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Revista mexicana de ciencias forestales

versión impresa ISSN 2007-1132

Rev. mex. de cienc. forestales vol.5 no.21 México ene./feb. 2014

 

Editorial

 

Cuarenta años de Ciencia Forestal en México. Y un siglo de llevar un árbol adentro.

Octavio Paz escribe que existe más de una semejanza entre la poesía y la ciencia. Ambas son experimentos que tratan de "provocar un fenómeno, por la separación o combinación de ciertos elementos, sometidos a la presión de una energía exterior o dejados a la acción de su propia naturaleza". Para Paz, el poeta "procede con las palabras" como el científico con las células y los átomos: "las arranca de su medio natural, el lenguaje diario, las aísla…, las reúne o separa y, en fin, observa y aprovecha las propiedades del lenguaje, como el investigador las de la materia. La analogía podría llevarse más lejos. Carece de interés porque la semejanza no reside tanto en un parecido externo —manipulaciones verbales y de laboratorio— como en la actitud ante el objeto".

Cuando el poeta escribe y "somete a prueba sus ideas y sus palabras", no sabe exactamente que va a ocurrir, su actitud es empírica. "No pretende confirmar una verdad revelada, como el creyente; ni fundirse a una realidad trascendente, como el místico; ni demostrar una teoría, como el ideólogo. El poeta no postula ni afirma nada de antemano; sabe que no son las ideas sino los resultados, las obras y no las intenciones, lo que cuenta". Paz se pregunta: ¿No es esta la actitud de los hombres de ciencia? Efectivamente, la práctica de la poesía como la científica no implican renunciar a concepciones e intuiciones previas.

Para Octavio Paz, las teorías, las hipótesis no son las que justifican a la experiencia, sino a la inversa. A veces, la prueba contradice las previsiones con efectos distintos a los esperados. "Al poeta y al investigador no les cuesta mucho trabajo resignarse; ambos aceptan que la realidad tiene una manera de conducirse que no es independiente de nuestra filosofía". No son doctrinarios; no ofrecen sistemas previos sino hechos comprobados, resultados y no hipótesis, obras y no solo ideas. "Las verdades que buscan son distintas pero para alcanzarlas usan métodos parecidos. El rigor material se une a la objetividad más estricta, es decir, al respeto por la autonomía del fenómeno. Un poema y una verdad científica son algo más que una teoría o una creencia: han resistido el ácido de la prueba y el fuego de la crítica. Poemas y verdades científicas son algo muy distinto de las ideas de los poetas y de los cientificos. Pasan de los estilos artísticos y la filosofía de las ciencias; no pasan las obras de arte ni las verdaderas verdades de la ciencia".

Decidimos celebrar los cuarenta años de un proyecto editorial que nació a mediados de la década de 1970, llevó por 34 años el nombre de Ciencia Forestal en México y se consolidó como raíz profunda de una plataforma impresa, digital y en red denominada: Revista Mexicana de Ciencias Forestales. Un proyecto que se ha mantenido por una decisión institucional, pero también gracias al empeño de muchas personas que bridaron su trabajo y talento. En una revista científica como en cualquier publicación se trabaja, esencialmente, con palabras, las cuales trasmiten el mensaje de autenticidad o falsabilidad, como queramos ubicar a este quehacer. Y justo en este año igualmente se celebran 100 años del nacimiento de Octavio Paz, uno de los pensadores más trascendentes de México, que amó profundamente las palabras y a través de ellas expresó belleza, conocimiento y lucidez.

En la Revista Mexicana de Ciencias Forestales consideramos tener algunos razgos comunes con Octavio Paz: el primero, que le gustaban mucho los árboles. En múltiples poemas hace alusión a todo tipo de especies forestales: "un sauce de cristal, un chopo de agua". De hecho, tenía una obsesión por los bosques y sus elementos esenciales. Simplemente, uno de sus poemas más célebres, Árbol adentro, lo demuestra:

 

 

Creció en mi frente un árbol.
Creció hacia dentro.
Sus raíces son venas,
nervios sus ramas,
sus confusos follajes pensamientos.
Tus miradas lo encienden
y sus frutos de sombras
son naranjas de sangre
son granadas de lumbre.

