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Revista mexicana de ciencias agrícolas

versão impressa ISSN 2007-0934

Rev. Mex. Cienc. Agríc vol.6 no.2 Texcoco Fev./Mar. 2015

 

Artículos 

 

Efecto simultáneo entre los precios al consumidor de las principales carnes consumidas en México*

 

Simultaneous effect between consumer prices of the main meats consumed in Mexico

 

Flor del Carmen Pérez Vera, Miguel Ángel Martínez Damián2, Roberto García Mata3 y Marco Antonio Espinosa Trujillo4

 

1 Colegio de Postgraduados-Campus Montecillo. Posgrado en Economía. Carretera México-Texcoco, km. 36.5, Montecillo, Texcoco, Estado de México. C. P. 56230. Tel: 01 595 9520200. Ext. 1841; 1831. (florvera_95@hotmail.com; angel01@colpos.mx; rory@colpos.mx).

3 Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca- Instituto de Investigaciones Sociológicas. Murguía Núm. 306, Col. Centro Oaxaca. C. P. 68000. Tel: 951 5725872, Ext. 18. (marco_trujillo@outlook). §Autora para correspondencia: florvera_95@hotmail.com.

 

* Recibido: agosto de 2014
Aceptado: enero de 2015

 

Resumen

En la presente investigación se planteó que el precio real al consumidor de las principales carnes consumidas en México (bovino, cerdo y pollo) están interrelacionadas con los factores desplazadores de la demanda, tales como el precio de sus respectivos sustitutos y el ingreso; de esta forma se tomó al precio como variable dependiente en función de la cantidad demandada, lo que permitió estimar de manera simultánea las relaciones funcionales de cada una de las carnes, modelando la endógeneidad conjunta. Acorde a esto, el modelo propuesto se estimó mediante mínimos cuadrados en tres etapas para el periodo 1961-2010; los efectos en el precio en economía abierta se cuantificaron mediante un análisis de sensibilidad para el periodo 1994-2010. Los resultados indicaron que existe un efecto sustitución entre la carne de cerdo y res, siendo el precio de carne de porcino más sensible ante los cambios en el precio de su sustituto. La carne de cerdo y pollo se sustituyen entre sí, siendo estos bienes los más baratos con respecto a la carne de res; con un efecto mayor sobre el precio de la carne de pollo ante cambios en los precios al consumidor de la carne de cerdo. No se encontró sustitución entre carne de bovino y pollo. La política de apertura comercial tuvo un efecto negativo en el nivel promedio de los precios al consumidor de la carne de cerdo y pollo, mientras que para la carne de bovino este mismo efecto resultó positivo.

Palabras clave: carne, endógeneidad conjunta, sustitutos, sensibilidad.

 

Abstract

In the present investigation was proposed that the real consumer price of the main meats consumed in Mexico (beef, pork and chicken) are interwoven with the displacement demand factors such as the price of their respective substitutes and income; thus price was taken as the dependent variable in function of the quantity demanded, which allowed to estimate simultaneously the functional relationships of each of the meats, modeling joint endogeneity. According to this, the proposed model is estimated through least squares in three-stages for the period 1961-2010; the effects on the price in open economy were quantified by a sensitivity analysis for the period 1994-2010. The results indicated that there is a substitution effect between pork and beef, being the price of pork more sensitive to changes in the price of its substitute. Pork and chicken are substitutes for each other, being these goods cheaper compared to beef; with a greater effect on the price of chicken meat to changes in consumer prices of pork. No substitution between beef and chicken was found. The trade liberalization policy had a negative effect on the average level of consumer prices of pork and chicken, while for beef the same effect was positive.

Keywords: joint endogeneity, meat, sensibility, substitutes.

 

Introducción

La carne de res, porcino y pollo se caracterizan por ser una de las principales fuentes de proteínas de origen animal más consumidas en México, consumo que depende de su precio, de los precios relativos y del ingreso disponible del consumidor. A partir de 1994, año en que da inicio el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) hasta 2010, el consumo total de carne fue de 5 496.08 millones de toneladas en promedio; la carne de pollo, res y cerdo participaron con el 41.45%, 31.16% y 22.56%, respectivamente y con una menor participación la carne de pavo, ovino y caprino con 2.79%, 1.31% y 0.74%.

