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Revista mexicana de ciencias agrícolas

versão impressa ISSN 2007-0934

Rev. Mex. Cienc. Agríc vol.4 no.spe5 Texcoco Mai./Jun. 2013

 

Ensayos

 

Paisaje y turismo rural en México: fortalezas y desafíos para su potenciación*

 

Landscape and rural tourism in Mexico: strengths and challenges for their empowerment

 

Fernando Carlos Gómez-Merino, J. Cruz García-Albarado1, Libia Iris Trejo-Téllez2, Victorino Morales-Ramos1, Carlos Gilberto García-García1 y Juan Antonio Pérez Sato1

 

1 Colegio de Postgraduados Campus Córdoba. Carretera Córdoba Veracruz, km 348. Amatlán de los Reyes 94946, Veracruz. Tel. ++52(271)7166055 (fernandg@colpos.mx; jcruz@colpos.mx; vicmor@colpos.mx; carlosgarcia@colpos.mx; pantonio@colpos.mx).

2 Colegio de Postgraduados Campus Montecillo. Carretera México-Texcoco km 36.5 Montecillo 56230, Estado de México. Tel. ++52(595)9510198 (tlibia@colpos.mx). § Autor para correspondencia: fernandg@colpos.mx.

 

* Recibido: enero de 2013.
Aceptado: marzo de 2013.

 

Resumen

México es un país megadiverso, y sus recursos genéticos y naturales pueden contribuir al mejoramiento del paisaje y potenciar el turismo rural, como ejes detonadores de un desarrollo sustentable e incluyente, alterno a la producción agropecuaria que se está dando en estas regiones que albergan a 35% de la población del país, todo ello bajo el amparo del conocimiento científico. En términos de investigación básica y aplicada, México ha tenido progresos importantes en cuanto a estudios de la biodiversidad, cuenta con centros y entidades robustas y más de 10 instituciones han iniciado programas de enseñanza e investigación sobre el tema de paisaje y turismo rural. Para generar las transformaciones que se requieren a fin de catapultar el aprovechamiento de estas actividades, es necesario incluir estas temáticas en las agendas de ciencia, tecnología e innovación, a la par de los grandes desafíos que tiene el país relacionados con el cambio climático, una mayor necesidad de producción de alimentos y la pobreza extrema que están incubando problemas sociales como la inseguridad, debido en parte, a la falta de oportunidades para que la ciudadanía logre el bienestar pleno. En este ensayo se analiza la situación actual del paisajismo y el turismo rural en México y se proponen algunas estrategias para impulsar estas actividades como ejes detonadores del desarrollo del país en el ámbito rural, con un enfoque de sustentabilidad y responsabilidad social con base científica.

Palabras clave: desarrollo tecnológico, innovación, investigación científica, paisajismo, turismo alternativo.

 

Abstract

Mexico is a mega-diverse country, and their genetic and natural resources can contribute to the improvement of the landscape and enhance rural tourism as detonators axes of sustainable and inclusive development, as an alternative to agricultural production that is occurring in these regions that are home to 35% of the population of the country, all under the umbrella of scientific knowledge. In terms of basic and applied research, Mexico has made significant progress about biodiversity studies, it has centers and robust entities and more than ten institutions have initiated teaching and research on the subject of landscape and rural tourism. To generate the transformations required to catapult the use of these activities, it is necessary to include these issues on science, technology and innovation schedules, join to the great challenges facing the country related to climate change, the increased need for food production and extreme poverty same as those are incubating social problems such as insecurity, due in part to the lack of opportunities for citizens to achieve total welfare. This paper analyzes the current situation of landscape and rural tourism in Mexico and suggests some strategies to promote these activities as main triggers of development of the country in rural areas, with a focus on sustainability and social responsibility based on science.

Key words: alternative tourism, scientific research, innovation, technological development, landscaping.

