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Revista mexicana de ciencias forestales

versão impressa ISSN 2007-1132

Rev. mex. de cienc. forestales vol.4 no.19 México Set./Out. 2013

 

Artículos

 

Especies maderables y agentes patógenos del retablo de los reyes de la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México  

 

Wooden species and pathogenic agents of the altarpiece of the kings of the Metropolitan Cathedral of Mexico city

 

José Francisco Reséndiz Martínez1, Lilia Patricia Olvera Coronel2, Luis Vázquez Silva2 y Cecilia Nieto de Pascual Pola1

 

1Centro Nacional de Investigación Disciplinaria en Conservación y Mejoramiento de Ecosistemas Forestales. INIFAP. Correo-e: resendiz.francisco@inifap.gob.mx

2 Ex - investigador del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias.

 

Fecha de recepción:28 de mayo de 2010.
Fecha de aceptación: 21 de junio de 2012.

 

RESUMEN

El Retablo de los Reyes es una obra de arte en madera, elaborada de 1718 a 1737, que está ubicada en la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México; es considerado patrimonio cultural y una muestra cumbre en su género, además de haber sido un ejemplo para la construcción de subsecuentes retablos en el país. Sin embargo, a través de los años sufrió de gran deterioro, por lo que se consignaron varias solicitudes para su restauración. El proyecto para emprender tal tarea se inició a finales de 2002 y finalizó en 2006, periodo en el cual se realizó el estudio aquí descrito, cuyos objetivos consistieron en determinar los agentes de su deterioro, las especies de madera que lo componen, así como el porcentaje de humedad de la misma. Para ello se seleccionaron ocho puntos en el retablo con evidencia de daño por hongos e insectos; de cada sitio se sacó una muestra de cuadrados de madera de 1 a 2 cm. Los resultados indican la presencia de un hongo de la familia Dematiaceae como causante del deterioro de la madera, que se manifiesta formando manchas; su ataque es muy frecuente, pero no llega a modificar sus propiedades químicas. De los insectos xilófagos se determinó a Calymmaderus sp., como el de mayor importancia. Durante el muestreo no se observaron nuevos orificios de salida de insectos. Se determinó que los taxa utilizados para elaborar el retablo corresponden a los géneros Cupressus y Pinus.

Palabras clave: Biodeterioro, Calymmaderus sp., Catedral Metropolitana, especies de madera, Hyphomycetes, Retablo de los Reyes

 

ABSTRACT

The Altar of the Kings is a wooden masterpiece built between the years of 1718 to 1737, and it belongs to the Metropolitan Chatedral of Mexico City; it has been considered cultural heritage and a summit sample of its kind, as well as an example for altarpieces built later in the rest of the country. However, through the years it suffered great deterioration, which provoked many requests to restore it. The project to accomplish this task started at the end of 2002 and finished in 2006, time in which the actual study was made, with the objectives of finding the deterioration agents, the wooen species with wich the piece was made as well as its moisture content. Therefore, eight points were chosen which exhibited damage by fungi or insects; from each one of them, 1 to 2 cm wooden square samples were taken. Results reveal the presence of a fungus of the Dematiaceae family as the cause of wood decay that becomes apparent through stains; its attacks are very frequent but it does not change its chemical properties. Calymmaderus sp. was the most important xylophagous insect. During the sampling process, no more new holes were found. The wooden species used in making the alterpiece belong to the Cupressus and Pinus genera.

Key words: Wood deterioration, Calymmaderus sp., Metropolitan Cathedral, wood species, Hyphomycetes, Alterpiece of the Kings.

