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Revista mexicana de ciencias pecuarias

On-line version ISSN 2448-6698Print version ISSN 2007-1124

Rev. mex. de cienc. pecuarias vol.3 n.1 Mérida Jan./Mar. 2012

 

Artículos

 

Productividad y calidad del huevo de gallinas con niveles crecientes de harina de semilla de calabaza (Cucurbita maxima)

 

Productivity and egg quality in laying hens fed increasing levels of pumpkin (Cucurbita maxima) seed meal

 

Yordan Martínez Aguilarª, Jesús Córdova Lópezb, Ángel Arturo Santana Pérezª, Orlando Martínez Yeroª, Manuel Isidoro Valdivié Navarroc, César Augusto Betancur Hurtadod

 

ª Universidad de Granma, Aptado Postal 21. Bayamo, Granma. C.P 85300. La Habana, Cuba. ymartinez@udg.co.cu. Correspondencia al primer autor.

b Universidad de Guadalajara, Departamento de Ing. Química.

c Instituto de Ciencia Animal, San José de Las Lajas, La Habana.

d Universidad de Córdoba, Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia. Montería, Colombia.

 

Recibido el 4 de octubre de 2010.
Aceptado el 7 de diciembre de 2010.

 

Resumen

Un total de 160 gallinas ponedoras White Leghorn (Híbrido L–33) en pleno pico de potura, se ubicaron durante 91 días según diseño completamente aleatorizado, para evaluar el comportamiento productivo y la calidad del huevo. Se utilizaron cuatro tratamientos 0, 33, 66 y 100 g/kg de harina de semilla de calabaza, sustituyendo totalmente el aceite vegetal y parcial la torta de soya. Se tuvieron 20 repeticiones por tratamiento. No se evidenció morbilidad y mortalidad en las gallinas ponedoras con la inclusión de la semilla en las dietas. Además no se detectaron diferencias significativas (P>0.05) entre tratamientos para la producción de huevos, viabilidad, consumo de energía metabolizable y nutrientes (excepto para fibra cruda y extracto etéreo), peso del huevo, altura de la clara densa, altura de la yema, grosor de la cáscara, huevos no aptos y calidad sensorial del huevo (sabor, olor y textura). Para los tratamientos con 66 y 100 g/kg de harina de semilla de calabaza se observó un aumento en el peso final de las gallinas en 61 y 66 g, respectivamente en comparación con el tratamiento testigo. Los resultados obtenidos permiten recomendar la inclusión de hasta 100 g/kg de harina de semilla de calabaza en las dietas de gallinas ponedoras, sin alterar el comportamiento productivo y la calidad del huevo.

Palabras clave: Semilla de calabaza, Gallina, Huevo, Calidad.

 

ABSTRACT

A total of 160 White Leghorn (L–33 Hybrid) egg–laying hens in the middle of their laying pick, were placed according to a complete randomized design to evaluate the productive performance and the egg quality. There were four treatments: 0, 33, 66 and 100 g/kg of pumpkin seed meal on the diet, totally substituting the imported vegetable oil and partially substituting the soybean meal. There were 20 replicates/treatment. There was no evidence of morbidity and mortality in the egg–laying hens due to the inclusion of this seed in their diet. There were not significant differences either (P>0.05) among treatments for the production of eggs, viability, consumption of metabolizable energy and nutriments (except for crude fiber and ether extract), weight of the egg, height of the dense white, yolk height, shell thickness, unsuitable eggs and egg sensorial quality (flavor, scent, texture). For the treatments with 66 and 100 g/kg of flour of pumpkin seed there was an increase in the final body weight of the hens of 61 and 66 g, respectively, compared with the control treatment. The results allow recommending the inclusion of up to 100 g/kg of flour of pumpkin seed in the diets of egg–laying hens, without altering the productive parameters and the egg quality.

Key words: Flour, Pumpkin seed, Hen, Egg.

 

INTRODUCCIÓN

La calabaza es una planta originaria de México, siendo cosechada por los precolombinos en el Cono Sur y en Mesoamérica(1). Pertenece a la familia de las cucurbitáceas, siendo Cucúrbita maxima una de las especies más explotadas en las Américas. El cultivo de la calabaza necesita pocos insumos y en muchos países se cosecha todo el año, obteniendo un número considerable de semillas(2,3).

Cuba es el séptimo productor de calabaza en el mundo, con más de 450,000 t por año(4), aunque sólo se consume su masa, y sus semillas no se utilizan en la alimentación de los humanos y animales, desechando cada año alrededor de 24,000 t de semilla con 943 g/kg MS(2).

