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Revista mexicana de ciencias forestales

versión impresa ISSN 2007-1132

Rev. mex. de cienc. forestales vol.5 no.23 México may./jun. 2014

 

Artículos

 

Procesos de deforestación y reducción de densidad del arbolado del parque nacional nevado de Toluca

 

Deforestation and tree density reduction of the Nevado de Toluca national park

 

Héctor Hugo Regil García1, Sergio Franco Maass2, José Antonio Benjamín Ordóñez Díaz3, Gabino Eufemio Nava Bernal2 y Carlos Mallén Rivera4

 

1 Programa de Doctorado en Ciencias Agropecuarias y Recursos Naturales, Universidad Autónoma del Estado de México. Correo-e: regil_ hh@yahoo.com.mx

2 Instituto de Ciencias Agropecuarias y Rurales, Universidad Autónoma del Estado de México.

3 Pronatura México A. C.

4 Dirección de Producción y Divulgación. INIFAP.

 

Fecha de recepción: 21 de marzo de 2013;
Fecha de aceptación: 10 de noviembre de 2013.

 

RESUMEN

Históricamente las áreas naturales de alta montaña en México han sufrido de presión a sus recursos naturales provocados por diversos factores como la extracción de recursos maderables y las plagas y enfermedades. Los intentos de zonificación resultan muy generalistas y se hace imposible hacer una evaluación de las transiciones menores de 10 años, debido a que los procesos necesarios para su evaluación suponen una elevada inversión en tiempo para tener un producto detallado y funcional. Para el Parque Nacional Nevado de Toluca se elaboró un mapa de ocupación del suelo para 2009 con una imagen SPOT basado en la categorización Cetenal de uso de suelo y vegetación escala 1:50 000 para 1972 y se contrastó con la más reciente actualización para el año 2000 como referencia. Se realizó una sobreposición de los mapas de ocupación del suelo para los años 2000 y 2009 para hacer la interpretación interactiva por sectores de las transiciones en el periodo de estudio. Así se obtuvieron las áreas en donde se ha verificado deterioro en terrenos forestales. Las áreas con mayor dinámica negativa son los bosques de pino, por efectos de deforestación y de pérdida de densidad del arbolado. Se calculó una tasa general de 35 ha año-1, contra solo 3 ha año-1 de bosques recuperados. Se concluye que el área natural protegida está sujeta a intensos procesos de tala selectiva de manera ilegal o por saneamiento.

Palabras clave: Deforestación, densidad del arbolado, fotointerpretación, ocupación del suelo, parque nacional, Sistemas de Información Geográfica.

 

ABSTRACT

Historically, the natural resources of the high mountain areas of Mexico have undergone pressures due to various factors such as timber extraction, pests and diseases. Zoning attempts have been very general, and it is impossible to assess the transitions that occur in periods of less than 10 years, because adequate assessment requires processes that involve a high time investment in order to obtain a highly detailed and functional product. A land cover map of the Nevado de Toluca National Park (PNNT) was made in 2009 with a SPOT image based on the land use categorization by Cetenal and on vegetation charts with a 1:50 000 scale for the year 1972. As a reference, this map was contrasted with the most recent update of this image, produced in the year 2000. The land cover maps for the years 2000 and 2009 were superimposed in order to carry out an interactive interpretation by sectors of the transitions that took place during the study period. This made it possible to estimate the areas in which the forest cover has suffered damaging processes. The areas with the most dynamic degradation were found to be the pine forests, where the damages were due to deforestation and loss of tree density. There is an overall deforestation rate of 35 has year-1, versus a mere 3 has year-1 of recovered forests. It was concluded that the protected area is subject to intense selective logging processes that occur illegally or for sanitation purposes.

Key words: Deforestation, tree density, photointerpretation, land use, National Park, Geographic Information Systems.

 

INTRODUCCIÓN

Mucho se ha discutido sobre la diferencia entre el término uso de suelo y el de la ocupación del suelo. Mientras la segunda se refiere a la naturaleza física de la superficie del terreno que puede ser identificada visualmente en campo o a través de medios de percepción remota; el "uso del suelo" expresa el aprovechamiento o los fines económicos de esas cubiertas (Meyer y Turner, 1994). Bocco et al. (2001) define como ocupación a la descripción de los objetos que se distribuyen sobre un territorio determinado. El uso, por su parte, se refiere a la actividad socioeconómica que se desarrolla (o desarrolló) en una ocupación. Este estudio se dirigió hacia el análisis de los cambios de ocupación del suelo, para lo cual es importante el entendimiento de dos conceptos básicos: el deterioro y la recuperación.

