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Revista mexicana de ciencias agrícolas

versão impressa ISSN 2007-0934

Rev. Mex. Cienc. Agríc vol.9 no.1 Texcoco Jan./Fev. 2018

https://doi.org/10.29312/remexca.v9i1.860 

Ensayos

El huerto familiar y la cultura un espacio destinado a las plantas medicinales en Xochipala, Guerrero

Amanda González Guinea1  § 

María Virginia González Santiago1 

José Alfredo Castellanos Suarez1 

1Universidad Autónoma Chapingo-Departamento de Sociología Rural. Carretera México- Texcoco, km 38.5. Chapingo, Texcoco, Estado de México, México. CP. 56 230. (marvirginia2000@yahoo.com.mx; josealfredocs@yahoo.com.mx).


Resumen

El huerto familiar, que refleja el manejo y conocimiento sobre el medio ambiente que rodea a un grupo humano, es el espacio o el área aledaña a la casa habitación. Para Álvarez-Buylla y Lazos (1983) en él se cultivan y protegen plantas perennes y anuales con diferentes usos, ya sea para autoconsumo, ya para excedentes. Respecto a este punto, Gispert (1993) agrega que en dicho sitio se practican además actividades sociales, biológicas y agronómicas, lo cual constituye una unidad económica de autoconsumo a la puerta del hogar. Este ensayo tiene por objetivo valorar al huerto familiar como herencia social. Si bien para Gutiérrez (2003), el huerto familiar muestra la relación entre los grupos sociales y las plantas, la cual persiste a pesar de la irrupción del desarrollo de las civilizaciones o la proximidad a las grandes urbes, Gispert (1993) expresa un aspecto de la identidad cultural de un grupo humano en relación con la naturaleza. Para Gispert (2005), esta relación sociedad-planta es siempre dinámica; por parte de la sociedad, intervienen fenómenos culturales, ideológicos, políticos y económicos, y por parte de la planta, el ambiente con sus biomas y sus floras. Para afirmar que el huerto familiar es parte de la identidad cultural de un grupo social, es necesario documentar y estudiar las funciones de dicho sistema y el manejo de la diversidad vegetal, para entender la relación que existe entre un grupo social y el medio ambiente que lo rodea, y finalmente comprender que todo lo anterior es parte de la cultura e identidad de una comunidad.

Palabras clave: cultura; huerto familiar; medicina tradicional y herencia social; Xochipala

Abstract

The family garden, which reflects the management and knowledge about the environment that surrounds a human group, is the space or the area surrounding the house. For Alvarez-Buylla and Lazos (1983), perennial and annual plants with different uses are cultivated and protected, either for self-consumption or for surpluses. Regarding this point, Gispert (1993) adds that in this site there are also social, biological and agronomic activities, which constitutes an economic unit of self-consumption at the door of the home. This article aims to value the family garden as a social inheritance. Although for Gutiérrez (2003), the family garden shows the relationship between social groups and plants, which persists despite the irruption of the development of civilizations or the proximity to large cities, Gispert (1993) expresses an aspect of the cultural identity of a human group in relation to nature. For Gispert (2005), this society-plant relationship is always dynamic; on the part of society, cultural, ideological, political and economic phenomena intervene, and on the part of the plant, the environment with its biomes and floras. To affirm that the family garden is part of the cultural identity of a social group, it is necessary to document and study the functions of said system and the management of plant diversity, to understand the relationship that exists between a social group and the environment that surrounds it, and finally understand that all of the above is part of the culture and identity of a community.

Keywords: culture; family garden; traditional medicine and social heritage; Xochipala

Introducción

Este trabajo tiene por objeto valorar al huerto familiar como herencia social, esto es importante porque este espacio es considerado, primordialmente, por los especialistas, sobre esto más adelante se tratará, como un reservorio de germoplasma o facilitador de la estabilidad de la naturaleza, es decir, se deja de lado la herencia social que en él se concentra, ya que las especies que en él se cultivan, por un lado, complementen la dieta y auxilian en los problemas que deterioran la salud de un grupo humano y, por otro, dejan ver el conocimiento y manejo que se tiene del medio ambiente, por esto el huerto familiar es parte de la herencia social de un grupo humano; y como el considerarlo, primordialmente, un reservorio de germoplasma provoca su detrimento; por ello en este trabajo se aproxima a resignificar el huerto familiar desde el punto de vista de la cultura.

