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Revista mexicana de ciencias pecuarias

versión On-line ISSN 2448-6698versión impresa ISSN 2007-1124

Rev. mex. de cienc. pecuarias vol.2 no.1 Mérida ene./mar. 2011

 

Notas de investigación

 

Nivel óptimo de energía neta en el consumo de alimento y producción de leche en el inicio de la lactancia de vacas Holstein-Friesian en confinamiento

 

Optimum level of net energy in feed intake and milk yield at early lactation in Holstein-Friesian cows in confined conditions

 

Rufino López Ordaza, Dolores Gómez Péreza, José Guadalupe García Muñiza, Germán David Mendoza Domíngueza, Alejandro Lara Buenoa, Reyes López Ordaza

 

a Departamento de Zootecnia. Posgrado en Innovación Ganadera. Universidad Autónoma Chapingo. Km. 38.5 Carretera México-Texcoco. 56230. Chapingo, México. tél: 01595 95 21621; fax 01595 95 21621. rlopezor@yahoo.com. Correspondencia al primer autor.

 

Recibido el 12 de febrero de 2010
Aceptado el 27 de septiembre de 2010

 

RESUMEN

El objetivo fue determinar el nivel óptimo de energia neta de lactancia (ENL) en el consumo de materia seca (CMS), peso vivo (PV), y la producción de leche (PL) de vacas Holstein-Friesian durante las primeras 15 semanas. En el estudio se utilizaron 30 vacas (PV = 708.8 ± 26 kg; de segunda o más lactancias), que se estratificaron por peso y fueron aleatoriamente asignadas a uno de tres tratamientos: Bajo (BA), Medio (ME) y Alto (AL), que contenían 1.46, 1.77 y 2.10 Mcal de ENL/kg MS, respectivamente. La densidad de energía influyó (P<0.05) en los CMS y por 100 kg de PV. Las vacas del AL y ME consumen 35.0 y 19.3 % más alimento que las del tratamiento BA (17.10 y 18.40 vs 13.80 ± 0.2 kg/día); y también consumen 48.0 y 33.0 % más energía. Paralelamente, los animales del AL y ME perdieron menos PV (P<0.05) que el BA (36.8 y 49.4 vs 73.5 kg, respectivamente); sin embargo, no hubo efectos en PV final entre ME y AL. La PL fue 15.30 y 7.0 kg más alta (P<0.05) para el AL y ME comparados con el BA (19.0 kg); en forma similar, las vacas del nivel AL fueron 21.0 y 10.0 % más eficientes (P<0.05) que las del ME y BA, respectivamente. En conclusión, el nivel de 1.77 a 2.10 Mcal de ENL/kg de alimento fue el óptimo para producciones superiores a 27.0 kg de leche al inicio de la lactancia.

Palabras clave: Energía, Producción de leche, Peso vivo.

 

ABSTRACT

Optimun level of net energy of lactaction (NEL, Mcal) in Holstein-Friesian cows under confined conditions was determined based on body weight (BW, kg) changes, dry matter intake (DMI, kg), milk yield (MY), and milk yield efficiency (MYE). Thirty cows (BW = 708.8 ± 26 kg; of second or more lactations) were stratified by BW and randomly assigned to one of three treatments: 1.46, 1.77 and 2.10 Mcal of NEL/kg DM, for low (LO), medium (ME), and high (HI), respectively, during the first 15 wk of lactation. Dietary energy influenced (P<0.05) on DMI and DMI/100 kg of BW. Cows fed HI and ME levels had 35.0 and 19.3 % higher DMI than the LO treatment (36.8, and 49.4 vs 73.5 kg, respectively); also they had consumed 48.0 and 33.0 % more net energy. In parallel, HI and ME cows had lower BW changes than others (36.80 and 49.40 vs 73.50 kg of BW, respectively); however, we did not found any effects on final BW between ME and HI cows. Cows fed HI level produced 7.0 kg/d more milk than cows fed ME levels and 15.3 kg/d more (P<0.05) than cows fed LO diets; they also were 10.0 % more efficient in the conversion of feed into milk than cows fed ME levels, and 21.0 % more than cows in LO diets. In conclusion, diets containing 1.77 a 2.10 Mcal de ENL exhibited the most positive milk yield performance and cow's production at early lactation.