El deterioro es el conjunto de cambios en la constitución de la vegetación natural producidos por agentes destructores, y se clasifica en deforestación, que es la eliminación total de la vegetación y su reemplazo por otras formas de ocupación no forestales; la fragmentación o reducción de densidad, que se verifica cuando una parte de la vegetación original de una zona se retira; el disturbio, alteración que directa o indirectamente se ha provocado en la vegetación, además de por actividades humanas también por fenómenos naturales como incendios y plagas, entre otros factores (Semarnat, 2005).

La recuperación, por otro lado, es el conjunto de procesos mediante los cuales la cubierta vegetal tiene un cierto crecimiento en área o densidad. Incluye a la reforestación, introducción de la masa forestal con influencia antrópica en un terreno que ya poseía una ocupación forestal distinta, pero de manera natural; la regeneración es el proceso dinámico por el que nuevos individuos se incorporan a la población reproductora a medida que otros desaparecen, como consecuencia de la mortalidad natural o inducida.

El Parque Nacional Nevado de Toluca (PNNT) (Figura 1) es una de las áreas naturales protegidas (ANP) más significativas del Estado de México, pues es un reservorio valioso de elementos ecológicos. El aprovechamiento de los recursos forestales por parte de la población local, la extracción ilegal de madera y la proliferación y expansión de plagas y enfermedades han afectado mucho las condiciones del arbolado, lo que ha generado una falta total de arbolado o una severa reducción en la densidad de los bosques. Pese a la importancia del parque nacional como proveedor de servicios ambientales (Rodríguez y Franco, 2003), aún no existen trabajos que permitan dimensionar de manera detallada las implicaciones inherentes al detrimento en la calidad de los recursos forestales de la región, y puntualmente lo relativo a la pérdida de densidad del arbolado.

A este respecto, Franco et al. (2006) elaboraron, a la fecha, el análisis más cercano de la dinámica de disturbio-recuperación en el área de interés, basado en la clasificación Cetenal (1976), para finalizar con la sobreposición de los mapas de ocupación del suelo del Parque Nacional Nevado de Toluca de 1972 y 2000. Dichos autores observaron que los bosques de oyamel (Abies religiosa (Kunth) Schltdl. et Cham.) son los que se mantienen en buen estado de equilibrio y que los bosques de pino (Pinus spp.) presentan evidentes procesos de extracción selectiva, además de que la tasa general de deforestación durante el periodo 1972-2000 fue de 0.48 % anual. Sin embargo, en esta investigación se advirtieron algunas inconsistencias que pudieron sesgar los resultados, tales como la falta de control para detectar las áreas residuales inherentes al proceso de digitalización, reclasificación y sobreposición, que pudieron sobreestimar o subestimar las áreas con transición; otro ejemplo, fue el hecho de que, si bien se determinó la tasa de deforestación, el indicador más relevante para señalar algún tipo de dinámica interna significativa en los bosques es la pérdida o recuperación de densidad del arbolado, la cual no se estableció.

Los objetivos de este trabajo fueron, por una parte, mejorar la precisión en la generación de la cartografía de ocupación de suelo y en la determinación del cambio de la misma, así como recomendar un procedimiento ágil y preciso que permita la fácil replicación del estudio para subsecuentes periodos.

Adicionalmente, se zonificó la dinámica de la ocupación forestal del PNNT como base para definir las acciones tendientes a tener un mejor control, gestión y manejo del ANP.

 

MATERIALES Y MÉTODOS

Para el área de estudio, se elaboró un mapa de ocupación del suelo para 2009 a partir del mapa de 2000 elaborado por Franco et al. (2006), que reúne 125 categorías en formato vectorial y cuya área mínima cartografiable es de 800 m2. De la misma manera, se utilizó el mosaico de ortofotos 1:20 000 del Instituto de Investigación e Información Geográfica Estadística y Catastral del Estado de México (IIIGECEM, 2002) que dio origen al mapa del año 2000.

Con respecto a 2009, al no tener ortofotos actualizadas para la fecha que se requería cubrir, se optó por utilizar imágenes Spot 5, cuyas características de resolución espacial y claridad fueron compatibles para ser comparadas con las ortofotos de IIIGECEM.

