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Revista mexicana de ciencias agrícolas

versión impresa ISSN 2007-0934

Rev. Mex. Cienc. Agríc vol.5 no.spe9 Texcoco sep./nov. 2014

https://doi.org/10.29312/remexca.v0i9.1052 

Artículos

Turismo de ex-haciendas en Puebla-Tlaxcala y su vinculación a procesos de desarrollo regional

Serafín Ríos Elorza1 

María Lourdes Guevara Romero1  § 

1 El Colegio de Tlaxcala, A. C. Av. Melchor Ocampo Núm. 28, C. P. 90600, San Pablo Apetatitlán, Tlaxcala, México. Tel: 01 (246) 46 4 52 33, 46 4 58 74, 46 4 72 17, 46 4 72 18 ext. 131. (rioselor@yahoo.com.mx).


Resumen

El potencial patrimonial, representado por la ex-hacienda en Puebla y Tlaxcala, se encuentra en riesgo eminente de desaparecer, ya que de 434 ex- haciendas registradas en Puebla, sólo quedan en buenas condiciones 25%, según Yanes y Ríos (2014). Es importante dimensionar las consecuencias patrimoniales que esto representa, aunado a la pérdida de oportunidad que significaría para el agro poblano-tlaxcalteca el desaprovechamiento del potencial productivo que la ex-hacienda encierra. Se tiene como objetivo analizar en la región de estudio, tanto las capacidades de los actores locales del turismo, como los recursos de infraestructura, atractivos y servicios turísticos, para la búsqueda de estrategias de vinculación del turismo rural de ex haciendas a procesos de desarrollo local-regional, a partir de un esquema de reconversión productiva y de diversificación turística. El periodo de investigación comprendió de 2012 a 2014, el método y metodología empleada, fue principalmente de tipo cualitativo utilizando diversas técnicas interpretativas que permiten describir, traducir y sintetizar el significado de los hechos. Los principales resultados realizados en la ex hacienda de Amoltepec, Zacatlán, Puebla, muestran que un modelo adecuado de reconversión productiva y diversificación turística de las ex-haciendas, sustentado en las capacidades y en los recursos locales, hacen viable la vinculación del turismo rural de ex-haciendas a procesos de desarrollo local-regional, al generar oportunidades de ingreso para las comunidades aledañas.

Palabras clave: desarrollo local; ex- haciendas; región turismo

Abstract

Patrimonial potential, represented by the ex-Hacienda in Puebla and Tlaxcala, is in eminent danger of disappearing, since, of 434 ex- haciendas registered in Puebla, 25% are only in good conditions, according to Yanes and Ríos (2014). It is important to understand the economic consequences that this represents, in addition to the loss of opportunity that would mean for the waste of productive potential in the ex- Hacienda. It is intended to analyse in the study area, the capacities of local agents of tourism, as the infrastructure resources, attractions and services as well, for the pursuit of strategies of bonding rural tourism of former farms to local and regional development, from a scheme of productive reconversion and touristic diversification. The investigation period was from 2012 to 2014, the method and methodology used was mainly qualitative, using various interpretive techniques that describe, translate and synthesize the meaning of the facts. The main results in the ex-hacienda of Amoltepec, Zacatlán, Puebla, show that a suitable model of productive reconversion and the ex- haciendas tourism diversification, bonding rural tourism of ex-haciendas to local and regional development processes, supported by skills and local resources, make viable to generate income opportunities for the surrounding communities.

Key words: ex- haciendas; local; region tourism development

Introducción

La investigación parte de la necesidad de comprender el fenómeno del turismo rural y sus inevitables vinculaciones históricas al ámbito local- regional, con el propósito de coadyuvar a la comprensión y solución de la situación crítica que campea en el medio rural mexicano, caracterizada en los últimos años, por el abandono de actividad agrícola debido a su escasa rentabilidad; lo que ha provocado un incremento exponencial de superficie agraria ociosa. Lo anterior ante la crisis alimentaria que vive el país, representa un potencial que reactivado en el marco de un proceso adecuado de reconversión productiva y diversificación turística de unidades productivas en el sector, pudiese erigirse en una alternativa dinamizadora de los territorios rurales, hoy económicamente deprimidos.