Key words: Energy, Milk yield, Body weight.

 

La energía de la dieta es la base del volumen de leche obtenido por lactancia. En los primeros días después del parto, la vaca alta productora, típicamente experimenta un periodo variable de balance negativo de energía (BNE), debido a la disminución del consumo de materia seca (CMS). La reducción en el consumo reduce la posibilidad del animal para cubrir sus requerimientos de energía y para poder sostener la producción de leche. Dicho BNE puede ser severo y prolongado, y dependiendo de esa variabilidad puede influir en la capacidad de consumo de los animales, reducir el rendimiento lechero, y la fertilidad de las hembras(1).

El consumo de alimento reducido en la etapa inicial puede explicarse parcialmente por un cambio repentino de dietas con alto contenido de forrajes durante el periodo seco a dietas ricas en energía inmediatamente después del parto, acompañado por cambios fisiológicos y hormonales típicos de esas fases fisiológicas. De acuerdo con las sugerencias del NRC(2) una vaca fresca (hasta 21 días en lactancia) sólo puede consumir aproximadamente 18.5 kg de materia seca diariamente; lo que posiblemente no sea suficiente para cubrir la demanda de nutrientes requerido para producción de leche, y para cubrir el déficit el animal requiere de la movilización de reservas corporales con la consecuente pérdida de peso corporal

El NRC(2) sugiere que una vaca Holstein de 690 kg de peso vivo (PV) con una producción lechera de 25.0 kg requiere de 1.5 a 1.85 Mcal de ENL/ kg de MS para vacas al inicio de la lactancia; en dicha escala de energía, las deficiencias pueden retrasar el desarrollo de la glándula mamaria en vacas de primer parto y reducir la cantidad de leche obtenida en vacas adultas. Por el contrario, la adición de dietas concentradas en energía requiere una mayor cantidad de carbohidratos fácilmente fermentables, que no sólo son más costosas, sino que también tienen efectos nocivos en la fermentación ruminal y el consumo de alimento. Sin embargo, hay varias razones para indicar que el suministro de dietas altas en energía puede ser benéfico para las vacas(3,4). Por ejemplo, el incremento en energía con carbohidratos fácilmente fermentables permite que los microbios del rumen se adapten más pronto a las dietas con altos contenidos de granos, lo que reduce el tiempo de BNE y la recuperación corporal del animal. Además, las dietas con mucho grano promueven patrones de fermentación ruminal que mejoran la absorción de nutrientes(3,4); y el metabolismo de los mismos para reducir los trastornos metabólicos típicos del periodo parturiento, proveer de nutrientes extras que generan metabolitos y hormonas relacionadas con la síntesis de leche y la actividad reproductiva de los animales(1,4).

Con base en lo anterior, el objetivo fue determinar el nivel óptimo de energía neta (ENL) en los cambios de peso vivo, el consumo de materia seca, y la producción de leche de vacas Holstein al inico de la lactancia en estabulación.

El estudio se realizó en el establo lechero "18 de Julio" propiedad de la Universidad Autónoma Chapingo, ubicado en el municipio de Tlahualilo, Durango. El sitio se ubica a 25°54'07" N y 103°35'09" O. La altitud es 1,137 m con clima desértico. La temperatura media anual es de 21.1 °C con una precipitación pluvial de 239 mm anuales, distribuyéndose principalmente de julio a septiembre(5).