Interpretación de cambios de ocupación

Para el presente estudio se elaboró el mapa de cambio de ocupación a partir de las transiciones detectadas al sobreponerse las ortofotos digitales y la imagen Spot, la edición se realizó sobre el mapa vectorial de ocupación del suelo 2000 en el programa Arc Gis mediante el siguiente procedimiento:

Sobreposición de materiales y edición. Se cargaron en el software Arcgis©; versión 9.3 (ESRI, 2008) tanto el mosaico de ortofotos para 2000 como el corte SPOT 2009, así como el mapa vectorial de ocupación del suelo 2000. Posteriormente, se habilitó una visualización de transparencia para los dos insumos de imagen, a fin de evidenciar las zonas en las que hubo una modificación en una fecha con respecto a otra; el área mínima cartografiable quedó delimitada 400 m2.

Así, el área de estudio se dividió en 17 sectores, y se verificó la continuidad de cada uno de los 3 986 polígonos que componen el mapa vectorial 2000. En el momento en el que se observaba un cambio de una imagen con respecto a otra, se seccionaba el polígono en el área en que se identificaba la transición; de esta forma se creaba un nuevo polígono cuya asignación en tabla se registró en una columna denominada "cambio"; después de un proceso de reclasificación, se daría origen al mapa de cambio de ocupación del suelo 2000-2009, y también, por otra recategorización, se generaría el mapa de ocupación del suelo 2000.

Validación del mapa de ocupación del suelo

Por lo general para los trabajos de cambio de ocupación del suelo es necesario realizar dos validaciones, una por cada fecha de estudio, para después pasar a una sobreposición a fin de obtener finalmente el mapa de cambio; sin embargo, para el presente trabajo el mapa creado fue el de transiciones entre dos fechas, y, en el entendido de que el mapa vectorial para el año 2000 había sido validado en el estudio de Franco et al. (2006), la validación ahora correspondía exclusivamente a lo detectado para cambios.

Como en el mapa 2000, el tamaño de muestra fue determinado según lo que señala Chuvieco (2002) con la siguiente ecuación:

n= (z2 s2)/ ((L2+ (s2 z2/ N))

Donde:

n = Tamaño de la muestra

L = Intervalo de error tolerable

z = Abscisa de la curva normal para un valor determinado de probabilidad

s2 = Varianza muestral

N = Tamaño de la población

Para calcular el tamaño de la muestra es necesario fijar un margen de error permitido (L), un intervalo de probabilidad (que define el valor z) y estimar la varianza muestral (s2). Así, al considerar que se quería estimar el error del mapa con una probabilidad de 95 %, y que los aciertos fueran de 85 %, y el máximo de error permitido se estableciera en un intervalo de ± 5 %, el número mínimo de muestras debía ser de 196.

Una vez determinado el tamaño de muestra, fue necesario precisar que los sitios en campo no correspondieran a ocupaciones, como tradicionalmente se hace para rectificar mapas de esta índole, sino que se buscarían las evidencias de transición que validaran la interpretación interactiva entre las dos fechas consideradas. Se muestreó un total de 198 polígonos de transición, de los cuales 189 fueron coincidentes y nueve no coincidieron con la transición registrada por percepción remota; uno en la zona norte del área conocida como Peña Ahumada, correspondiente a un informe de pérdida de densidad forestal; otro en la zona que divide la estructura de Peña Ahumada con el volcán, cercano a la comunidad de Buenavista, en donde se registra una pérdida total de arbolado, que se confirmó como inexistente al corroborar la información en campo; dos en la zona poniente de la estructura volcánica, correspondiente por pérdida de densidad en bosque de pino, sin encontrar evidencia de ésta dinámica en campo; otro en la zona sur-poniente de la estructura volcánica, en donde se registra la recuperación de densidad en bosque de oyamel, sin haber identificado en campo evidencia que corroborara éste hecho; dos en la zona nororiental de la estructura volcánica, en donde se verifican procesos de deforestación en bosques de aile, sin haberlo podido confirmar en campo tampoco y otro dos al sureste donde se advierte el cambio de bosques de pino a zonas agrícolas, sin haber corroborado también en campo la existencia de procesos de expansión de actividades económicas para obtener una confiabilidad de 95.4 %, lo cual excede el nivel mínimo de validación cartográfica de 80 %. Cabe mencionar que durante el trabajo de validación, se evaluó el estado de los territorios que suponían un proceso de transición, que, si se trataba de una sucesión natural propia de una dinámica normal del bosque sin inferir con esto un proceso de deterioro; por lo tanto, se desestimó ésta área de estudio como parte de la fenomenología buscada.

