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Revista mexicana de ciencias forestales

versión impresa ISSN 2007-1132

Rev. mex. de cienc. forestales vol.2 no.6 México jul./ago. 2011

 

Artículos

 

Germinación y supervivencia de dos especies de acahual de selva baja para restaurar dunas costeras

 

Germination and survival of two species of acahual of tropical dry forest to restor coastal dunes

 

Patricia Moreno-Casasola1*, Dulce Infante Mata1 y Carolina Madero-Vega1

 

1 Instituto de Ecología A.C., Departamento de Ecología Funcional. *Correo-e: patricia_moreno@inecol.edu.mx

 

Fecha de recepción: 16 de mayo de 2011
Fecha de aceptación: 2 de junio de 2011

 

RESUMEN

Las selvas bajas caducifolias proveen recursos importantes a las comunidades, por lo que conocer la percepción de este recurso permite identificar cuáles son las especies más convenientes para iniciar la restauración de su cobertura arbórea y diversidad. A través de entrevistas se determinaron 98 especies útiles en la región costera de Actopan, Veracruz. Los usos más frecuentes fueron leña, construcción, postes, cerca viva, carbón, comestible y medicinal. Se eligieron a Gliricidia sepium y a Leucaena leucocephala para realizar experimentos de germinación y el establecimiento en una plantación en dunas costeras, ubicando plántulas debajo del dosel de los árboles (sombra) y en áreas cubiertas por vegetación herbácea (exposición al sol). La germinación de semillas recién colectadas de L. leucocephala fue de 50% en condiciones de sombra y de sol; sin embargo, conforme pasa el tiempo pierden viabilidad. Las semillas de G. sepium presentaron 75% de germinación en varios de los tratamientos aplicados, además no perdieron viabilidad después de ocho meses de almacenamiento. Para las plántulas la condición más benéfica para su establecimiento fue la de sombra con una supervivencia de 86% para L. leucocephala y de 38% para G. sepium . El uso de hidrogel contribuyó a obtener dicha respuesta durante la temporada de secas, al reducir la necesidad de riego.

Palabras clave: Dunas, Gliricidia sepium, hidrogel, Leucaena leucocephala, plantación experimental, restauración.

 

ABSTRACT

The tropical dry forests provide important resources to local communities. Knowledge of the local perceptions and species use allows the identification of the species most convenient to begin the restoration of the woody cover and diversity of the dunes. Through interviews, 98 species were identified as useful in the coastal region of Actopan, Veracruz. The most common use were firewood, building poles, live fences, coal, edible and medicinal. Gliricidia sepium and Leucaena leucocephala were chosen for germination experiments and establishment of a plantation on coastal dunes. Seedlings were placed under the canopy (shade) and in areas covered by herbaceous vegetation, under sun exposure. Germination of the newly collected seeds of L. leucocephala was 50% under both conditions, but the stored seeds lose viability. The seeds of G. sepium presented 75% of germination in the different treatments, and did not lose viability after eight months of storage. The most beneficial condition for the stablishment of seedlings was shade, with 86% survival of L. leucocephala and 38% for G. sepium . The use of hydrogel helped seedling survival during the dry season and decreased the need to water the plantation.

Key words: Dunas, Gliricidia sepium , hydrogel, Leucaena leucocephala, experimental plantation, restoration.

 

INTRODUCCIÓN

Las selvas bajas caducifolias tienen una distribución amplia en México y cubren una superficie de 145 060 km2 (INEGI, 2005). Se localizan en la costa del Pacífico, desde el sur de Sonora hasta Chiapas, con una prolongación notable en el centro del país (Rzedowski, 1978; Durán et al., 2006). También se le encuentra a lo largo de la costa del Golfo de México y en manchones en Tamaulipas, San Luis Potosí y el norte de Veracruz (Sarukhán, 1998; Castillo-Campos et al ., 2007). Además, recientemente se han descrito algunos segmentos en Baja California Sur y en el norte de la Península de Yucatán (Rincón et al. , 1999; Díaz-Gallegos et al., 2002). Se desarrollan en suelos poco formados, sobre malpaís y, en algunos casos, sobre sustratos arenosos, como la de la zona costera en los estados de Tamaulipas y Veracruz, misma que colinda con ecosistemas de dunas con diferente grado de estabilización (móviles o cubiertos de pastizales); en esta última entidad también se asocian con selvas medianas subcaducifolias (Castillo-Campos y Medina, 2002; Castillo-Campos et al ., 2007).