Para ello de manera específica se enfatiza la importancia de reactivar, en el marco del turismo rural, el dinamismo económico de las ex haciendas, mediante la puesta en valor, tanto de su patrimonio cultural, natural y productivo, como de la riqueza que representa el entorno socioeconómico, medioambiental e histórico-cultural representado por las comunidades o pueblos aledaños a estas, que según Bartra (2012) refiere que “…no son espacios, sino sucesos, son acontecimientos situados. El hombre que está ligado a tal lugar participa del acontecer en el que decide el destino de la libertad, de la belleza y de la poesía. En esta atadura a un sitio, el hombre se hace responsable de lo que ahí acontece”, aspectos que en el marco de una reconversión turística, aportarían dos elementos importantes para el éxito de una propuesta de turismo rural: identidad y autenticidad.

Por ello se prioriza en la región de estudio, el análisis de las condiciones, posibilidades y alcances que permitan lograr vincular el turismo rural de ex haciendas a procesos de desarrollo local- regional, partiendo de” la valoración de cuatro aspectos: a) las capacidades organizacionales, instrumentales y sistémicas de los actores locales; b) los recursos locales naturales y culturales; c) infraestructura básica y turística; y d) servicios y atractivos turísticos” (Vargas, 2005).

Para el análisis descrito se parte de dos enfoques: 1. el enfoque regional, considerando que el fenómeno turístico por su horizontalidad va más allá de los limites político-administrativos que caracterizan la planeación actual del turismo; y 2. Un enfoque de turismo basado en principios de sustentabilidad, sensible a los nuevos tiempos, y por tanto comprometido con la tarea de coadyuvar de manera efectiva a lograr en las comunidades y regiones donde se desarrolla, un equilibrio entre: equidad social, sostenibilidad ecológica y rentabilidad económica, tríada necesaria para dar calidad, continuidad y equilibrio a la actividad turística.

Lo anterior en sintonía con lo mencionado por (López, 2001; Barrera, 2006), quienes sostienen que el turismo rural, planeado racionalmente es una de las actividades más viables para atenuar las condiciones de pobreza y marginación de la población rural en territorios deprimidos, debido al conjunto de efectos positivos tangibles e intangibles que éste genera en los territorios. Abona a lo anterior evidencias empíricas diversas, documentadas por la Organización Mundial de Turismo (OMT), entre las que destacan: Turismo y atenuación de la pobreza (2003), turismo y atenuación de la pobreza: plan para la acción (2004); y turismo, microfinanzas y pobreza (2005), entre otros.

Por lo mencionado anteriormente, se considera la conveniencia de analizar la importancia de que en la práctica del turismo rural de ex-haciendas en México, se replanteen las formas de relación entre ex hacendados, instituciones y comunidades, ya que de continuar el proceso de reconversión excluyente actual, como los casos de reconversión turística de ex haciendas en Yucatán (Temozón, Sotuta de Peón, etc.), Morelos (Cocoyoc, San Antonio del Puente, etc.) Jalisco (Hotel hacienda Sepúlveda, hacienda el Carmen, etc.), Hidalgo (San Miguel y Santa María Regla, etc.), Tlaxcala (Soltepec, Xalostoc, etc.) y Puebla (Chautla, San Agustín, etc.), donde se ha soslayado la relevancia de la vinculación socioeconómica, medioambiental y cultural de la ex hacienda con el entorno sociocultural representado por las comunidades, se estará en el medio rural abonando a una polarización, que ya en él pasado produjo una revolución con un reparto agrario que generó recelos, resentimientos y conflictos, muchos de ellos aún sin resolver, por lo que este ángulo es motivo de atención prioritaria.

En México se tiene que “…al comenzar el siglo XXI, 25% de la población rural, de los más de 106 millones de habitantes viven en condiciones de pobreza, ubicándose esta, principalmente, aunque no de manera exclusiva, como un fenómeno rural” (BM, 2012), caracterizado principalmente por problemas relacionados con la satisfacción adecuada de necesidades básicas de alimentación, vestido, salud y educación, lo que evidencia que en el medio rural la pobreza es mayoritaria, dominante y sostenida.