 

Matriz de transiciones

Después de agrupar las transiciones registradas en grupos que evidenciaran el estado de deterioro o conservación del área de interés, la manera más ágil de interpretar los resultados era vaciar la información generada en una matriz de transiciones.

Las matrices de transición se utilizan para analizar detalladamente la dinámica de cambio en la ocupación del suelo. Se describen como tablas con arreglos simétricos que contienen en uno de los ejes, las categorías de ocupación del suelo en el año base y en el otro eje, estas mismas categorías para el segundo tiempo (tiempo 0 y tiempo 1). Así, cada una de las celdas de la diagonal principal de la matriz representa la superficie (en ha) de cada categoría de ocupación del suelo que permaneció sin cambio alguno en el periodo considerado, mientras que el resto de las celdas estiman la superficie de una determinada ocupación del suelo que pasó a otra categoría (Dirzo y Masera, 1996).

Como resultado de la matriz de transición se obtiene la de probabilidad de transición, la cual señala en términos relativos (%) la posibilidad que tiene una categoría para mantener su ocupación o de tener un proceso de cambio al comparar la superficie original de la primera fecha con la producida para la nueva fecha con sus respectivas transiciones (Bocco et al., 2001).

Su expresión matemática es la siguiente:

Donde:

Pij= Probabilidad de transición

Sij= Superficie del elemento "ij”; de la matriz de transición de uso de suelo en la fecha 1 (f1)

Sj= Superficie de la clase de ocupación de Suelo "j" en la fecha 2 (f2)

Así, para cada categoría de ocupación de suelo "j", ∑Pij= 1

 

Reclasificación del mapa de cambio de ocupación del suelo

Después de haber realizado el proceso de asignación de zonas de transición, se procedió a reclasificar el mapa generado de cambio de uso de suelo según lo recomendado por Ordóñez y Martínez (2003), con el fin de delimitar los grupos de transiciones que representaban un proceso de deterioro o de recuperación.

De un total de 125 categorías por fecha, se redujeron a solo 36, en las cuales las clases forestales eran la prioridad, y se destacaron elementos como especie y densidad del arbolado, además de las correspondientes a pastizales, vegetación secundaria y desprovista de vegetación. La reclasificación se basó en el índice de abundancia-dominancia de Braun-Blanquet (Cetenal, 1976), que indica el grado de importancia de las especies que conforman una categoría y la determinan de manera estimativa en función del porcentaje de ocupación. Para aquellas que involucran cubierta forestal, las opciones de distribución consistieron en lo siguiente:

Bosque denso: aquellas superficies en las cuales el arbolado ocupa entre 80 y 100 %.

Bosque semidenso: aquellas superficies en las cuales el arbolado ocupa entre 50 y 80 %, y el resto de la proporción tenía una ocupación no forestal (pastizal, agrícola, matorrales, desprovista de vegetación)

Bosque mono específico fragmentado: Aquellas superficies en las que el arbolado tiene una ocupación secundaria de entre 20 y 50 %; aquí la mayor proporción de superficie es ocupada por una categoría no forestal (pastizal, agrícola, matorrales, suelo desnudo, antrópico).

Adicionalmente se tomaron en cuenta categorías complementarias como especies agrícolas, cuerpos de agua e intervención antrópica. El listado de categorías reclasificadas se presenta en el Cuadro 1.

 

Determinación de nivel de deterioro o recuperación

Al obtener una cartografía más manejable, se evidenciaron las principales transiciones en las cuales un cambio en la estructura forestal estaba presente; lo que restaba era evaluar el grado de perturbación o recuperación observado en el periodo de estudio, para lo cual se utilizaron los criterios propuestos por Franco et al. (2006).

El grado de perturbación o recuperación relativo a cada transición se determinó con base en el cambio de densidad de las distintas ocupaciones forestales. Cabe mencionar que los términos "Deterioro" y "Recuperación" son relativos exclusivamente a la dinámica de densidad forestal y no incluyen rubros como plagas, enfermedades o incendios en dichas superficies. La Figura 2 resume la dinámica de deterioro-recuperación planteada.

