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Revista mexicana de ciencias agrícolas

versão impressa ISSN 2007-0934

Rev. Mex. Cienc. Agríc vol.6 no.6 Texcoco Ago./Set. 2015

 

Ensayos

 

El turismo rural como experiencia significativa y su estudio desde la fenomenologia existencial*

 

Rural tourism as significant experience and study from existential phenomenology

 

Obdulia Baltazar Bernal1 y Jesús Zavala Ruiz

 

1 Colegio de Postgraduados-Campus Córdoba. Carretera Fed. Córdoba-Veracruz, km 348. Amatlán de los Reyes, Veracruz, México, C. P. 94946. Tel: 52 271 716-6000. (obduliabb@colpos.mx).

2 Universidad Autónoma Metropolitana-Unidad Iztapalapa-Posgrado en Estudios Organizacionales. San Rafael Atlixco Núm. 186-Edificio H-063, Col. Vicentina, Del. Iztapalapa, México, Distrito Federal, México, C. P. 09340. Tel: 52 55 5805-6400. §Autor para correspondencia: jzr@xanum.uam.mx.

 

* Recibido: diciembre de 2014
Aceptado: marzo de 2015

 

Resumen

El turismo rural es una moda ante la crisis del turismo masivo, estandarizado de sol y playa que no tiene una definición consensuada mundialmente porque lo rural tiene variadas significaciones. Primero, se hace un análisis etimológico del término "turismo rural", se propone una definición ampliada para el contexto mexicano como "turismo ranchero" y se exhibe un concepto multidimensional: económico, gerencial y fenomenológico. Luego, se esboza un marco de referencia desde una perspectiva fenomenológico-existencial para el estudio de la experiencia turística como la dimensión simbólica del turismo rural y se sugiere usar el concepto "autenticidad existencial" como eje. Finalmente, se incluye un estudio de caso sobre el fracaso en la construcción de una "experiencia memorable" (o significativa) durante un viaje de fin de semana al pueblo mágico de Cuetzalan, Puebla, México. Se usó la reconstrucción del viaje de una pareja urbana, cuatro años después, a partir de una entrevista. Se concluyó que: 1) la fenomenología existencial y el concepto de "autenticidad existencial" son útiles para el estudio de la experiencia turística y el diseño de las ofertas turísticas; 2) el marco de referencia esbozado se puede usar para estudiar a los demás actores sociales involucrados; y 3) el logro de una "experiencia turística memorable" no depende de las características objetivas de la oferta turística, sino del estado existencial del turista y de su involucramiento auténtico con los lugares, los servicios y las personas como un todo, y por lo tanto, de su capacidad de construir significados trascendentes, más allá de lo instrumental.

Palabras clave: autenticidad existencial, definición de turismo rural, experiencia memorable, marco de referencia.

 

Abstract

Rural tourism is a trend before the crisis of mass tourism, sun and beach standardized that does not have an agreed definition, because the rural world has varied meanings. First of all, an etymological analysis of the term "rural tourism" is made, an expanded definition for the Mexican context as "rancher tourism" is proposed and exhibited a multidimensional concept: economic, managerial and phenomenological. Then, a framework is outlined from a phenomenological-existential perspective for the study of the tourist experience as the symbolic dimension of rural tourism and suggests using the concept "existential authenticity" as the axis. Finally, a case study of the failure is included in the construction of a "memorable experience" (or significant) for a weekend trip to the magical village of Cuetzalan, Puebla, Mexico. We used as a reference, the travel of an urban couple, four years later, through an interview. It was concluded that: 1) the existential phenomenology and the concept of "existential authenticity" are useful for the study of the tourist experience and design of tourism offers; 2) outlined the framework of reference can be used to study other social actors involved; and 3) the achievement of a "memorable tourist experience" does not depend on features as the major objective oftourism, but the existential condition oftourist and the real involvement with the places, services and people as a whole and therefore, its ability to build transcendent meanings, beyond instrumental.

Keywords: definition of rural tourism, existential authenticity, memorable experience framework.

 

Introducción

En términos generales, el turismo es un conjunto de actividades que ocupan el tiempo libre, el tiempo de descanso o el ocio (leisure, en inglés), por lo tanto es un tiempo social complementario del tiempo de trabajo y del tiempo obligado para la sobrevivencia. En cierto sentido, el turismo es el opuesto de las actividades cotidianas que por sí mismo está dotado de sentido, de significación (McCabe, 2005). El turismo de masas (o de playa y sol), que, erróneamente se le llama "industria del turismo", está representado por las cadenas hoteleras y los paquetes turísticos estandarizados todo incluido (Cohen, 1972).