Los animales usados estaban gestantes, de 28 días antes del parto, saludables y con condición corporal de 3.0 (escala 1=muy delgada y 5 = muy gorda). El grupo experimental consistió de 30 animales, 10 por tratamiento, de más de dos lactancias con un peso corporal promedio de 708.8 ± 26 kg. Posterior al parto, los animales se alimentaron individualmente con uno de tres tratamientos con diferentes concentraciones de energía neta de lactancia (ENL). Los tratamientos fueron denominados bajo (BA), medio (ME) y alto (AL) y sus valores fueron 1.46, 1.77, y 2.10 Mcal ENL /kg de MS, respectivamente (Cuadro 1). Las dietas fueron diseñadas de acuerdo a las recomendaciones del NRC(2) para animales lactantes. El alimento fue suministrado en tres diferentes tiempos durante el día: 0500, 1300 y 2100. Los vacas se entrenaron para obtener el alimento en comederos individuales del tipo Calan Door™; dichos comederos consisten de una caja de aproximadamente 36.0 kg donde se deposita el alimento. También poseen una puerta para permitir el acceso del animal, que es exclusivo para cada vaca, debido a que poseen un semiconductor electrónico que coincide con la combinación de la puerta. Una vez que el animal se retira, la puerta se cierra automáticamente y sólo se abrirá cuando el mismo animal intente comer nuevamente. Para facilitar el manejo, las vacas se identificaron con aretes de colores diferentes y con números progresivos del 1 al 30. Las dietas experimentales se suministraron durante 105 días de lactancia.

Como se indicó, los animales fueron distribuidos al azar dentro de los tratamientos. Al inicio de cada día, las vacas seleccionaban un comedero, y en función del número de la vaca y del tratamiento, se le suministró la cantidad de alimento correspondiente. El alimento ofrecido fue previamente pesado y se registró la cantidad ofrecida; posteriormente la proporción no consumida se pesó y se registró. Al final del día, se contabilizaron las porciones no consumidas y por diferencia con el ofrecido se determinó el consumo individual. Los cambios de PV se registraron por semana, mientras que el ordeño fue diario con un intervalo de 12 h entre uno y otro. La rutina de ordeña se desarrolló en una sala doble-16 en espina de pescado (Alpha Laval™, St. Louis, MO), además, incluyó el lavado y el secado de las ubres con desinfectantes, pre-sellado, despuntado, ordeño y sellado. El procedimiento de ordeño fue similar durante los 105 días de lactancia. La salud de los animales fue monitoreada durante la fase experimental y no se observaron daños aparentes por enfermedad.

La eficiencia lechera se determinó considerando el consumo de alimento y la cantidad de leche producida por día. El consumo de ENL se determinó multiplicando el CMS por el contenido de energía de la dieta calculado por NRC(2).

De cada vaca se obtuvo una muestra compuesta semanal de alimento consumido y del no consumido. De ambas muestras se determinó el contenido de MS y la calidad de los alimentos durante el periodo experimental. Después de la colección, las muestras de alimento fueron almacenadas a -20 °C, se pesaron y secaron a 55-60 °C en una estufa de aire forzado por 48 h para determinar la materia seca de campo parcial. Posteriormente, las muestras de alimento se molieron utilizando un molino Willey (A. H. Thomas, Philadelphia, PA). La materia seca total se determinó usando una estufa a 100 °C durante 24 h(6). Posteriormente, las muestras se incineraron en mufla a 500 °C para determinar el contenido de materia orgánica (MO) y cenizas. El contenido de FDN y FDA se determinó usando el método de Goering y Van Soest(7). Adicional mente, las muestras se analizaron para determinar el contenido de PC (%) usando el método Kjeldahl(6).

Los ingredientes, la composición química y el valor nutritivo de las dietas experimentales utilizadas se muestran en la Cuadro 1. Los contenidos de MO, PC, fibra detergente neutro FDN, fibra detergente ácido FDA y cenizas fueron determinados en laboratorio de acuerdo a los procedimientos descritos anteriormente; mientras que los contenidos de ENL y minerales de las dietas fueron obtenidos de los estándares del NRC(2).