Se definió el grado de deterioro o recuperación del arbolado por el cambio sufrido por alguna de las ocupaciones (Figura 2). Por ejemplo, si se pasó de un bosque denso (1) a un bosque semidenso (2), de un bosque semidenso (2) a un bosque fragmentado (3) o de un bosque fragmentado (3) a una ocupación no forestal (4), se denominó como "deterioro moderado". Por otra parte, si se pasó directamente de un bosque denso (1) a un bosque fragmentado (3) o de un bosque semidenso (2) a otras ocupaciones no forestales (4), se consideró como un "deterioro fuerte". Finalmente, si se pasó directamente de un bosque denso (1) a otras ocupaciones no forestales (4), se asumió que se trataba de un "deterioro grave". Del mismo modo, se manejó el criterio en el sentido inverso, es decir, de la recuperación forestal, siendo sus parámetros de calificación "recuperación alta", "recuperación media" y "recuperación baja".

 

Tasas de deforestación y de disminución de densidad forestal

Como dato complementario, se decidió obtener la tasa de deforestación global, con lo que se determinó la pérdida total de bosque en porcentaje.

La ecuación usada es:

K = Ln (S2009 /S2000)/ t

Donde:

S2009 = Superficie forestal tiempo 1

S2000 = Superficie forestal tiempo 2

t = Diferencia de tiempo en años

K =Tasa de deforestación anual

Ln= Logaritmo natural (Rosete, 1997)

 

RESULTADOS Y DISCUSIÓN

Los cambios de ocupación de suelo

Como resultado de la interpretación interactiva de transiciones, se obtuvieron dos productos: el mapa de ocupación del suelo para el año 2009 y el de cambio del mismo concepto para el periodo 2000-2009, producto principal del trabajo de investigación.

Para el análisis de los cambios de uso de suelo que implicaban una evidencia de deterioro o recuperación del arbolado, se agruparon las clases en categorías por densidad. Así, de las 125 categorías de ocupación de suelo, resultaron 18 por fecha, lo que agilizó su interpretación.

Matriz de transición

Como resultado del vaciado de la información obtenido del proceso de interpretación de los cambios de ocupación del suelo para el periodo de estudio, se obtuvo una matriz de transición que explica con detalle las dinámicas de cambio suscitadas en el periodo de estudio (Cuadro 2).

En el Cuadro 2 se observa que de las casi 54 000 ha que conforman el PNNT, en 884 ha se produjo algún tipo de transición, en la que los cambios más significativos se describen a continuación:

Ocupación agrícola. Se modificó la ocupación en 68 ha que originalmente eran agrícolas. Los principales cambios indican que para 2009, 8.5 ha presentan una rasgos antrópicos y 52 ha vegetación secundaria, lo que hace evidente un abandono de tierras de cultivo, que bien puede obedecer a un detrimento en su productividad.

Bosques de cedro. Reconocidos como bosques introducidos producto de reforestaciones en décadas pasadas, indican (Figura 2) una ocupación estable, pues en muy poca superficie aparecen procesos tanto de recuperación como de deterioro, lo cual es entendible por su reducida superficie representada en el área de estudio.

Bosques de latifoliadas. En estas ocupaciones de suelo (encino y/o aile), casi en su totalidad registraron procesos de deterioro forestal. En el caso de los bosques densos de latifoliadas, de las casi 30 ha de transición, las más impactantes fueron hacia bosques fragmentados (14.8 ha), entre lo que destacan los procesos de extracción intensiva. Por otra parte, para los bosques semidensos, de las casi 64 ha de este tipo, las más sobresalientes son hacia bosques fragmentados en casi 34 ha y las 16 ha hacia vegetación secundaria, lo que sugiere procesos de tala selectiva. Por último, para los bosques fragmentados, de las casi 33 ha de transición, las más sobresalientes van dirigidas hacia una pérdida total del arbolado, pues más de 10 ha ahora están ocupadas por pastizales y casi 14 ha por vegetación secundaria.

Bosques de oyamel. Para estos bosques, la tendencia también parece dirigida hacia procesos de deterioro. En bosques densos aparecieron transiciones en 84 ha, en las que la más acentuada correspondió hacia los bosques semidensos por casi 44 ha, lo cual supone procesos de extracción selectiva, aunque también son dignas de mención las que pasaron hacia bosques fragmentados y vegetación secundaria con 16 y 13 ha, respectivamente. En bosques semidensos hubo cambios en 47 ha, de los cuales destacan los dirigidos hacia vegetación secundaria con casi 21 ha, seguido de los cambios hacia bosques fragmentados con 17 ha, en donde se advierte la misma tendencia que en bosques densos. Para estos últimos hubo cambios en 78 ha, manifiestos en una evidente transición hacia la vegetación secundaria con casi 71 ha, lo cual es comprensible dado el grado de disturbio del que se parte.