Asimismo debemos considerar que “…la crisis que acosa al medio rural es multidimensional pero unitaria, caracterizada por cambio climático, astringencia energética, carestía alimentaria, libertinaje financiero, recesión económica, pandemias necrosis del tejido social, migraciones multitudinarias, guerras…” (Bartra, 2012). En cuanto a la distribución geográfica del fenómeno tenemos que en México, según Warman (2003), 30.8% de los pobres, se asientan en tres entidades: Veracruz, Chiapas y Puebla, y que al incluir a los estados de Guerrero y Oaxaca, la proporción sube a 46.7%. Según el CONEVAL (2013), en el periodo 2010-2012 el número de mexicanos pobres se incrementó en 500 000 personas al pasar de 52.8 millones a 53.3, en cuanto al tópico relacionado a la evolución de la pobreza en las entidades federativas Chiapas, Guerrero, Oaxaca, Puebla y Veracruz siguen siendo los estados con mayor pobreza, destacando el caso del estado de Puebla, que ha superado ya a Chiapas en el número de pobres.

Es importante comentar que en lo referente a la distribución de la pobreza, ésta en áreas urbanas pasó de 35.6 a 36.6 millones de mexicanos, en tanto que en zonas rurales bajó de 17.2 a 16.7 millones de personas, siendo uno de los factores explicativos la migración interna, que ha trasladado la pobreza rural a las ciudades, situación que plantea un panorama caracterizado, a decir de Vázquez Barquero (2009) por una reducción alarmante de las tasas de crecimiento, de la actividad productiva, la demanda externa e interna, el empleo, habiéndose incrementado la pobreza, principalmente en las zonas más deprimidas, no solo de México sino del mundo, situación que ha motivado a diversos sectores de la sociedad mexicana a la búsqueda de soluciones creativas y objetivas al respecto.

La situación rural planteada, no es más que una prueba fehaciente de la negligencia e indolencia con que los gobiernos han observado en México al campo y a los campesinos, quienes han dejado de ocupar un lugar central en el desarrollo económico nacional, habiendo sido relegados de facto por una economía global en la que los pequeños productores ya no tienen cabida, visión derivada del modelo de desarrollo neoliberal que se planteó en los años 80, el cual determinó una serie de medidas que afectaban directamente al campo, destacando entre otras: la eliminación de esquemas generalizados de apoyo a precios y subsidios indirectos al consumo y la producción; la puesta en marcha de una reforma para eliminar el ejido y, como colofón la instrumentación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), el cual ponía a competir al campo mexicano en condiciones de desigualdad con los productores de Estados Unidos de América y Canadá, debido a innegable desarrollo tecnológico, pero principalmente a la política de subsidios que estos gobiernos practican.

Entre los efectos más sentidos que los programas de ajuste del sector agrario han provocado se hallan el predominio de las explotaciones familiares; la descapitalización económica; la nula modernización tecnológica; la escasa actividad asociativa y envejecimiento de la población agraria; el abandono de la tierra debido a la escasa rentabilidad; la disminución de los valores relativos agrícolas, con pérdidas de empleo en el sector primario, perdiendo peso en el total de la economía; la reducción de la población activa en el sector primario debido a la migración rural tanto interna como internacional, situación que ha provocado, tanto la disminución del número de explotaciones agrarias como un proceso de pauperización gradual y sostenido del sector rural.

Cabe advertir que las perspectivas no permiten visualizar en el mediano plazo un mejor escenario para el sector rural, en virtud de que las medidas que se sugieren para la superación de la pobreza en México se hallan sintetizadas en 4 ejes “ … la profundización del enfoque territorial para el desarrollo rural a nivel federal y regional; revitalizar la economía rural a favor de los pobres; mejorar el diseño y la eficacia de las políticas y los programas de desarrollo rural, y apoyar a la juventud rural como segmento crucial para el dinamismo de la economía rural” (BM, 2012).

Medidas como se puede observar más con un carácter paliativo que encaminadas a corregir los desequilibrios estructurales presentes en el sector, y que desde nuestra perspectiva reflejan una visión superficial de un problema estructural, que debe ser conocido y estudiado desde un enfoque más integral, que tiene que ver fundamentalmente con la instrumentación de un modelo económico estandarizado como el vigente, ajeno totalmente a la idiosincrasia y realidad de un país multicultural y geográficamente diverso como México.