La concepción de los especialistas sobre el huerto familiar, por un lado, parten del presupuesto de que la relación del ser humano y naturaleza corresponde con la transformación de ésta para producir bienes materiales, y por el otro, los especialistas mencionan el vínculo entre el huerto familiar y la cultura. Respecto a lo primero, Toledo (2000) señala que el huerto familiar es un reservorio de germoplasma y en él se domestican especies útiles, lo que coincide con Herrera (1992), éste apunta que el huerto familiar se cultivan especies con diferentes usos. En este sentido, Gómez-Pompa (1993) señala que en el huerto se adoptan, seleccionan y mejoran especies, lo anterior corresponde con lo dicho por Álvarez-Buylla y Lazos (1983), para estos especialistas, en el huerto familiar se cultivan y protegen especies con diferentes usos. Por su parte, Niñez (1990) destaca que en el huerto familiar varía de acuerdo a los factores geofísicos, lo que concuerda con lo dicho por Herrera (1992) y Mariaca (2010), pues para ellos la composición florística del huerto familiar está interrelacionado con el medio ambiente.

En cuanto al vínculo del huerto familiar y la cultura, Gispert (1993) evidencia que en el huerto familiar se practican actividades sociales, biológicas y agronómicas, lo que coincide con Niñez (1990) sobre que el huerto familiar varía de acuerdo a factores geofísicos, sociales y culturales predominantes. De manera similar Mariaca (2010) precisa que el huerto familiar mantiene relación con la sociedad y con la cultura donde se encuentran inmersos, en lo que concurre con Herrera (1992), Toledo (2007) y Niñez (1990); en que el huerto familiar permite reconocer e inferir la cultura en el que está inmerso. Al respecto, Gutiérrez (2003) menciona que el huerto familiar muestra la relación entre los grupos sociales y las plantas.

En las consideraciones de los especialistas sobre el huerto familiar se vislumbran la relación de este espacio con la cultura pero no profundizan, además parten de una concepción de cultura sustentada en la relación ser humano y naturaleza, así como lo vinculan con la cultura por las actividades sociales que ahí se llevan a cabo.

La cultura es un repertorio de hábitos y aptitudes heredables, heterogéneos y cambiantes, producidos y adquiridos por el hombre en sociedad, estos hábitos y aptitudes se objetivizan en forma de prácticas observables, pero al mismo tiempo se interiorizan en forma de representaciones sociales; además, la cultura refleja la forma en que el ser humano se adapta y adapta el medio ambiente. Dentro de los hábitos y aptitudes se encuentran la medicina tradicional, la gastronomía y los rituales.

La medicina tradicional, por un lado, alude a conocimientos, creencias, prácticas y símbolos para mantener la salud física y psicológica, así como para aliviar enfermedades; y por otro, representa un bagaje cultural, difiere entre cada cultura, varía a través del tiempo, ha sido influenciada y complementada con el conocimiento medicinal de otras culturas, emplea sustancias de origen vegetal, animal y mineral, este conocimiento incluye la clasificación de las enfermedades y dosificación de medicamentos; además, se transmite oralmente y se hereda culturalmente. En palabras de Anzures y Bolaños (1981), la medicina tradicional o sistema terapéutico de un pueblo forma parte sustancial de su cultura, porque es el conjunto de conocimientos, creencias, prácticas, recursos materiales y simbólicos provenientes del pueblo, y se transmite de generación en generación.