El turismo masivo surgió en Francia a fines de los años 1930's, como parte del beneficio social de las vacaciones pagadas y décadas después se desarrolló en todo el mundo; hoy está en crisis, más por la paulatina extinción del beneficio de las vacaciones pagadas y el cambio generacional, que por el agotamiento de la infraestructura hotelera.

En este contexto, el turismo rural se percibe como alternativo al turismo masivo; sin embargo, consideramos que es una moda surgida en los países desarrollados ante la declinación de sus actividades primarias y la despoblación del campo y que los países subdesarrollados se ha adoptado por imitación o como "sugerencia" de los organismos internacionales como la OCDE (OECD, 2007).

La historia del turismo en México desde los años 1920's, como una expresión del capitalismo de amigos (crony capitalism): colusión de intereses políticos y comerciales, ganancias infladas, ineptitud en la planeación, construcciones mal hechas, problemas sociales y desastres ecológicos (Saragoza, 2004). La construcción de la infraestructura turística comenzó en 1940 y, después de 1946, los centros turísticos de las playas mexicanas. Hoy amenaza con apropiarse de las playas restantes, que en su mayoría están en manos campesinas. La legislación ya está lista. Cancún es emblemático porque fue creado desde cero "en la fantasía de banqueros" y prometía la "creación de miles de empleos y la captación de montañas de divisas" (Martí, 1985). A pesar de su enorme crecimiento, aquellas expectativas no han cumplido; a excepción de las enormes ganancias de políticos y empresarios, nunca ha creado, ni integrado las cadenas productivas de alimentos y demás productos que siguen siendo importados desde la Central de Abastos de la ciudad de México, de otras regiones y del extranjero (Torres, 2003).

En México el turismo rural tiene un antecedente en el llamado turismo de fin de semana (o 'weekendismo', que era el término usado) (Nunez, 1963) y en las localidades rurales se estilaba el "día de campo" para divertirse en el campo. Antes de la urbanización de México y del turismo (de masas) ya había turismo rural y que en la actualidad lo que hay es su resurgimiento o su revaloración con la construcción de infraestructura para tal fin. De hecho, dentro del turismo de masas ha habido de manera paralela un turismo rural; sin embargo, no se le había dado la importancia que hoy se manifiesta. Aquellas playas vírgenes y nudistas son un ejemplo del turismo rural paralelo al turismo de masas. El turismo rural tiene el mismo impulsor: la demanda extranjera y ahora se buscan nuevos destinos en aquellos lugares rurales y urbanos, anteriormente olvidados (Sanagustín, Moseñe y Gómez, 2011) y se asegura que este "nuevo turismo" creará nuevas oportunidades, por la historia de México, ojalá y que no se quede sólo en el discurso.

Hasta la fecha no hay una definición consensuada a nivel mundial de turismo rural principalmente porque lo rural tiene significados muy variados alrededor del mundo (Nair, Munikrishnan et al., 2014) y las definiciones nacionales son confusas. La propuesta es esbozar un marco de referencia para estudiar el turismo rural en tres fases: 1) partir de un concepto ampliado y una marca contextualizados al país, en una especie de exploración ontológica; 2) plantear una epistemología acorde a esa definición; y 3) cerrar con un estudio de caso para probar la bondad del marco de referencia. Se considera que de esta forma se podrá dirigir con mayor certeza la investigación en turismo rural, un área emergente.

 

Marco de referencia

¿Qué es el turismo rural?: una definición ampliada

Se partirá de la etimología, para luego contextualizar una definición al contexto mexicano. El término turismo rural es un término compuesto. Turismo (tourisme en francés y tourism en inglés) tiene una raíz etimológica y un sufijo: tur + ismo. La raíz tur o tour se derivó del griego torus que significa torno o círculo, que a su vez derivó en el latín tornus que significa girar o dar vueltas, que pasó al francés tour asociado al significado de (irse de) gira (y volver) o (ir de) ida y vuelta, (o regresar). En cambio, el sufijo -ismo significa acción, estado o condición. Por lo tanto, etimológicamente, turismo significaría irse de gira, ir y volver o irse de viaje y regresar, lo que da la connotación de que el turista es quien se va de viaje y regresa al lugar donde vive. Por otra parte, rural se derivó del latín ruralis que significa campo, campestre o campesino. En conclusión, etimológicamente turismo rural significaría ir o irse de viaje al campo y regresar, independientemente de las razones o motivos del viaje.

