X.3 tiene un buen esfuerzo del programa de reforestación (Flores et al., 2019b).

Para los propietarios de los bosques, las coníferas son árboles interesantes para utilizarlos en las áreas de reforestación; así, en la región que rodea la Reserva de la Biosfera de la Mariposa Monarca, su potencial de restauración ha sido un factor importante en la decisión de usarlas para reforestar parcelas agrícolas y bosques degradados (Honey-Rosés et al., 2018). Con el propósito de promover las prácticas de conservación del suelo con taxones de coníferas, el gobierno ha implementado el Programa de Restauración y Conservación de Suelos Forestales, con el cual se paga un subsidio a los propietarios de las tierras. Esta acción pretende reducir 45 % de la degradación de la tierra estimada para el país (Semarnat-Colegio de Postgraduados, 2002).

En las áreas de restauración es necesario aumentar los esfuerzos del programa de reforestación (viveros, UPG y BG), además es obligatorio evitar las fallas de restauración; es decir, la alta mortalidad inicial, crecimiento deficiente y susceptibilidad a estresores bióticos y abióticos, debido al mal uso de la fuente y la calidad genética del material de reproducción forestal (Godefroid et al., 2011). La atención adecuada a la calidad genética del germoplasma es importante para la restauración forestal que busca adaptar las especies arbóreas a las condiciones cambiantes (White et al., 2007).

Conclusiones

En las últimas décadas, la extensión de los bosques templados mexicanos se ha reducido debido al aumento de la degradación del suelo. El programa de reforestación es una estrategia constante para aumentar las áreas forestales y reducir la degradación de las tierras forestales con Pinus, Abies, Callitropsis, Cupressus y Taxodium. Pinus cembroides, P. pseudostrobus, P. oocarpa, P. devoniana, P. engelmannii, P. montezumae y P. greggii suman 76.36 % de la producción total en viveros durante el periodo analizado. Además, estos taxones se distribuyen en 27 ZMG, que tienen 7 418 975.30 ha de tierras forestales con baja producción (II.C) y 9 389 577.70 ha de tierras forestales con degradación media y baja (III.C y III.D).

En las ZMG, se identifican 10 zonas con valores más altos de porcentaje de sobrevivencia: ocho con valores medios, cinco con valores bajos y cuatro con valores más bajos. Con respecto al número de viveros, en una zona se presenta la mayoría de los viveros, en cinco hay una cantidad considerable, en 17 pocos y cuatro zonas sin este tipo de infraestructura.

Una zona tiene la mayor parte de las UPG establecidas, mientras que 17 zonas tienen pocas unidades y nueve zonas carecen de ellas. En siete zonas hay muy pocos BG y en 20 no existen. Ocho ZMG tienen potencial de restauración, ya que pueden reforestarse en su totalidad, pero solo en la zona X.3 existen más viveros, UPG y BG, en comparación con las otras.

Agradecimientos

Los autores agradecen a la Conafor por proporcionar los datos e información citada en el documento.

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Recibido: 06 de Diciembre de 2019; Aprobado: 30 de Octubre de 2020

*Autor por correspondencia; correo-e: flores.andres@inifap.gob.mx

Conflicto de intereses

Los autores declaran no tener conflicto de intereses.

Contribución por autor

Andrés Flores: planteamiento de la investigación, análisis de datos y redacción del manuscrito; Ramiro Pérez-Miranda: análisis de información geográfica; Martín Enrique Romero-Sánchez y Francisco Moreno-Sánchez: revisión y edición del documento; Tomás Pineda-Ojeda: supervisión de la investigación.

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