Amanece
en la noche del cuerpo.
Allá adentro, en mi frente,
el árbol habla.

Acércate, ¿Lo oyes? 

Quizá las doctas contribuciones sobre dendroenergía hagan hablar a los árboles. Además, Paz desde su juventud fundó y colaboró con diversas revistas; algunas de modesto formato hasta la extraordinaria Vuelta en cuyas páginas, a propósito, dió espacio a la discusión y análisis de la ciencia, algo que ninguna publicación mexicana de literatura hacía y sigue sin hacer. Así, también, él mismo era un dedicado editor: seleccionaba textos —aunque no imponía su criterio—, los corregía, integraba y, aún más, comercializaba sus revistas. Paz era un editor más que internacional o global, era universal; ocudían a su llamado pensadores e intelectuales de todo el orbe para pfrecerle sus muy diversos puntos de vista. Pero, sobre todo, en relación con el quehacer de nuestra publicación, su compromiso era esencialmente el mismo de toda revista científica de excelencia: colmar sus páginas con escritos de calidad, impacto y trascendencia.

Como cualquier iniciativa derivada de la investigación, la revista Ciencia Forestal en México surgió como un espacio que presentaba respuestas a la problemática forestal, al inicio derivadas de estudios dasométricos que se hacían en el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales (INIF), pero cada vez fueron más preguntas resueltas por especialistas de otras instituciones y de diversos paises. Incluso, la Revista aunque en un inicio fue muy local, prácticamente publicaba lo que se realizaba en el barrio de Coyoacán, donde se asentaba el INIF, nació con una vocación internacional. Su fundador siempre pensó en los más prestigiados Journals y se imaginó que alguna vez México, igual que Estados Unidos de América, podría aspirar a contar con publicaciones de mayor relevancia.

Los incios de la Revista fueron muy difíciles, la ausencia de recursos económicos y humanos era algo que se padecía en cada edición. Sin embargo, en sus directores y editores jamás decayó el ánimo, aunque a veces prevalecía la inquietud, sobre todo, en cuanto a las colaboraciones. Pero en ese aspecto, también se contó con el apoyo de sus autores, investigadores de diversas instituciones no dejaron de tener fe —permítaseme el concepto teológico— en que sus articulos debían nutrir la reflexión de la silvicultura en las páginas de Ciencia Forestal en México, la cual, sabían, crecería y vencería todos los obstáculos. Efectivamente, en la mayoría de las veces se publicaban las ocupaciones de los investigadores, más que sus preocupaciones. Aunque, ocasionalemente, salieron a la luz ensayos esclarecedores. Sin embargo, siempre prevaleció, aun en las circunstancias más complicadas, el cuidadoso trabajo editorial.

Se debía recuperar continuidad pero, ante todo, se tenía que obtener calidad. Los esfuerzos se mantuvieron en los dos sentidos. Un momento crucial fue cuando en atención a una recomendación del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) se señaló la independencia editorial y de gestión de la publicación de la dirección central del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP). Eso significó mas que una ausencia de apoyo, la oportunidad de tener un proyecto editorial autónomo. La dirección central del INIFAP, ante esto respondió con generosidad. Sin embargo, dado que los directores de investigación forestal del Instituto habían tutorizado a la Revista durante muchos años, un funcionario la había fundado, el hecho de que ahora dependiera de los esfuerzos, talento y conocimientos de un grupo de investigadores suponía una suerte de grave compromiso y una aventura, en ese momento, de insospechadas consecuencias. Lo anterior, redimensionó el carácter colegiado al que estaba llamado el trabajo editorial de la Revista. Paulatinamente, el Comité Editorial fue asumiendo todas las decisiones editoriales, administrativas y de gestión de la publicación.

A la figura de director de la revista y secretario técnico, se sumó la de coordinador editorial. Se restructuraron los consejos consultivo, arbitral así como el editorial. Se actualizaron los contenidos, se recuperó la oportunidad de la Revista y se logró ingresar de nueva cuenta al Índice de Revista Cientificas del Conacyt. El Ingreso a otros índices como Scielo consolidaron estos esfuerzos.