Para valorar el huerto familiar como herencia social, primero, se identificaron las características de los huertos familiares desde una perspectiva biológica y antropológica, así como los conceptos de cultura y de medicina tradicional, ambos en textos especializados; luego, se caracterizó el huerto familiar en la comunidad de Xochipala, Guerrero, y posteriormente, se analizaron y se valoraron los resultados de las investigaciones de 2008 y 2012, junto con la de Cervantes (1992) a la luz de la concepción de la cultura como herencia social.

En este trabajo se parte de la proposición de que el huerto familiar es parte de la herencia social de un pueblo, pues es el espacio ubicado, preferentemente, en el traspatio de la casa habitación y destinado al cultivo de plantas y cría de animales, las plantas que se cuidan y cultivan dentro del huerto tienen diversos usos: medicinales, rituales, alimenticias, y más; tanto el uso de las plantas como el proceso de construcción del huerto familiar involucran hábitos y aptitudes adquiridos por vía oral, visual y gestual de padres a hijos; por ende el huerto familiar representa una parte de la herencia social.

Para tratar sobre el huerto familiar como parte de la herencia social, primero, se caracteriza el huerto familiar en la zona de Xochipala y, en seguida, se presentarán los resultados, así como el análisis y la valoración de los mismos surgidos de las investigaciones de Cervantes (1992) y las realizadas en 2008 y 2012 a la luz de la concepción de herencia social.

Desarrollo

Sobre el huerto familiar en la comunidad de Xochipala, se han realizado varios estudios, dos se enfocan en las especies vegetales presentes en los huertos familiares, por un lado, Cervantes (1992) y, por otro, el que se realizó en el 2008; al contrastar los resultados de estos estudios se percibe una reducción de las plantas con uso medicinal en el huerto familiar, es decir, el detrimento de la herencia social en este espacio. Un tercer estudio, que se desarrolló en el 2012, demuestra que existen correspondencias entre los factores que deterioran el conocimiento de las plantas medicinales y los factores que afectan el huerto familiar en Xochipala.

El huerto familiar en Xochipala

Xochipala se localiza en la región centro del estado de Guerrero, municipio Eduardo Neri. Xochipala está enclavada en una zona de selva baja caducifolia (Rzedowski, 1978), cuya vegetación se distribuye entre los 0 y 1700 metros sobre el nivel del mar (msmn). Este ecosistema presenta una temperatura promedio anual de entre 20°C y 29°C, y tiene un clima predominante en la zona, de acuerdo a la clasificación de Köppen; según García (1975) es cálido-semihúmedo, y para Meza (1990) es cálido-húmedo (Aw). Entre las actividades más importantes que realizan los pobladores de Xochipala se encuentran la agricultura, la ganadería y el comercio.

El huerto familiar, para los habitantes de Xochipala es el espacio ubicado, preferentemente, en el traspatio de la casa habitación, en el que siembran sus plantas, crían animales domésticos y llevan a cabo diversas actividades, algunas de ellas complementarias a sus labores agrícolas, como es secado de sus semillas, frijol, chile, maíz, etc., el desgrane del maíz, el manejo del rastrojo, entre otros, y otras de carácter social y cultural como fiestas y reuniones con familiares y amigos, así como tertulias musicales, y más, para ellos el huerto familiar es un lugar que aporta múltiples satisfactores que contribuyen a disfrutar la vida (González, 2008).

En Xochipala, los huertos familiares son sistemas dinámicos que se mantienen en constante cambio e interacción con el medio circundante. Existen diferencias de manejo y conocimiento por género, edades, áreas de actividad, especies y control sobre los productos del huerto. En todos los casos, la mujer desempeña un papel importante en la composición, el cuidado, el uso del huerto y sus productos (González, 2012). El establecimiento del huerto familiar se inicia con la búsqueda y obtención del material vegetal (bulbos, semillas, plántulas, tubérculos, raíces o esquejes) en el entorno silvestre. En cuanto a la estructura del huerto, las mujeres son responsables de la zonificación, al designar el lugar donde quedarán los distintos grupos de plantas. Al transcurrir el tiempo, la configuración del huerto se aproxima, en gran medida, a la estructura de los ecosistemas naturales limítrofes, llegando a alcanzar una alta variedad vegetal que conlleva una compleja estratificación. Lo anterior dilucida que el establecimiento del huerto familiar es producto de la herencia social.