En respuesta a lo anterior, han emergido propuestas que parten de la valoración y revaloración de la riqueza patrimonial (cultural y natural), así como de recursos y capacidades locales existentes en el medio rural, modelo que ha comprobado en diversos ámbitos su viabilidad. Entre los componentes principales de estas propuestas sobresalen por su pertinencia a) la capitalización del sector rural; b) la instrumentación de políticas públicas orientadas a la retención de la población rural; c) la promoción de inversión en innovación y desarrollo tecnológico en el sector rural con criterios de sustentabilidad.

Las propuestas mencionadas tienen como asidero teórico al desarrollo local, y como referentes empíricos destacan la operación, aunque con claroscuros en la Unión Europea (UE), del proyecto Leader II (apoyo al agro europeo para con el propósito de retener a la población rural en el campo, subsidiando con dinero público actividades de rehabilitación, adecuación y operación de espacios turísticos (casas rurales y hostales, entre otros) para que puedan acceder a un ingreso complementario del agrícola; en Brasil se destina apoyos financieros orientados a la capacitación y asistencia técnica en el agro, lo que ha logrado disminuir en gran proporción los niveles de intermediación, al promover ventas directas productor-consumidor; y en el caso de México destacan diversas experiencias, tales como: centros ecoturísticos en La Sierra Norte de Puebla; productores de café orgánico y turismo rural en Chiapas, y productores de café y mezcal en Oaxaca, con resultados positivos en la mayoría de los casos.

Las alternativas de desarrollo para el sector rural en México, deberán considerar dos visiones según Warman (2001), donde la primera refiere que para erradicar la pobreza del campo se debe combatir al minifundio que es donde se incuba y reproduce la pobreza, y promover que los minifundistas alcancen un nivel productivo o ingresos capaces de generar un bienestar sostenido; y una segunda visión que consiste en reavivar la vieja propuesta de la compactación agraria, que plantea la unificación de pequeñas parcelas en unidades productivas cada vez más grandes, al tiempo de impulsar el crecimiento industrial en localidades rurales o ciudades pequeñas, asociado con la expansión y la diversificación de los servicios (entre ellos el turismo) como una alternativa importante.

Coincidiendo con lo planteado, según nuestra perspectiva se deberán incluir adicionalmente variables relacionadas con: financiamiento oportuno a tasas preferenciales que posibiliten la capitalización del sector; la incorporación de tecnologías sustentables adecuadas a la idiosincrasia de la población rural, que incorporen paquetes tecnológicos orientados a la reconversión productiva y diversificación turística, en la idea de poner en valor en el marco del turismo rural actividades vernáculas complementarias, que permitan, la dinamización económica de las regiones en beneficio de sus habitantes en general.

A este respecto otros autores mencionan que “…el desarrollo rural tiene que apoyarse necesariamente sobre los aprovechamientos que estos espacios ofrecen de forma más natural” (Segrellles, 2000), de manera que las diferentes vías y mecanismos de desarrollo tengan como eje a las actividades propias del sector primario, debido a que estas constituyen la estructura social, económica y cultural del medio rural; complementan lo anterior, otros autores, Warman entre ellos, quienes proponen que los caminos de la subsistencia de los productores rurales son diversos, pero destacan las articulaciones asociativas, que permiten aumentar la producción o el acceso a la tecnología; el control de la cadena productiva, mediante una integración vertical, y la diversificación productiva, ya sea de productos o actividades.

Partiendo de que el éxito de una propuesta para la mejora del sector rural con un enfoque de desarrollo local, deberá ser incluyente e integral, es conveniente retomar la perspectiva de Labasse (1973), que apunta a que toda organización del espacio deberá implicar la gran transformación general del paisaje, apuntando a la utilización óptima del potencial agrícola, como es el caso planteado de las ex-haciendas, en función de las necesidades alimenticias e industriales de todo el grupo humano sujeto de estudio y núcleos sociales de influencia, por tanto deberá equilibrar las relaciones campo-ciudad, los grados de industrialización y la presión demográfica.

Por lo enunciado, desde nuestra perspectiva es importante considerar en el análisis, no solo a los minifundistas como lo plantea Warman y otros autores(as), sino al total de los actores y actrices, tanto individuales, institucionales, corporativos y colectivos (Boisier, 1997), quienes interactúan en la región, atendiendo al mismo tiempo los mecanismos de relación tanto intra como interregionales. Lo anterior con el propósito de tener una comprensión cabal de las formas actuales de relación socioeconómica, cultural y política, que en los territorios de estudio prevalecen, así como de los posibles escenarios que pudiesen reconfigurarse en el futuro.