 

 

INTRODUCCIÓN

México posee una gran riqueza de obras de arte labradas en madera, como son los retablos de las iglesias y de las catedrales en algunas entidades como Puebla, Oaxaca, Chiapas y el Distrito Federal, entre otras. Reconocidos historiadores afirman que ya para la tercera etapa del siglo XVIII en la Ciudad de México existían más de 300 de ellos en iglesias, capillas, conventos y colegios, pues es una estructura religiosa para la Iglesia Católica de carácter decorativo y propagandístico (Tovar y de Teresa, 1984). En el siglo XVII se multiplicó su elaboración de estas piezas, tanto en la capital como en las principales ciudades de la provincia mexicana, pero muchos de ellos fueron destruidos a mediados del siglo XIX como consecuencia de las Leyes de Reforma (Tovar y Mas, 1994), pero aún se pueden apreciar muchos ejemplos.

El Retablo de los Reyes de la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México es considerado el más importante en su tipo (Fernández, 1959); mide 24 m de altura, 13.75 m de ancho y su desarrollo longitudinal es de 21.0 m (Cortés y Álvarez, 2006). Fue proyectado por José de Sáyago en 1688 (Tovar y de Teresa, 1984) y construido por el artista español Gerónimo de Balbás (c.1680-1748) entre 1718 y 1737; destacan en él cuatro estípites que fueron imitados, repetidos o reinterpretados cientos de veces en las localidades de todo el territorio virreinal (Parra,1993). Se elaboró en su totalidad con madera, de manera independiente a la estructura del recinto, y representa uno de los más sobresalientes ejemplos del estilo Churrigueresco y el primer retablo construido en América con estas características (Figura 1).

Los estragos del tiempo y la acumulación del polvo paulatinamente dejaron su huella en esta obra arquitectónica, y en 1967 sufrió un impacto muy grave al incendiarse la Catedral. En la década de los años 80 se ejecutaron algunos trabajos de restauración y de conservación (Tovar y de Teresa y Ortiz, 1985), pero resultaron insuficientes ante los daños causados por el fuego. Algunas de las actividades incluyeron la fumigación del retablo contra hongos e insectos, ya que se detectó manchado de la madera y orificios producidos por los últimos.

A partir del deterioro de los materiales, acumulado a través de los años, se hicieron varias solicitudes para su mejoramiento, tanto al gobierno local como al responsable del recinto que lo alberga. Como resultado de la visita realizada por los reyes de España a la capital mexicana, a finales del año 2002, y ante el interés de conservar el recinto como patrimonio cultural de la humanidad se estableció un acuerdo con el gobierno español para copatrocinar la restauración del Retablo de los Reyes (Aeci, 2007) ), de tal manera que ese año comenzó la segunda gran obra para su recuperación y finalizó en 2006, periodo en el cual se llevó a cabo el estudio aquí descrito.

Los objetivos de la presente investigación consistieron en determinar los agentes biológicos que han intervenido en el deterioro del Retablo de los Reyes para emitir las medidas de control pertinentes; identificar las especies de madera que integran el retablo y calcular el porcentaje de humedad de la misma; dicha información servirá de base para recomendar la sustitución de las piezas de madera dañadas, si se pretende efectuar su restauración.

 

MATERIALES Y MÉTODOS

Toma de muestras

Se reconocieron ocho áreas con evidencia de daño como lo son manchado de la madera y orificios de entrada de insectos (Figura 2). Con base en la opinión experta de los restauradores, en el sentido de no alterar el estado de conservación del Retablo, solo se tomó una muestra de cada uno de los sitios identificados previamente; las porciones de madera tuvieron forma cuadrangular de 1 a 2 cm3, se extrajeron a una profundidad de 1 cm, mediante cortes (Figura 2) realizados con navaja de doble filo; se guardaron en bolsas de polipapel debidamente etiquetadas con marcador indeleble; y así fueron llevadas al Laboratorio de Fitopatología del Centro Nacional de Investigación Disciplinaria en Mejoramiento de Ecosistemas Forestales del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP) para su identificación y análisis.

A fin de reconocer las estructuras fúngicas e identificarlas mediante la literatura especializada (Barnett, 1960; Ellis, 1971), el material fue seccionado en cinco porciones de 1 cm2 con un microtomo Carl Zeiss Microm HM 450; las porciones se colocaron en portaobjetos, se tiñeron con azul-lactofenol-algodón (Cañedo y Ames, 2004), y se revisaron con un microscopio Carl Zeiss modelo Axiostar plus.