Esta asociación vegetal ha sido modificada a través del tiempo hasta en 78% de su área original a nivel mundial (Houghton et al. , 1991). De hecho, desde la Conquista Española, la de la costa Mesoamericana del Pacífico ha reducido su extensión en un 98% (Janzen, 1988). En México esto obedece a varias razones, entre las que destacan la ganadería extensiva (58%), la extracción de madera (21%), la agricultura (14%) y los incendios forestales (7%). INE-SEDESOL (1993), así como Flores y Gerez (1994), estiman que en 1981 la cobertura de la selva baja caducifolia a nivel nacional era del 12.36%, de la cual sólo 8.92% no presentaba perturbaciones graves, mientras que para 1990 la cobertura sin alterar de este tipo de vegetación era de 6.98%, únicamente, quedando así 27% de la superficie original (Trejo y Dirzo, 2002). En 1992, la tasa de deforestación anual estimada para esta selva fue de 163,000 ha (Rincón et al. , 1999). En un estudio de paisaje se observó que la selva baja caducifolia era el tipo de vegetación más alterado de la zona costera en la planicie baja central del Golfo de México (Travieso-Bello y Campos, 2006).

Un estudio de 20 sitios de selva baja en México demostró una gran diversidad florística por sitio además de un recambio alto de especies, ya que de un total de 917, 72% estaban reunidas en uno solo de ellos (Trejo y Dirzo, 2002) En este mismo tipo de comunidad, pero sobre sustrato arenoso, de la zona de La Mancha, Veracruz, se ha consignado la presencia de 84 especies. Un análisis del tipo de especies mostró que las primarias representan 56% de la riqueza, mientras que las secundarias 44% (Travieso-Bello, 2000). Estos valores destacan la importancia de conservar la diversidad de estas comunidades y de buscar alternativas para garantizar su manejo sustentable y la conservación de este patrimonio.

Las selvas bajas caducifolias sobre sustratos arenosos están expuestas al viento, a la aspersión salina, al movimiento de arena y a temperaturas altas (más de 50°C en la superficie de la arena). La interacción de estos factores afecta directamente la capacidad germinativa de las semillas y la habilidad de las plántulas por permanecer vivas por largo tiempo (Moreno-Casasola, 1973; Moreno-Casasola et al., 1982; López, 2007).

Antes de que las semillas germinen en las dunas, enfrentan diversos factores adversos tanto físicos como biológicos que pueden causarles daño e inclusive la muerte: depredación, ataque por hongos u otros organismos, desecación y enterramiento. Maun (1994) menciona que las variaciones espaciales y temporales en el sustrato causadas por el viento y la acción de las temperaturas fluctuantes que se presentan en estos ecosistemas, crean condiciones severas para la germinación, emergencia de plántulas y su establecimiento, pudiendo ocurrir pérdidas grandes (en ocasiones más del 99%) entre la maduración de las semillas y la emergencia de las plántulas. Stebbins (1971) menciona que en la historia de vida de las plantas, el establecimiento de las plántulas es quizás el eslabón más débil para el mantenimiento de las poblaciones o en la colonización de nuevas áreas. La supervivencia de las plántulas en las dunas está influenciada por un gran número de factores bióticos y abióticos, entre los que destacan la desecación, la aspersión salina, el bajo contenido de nutrientes y las altas temperaturas en la superficie del suelo, el enterramiento por arena y la exposición de las raíces por la erosión, la depredación, la competencia y las enfermedades (Payne y Maun, 1984; Martínez et al. , 1993; Maun, 1994; Yanful y Maun, 1996).

El objetivo del presente trabajo fue reconocer las características de germinación y supervivencia en campo de dos taxa arbóreos locales de interés para las comunidades que utilizan los sistemas de dunas costeras a fin de aportar información y técnicas que permitieran a los pobladores enriquecer la composición de especies de los acahuales y de las selvas bajas caducifolias sobre dunas costeras, con especies forestales nativas. Complementariamente a este objetivo, se aplicó un cuestionario para seleccionar las especies más útiles y conocer el interés de la comunidad por sembrarlas en los acahuales y selvas bajas de dunas costeras.