En este periodo la demanda de los tres primeros productos presentó un crecimiento promedio anual de 6.08%, 1.50% y 3.38%, respectivamente. Estos crecimientos no han sido constantes, en 1996 el consumo de carne de bovino y cerdo disminuyó en 5.4% y 2.63% respecto a 1994, ante la pérdida del poder adquisitivo de los consumidores generada por la crisis económica de diciembre de 1994, lo que generó una inflación aproximada de 50% en 1995 (Springer et al, 1995), e hizo que el consumidor de carnes se desplazara a productos relativamente más baratos, como lo es la carne de pollo, que en 1996 registró un crecimiento positivo en su consumo de10.14% respecto a 1994, aumento que se dio además, por los cambios en los hábitos de consumo de la población (SAGARPA, 1998).

Para 2003 y 2004, las importaciones de carne de res disminuyeron, como resultado de los casos de EEB (encefalopatía espongiforme bovina) en Canadá y EUA (CNOG, 2007) lo que provocó que en el año 2004 el consumo doméstico se redujera en 4.22%, respecto al 2002; mientras que la carne de porcino aumentó en 8.05% y la de pollo 11.42%. Durante 2008 la inflación en México fue de 6.53%, mientras que en 2007 fue de 3.76%, misma que se vio afectada por el incremento en los precios internacionales de las materias primas y por la depreciación del peso frente al dólar ante la crisis financiera mundial, este aumento provocó que los precios de los granos se incrementaran, afectando a los costos de producción del sector pecuario y a los precios al consumidor (BANXICO, 2009), en 2010 la cantidad demanda de carne de res disminuyó 2.35%, mientras que la de mayor crecimiento fue la carne de porcino con 9.22% y la carne de pollo 6.91%, respecto a 2008. La dinámica de estos comportamientos evidencia la preferencia de los consumidores. Durante 2008-2010 la carne de pollo, fue la más demandada, en relación a la carne de res y porcino, con un consumo per cápita promedio de cada una de ellas de 28.87, 17.69 y 14.57 kg.

La razón del precio de un bien respecto al precio de otro bien en un periodo dado, indica que en el periodo de 1994-2010 la carne de pollo resultó ser la de menor precio en términos reales, lo que generó un abaratamiento relativo respecto a la carne de bovino en 47% y en 39% respecto a la de cerdo. La carne de bovino relativamente es más cara que la carne de cerdo en 16% y respecto al pollo 89% y la carne de cerdo fue más barata 13% que la de res y más cara que la carne de pollo 63% (Figura 1).

La tendencia en los precios de cada una de las carnes, durante el periodo analizado, es a la baja, la de cerdo fue la que presentó mayor reducción, con una tasa de crecimiento promedio anual de 2.24%, mientras que la de pollo fue de 2.01% y la de res de 1.59%, disminución que no ha permanecido estable, puesto que, en el año 2010, los precios de los alimentos a nivel mundial se incrementaron a niveles superiores a los alcanzados durante la crisis de 20082009 (ECLAC et al, 2011), lo que hizo que en el último año del periodo de análisis, los precios internos al consumidor de la carne de pollo se incrementaran en 9.70%, la de carne de cerdo en 8.59% y la de bovino en 7.40% respecto a 2008, sin que el consumo disminuyera a excepción de la carne de res.

