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Revista mexicana de ciencias forestales

versión impresa ISSN 2007-1132

Rev. mex. de cienc. forestales vol.5 no.21 México ene./feb. 2014

 

Artículos

 

Jerarquización de cadenas forestales ante la vulnerabilidad al cambio climático en el Estado de México

 

Hierarchization of forest chains in the face of the vulnerability to climate change in the State of Mexico

 

Georgel Moctezuma López1, José Luis Jolalpa Barrera2, Magaly Montserrat Pérez Díaz3, Antonio González Hernández1, Francisco Moreno Sánchez1 y Ramiro Pérez Miranda1

 

1 Centro Nacional de Investigación Disciplinaria en Conservación y Mejoramiento de Ecosistemas Forestales. INIFAP. Correo-e: moctezuma.georgel@inifap.gob.mx

2 Campo Experimental Valle de México. CIR-Centro, INIFAP.

3 Facultad de Estudios Superiores Aragón, UNAM.

 

Fecha de recepción: 5 de abril de 2011;
Fecha de aceptación: 23 de abril de 2013.

 

RESUMEN

El cambio climático es una realidad a nivel mundial y las masas forestales del Estado de México, al igual que en otras localidades, tienen un rol determinante en la mitigación de este fenómeno. Asimismo, la priorización de las cadenas productivas del subsector forestal pueden orientar y ayudar a los tomadores de decisión hacia dónde dirigir recursos monetarios para incrementar su actividad. La jerarquización de esas cadenas se apoya, fundamentalmente, en dos dimensiones: importancia socioeconómica y competitividad; mismas a las que se les asigna, de acuerdo al método del International Service for National Agricultural Research, un valor de 100 puntos a cada una de ellas, con el fin de hacer más fácil su comprensión. Los criterios utilizados para el caso de la primera dimensión son el tamaño, dinamismo y especialización de las cadenas productivas forestales, y para la segunda se toman en cuenta la productividad y sustentabilidad, además se consideran diversas variables para su calificación en los sectores primario y secundario en que inciden. Una vez valoradas, se procede a graficarlas y ubicarlas dentro de una matriz de posicionamiento dividida en cuatro cuadrantes, y bajo esta óptica se definen diversas estrategias. Las cadenas forestales productivas analizadas con mayor calificación fueron la de oyamel, pino y encino con valoraciones de 109, 96 y 90 puntos, respectivamente, que se obtuvieron de las sumas de las dos dimensiones.

Palabras clave: Competitividad, importancia socioeconómica, matriz de posicionamiento, productos forestales, sector primario, sector secundario.

 

ABSTRACT

Climate change is a worldwide reality, and the forest masses of the State of Mexico, like those of other localities, play a decisive role in the mitigation of this phenomenon. Likewise, the prioritization of the productive chains of the forest subsector can orient decision makers and help them determine in what direction to channel the monetary resources in order to increase their activity. Basically, the hierarchization of those chains is supported on two dimensions: socioeconomic importance and competitiveness; according to the method of the International Service for National Farming Research, these are assigned a value of 100 points each, so as to make them easier to understand. The criteria utilized for the first dimension are the size, dynamism and specialization of the forest productive chains, and for the second, productivity and sustainability; besides, several different variables are considered for grading in the secondary and primary sectors on which they exert an impact. Once they have been valued, they are charted and located within a positioning matrix divided into four quadrants, and diverse strategies are defined based on this perspective. The analyzed productive forest chains with the highest score were those of the sacred fir, pine and red oak, with appraisals of 109, 96 and 90 points, respectively, obtained from the sums of the two dimensions.

Key words: Competitiveness, socioeconomic importance, positioning matrix, forest products, primary sector, secondary sector.

 

INTRODUCCIÓN

La producción forestal en México requiere de un proceso de modificaciones para dar respuesta a las necesidades de un contexto dinámico nacional e internacional, representado por los distintos actores que están inmersos en los diferentes eslabones de las cadenas forestales maderables y no maderables. Asimismo, el cambio climático es una realidad en todo el mundo, que se manifiesta por medio de la elevación de la temperatura en alrededor de 0.5 °C en los últimos 100 años (Sagarpa, 2010); aunque distintas proyecciones pronostican en el largo plazo aumentos entre 2 °C y 5 °C. Bajo esta circunstancia, las masas forestales tienen un rol determinante en la mitigación de los efectos del cambio climático.