Dado lo anterior, para esta investigación se propuso como definición de turismo rural aquélla actividad que implica viajar o visitar las áreas rurales (en sentido amplio) con finalidades múltiples, no limitadas a las siguientes: permanecer o pernoctar, comer o consumir (alimentos y bebidas o algún otro servicio), participar (en actividades o festividades locales culturales o de cualquier tipo), practicar (algún deporte o actividad de cualquier tipo), contemplar algo (como la arquitectura o la naturaleza) y experimentar algo (como una introspección, un encuentro o una trascendencia personal). El "picnic" y el "día de campo" de antaño, el excursionismo, el montañismo, el "camping", la pesca, la caza y los safaris, serían actividades, eminentemente, de turismo rural. Algunos términos sinónimos o tipos de turismo rural que se utilizan con frecuencia son los siguientes: turismo étnico, ecológico, agroturismo, comunitario, ejidal, de naturaleza, participativo y popular.

En general, por lo menos en México, los términos turismo y turismo rural hacen referencia al contraste entre lo urbano (o citadino) y lo rural (campestre o campesino), en una polaridad valorativa, socialmente construida desde una perspectiva occidental, entre "lo mejor" y "lo peor", algo que Bonfil (2013) discutió ampliamente en su obra México Profundo: una civilización negada. Lo urbano está asociado con "lo mejor" y sus manifestaciones como la riqueza, el lujo, lo ostentoso, la opulencia, la abundancia, la suntuosidad, la grandiosidad, el exceso, la comodidad, la civilización, la modernidad, el derroche, lo no indígena. En cambio, lo rural está asociado con su opuesto, 'lo peor' que se manifiesta como la pobreza, la sencillez, la simplicidad, la naturalidad, la franqueza, la sinceridad, la humildad, la espontaneidad, la incomodidad, lo agreste, el atraso, lo incivilizado, la frugalidad, lo indígena, el indio. Según Bonfil (2013) lo anterior es un contraste entre los valores del "México imaginario" (los ricos) y los del "México profundo" (los pobres) que se rechazan mutuamente y llevan a una profunda "escisión cultural", históricamente construida. En parte, esta es la raíz del recelo que se tiene en las comunidades rurales en la aceptación de proyectos originados en el exterior. Los autores de este ensayo consideran que no existe una valoración absoluta entre 'lo mejor' y 'lo peor', por eso refieren a que ésta ha sido histórica y socialmente construida.

Para el caso de México sería más pertinente y distintivo utilizar los términos "turismo campesino", "turismo campirano", "turismo en el campo" o "turismo ranchero" (similar al término "música ranchera"); sin embargo, debido a la construcción social valorativa antes enunciada, esos términos campo, campesino y demás están devaluados y asociados, peyorativamente, con lo indígena, lo que contrasta con una supuesta mexicanidad orgullosa de sus raíces precolombinas pero que, en los hechos, niega a los campesinos, a los habitantes del medio rural, su lugar en la sociedad mexicana (Bonfil, 2013). Por ello, quizás, "turismo rural" sea un término ligeramente "más neutral" que los anteriores.

México sigue siendo rural, aunque está en un acelerado proceso de urbanización alrededor de los núcleos de población mayores (Martínez y Monroy, 2010). La demografía es producto de la emigración del campo a la ciudad. En 2010, según el INEGI (2010), 23.2% de la población nacional habitaba 98.1% de localidades rurales y el resto de la población vivía en localidades urbanas en mucho menos localidades. Por lo anterior, aunque la comunidad rural está limitada a comunidades menores a 2 500 habitantes, consideramos que esto no acotaría plenamente lo rural, para el turismo, por lo que se tendría que adoptar como territorio rural a aquel de las localidades rurales y aquel territorio fuera de la traza urbana de las localidades urbanas.

Las fortalezas atribuidas al turismo rural son los siguientes: la oferta de una experiencia tranquila y placentera a bajo costo, saludable, no tumultuosa, lugares naturales conservados que permiten la reapreciación y la belleza de la naturaleza, perdida por la urbanización y la tecnologización de la sociedad (Sanagustín et al., 2011) y, para los habitantes del medio rural, da la oportunidad de obtener ingresos extras, permite preservar sus hábitos, valores y estilo de vida, fortaleciendo la economía local. En cambio, las principales debilidades del turismo rural son la ausencia de oportunidades reales, la migración, la falta de infraestructura mínima, la debilidad económica de los micro-negocios, la exclusión, la falta de personal capacitado (Sanagustín et al., 2011), la inseguridad pública generalizada, pero sobre todo, la falta de organización. El turismo rural no es una panacea que pueda transformar la endeble economía rural local; sin embargo, es una oportunidad que puede ser bien aprovechada si le logran organizar, endógenamente, los grupos comunitarios que le den vida; de lo contrario, será otra más de las oportunidades perdidas para el desarrollo del medio rural.

El turismo es una actividad que ocupa el tiempo libre y que se puede conceptualizar como una transacción multidimensional: económica, jurídica, relacional, cultural o simbólica y humana o trascendente. Es una transacción debido a que es un intercambio material y simbólico entre los participantes. En este contexto, hay dos corrientes para el estudio de la experiencia en el turismo, si bien, no opuestas, sí divergentes: la "economía de la experiencia" y la fenomenología, mismas que se esbozarán a continuación.