La variación en los precios relativos motiva al consumidor a sustituir al bien que se ha incrementado en precio (menor cantidad consumida) por el otro que le resulta más barato (mayor cantidad consumida) en términos relativos -efecto sustitución-, lo que genera una disminución (aumento) en el poder adquisitivo real del consumidor -efecto ingreso-(Krugman et al, 2009). Para México, se ha encontrado una relación directa entre la cantidad demanda de cada una de las carnes y el ingreso real, ceteris paribus (Pérez et al, 2010; Benitez et al, 2010 y Ramírez et al, 2011), lo que permite clasificar a los bienes en mención como normales (García et al, 2003), estos autores también han demostrado, mediante sistemas de demanda, el grado de sustitución entre estas carnes y sus efectos sobre la cantidad demandada, lo que indica que el efecto ingreso y sustitución se refuerzan mutuamente (Krugman et al, 2009).

Con estos antecedentes se considera que los precios al consumidor están interrelacionados con los factores determinantes de la demanda, por lo que en la presente investigación se planteó como objetivo estimar de manera simultánea las funciones de precios al consumidor de cada una de las carnes considerando la endógeneidad conjunta de los precios de los sustitutos y cuantificar los efectos cruzados en el precio al consumidor de la carne respectiva. La hipótesis sostenida es que el precio al consumidor de la carne de pollo, res y cerdo, es afectada de manera simultánea y positiva por los precios de sus respectivos sustitutos.

 

Materiales y métodos

Para alcanzar el objetivo planteado y contrastar la hipótesis de la presente investigación se establece un modelo econométrico log lineal -una característica de este modelo es que el coeficiente del parámetro β, mide la elasticidad de Y con respecto a X; además supone que el coeficiente de la elasticidad entre Y y X permanece constante a través del tiempo; asimismo, considera linealidad en los parámetros ß's y en las variable Y y X y pueden ser estimados por mínimos cuadrados ordinarios-. (Gujaratti et al, 2004) de ecuaciones simultáneas; la formulación del modelo está basado en Leeming y Turner (2004), quienes estimaron las relaciones funcionales de los precios de la carne de res, cordero y cerdo para Reino Unido, con la finalidad de cuantificar los efectos de la crisis provocada por la Encefalopatía Espongiforme Bovina (EEB) de 1996, así como de demostrar la importancia de permitir la endogeneidad conjunta de precios en estos mercados. Para estimar los parámetros de las relaciones funcionales que integran el modelo propuesto (precio al consumidor de la carne de pollo, res y cerdo), se hace uso del método de mínimos cuadrados en tres etapas (MC3E).

Este método se eligió considerando a los precios como variables endógenas con correlación contemporánea empleando el paquete estadístico SAS (SAS, 2002); se utilizaron series de datos anuales del periodo 1961-2010. El precio al consumidor, fue obtenido del precio del mes de junio de 2002 reportado por el Diario Oficial de la Federación (DOF, 2002) y se aplicó la tasa de cambio del Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) publicado por Banco de México (BANXICO, 2013), las estadísticas de producción nacional, importaciones y exportaciones provienen de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, 2013), mismas que fueron utilizadas para estimar el consumo nacional aparente, variable proxi de la cantidad demanda; el ingreso fue calculado como el total de gastos en carne de pollo, res y cerdo (BANXICO, 2013 y FAO, 2013), dado que el consumidor asigna su ingreso dentro de grupos de productos y luego entre o en el interior del grupo (Deaton y Muellbauer, 1980). Las variables monetarias fueron deflactadas con el Índice Nacional de Precios al Consumidor de Alimentos y Bebidas (INPCAYB) base 2002 (Banxico, 2013).

Las variaciones de los precios están determinadas por los cambios de la oferta y de la demanda que son ocasionados por el efecto de sus principales factores desplazadores (García et al, 2003), por lo que las variables desplazadoras de la demanda son considerados como factores determinantes de los precios al consumidor de las respectivas carnes en estudio; a excepción del precio del propio bien, que se establece como variable dependiente en función de la cantidad demanda. Las elasticidades de la demanda han sido el instrumento de análisis para medir el grado de sensibilidad al cambio de alguna variable explicativa de la demanda. En la presente investigación los efectos fueron cuantificados a través de un análisis de sensibilidad, dado el planteamiento del modelo.