Los resultados obtenidos forman parte del proyecto "Germinación, crecimiento y supervivencia de especies nativas de acahuales de selva baja de zonas costeras, importantes en la restauración" (No. 14766), financiado por la Comisión Nacional Forestal y la Comisión de Ciencia y Tecnología. En él se trabajó con dos poblaciones de ejidatarios del Municipio de Actopan, en la costa de Veracruz, que poseían terrenos adecuados para la investigación que se describe a continuación.

 

MATERIALES Y MÉTODOS

Área de estudio

El trabajo experimental se realizó en el sistema de dunas costeras localizado al norte de la Laguna La Mancha, en terrenos del Ejido de La Mancha y del Centro de Investigaciones Costeras La Mancha (CICOLMA) en el municipio de Actopan, en la costa central de Veracruz (19°35'45''N y 96°23'05''W) (Figura 1). La geomorfología, la fisiografía y la vegetación del lugar han sido descritas por García-Gil (2006), Geissert (2006) y Moreno-Casasola y Travieso-Bello (2006), respectivamente.

En la zona el clima es del tipo Aw2 acorde al sistema de clasificación climática de Köeppen, modificado por García (García, 1981). Se caracteriza por ser cálido subhúmedo, con régimen de lluvias de verano, y un P/T mayor de 55.3. La precipitación total anual oscila de 899 a 1,829 mm, con un valor medio de 1,286 mm y el mes más lluvioso varía de un año a otro. La temperatura media anual oscila entre los 21.1°C en enero y los 27.3°C en junio. A partir de noviembre hasta febrero se producen frentes fríos que traen descenso de temperatura, vientos con ranchas de hasta 80 km h-1 y en ocasiones lluvias; se denominan "nortes".

 

Interés local por las especies

Se entrevistó a 35 usuarios del Municipio de Actopan, que viven en la colonia La Mancha (15), playa La Mancha (1), Palmas de Abajo (1) y San Isidro (18). La mayoría de los entrevistados fueron hombres ejidatarios, pequeños propietarios y peones empleados (30 hombres entre ambas localidades), ya que son quienes recorren habitualmente las parcelas ubicadas en el sitio de estudio y aprovechan la madera de distintos árboles como parte de sus labores productivas cotidianas; las mujeres aportaron, sobre todo, información sobre usos medicinales. La edad de los entrevistados fue de entre 16 y 87 años (entre las que predominaban las de 36 a 40 y de 56 a 65 años). Se consideró que en estos poblados habitaban los usuarios que mayor contacto tenían con las dunas, muchos de los cuales tienen terrenos en este ecosistema. La mayoría de los entrevistados son miembros de los ejidos de Palmas de Abajo y de San Isidro. El análisis de los usos que los encuestados dan a las plantas puede consultarse en Moreno-Casasola y Paradowska (2010).

 

Germinación

Para las pruebas de germinación se colectaron semillas maduras de dos fabáceas, Gliricidia sepium (Jacq.) Kunth y Leucaena leucocephala (Lam.) de Wit, de varios frutos de, por lo menos, cinco adultos por especie en individuos establecidos en las dunas, separados entre sí por lo menos 50 m. La mitad de las semillas se utilizó inm ediatamente (antes de 3 días) y se consideraron como recién colectadas; la otra mitad se almacenó durante ocho meses en bolsas de papel en un laboratorio del Instituto de Ecología A. C., en Xalapa, Ver., es decir en un clima templado. Se buscaba conocer la respuesta germinativa en el tiempo.