 

Introducción

En los tres niveles en los que se considera a la biodiversidad (genes, especies y ecosistemas), México es un país sobresaliente. A nivel de especies, aproximadamente 10% de las que existen en el planeta se encuentran en su territorio y se ha estimado que 200 mil especies podrían habitar en el país. Además del alto número de especies y ecosistemas, México es también uno de los centros de origen y domesticación más importantes del mundo, en el que al menos 120 especies de plantas han sido domesticadas (CONABIO, 2012), lo que enriquece el valor de los paisajes naturales.

En términos científicos, el paisaje se concibe como un recurso de valor estético que combina elementos físicos, bioecológicos y humanos y representa un conjunto de interrelaciones derivadas de las interacciones entre geomorfología, clima, vegetación, fauna, agua y modificaciones antrópicas que tiene diferentes formas de ser percibido a través de los sentidos. El paisaje también es considerado como la expresión espacial y visual del medio, como un recurso natural valioso y con demanda creciente, en tanto que su valoración visual considera la estética y la capacidad de percepción de un observador (Muñoz-Pedreros, 2004), que se hace más rico en tanto más diverso es el medio natural.

Respecto al turismo rural, éste se define como la oferta de productos turísticos hecha por las propias comunidades, en cuya gestión pueden participar agentes externos a fin de facilitar la asociación de los productores y el financiamiento de los proyectos. Apartir de esta oferta se generan productos turísticos en el campo, incluyendo no sólo el diseño de rutas de recorrido para apreciar paisajes naturales, sino también se integren lugares de alojamiento, restaurantes, medios de transporte, entre otros (Juárez-Sánchez y Ramírez-Valverde, 2007).

El Programa Nacional de Innovación (PNI) http://www.siicyt.gob.mx/siicyt/docs/ProgramaNacionalInnovacion/Programa_Nacional_de_Innovacion.pdf que deriva de la Ley de Ciencia y Tecnología (LCyT) http://www.diputados.gob.mx/leyesbiblio/pdf/242.pdf, plantea que el Estado mexicano debe establecer políticas públicas que permitan promover y fortalecer la innovación en los procesos productivos y de servicios para incrementar la competitividad de la economía nacional en el corto, mediano y largo plazo. En la base de la innovación debe existir un sólido conocimiento científico y desarrollo tecnológico, por lo que en este ensayo se analizan estos tres componentes, esto es, ciencia, tecnología e innovación (CTI) en materia de paisajismo y turismo rural, así como sus potencialidades y desafíos en el contexto nacional.

 

Biodiversidad, paisaje y turismo rural: potencialidades y desafíos para México

La mega diversidad de México es consecuencia de su topografía, variedad de climas y compleja historia, tanto geológica y biológica como cultural, así como el hecho de estar situado entre dos de las principales regiones biogeográficas del planeta, la Neártica y la Neotropical, que hacen contacto a través de una zona de transición alrededor del Istmo de Tehuantepec, donde se encuentran flora y fauna del norte y el sur de América, así como elementos de la biota endémicos (Benítez y Bellot, 2007; Rzedowski, 2006), que generan paisajes únicos agrupados en 14 regiones biogeográficas (California, Baja California, Sonora, Altiplano Mexicano, Tamaulipas, Península de Yucatán, Sierra Madre Occidental, Sierra Madre Oriental, Eje Volcánico Transmexicano, Cuenca del Balsas, Sierra Madre del Sur, Costa Pacífica Mexicana, Golfo de México, y Chiapas) (Morrone, 2005), las cuales resultan atractivas para impulsar el paisajismo y el turismo rural.

En términos institucional y científico, la biodiversidad nacional está soportada por la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (CONABIO: http://www.conabio.gob.mx/) (en donde están representadas las secretarías de ambiente y recursos naturales, agricultura, desarrollo social, desarrollo económico, educación, salud y turismo), una institución de investigación aplicada, promotora de investigación básica, que compila y genera información sobre biodiversidad, desarrolla capacidades humanas en el área de informática de la biodiversidad y es fuente de información y conocimiento accesible para toda la sociedad. En éste contexto, otro acierto importante del país ha sido el establecimiento del Laboratorio Nacional de Genómica para la Biodiversidad (LANGEBIO: http://www.langebio.cinvestav.mx), cuyo objetivo es conjuntar grupos interdisciplinarios para conducir investigaciones avanzadas y generar conocimiento genético acerca de la biodiversidad del país que pueda ser aprovechado para su uso sustentable. Es evidente que estas dos instituciones constituyen pilares determinantes para proyectos de paisajismo y turismo rural para aprovechar el capital natural del país con fines de generación de valor y riqueza en comunidades locales.