Al tener en cuenta la especificidad de aplicación que para cada territorio tiene el desarrollo local, estamos ciertos que para evaluar la viabilidad y pertinencia de una propuesta de turismo rural vinculada a procesos de desarrollo local-regional como se pretende, esta deberá, considerar prioritariamente una evaluación tanto de los recursos naturales y culturales, como de los atractivos y los servicios turísticos, poniendo un énfasis particular, tanto en las capacidades como en la disponibilidad y compromiso de participar de los actores locales del turismo a considerar: a) instituciones; b) comunidades; y c) empresarios locales y foráneos.

Derivado de lo anterior se tiene como objetivo de la investigación el analizar en la región de estudio las condiciones que presenta el turismo rural de ex-haciendas para vincularse, a procesos de desarrollo local-regional, a partir de los recursos y las capacidades de los actores locales del turismo en la región.

Donde la hipótesis planteada en este trabajo es si: “un modelo adecuado de reconversión productiva y diversificación turística de las ex-haciendas, sustentado en los recursos y las capacidades de los actores locales del turismo en la región, hacen viable la vinculación del turismo rural de ex-haciendas a procesos de desarrollo”, tanto el objetivo como la hipótesis se retoman en las conclusiones para conocer si el objetivo y la hipótesis se cumplieron o no en el marco de esta investigación.

El marco de referencia donde se ha desarrollado esta investigación, parte de la convicción de que la actividad turística debe transitar por sus características de un enfoque tradicional acotado por límites político administrativo a un enfoque regional más acorde con los tiempos y las necesidades actuales. Por lo anterior procedimos a delimitar la región de estudio, la cual quedó conformada por dos municipios de la región norte de Puebla -Zacatlán y Chignahuapan-, y el municipio de Tlaxco en Tlaxcala. La regionalización se fundamentó en la valoración de aspectos geográficos, productivos, de paisaje, así como turísticos, esto se puede ver en la Figura 1.

Fuente: elaboración en base a el Marco Geoestadístico, INEGI (2013).

Figura 1 Ubicación interestatal de la región de estudio. 

En relación al turismo en la región, el vasto patrimonio cultural y natural conforman el eje actual de la oferta turística posicionada ya nivel nacional, a partir del estatus de “Pueblos Mágicos” -el Programa Pueblos Mágicos es promovido por la SECTUR-Federal, y busca resaltar el valor turístico de localidades en el interior del país. Un Pueblo Mágico es una localidad que tiene atributos simbólicos, leyendas, historia, hechos trascendentes, cotidianidad, en fin magia que emana en sus manifestaciones socio-culturales-, que ostentan los municipios de Zacatlán y Chignahuapan, y el dinamismo turístico que presenta el municipio de Tlaxco en Tlaxcala.

El patrimonio natural se halla conformado por un característico paisaje boscoso, lagos, lagunas, ríos, cascadas y montañas; en cuanto al patrimonio cultural este se halla evidenciado en su arquitectura religiosa (templos y ex-conventos), arquitectura civil (edificios públicos y privados), en relación a la arquitectura productiva, destacan las ex-haciendas como un atractivo de gran valor patrimonial natural y cultural, atestiguado en el valor histórico de su arquitectura civil (casas-habitación y estructura productiva) y religiosa (capillas), atributos que hacen de las ex-haciendas verdaderos espacios testigos de una etapa que marcó la historia del país. En la región de estudio se ubican un total de 13 ex-haciendas con vocación productiva básicamente agropecuaria, y cuentan con un promedio de hectáreas que oscila entre las 200 y 400 h.; cinco de estas ex-haciendas cuentan con una oferta turística relacionada con alojamiento y gastronomía, rutas turísticas, eventos sociales y recreación en general, esto se puede ver en la Figura 2.

Fuente: elaboración en base a el Marco Geoestadístico y Cartografía Urbana, INEGI (2013), e información del recorrido en campo.

Figura 2 Principales atractivos turísticos, patrimoniales y de servicios en la región de estudio 

Por lo enunciado las ex- haciendas constituyen el principal activo de la propuesta, pero con un énfasis especial en el conocimiento y comprensión de los nexos de relaciones histórico-culturales tanto pretéritas como actuales, entre los dueños de ex-haciendas y los habitantes de comunidades aledañas, en la idea de explorar posibilidades asociativas y de sinergia, como condiciones imprescindibles para la emergencia de un proceso efectivo de desarrollo local-regional.