Los datos fueron analizados con los procedimientos de SAS(8). El CMS se determinó diariamente para cada animal, mientras que el PV se registró semanalmente durante el periodo experimental. El PV inicial y el incremento en peso semanal fueron usados para estimar los cambios de peso. Los consumos MS y ENL, los cambios de PV, PL y la eficiencia para PL se analizaron utilizando el procedimiento MIXED de SAS en un diseño completamente al azar con medidas repetidas(8). El modelo incluyó el efecto de tratamiento, semana y la interacción tratamiento x semana, con vaca anidada dentro de tratamiento como el término repetido. El modelo final es como se indica, después de remover las covariables y las interacciones dobles y triples fueron no significativas (P>0.05):

Donde Yijkl es una observación de la variable respuesta; μ es la media general; TRATi es el efecto fijo del i-ésimo tratamiento (i = 1, 2, y 3); SEMANAj es el efecto fijo de la j-ésima semana de experimentación (j = 1, 2,...15); TRAT*SEMANAij es el efecto fijo de la interacción tratamiento x semana y eijkl es el error aleatorio.

El mismo modelo se utilizó para analizar los contenidos de PC, FDA, FDN y MS de los alimentos. Cuando hubo efecto de tratamiento, semana o la interacción tratamiento x semana (P<0.05) las medias fueron separadas usando comparaciones ortogonales de las medias de mínimos cuadrados de PDIFF de SAS.

La estructura de covarianza más apropiada fue elegida usando los criterios de Akaike y los criterios bayesianos de Swartz(9). Por ejemplo, la estructura de covarianza autorregresiva de primer orden fue la más apropiada para el consumo de MS, mientras que la de simetría compuesta fue la más apropiada para el PV final, los cambios de peso PV, el consumo de ENL, PL y la eficiencia de producción de leche. La covarianza de simetría compuesta fue la más apropiada para PC, FDN, FDA, y MS.

Consumo de materia seca y ENL

En el Cuadro 2 se muestran los consumos de materia seca, ENL, los PV inicial y final, la producción y eficiencia lechera observados durante los primeros 105 días de lactancia. En dicho periodo, el efecto de los tratamientos influyó (P<0.05) en el CMS y el consumo de MS por 100 kg de PV. Las vacas de los tratamientos AL y ME consumieron 35 y 19.3 % más alimento que las del BA. Paralelamente, las variaciones en el CMS fueron debidas a los efectos de la semana de lactancia (Figura 1; P<0.05). Análogamente, las vacas de los niveles AL y ME consumieron 48 y 33 % más (Figura 2, P<0.05) energía neta de lactancia que las del BA, respectivamente.

Cambios de peso corporal

Los pesos corporales iniciales no fueron diferentes. En contraste, los pesos corporales finales fueron diferentes (Figura 3, P<0.05). Las vacas de los niveles BA perdieron más PV que las del ME y AL (73.5, 49.4 y 36.8 kg, respectivamente). No se detectaron diferencias en PV final entre los tratamientos ME y AL. En el mismo sentido, los cambios de PV por días fueron más grandes para el grupo BA comparados con ME y AL (-0.70 vs -0.35 y -0.47 kg, respectivamente), y no se observaron diferencias entre los últimos grupos (-0.47 vs-0.35 kg).

Producción y eficiencia lechera

La producción y la eficiencia lechera de los niveles de alimentación se presentan en el Cuadro 2. Al inicio de la lactancia, la producción y la eficiencia lechera fueron diferentes entre tratamientos (P<0.05; Figura 4); el efecto de los tratamientos en la PL fue demostrado por una interacción tratamiento x semana. Los animales del nivel AL producen 7.0 kg más que el ME y 15.3 kg más que el BA durante las 15 semanas de lactancia (Cuadro 2). Análogamente, las vacas que consumen el nivel AL alcanzaron el pico de producción máxima (37.0 kg/día) a la semana siete, las del ME (29.00 kg/día) a la quinta; y las del nivel BA (21.50 kg/día) a las seis de la lactancia. Dichas diferencias iniciales se mantuvieron durante las primeras 15 semanas de lactancia.

La eficiencia de conversión de alimento a leche (kg de leche/kg de alimento) mostró un comportamiento similar a la PL. Las vacas que recibieron las dietas con contenido AL de energía fueron más eficientes (P<0.05; Figura 5); en la transformación del alimento a leche comparativamente con los niveles ME y BA, respectivamente.