Paradójicamente, la masa de la calabaza posee pocos elementos nutritivos; sin embargo, sus semillas y el aceite extraído de ellas se consideran como alimentos nutraceúticos. Algunos autores(5,6,7) han descrito la efectividad de las semillas en el tratamiento del cáncer benigno prostático, cistitis, teniasis, hipercolesterolémia e hiperglucemia.

La semilla de calabaza clasifica como oleaginosa abundante en proteína, grasas poli–insaturadas, fitoesteroles, minerales y vitaminas(2), cuyos valores son similares y en algunos casos superiores a las oleaginosas convencionales utilizadas hoy en la alimentación avícola.

La torta o pasta de la semilla es rica en proteína (54 % de PC), ha sido utilizada en la alimentación de las aves, cerdos y ratas(8–11). No obstante, en las búsquedas bibliográficas realizadas no se encontró información disponible sobre el empleo de esta semilla en la alimentación de las gallinas ponedoras. El objetivo del presente trabajo fue evaluar el comportamiento productivo y la calidad del huevo de gallinas ponedoras alimentadas con niveles crecientes de 0, 33, 66 y 100 g/kg de harina de semilla de calabaza, sustituyendo una parte del alimento tradicional.

 

MATERIALES Y MÉTODOS

La investigación se desarrolló en la Unidad Experimental Avícola del Instituto de Ciencia Animal, La Habana, Cuba. La humedad relativa media fue de 78 %, la temperatura mínima promedio de 16.6 °C y la temperatura máxima promedio de 27.6 °C.

Se colectaron y mezclaron cinco muestras de semillas de calabazas enteras y secas de cinco lotes de la variedad INIVIT C–88, especie Cucúrbita maxima, adquiridas en la "Empresa de Semillas Varias", San Antonio de los Baños, Cuba. Se les determinó: materia seca, cenizas, proteína cruda, extracto etéreo, fibra cruda(12) y proteína verdadera(13), así como la fibra detergente neutro, fibra detergente ácido, hemicelulosa, celulosa, lignina detergente ácido(14) y la fibra dietética(15).

El contenido de aminoácidos se analizó por hidrólisis ácida con HCl 6 N, utilizando un analizador de aminoácidos (modelo Alpha plus)(16); el contenido de minerales se determinó por espectrofotometría de absorción atómica(17). Todos los análisis químicos se desarrollaron por quintuplicado en el Centro de Investigación y Asistencia en Tecnología y Diseño del Estado de Jalisco (CIATEJ), México (Cuadro 1).

Las dietas se formularon según los requerimientos recomendados por la Unión de Empresas del Centro Avícola Nacional(18). Los tratamientos consistieron en cuatro dietas con 0, 33, 66 y 100 g/kg de HSC. Los ingredientes empleados para la elaboración de cada dieta se muestran en el Cuadro 2.

Un total de 160 gallinas ponedoras de la línea White Leghorn (Híbrido L–33) de 33 semanas de edad (en pleno pico de postura), se ubicaron durante 91 días según un diseño completamente aleatorizado con cuatro tratamientos y 20 repeticiones.

La unidad experimental consistió en una jaula metálica de 40 x 40 cm, donde se alojaron dos gallinas/hueco. Las aves recibieron 108 g de alimento/gallina/día. El agua se suministró ad ibitum, a través de dos nipples/jaula y se ofertó iluminación 16 h/día. El período de adaptación fue de dos semanas(19). Las gallinas no recibieron medicamentos, ni tratamientos veterinarios preventivos o clínicos durante la investigación.

A partir de las 33 semanas de edad y durante 91 días, se determinó el peso inicial y final de las gallinas (g/ave), porcentaje de postura, conversión masal (kg/kg), viabilidad (%), peso del huevo (g), grosor de la cáscara del huevo (mm), altura de la clara densa del huevo (mm), altura de la yema de huevo (mm), unidades Haugh y porcentaje de huevos cascados, en fárfara y rotos (%).

El peso vivo se determinó con una balanza digital (Sartorio modelo BL 1500, con precisión de ± 1.5 g). Para calcular el peso del huevo, se recolectaron 30 huevos semanales por tratamiento y se pesaron con una balanza digital con precisión de ± 0.1 g.

En las semanas 33, 39 y 44 se colectaron 30 huevos, el grosor de la cáscara del huevo (polo medio, superior e inferior) se midió con un tornillo micrométrico de precisión de ± 0.01 mm; la superficie de la cáscara se determinó empleando la fórmula(20) Área= 3.9782W 0.7056, donde W= peso del huevo (g).

