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Revista mexicana de ciencias forestales

versão impressa ISSN 2007-1132

Rev. mex. de cienc. forestales vol.5 no.22 México Mar./Abr. 2014

 

Artículos

 

Evaluación de dos módulos agroforestales con "cultivo en callejones" en la sierra purépecha, Michoacán

 

Assessment of two agroforestry modules with "alley cropping" in the purepecha sierra of Michoacan

 

H. Jesús Muñoz Flores1, J. Jesús García Magaña2, Gabriela Orozco Gutiérrez1, Víctor Manuel Coria Ávalos1 y Ángel Martínez Cruz2

 

1 CE. Uruapan, CIR-Pacífico Centro, INIFAP. Correo-e: munoz.hipolitojesus@inifap.gob.mx

2 Facultad de Agrobiología. Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.

 

Fecha de recepción: 14 de abril de 2011;
Fecha de aceptación: 11 de abril de 2012

 

RESUMEN

En Michoacán, un millón de hectáreas se dedican a cultivos de baja productividad que además degradan el suelo y registran poca rentabilidad. Se estima que dos millones de hectáreas son susceptibles de recuperarse mediante reforestaciones y plantaciones comerciales. El objetivo del presente trabajo fue evaluar los componentes tanto agrícolas como forestales en dos módulos establecidos con la modalidad de cultivo en callejones: uno en la comunidad indígena de San Lorenzo, Uruapan (1996), y otro en Cheranástico, Paracho (1999). El primero, a 11 años de su implementación no mostró diferencias importantes entre los espaciamientos, de acuerdo con los parámetros dasométricos evaluados (altura total, diámetro normal, volumen, supervivencia, sanidad y vigor) y la avena tuvo un rendimiento en 1999 de 6.5 t ha-1 de peso verde y durante el ciclo 2000, de 2.8 t ha-1, lo que se atribuye al crecimiento de las ramas que redujeron el área adecuada para su desarrollo, por el efecto de la sombra. El segundo, a ocho años de su instauración, tuvo variaciones significativas respecto al diámetro normal con espaciamiento 2.5 x 4.0 m. y Pinus greggii presentó mayor crecimiento diamétrico en esta configuración. Se concluye que el espaciamiento óptimo para el establecimiento de plantaciones agroforestales en la Sierra Purépecha es de 2.5 x 4.0 m, y al utilizarlo en callejones es posible obtener una producción mixta.

Palabras clave: Avena, cultivo en callejones, espaciamiento, sistemas agroforestales, Pinus greggii Engelm. ex Parl., Pinus pseudostrobus Lindl.

 

ABSTRACT

In Michoacan, a million hectares are devoted to low productivity crops which, besides, degrade the soil and have a low profitability. Two million hectares are estimated to be likely to recover through reforestation and commercial plantations. The purpose of this paper was to assess the agricultural and forestry components in two modules established as alley cropping: one in the indigenous community of San Lorenzo, Uruapan (1996) and one in Cheranástico, Paracho (1999). The former did not show significant differences between spacings 11 years after its implementation, according to the assessed dasometric parameters (total height, normal diameter, volume, survival, health and vigor). In 1999 oats had a yield of 6.5 t ha-1 of green weight, and during the 2000 cycle, of 2.8 t ha-1; this can be attributed to the growth of branches that reduced the adequate area for this crop's development, due to the shade effect. The latter module showed significant variations as to the normal diameter with a spacing of 2.5 x 4.0 m after eight years of established; this configuration allows a larger diametric growth of P. greggii. We conclude that the optimal spacing for the establishment of agroforestry plantations in the Purepecha Sierra is 2.5 x 4.0 m, and by using it in alley croppings, it is possible to obtain a combined yield.

Key words: Oats, alley cropping, spacing, agroforestry systems, Pinus greggii Engelm. ex Parl., Pinus pseudostrobus Lindl.