 

El turismo rural como actividad económica, jurídica y gerencial

El turismo rural requiere de una actividad económica paralela para poder llevarla a cabo. Para el caso de la realidad mexicana es posible percibir al turismo rural como una actividad donde participan esencialmente cuatro actores sociales: 1) las instituciones que le dan soporte, desarrollan una política pública, constituyen o impulsan el desarrollo turístico, recaudan impuestos y proveen servicios indirectos y las regulaciones o reglamentaciones de la actividad turística; 2) la organización que, en términos genéricos, correspondería con el negocio o proveedor de los bienes y servicios, un grupo formal o informal, que desarrolla una actividad económica, que requiere infraestructura y administración; 3) los trabajadores(as) que, aunque no se les reconozca como tales, trabajan para las organizaciones atendiendo a los turistas y que, a cambio, reciben una retribución económica, un salario y propina; y 4) el turista o visitante que viaja (solo o en grupo), por los motivos más diversos, que consume bienes y servicios y, por lo tanto, efectúa un gasto económico pero que, quizás, más importante, le interesa vivir una experiencia única, que puede ser memorable.

La intersección de estos cuatro elementos provoca una multi-dimensionalidad conceptual alrededor del turismo y del turismo rural en específico. De una o de otra manera, la intersección de todos los elementos y de todos los involucrados en una transacción turística multidimensional, no es más que la experiencia humana, que cada uno de los cuatro involucrados esbozados experimenta, siempre, de manera única.

Al conceptualizar el turismo rural como una actividad económica interesarían los siguientes elementos: la producción de bienes y servicios como procesos económicos de oferta y demanda entre los consumidores o turistas y los productores o proveedores de bienes y servicios. Visto así, el turismo rural es una actividad regulada o en vía de regulación por el gobierno y como actividad económica, el turismo rural deriva en una obligación contractual en términos jurídicos, con derechos y obligaciones, entre los proveedores de bienes y servicios y los clientes. Adicionalmente, el turismo rural es una actividad gerencial, organizativa, lo que implica la organización de los recursos disponibles y su administración.

Para estudiar la dimensión económica y gerencial del turismo rural podemos usar a la economía y la administración, mediante el enfoque de la economía de la experiencia (experience economy), que es la confluencia ambigua de los estudios de la administración, la economía, la planeación y la psicología, con la sociología y la antropología como un enfoque economicista y gerencialista (Sundbo y Sørensen, 2013). Esta corriente se le atribuye a Pine y Gilmore (1998) que propusieron que la sociedad está transitando de una economía basada en la entrega de servicios hacia una economía de la experiencia, como parte del desarrollo técnico-productivo; lo que contrasta con la idea de que le economía transita a la economía del conocimiento. Así que, en nuestra opinión, más bien la economía de la experiencia es una consecuencia de la economía del conocimiento y no una tendencia global de la economía.

La economía de la experiencia asume, de manera genérica, que los turistas tienen más interés en la cultura y las tradiciones rurales (Fijo y Fuentes, 2013), que buscan participar y lograr un bienestar y una satisfacción emocional porque buscan una calidad de vida diferente (Morgan et al., 2009); en general, que los turistas buscan experiencias memorables. Por lo tanto, desde esta perspectiva se ofrecen recetas para diseñar experiencias memorables como lo hicieron Pine y Gilmore (1998), donde se apela a la autenticidad y al drama en la experiencia como una actuación (performance) (Morgan et al., 2009). Incluso, se han desarrollado indicadores para medir las experiencias memorables (Kim et al., 2012).

 

El turismo rural como fenómeno significativo: fenomenología de autenticidad existencial

El turismo también desarrolla relaciones sociales entre los participantes que entran en contacto, por lo tanto, es un sistema relacional, simbólico o cultural que provoca que todos los involucrados, no sólo los turistas, generen significaciones propias, por lo que es posible concebir al turismo también como una actividad humana significativa. En este sentido, es claro que, por un lado, las experiencias turísticas no se pueden comprar y que sólo se experimentan, se viven y que, incluso, ni el turista puede tener completamente el control sobre éstas (Andersson, 2007) y la satisfacción del turista depende primordialmente de sus expectativas, como quedará demostrado más delante. Ahora bien, si el turismo involucra centralmente la experiencia, esto implica adentrarse en la dimensión subjetiva (o intersubjetiva, en el caso de un grupo); es decir, en aquello que la ciencia positiva rehúye o niega en el proceso de investigación-. No se comparó la fenomenología con la ciencia positiva, ni se expuso el vínculo que hay entre las emociones y sus significados.