La altura de la clara densa y la altura de la yema del huevo se determinaron con un calibrador de altura, FHK, con una precisión de ± 0.01 mm. Las unidades Haugh fueron calculadas mediante la fórmula: UH= 100 log (H + 7.75 – 1.5W 0.37); donde UH son las unidades Haugh, H es la altura de la clara y W es el peso del huevo(21).

Para la evaluación sensorial de la yema y el albumen, los huevos fueron temperados en baño de agua a 50 °C por espacio de 3.25 min, sin sal. El panel de evaluación se conformó de 16 catadores con condiciones de salud excelentes y edades entre 20 y 55 años. Los criterios de calidad sensorial encuestados fueron olor (agradable, rancio u otros), sabor (normal, rancio y extraño) y textura (suave o fibrosa)(22).

Los datos se analizaron mediante el módulo de estadística descriptiva, y se determinó la media y la desviación estándar; en los casos necesarios se utilizó la prueba de comparación múltiple de medias de Duncan(23). Se empleó el paquete estadístico: SPSS versión 12.0. La viabilidad se analizó por comparación de proporciones en el software estadístico COMPARPRO 1.0(24).

 

RESULTADOS

En el Cuadro 3 se observa que la viabilidad, porcentaje de postura, peso del huevo, conversión masal, huevos rotos, en fárfara y cascados, y el peso inicial de las gallinas ponedoras no mostraron diferencias significativas entre tratamientos. No obstante, el peso final de las gallinas ponedoras se incrementó significativamente (P< 0.05) en los tratamientos con 66 y 100 g/kg de inclusión de HSC.

Las gallinas ponedoras consumieron todo el alimento ofertado, y se encontró un mayor consumo de extracto etéreo y fibra cruda para los tratamientos que consumieron la harina.

La interacción de semanas de muestreo x niveles de HSC para la calidad externa e interna del huevo no mostró diferencias significativas (datos no mostrados). Asimismo, los tratamientos no indicaron diferencias (P>0.05) para ningún indicador en todas las semanas experimentales.

No obstante, el peso del huevo, superficie de la cáscara, altura de la clara densa, altura de la yema y las unidades Haugh se incrementaron con la edad de las gallinas, contrario al grosor de la cáscara que disminuyó en las semanas 39 y 44, respectivamente (Cuadro 4).

La calidad sensorial evaluada (sabor, olor y textura), con relación al huevo (yema y albumen) no mostrará diferencias entre tratamientos. Los 16 catadores en forma unánime; opinaron que en todos los tratamientos el sabor fue normal, el olor agradable y la textura suave.

 

DISCUSIÓN

La inocuidad de la semilla de calabaza seca, era un aspecto importante a definir en el presente trabajo; en dos estudios realizados en México(8,9) se determinó que al incluir la pasta de semilla de calabaza con 54 % de PC, en las dietas de pollos de engorda, las aves manifestaban síntomas nerviosos similares a la deficiencia de tiamina (B1) o piridoxina (B6), aunque posteriormente(25) comprobaron que la inclusión de hasta un 20 % de pasta de semilla de calabaza en las dietas para gallinas ponedoras no provocó los citados síntomas.

Otros autores(10,11), trabajando con ratas y cerdos, no apreciaron insuficiencias de vitaminas al incluir altos porcentajes de pasta de semilla de calabaza en sus dietas. En el presente trabajo quedó demostrado que el uso de 33, 66 y 100 g/kg de HSC no daña la salud y no provoca morbilidad y mortalidad en las gallinas ponedoras. Hay que destacar que los pollos de engorda son más susceptibles al déficit de vitaminas hidrosolubles y que los requerimientos son superiores a las gallinas ponedoras(26).

La inclusión de HSC en los alimentos de las gallinas ponedoras promovió una buena producción de huevo, la cual osciló entre 82.47 a 83.48 % de postura. Esto puede deberse a que la proteína cruda (317 g/kg) y el extracto etéreo (326 g/kg) son similares, y en algunos casos superiores a otras semillas oleaginosas tales como soya, girasol, cártamo, algodón, chía, lino y colza(3).

Al emplear en las dietas de gallinas ponedoras pasta de semilla de calabaza, el porcentaje de postura descendió en relación al testigo en 12.6 %(25); esto podría explicarse debido a que la composición química y la calidad nutritiva de la pasta de semilla de calabaza son inferiores cuando se comparan con la semilla de calabaza integral rica en nutrientes esenciales(27).

El peso del huevo fue similar entre tratamientos, alcanzando los estándares de las gallinas ponedoras White Leghorn (Híbrido L–33)(18), demostrando un adecuado suministro de proteína y aminoácidos para producir un buen tamaño del huevo(28). Considerando que la metionina es el aminoácido esencial más importante en el peso del huevo(29); la semilla de calabaza contiene 6.70 g/kg de metionina, el cual es superior al valor encontrado en la pasta de soya como alimento proteico de referencia(26).