Las pruebas de germinación se llevaron a cabo en el invernadero del CICOLMA, ubicado junto al sistema de dunas. Se utilizaron charolas de plástico (30 x 23 x 12 cm de alto), perforadas en la base, con sustrato formado por una capa de 5 cm de arena proveniente de las propias dunas, lavada previamente bajo agua corriente hasta obtener una conductividad nula. En cada tratamiento se usaron 4 lotes de 25 semillas (Pemadasa y Lovell, 1975). Los tratamientos siempre se llevaron a cabo sobre sustrato arenoso, regándose un día sí y otro no, excepto cuando se indica algo distinto, y fueron: i) a la sombra en el invernadero bajo la mesa para que las fluctuaciones de temperatura fueran menores y no recibieran luz solar directa (denominado sombra); ii) exposición directa a la luz del sol (denominado sol); iii) sequía con riego cada siete días (denominado sequía hasta considerar que el sustrato estaba saturado); iv) exposición directa a la luz del sol (denominado sustrato), sobre sustrato 50% arena y 50% tierra (Cuadro 1). El testigo en todos los casos fue el tratamiento de sombra. Se contó el número de semillas germinadas cada tercer día, mismas que se retiraban de la charola; el experimento tuvo una duración de 30 días para G. sepium y de 45 días para L. leucocephala . El criterio de germinación fue la protrusión de la radícula (Mayer y Boye, 1981).

 

Supervivencia y crecimiento en una plantación

Las plántulas de G. sepium y L. leucocephala se propagaron mediante semillas colectadas como se especificó en la sección anterior. Las plántulas se colocaron en bolsas de plástico (1 L capacidad) con arena de la zona de dunas. A los cuatro meses de edad se plantaron en campo utilizando hidrogel como sustrato almacenador de agua. A los cuatro meses las plántulas de L. leucocephala tenían una altura mínima de 80 cm y las de G. sepium de 30 cm. Se seleccionaron plantas de tamaño similar dentro de cada especie para la plantación. Se utilizó hidrogel debido a las condiciones estresantes que representan las dunas, y por cada planta se utilizo 1 L de hidrogel. En trabajos anteriores cita tanto de ecología de plántulas como de siembras realizadas por los lugareños, hubo mortandades altas al secarse las plántulas. Se consideró que el hidrogel incrementaría las posibilidades de éxito al mantener más tiempo la humedad en el suelo y reducir la frecuencia y esfuerzo de riego que la plantación en campo requeriría durante la temporada de secas. Pruebas piloto realizadas anteriormente mostraron que el hidrogel permitía espaciar el riego y mostraba un crecimiento radicular mayor que en plantas que no lo tenían cita.

El establecimiento de la parcela experimental se realizó el 10 de agosto de 2006, para lo cual se consideraron dos ambientes, siempre con una cobertura de pastos o matorrales sobre la arena: i) bajo sombra en un núcleo de vegetación arbórea y ii) en zonas abiertas, expuestas al sol. Se ocuparon terrenos ejidales y se contó con el apoyo de los ejidatarios para el monitoreo del crecimiento y riego de las plántulas. En cada condición se plantaron 50 ejemplares por cada especie.

Las fechas de monitoreo correspondieron al 2 de septiembre del mismo año, así como el 17 de enero, 27 de mayo y 11 de agosto del 2007. Para evaluar las condiciones de la planta se utilizaron las siguientes categorías: i) planta con hojas turgentes, es decir, que no manifestaban señales de debilitamiento o deshidratación y que, además, portaban brotes o mostraban crecimiento apical (se tomó como una planta ya aclimatada), ii) planta con hojas semi-turgentes o sin hojas, pero con pequeños brotes (planta en proceso de aclimatación), iii) plantas muertas. Se obtuvo el área basal de cada planta a través de medir el diámetro del tallo con un vernier electrónico y la altura de las plantas se midió con un flexómetro.

 

Análisis de datos

Los resultados de germinación se analizaron por medio de un Análisis de Varianza (ANOVA) de dos vías de medidas repetidas comparando el testigo con cada tratamiento. Se utilizaron los porcentajes de germinación por tiempo de almacenamiento de las semillas (recién colectadas y ocho meses de almacenamiento) y por cada tratamiento comparadas con el control (Cuadro 1). Para satisfacer los supuestos del ANOVA se hizo una transformación de Arcoseno de los porcentajes de germinación. Se consideraron diferencias significativas entre tratamientos con una P<0.05 cuando el análisis de varianza detectó un efecto significativo (Zar, 1999). El paquete estadístico en el que se apoyaron los análisis fue Statistica versión 6.0 (Stat Soft Inc., 2001).