Cabe mencionar, que el estudio realizado en 2012 se enfocó en la población adulta, adulta mayor y niños, se entrevistó a los primeros y se encuestó a los segundos. Los niños encuestados fueron en total treinta y seis alumnos inscritos en la secundaria “Heliodoro Castillo” y de la escuela primaria “Vicente Guerrero”, las edades de los niños oscilan entre los ocho y trece años. El 64% de los niños viven con ambos padres, 28%, con su madre, 5%, viven con su abuela y 3%, con algún hermano. Esto evidencia que los padres o por lo menos, un adulto está a cargo de su formación; es decir, la transmisión del repertorio de hábitos y de aptitudes correspondiente con la herencia social.

A la luz de la herencia social

Tomando en cuenta las investigaciones realizadas concernientes con la identificación de las especies vegetales presentes en los huertos familiares se considera que el huerto familiar es parte de la herencia social, porque la disminución de ésta en relación con la medicina tradicional lo afecta, pues, por un lado, Cervantes (1992) reporta 162 especies, 75 (46.9%) de ellas con uso medicinal; por otro lado, el realizado en el 2008 se obtuvieron 184 especies presentes en los huertos de Xochipala, de las cuales 47 (25.5%) especies con uso medicinal; al comparar los resultados de estos estudios se percibe una reducción de 31 plantas que se dejaron de emplear como medicina y que en algunos casos fueron reportadas como especies de ornato, por ejemplo el huamúchil (Pithoecellobium dulce (Roxb.) Benth.) y el floripondio (Datura candida (Pers.) Saff.) (Figura 1); esto muestra que el deterioro de la herencia social en relación con las plantas medicinales corresponde con el detrimento de este espacio.

Figura 1 Porcentaje de cada categoría de uso (González, 2008). 

Con base en la investigación realizada en 2012, se considera que los huertos familiares de los xochipalenses son parte de la herencia social, pues, en esta investigación, los adultos y adultos mayores de la comunidad conocen el uso de las plantas medicinales de sus huertos familiares, pues la diversidad de especies colectadas y mencionadas por los informantes fue de setenta y siete especies agrupadas en treinta y cinco familias botánicas (Figura 2).

Figura 2 Familias botánicas de plantas medicinales mejor representadas. Datos recabados en campo por esta investigación (González, 2011). 

El huerto familiar es parte de la herencia social de los adultos y adultos mayores xochipalenses ya que, en la investigación de 2012, las setenta y siete especies encontradas en el huerto familiar con uso medicinal se dividieron en cultivadas y silvestres, es decir aquellas propagadas deliberadamente por el hombre y aquellas que crecen espontáneamente: 67% son silvestres y 33% cultivadas, esto indica que predomina el uso de plantas silvestres (Figura 3). Lo anterior, demuestra que el huerto familiar es una porción de la herencia social de los xochipalenses respecto a las plantas usadas con fines medicinales que son silvestres y que están en su huerto familiar.

Figura 3 Porcentaje de especies silvestres y cultivadas de un total de 77. Datos recabados en campo por esta investigación (González, 2011). 

Además, con lo arriba anotado se comprueba que el huerto familiar es una parte de la herencia cultural de los adultos y adultos mayores xochipalenses, pues para cubrir sus necesidades de salud emplean hierbas, éstas son, mayoritariamente, silvestres: unas son conseguidas en el campo y otras crecen espontáneamente en el huerto familiar, y cuando la planta silvestre tiene las condiciones para integrarse en huerto familiar las cultivan en este espacio. De acuerdo con Hersch y Fierro (2001), el uso de plantas silvestres es reflejo de la diversidad de florística del país y de sus implicaciones biológicas y sociales, a esto se agrega que dejan ver el nexo existente entre la flora medicinal y las diversas poblaciones, y por ende de la herencia social en cada comunidad.

