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Revista mexicana de ciencias forestales

versão impressa ISSN 2007-1132

Rev. mex. de cienc. forestales vol.3 no.12 México Jul./Ago. 2012

 

Artículos

 

Contexto socioeconómico del conocimiento micológico tradicional en la Sierra Nevada, México

 

Socioeconomic framework of the traditional mycological knowledge in the Sierra Nevada, Mexico

 

Emma Estrada Martínez1, David Cibrián Tovar1 y Rafael Ortega Paczka2

 

1 División de Ciencias Forestales, Universidad Autónoma Chapingo. Correo-e: eestradam@yahoo.com

2 Dirección de Centros Regionales, Universidad Autónoma Chapingo

 

Fecha de recepción: 6 de agosto de 2010;
Fecha de aceptación: 28 de mayo de 2012

 

RESUMEN

Diversos trabajos relativos al conocimiento tradicional de los hongos silvestres comestibles se han realizado en la zona centro de México, pero algunos de ellos no incluyen información socioeconómica. Derivado de esto se planteó el estudio que se describe a continuación con el objetivo de fundamentar, en dicho contexto, la relevancia del saber popular que posee la población que habita en las comunidades vinculadas con el área forestal de la Sierra Nevada. Para ello, se examinaron datos de campo referentes a los aspectos etnomicológicos relacionados con el aprovechamiento de dichos recursos naturales y se hizo un análisis comparativo de diversos parámetros socioeconómicos de los municipios ubicados en la región. Los resultados indican que la situación de pobreza generalizada de la mayor parte de sus habitantes se agudiza para los municipios rurales, escenario que se acentúa para las mujeres asalariadas, en particular, las que no tienen pareja, son viudas o están divorciadas. De ahí la importancia alimentaria, económica y como elemento generador de identidad que reúne el conocimiento micológico tradicional, propio de algunos de los pobladores de las localidades que poseen o hacen uso de terrenos boscosos de la Sierra Nevada; esto es más valioso para la población femenina, como responsable de la comercialización de los hongos silvestres comestibles en los mercados regionales.

Palabras clave: Alimentación, aspectos socioeconómicos, conocimiento micológico tradicional, etnomicología, hongos silvestres comestibles, Sierra Nevada.

 

ABSTRACT

Several studies about traditional knowledge of edible wild mushrooms have been made in central Mexico, but some of them do not include socioeconomic information. Therefore, the aim of this study was to support in this context the relevance of this popular knowledge owned by the communities linked to the forest area of Sierra Nevada. Thus, field data related to ethnomycological aspects were examined, which relate to the harvesting of these natural resources, and a comparative analysis of some socioeconomic parameters of the local municipalities. Results show that the generalized poverty of most of the inhabitants of the area becomes worse in the rural municipalities, a scenario that becomes even keener for salaried women without a couple, widows or divorced. Such is the economic, feeding and as an identity element that mycological traditional knowledge engulfs, which is owned by some member of the locations that have or use woods of Sierra Nevada; this is particularly significant for the female population as it is responsible of trading the edible wild mushrooms at the regional markets.

Key words: Food, socioeconomic aspects, mycological traditional knowledge, ethnomycology, edible wild mushrooms, Sierra Nevada.

 

INTRODUCCIÓN

El conocimiento micológico tradicional (CMT) ha sido sujeto de estudio en la Sierra Nevada a través de diversos trabajos realizados en Hueyapan, Morelos (De Ávila et al., 1980); en la comunidad de San Pablo Ixayoc y en Santa Catarina del Monte, Texcoco, Estado de México (Carrillo, 1990; Arteaga y Moreno, 2006); en San Andrés Hueyacatitla, Puebla (Pellicer, 2001; Pérez et al., 2008); en Ozumba, Estado de México; y en la Sierra Nevada, entre otros (Estrada et al., 2009). Todos ellos están ligados a las áreas forestales de clima templado de esta cadena montañosa, que es hábitat natural de la mayoría de los hongos silvestres comestibles consumidos en las comunidades objeto de estudio.