En el caso de los insectos, las muestras de las ocho áreas que presentaron orificios por entrada de insectos se observaron en un estéreomicroscopio Carl Zeiss modelo Stemi 2000-C. Los organismos encontrados se fijaron en alcohol (Martínez, 2002) y se identificaron siguiendo las claves de Cibrián et al. (1995).

Para la identificación de los tipos de madera de las diferentes partes del retablo, a las muestras se les hicieron cortes de 1 cm2, que fueron colocados en cajas de Petri con agua destilada y llevados a ebullición para su ablandamiento; paso seguido se les retiró el agua, se tiñeron con verde yodo al 2% y se fijaron con bálsamo de Canadá (De la Paz y Olvera, 1981). Para su observación se utilizó el microscopio Carl Zeiss Axiostra plus; para la determinación de las especies de pino y de cedro se consultaron las claves de IAWA (Richter et al., 2004) y Panshin (1980). Finalmente, se les tomaron microfotografías con una cámara AxioCam MRc Zeiss. Las muestras fueron comparadas con tablillas de 1 x 7 x 15 cm de la Xiloteca Nacional Forestal para corroborar su identidad. Con esta información se hizo su descripción.

El contenido de humedad se calculó por el método de diferenciación de pesos. Se registró el peso inicial del material en una balanza analítica AE Adam modelo PW254; se sometió a secado en un horno de convección mecánica TECSA modelo HDY-28, a una temperatura de 103°C durante 24 h, hasta obtener un peso constante, que indicó el peso final (Echenique, 1971).

 

RESULTADOS Y DISCUSIÓN

Hongos

Se identificó la presencia de organismos pertenecientes a la clase Hyphomycetes, familia Dematiaceae, también conocidos como hongos negros, que son saprófitos pues se alimentan de madera muerta; sus hifas provocan el manchado de la madera (Berrocal, 2007) (Figuras 3 y 4). Las condiciones favorables para su desarrollo consisten en un pH entre 4 y 6, humedad de 40 a 80% y temperatura de 20 a 29° C. Este tipo de daño es muy frecuente, pero por lo general no llega a modificar las propiedades mecánicas de la madera, ya que el hongo no posee la capacidad enzimática para degradar y destruir la pared celular, y sus metabolitos secundarios (pigmentos) solo la manchan; por lo tanto, se localizan en la superficie (Valentín y García, 2011). La porción del Retablo con estructuras fúngicas características de dicho grupo taxonómico se ubicaron en la zona de inserción del lóbulo central (Figura 2).

El deterioro y decoloración de la madera son causados por hongos y están ligados a la formación de manchas, como resultado de las excreciones o a la presencia de hifas oscuras (Figura 4). Mohali et al. (2002) describen que el manchado azul es común en países con climas templados y tropicales; los hongos que producen este efecto colonizan rápidamente maderas en las que la cantidad de azúcares solubles y de almidón es muy alta. Algunos géneros de la familia Dematiaceae, como Aspergillus, Fusarium, Aureobasidium, Trichoderma y ascomicetos como Chaetomium son responsables de dicha enfermedad (Caneva et al., 2000). Sphaeropsis sapinea (Fr.) Dyko & Sutton, específicamente, se caracteriza por la presencia de hifas ramificadas y septadas, oblongas a clavadas, rectas, de paredes gruesas, ornamentadas, ápice obtuso y truncado (Mohali et al., 2002); picnidios inmersos y superficiales, separados o agregados, globosos, uniloculares y de color marrón oscuro, además de conidios marrón oscuro, de 28-43 x 10-16 μm,; esta descripción coincide con lo observado en el análisis practicado a las muestras, en Pinus oocarpa Schiede ex Schltdl. en particular, y cuya fotografía aparece en la Figura 4.