 

INTRODUCCIÓN

El estado de Michoacán ocupa el primer lugar a nivel nacional en cuanto a producción de resina, el tercero en riqueza forestal de clima templado y el quinto en biodiversidad; sin embargo, también es sujeto de la tasa de deforestación más alta, lo que repercute en la fragmentación del hábitat de taxa importantes (Sáenz et al., 2002). Durante el periodo comprendido entre 1981 y 1998 se cuantificaron 5 079 039 ha con problemas de degradación edáfica, atribuidos principalmente a la pérdida de la masa arbórea (28.5 %) y al cambio de uso del suelo (28.5 %); asimismo, la superficie de bosques, cuerpos de agua y matorrales disminuyeron 13.6 %, 18.9 % y 34.5 %, respectivamente; en contraparte, la extensión dedicada a la agricultura de temporal aumentó 10.4 % y la de riego, 16.9 %. Esta problemática fundamenta la urgente necesidad de implementar acciones que contribuyan a disminuir su impacto ecológico, una opción viable son los sistemas agroforestales que permiten diversificar la producción, descender las tasas de erosión, recuperar la inversión a corto y mediano plazo, y reconvertir terrenos abandonados o utilizados con cultivos de baja productividad (Sáenz et al., 2001).

La agroforestería es un nombre colectivo para las prácticas que integran el establecimiento de árboles perennes en asociación con siembras agrícolas o actividades pecuarias, en combinaciones espaciales o temporales; lo que favorece las interacciones ecológicas y económicas entre los componentes maderables y no leñosos (Lundgren, 1987); para que la yuxtaposición de estos sea benéfica debe haber resultados provechosos en todo el sistema, ya que los efectos pueden ser tanto positivos como negativos. Se considera que se relacionan de manera complementaria si la presencia de un componente aumenta el rendimiento de otro; neutral, si no se registran consecuencias; y competitiva, si la presencia de uno reduce la productividad del otro; el objetivo de este método es identificar las interacciones favorecedoras para maximizarlas.

Los callejones son una modalidad que consiste en establecer filas de árboles en asociación con especies agrícolas. El concepto se creó para evitar la disminución de la fertilidad del suelo, típica de la agricultura migratoria y que se ha resuelto tradicionalmente con prácticas de barbecho; de esta manera se toma en cuenta el área y en forma simultánea el crecimiento del árbol (Torquebiau, 1997). En el presente trabajo se tiene como premisa que dicha técnica contribuye a controlar la pérdida de suelo y a mantener sus propiedades físicas, además de permitir la producción simultánea de madera y alimento de temporal; el objetivo fue evaluar los componentes agrícolas y forestales en dos módulos de callejones establecidos en dos localidades de la Sierra Purépecha, Michoacán.

 

MATERIALES Y MÉTODOS

En los sitios estudiados se plantaron árboles en asociación con especies agrícolas y forrajeras anuales en terrenos de temporal, como alternativa para la recuperación del suelo. El primero se estableció en 1996, al este de la comunidad indígena de San Lorenzo, Uruapan; y el segundo en 1999, en Cheranástico, Paracho (Cuadro 1).

De acuerdo con la clasificación de Köppen modificada por García (1973) en la comunidad de San Lorenzo, el clima es C (w2) b (e) g, que corresponde al templado con verano largo y fresco, el más húmedo de los subhúmedos, con régimen de lluvias en verano y sequía interestival, temperatura media anual de 15 °C, precipitación promedio anual de 1 600 mm. En la comunidad de Cheranástico, el clima es C (w2) b (i) g, templado con lluvias en verano, temperatura media anual de 14 °C, precipitación promedio anual de 1 650 mm (Muñoz et al., 2012).

En ambos lugares, los suelos son del tipo Andosol, de color negro y pardo rojizo, muy ligeros, con espacios porosos muy abundantes; caracterizados en su porción mineral por alófanos, materiales amorfos de alta capacidad de intercambio catiónico y alta retención de fósforo, baja saturación de bases, con un contenido moderado de calcio, sodio y magnesio y alto en potasio; la textura dominante es de migajón y arcillosa, por lo que tienen permeabilidad media y drenaje moderado (Detenal, 1974). En el área circundante, la vegetación predominante es bosque natural de pino - encino, en el que prodominan las especies: Pinus leiophylla Schiede et Deppe, Pinus devoniana Lindl., Pinus pseudostrobus Lindl., Pinus montezumae Lamb., Quercus rugosa Née, Quercus laurina Humb et Bonpl., Quercus scytophylla Liebm., Crataegus pubescens Kunth (Steud.), Prunus serotina ssp. capuli (Cav.) McVaugh, Alnus jorullensis Kunth subsp. lutea Furlow, Arbutus xalapensis Kunth, Clethra mexicana DC. y Ternstroemia pringlei (Rose) Standl. (Bello, 1993).