Para comparar la supervivencia de las plántulas por especie en condición de sombra o sol se aplicaron las pruebas de X 2, al número de plantas (frecuencias) vivas por condición al final del monitoreo. Se consideró la supervivencia de G. sepium y L. leucocephala al año de establecidas. Se graficó la supervivencia y el crecimiento de la cohorte por especie, mediante la altura y el área basal de cada individuo que seguía vivo en cada monitoreo.

 

RESULTADOS

Especies de interés para la comunidad

Con los resultados de la encuesta se confirmó que las dunas costeras son ecosistemas utilizados intensamente por la población que vive en la zona y para ellos reúnen gran valor, sobre todo utilitario. Los entrevistados mencionaron 98 especies de plantas que se distribuyen sobre los médanos y áreas próximas a los asentamientos humanos, entre árboles, palmas, arbustos, hierbas y cactus, en su mayoría silvestres. Con excepción de 16 plantas, las demás especies son árboles, arbustos o palmas. Casi la mitad de las 69 especies mencionadas como útiles, son usadas para leña (32 taxa) y la construcción de casas (27), un tercio sirve para postes (23), algunas para cerca viva (8) y dos para la producción de carbón. Los usos comestible y medicinal también son significativos (17 especies para cada uso). Con algunas especies se elaboran utensilios como yugos, bateas, mangos, cabos de azadón, garrotes, botes y cayucos (6) y muebles (3). Varias especies son reconocidas por proporcionar sombra (10), alimento para el ganado (5), su potencial para apicultura (3) o valores ornamentales (2). Se mencionaron tres especies de árboles que los usuarios de las dunas consideran dañinos o indeseables en sus parcelas (por ser tóxicos para los animales o criaderos de insectos) aunque también les proporcionan beneficios ambientales.

Entre ellos reconocen que las dunas y su vegetación protegen a la zona de la destructiva influencia del mar y viento durante los nortes y los huracanes (1), al actuar como cortinas o bien al fijar el suelo (4); ofrecen hábitat para las plantas y animales (3), un sitio para realizar investigaciones (1), así como los valores recreativos de los médanos (4 personas). En total se registraron 14 menciones a los servicios ambientales.

Un aspecto interesante de los resultados de la encuesta fue conocer la percepción e interés de los usuarios por sembrar y por desarrollar plantaciones de las especies que consideran útiles, así como por comercializar la madera (Cuadro 2).

 

Germinación de semillas

La germinación de L. leucocephala es afectada principalmente por el tiempo de almacenamiento de las semillas; el tratamiento de sustrato presentó diferencias (Cuadro 3 y Figura 2), y en todos, la germinación resultó menor a 45%. Los tratamientos de sol y sequía, al contrastarlos con el testigo (sombra) mostraron que la germinación fue igual (Figura 2 A, B y C). Sin embargo, en estos tratamientos el proceso mostró un decrecimiento en la germinación del número de semillas que se almacenaron durante 8 meses (25-28%) con respecto a las que no fueron almacenadas (39-41%). La correspondiente al de sustrato (arena-tierra) fue de 16.5%, difiriendo así del testigo en el que fue de 33.5% (Figura 2D).

La capacidad de germinación de Gliricidia sepium no se altera por el tiempo de almacenamiento de las semillas ni por el tratamiento, aunque en el sustrato formado por arena/tierra el porcentaje de germinación (46%) difiere del correspondiente al testigo (control) (65.5%) (Cuadro 4). La velocidad de germinación estuvo influida por la edad de la semilla, siendo más lenta con semillas que habían sido almacenadas durante ocho meses, ya que se inicia antes en los tratamientos con semillas recién colectadas. Bajo todas las condiciones, la germinación superó 45% (Figura 3A, B, C y D).

 

Supervivencia y crecimiento de las especies en el campo

El guaje ( L. leucocephala ) presentó un mayor porcentaje de supervivencia en condiciones de sombra (86%) con respecto al tratamiento de sol, en donde el establecimiento fue de 50% ( X 2=4.25; P =0.039) (Figura 4). Las plántulas bajo sombra alcanzaron una altura promedio de 112 mm y un área basal de 42 mm2 (Figura 5 A y B). De las que se plantaron en el sol, algunas mantuvieron un único tallo, aumentando así su altura, pero en otras, el tallo principal se murió para después rebrotar desde la base con dos o más tallos, por lo que se llegaron a medir 40 cm de alto, aún después de un año de plantadas. Por el contrario, en las que mantuvieron su tallo, se registraron alturas entre 1.5 y 2 m en este mismo lapso (Figura 5 C y D).