Estas investigaciones, en general, han aportado valiosa información para lograr una caracterización diagnóstica del saber fúngico existente en la región; no obstante, se considera importante ubicar los trabajos etnomicológicos dentro de contextos socioeconómicos (Pellicer, 2001), ya que parece existir un divorcio entre los resultados de gran parte de la investigación científica y los problemas relacionados con la alimentación y la estructura social prevaleciente en las distintas zonas rurales de México.

 

MATERIALES Y MÉTODOS

Área de estudio

La Sierra Nevada es una cadena montañosa con dirección norte-sur, localizada en el área central del Eje Volcánico Transversal, cercana a las longitudes -98.55 O y -98.80 O y las latitudes 18.91 N y 19.56 N, a más de 2 500 m de altitud (INEGI, 2011c). Está conformada por grandes elevaciones volcánicas: de norte a sur: El Mirador (4,120 msnm), El Telapón (4,060 msnm), Popocatépetl (5,452 msnm) e Iztaccíhuatl (5,220 msnm); se extiende a los estados de Puebla y Estado de México, y forma parte de la fracción más occidental de Tlaxcala e incluye una discreta porción territorial ubicada al noreste de Morelos.

 

Información etnomicológica

El análisis de los aspectos relacionados con el conocimiento micológico tradicional (CMT) se realizó con una parte de la información de campo obtenida por Estrada et al. (2009) mediante una encuesta en 10 comunidades localizadas a pie de monte de la Sierra Nevada en 1999 y entrevistas con vendedoras de hongos, así como con observaciones directas en cuatro mercados regionales del oriente del Estado de México. Algunos de esos datos son inéditos.

 

Información socioeconómica

Se definieron aspectos socioeconómicos para los municipios que cubren la mayor parte de la Sierra Nevada, a partir de datos del CONEVAL (2007, 2012) consignados en el XII Censo General de Población y Vivienda 2000 y en el Censo de Población y Vivienda 2010 del INEGI (2011a). El censo de 2000 se tomó como base para el análisis, debido a la correspondencia temporal con el estudio etnomicológico y la adecuada comparación entre el precio observado de los hongos y el ingreso. El ingreso per cápita en años recientes se calculó con base en el censo de 2010 y se incorporó al cuadro correspondiente. Las variables en el análisis fueron los porcentajes de población con distintos tipos de pobreza; la población económicamente activa (PEA) total y PEA agropecuaria y forestal municipal; ingreso total municipal de las personas que constituyeron la PEA y que proporcionaron información en el censo; ingreso per cápita promedio general, por sexo; y el porcentaje de hombres y mujeres (mayores de 11 años) separados, viudos y divorciados del total municipal.

El ingreso per cápita general y el de hombres y mujeres se vinculó de manera gráfica al porcentaje ascendente de la PEA agropecuaria y forestal de los municipios estudiados, a fin de observar posibles tendencias entre este aspecto socioeconómico y el incremento en la estructura rural de la población. La definición del carácter urbano o rural de los habitantes se basó en el porcentaje de la PEA dedicada a las actividades agrícolas, pecuarias y forestales.

 

RESULTADOS Y DISCUSIÓN

Aspectos etnomicológicos

Importancia alimentaria. De acuerdo con la encuesta de Estrada et al. (2009), realizada en 1998, 95% de las 200 personas entrevistadas mencionó que su familia acostumbraba comer hongos del "monte" durante alguna época del año, y que involucraban 67 especies. Para la misma región, entre 2002 y 2005 Pérez et al. (2008) observaron 92 taxa a la venta en los mercados regionales y locales ubicados en el área de influencia de los Parques Nacionales Izta-Popo y Zoquiapan.