En el Estado de México, actualmente, se presenta una gran siniestralidad por lluvias torrenciales, el desprendimiento de grandes volúmenes de tierra en laderas y alteraciones bruscas de temperatura a lo largo del año, que antes no se presentaban y que constituyen una oportunidad valiosa, pero también son amenazas para el sistema de investigación y transferencia de tecnologías forestales (Espinosa et al., 2009; Jolalpa et al., 2010; Pérez et al., 2010). De aquí surge la necesidad de que la investigación en el sector pase de un enfoque de oferta a uno de demanda, ya que comúnmente se avoca a enfrentar los retos del sector primario y deja en segundo plano lo relativo a los secundarios y terciarios (procesos agroindustriales, distribución, comercialización y preferencias de los consumidores). En el aspecto forestal se tienen pocos proyectos que integren las cadenas bajo la visión de multidimensionalidad y multidisciplinariedad en los eslabones y segmentos que las conforman.

Con la finalidad de aportar conocimiento al análisis de las cadenas productivas maderables y no maderables, en el presente estudio se identifican las más relevantes en el subsector forestal del Estado de México, en función de la importancia socioeconómica y competitividad que tienen en el ámbito primario y secundario, y así aportar información para que los tomadores de decisión hagan uso más eficiente de los recursos destinados a la investigación, generación, validación y transferencia de tecnología, ya que la ciencia, innovación y desarrollo son actividades esenciales y generadoras de cambios en la productividad (González y Wood, 2006).

 

MATERIALES Y MÉTODOS

Revisión de bibliografía. Se basó en la información de tipo estadístico de la delegación federal de la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) en el Estado de México, del Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP), de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa) y del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI).

Cadenas productivas. Su priorización se hizo con base en la propuesta del International Service for National Agricultural Reseach (ISNAR) (Velásquez et al., 1999) que considera dos dimensiones de soporte: la importancia socioeconómica y la competitividad. La primera incluye tres criterios básicos: tamaño, dinamismo y especialización; en su valoración, el puntaje máximo correspondió a 100 puntos: 30 para tamaño, 40 para dinamismo y 30 para especialización. La información se obtuvo por medio de consultas a los principales actores de las cadenas productivas, y se confrontó con la procesada y analizada por medio de tendencias que generan los productos de las cadenas (Jansenn et al., 1999; Ghezán et al., 1999; ISNAR, 1999; Valenzuela et al., 1999; Taddei et al., 2004). Las variables en cada criterio y su respectivo valor máximo se resumen en el Cuadro 1.

Las variables utilizadas en la valoración de los sectores primario y secundario fueron para el criterio de tamaño, el valor de la producción a precios constantes con base en el año 2002, número de unidades de producción o de productores para el sector primario; y solo unidades de producción para el secundario. Para el dinamismo, en ambos sectores se usaron la tendencia del valor real de la producción a precios constantes; la evolución de los precios reales, deflactados con el índice nacional de precios al consumidor al año base de 2002; y la evolución en el empleo.

El criterio de especialización en el sector primario se estimó a partir del coeficiente de especialización nacional, que se consideró como el cociente del valor de la producción de la cadena entre el valor de la producción total del sector forestal nacional; y la concentración estatal, cuyo cálculo se hizo con base en el valor de la producción de la cadena en el ámbito estatal.

En el sector secundario se tomó en cuenta el coeficiente de especialización nacional, que se determinó con el valor de la producción agroindustrial de la cadena y el total de los sectores de la industria forestal; y la concentración estatal, se calculó mediante el cociente del valor total de producción de la cadena en el estado, y el valor total de producción de la cadena nacional, en los años 1998 y 2004.

En el caso de la dimensión competitividad se emplearon los criterios de productividad y sustentabilidad. Su valor máximo, al igual que la dimensión anterior, fue de 100 puntos (Cuadro 2).