Los módulos se localizan en la cuenca hidrológica del río Balsas, Región Hidrológica RH-18 y subcuenca río Cupatitzio, en ella no existen corrientes pluviales ni manantiales permanentes, únicamente arroyos temporales (Enciclopedia de municipios de Michoacán, 2000). Las especies forestales cultivadas fueron P. pseudostrobus y Pinus greggii Engelm. ex Parl. y se utilizaron cuatro espaciamientos; respecto a los cultivos agrícolas se sembraron: frijol, haba, avena, calabacita y maíz (Cuadro 2).

 

Procedencia de las semillas de los individuos forestales

El germoplasma de Pinus greggii provino de Jacala, Hidalgo y el de P. pseudostrobus, de rodales naturales de la Sierra Purépecha. La propagación se llevó a cabo en el vivero "El Copal", para la primera especie se utilizaron contenedores de poliestireno expandido del tipo Copper Block con una capacidad de 77 celdas y 165 cc, y para la segunda se usaron bolsas de polietileno de 10 x 20 cm; las plántulas se establecieron durante la temporada de lluvias (julio) con una altura promedio de 26 cm.

Procedencia de las semillas de los cultivos

La semilla de avena variedad Chihuahua y de calabacita se adquirieron en un negocio de venta de semillas en Uruapan, mientras que las de maíz, haba y frijol pertenecían a los dueños de los predios. En ambas localidades se preparó el terreno mediante la eliminación de hierbas y arbustos, posteriormente se realizó un barbecho con tractor a 30 cm de profundidad.

Diseño de la plantación de las especies forestales

En San Lorenzo, la plantación forestal fue de P. pseudostrobus y P. greggii, con las especies intercaladas en filas de manera continua, con espaciamientos de 2.5 x 2.5 y 2.5 x 3.2 m. En Cheranástico se utilizó el diseño de bloques al azar con dos configuraciones: 2.0 x 4.0 m y 2.5 x 4.0 m y seis repeticiones.

Registro de datos de campo

En San Lorenzo se realizaron las mediciones de los individuos forestales a: 1, 12, 36, 40, 50, 54, 60, 80, 108 y 132 meses, y en cuanto al componente agrícola se hicieron evaluaciones en los ciclos 1999 y 2000; en Cheranástico los datos dasonométricos se tomaron a los 1, 4, 19, 23, 48, 72 y 84 meses y los agrícolas en el mismo periodo que en el primer módulo.

Variables consideradas

Componente forestal. Se evaluaron la altura total (de forma directa para cada árbol con un clinómetro Suunto); el diámetro normal, con una forcípula, se usaron dos medidas cruzadas para obtener el promedio, a la altura de 1.30 m; la supervivencia, mediante el conteo directo de los árboles en los espaciamientos, para el análisis estadístico se consideró el número de árboles vivos y para fines comparativos se expresó en porcentaje; la sanidad, se registraron los daños ocasionados por fauna silvestre y patógenos que ponen en riesgo al árbol y se tomó en cuenta el número de árboles afectados; el vigor, el diámetro, la altura, el fuste, la copa, la sanidad y el color de las hojas y se hizo una clasificación en dos niveles: a) vigorosos, con árboles dominantes que sobresalen por su porte y cuya altura es superior a la de los demás, o un tamaño superior al promedio con buena conformación; y b) no vigorosos, árboles intermedios o menores con características similares a la mayoría del arbolado, por debajo del nivel de los otros. Además se calculó el volumen con la siguiente ecuación:

V= D2 x h x 0.7854 x 0.6

Donde:

V= Volumen (m3)

D= Diámetro normal (m)

h= Altura (m)

0.6 = Coeficiente mórfico

Componente agrícola. Se llevó a cabo una evaluación anual en parcelas de 1 m2, con el fin de estimar la densidad, la superficie cultivada, la cantidad de plantas por hectárea y el rendimiento (t ha-1). Para el caso del maíz, en los surcos se emplearon transectos de 10 m de longitud para determinar el número de individuos por hectárea, además se obtuvieron el peso fresco y seco. Los datos se capturaron en una hoja de Excel para calcular los promedios por parcela; para la supervivencia se consideró el cociente entre el número de árboles vivos y el total de los árboles iniciales, multiplicado por 100, para expresar el resultado en porcentaje; respecto a la sanidad y el vigor, se cuantificaron los ejemplares sanos y no sanos, así como vigorosos y no vigorosos y se expresaron los resultados en porcentaje.