Como país megadiverso, México ocupa el quinto lugar en el mundo en cuanto a número de plantas vasculares y endémicas (Sarukhán et al., 2009). Dentro de la biodiversidad, los bosques de pino y encino son los más diversos del planeta, ya que existen 55 especies de pinos (85% de las cuales son endémicas), y 138 de encinos (70% de éstas endémicas) (Rzedowski, 2006). Por otra parte, en las 14 regiones biogeográficas del país se ubican 176 áreas naturales protegidas (ANP) que abarcan una superficie superior a las 25 millones de hectáreas y representan 12.92% del territorio nacional (CONANP, 2012). A pesar de ello el país enfrenta dos grandes problemas: la deforestación (registra la segunda tasa de deforestación más alta del planeta) y la expansión urbana (Martínez-Rivera y Monroy-Ortiz, 2010). Ello hace necesaria la coordinación de mejores estrategias que permitan disminuir el deterioro de esta riqueza biológica, a la par de generar bienestar para quienes en ellas habitan. El medio rural en México comprende más de 80% del territorio, con 40 millones de personas (35% de la población nacional) y 57 etnias, lo que hace del país el más rural en la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE, 2012) y a su vez constituye una piedra angular de progreso económico y de estabilidad política.

En cuanto a la relación que existe entre la riqueza biológica y cultural del país, es importante destacar que cerca de 18 millones de hectáreas, de los 24 millones que ocupan los pueblos indígenas, están cubiertas por vegetación primaria y secundaria, y que la mitad de las selvas húmedas y de los bosques de niebla y la cuarta parte de los bosques templados están en territorios indígenas (OCDE, 2007). Estos datos son determinantes para establecer estrategias incluyentes de actividades que hagan uso de estos recursos.

A pesar de la importancia de este entorno en términos de extensión territorial y población, las comunidades rurales contribuyen con 4.5% del Producto Interno Bruto (PIB) y emplean 18% de la población económicamente activa, lo que genera ingresos precarios para estos pobladores. Es importante destacar que más de 50% de la población ocupada en el sector rural la constituyen personas sin tierras, y que 72.6% de las unidades de producción son menores de 5 ha, 22.3% se ubican en el intervalo de 5 y 20 ha, y únicamente 5.1% son mayores de 20 ha (INEGI, 2008), lo que ocasiona que el número de individuos y empresas que pueden ser sujetos de apoyo financiero sea reducido.

El reto es mayor si se considera que según el INEGI (2010), 33.5% de la población rural vive en condiciones de pobreza alimentaria y que la válvula de escape de la migración de esta población hacia los Estados Unidos de América se ha revertido, pues el retorno de estos migrantes ha crecido a tasas mayores a 200% en los últimos cinco años. El principal desafío consiste en movilizar recursos, fortalecer instituciones y crear mecanismos novedosos para la implementación de políticas públicas que transiten a políticas de Estado mejor planificadas, de manera que se brinden mayores oportunidades de crecimiento y desarrollo a los grupos de ciudadanos más vulnerables (CEPAL et al., 2010).

Con el conocimiento de la gran riqueza biológica y geográfica, aunada a la cultural y social, desde hace décadas México ha impulsado la actividad turística como uno de los pilares de su desarrollo y actualmente se constituye como uno de los líderes del turismo internacional receptivo, con más de veinte millones de turistas por año. Este liderazgo se fundamenta en una variada oferta de productos turísticos, en donde destacan el turismo de sol y playa, además del cultural, el arqueológico y el alternativo (Benseny, 2007). El turismo alternativo está sustentado en la naturaleza y su función escénica, donde el medio ambiente aporta los recursos para el uso del suelo y al mismo tiempo actúa como soporte de la actividad económica (Benseny, 2007).