Las relaciones funcionales del modelo econométrico a estimar son las siguientes:

(1) Relación funcional del precio real al consumidor de la carne de cerdo

(2) Relación funcional del precio real al consumidor de la carne de bovino

(3) Relación funcional del precio real al consumidor de la carne de pollo

Donde: Ln denota logaritmo natural, PCCRt, PCBRt y PCPRt son los precios reales al consumidor de la carne de cerdo, bovino y pollo, respectivamente ($ t-1= pesos por tonelada); variables que dependen de DCt, DBt, DPt que definen el logaritmo natural de la cantidad demanda de cada una de las carnes (t= tonelada); GC es el logaritmo natural del gasto real destinado para el consumo de las tres carnes en estudio ($= pesos); Ln(PCCRt-1, Ln(PCBRt-1, Ln(PCPRt-1 representan los logaritmos naturales del precio real al consumidor de la carne de cerdo, res y pollo con un rezago ($ t-1= pesos por tonelada), esta variable fue incorporada para capturar los efectos de ajuste que se dan en los precios y eliminar la correlación serial en los residuos.

Dt es la variable dicótoma, que toma el valor de 0 para el periodo 1961-1993 sin TLCAN, donde las importaciones no son significativas. La participación promedio de las importaciones sobre el consumo nacional aparente de la carne de res fue de 1%, para cerdo de 0.9% y para pollo de 2%. y el valor de 1 para el periodo 1994-2010 con TLCAN, donde las importaciones son significativas. La participación promedio de las importaciones sobre el consumo nacional aparente de la carne de res fue de 13%, para cerdo de 18% y para pollo de 12%.

El efecto cruzado que se da entre bienes sustitutos, es positivo y se puede observar en la Figura 2, donde se tiene que un incremento en el precio de un bien sustituto (j) provoca una reducción en la cantidad demanda de ese bien (j) lo que hace que la cantidad demanda del otro bien (i) se incremente desplazando la curva de demanda del bien (i) hacia la derecha, ante este desplazamiento el precio del bien i tiende a incrementar. Si el precio del bien sustituto (j) disminuye, el efecto sería el contrario. En estudios anteriores han abordado este efecto sobre la demanda y cuantificado el cambio en el precio del bien j, ceteris paribus, sobre la cantidad demanda del bien i, permaneciendo constante su precio y han encontrado una relación cruzada positiva.

La valoración económica del modelo se evalúa tanto por el signo como por la magnitud de los coeficientes que están dadas por los estimadores ß en su forma estructural, y que son los coeficientes de flexibilidad precio propia, cruzada y de ingreso, dada la estructura del modelo, entendiéndose como flexibilidad de precio, como una medida de capacidad de respuesta o sensibilidad del precio; es decir, el cambio porcentual en el precio del bien ante un cambio de 1% en su cantidad demanda o de otros productos o variables relacionadas (Bose, 2004). Los efectos de la variable dependiente, ceteris paribus, ante el cambio en alguna variable independiente durante el periodo 1994-2010, fueron cuantificados con los respectivos coeficientes de flexibilidad de cada ecuación y los cambios porcentuales observados de la respectiva variable independiente, durante ese periodo. Para medir el grado de consistencia del modelo con los datos empíricos se hace uso de la estadística del coeficiente de determinación múltiple R2. La prueba de significancia individual de los estimadores en el modelo está dado por la estadística t y la de significancia global por la estadística F.

 

Resultados y discusión

Los resultados se presentan en el Cuadro 1, donde se observó que estadísticamente todas las relaciones funcionales presentan un R2 mayores a 90% y una F significativa al 1%. Respecto a la prueba individual t, las variables no significativas fueron el precio real al consumidor de la carne de pollo en la ecuación (1) y (2) y la variable D1 en la ecuación (3).

Los coeficientes de la relación funcional del precio al consumidor en su forma estructural de la carne de cerdo (Ecuación 1), presentaron signos positivos, como se esperaba de un sustituto y fueron estadísticamente significativos, conforme al estadístico t; es decir, fueron significativamente diferentes de cero a un nivel de 5% a excepción de la variable precio real al consumidor de la carne de pollo, variable que no fue descartada del modelo debido a que se obtuvo el signo esperado.