 

Fin de una época 

En el comité editorial nos planteamos celebrar el aniversario como el cierre de un ciclo. Ciencia Forestal en México es la misma, pero a su vez distante de la actual Revista Mexicana de Ciencias Forestales (RMCF). Cada vez mas, la publicación que le dió origen se apreciará por su trascendencia histórica que le permitió superar los propósitos que le dieron origen. Eso es una muestra de que cumplió y alcanzó su misión.

La propia RMCF en cada edición se moderniza, en un proceso de actualización y transformación constante. Es como finalmente debe ser una revista científica. Superarse en cada edición, ya que el conocimiento derivado del método científico avanza en forma acelerada.

Sin embargo, los retos a los que se enfrentó en su momento Ciencia Forestal en México son, en esencia, los mismos que los actuales: mantener la calidad en las contribuiciones, atender los requerimientos de los autores, ampliar su distribución, mejorar su presentación, obtener recursos. No obstante, las dimensiones del compromiso han aumentado considerablemente.

La publicación de la ciencia experimenta una explosión. Miles de títulos y millones de artículos salen a la luz. Cientos de miles de citas son referidas y rastreadas por los buscadores. Las exigencias de los índices internacionales aumentan conforme la competencia de las revistas por ser incluidas se incrementa. Las estrategias para alcanzar la notoriedad entre la comunidad científica lleva a los editores a replantear todos los días sus normas y procedimientos. Incluso pone de continuo los principios sobre los cuales alguna vez inciaron la publicación.

En algún momento se planteó que el nombre Ciencia Forestal en México limitaba a otras contribuciones del extranjero y aunque esto jamas ocurrió, puesto que sí se publicaron contribuciones extranjeras, no con la frecuencia deseada, en el comité no queríamos que quedará la menor duda. La ciencia que pretendemos publicar no solo es la originada en México. De hecho, estamos comprometidos con un proceso de internacionalización que primero debe alcanzar a Iberoamérica.

El factor de impacto ahora significa que la ciencia que se publicará debe grantizar que no solo encontrará una solución, sino motivará muchas más preguntas. El proceso de acceso abierto despierta debate. Nosotros creemos en la necesidad de liberar a la comunidad nacional e internacional los artículos que gracias al apoyo del INIFAP, un centro público de investigación, se publican. Y como esta revista miles de publicaciones científicas, sobre todo en Latinoamérica, también comparten esta posición.

Nos fue entregado el futuro y esto en la ciencia representa un inmenso cosmos. Pero todo eso, finalmente, significa los mismos retos: la calidad de las contribuciones, ahora internacionales, debe matenerse en los mayores estándares; se requiere mejorar la comunicación con los autores, editores y árbitros; la expansión de la distribución tiene que apoyarse con las mejores herramientas tecnológicas. Para eso, la visualización de la Revista debe trascender los parámetros tradicionales.

La revisión y consenso de nuestros pares en la actualidad exige una mayor globalización. Porque esencialmente tenemos problemas comunes, y cada vez más grandes, los cuales exigen soluciones globales: la productividad forestal, la disminución de la erosión, la conservación de la biodiversidad y el manejo forestal sustentable.

Octavio Paz escribió: "La gran lección filosófica de la ciencia contemporánea consiste, precisamente, en habernos mostrado que las preguntas que la filosofía ha cesado de hacerse desde hace dos siglos —las preguntas sobre el origen y el fin— son las que verdaderamente cuentan. Las ciencias, gracias a su prodigioso desarrollo, tenían que enfrentarse a esos temas en algún momento: ha sido una bendición para nosotros que ese momento haya sido nuestro tiempo". Son estos señalamientos metacientíficos y el constante enlace que realiza Paz con la filosofía occidental y oriental, lo que hace del final de uno de sus libros más reflexivos, La Llama Doble, una importante reflexión acerca de la ciencia.

En estos momentos de grave problemática ambiental, en la que los bosques y ecosistemas forestales estan llamados, en su sobrevivencia misma, a responder múltiples incógnitas sociales, económicas y culturales la Revista Mexicana de Ciencias Forestales se ha propuesto abonar a la reflexión misma que la investigación puede proporcionar.