Con respecto a los antecedentes, se tiene que el origen de la hacienda mexicana se remonta, según Torices y Zurita (2003), a la hacienda andaluza que se asienta con la irrupción de los castellanos como modelo, entre los siglos XIV y XVI, y que se hallaba estrechamente asociada por la adopción de la idea social de la nostalgia por el campo por parte de las clases terratenientes, que hizo que la explotación agropecuaria asumiera la forma arquitectónica de Villa Campestre.

El otorgamiento de mercedes o encomiendas, según Prem (1980), representó el instrumento que facilitó al conquistador la adquisición de una fuerza de trabajo indígena en el siglo XVI, y eventualmente apropiarse de tierras de las comunidades locales por parte del colonizador en los siglos subsiguientes XVII y XVIII. A partir del siglo XVII, la hacienda constituyó, una unidad productiva con una organización compleja, con características estructurales muy concretas que definían sus principales fortalezas y características, para ser considerada como tal, y que eran: “a) dominio sobre los recursos naturales de una zona (tierra y agua); b) dominio sobre la fuerza de trabajo; y c) dominio sobre los mercados regionales y locales” (Nickel, 1978).

La hacienda alcanza su máximo esplendor a finales del siglo XIX y principios del siglo XX, donde se le llegó a considerar como un complejo industrial y agrícola, en el que coexistían fábricas textiles, molinos de trigo, elaboración de pulque, producción de hortalizas, gramíneas, forrajes y aserraderos para la producción de maderas finas.

En los estados de Puebla y Tlaxcala, el auge principal de la hacienda tuvo lugar en el siglo XVIII, donde desempeñaron un papel muy importante en la historia y economía de La Nueva España; especializándose en la producción ganadera, cerealera, azucareras, pulquera o mixtas. Específicamente en la zona norte de los estados de Puebla y Tlaxcala, se establecieron haciendas cerealeras, pulqueras y forestales, las cuales lograron elevados márgenes de producción, debido a la introducción de innovadores instrumentos agrícolas, los cuales incrementaron su productividad.

Durante el Porfiriato, la hacienda alcanza su máximo esplendor, y Díaz, en la búsqueda de la anhelada modernización de país, privilegia a la clase pudiente, a costa de damnificar a la mayoría de la población mexicana, incubándose, a partir de ello, el estallido del movimiento revolucionario de 1910, que se convierte en el parteaguas histórico o el punto de quiebre para la reconfiguración de la hacienda, a partir de “…los primeros repartos agrarios realizados en 1912 y, su posterior formalización con la Reforma Agraria iniciada en los años 30” (Warman, 2003), lo que dio origen a la hoy ex-hacienda, que vio menguado sus activos de superficie agrícola, no así su capital relacional, que le permitió recapitalizarse y subsistir.

Es básico hablar del turismo rural y su relación con la ex hacienda, por lo cual se tiene que en México el turismo es un gran dinamizador de la economía nacional, como lo evidencian los datos de El Consejo de Promoción Turística de México (CPTM-SIIMT, 2013) que reportó que en 2012 ingresaron al país por concepto de turismo emisor 23.4 millones de turistas, dejando una derrama económica superior a los 12.7 miles de millones de USD, que a su vez representaron 8.4 del PIB, lo que generó 2 millones de empleos directos por su parte el turismo doméstico o nacional movilizó a los destinos nacionales a 68.1 millones de turistas.

La OMT, indica que en relación al turismo rural que nos ocupa, este experimenta un crecimiento anual de aproximadamente 6%, algunos puntos porcentuales por encima de la tasa promedio de crecimiento del turismo mundial en general. Si bien no se espera una orientación masiva de los turistas hacia este segmento de mercado, el crecimiento gradual del turismo rural es una tendencia evidente.

En el contexto enunciado el turismo rural puede cobrar en la región, gran importancia como parte de las estrategias de vida y de generación de ingreso rural no agrícola (IRNA), desarrollado en las comunidades rurales, ya que través de éste, será posible aprovechar sustentablemente el patrimonio cultural y natural propio del territorio, al tiempo de fomentar la participación de la comunidad, tanto en los beneficios como en los compromisos que el desarrollo de un turismo responsable conlleva.