Conforme a la estratificación económica que se hizo de las viviendas de las comunidades seleccionadas, con base en el número de cuartos que las conforman y el material de construcción: adobe o madera, para los estratos bajos; tabicón, para el medio; y concreto para el alto (Cuadro 1) se determinó que 39% de las personas con las viviendas más humildes consumieron hongos silvestres más de una vez a la semana, y casi 53% lo hicieron con una frecuencia mayor a una ocasión cada mes; no obstante, se advirtió que poco más de una cuarta parte de este mismo estrato refirió rara vez comer hongos silvestres. Fue interesante distinguir que casi la mitad de la población del estrato medio también los incluyeron en su dieta más de una vez al mes, aunque solo una quinta parte de ella lo hace con una frecuencia superior a un día a la semana.

Es notable que dos tercios de los entrevistados con mayores recursos comen hongos silvestres más de una vez al mes y casi una tercera parte, lo hace a la semana, lo cual evidencía que este recurso no maderable es de consumo habitual entre los integrantes de los diferentes estratos socioeconómicos de la región. Es importante subrayar que el estrato más alto en las poblaciones rurales en donde se realizó el estudio sería equivalente, de modo aproximado, al nivel medio de comunidades urbanas como las de la Ciudad de México.

Las viviendas visitadas del estrato bajo que contaban, al menos, con una persona recolectora de hongos representó 81%, disminuyó a 61% en el medio y a 33% en el alto, lo que significa que algunos pobladores del estrato bajo recolectan hongos para la venta, en una proporción mayor que para autoconsumo, debido al ingreso que para ellos representa. El alto consumo de los pobladores del estrato superior se apoya en los recursos fúngicos extraídos por ellos mismos, así como en lo comprado a los recolectores del estrato inferior. Esta observación se complementa con el hecho de que las familias con algún miembro dedicado a la venta de los hongos recolectados, siempre pertenecieron a los estratos bajo y medio. Esto coincide con lo señalado por Pellicer (2001), quien plantea que las unidades familiares campesinas dedicadas a la recolección-venta de hongos silvestres son de muy bajos recursos, y por lo general carecen de tierras.

 

Papel de las mujeres

En la Sierra Nevada la venta de hongos en los mercados es realizada por mujeres. Aunque de manera eventual, también participan los hombres, hecho que concuerda con los resultados de Mariaca et al. (2001), para el Valle de Toluca. De acuerdo con los comentarios de las vendedoras entrevistadas, dicha situación responde a una concepción cultural en la que es "mal visto" que los hombres vendan en los mercados, pese a que pueden hacerlo por encargo en las comunidades y participan en el traslado de personas, materiales y hongos a los sitios de comercialización.

A diferencia de lo registrado en otros lugares del país, la mayoría de las vendedoras de hongos de los mercados estudiados a pie de monte de la Sierra Nevada no comercian otros productos y, por ello, solo asisten a esos centros en el tiempo de lluvias (junio a octubre). Ellas son reconocidas en las localidades donde viven como gente especializada en la recolección y venta de hongos: "hongueras" (Estrada et al., 2009) o "jongueros" (hombres y mujeres) en Hueyapan, municipio Tetela del Volcán (De Ávila et al., 1980). Esta actividad implica un conjunto de acciones cotidianas relacionadas con la recolecta, limpieza, separación y transporte, tanto de los hongos, como de los canastos, cubetas y lienzos de plástico utilizados durante su comercialización. Este importante papel femenino también fue observado por Mariaca et al. (2001) en su investigación etnomicológica del Valle de Toluca.

Al ser recolectoras directas de los hongos existe certeza, por parte de ellas, de su procedencia y tal seguridad se refleja en los nombres tradicionales específicos asignados a algunos de ellos, los cuales se vinculan con observaciones precisas de su hábitat; así mismo, poseen conocimientos sobre aspectos fenológicos relacionados con la emergencia de los esporomas de las distintas especies que comercializan. Este conjunto de saberes y actividades les brinda una identidad social importante, distinguida en su propia comunidad y donde venden los hongos.