La dimensión de la competitividad se evaluó con los criterios: productividad y sustentabilidad. En el primero, las variables para el sector primario fueron densidad económica y valor de la producción por jornales; y en el secundario, las de productividad de la mano de obra y productividad del capital, en todas se buscaron indicadores que hagan eficientes a las cadenas maderables y no maderables.

Para el criterio de sustentabilidad, en ambos sectores se consideraron el consumo de agua, la contaminación de suelo y agua, y la erosión de suelo, que se valoraron mediante consulta a expertos del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP), del Colegio de Postgraduados (Colpos) y de la Universidad Autónoma Chapingo (UACH) en las disciplinas de manejo de agua y edafología.

De la interacción de las dos dimensiones se generó la matriz de posicionamiento con cuatro cuadrantes: el primero de alta prioridad estratégica, el segundo de impulso, el tercero de sostenimiento, y el último de mantenimiento (Figura 1).

La ubicación de las cadenas productivas en cada uno de los cuadrantes de la matriz de posicionamiento se interpretó (Espinosa et al., 2009b) de la siguiente manera:

Cuadrante I. Importancia socioeconómica y competitividad altas, se requiere otorgar una prioridad estratégica superior.

Cuadrante II. Importancia socioeconómica baja y competitividad alta, hay que promover su crecimiento.

Cuadrante III. Importancia socioeconómica alta y competitividad baja, se deben realizar acciones para su sostenimiento.

Cuadrante IV. Importancia socioeconómica y competitividad bajas; se necesita una intervención mínima.

La información se obtuvo de estadísticas provenientes del Censo Económico (INEGI, 2004), de la base de datos Siacon-Sagarpa (2007), del Anuario Estadístico de la Producción Forestal en México (Semarnat 1994 – 2004) y de la consulta a expertos.

Para los efectos del cambio climático se utilizaron datos históricos del periodo 1980 a 2007, con los que se determinó la situación de las masas forestales en el año 2010 y su proyección a los años 2030 y 2050, por medio de tres modelos de circulación general (CGM):

1. Hadley Centre Global Enviromental Model (HADGEM) del Reino Unido.

2. Geophysical Fluid Dynamics Laboratory (GFDL _ 2.0) de Alemania.

3. Componead Atmospheric Ocean, Sea Ice Models (MPIECHAM) de los Estados Unidos de América.

Los escenarios económicos usados en el proyecto para conocer los distintos comportamientos de los bosques en el Estado de México fueron:

A = Un mundo futuro con alto crecimiento económico.

B = Un mundo futuro con crecimiento moderado.

A1 y B1 = Un mundo en el que se supone habrá una globalización tal que las economías convergerán en su desarrollo.

B1 y B2 = Un mundo en el cual se considera que el desarrollo se dará más a nivel regional.

 

RESULTADOS Y DISCUSIÓN

Importancia socioeconómica

Los resultados del valor de la producción, superficie e inventarios, así como los empleos generados se consignan en el Cuadro 3.

Destacan por su importancia, en cuanto a valor de la producción, el pino como la cadena más relevante, seguida por la de oyamel y en tercer lugar la de resinas, que se obtienen principalmente del género Pinus. Estas suman 91.4% del total en la entidad; sin embargo, al compararlas con todo el sector primario (agricultura, ganadería y silvicultura) solo representan 2.1%. Al considerar únicamente la cadena pino, su valor alcanza 59.3% del subsector y 1.4% de los tres subsectores primarios.

Respecto a los empleos generados, así como a la superficie de la masa forestal cubierta por pino, encino y oyamel significaron, en ambos casos, 48.5% en el subsector. Cabe señalar que a los tres grupos de especies se les asignó la misma cantidad en superficie y empleos, debido a la falta de datos y a que las cifras de las masas arboladas no están desglosadas por taxón, sino que se integran en grandes conjuntos que incluyen a otras coníferas y latifoliadas.

En el análisis de especialización, se aprecian aquellas cadenas que tuvieron mayor importancia por el alto nivel de aportación de recursos económicos mediante el valor de la producción (Cuadro 4).

Las cadenas correspondientes a tierra de monte y oyamel registraron el mayor comportamiento de especialización.