Los datos se sometieron a un análisis estadístico, con la prueba de observaciones apareadas con t como estadístico de prueba y un nivel de significancia de 0.05 %. Se usó un valor de t de tablas con n–1 grados de libertad. Se definió que si el valor de t calculado era mayor al de t de tablas, se rechazaba la hipótesis nula, ya que las medias poblacionales serían significativamente diferentes.

 

RESULTADOS Y DISCUSIÓN

Componente forestal

En el Cuadro 3 se muestran los resultados de los módulos de San Lorenzo y de Cheranástico.

El análisis estadístico mediante la prueba de observaciones apareadas con t, a un nivel significativo del 0.05 %, para el módulo de San Lorenzo no mostró diferencias significativas entre los espaciamientos en la altura total, el diámetro normal, el volumen total, supervivencia, sanidad y vigor; ya que el valor de t calculado resultó menor que el de tablas, en conclusión se rechaza la hipótesis nula al nivel significativo de 5 %, es decir que para las especies de P. greggii y P. pseudostrobus los espaciamientos evaluados presentan alta uniformidad en esta localidad (Cuadro 4).

Altura por módulo agroforestal. En San Lorenzo, la altura de ambas especies es menor que el valor de t de tablas (2.645) con una nivel de significancia de 0.05 %, lo cual indica que no existieron diferencias significativas entre los espaciamientos (cuadros 3 y 4). En el módulo de Cheranástico el análisis de las alturas promedio evidenció que el valor de t calculado fue menor que el t de tablas con un nivel significativo del 0.05 %, por lo tanto no hubo variaciones importantes para P. greggii con relación a la configuración espacial. Y mostró en ambos sitios buen crecimiento, a pesar de ser una especie introducida, lo que coincide con lo publicado por García (1996), quien señala que se caracteriza por su rápido crecimiento en la sierra Purépecha; esto también concuerda con el crecimiento que se registró en la región para el caso de P. pseudostrobus (García, 1996b).

Respecto al incremento medio anual en altura (IMAA) en San Lorenzo, P. pseudostrobus registró 1.04 m año-1 y P. greggii, 1.07 m año-1, para ambos espaciamientos. En Cheranástico se presentó un IMAA de 0.97 m año-1. Los resultados de la primera especie se asemejan con lo documentado por García (1996a), quien evaluó cuatro taxa de pino en Capacuáro a los 5.8 años de edad y que obtuvo los mayores valores, en relación con Pinus montezumae, P. douglasiana Martínez y P. leiophylla Schltdl. et Cham. en todos los espaciamientos, con un IMAA de 1.00 m año-1.

Diámetro por módulo agroforestal. En San Lorenzo no hubo diferencias significativas entre los espaciamientos, ya que el valor de t calculado para P. greggii y P. pseudostrobus fue menor al t de tablas con un nivel de significancia 0.05 %. En el tratamiento 2.5 x 2.5 m P. pseudostrobus tuvo un promedio semejante al de 2.5 x 3.2 m (cuadros 3 y 4).

Figura 1

En el caso de Cheranástico este parámetro mostró un valor calculado superior al t de tablas con un nivel significativo de 0.05 %, lo que indica que existen diferencias importantes, con un diámetro promedio mayor en la configuración 2.5 x 4.0 m (cuadros 3 y 4). Estos resultados denotan que el espaciamiento influye en el crecimiento de P. greggii (Cuadro 4) y favorece el desarrollo diamétrico de los árboles en plantaciones agroforestales con cultivo en callejones. Cabe señalar que el crecimiento de P. greggii fue superior al observado en P. pseudostrobus.

En el módulo San Lorenzo el incremento medio anual en diámetro (IMAD) para P. pseudostrobus fue mayor en la disposición 2.5 x 3.2 m, en comparación con el 2.5 x 2.5 m y para P. greggii los valores más grandes se presentaron en 2.5 x 2.5 m; en Cheranástico, el IMAD superior se registró con el espaciamiento de 2.5 x 4.0 m.

Figura 2

Volumen por módulo agroforestal. En San Lorenzo no se determinaron variaciones importantes, ya que el valor de t que se calculó fue menor que el t de tablas al nivel significativo de 0.05 %; asimismo los valores calculados para las dos especies no tuvieron significancia (Cuadro 4); resultados similares se obtuvieron en el módulo de Cheranástico (Cuadro 4). En la primera localidad, el volumen promedio para P. pseudostrobus varió entre tratamientos de 0.23 a 0.25 m3; y en el caso de P. greggii de 0.26 m3 a 0.25 m3, y en Cheranástico las diferencias fueron de 0.10 m3 a 0.15 m3 (Cuadro 3 y Figura 3).