La respuesta del precio real al consumidor de la carne de cerdo resultó inversa y poco sensible ante los cambios en la cantidad demanda, dado el coeficiente de flexibilidad precio (-0.25), y puesto que en una función de demanda, donde se establece a la cantidad demanda en función del precio Q= f(P) o en una función de demanda inversa, donde se establece el precio en función de la cantidad demanda P= f(Q) se esperaría, en ambas funciones una relación inversa entre las dos variables; condición que cumple con lo establecido por la ley de la demanda, premisa que permite comparar los resultados obtenidos en la presente investigación con otros estudios (García et al, 2004; Pérez et al, 2010), quienes a través del método de mínimos cuadrados en dos etapas estimaron elasticidades de la demanda precio de -0.30 y -0.58, resultados que indican una relación inversa entre precio y cantidad demandada. Por lo que durante el periodo de análisis el consumo de carne de cerdo disminuyó 34.92%, lo que hizo que el precio se incrementará 8.80% (4 073.04 $ t-1).

La carne de bovino resultó ser un sustituto de la carne de cerdo y en menor medida la carne de pollo dada la magnitud y el signo de sus coeficientes de flexibilidad (0.49, 0.04), lo que generó que el precio al consumidor de la carne de porcino se redujera 3.99% (1 849.33 $ t-1) ante la caída de 8.22% del precio al consumidor de la carne de bovino y 0.71% (330.41 $ t-1) ante la reducción del 17.37% de precio al consumidor de la carne de pollo, efecto cruzado que se puede observar en la Figura 2. Este comportamiento es análogo con resultados de otros autores, donde se estableció una relación directa entre la cantidad demanda y el precio de los correspondientes sustitutos, que a través del método de mínimos cuadrados ordinarios en dos etapas se estimaron coeficientes de elasticidades cruzadas para la carne de bovino de 0.2 y para pollo de 0.08 (Pérez et al, 2010) y mediante el modelo Rotterdam se obtuvieron elasticidades de 0.0163 y 0.0124, respectivamente (Tonsor et al, 2010), quienes identificaron a estos bienes como sustitutos de la carne de cerdo, dado que el signo de los coeficientes es mayor a cero, lo que establece una relación directa entre estos bienes.

El gasto destinado al consumo de estas carnes, variable proxi del ingreso, tiene un impacto positivo y significativo sobre el precio al consumidor de la carne de cerdo, con un coeficiente de 0.43. A partir de 1994 hasta el año 2010, el ingreso registró un incremento de 4.90%, lo que generó que el precio al consumidor de esta carne se incrementara 2.08% (965.11 $ t-1). En analogía a bienes normales, donde el coeficiente de elasticidad es positivo y menor que uno, el coeficiente de flexibilidad precio del ingreso estimado es similar al obtenido por otros autores, quienes han obtenido elasticidades de la demanda con respecto al gasto de 0.59 (Ramírez et al, 2011) y respecto al ingreso de 0.22 y 0.17 (García et al, 2004; Pérez et al, 2010), valores que se encuentran dentro del intervalo establecido para la clasificación de un bien normal.

El coeficiente del precio real rezagado un periodo de la carne de cerdo resultó positiva y altamente significativa (0.21). La baja sensibilidad del precio actual respecto al precio del año anterior, evidencia que los ajustes entre estos precios no son rápidos, dado que en el periodo 1994-2010 el precio real del año anterior se redujo en 22.12% (11 714.81 $ t-1) lo que hizo que el precio actual disminuyera en 4.60% (2 129.54 $ t-1).

La apertura comercial, que se dio con la firma del TLCAN tuvo un efecto negativo sobre el precio al consumidor real de la carne de cerdo, medido a través de su magnitud (-0.1) y la significancia de la variable cualitativa D1 (Cuadro 1), lo que provocó una reducción de 10% (4 600.00 $ t-1) sobre este precio.