 

Insectos xilófagos

Se detectaron ataques viejos en las área s 4 y 6 del Retablo. Como agente causal se identificó a Calymmaderus sp., orden Coleóptera, familia Anobiidae (White, 1983); de estos escarabajos se conocen más de 50 especies, que se distribuyen en Norte América, principalmente; y en el ámbito nacional, en el Distrito Federal y en los estados de Guerrero, Estado de México, Oaxaca y Veracruz. A partir de su hábito alimentario de roer la madera (xilófago) destruyen estructuras y muebles. En general, atacan a diversos taxa de Cupressus, Pinus y a Taxodium mucronatum Ten., en particular (Cibrián et al., 1995).

Con base en su forma de vida, resultan absolutamente nocivos para la conservación de la madera, pues los adultos ponen sus huevecillos en grietas o hendiduras de materiales secos como vigas de casas, mesas, libreros, esculturas, cruces, relieves, etcétera (Cibrián et al., 1995) (Figura 5); y las larvas construyen galerías que, por lo regular, no siguen una dirección y las llenan de excremento seco de forma granular, parecido al de las termitas de madera seca. Para salir, los nuevos adultos hacen orificios circulares de 2 mm de diámetro, aproximadamente, en la superficie de la estructura dañada, misma que puede ser reinfestada durante varios años, hasta dejar el material inservible por completo.

Las condiciones favorables para el desarrollo de las especies pertenecientes a la familia Anobiidae varían, entre 22 y 28°C, y de 70 a 90% de humedad (Gallo, 1992). Durante la realización del presente estudio se determinó un bajo porcentaje de humedad, cuyo intervalo de valores fue de 8.18 a 58.33 y un promedio de 29.06%, lo que supone condiciones ambientales para que los insectos no estén activos o bien que las poblaciones sean remanentes o escasas, lo que se confirmó con la detección de un solo ejemplar muerto.

 

Maderas identificadas

En el Cuadro 1 se listan las especies maderables identificadas.


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Cupressus spp. Su madera se ha descrito (Huerta, 1978) como de albura de color amarillo pajizo, duramen amarillo con tinte castaño o rosado; olor y sabor característicos, textura fina, grano derecho veteado suave, lo que coincide con las muestras analizadas. En el corte radial de cada una se observan los campos de cruce en donde se advirtieron de una a dos puntuaciones de tipo cupressoide por campo (Figura 8), como lo indica De la Paz (1990). Con este material fue construida la mayor parte del Retablo, al que se hacía referencia como "ciprés", y se ocupaba como materia prima para la talla de decoraciones religiosas como la del altar mayor de la Catedral de México (Salazar, 2009). Era uno de los materiales preferidos, al que se apreciaba, en particular, por su aroma y que se describía como abundante en las faldas de la Sierra Nevada (Vargas y Victoria, 1985).

Pinus ayacahuite var. veitchii Shaw. La madera no presenta diferencia de color entre albura y duramen; la temprana es color rosa; y la tardía, castaño claro; su olor es resinoso; brillo bajo, veteado suave, textura mediana e hilo recto. Rayos aparentes en las caras transversal y radial; canales resiníferos visibles. Sus caras radiales tienen una hilera de puntuaciones areoladas; en los campos de cruzamiento se ven de 1 a 2 puntuaciones de tipo fenestroide y las traqueidas de rayo son de bordes lisos. Entre sus usos, se le aprovecha ampliamente para artesanías (Olvera, 1985).

Pinus oocarpa Schiede ex Schltdl. En su corte radial (Figura 9) se advierten los campos de cruce con una o dos puntuaciones de tipo pinoide por campo y bordes dentados en las traqueidas radiales, lo que coincide con la descripción realizada por Olvera (1985). No hay una diferencia aparente entre la albura y el duramen; la madera temprana es de tono amarillo pálido, y la tardía, castaño amarillento; su textura es gruesa, el hilo es recto Los rayos se observan a simple vista en el corte transversal, tangencial y radial así como sus canales resiníferos. Sus caras radiales presentan una hilera de puntuaciones areoladas, algunas con crásulas que abarcan de una o dos puntuaciones; en los campos de cruzamiento se notan de 2 a 4 puntuaciones de tipo pinoides; las traqueidas tienen bordes dentados. Su madera se clasifica como pesada a partir de su densidad promedio (0.56 g m3) y los usos recomendados se destinan a la construcción en general, muebles, ebanistería, molduras, artesanías y pulpa para papel (Gutiérrez et al., 2010).