La concentración de ENL de 1.46 a 2.10 Mcal/kg contenida en las dietas influyó el CMS de las vacas al inicio de la lactancia; los animales del nivel AL de energía consumen 25.0 y 7.0 % más MS que de los niveles BA y ME (P<0.05), respectivamente. En forma paralela, el consumo de energía fue 48 y 22 % más alto para las vacas del nivel AL comparado con los niveles BA y ME, respectivamente; el incremento en el CMS y de energía en los dos últimos niveles puede explicarse por el consumo de alimento más alto observado en ambos niveles. Rabelo et al(10) observaron que las vacas en el nivel alto de energía (1.65 Mcal de ENL) consumen 5.1 y 6.0 % más alimento y energía, respectivamente, que las vacas del nivel bajo (1.57 Mcal). Los autores revelaron que las diferencias fueron debidas a la calidad de las dietas; la dieta alta es menos fibrosa y más digestible, y viaja más rápido a través del tracto gastrointestinal. Los resultados del presente estudio coinciden con los observados por Mashek y Beede(11), McNamara et al(12) quienes indicaron que el suministro de cantidades grandes de energía postparto reduce la pérdida de PV, incrementa los consumos de MS y energía, y mejora la PL en las primeras semanas de lactancia. Sin embargo, en el presente estudio el consumo de MS observado en el grupo de alimentación BA fue inferior al observado en otros estudios(13,14), y se asoció con mayores pérdidas de PV, y como consecuencia la perdida de peso fue mayor. El hecho anterior, también sugiere que las vacas que consumen el nivel BA movilizan más reservas corporales para mantener el balance de energía y que dicho cambio fisiológico les permite responder a las necesidades de la glándula mamaria y otros eventos relacionados con el inicio de la lactancia.

En el presente estudio, también la concentración de carbohidratos fácilmente fermentables explican las diferencias en CMS; la concentración de FDN fue de 48.90, 30.10 y 26.70 % para los niveles BA, ME y AL, respectivamente (Cuadro 1). Rabelo et al(10) observaron que en los primeros 70 días de lactancia, las vacas que consumieron una dieta alta en energía (1.70 Mcal de ENL; con 32 % de FDN) mostraron incrementos de 19.8 y 21.5 % en el CMS y ENL comparado con los animales alimentados con una dieta baja (1.58 Mcal de ENL; con 40 % de FDN); el mayor consumo de la dieta alta en energía se explicó por un incremento en la población microbiana y el desarrollo de papilas ruminales, lo que permitió una fermentación más rápida de carbohidratos. Sin embargo, el incremento excesivo de las concentraciones de FDN puede resultar en efectos negativos en el CMS por un efecto de rellenado del estómago(4). La sugerencia del NRC(1) indica que niveles de FDN superiores al 42.5 % son excesivos; sin embargo, en el presente estudio, los animales del nivel BA consumieron una dieta con 48.9 % de FDN, sin efectos nocivos aparentes.

Las vacas del nivel AL alcanzaron el consumo máximo (20.6 ± 0.69 kg de MS) alrededor de la semana 9; las del ME (19.23 ± 0.70) en la semana 13; y las del nivel BA (16.32 ± 0.40) en la semana 12 postparto. Los resultados del presente estudio coinciden con los observados por McNamara et al(12) quienes indicaron que el suministro de cantidades grandes de energía postparto permiten reducir el tiempo para alcanzar el pico de consumo en dos o tres semanas y también reducen significativamente la pérdida de PV en las primeras semanas de lactancia; debido a que el periodo del BNE tiende a acortarse.