El nuevo turismo sostenible que debe impulsar México, implica un de s arrollo en armo nía con el entorno natural y social, en el cuál existe una asociación entre la noción de duración y perennidad de los recursos naturales (agua, aire, sol y diversidad biológica) y de las estructuras comunitarias y humanas, bajo un enfoque de responsabilidad social. Bajo este enfoque se ofrece mayor información y valoración de los aspectos culturales de las localidades visitadas. En ésta tendencia, México evoluciona hacia ofertas turísticas que incluyen actividades en las cuales el paisaje y la ruralidad juegan un importante papel detonador del desarrollo local.

Para impulsar esta actividad, que en el corto y mediano plazo permita rendir los frutos requeridos para mejorar las condiciones de vida de las clases más desfavorecidas que habitan el medio rural, y que son poseedoras de una gran parte de la riqueza natural y biológica del país, es necesario consolidar una sociedad del conocimiento basada en la ciencia, la tecnología y la innovación, en lo cual México ha avanzado de manera considerable en los últimos años, pero aún queda mucho por hacer.

 

Sustentos legales para el impulso del paisajismo y el turismo rural

De conformidad con el artículo 3° de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, el Estado mexicano apoyará la investigación científica y tecnológica y alentará el fortalecimiento y difusión de nuestra cultura, en tanto que el artículo 27° establece que el Estado promoverá las condiciones para el desarrollo rural integral, con el propósito de generar empleo y garantizar a la población campesina el bienestar y su participación e incorporación en el desarrollo nacional y fomentará la actividad agropecuaria y forestal para el óptimo uso de la tierra. Asimismo, considera como estratégicas y de interés público preservar y restaurar el equilibrio ecológico y fomentar actividades económicas en el medio rural para evitar la destrucción de los elementos naturales.

Derivada de la Constitución, la LCyT establece las bases del Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (SNCTI), concebido éste último como un eje rector de la economía, clave para competir hacia el crecimiento más equitativo que genere una mejor distribución del ingreso entre los mexicanos, en el marco de un uso racional, más eficiente y sustentable de los recursos naturales, creación y funcionamiento de redes científicas y tecnológicas, y vinculación entre la academia y el sector productivo.

Por su parte, la Ley de Desarrollo Rural Sustentable (LDRS: http://www.diputados.gob.mxi/leyesbiblio/pdf/235.pdf) define los beneficios que obtiene la sociedad de los recursos naturales, incluyendo entre otros al paisaje y la recreación. Para impulsar el proceso de transformación social y económica que reconozca la vulnerabilidad del sector y conduzca al mejoramiento sostenido y sustentable de las condiciones de vida de la población rural, el Estado debe poner cuidado al medio ambiente rural, la sustentabilidad de las actividades socioeconómicas en el campo y a la producción de servicios ambientales para la sociedad, así como propiciar un aprovechamiento útil y sustentable de las tierras, buscando producir bienes y servicios ambientales, proteger la biodiversidad y el paisaje, respetar la cultura, los usos y costumbres de la población, así como prevenir los desastres naturales.

Otros ordenamientos , incluyendo los aplicables en agricultura, medio ambiente, turismo, educación, ciencia y tecnología, hacen alusión a la importancia del ambiente, los servicios ambientales, el paisaje y el turismo como componentes importantes del desarrollo sustentable del país y del bienestar social.

El Plan Nacional de Desarrollo (PND) 2007-2012, consideró al paisaje y al turismo rural como elementos importante de sus ejes y estrategias, soportados por la ciencia, la tecnología y la innovación como detonadores de una economía competitiva y generadora de empleos y las actuales reformas estructurales y coyunturales impulsadas por la presente administración federal indican que estas iniciativas darán mayor relevancia en el nuevo PND 2013-2018.