El cocuite ( G. sepium ) presentó 14% de supervivencia en condiciones de sol y de 38% en sombra, siendo esta última condición mejor para su establecimiento ( X 2=4.65; P=0.031). La mayor mortandad de plántulas ocurrió durante los meses de noviembre a febrero durante los cuales se presentan vientos fríos provenientes de Estados Unidos y Canadá (Figura 6). En general, el tallo principal de la plántula de esta especie se seca y, en la siguiente temporada de lluvia, rebrota desde la base, por lo que no presenta un crecimiento notorio en altura entre años (Figura 7A, B, C y D). Las plantas ubicadas en sombra, después de un año, alcanzaron una altura promedio de 30 cm y las de sol, de 17.5 cm (Figura 7C y D).

 

DISCUSIÓN

Existe mucha variación en las respuestas sobre el interés por plantar especies que permitan enriquecer acahuales o establecer plantaciones para reforestar las dunas y obtener, ya sea recursos para autoconsumo o para comercialización. El principal interés está en aquellas especies que conllevan una utilidad económica permanente. Las que se usan en la vida diaria, aunque son importantes, se considera que no es necesario cultivarlas porque la naturaleza las aporta. Esta visión reduce notablemente el número de especies para este fin, siendo la más popular el cedro rojo ( Cedrela odorata L.). Lo anterior plantea la necesidad de promover trabajo y proporcionar educación ambiental a los usuarios para avanzar hacia una sociedad que busque usar y perpetuar los recursos de los cuales vive. Dicha labor debe realizarse previamente a impulsar una reforestación sustentada en elementos técnicos.

Alrededor de la cuarta parte de los encuestados mostró interés en sembrar G. sepium , aunque ninguno lo hizo por sembrar guaje. Algunos indicaron, también, que en ocasiones se vende madera de cocuite en la zona, no así de L. leucocephala . Cabe hacer notar que ninguna persona usa el follaje de estas especies para alimentar ganado, aunque la primera es una especie que se establece rápido, por lo que sus tallos se usan como estacas para elaborar cerca viva.

Los valores de germinación encontrados son más bajos que los consignados para estas mismas especies por otros autores como Vázquez-Yanez y Toledo (1989). Los tratamientos que más favorecieron el proceso fueron ambientes de sol y de sombra con riego abundante, con semillas recién colectadas, aunque se podría decir que, en general, la sombra y la humedad resultaron ser las condiciones más adecuadas. L. leucocephala reduce su respuesta germinativa con el almacenamiento, por lo que se sugiere sembrar material fresco. Una posible explicación a esta diferencia podría encontrarse en las características intrínsecas del propio germoplasma local, ya que ambos taxa tienen amplia distribución en diversos climas y suelos, pero puede ser que haya cierta variabilidad que se refleje en estos resultados. Este punto merece ser investigado con mayor profundidad. En las dunas, la vegetación está sujeta a factores limitantes de humedad, altas temperaturas, vientos fuertes con cierta salinidad y competencia con otras especies. Los individuos establecidos en ellas pudieron estar estresados y no todas las semillas ser viables. Sin embargo, para el propósito de contar con germinaci ón y plántulas para una reforestación de estos sitios, los resultados muestran que si es posible hacerlo.

En la plantación, el uso de hidrogel permitió reducir el número de riegos y aplicarlos únicamente durante la temporada de secas, por lo que incorporar este producto representa una sugerencia valiosa para lograr mejores resultados en las reforestaciones comunitarias en ambientes estresantes como las dunas, en las cuales la temperatura de la arena puede superar los 60°C (Moreno-Casasola, 1982). El hidrogel funcionó como un buen almacenador de agua y ayudó a incrementar el establecimiento de las plántulas y a mejorar su supervivencia en la zona de estudio.