Lo anterior ya enunciado por Barrera (2006) y López (2001), quienes sostienen que “…el turismo rural es una de las actividades más viables para atenuar las condiciones de pobreza y marginación de la población rural, debido al conjunto de efectos positivos tangibles e intangibles que éste genera en los territorios”, es importante señalar que el turismo deberá ser visto como una fuente alterna de ingresos, y no sustituir sus fuentes primarias es decir se tiene que preservar “la multiactividad” del sector (CEPAL, 2003), en el mismo sentido que menciona Cesar y Arnaiz (2004), quienes afirman que el verdadero turismo rural es aquel en que esta actividad complementa a la actividad productiva de la región.

En relación a la pertinencia de la investigación, en la actualidad no existen antecedentes de proyectos o estudios que hayan analizado en México de manera específica el potencial de desarrollo que el turismo rural de ex-haciendas puede representar en los territorios, si este es capaz de lograr vincularse a procesos efectivos de desarrollo local-regional, a partir del aprovechamiento racional de los atributos que caracterizan a la actividad turística, tales como: a) el efecto dinamizador y multiplicador que el turismo tiene en las economías locales-regionales; b) la capacidad de inducir en el fortalecimiento y articulación de los diversos sectores de la vida económica, social y cultural de los territorios; y c) el potenciar los recursos y las capacidades locales, a través de la formación, información y participación asociativa, acorde con lo expresado por Freiría (2003), que afirma que las actividades turísticas son consideradas de gran importancia debido al efecto multiplicador que estas generan, de manera que permiten la dinamización e integración de los diversos sectores socioeconómicos, lo que podría converger en un desarrollo territorial rural. Lo anterior en sintonía con lo expuesto por Warman, quién señala que existen diversas alternativas que implementadas pudiesen coadyuvar a que el agro mexicano supere el rezago en que se encuentra, destacando: a) la capitalización del sector rural; b) la instrumentación de políticas de retención de la población rural; c) invertir en innovación tecnológica agropecuaria; y d) promover un desarrollo sostenible para el sector rural.

Coincidiendo con los planteamientos enunciados, adicionalmente en la investigación consideramos como imperiosa la necesidad de que una propuesta encaminada a abonar en la solución de la problemática rural planteada deberá necesariamente, incluir entre otros aspectos: a) el análisis y evaluación de recursos y capacidades locales; b) la puesta en valor del patrimonio cultural y natural, tanto de las ex-haciendas como de las comunidades; y c) una propuesta de turismo rural sustentable con un enfoque regional. Lo anterior según nuestra perspectiva permitirá determinar objetivamente la viabilidad de vincular el turismo rural de ex haciendas a procesos de desarrollo local-regional de amplio alcance.

Materiales y métodos

El método y las técnicas a utilizar en la presente investigación son prioritariamente de tipo cualitativo, considerando según (García, 2000), que se debe utilizar la metodología cualitativa, cuando en la investigación se accede a múltiples fuentes de datos, así como a la utilización de diversas técnicas interpretativas que permiten describir, traducir y sintetizar el significado de los hechos.

El método cobra relevancia en el estudio al tener como eje al turismo, y por tanto la necesidad de comprender las conductas particulares y de interacción colectiva, al concebir al turismo como un fenómeno social antes que económico, y por ende caracterizado por ser una actividad que el individuo realiza en y con la sociedad al interactuar de manera directa e indirecta con la población local, utilizar espacios, infraestructura, servicios y atractivos turísticos, y donde el territorio se erige en el escenario con todo lo que ello implica.

La propuesta metodológica comprendió: revisión bibliográfica, delimitación y caracterización de la región de estudio; fundamentación teórica, aplicación de entrevistas que permitieron evaluar en la región tanto las capacidades de los actores y actrices locales, como los recursos endógenos culturales, naturales, la infraestructura, los atractivos y servicios turísticos. Los instrumentos de análisis utilizados fueron los Sistemas de Información Geográfica (SIG), el análisis FODA y el sistema turístico.