La fenomenología, de manera simple, es el estudio de las esencias, la ciencia de los fenómenos y de la exploración de la experiencia humana (Pernecky y Jamal, 2010), que intenta describir el mundo tal como es experimentado por los participantes; es decir, que intenta acceder a su "mundo subjetivo", un asunto difícil y de por sí, complejo (Larkin et al., 2006). Jean-Paul Sartre refirió a que la fenomenología se rige por el principio de "ir a las cosas en sí mismas" (Sartre, 1993), por medio de la conciencia, que siempre es intencional. En suma, la fenomenología es el estudio de los fenómenos y un fenómeno es lo que se manifiesta por sí mismo. Con la fenomenología es posible describir la experiencia que vive un turista al vincularla con su autenticidad y hay investigaciones que ya han establecido muy bien la liga entre la autenticidad existencial y el turismo (Brown, 2013). La autenticidad en el turismo puede ser de tres tipos: objetiva, constructiva y existencial.

En primer lugar, la autenticidad objetiva deriva de la legitimidad u originalidad de los objetos turísticos, por lo tanto, la experiencia auténtica es causada por el reconocimiento que hace el turista de la autenticidad de estos objetos (Wang, 1999). Los museos, las ruinas, las artesanías, los lugares y los paquetes del turismo masivo son de esta categoría. En segundo lugar, la autenticidad construida (constructive authenticity) es producto de la construcción social en términos de puntos de vista, creencias, perspectivas o poder y, por lo tanto, es relativa, negociable y determinada conceptual o ideológicamente o puede ser el resultado de la proyección de los sueños, las imágenes estereotipadas y las expectativas de los involucrados (Wang, 1999); por lo anterior, la autenticidad construida es una autenticidad simbólica, como por ejemplo, la categoría distintiva de calidad o prestigio que ostentan los centros turísticos.

En tercer y último lugar, la autenticidad existencial, como experiencia, involucra los sentimientos y las emociones (personales e intersubjetivas) activadas por el "proceso liminal de las actividades turísticas", que hacen que la gente "se sienta" más auténtica y más libre de expresarse que como lo hace de manera cotidiana, no precisamente por los objetos turísticos involucrados, ni por el prestigio de estos, sino porque "está involucrada" en actividades no ordinarias, libres de las restricciones del día a día (Wang, 1999).

Por lo tanto, la autenticidad existencial aparece como la posibilidad de una "verdadera experiencia" dado que involucra un sentido de trascendencia del turista, a partir de su pleno involucramiento con lo que experimenta, que va de lo sensorial (el cuerpo) a lo espiritual (que implica un sentido de sí mismo). Ejemplos de experiencias turísticas que posibilitan ese sentido de ser son el encuentro con la naturaleza, la experiencia de riesgos y la aventura, una experiencia religiosa o mística y el desarrollo de las relaciones interpersonales, claro que cuando son experiencias significativas. Por estas razones, consideramos que este enfoque es más pertinente para el estudio del turismo rural.

Para el filósofo Heidegger, el Dasein era la condición humana de "estar ahí, arrojado en el mundo" y la autenticidad e inautenticidad eran "modos de ser" del Dasein (Daigle, 2011). Así, la inautenticidad era una especie de ser-en-el-mundo en el que el Dasein está "completamente fascinado por el mundo" y con los otros y en la autenticidad el Dasein es auto-consciente de sí mismo, del aquí y ahora (Daigle, 2011). Para Heidegger, la autenticidad del ser ocurre cuando es consciente existencialmente de su propia muerte, cuando ésta se convierte en una "posibilidad" genuina de ser (Daigle, 2011). En pocas palabras, la autenticidad fenomenológica de Heidegger implica estar consciente de la propia muerte, afrontar ese hecho y vivir con él, trascendiendo la propia existencia y lo contrario, es la inautenticidad.

En cambio, Sartre fue más allá y propuso que la autenticidad se basa en tres premisas básicas: la conciencia lúcida, la aceptación de la responsabilidad (personal) y el respeto y reconocimiento de la libertad de los otros (Daigle, 2011). Las consecuencias inmediatas son: que la autenticidad es consciente y voluntaria, que no se puede eludir la responsabilidad de elegir (ser auténtico o no), por lo que no hay excusas válidas y que la relación con el otro representa el más crudo desafío a la autenticidad. En este contexto, Sartre propuso su teoría de la "mala fe" (bad faith) que consiste en negar la autenticidad y pretender ser (y comportarse) como lo que no se es y que equivale al auto-engaño. En complemento, Sartre asumiría que el ser humano persigue su "proyecto original" (o debiera de hacerlo) como una manera de encontrarle sentido a su existencia, como una manera de ser-para-sí.