El índice de concentración relaciona el valor de la producción del Estado de México, con respecto al de toda la cadena en el ámbito nacional. En este sentido, la cadena tierra de monte tuvo el índice de concentración más grande.

En el Cuadro 5 se presentan los valores de las unidades económicas, personal ocupado y valor de la producción para la industria maderera en el Estado de México.

Con base en el número de establecimientos, de acuerdo a la clasificación de la Secretaría de Economía, la industria de la madera ocupó el tercer lugar, después de la panadera y tortillera; en segundo lugar se ubicó la de productos lácteos. Con relación al total de establecimientos dedicados a la industria maderera, el Estado de México contribuyó con 8.14% del total de unidades económicas, y al confrotarla con la de otros estados de la república, Durango contribuyó con 1.87% de los establecimientos madereros del país, mientras que Chihuahua, Michoacán y Oaxaca con 2.42%, 15.36% y 4.96%, respectivamente. Referente al personal, le correspondió el sexto lugar, y los dos primeros sitios fueron para las ramas industriales antes mencionadas. Cuando se comparó la importancia de la participación en la generación de empleos, el Estado de México contribuyó solo con 1.24% de las fuentes de trabajo que se dieron en la industria manufacturera y fue superado por Michoacán que aporta 10.44% (8.4 veces más), siguieron en orden de importancia Durango, Oaxaca y Chihuahua con 9.54%, 7.54% y 2.54%, respectivamente. Para el caso del valor de la producción, ocupó el octavo lugar, en tanto que los más importantes resultaron las ramas de elaboración de productos lácteos y la industria de bebidas. El valor de la producción de la industria de la madera en el Estado de México representó 9.25% del valor nacional (11 719 995 pesos) y superó al estado de Oaxaca que aportó 4.29%, pero Durango, Chihuahua y Michoacán tuvieron participaciones más significativas con proporciones de 15.58%, 15,07% y 11.47%, respectivamente. Los cinco estados, en forma conjunta alcanzaron más de la mitad del valor nacional (55.56%).

El análisis del sector secundario se complementó con el criterio de especialización, evaluado con base en el valor de la producción industrial maderera de la cadena que se ubicó en el segundo lugar, por el alto nivel de especialización y aportación de recursos económicos, y solo fue superada por las agroindustrias de la conservación de frutas, verduras y guisos. En un estudio similar sobre el sector agropecuario en Hidalgo, se determinó que los coeficientes de especialización de las principales cadenas agroproductivas presentaron 24.00 para el maguey pulquero y siguieron las cadenas de cebada grano con coeficiente de 10.47 y la pecuaria de ovinos con 10.21 (Espinosa et al., 2009a).

 

Competitividad

La competitividad es un factor sobresaliente en la sustentabilidad de las empresas y de los recursos, de acuerdo a Porter (1996), para los empresarios significa la capacidad de competir en los mercados con una estrategia mundial; para el gobierno, que la nación tenga una balanza comercial positiva, y para los economistas, un bajo costo unitario de mano de obra ajustada a los tipos de cambio; además se considera una medida multidimensional de naturaleza cualitativa y cuantitativa, imposible de reflejarse en una medida unidimensional. En el Cuadro 6 se muestran los datos de la productividad para la variable densidad económica, misma que se calculó al dividir el valor relativo de la producción entre la superficie boscosa relativa, cuyo 100 % correspondió al total de la superficie de las masas arboladas incluidas en el análisis.

En el subsector forestal, la mayor densidad económica fue para la cadena de las resinas, seguida por la de tierra de monte y en tercer lugar la cadena pino. En el estudio de cadenas agropecuarias de Espinosa et al.(2009), las mayores densidades económicas de las cadenas agrícolas se obtuvieron para la de maguey pulquero, con 4.20; chile verde, con 2.68; y ejote, con 2.48; en tanto que, para las cadenas pecuarias, la de más densidad fue la de porcinos, con 1.91, y aves para carne y bovinos leche, con 0.98 y 0.72.

El criterio de productividad de mano de obra se estimó como el cociente del valor de la producción bruta (en miles de pesos) entre el personal ocupado (número de empleos), y la productividad del capital se determinó como el valor de la producción bruta total (en miles de pesos) entre los activos fijos netos (en miles de pesos) (Cuadro 7).