Con respecto a lo anterior, L. leucocephala responde mejor que G. sepium, tanto en condiciones de sombra como de sol. Dichos ejemplares , al año de establecidos, habían crecido hasta una altura de 2 m, lo que sugiere que es una excelente especie que puede actuar como nodriza para plantas introducidas más adelante y que requieren de protección en las zonas abiertas. El porcentaje de establecimiento de las dos especies fue mejor en la condición de sombra y se considera que el dosel de los árboles beneficia a las plántulas al proporcionarles un microambiente más conveniente (menor fluctuación de temperatura, mayor humedad y nutrimentos) que la exposición a las altas radiaciones que recibe la vegetación de las dunas estabilizadas con cobertura herbácea. En la zona costera de Actopan los pobladores propagan a G. sepium por estaca y, probablemente ésta sea una mejor opción que hacerlo por medio de plántulas.

Las semillas destinadas a la plantación provenían de árboles progenitores de la misma zona. Una recomendación muy importante es el uso de germoplasma local ya que es el que está adaptado genéticamente a las condiciones climáticas de la zona (caluroso, poca precipitación, alta temperatura en dunas, estrés hídrico).

El incluir a las personas de la comunidad en el establecimiento de la plantación favoreció su concientización de los beneficios que les brinda usar sus recursos naturales y mostrarles las especies adecuadas para ambientes como las dunas, además de enseñarles a reconocer las características del entorno que hacen posible que las plantas se desarrollen exitosamente. En este sentido fue necesario partir siempre de una duna ya estabilizada con pastos para evitar que el movimiento de arena fuera un factor más de estrés y mortalidad de la vegetación. De forma conjunta con estos colaboradores se llevó a cabo un taller sobre técnicas de reforestación de dunas y la elaboración del material técnico "Manual de reforestación de médanos" (Moreno-Casasola et al ., 2010).

 

CONCLUSIONES

Hay poco interés entre los pobladores de la zona de estudio por sembrar y reforestar la zona, lo que es extensivo a las especies de uso diario por la comunidad. Solo aquellas de alto valor comercial, el cedro rojo, por ejemplo, son las que llaman su atención para formar una plantación.

Leucaena leucocephala germina mejor bajo condiciones de sol o de sombra y riego abundante, aunque el porcentaje de germinación es menor al consignado por otros autores. La sequía baja aún más los valores y en todos los tratamientos el almacenamiento reduce el proceso.

Gliricidia sepium germina con valores altos en sol y sombra, con riego abundante y en condiciones de sol y mayor sequía. Sin embargo la mezcla de sustrato de arena y tierra afecta negativamente su respuesta, y el almacenamiento desacelera su velocidad, pero no su porcentaje.

El guaje presentó un mayor porcentaje de supervivencia en condiciones de sombra (86%) con respecto al tratamiento de sol (50%). En las plantas que mantuvieron su tallo original, se registraron alturas entre 1.5 y 2 m a un año de realizada la plantación. El cocuite registró 14% de supervivencia en sol y de 38% en sombra. La siembra por esqueje, como se realiza comúnmente en la zona, parecer ser una mejor alternativa.

 

AGRADECIMIENTOS

Las autoras desean hacer un reconocimiento a los habitantes de La Mancha, Palmas de Abajo y San Isidro, y a Enrique López Barradas, en particular, por su hospitalidad y colaboración para realizar las entrevistas. A las mujeres del Vivero de Palmas de Abajo por ayudarnos en la propagación de las especies utilizadas en la plantación, en el trasplante y las labores de riego; a la comunidad de La Mancha por permitirnos cercar una parcela para la plantación. Al grupo de Ecoturismo La Mancha en Movimiento, en especial a David Díaz por colaborar en el monitoreo y cuidado de la plantación. Un agradecimiento especial a Ana Cecilia Travieso Bello y Krystyna Paradowska por su apoyo en el trabajo de campo. Igualmente, a Roberto Monroy por la elaboración del mapa. A la Comisión Nacional Forestal y a la Comisión de Ciencia y Tecnología por haber financiado el proyecto Núm. 14766 titulado "Germinación, crecimiento y supervivencia de especies nativas de acahuales de selva baja de zonas costeras, importantes en la restauración" , así como al Departamento de Ecología Funcional (902-17) del Instituto de Ecología A. C.

 

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