En San Lorenzo el IMAV de P. pseudostrobus se estimó en 14.46 m3 ha-1 año-1 con el espaciamiento de 2.5 x 2.5 m y 7.65 m3 ha-1 año-1 en el de 2.5 x 3.2 m; para P. greggii se obtuvo un IMAV de 8.83 m3 ha-1 año-1 para la primera configuración y 6.67 m3 ha-1 año-1 para la segunda. En Cheranástico, el mismo parámetro para Pinus greggii fue de 10.05 m3 ha-1 año-1 en 2 x 4 m y en el de 2.5 x 4 m, de 9.95 m3 ha-1 año-1. Los resultados para P. pseudostrobus se asemejan a los obtenidos por Ureña (1992) en Gómez Farías, Jalisco, dentro de una plantación de P. douglasiana de 13 años, cuyo volumen se calculó en 160.9 m܁; ha-1, con un IMAV de 12.34 m³; ha-1 año-1; y también coincide con lo consignado por García (1996a), para dos sitios en la Sierra Purépecha con P. pseudostrobus y P. montezumae de 15 años de edad y espaciamientos de 3 x 3 m; quien registró un volumen acumulado para P. pseudostrobus de 232 m3 ha-1 y un IMAV de 15.3 m3 ha-1 año-1, mientras que para P. montezumae determinó 200 m3 ha-1, con un IMAV de 13.2 m3 ha-1 año-1. Los registros del presente trabajo igualmente coinciden con lo citado por García y Aguilar (1996) para P. douglasiana, P. pseudostrobus, P. montezumae y P. leiophylla, en un sitio de casi 10 años de edad en Capacuáro, Mich. Estos autores con un espaciamiento de 2 x 2 m estimaron 210 m3 ha-1 para P. douglasiana, 185 m3 ha-1 para P. montezumae, 186 m3 ha-1 para P. leiopylla, y 155 m3 ha-1 para P. pseudostrobus.

Supervivencia por módulo agroforestal. En San Lorenzo, el número de árboles vivos fue menor para t calculada, en ambas especies, que el valor de t de tablas con un nivel significativo de 0.05 %; en consecuencia, no existen diferencias importantes entre los tratamientos considerados. El porcentaje de supervivencia obtenida fue de 26 y 39 % para P. pseudostrobus con 3.20 x 2.50 m y 2.50 x 2.50, respectivamente, mientras que para P. greggii se calculó en 23 %, en ambos casos (Cuadro 3 y Figura 4). En Cheranástico la t calculada para P. greggii resultó menor que el valor de t de tablas (2.645) con la misma significancia, lo cual corrobora que los espaciamientos no afectan esta variable. La supervivencia fue de 52 % para 2.5 x 4.0 m. y 63 % para 2.0 x 4.0 m.

En San Lorenzo P. pseudostrobus tuvo 57 % de supervivencia, lo cual puede responder a que se trata de una especie nativa, bien adaptada a las condiciones ecológicas de la región y caracterizada por presentar rápido crecimiento (García, 1996b); en Cheranástico P. greggii presentó 63 %, valor aceptable, si se toma en cuenta que se trata de una especie exótica.

La supervivencia de los árboles fue afectada mayoritariamente, por tuzas (Geomys mexicanus (Alston, 1880), que causa pérdidas de hasta 30 %, las cuales se acentúan en los primeros años del establecimiento. Otras causas de mortalidad (10 %) se derivaron del mal manejo durante el trasplante, la falta de cuidados al momento de la plantación y otros factores no identificados. García y Aguilar (1996) registran que la presencia de tuzas es uno de los principales problemas que afectan las plantaciones forestales en la zona de estudio.