De acuerdo con el estudio realizado en 2012, la información dada por los adultos y adultos mayores de la comunidad respecto las setenta y siete especies del huerto familiar se agrupó según su uso en catorce problemas de salud (Figura 4), entre los cuales destacan estomacales, respiratorios, bucales, renales, dermatológicos y diabetes. Sin embargo, hay otras formas de empleo que resultan importantes: para los problemas nerviosos, de fiebre, dolor de cuerpo, problemas femeninos y el cuidado de los recién nacidos. Esto denota la gran variedad de afecciones que son tratadas con plantas medicinales, dicho en otras palabras, el huerto familiar para los pobladores de Xochipala es un segmento importante de la herencia social correspodiente con las medicina tradicional.

Figura 4 Representación de los usos a las plantas medicinales. Datos recabados en campo por esta investigación (González, 2011.) 

Los adultos y adultos mayores xochilpalenses, de acuerdo con la investigación de 2012, poseen una abuntante herencia social relacionada con las medicina tradicional y con el huerto familiar, pues los datos obtenidos en esta investigación (Figura 5) coinciden en que para una gran variedad de enfermedades y hay un sin fin de remedios de origen vegetal para los mismos, según Mendoza (2007), esto es producto de que desde que el hombre tiene memoria, las plantas han sido indispensables para su supervivencia: primero, las utilizaron como alimento y posteriormente, para los diversos usos y actividades, incluyendo la práctica de la medicina, ya sea para conservar o para devolver la salud pérdida. A su vez Herrero (1989) destaca la importancia de las especialidades y recursos terapéuticos que forman parte de la cultura popular, dentro de la cual la enfermedad no sólo debe de ser vista como lesión orgánica sino sobre todo como un fenómeno en un contexto cultural.

Figura 5 Porcentaje que corresponde a la parte usada de las plantas medicinales. Datos recabados en campo por esta investigación (González, 2011). 

La encuesta aplicada en el estudio de 2012 evidenció un detrimento de la herencia social correspondiente con la medicina tradicional y el huerto familiar en los niños xochipalenses: por un lado, para enfermedades como la diarrea (Figura 6), la tos (Figura 7), el dolor de muelas (Figura 8) y el empacho (Figura 9), los niños conocen alguna planta medicinal, pero, en su mayoría son plantas introducidas y cultivadas, es decir, no son propias de la zona, y por otro lado, para enfermedades como fiebre, el dolor de cabeza y los parásitos estomacales en su mayoría no conocen alguna planta. Asimismo, hay que destacar que los niños hacen clara referencia a la parte de la planta medicinal que se emplea para hacer el remedio y curar ciertas enfermedades y, en algunos casos, dieron como respuesta más de una. El hecho de que se informe sobre una especie para determinado padecimiento, muestra la alta selectividad y efectividad de la planta, así como la herencia social de los informantes en relación con las plantas medicinales. En vista de lo anterior en los niños xochipalenses la herencia social es reducida.

Figura 6 Porcentaje de alumnos que conocen alguna planta medicinal para la diarrea. Datos recabados en campo por esta investigación (González, 2011). 

Figura 7 Porcentaje de alumnos que conocen alguna planta medicinal para la tos. Datos recabados en campo por esta investigación (González, 2011). 

Figura 8 Porcentaje de alumnos que conocen alguna planta medicinal para el dolor de muelas. Datos recabados en campo por esta investigación (González, 2011). 

Figura 9 Porcentaje de alumnos que conocen alguna planta medicinal para el empacho. Datos recabados en campo por esta investigación (González, 2011). 

La encuesta realizada a los niños xochipalenses en la investigación de 2012 permite ver la escasa herencia social y la poca participación en las tradiciones en relación con la medicina tradicional y el huerto familiar: en su mayoría, los niños desconocen qué plantas se usan o emplean como medicina y pocos intervienen tanto en el establecimiento como en el cuidado del huerto familiar.