En conclusión, desde la perspectiva existencialista el turista sólo podría ser auténtico si se trasciende a sí mismo mediante un proyecto, en este caso, un proyecto turístico auténtico, siempre y cuando asuma su finitud (lo que lo haría disfrutar del "aquí y ahora", en cada situación de su experiencia) y su libertad de elección y que no intente engañarse a sí mismo, de tal forma que se descubra ser humano con el otro con quien interactúa, en igual condición de libertad de elección.

Por lo anterior, la fenomenología heideggeriana y el existencialismo sartreano proporcionan un marco de referencia pertinente para la interpretación del turismo rural a través de la autenticidad existencial. Hay autores que consideran que el turismo rural, en particular, es una oportunidad de ser auténtico en sí mismo al proporcionar un espacio de reflexión auto-introspectiva que puede llevar a la evaluación de las prioridades en la vida y a un cambio positivo en la vida (Brown, 2013). Sin embargo, conviene apuntar que el estado existencial del individuo varía con la edad, por lo que, en general, se diría que antes de la crisis de la mediana edad (mid-life crisis) predomina el entretenimiento y que después de ésta, con la madurez, se intensifica el estado existencial del individuo (Jaques, 2005). Por último, también es claro que el turismo es una actividad mínima en la vida de la mayoría de las personas; sin embargo, algunas de esas experiencias pueden resultar de gran importancia.

 

Estudio de caso

El sistema lógico de la investigación científica propuesto por el filósofo Charles Sanders Peirce se puede resumir: la abducción va de los datos a las hipótesis, la deducción evalúa tales hipótesis y la inducción justifica esas hipótesis con datos empíricos (Behrens y Yu, 2003). La abducción es un proceso epistémico de adquisición de conocimiento; es el pensamiento crítico y, por lo tanto, un tipo de lógica informal que sólo es posible sin la atadura del lenguaje dominante, pues opera como un cambio de paradigma tal como lo empleó Thomas Kuhn (2000). La abducción es semejante al razonamiento de un detective que construye hipótesis basado en la acumulación de observaciones. En conclusión, la abducción es la única operación lógica que introduce nuevas ideas, determinando cuáles hipótesis o suposiciones probar y por ello, es la que juega el papel de motor en la investigación científica, en la invención y en la innovación. Por estas propiedades, el razonamiento utilizado en la interpretación de los datos fue la abducción, pues indagamos un fenómeno para sugerir una hipótesis plausible a partir del estudio de caso anómalo, que permitió soportar la hipótesis esbozada en las conclusiones y dar cuerpo al marco lógico de referencia propuesto. El marco de referencia surgió del caso, no al revés. Las propiedades del estudio de caso no se describen pero pueden confrontarse en Yin (2011).

El estudio de caso es sobre un sujeto, Gloria, nombre ficticio de una treintañera empleada de gobierno, que con su novio relataron su experiencia, así que la información proporcionada por su acompañante sólo permitió triangular la información, mas no fue objeto de investigación. Los informantes fueron elegidos, aprovechando la relación de amistad de los autores ellos. La condición fue que hubieran tenido una experiencia de turismo rural no reciente y que desearan colaborar con la investigación. La recolección de datos se realizó en una breve entrevista abierta, cuatro años después de ocurrido el viaje.

Con el estudio de caso no se pretende generalizar ninguna tendencia, sólo ilustrar la complejidad fenomenológica de la experiencia del turismo rural, la aplicación del esquema de análisis y evidenciar que éste se puede extender a los demás actores o elementos y a todo el sistema. Aunque se ilustra un comportamiento, no interesa su análisis más que como manifestación de emociones, ligadas a la autenticidad, por lo que no se utiliza un enfoque psicológico, sino fenomenológico. El estudio de caso no permitió ilustrar una experiencia memorable sino la falla en crearla, lo que pudiera ser una limitación del estudio de caso; sin embargo, consideramos que es pertinente precisamente por eso.

El estudio de caso indaga la experiencia de Gloria en un viaje de fin de semana (viernes a domingo) de la ciudad de México a Cuetzalan, Puebla, un pueblo mágico enclavado en la sierra norte del estado. El viaje había sido planeado por el novio de Gloria, con la finalidad de celebrar el cumpleaños de ella. El destino pretendía ser "un viaje sorpresa", así que estaba planeado a "un lugar diferente" a años anteriores, con la idea de salirse de lo urbano, de lo convencional, de los hoteles del lujo y las cenas familiares. -Cuando me invitó mi novio sentí bonito, porque íbamos a festejar mi cumpleaños (...). Se supuso el lugar como un pueblito pintoresco, chiquito y que se íba a ir a comer al mercado- manifestó ella, durante la entrevista. Sin embargo, paso a paso, aquellas expectativas no se cumplirían.