En la relación funcional del precio real al consumidor de la carne de bovino (Ecuación 2) se obtuvieron los signos esperados y niveles de significancia aceptables (Cuadro 1), salvo la variable precio real al consumidor de la carne de pollo, misma que no fue excluida por su importancia en la especificación del modelo.

El efecto de la cantidad demanda sobre el precio real de la carne de bovino resultó poco sensible y con una relación inversa (-0.14), lo que originó una reducción en su precio de 2.20% (1 173.99 $ t-1) ante el incremento de 15.41% (246 131.14 t) de la cantidad demanda, durante el periodo de análisis. Esta relación inversa es comparable a lo establecido por la ley de la demanda y a otros estudios donde se estimó una elasticidad precio propia de la demanda de -1.66 (Benítez et al, 2010), este resultado difiere al obtenido por la presente investigación, ante la diferencia en el planteamiento del modelo, en el método de estimación y en los periodos de tiempo.

La respuesta del precio real de la carne de bovino, ante los cambios en los precios al consumidor de la carne de cerdo es directa y significativa (0.37), lo que prueba que estas carnes funcionan como sustitutos, dado el signo obtenido (Figura 2). Para el periodo de estudio el precio real al consumidor de la carne de porcino se redujo 20.22% (10 344.17 $ t-1), lo que provocó que el precio de la carne de bovino disminuyera 7.44% (3 964.49 $ t-1). Respecto al precio real al consumidor de la carne de pollo, se obtuvo un signo contrario al de un bien sustituto. En comparación con otros autores(as), a nivel nacional, han encontrado un comportamiento similar al obtenido en la presente investigación, al estimar una elasticidad de 0.093 para la demanda de carne de bovino con respecto al precio de la carne de cerdo, sin poder demostrar la sustitución directa de la carne de bovino por la de pollo (Benítez et al, 2010) y al excluir a la carne de pollo como un sustituto de la carne de bovino, se encontró una elasticidad cruzada bovino-cerdo de 0.248 (Marquéz et al, 2004).

En Estados Unidos de América el comportamiento es el mismo, mediante una función de demanda se encontró una elasticidad bovino-cerdo de 0.029; para bovino-pollo de -0.111 (Tonsor et al, 2010) y en España se obtuvieron elasticidades de 0.578 y -0.656 (Ben et al, 2001).

La variable Ingreso tiene un impacto positivo y significativo sobre el precio real al consumidor de la carne de res, sin embargo la sensibilidad del precio ante los cambios en el ingreso resultó baja (0.4), lo que provocó que el precio al consumidor de esta carne se incrementará en 1.96% (1 043.49 $ t-1) ante el incremento de 4.9% ($99.96) del ingreso. Respuesta similar al de un bien normal necesario, al obtener un valor positivo y menor a 1 y al coeficiente de elasticidad ingreso de la demanda para el corte de bistec (0.545) estimado con el índice Stone, a través de un sistema de demanda casi ideal (AIDS), siendo este el corte más consumido de la carne de res (Ramírez et al, 2011), lo que evidencia su comportamiento como un bien normal necesario.

El coeficiente del cambio porcentual del precio real al consumidor de la carne de bovino, con un periodo de retraso fue positivo y significativo (0.25), lo que implica que los efectos de los cambios en los precios se dan después de un periodo determinado, dado que el precio real al consumidor esperado se redujo en tan sólo 1.85% (2 926.75 $ t-1) ante la reducción de 7.46% (4 124.45 $ t-1) de precio del año anterior.

La variable dummy D1, resultó con un efecto positivo no significativo, lo que indica que el TLCAN no es un factor determinante en la disminución de los precios al consumidor de la carne de res (0.05), durante el periodo de análisis. Este resultado puede estar afectado, dado que las importaciones son incluidas para la estimación de la cantidad demandada, lo que generaría una alta correlación entre estas variables, afectando la capacidad explicativa de la misma.