En la investigación de 2012, se comprueba que el huerto familiar es parte de la herencia social, pues el conocimiento transmitido de generación en generación permite la selección de la especie vegetal para curar ciertas enfermedades y la obtención de la especie del entorno natural: 38% lo obtiene en el campo (silvestres), 31% la cultiva en casa, 22% la compran y 9% la adquiere por regalo de un vecino, lo que evidencia que para obtener las plantas medicinales aún van al campo, dicho de otro modo, refleja la importancia que tiene el medio ambiente (Figura 10). Además, estas plantas son trasladadas y cultivadas en el huerto familiar, siempre y cuando las plantas tengan las condiciones para adaptarse, para su posterior uso.

Figura 10 Porcentaje de Manera de obtener las plantas medicinales. Datos recabados en campo por esta investigación (González, 2011). 

En el estudio de 2012 se precisan algunos factores que afectan el conocimiento que poseen los xochipalenses sobre la medicina tradicional y el uso de la flora medicinal, tales como la migración y los medios modernos de comunicación, estos también deterioran el huerto familiar y la cadena de transmisión oral. En este sentido, se destacan dos aspectos, el primero, debido al fenómeno migratorio en la comunidad de Xochipala existe una diferencia de uso y conocimiento entre los adultos, adultos mayores y los niños, pues en tanto que los adultos conservan una amplia herencia social en relación con el manejo de la flora medicinal, en cambio los niños xochipalenses poseen una reducida herencia social pues desconocen el uso de las plantas medicinales, o sea, tienen otra percepción de ellas.

Segundo, en los últimos años, el huerto familiar se ha visto modificado por el regreso de los migrantes que hace años salieron a trabajar a EE. UU, pues a su llegada los padres dividen el terreno donde está asentada la casa y el huerto familiar, a fin de que construyan su vivienda, con lo cual se ha reducido el espacio destinado al cultivo y cuidado de las plantas. Desde el punto de vista cultural, lo más grave de esta situación es la disminución del número de plantas presentes en el huerto y, como consecuencia, la flora medicinal. La migración provoca, por un lado, la modificación del huerto familiar, y por otro, promueve el uso y conocimiento de plantas medicinales, pues los migrantes que se encuentran en EE. UU piden que se les manden para su uso.

Conclusiones

En este trabajo, se trató sobre el huerto familiar como herencia social por medio de la comunidad de Xochipala, de lo que sobresale lo siguiente:

Para algunos investigadores el huerto familiar es un reservorio de germoplasma y facilitador de la estabilidad del medio ambiente, pero muy pocos lo relacionan con la cultura de un grupo humano o lo conciben como parte de la herencia social de los pueblos. A lo que podríamos decir que se puede tener un espacio aledaño a la casa habitación con una gran diversidad biológica, pero desconocer qué se tiene y para qué sirve.

Hay que destacar que la disminución del conocimiento de las plantas medicinales corresponde con la disminución de la diversidad de plantas medicinales en el huerto familiar, esto afecta la herencia social de la población.

Los factores que afectan el uso y conocimiento de plantas medicinales también alteran al huerto familiar: la migración, el deterioro ecológico, la intrusión de los servicios de salud, el cambio en el nivel económico y la modernidad (en el caso de Xochipala, la cercanía de Iguala y Chilpancingo, éstas son dos de las ciudades más importantes del estado de Guerrero) y los medios de comunicación masivos.

Por último, es urgente que se deje de dar prioridad a la concepción del huerto familiar como un reservorio de germoplasma y como un facilitador de la estabilidad del medio ambiente, pues esto ha provocado su disminución y su detrimento, para conservar y difundir el huerto familiar se debe partir del presupuesto de que es parte de la herencia social de los pueblos.

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Recibido: 00 de Enero de 2018; Aprobado: 00 de Febrero de 2018

§Autora para correspondencia: amenthi@yahoo.com.

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