Pinus ayacahuite Ehren (ayacahuite). Huerta (1978) describe algunas de las principales características macroscópicas de la madera: color amarillo pajizo, sin diferencia aparente entre albura y duramen; su olor y sabor son algo resinosos, tiene textura fina, grano derecho y veteado suave. En el corte radial de las muestras seleccionadas del Retablo (Figura 10) se observan los campos de cruce de una a dos puntuaciones de tipo fenestroide por campo y traqueidas de radio con bordes lisos. La madera de ayacahuite se consideró como la favorita para la construcción de retablos en la Nueva España, posiblemente desde mediados del siglo XVI; según Muñoz Camargo (1579-1585), historiador mestizo de la Colonia, es una "...madera blanca y muy tupida, pesada que es la que en esta tierra se labra para hacer caxas y puertas ... y para hacer retablos ... es madera muy preciada..." (Vargas y Victoria, 1994).

Porcentaje de humedad

De las ocho muestras de madera que se tomaron, en cuatro de ellas (1, 3, 4 y 8) el porcentaje de humedad fluctuó entre 8 y 19; en las muestras 2 y 6 de 32 a 38%; y en la 5 y 7, entre 53 y 58.33 % (Cuadro 2).


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Martín (1997) define que el desarrollo de hongos manchadores y pudriciones de la madera es favorecido por un porcentaje de humedad superior a 22%. Con base en esta estimación de las áreas del retablo evaluadas, en las que su contenido de humedad fue menor a 22% (1, 2, 4 y 8), el establecimiento de hongos es poco probable. La temperatura promedio para el desarrollo de los insectos de la familia Anobiidae va de los 22 a 28 ºC, mientras que la temperatura óptima para el desarrollo de hongos manchadores fluctúa de 25 a 30ºC (Valentín y García, 2011).

A partir de la extensión de los daños observados, es muy probable que las manchas que se advierten obedezcan a momentos en los que la humedad ambiental y en la madera hayan sido altas, pues los valores determinados en el presente estudio indican bajo riesgo de infestación por hongos o de proliferación de insectos, lo cual supondría que el biodeterioro es un evento antiguo, probablemente anterior a la década de los 80 cuando al Retablo se le hicieron algunos trabajos de conservación, uno de ellos fue la fumigación contra hongos e insectos. La presencia de un ejemplar muerto de Calymmaderus sp. sugiere que las poblaciones se retiraron o fueron removidas, por lo que en la actualidad no representan un problema.

 

CONCLUSIONES

La identificación de las muestras de maderas recolectadas revelan que el Retablo de los Reyes fue construido con Cupressus spp. y con dos especies de pino: Pinus oocarpa y P. ayacahuite y una variedad de esta última. Se recomienda, entonces, que para efectos de sustitución de las porciones dañadas de la madera se considere dicha información.

Se determinó un bajo porcentaje de humedad en 62.5% de los puntos muestreados, en los que el contenido es inferior a 22%, cifra significativa para evitar la proliferación de hongos destructores y manchadores de madera, así como de insectos xilófagos. Los resultados indican que en la actualidad, el biodeterioro del Retablo no es un riesgo grave para su conservación.

 

AGRADECIMIENTOS

Los autores desean hacer patente su agradecimiento al restaurador y artista plástico Javier A. Padilla Leimer por su amable invitación a participar en el proyecto de restauración del Retablo de los Reyes y al personal de su taller por la toma de muestras que se utilizaron en el presente estudio.

 

REFERENCIAS

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