En los resultados estimados para la relación funcional del precio real al consumidor de la carne de pollo (ecuación 3) se observó que la variable precio al consumidor de la carne de bovino no presentó el signo esperado de un sustituto y la variable cualitativa D1 resultó poco significativa, pero con el impacto negativo esperado.

El efecto del cambio en la cantidad demanda de la carne de pollo sobre el precio al consumidor fue negativo (-0.24), lo que hizo que el precio al consumidor se redujera 14.88% (4 217.57 $ t-1) ante el incremento de 63.1% (1 108 404.78 t) de la cantidad demanda de esta carne en el periodo de estudio. Este efecto inverso coincidió con la encontrada por otros autores, donde a través del método de mínimos cuadrados ordinarios en dos etapas estimaron una elasticidad precio de la demanda de -1.191 para el periodo 1970-1998 (Ramírez et al, 2003). El grado de sensibilidad es mayor a la estimada, debido al planteamiento del modelo, de los periodos y del método de estimación.

El impacto del precio al consumidor de la carne de pollo, ante los cambios en los precios de la carne de porcino resultó positivo (0.4), signo que permite clasificar a esta carne como un sustituto de la carne de pollo (Figura 2). El precio al consumidor de la carne de cerdo se redujo 20.22% (10 344.17 $ t-1) en el periodo 1994-2010, lo que originó que el precio al consumidor de la carne de pollo disminuyera 8.05% (2 283.34 $ t-1). Efecto similar a otros estudios, donde se encontró una relación directa entre pollo-cerdo de 0.008 y de 0.475 (Ramírez et al, 2003 y Tonsor et al, 2010). Respecto al efecto cruzado pollo-bovino resultó con signo contrario al de un sustituto, no pudiéndose demostrar la sustitución entre estas carnes.

La sensibilidad del precio al consumidor de la carne de pollo respecto a los cambios en el ingreso fue de (0.35), lo que indicó que esta variable tiene un efecto directo sobre el precio real al consumidor de la carne de pollo; dado el signo y su magnitud, se puede considerar que tiene un comportamiento similar al de un bien normal necesario. El incremento de 4.90% ($99.96) del ingreso hizo que el precio al consumidor de la carne de pollo aumentara 1.73% (489.84 $ t-1). Otros autores han estimado elasticidades ingreso positivas y menores a uno (0.33 y de 0.17), respecto a la demanda de carne de pollo (Ben et al, 2001; Ramírez et al., 2003).

El coeficiente del precio al consumidor rezagado un periodo de la carne de pollo resultó positivo y significativo (0.24) sobre el precio actual, lo que implica que los ajustes económicos que se dan por los cambios en el precio del periodo previo al actual no se dan instantáneamente, puesto que la reducción de 21.42% (6 924.42 $ t-1) del precio del año anterior provocó una disminución de 5.07% (1 437.12 $ t-1) en el precio esperado.

La variable cualitativa D1 resultó negativa pero poco significativa, lo que evidencia que la política de libre comercio que se estableció con el TLCAN ha influido aunque no de manera considerable en la disminución del precio al consumidor de la carne de pollo.

 

Conclusiones

Permitiendo la endógeneidad conjunta en la determinación de los precios al consumidor de carnes, se tiene que las variables de mayor impacto sobre el precio al consumidor de las principales carnes consumidas en México, fueron la cantidad demanda, el precio de sus respectivos sustitutos, el precio rezagado un periodo y el ingreso. Existe un efecto sustitución fuerte entre la carne de cerdo y res, siendo el precio de carne de porcino más sensible ante los cambios en el precio de su sustituto en mención. La carne de cerdo y pollo se sustituyen entre sí, siendo estos bienes los más baratos; con un efecto mayor sobre el precio de la carne de pollo ante los cambios en los precios al consumidor de la carne de cerdo. No existe sustitución entre la carne de bovino y pollo. Además, la política de libre comercio que se dio con el TLCAN hizo que los precios al consumidor de la carne de cerdo y pollo se redujeran en una magnitud relativamente pequeña, la carne de res no recibe el efecto esperado de la apertura comercial.

 

Literatura citada

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