En el módulo San Lorenzo el espaciamiento de 2.50 x 2.50 m obtuvo el porcentaje de supervivencia (58 %), con 928 árboles ha-1 de P. pseudostrobus y en Cheranástico el mejor resultado se dio con 2.0 x 4.0 m (63 %) y 787 árboles ha-1 para P. greggii (Figura 4). Esto corresponde a una diferencia de 1 % en favor de 2.5 x 2.5 m para P. pseudostrobus en el primer sitio, en el segundo P. greggii mostró una diferencia de 11 % en favor del espaciamiento 2.0 x 4.0 m. Lo anterior difiere de lo referido por García y Toledo (1993), quienes señalan que a cinco años de establecida una plantación de P. pseudostrobus sobre arenas volcánicas en Nuevo San Juan Parangaricutiro, Mich., la supervivencia alcanzó 80 % en el espaciamiento de 2 x 2 m, con 2 000 árboles ha-1; para el espaciamiento de 2.25 x 2.25 m fue de 52 %, con 1 053 árboles ha-1; en 2.5 x 2.5 m de 71 %, con 1 136 árboles ha-1; para 2.75 x 2.75 m fue de 74 %, con 962 árboles ha-1. Sin embargo, concuerdan con los registros citados por Ureña (1992) para una plantación de P. douglasiana a la edad de 13 años de edad en el municipio Gómez Farías, Jal., con un espaciamiento de 1.75 x 1.75 m, y supervivencia de 51 %.

En el módulo de San Lorenzo, a los 11 años de establecido la supervivencia promedio fue de 56 % y en el módulo de Cheranástico a los ocho años tuvo un valor de 57 %, estos resultados se consideran aceptables para las edades de ambos módulos.

Sanidad por módulo agroforestal. La calificación asignada fue buena, con un índice de 85 %; tanto en el caso de San Lorenzo (83 % de árboles sanos) como en el de Cheranástico (88 % individuos arbóreos sanos), la t calculada para las dos especies fue menor que el valor de t de tablas, con un nivel significativo de 0.05 %; por lo tanto, no se tuvieron diferencias significativas entre los espaciamientos (Cuadro 4 y Figura 5). Los daños que se identificaron fueron causados por fauna silvestre, plagas y enfermedades, entre ellos las ardillas (Sciurus vulgaris Linnaeus, 1758), la palomilla barrenadora (Dioryctria sp.) y la roya (Cronatium sp.) (Cuadro 5).

La fauna silvestre que afecta los árboles no causa su muerte; sino que generan daños en el fenotipo del arbolado en forma de grumos, resinosis o daños estructurales en ramillas, tallos o frutos.

Vigor por módulo agroforestal. En los dos módulos las especies presentaron un estado vigoroso, el valor de t calculado para los dos taxa fue menor que la t de tablas con un nivel significativo del 0.05, por lo tanto, se puede concluir que no hay diferencias relevantes entre los espaciamientos. El índice de vigor se estimó en 76 % para San Lorenzo y 60 % para Cheranástico. En el primer sitio se observó una variación de 16 % entre especies, que se asocia a que P. pseudostrobus es un taxón nativo, más adaptado y con mayor resistencia a plagas y enfermedades; en cambio, P. greggii es introducido y tuvo síntomas de ataque por diferentes agentes. La edad del arbolado, a pesar de ser sujeta de competencia, no afecta esta variable en función del espaciamiento, por lo cual, no hay dominancia entre los árboles más aptos (Cuadro 4 y Figura 6).

Componente agrícola

Módulo San Lorenzo. Durante el ciclo de producción de 1999 se sembraron avena (variedad Chihuahua) y haba. Para la primera hubo una densidad de semilla de 120 kg ha-1 y se obtuvo un rendimiento de 6.5 t ha-1 de peso verde; para la segunda especie, las semillas se acomodaron en surcos, a 50 cm de distancia y con 40 mil plantas ha-1, la germinación ocurrió entre los 7 y 8 días y la floración a 65 y 70 días, dicha especie se siniestró por la presencia de heladas durante diciembre (5 y 6 °C). En el año 2000 únicamente se utilizó avena, que produjo 2.80 t ha-1 al final del periodo (Cuadro 6); la disminución se asocia con la sombra de los árboles que cubrió gran parte de los callejones y redujo la intensidad lumínica. Esto podría solucionarse mediante aclareos y podas que minimicen la copa de los árboles y favorezcan una mayor entrada de luz, en aproximadamente 40 a 50 % (Martínez y Chávez, 2007). No obstante, el cultivo de avena asociado con el arbolado superó los resultados de Asteinza (1989), quien evaluó a tres variedades de ese cultivo en callejones con la especie P. montezumae (23 años) y un espaciamiento de 4 x 4 m entre hileras y árboles, y obtuvo 533 kg ha-1 de avena variedad Páramo en solitario y 430 kg ha-1 mediante la técnica de callejones.