Fundar una revista es uno de los mayores privilegios. Toda esta generación de investigadores que ahora concurren a nuestras páginas pueden ser partícipes de esta nueva aventura editorial. Admiramos a las generaciones fundacionales, sin embargo nosotros también debemos presentarnos como iniciadores.

La estructura del Comité Editorial ha cambiado y posiblemente continuará modificándose; hemos querido matener la figura de Secretario Técnico, pero desaparecimos el título de Presidente del Comité Editorial y Director de la Revista Ciencia Forestal en México para dejar a quien encabeza este proyecto como Editor en Jefe. Lo que permanecerá intalterado es la convicción del trabajo colegiado editorial, en el cual no hay una figura o voz que prevalece.

Este consideramos debe ser el último de los aniversarios de la Revista que nos dió origen, por nuestra parte buscaremos crear algo tan grande y perdurable como Ciencia Forestal en México, y si se puede más relevante. El próximo año tendremos el gusto de celebrar el quinto aniversario de la Revista Mexicana de Ciencias Forestales que acompañará los paso de los jóvenes investigadores por el desarrollo de su vida profesional. Necesitamos tener la sensibilidad para identificar cuáles serán sus necesidades de los medios de difusión.

Cualquier revista mexicana tiene un reto extraordinaria, al que le ha enfrentado la disminución del impacto de la investigación realizada en el territorio nacional. Los desafíos son enormes. La capacidad de los científicos de México debe reflejarse en el contexto mundial. Eso es necesario para el país, pero también para toda la patria grande: Lationoamérica. Aunque su alcance es mayor, ya que a toda la región Iberoamericana le conviene el despegue de la ciencia en todos los paises. Apenas cinco de sus naciones tienen un factor de impacto … Liderados por Brasil, seguido por Mexico y acompañados muy de cerca por Chile, Colombia y Argentina. Se debe agregar que Latinoamérica es la zona del mundo de mayor ciencia abierta.

Los desafíos son grandes, pero cuarenta años de investigación da bastante para enfrentar el futuro, el cual no nos toma completamente por sorpresa. Los planes se nos amontonan, verdaderos montes en la acepción española de bosque. Los cercanos cinco años de la Revista debe ser una propuesta. Un filósofo decía que si queremos ver más alla, debemos ponernos en los hombros de alguien más grande. Ya nos hemos puesto en los hombros de Ciencia Forestal en México, y ya vislumbramos el futuro: y es prometedor.

A un siglo del nacimiento de Octavio Paz nos gustaría tener presente sus palabras, para animar el largo caminar que aguarda a la Revista Mexicana de Ciencias Forestales, sobre la poesía moderna y lo que debe ser la ciencia moderna a la que aspiramos coadyuvar:

"Las semejanzas entre ciencia y poesía no deben hacernos olvidar una diferencia decisiva: el sujeto de la experiencia. El hombre de ciencia es un observador y, al menos voluntariamente, no participa en la experiencia. Digo "al menos voluntariamente" porque en ciertas ocasiones el observador fatalmente forma parte del fenómeno y, en consecuencia, lo altera. En el caso de la poesía moderna, el sujeto de la experiencia es el poeta mismo: él es el observador y el fenómeno observado. Su cuerpo y su psiquis, su ser entero, son el campo en donde se operan toda suerte de transformaciones. La poesía moderna es un conocimiento experimental del sujeto mismo que conoce. Ver con los oídos, sentir con el pensamiento, combinar y usar hasta el límite nuestros poderes, para conocer un poco más de nosotros mismos y descubrir realidades incógnitas, ¿no es ese el fin que asignan a la poesía espíritus tan diversos como Coleridge, Baudelaire y Apollinaire? (…) Y aún podría agregar que la verdadera modernidad de la poesía consiste en haber conquistado su autonomía. La poesía ha dejado de ser la servidora de la religión o de la filosofía; como la ciencia, explora el universo por cuenta propia. Y en esto también se parecen algunos poetas y hombres de ciencia: unos y otros no han vacilado en someterse a ciertas experiencias peligrosas, con riesgo de su vida o de su integridad espiritual, para penetrar en zonas vedadas."

Carlos Mallén Rivera
Editor en Jefe

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