Bosques de pino. Los bosques de pino representan las ocupaciones en las que se han verificado los más numerosos procesos de transición negativa debido a que las especies de estas comunidades están expuestas a más factores de disturbio. De los bosques densos, en 100 ha hubo una transición hacia bosques semidensos; esta dinámica es atribuible a una tala selectiva recurrente y, quizás, a los efectos que han tenido las plagas y enfermedades en grandes extensiones de arbolado, lo cual sugiere aplicar acciones de saneamiento forestal por derribo. En los bosques originalmente semidensos, se presentó la dinámica de transiciones más activa (en 157 ha), en la que la dirigida hacia bosques fragmentados fue la de mayor extensión, con 131 ha, lo cual refleja procesos de reducción de densidad forestal. Finalmente, para bosques fragmentados de origen se registraron 80 ha de transición, dirigidas hacia una nueva área no forestal, de ocupación agrícola, pastizales, vegetación secundaria o desprovista de vegetación.

 

Matriz de probabilidad de transición.

A partir de la matriz de transición, se elaboró una matriz de probabilidad de transición para determinar la posibilidad que presenta cada tipo de ocupación para preservar su estado actual (Cuadro 3).

Como se puede apreciar en el Cuadro 3, a partir de la probabilidad de transición para un periodo de 9 años, parece haber una estabilidad en el área de estudio, lo cual es comprensible dado el lapso relativamente corto, si se observa que los valores de la diagonal en la matriz son próximos a 1.00. A pesar de ello, se encontraron valores menores a 0.95 que representan un grupo de transiciones más dinámicas que el resto.

Los datos indican que los bosques latifoliados fragmentados tienen una probabilidad de estabilidad de 92 %, pero es posible que dicha ocupación presente una transición hacia pastizales o vegetación secundaria en 3 % cada una; en los bosques latifoliados semidensos hay una probabilidad de estabilidad de 94 %, aunque existe otra de 3 % de que haya transición hacia un bosque fragmentado; en los oyametales fragmentados, la probabilidad de mantenerse en esa categoría es de 93 %; sin embargo, existe 6 % de posibilidad de que pase a una ocupación de vegetación secundaria; finalmente, este tipo de vegetación ubicada fuera de los macizos forestales, presentan una posibilidad de conversión en terrenos agrícolas en 6 %. Las probabilidades de transición más importantes se ubican en ocupaciones sujetas a procesos de deterioro y a las oportunidades de conversión que están asociadas a los propietarios de dichas áreas (Ordóñez y Martínez, 2003).

 

Procesos de deterioro-recuperación forestal

En general, se estimó que 884.61 ha (1.64 % del total del parque) presentan algún proceso de transición. De esa superficie, 698.32 ha muestran procesos de deterioro forestal, 28.9 ha de recuperación y 136.97 ha cambios en los cuales no está involucrada una ocupación forestal.

Con la información arriba mencionada, se generó la cartografía de perturbación correspondiente para las principales especies forestales. Para efectos de visualización cartográfica, se omitieron las categorías de recuperación en función de la poca representatividad de su extensión. La Figura 3 presenta el mapa de procesos de deterioro en bosques de pino.

En los bosques de pino se registraron: a) procesos de deterioro en 374.3 ha, b) deterioro de tipo moderado en 309.1 ha, en las que se advierten, principalmente, dichos cambios en la zona del cono volcánico, de los 3 200 a los 3 800 m de altitud principalmente hacia el poniente, donde el acceso por caminos es mayor, lo cual es indicativo de una extracción selectiva y sistemática, que ocurre ya sea de manera ilegal o derivada de procesos de saneamiento por plagas y enfermedades. El deterioro medio (49 ha) y alto (16 ha) se distribuyen en zonas contiguas a las de deterioro moderado. Se registraron 4 ha de recuperación moderada, producto de la regeneración natural o bien por el cercado de algunas áreas.

En los bosques de oyamel, la dinámica de perturbación-recuperación del arbolado resultó muy diferente (Figura 4).