El ramo de la industria maderera es uno de los que tienen menor productividad, tanto de la mano de obra como del capital; al compararse con otras industrias como la agroindustria de elaboración de alimentos balanceados para ganado, la supera por más de 10 veces en productividad de la mano de obra; y la agroindustria láctea es casi siete veces superior en productividad de capital; aunque hay similitud con las cadenas agroproductivas del estado de Hidalgo en cuanto a la productividad de la mano de obra con la de frijol grano (203.3), alfalfa verde (216.3), porcinos (230.1) y carne de aves (159.4) (Espinoza et al., 2009).

 

Ponderación de la importancia socioeconómica

Los resultados para la dimensión de importancia socioeconómica de las cadenas forestales, así como de sus variables tamaño, dinamismo y especialización, tanto del sector primario como secundario se resumen en el Cuadro 8.

Las tres cadenas forestales mejor ponderadas, desde el punto de vista de la importancia socioeconómica fueron oyamel, pino y encino con calificaciones de 58, 51 y 46, respectivamente. Como se observa en los cuadros 1 y 2 se partió de la calificación máxima y se establecieron intervalos para definir el valor de las variables, posteriormente, se sumaron para cada una de las cadenas forestales maderables y no maderables.

 

Ponderación de la competitividad

Bajo la misma consideración que se hizo para la importancia socioeconómica, los resultados para la dimensión de la competitividad de las cadenas forestales se consignan en el Cuadro 9.

Las cadenas más relevantes resultaron la de oyamel y la de resinas, ambas obtuvieron un puntaje de 51; siguió en orden de importancia la de pino con 45 puntos. Para el criterio de sustentabilidad, se consultó a los expertos por medio de una entrevista estructurada y su opinión coincidió en el sentido de asignar las calificaciones más altas a este criterio, ya que, de acuerdo a su visualización, es el que tiene una mayor contribución a la conservación de los recursos naturales, en virtud de que el bosque y sus componentes captan y retienen agua, disminuyen la erosión, retienen los suelos y evitan desastres naturales al atenuar el deslizamiento de tierra en laderas montañosas; asimismo, las masas forestales capturan carbono, además de que tienen un rol importante en el establecimiento del paisaje natural.

 

Matriz de posicionamiento

Los principales resultados del subsector forestal se ilustran en una matriz de posicionamiento (Figura 2). Resaltan por su importancia socioeconómica y por su competitividad la cadena de oyamel, seguida por las de pino y encino.

El puntaje total de las cadenas productivas forestales oyamel, pino y encino del Estado de México fue 109, 96 y 90, respectivamente (Cuadro 10). La ubicación del oyamel, pino y encino en la matriz de posicionamiento es diferente y, en consecuencia, la estrategia recomendable es diferente. Con respecto a la cadena de oyamel, se le considera como de alta prioridad, la de pino de sostenimiento, el encino es de mínima intervención y para la cadena resinera, la estrategia es de impulso.

 

CONCLUSIONES

En función de su importancia socioeconómica y competitividad en el Estado de México, las cadenas de oyamel, pino y encino son las más importantes para el subsector.

En la matriz de posicionamiento, la cadena productiva de oyamel es la única que se ubicó en el Cuadrante I, considerado como de alta prioridad estratégica.

En el Cuadrante III, catalogado como de sostenimiento se ubica el pino y en el Cuadrante IV de mínima intervención se localiza la cadena encino; en este mismo se sitúan otras coníferas, otras latifoliadas, tierra de monte y rizomas, todas ellas con similar nivel de competitividad; aunque con importancia socioeconómica decreciente en el orden en que se anotan. En cambio, la cadena de resinas forma parte del Cuadrante II, llamado de impulso por habérsele atribuido un nivel de competitividad ligeramente mayor al de las otras cadenas.

 

AGRADECIMIENTO

Al Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) por haber aportado los recursos monetarios para la realización del presente trabajo de investigación a través del proyecto "Definición de Acciones sobre el Riesgo en Materia de Adaptación y Vulnerabilidad para el Sector Primario ante el Cambio Climático en el Estado de México".

 

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