Módulo Cheranástico. En el ciclo 1999 se sembraron 2 068 m2 de haba y 365 m2 de frijol, con una densidad de 110 y 100 kg ha-1, respectivamente; la germinación se presentó a los 8 días, sin embargo, ambos cultivos presentaron afectaciones por heladas. Durante 2000 se utilizó maíz, con un rendimiento de 1.92 t ha-1 (Cuadro 6), valor que corresponde a su intervalo normal en la Sierra Purépecha, por lo que es una buena opción para los sistemas agroforestales. Lo anterior coincide con lo consignadodo por Vélez y Becerra (2007) en cinco módulos de Hidalgo, en los que se intercaló maíz, y generaron cantidades superiores a las de la zona: Criollo 2.87 t ha-1, Niebla 3.51 t ha-1 y Promesa 2.36 t ha-1; por su parte, Musálem (2003) en módulos agroforestales con poda e incorporación de biomasa obtuvo 1 878 kg ha-1 y sin poda, 1 508 kg ha-1 con la variedad Criolla. Martínez y Chávez (2007) establecieron dos parcelas en Mascota, Jalisco, de maíz forrajero bajo dosel de pino y encino, de las que resultaron 40 t ha-1 de forraje verde.

La relación beneficio / costo de la avena fue 0.99/1.68 en 1999 y 0.43/0.72 en 2000 y para el maíz de 0.91/1.83.

Asteinza y Rivera (1989) indicaron el buen rendimiento derivado de la producción de frijol Ojo de Cabra y Negro Puebla, en condiciones de labranza de conservación en callejones de una plantación de Eucalyptus resinifera Sm. en el Estado de México; la primera variedad tuvo una producción de 824 kg ha-1 año-1 y la segunda, de 1 332 kg ha-1 año-1. Musálem (2003) evaluó en Veracruz, el frijol de árbol (Cajanus cajan (L.) Huth), con una producción de 758, 896 y 1 586 kg ha-1 en los tratamientos con poda, a pesar de que la presencia de bajas temperaturas ocasionaron la muerte de muchas plantas.

Durante el periodo en el que se realizó la presente investigación los factores adversos para la producción de cultivos fueron las heladas y para el componente arbóreo, las tuzas.

 

CONCLUSIONES

En el módulo de San Lorenzo no se registraron diferencias significativas entre los espaciamientos evaluados para las variables altura total, diámetro normal, volumen total, supervivencia, sanidad y vigor de los árboles de Pinus pseudostrobus y P. greggii con cultivo en callejones; sin embargo, en el de Cheranástico Pinus greggii mostró variaciones importantes en el diámetro normal con el espaciamiento 2.5 x 4.0 m.

El espaciamiento de 2.5 x 4.0 m es más apropiado para el desarrollo de los árboles en una plantación agroforestal en la Sierra Purépecha, con la práctica de cultivo en callejones.

Se presentaron daños por plagas, enfermedades y fauna silvestre, entre ellas la ardilla, la tuza, la palomilla barrenadora y la roya, aunque su baja incidencia no trascendió en los componentes forestales. El porcentaje de supervivencia de los árboles se redujo como consecuencia de los daños por tuzas.

El vigor, tanto de P. pseudostrobus como de P. greggii es aceptable, a pesar de que la primera es una especie nativa y la segunda es exótica.

En San Lorenzo el rendimiento de avena variedad Chihuahua para el ciclo 1999, fue bueno y para el 2000 disminuyó, a consecuencia de la sombra arbórea. En Cheranástico, la producción de maíz corresponde a los intervalos de producción establecidos para la zona.

 

REFERENCIAS

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Asteinza B., G. y A. E. Rivera H. 1989. Producción agroforestal de frijol (Phaseolus vulgaris L.) en plantaciones de eucalipto (Eucalyptus resinifera Sm.) en suelos parcialmente recuperados de la erosión. In: Memoria del Congreso Forestal Mexicano. Tomo. 2. SARH, INIFAP. Protimbos. Toluca, Edo. de Méx., México. pp. 797-798.         [ Links ]

Bello G., M. A. 1993. Plantas útiles no maderables de la Sierra Purépecha, Michoacán, México. Folleto Técnico No.10. SARH. CIRPAC. INIFAP. Uruapan, Mich. México. 115 p.         [ Links ]

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