Resultados y discusión

En tanto ejes de la propuesta, la reconversión productiva se entenderá como la adecuación física y funcional de la ex-hacienda, con el propósito de incorporarla a la actividad turística en el marco del turismo rural con un enfoque de desarrollo local, y la diversificación turística al definir la orientación de la reconversión, será entendida como el proceso por el cual una ex-hacienda pasaría a ofertar nuevos productos para incursionar en nuevos mercados, ya sea por la vía de adquisiciones corporativas o invirtiendo directamente en nuevos negocios o productos. El motivo por el que las ex-haciendas se diversifican sería para la búsqueda de sinergias, la reducción del riesgo global de la misma o por cuestiones de insolvencia económico-financiera. Existen dos tipos de diversificación dependiendo del tipo de relación entre los giros antiguos de la hacienda y los nuevos servicios a ofertar, a considerar a) diversificación relacionada, basada en la búsqueda de sinergias entre las antiguas y las nuevas actividades, o la entrada en negocios o giros de los que se provee (integración hacia atrás) o bien convirtiéndose en su propio cliente al entrar en negocios en los que participaban sus productos como la fabricación de nuevos bienes y servicios (integración hacia delante); y b) diversificación relacionada (cambio radical a giros no relacionados) según (Hirschman, 1981).

En el análisis del trabajo de campo de campo, se evaluaron las capacidades: organizacionales, instrumentales y sistémicas, de los actores y actrices locales del turismo, según Vargas (2005), a partir de información acopiada a través de entrevistas realizadas a: 3 directores(as) de turismo; 24 empresarios líderes en la región; 2 ex hacendados) y, 3 presidentes de comunidad (Tepoxcuautla, La Estrella-Zacatlán, Puebla) y Xalostoc (Tlaxco, Tlaxcala). Cabe aclarar que para complementar o verificar la información proporcionada, se realizaron diversos recorridos in situ.

Los hallazgos derivados del análisis, no permiten concluir, que la hipótesis planteada en relación a que “un modelo adecuado de reconversión productiva y diversificación turística de las ex-haciendas, sustentado en los recursos y las capacidades de los actores y actrices locales del turismo en la región, hacen viable la vinculación del turismo rural de ex-haciendas a procesos de desarrollo local-regional”, es válida, si consideramos que la ex hacienda de Amoltepec, ubicada en Zacatlán, Puebla, donde se efectuó la reconversión productiva y la diversificación turística planteada, se puede apreciar una relación armónica comunidad-ex hacienda, evidenciada en que ésta emplea de manera permanente a 6 personas de la comunidad de Tepoxcuautla. En relación al Ejido La Estrella existe una relación más dinámica que contempla: a) un convenio para la prestación de servicios relacionados con el turismo (alquiler de caballos para cabalgatas o paseos, o bien apoyo para atender a los turistas que reman en la presa de la ex- hacienda); b) la contratación eventual de personal para realizar labores agrícolas de mantenimiento para 450 000 plantas de maguey; c) acondicionamiento de espacios (albañilería); y d) proveeduría en pequeña escala de repostería para el restaurante de la ex hacienda.

Conclusiones

La propuesta de reconversión y diversificación planteada para las ex-haciendas de Puebla y Tlaxcala, es viable si esta considera dos fases:

Por un lado la fase 1, que consistiría en la reconversión productiva, basada en un plan de negocios para el financiamiento de actividades productivas, que permitan aprovechar las capacidades y potencialidades de las ex-haciendas, mediante paquetes tecnológicos adecuados que conlleven a su capitalización; por otro lado la fase 2, en la cual se daría la diversificación turística, con el respaldo de los recursos derivados de la capitalización y créditos, se orientará el rescate, restauración y acondicionamiento de las instalaciones de la ex-haciendas para fines turísticos, considerando en el esquema financiero el rescate y conservación del medio ambiente y la cultura local.

En síntesis la propuesta planteada deberá incidir en tres aspectos: 1. dinamizar la ex -hacienda y sus territorios de influencia; 2. Generar una oferta de turismo rural con identidad; y 3. Conservar un patrimonio cultural y natural en riesgo eminente de desaparecer.

Literatura citada

Bartra, R. 2012. Suplemento La Jornada del Campo. México. 2-3 p. [ Links ]

Banco Mundial (BM). Informe. 2012. Washington, D.C. 68-70 pp. [ Links ]

Comisión Económica para América Latina y El Caribe (CEPAL). 2003. Chile. 10 p. [ Links ]

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Recibido: Enero de 2014; Aprobado: Junio de 2014

§ Autora para correspondencia: lourdes.guevarar@gmail.com.

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