El viaje comenzó con un poco de retraso la tarde del viernes, luego del trabajo de ambos. Varios contratiempos provocaron retrasos con el transporte público que provocaron malestar en Gloria. -Yo iba preocupada porque a lo mejor no llegábamos (...). Estaba frustrada, un poco desanimada (...). Al fin, llegaron muy tarde al hotel de la cooperativa (Tosepan Ti-Tataniske)- resumió ella. -A esa hora ya no había cena así que sólo tomamos una bebida caliente y antes de disponernos a descansar, Gloria le hizo plática a un turista gringo jubilado que se hospedaba en el mismo hotel y que esa noche conversaba con otros huéspedes- confirmó su novio. En el recuento de los hechos, cuatro años después, Gloria no recordó cómo "se había metido el gringo" en el viaje. -El gringo nos había invitado a visitar una pequeña población aledaña al otro día y, como no teníamos plan, aceptamos ir, sin platicarlo- dijo él. Con aquella decisión, el viaje se transformaría de una díada, en una tríada, pero tendrían la oportunidad de visitar una comunidad rural indígena de los alrededores, dándole un toque más original y rural a aquella experiencia.

El relato de Gloria, desde el principio, hizo hincapié en la serie de inconvenientes e incomodidades que experimentó: -recuerdo que llovió mucho y que me mojé (...) hacía mucho frío (...). Fue un viaje arriesgado (...). No había cena (...). Había polvito en la habitación- resumió. Su recuerdo de aquella noche es que "fue desagradable": -yo recuerdo de aquella noche, la lluvia, toda la noche (...). Me gusta el ruido de la lluvia. Eso me gustó... pero esa noche nos peleamos (por eso). Él me dijo que qué triste que la sorpresa no me había gustado y que no la estuviera disfrutando (...). Él me reclamó que yo no valoraba lo que había, lo que teníamos a nuestra disposición- recordaría ella. -Sí, la sorpresa no fue una buena sorpresa- confirmaría él.

El sábado, ambos acompañaron al gringo a San Miguel y Gloria recordó vagamente algunos de los detalles. Gloria recordó que el gringo se resbaló con el lodo en la calle y se alarmó porque a lo mejor se accidentaba y manifestó que le dieron ganas de abandonar el viaje. Luego, recordó que visitaron la casa de un vecino del pueblo donde platicaron con la familia y los invitaron a comer. Ella no comió a gusto. Su novio le preguntó sobre la amiga del gringo que visitaron y que le regaló una planta, que aún conserva en su jardín. Gloria confirmó que no se acordaba. Ambos recordaron que, por la tarde, después de recorrer el pueblito regresaron a Cuetzalan, que "cenaron algo" (no recordaron qué) en un restaurante. Su novio le reclamó que a poco no se acordaba que estaba muy animosa conversando con el gringo mientras se tomaban una cerveza. Él aclaró que los tres esperaron a que acabara el aguacero de aquella noche y se fueron en un taxi al hotel. Durante la entrevista, su novio le reclamó que esa noche, también riñeron, por el taxi, la lluvia y otras incomodidades. Ella pretendió ocultarlo, con un "¡No es cierto!". El día domingo aprovecharon para visitar, ellos dos, otro pueblito y recorrer el mercado de Cuetzalan que estaba repleto de productos de la región y de gente, con muchos indígenas que vestían con sus trajes típicos, pues era día de tianguis. Ella destacó que, a pesar de todo, el pueblo le gustó y que sí volvería otra vez, pero esta vez ya sabría a qué iba.

-¿Qué significa lo rural para ti?- se le inquirió a ella. -Mmmm, un pueblo chiquito, de unos 10 mil habitantes o menos, donde todavía hay campo, donde la gente se conoce, donde la economía gira en torno a lo agrícola, los servicios no son ¡wow! sino simples, donde hay poca injerencia de las cadenas comerciales- contestó Gloria. -¿Y tú cómo eres? ¿Cómo te ves a ti misma? -se le preguntó. -Yo soy una persona muy insegura, intolerante, desesperada, poco alegre, más seria que alegre.- contestó. -¿Cuál es tu evaluación global de la experiencia?- se le preguntó. -Yo no estoy acostumbrada a arriesgar en el transporte, yo lo quiero como más seguro; yo no iba preparada para eso... Hoy pienso que fue un choque porque yo no esperaba eso. Yo quería algo más planeado, más predecible... Yo creo que tenía unas expectativas muy altas (del viaje)- resumiría ella.