En el presente trabajo hubo una baja incidencia de huevos inservibles (rotos, fárfara y cascados). La cantidad de iones calcio depositada en el huevo es el factor primordial en la disminución de los huevos no aptos(30). Algunos autores(31,32) obtuvieron resultados similares en los huevos no aptos, al referir un consumo de calcio de 4 a 4.10 g de calcio/ave/ día.

Por otro lado el peso final de las gallinas se incrementó con 66 y 100 g/kg de inclusión de HSC. Esto puede deberse a la calidad de la grasa presente en la semilla de calabaza, como la mayor aportadora de energía (9.4 kcal/g) y también a la efectividad de la digestión de esta grasa insaturada(27) en las gallinas ponedoras, sobre todo si se tiene en cuenta que el consumo de nutrientes no varió en correspondencia al nivel de inclusión, excepto para el consumo de extracto etéreo (2.38 a 5.33 g/ave/ día) y fibra cruda (3.46 a 4.64 g/ave/día).

No obstante, en un trabajo donde se incluyó un 10 % de semilla de lino en las dietas de gallinas ponedoras, hubo una disminución del peso corporal(33); la semilla de lino presenta factores anti nutricionales tales como, cianogénicos, factores de estrógenos e inhibidores de vitamina(34), lo que pudo deprimir el peso final de las gallinas. Esto demuestra que la composición química determina la respuesta productiva de las aves en postura.

El grosor de la cáscara del huevo en los tratamientos se mantuvo sin variación, justificando un adecuado consumo de calcio, fósforo y otros minerales en las dietas con HSC. No obstante, el grosor de la cáscara disminuyó con la edad, coincidiendo con autores al emplear dietas ricas en lípidos(31,35).

El nivel de albumen se incrementó proporcionalmente con el peso del huevo. Al parecer, la uniformidad entre las alturas de la clara densa, obtenidas en los diferentes tratamientos, se debió a que las dietas de gallinas ponedoras aportaron apropiadamente los aminoácidos esenciales. Puesto que la cantidad de la clara depende del equilibrio en aminoácidos que aporta la proteína de la dieta. Una deficiencia en lisina o metionina reduce el peso del albumen y disminuye la concentración de todos los aminoácidos libres(36).

La altura de la yema no mostró variaciones con la inclusión de HSC en el alimento; pero sí se observó que a medida que avanzaba la edad de la gallinas, las yemas eran más prominentes; esto pudo estar determinado por el contenido de grasa en las dietas, aunque también influyen factores como peso del huevo, etapa productiva, edad y raza(29). Cabe señalar que a pesar de un mayor contenido de grasa en las dietas con HSC, la altura de la yema no se incrementó.

Las unidades Haugh no se alteraron con la inclusión de HSC. Este indicador de calidad mostró que los valores del peso del huevo y la altura de la clara densa son óptimos para todos los tratamientos evaluados con o sin HSC. En este sentido, se han reportado valores similares a los presentados en el trabajo con 90 a 91.2 UH al añadir en las dietas, sebo, aceite de lino y aceite de pescado(37).

A pesar de que la semilla de calabaza posee un alto contenido de grasa, lo que puede acelerar la peroxidación lípidica en las membranas celulares, y provocar sabores desagradables al consumidor(38); no se apreciaron diferencias en la calidad sensorial (sabor, olor y textura) de la yema y del albumen de los huevos.

En un estudio se observó(39) que al incluir semilla de lino (rica en ácido linolénico) en las dietas de gallinas ponedoras, se obtuvieron huevos con sabores desagradables. Esto pudo deberse a la ausencia de antioxidantes que contrarresten la acción oxidativa, y también a la alta concentración de ácidos grasos de cadena larga, que son más susceptibles a la degradación oxidativa. Otros autores(22) encontraron olores y sabores desagradables (a pescado) en el huevo de las gallinas alimentadas con una dieta conteniendo 1.25 % de aceite de pescado. En este trabajo, la HSC (rica en lípidos) incluida hasta 100 g/kg en las dietas de gallinas ponedoras no deteriora la calidad sensorial de los huevos.

 

CONCLUSIONES E IMPLICACIONES

Los resultados obtenidos en la composición química de la harina de semilla de calabaza y la prueba de campo con gallinas ponedoras, permiten recomendar la utilización de hasta 100 g/kg de harina de semilla de calabaza en las dietas, sustituyendo totalmente el aceite vegetal, y en forma parcial la torta de soya, sin alterar el comportamiento productivo y la calidad del huevo.

 

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