 

Pérdida del conocimiento micológico tradicional

A pesar de que el número de recolectoras y vendedoras de hongos se ha incrementado en las últimas décadas, y que entre ellas prevalece una fuerte retroalimentación de conocimientos tradicionales micológicos durante la convivencia que establecen en los recorridos dentro del bosque y en los traslados a los sitios de venta; el número relativo de pobladores de las comunidades que está vinculado al aprovechamiento de los hongos silvestres ha disminuido, de acuerdo con las personas entrevistadas en la Sierra Nevada; los motivos son la deforestación y la emigración de los jóvenes en busca de empleo hacia las ciudades de México y Puebla, así como a Estados Unidos de América, lo que también es registrado por Pérez et al. (2008).

 

Importancia económica de los hongos

En la investigación de la Sierra Nevada se determinó que las "hongueras" venden su producto durante tres a cinco días por semana, y que podían o no pagar por el derecho a ocupar un espacio en el mercado, que, en 1998, era de $1.50 a $5.00 por día.

Del total de personas entrevistadas, 10.5% respondió que vendía "hongos del monte", principalmente, en la localidad donde radicaban o en las comunidades adyacentes al área de recolecta, y durante los días de tianguis en los mercados regionales y en poblaciones mayores como Texcoco, San Martín Texmelucan, Calpulalpan o en la Ciudad de México. En algunas poblaciones, la venta de los hongos es parte de una actividad relevante para la comunidad en su conjunto, como es el caso de Río Frío, San Rafael Tlalmanalco y San Pedro Nexapa. Las personas de los estratos económicos bajo y medio la asumen como una forma de trabajo (anual) y de ingreso periódicos.

La venta de hongos silvestres comestibles representa un importante ingreso para la economía familiar, cuyo valor, en 1998, varió de $105.00 a $420.00 por día por persona, en los días de tianguis (Estrada et al., 2009), que equivaldrían a $228.00 y $916.00, respectivamente, a precios actuales calculados de acuerdo con la inflación de 118% (de junio de 1998 a junio de 2012), con un índice de precios basado en la segunda quincena de diciembre de 2010 = 100 (INEGI, 2011b).

Este ingreso menos los gastos en consumo de alimentos y transporte, que llegan a sumar casi la cuarta parte del ingreso bruto (Pellicer, 2001), continúa siendo un monto significativo si se compara con el salario mínimo del primero de enero de 2000 que fue de $32.70 y de $59.08 en 2012 para la zona C, a la cual corresponden todos los municipios de la Sierra Nevada (SAT, 2010). Este ingreso económico por la venta de hongos también lo destacan Farfán et al. (2007) para la región mazahua, al occidente del Estado de México.

 

Contexto socioeconómico

La Sierra Nevada es una cadena montañosa cuyo conjunto de biomas son comunes; no obstante, desde el punto de vista socioeconómico, no se desliga de una situación nacional generalizada, pero al igual que con el CMT, también presenta particularidades, principalmente por el carácter rural-forestal de sus comunidades. A partir de la clasificación de pobreza considerada por el CONEVAL (2007) se define:

a) Pobreza alimentaria: incapacidad para obtener una canasta básica alimentaria, aun si se hiciera uso de todo el ingreso disponible en el hogar para comprar solo los bienes de dicha canasta.

b) Pobreza de incapacidades: insuficiencia del ingreso disponible para adquirir el valor de la canasta alimentaria y efectuar los gastos necesarios en salud y educación, incluco si se utiliza el ingreso total de los hogares para estos fines.

c) Pobreza de patrimonio: insuficiencia del ingreso disponible para adquirir la canasta alimentaria, así como realizar los gastos necesarios en salud, vestido, vivienda, transporte y educación; aun cuando se use la totalidad del ingreso del hogar exclusivamente para adquirir estos bienes y servicios.