Los procesos de deterioro en el bosque de oyamel resultaron tener mucha menor extensión que los de pino, a pesar de que es la ocupación con mayor extensión dentro del PNNT. Las transiciones que suponen un proceso de deterioro suman 205.3 ha, de las cuales a las de deterioro moderado corresponden las de mayor extensión con 133 ha; en ella se diferencian dos áreas principales con una extensión considerable al suroeste del cono volcánico y al suroeste de la estructura volcánica de Peña Ahumada, que reflejan actividades de extracción selectiva. Por otra parte, las zonas de deterioro medio (26 ha) y alto (46 ha) se distribuyen en pequeños manchones, principalmente en los bordes de las poligonales. Cabe mencionar que se encontraron 9 ha con recuperación moderada, que representan dinámicas de regeneración natural.

Finalmente, los bosques de latifoliadas, que incluyen al encino (Quercus laurina Humb. et Bonpl.) y al aile (Alnus jorullensis HBK.), mostraron deterioro exclusivamente hacia la zona oriental del cono volcánico (Figura 5).

Los procesos de deterioro en bosques de latifoliadas cubrieron 107 ha, de las cuales los de tipo medio (48 ha) y moderado (51 ha) ocupan la mayor parte en este rubro; los deterioros altos (de pérdida total) se dieron en 9 ha. A pesar de la limitada extensión de estas ocupaciones, los procesos de deterioro son dinámicos debido al valor comercial de las especies, pero, en contraste, su capacidad de regeneración ha provocado una recuperación en 14 ha.

Deforestación y pérdida de densidad forestal

Después de haber analizado la dinámica de perturbación-recuperación, resultó que de los procesos de deterioro forestal, 380.6 ha (55.5 %) representan pérdida de densidad y en 317.72 ha (45.5 %) se observan procesos de deforestación.

La tasa de deforestación para el periodo estudiado es de 35 ha año-1, lo que contrasta con la tasa de reforestación que asciende apenas a 3.01 ha año-1.

En el Cuadro 4 se muestra la proporción de bosques deforestados por especie.

Como se puede observar en el Cuadro 4, los bosques de oyamel son los que mayor superficie forestal han perdido aún por encima de los pinares, derivado de procesos de deforestación. En cuanto a la proporción perdida respecto a la ocupación en 2000, resulta claro que los bosques con mayor presión son los de latifoliadas, ya que en 9 años su superficie original se redujo 3.15 %, en particular en la zona oriente del PNNT, donde la cercanía de las poblaciones humanas a los recursos maderables ha propiciado una explotación extendida de esta materia prima por su uso como combustible (carbón).

 

Los bosques que han disminuido su densidad de arbolado ordenan en el Cuadro 5.

La dinámica de deforestación es muy diferente a la de disminución de densidad del arbolado. Si bien la primera para bosques de pino y oyamel cubre una extensión similar, en cuanto a la disminución parcial del arbolado, los bosques de pino triplican la superficie afectada con relación a los de oyamel, situación que corrobora una intensa presión por tala selectiva de manera ilegal o por saneamiento, misma que no se detecta por métodos tradicionales de percepción remota. Los numerosos caminos y veredas improvisadas han facilitado el transporte de los productos extraídos.

 

CONCLUSIONES

Los bosques de pino son las ocupaciones en donde hay un mayor dinamismo en los procesos de perturbación, lo que se refleja en una marcada deforestación; su manifestación principal se observa en la disminución de la densidad forestal, pues presenta más del triple de la superficie afectada en comparación con los bosques de oyamel. Esto puede ser producto de una compleja organización de extracción selectiva de manera ilegal, como históricamente ha sucedido en el Parque Nacional Nevado de Toluca.

La adecuación de las técnicas de fotointerpretación bajo un ambiente vectorial cuidadosamente controlado permitieron la generación de información geográfica muy precisa, que es ideal para evaluar la dinámica de cambios y el grado de perturbación de los bosques incluso en periodos menores a 10 años; esto es una ventaja comparativa frente a otras técnicas de percepción remota como la clasificación de imágenes de satélite que suelen crear sesgos importantes en sus resultados por problemas de resolución espacial o espectral, lo que imposibilita la creación de cartografía de transición en periodos cortos y con precisión alta. En este sentido, se lograron identificar con nivel alto de detalle los problemas de deforestación y de pérdida de densidad del arbolado como insumo fundamental para plantear alternativas de gestión, conservación y recuperación de los recursos naturales de esta importante área natural protegida.

 

REFERENCIAS

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