Los cambios dramáticos en el PV son comunes en vacas Holstein al inicio de la lactancia. En el presente estudio, las vacas de los niveles AL y ME perdieron (P<0.05) menos peso, 36.30 y 49.10 kg de PV comparados con las del BA que fue 73.50 kg (Cuadro 2; Figura 3) durante el periodo de experimentación. El mismo comportamiento se observó en los cambios de pesos corporales diarios; dichos resultados se explican por la mayor concentración de ENL en las dietas. Los niveles AL y ME tienen dietas más ricas en carbohidratos digestibles, como se puede comprobar en el contenido de nutrientes que proporcionan una mayor cantidad de nutrientes para síntesis de leche. Dichas dietas también proporcionan nutrimentos para la síntesis de hormonas y metabolitos que tienen relaciones directas con la bajada de la leche y el confort de los animales, evitando la movilización de reservas corporales y consecuentemente, la pérdida del PV y condición corporal (15).

Los niveles AL y ME presentaron comportamientos similares en PV final y los cambios de PV diarios; esto puede deberse al nivel de energía de 1.77 Mcal que proporcionó los nutrimentos suficientes para mantener una PL de leche aproximada de 27.0 kg por vaca por día; mientras que el AL tuvo una producción superior a 34.0 kg con movilización de reservas similar al ME. La diferencia en la concentración de energía del ME al AL fue 0.30 Mcal aproximadamente; esto sugiere que la diferencia en energía a favor de nivel AL se utilizó en mayor proporción para formación de leche y en menor proporción en el mantenimiento de las reservas corporales. Como se observa en el Cuadro 2, las vacas en los grupos ME y AL presentaron tamaños corporales similares (124.49 vs 124.77 kg de PV0.75, respectivamente) en términos metabólicos; lo que sugiere el efecto de la diferencia en energía. Sin embargo, debido al número de unidades experimentales usadas en el estudio y debido a las variables consideradas en el mismo, se requiere estudios más detallados para poder aseverar dicha hipótesis.

La adición de energía extra a las dietas de vacas en lactancia resulta en respuestas positivas en PL. En el presente estudio, la PL de las vacas del nivel AL fue 15.3 kg/día, más alta que las del BA y 7.3 kg/ día más que las del ME. Las diferencias en PL se explicaron por dos razones; una mejor utilización del alimento debido a la energía contenida en las dietas ME y AL; y por una menor concentración de FDN (48.90, 30.10 y 26.70 % para BA, ME y AL, respectivamente); este hecho permite una mayor absorción intestinal y una mayor producción de metabolitos que forman parte esencial en numerosos cambios fisiológicos que ocurren al inicio de la lactancia(16,17). Las dietas con mayor digestibilidad incrementan el reciclaje de la urea en el intestino, el flujo de proteína microbiana al intestino delgado, la síntesis de glucosa en hígado y el consumo de glucosa y aminoácidos por la glándula mamaria(17,18). Este incremento en el suministro y consumo en la glándula mamaria posiblemente explique el incremento en la PL.

Wilkerson et al(15) observaron incrementos de 2.0 y 2.2 kg/día de leche cuando las vacas se alimentan con dietas basadas en maíz y alfalfa; y cambiaron de 1.65 a 1.72 y de 1.63 a 1.84 Mcal de ENL/día, respectivamente; las autores atribuyeron dichos efectos a la mayor disponibilidad de energía y carbohidratos con las dietas más concentradas. La respuesta en PL debida a la concentración de energía se observa no sólo en condiciones estabuladas sino también en pastoreo. Por ejemplo, en estabulación, Rabelo et al(10) observaron que las vacas altas productoras que consumen dietas completas con 1.63 comparadas con las de1.58 Mcal de ENL/kg produjeron 1.0 kg más de leche en la primera parte de la lactancia y perdieron menos PV durante los primeros 21 días de lactancia; mientras que en condiciones de pastoreo, Pedernera et al(19) observaron que las vacas que consumen 1.97 comparado con 1.87 Mcal de ENL/kg de MS presentaron un balance negativo de energía menor (-3.85 vs -6.96 Mcal de ENL), produjeron más leche y perdieron menos PV en la primera parte de la lactancia.

Los resultados del presente estudio y los estudios de la literatura precedentes permiten confirmar la hipótesis que las vacas que consumen dietas ricas en energía consumen más alimento, producen más leche y pierden menos PV corporal al inicio de la lactancia, como resultado de la reducción en el tiempo y la magnitud del BNE(20–22).