Las diferencias socioeconómicas son evidentes entre los municipios ubicados en la Sierra Nevada, ya que, con excepción de los situados en su porción norte: en el Estado de México (Texcoco, Ixtapaluca y Tlalmanalco) y Nanacamilpa, Tlaxcala, el resto de los municipios del Estado de México, Tlaxcala, Puebla y Morelos tuvieron entre 17.4 y 93.3% de su población con pobreza alimentaria. Así, todos los municipios de Puebla y en el de Ecatzingo, Morelos aproximadamente 50%, o más de su población, quedan clasificados dentro de este tipo de pobreza. En Puebla se identificaron dos casos extremos: San Nicolás de los Ranchos, con casi 75% de su población y Tochimilco con 93% sin la posibilidad de adquirir la canasta básica para su alimentación (CONEVAL, 2012).

 

Población económicamente activa

Un indicador económico fundamental de los municipios de la Sierra Nevada se relaciona con su caracterización, predominantemente, urbanos o rurales y sus valores intermedios.

En el Cuadro 2 sobresalen Ixtapaluca, Texcoco y Tlalmanalco por tener una población económicamente activa (PEA) agropecuaria y forestal inferior a 7.5%, por lo que pueden ser clasificados, en su mayoría, como urbanos; sin embargo, de acuerdo con la alta densidad poblacional de los dos primeros, los valores absolutos de la PEA agropecuaria y forestal involucran a más de 2,000 personas que habitan, casi en su totalidad, localidades situadas en el pie de monte y en las elevaciones de la Sierra Nevada, y que están ligadas por sus actividades a las áreas forestales.

Respecto a Tlalmanalco, a pesar de su ubicación sobre la Sierra, una gran parte de la población se vinculaba al trabajo administrativo y fabril de la Empresa Papelera San Rafael y Anexas, que se localizaba en el municipio.

Por otra parte, Amecameca, Estado de México y Calpulalpan, Tlaxcala presentaron valores de PEA agropecuaria entre 15 y 25%; alrededor de 26 y 45%, Atlautla y Ecatzingo, Estado de México y Nanacamilpa, Tlaxcala, con un carácter semi-rural; mientras que, todos los municipios de Puebla y Tetela del Volcán, Morelos tuvieron más de 50% de su PEA dedicada a diversas actividades agropecuarias, por lo que se clasifican como rurales.

 

Ingreso

Los ingresos de la población económicamente activa de varios municipios de la Sierra Nevada, calculados a partir de los datos de los censos generales de población y vivienda de los años 2000 y 2010 (INEGI, 2011a), se sintetizaron en los cuadros 3 y 4.

Amecameca, Ixtapaluca y Texcoco, en el Estado de México reunieron un sector de personas que declararon tener ingresos iguales o superiores a $100,000.00 al mes, a diferencia de los otros municipios en donde todas las personas entrevistadas mencionaron percibir un ingreso mensual menor. De acuerdo con estos datos, las personas con altos ingresos acumularon, en conjunto, entre 4 y 70% del ingreso total de los pobladores del municipio respectivo; no obstante, en ninguno de los tres el porcentaje de personas que recibieron este ingreso superó 0.6 de la PEA que proporcionó información para este censo, en una expresión clara de desigualdad socioeconómica. Es notable la caracterización de dichos municipios como urbanos, con factible concentración de riqueza en sus ciudades. En Tlalmanalco es muy probable que, por la presencia de la empresa papelera, también existiera un sector con altos ingresos, que no fueron registrados en el XII Censo, debido a que 1,079 personas mayores de 11 años no especificaron su ingreso.