 

Interpretación

Es evidente que Gloria y su novio tenían distintas expectativas del viaje al pueblo mágico, y por lo menos no distinguimos otra causa, eso los llevó a confrontarse e impidió que lograran una experiencia memorable. Mientras que el novio quería tomar fotografías de todo, relajarse y pasear con Gloria, ella se impacientaba y lo apuraba a cada paso. Así, entre la ansiedad y la frustración experimentada, los desencuentros, lo agreste del lugar y lo torrencial de las lluvias, el motivo del viaje se diluyó terminó siendo secundario. Tampoco hubo pastel, familiares, ni mañanitas. El viaje no resultó ser una experiencia memorable para ambos y, según nosotros, perdieron la oportunidad de crear los lazos significativos entre ellos, por medio de los eventos, los lugares y las personas. En suma, el viaje de turismo rural no logró desplegar una experiencia existencial, como se esperaba. ¿Por qué?

Heidegger diría que la rutina lleva a que los individuos terminen siendo no auténticos, de tal suerte que viven en un mundo dictado por "los otros", lo que los aleja del "aquí y ahora", de la oportunidad de ser en sentido existencial. Tal parece que Gloria, inmersa en la rutina cotidiana del trabajo citadino, experimentó ansiedad por la incertidumbre, disipando la oportunidad de disfrutar el momento, en cada instante. Así que, desde esta perspectiva, podríamos concluir que, si bien, Gloria actuó auténtica en su comportamiento al expresar su desacuerdo abiertamente, mediante su comportamiento hostil, no logró actuar de manera auténtica en términos existenciales porque no logró conectar en forma significativa (ni simbólica) los elementos de su experiencia: el motivo del viaje, la persona con quien iba y el lugar. Su reflexión "hoy pienso que fue un choque porque yo no esperaba eso" denota que lo que le dio sentido a su experiencia fueron las propiedades objetivas de la experiencia, no lo simbólico, por lo tanto, se diría manifestó una autenticidad objetiva, no una autenticidad existencial.

Por su parte, Sartre postuló que como seres humanos estamos condenados a la libertad de elección y que todas nuestras acciones son producto de ella, lo que nos lleva a la necesidad de ser conscientes de la propia responsabilidad en los eventos en que participamos y de las consecuencias de nuestras decisiones, sobre todo con el otro. En este caso, Gloria manifestó que "no se percató" ni "fue consciente" del alcance de su comportamiento, pues no distinguió entre las necesidades de ella y las de su novio. Ahora bien, si bien se puede argumentar que quizás la personalidad aprehensiva de Gloria la haya llevado a un comportamiento de tensión permanente, rayando en el capricho, más bien quedó claro que "ella no se percató" de su propia situación, ni de la responsabilidad que tenía para que aquella experiencia fuera memorable para ambos.

No se indagó si había algún otro asunto que hubiera perturbado a Gloria, así que no se tuvo elementos adicionales, así que desde la perspectiva sartreana se refirió que ella eligió conocer el mundo con esas emociones y no con otras. Por lo tanto, si Gloria justificó al contexto como la causa de su comportamiento, según Sartre, eso es falso así que ella actuó en mala fe, auto-engañándose, actuando de forma no auténtica al rechazar su libertad de elección. Así, asumir la importancia que le da Sartre a la libertad y al proyecto original como medio para la trascendencia, en términos prácticos, llevaría a la posibilidad de cambiar, de corregir, de decidir a cada instante, de tal forma que, incluso ante la mayor adversidad, el ser humano sea capaz de sobreponerse, orientado por su propio proyecto, algo que no ocurrió en este caso.

Aunque ella manifestó que podría ir de nuevo, claramente ya sería otro contexto. Además, aunque su novio pudo argumentar que "por ella" no disfrutó el viaje, él no lo manifestó, lo que supone que él experimentó algo distinto, que no expusimos. En conclusión, en la entrevista quedó claro que el objetivo del viaje que era estrechar los lazos afectivos entre ambos no se logró.

 

Conclusiones

El turismo rural es aquélla actividad de viajar a las áreas rurales (en sentido amplio) con finalidades múltiples, por lo tanto es un concepto analítico multidimensional: económico, jurídico, gerencial y fenomenológico. La investigación sobre turismo rural debe realizarse a partir de su definición, de su naturaleza y de sus dimensiones. La autenticidad existencial es un concepto fenomenológico que resultó útil para el estudio de cualquier experiencia, incluyendo la del turismo rural, que es una experiencia significativa o existencial. El marco de referencia presentado para el estudio de la experiencia en el turismo rural es útil y puede ser aplicado a otros dominios de la experiencia, a otros participantes como los prestadores de servicios, los emprendedores y los funcionarios públicos involucrados, incluso a la conceptualización y promoción de la oferta turística, aunque queda pendiente diseñar los instrumentos de investigación. Resultó evidente que el valor de la experiencia turística depende directamente de la significación que le atribuya el turista en relación a sí mismo, de la autenticidad con que participe y de la valoración que haga de su propia experiencia y no propiamente de los atributos del servicio, lo que tiene serias implicaciones prácticas para el turismo rural.

 

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