La eficiencia lechera es un indicador de la habilidad de las vacas para transformar el alimento en leche(23); también se puede usar como un estimador de la productividad del hato lechero. En el presente estudio, las vacas del nivel AL fueron 21 y 10 % más eficientes que las del BA y ME, respectivamente, en la conversión de alimento a leche en los primeros 105 días de lactancia; lo anterior puede deberse a mayor digestibilidad de las dietas y la mayor disponibilidad de nutrientes para síntesis de leche y como consecuencia un incremento en la eficiencia lechera.

Se ha mencionado(24) que vacas Holstein con producciones altas de leche y que consumen dietas con 40 ó 60 % de forraje (67.0 % de ensilado de maíz o 33.0 % de alfalfa) con la adición o no de 2.25 % de grasas saturadas tuvieron eficiencias de 1.88 a 1.97 en la primera fase de la lactancia. Los autores indicaron que la eficiencia de conversión del alimento a leche fue más alta debido a la movilización de energía de reservas corporales. Los incrementos en la eficiencia lechera cuando se incrementa la energía en las dietas también han sido observados por otros(19,21).

En el presente estudio, también se observó que la eficiencia lechera respondió en forma similar a los niveles de energía; esto significa que las diferencia en aproximadamente 0.30 Mcal de energía respondió en 0.20 unidades de eficiencia. Sin embargo, la respuesta al incremento en energía depende de varios factores relacionados con el animal, la etapa de lactancia, las dietas y el ambiente. Por ejemplo, Vazquez-Añon et al(25) observaron que las vacas que consumen dietas con altos niveles de granos o grasa y que tienen 1.70 comparadas con las de 1.61 Mcal de ENL presentan la misma eficiencia alimenticia. Sin embargo, este estudio se realizó en los dos últimos tercios de la lactancia, mientras que el presente estudio sólo se enfocó al primer tercio. Los resultados apoyan la hipótesis de que el nivel óptimo de energía para vacas Holstein-Friesian en estabulación se encuentra entre 1.77 y 2.10 Mcal de ENL/kg de MS, en dietas con proporciones de 50:50 de forraje y concentrados.

En general, el principal objetivo del presente estudio fue determinar el nivel óptimo de energía en las dietas de vacas lecheras al inicio de la lactancia.

Sin embargo, debido a las limitaciones propias del estudio, donde sólo se estudiaron algunas variables relacionadas con las dietas y los animales, sin considerar los efectos de la temperatura, precipitación ambiental y el manejo del establo; no resulta entonces fácil indicar el nivel óptimo, lo que limita el alcance de las conclusiones y reduce la trascendencia de las implicaciones del estudio. Sin embargo, las dietas del nivel BA tienen una mayor cantidad de forraje y son más fibrosas como las que usualmente se tienen en las lecherías familiares; mientras que las del AL contienen más de granos y se parecen más a las usadas en los establos tecnificados. La ENL considerada en las dietas del nivel ME es similar a las observadas en publicaciones previas(10,20). Sin embargo, hay pocos antecedentes de uso de las dietas con concentraciones bajas o altas como en los niveles BA y AL. A pesar de la magnitud de las diferencias en PL a favor de AL, no se observaron efectos negativos en la presentación del celo de las vacas y tampoco trastornos metabólicos en los animales (información no reportada debido al número reducido de unidades experimentales).

El nivel óptimo de ENL fue de 1 .77 a 2.10 Mcal por kilogramo de alimento para producciones superiores a los 27.0 kg de leche. Los incrementos en el nivel de energía mejoran el consumo de alimento y la producción de leche, reducen las pérdidas de pesos corporales y el periodo del balance de energía al inicio de la lactancia en animales en confinamiento.

 

AGRADECIMIENTOS

Los autores agradecen a la Cooperativa Agropecuaria y Forestal Chapingo por el apoyo brindado al segundo autor en el desarrollo de la presente investigación.

 

LITERATURA CITADA

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NOTA

El presente documento es parte de la tesis de Maestría en Ciencias del segundo autor.

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