El ingreso diario promedio de las personas que ganaban menos de $100,000.00 anuales, y que constituyeron en todos los municipios de la Sierra Nevada más de 99.3% de la PEA en el año 2000, parece haber sido influenciado por el carácter urbano o rural de los mismos, ya que la gente que trabajaba en los municipios de Puebla y Tetela del Volcán, Morelos, clasificados como rurales, fueron los que tuvieron un menor ingreso, en relación al resto de los municipios y que no superó $42.00 diarios en promedio (el ingreso más bajo promedio se registró en Tochimilco con $15.00), lo cual coincide con los registros de mapas de pobreza de CONEVAL (2012). En todos aquellos que se definieron como mayormente urbanos, sus habitantes contaron con un ingreso promedio diario (sin considerar al pequeño grupo con más recursos económicos) entre $87.00 y $94.00, que fue el mayor registrado, lo que pone en evidencia una marcada diferencia económica entre los municipios rurales asentados, en su mayoría, en la colindancia con las áreas boscosas de la Sierra Nevada y los predominantemente urbanos, sin que ello implique que estos últimos carezcan de comunidades rurales depauperadas.

La misma tendencia se observa en la Figura 1. El ingreso del sector femenino fue inferior al de los hombres, excepto en Tetela del Volcán y Atlautla donde fue ligeramente superior, y resultó muy similar a aquellos con mayor pobreza como Ecatzingo, Tlahuapan y Tochimilco. De esta forma, en los municipios principalmente rurales se destacó una marcada pobreza, que se acentúa en las mujeres.

 

Situación social de las mujeres separadas, divorciadas o viudas

De acuerdo con los datos del XII Censo de Población y Vivienda (INEGI, 2011a), en los municipios de la Sierra Nevada se registró un porcentaje superior de población femenina con más de 11 años, en la condición de separadas, divorciadas o viudas (9.3 a 13.0%), que entre la población masculina (no mayor de 5%). Ello repercute en la existencia de un número significativo de mujeres relativamente jóvenes que mantienen a sus hijos menores de edad o a sus padres de edad avanzada, y mujeres mayores solas para quienes la factibilidad de contar con un ingreso económico por el desarrollo de alguna actividad rural se convierte en algo prioritario para su supervivencia y la de su familia.

En este contexto, los hongos son un recurso muy importante, pues durante la temporada de lluvias constituyen una fuente de ingreso diario per cápita, que incrementa en forma sustancial la percepción monetaria promedio, sobre todo en los municipios rurales forestales más pobres de la Sierra Nevada.

 

CONCLUSIONES

En las comunidades de la Sierra Nevada se registra un fuerte consumo de hongos silvestres, así como su comercialización, realizada principalmente por mujeres quienes poseen un amplio conocimiento micológico tradicional.

Inmersos en una marcada desigualdad socioeconómica, respecto a municipios mayormente urbanos, existen municipios rurales forestales que conforman la Sierra Nevada, sobre todo en los estados de Puebla y Morelos, los cuales presentaron más de la mitad de su población en situación de pobreza alimentaria durante el 2000, año en el que se realizó el análisis. Dentro de esta condición de carencia, las mujeres de la mayoría de los municipios de la Sierra Nevada tuvieron un escenario aún más crítico que el de los hombres, tanto por el nivel de ingreso inferior, como por el hecho de constituir un porcentaje que duplica, incluso cuadriplica, al número de hombres en condición de separación, divorcio o viudez.

El conocimiento micológico tradicional prevaleciente en la población de la Sierra Nevada tiene un gran valor alimentario y cultural y, de manera sobresaliente, para las recolectoras-vendedoras de los hongos y sus familias, como una inapreciable fuente de ingreso que contrarresta, aunque solo en parte, su grave situación económica.

 

AGRADECIMIENTOS

Este trabajo forma parte de la tesis doctoral de la primera autora, quien agradece a la Universidad Autónoma Metropolitana y al Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (beca 58995) de México, así como a la Dirección General de Investigación y Posgrado de la Universidad Autónoma Chapingo, por el apoyo al proyecto Hongos Comestibles Silvestres de la Sierra Nevada (Números de registro 98160101 y 99160101 de la DGIP).

 

REFERENCIAS

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