 

Algunos indicadores científicos en paisaje y turismo rural

El paisaje tiene enorme potencial para un aprovechamiento sustentable y la generación de negocios no agrícolas y de alto valor agregado en la dinámica del turismo rural, lo cual debe estar sustentado en un amplio conocimiento científico y tecnológico del entorno, de sus problemas y de sus potencialidades.

Las actuales transformaciones productivas consideran el incremento de la productividad con base en la innovación. De acuerdo con la OCDE (2012), en los países más desarrollados la innovación explica entre dos terceras y tres cuartas partes las tasas de crecimiento del PIB en años recientes. Para implementar las innovaciones que el país requiere en materia de paisajismo y turismo rural, es necesario realizar investigación científica y desarrollo tecnológico que permita derivar ideas que agreguen valor a estas actividades. También es importante destacar que los desarrollos tecnológicos por si solos no conducen directamente al progreso social, sino que tienen que estar acompañadas de innovaciones organizacionales, comerciales y gerenciales, bajo enfoques sustentables y de responsabilidad social, enfoques en los cuales el desarrollo de capacidades juega un papel determinante.

Y todo ello es posible si existe una fuerte inversión pública y privada que permita generar nuevo conocimiento, desarrollar tecnologías, registrar las invenciones y aplicarlas en las redes de valor en forma de innovaciones. Infortunadamente, en el terreno de las inversiones en CTI, México se encuentra rezagado, debido a que sólo invierte 0.47% del PIB, cuando los países de la OCDE destinan en promedio 2.34% de su PIB a este rubro (FCCyT, 2012).

Como una manera de revertir el retraso que existe en el país e impulsar el conocimiento científico, el desarrollo tecnológico y las innovaciones que se requieren, el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT) ha emprendido un agresivo programa de formación de nuevos científicos. Actualmente se encuentran en formación a nivel postgrado cerca de 40 mil estudiantes, de los cuales 14 mil están cursando algún programa doctoral. Sin embargo, si se hace un comparativo con Brasil por lo que respecta a títulos de grado, en el país sudamericano existen 40.61 maestrías o doctorados obtenidos por cada 10 mil habitantes, en tanto México sólo se alcanzan 32.09 títulos (FCCyT, 2012).

Por otra parte, el número de científicos con membresía en el Sistema Nacional de Investigadores (SNI) se ha incrementado de manera significativa, el cual al cierre de 2012 reportaba 18 555 miembros (SIICYT: http://www.siicyt.gob.mx/siicyt/cms/paginas/IndCientifTec.jsp). De acuerdo al PNI, en México trabaja cerca de 40 000 investigadores(as) de tiempo completo (incluyendo a los miembros del SNI), lo cual es un indicador de crecimiento importante, si se considera que en 2002 sólo se registraban cerca de 22 000. No obstante, la comparación internacional muestra que México aún está por debajo de otros países en número y ritmo de crecimiento de la planta de investigadores(as), ya que, por ejemplo, mientras el país mantiene menos de 1 investigador(a) por cada 1 000 integrantes de la población económicamente activa, países como Japón tienen 10 y Finlandia 17 (FCCyT, 2012).

Esto naturalmente afecta el desarrollo de la ciencia del paisaje y del turismo rural, pues de los cerca de 6 000 investigadores(as) que trabajan en áreas afines a la biología, el medio ambiente y la sociología rural, sólo cerca de 350 están impulsando de manera considerable estas actividades (SIICYT, 2012). Al hacer un análisis de las bases de datos del SIICYT (2012), se observa que la gran mayoría de éstos investigadores(as) se ocupan de temas de la ruralidad (349), el desarrollo rural (317), ornamentales (155), paisajismo (64), horticultura ornamental (63), y un número reducido se dedica a indagar fenómenos relacionados con el turismo alternativo, el turismo rural y la arquitectura del paisaje, en específico (Figura 1). La proyección es que para atender a los 35 millones de personas que habitan las zonas rurales se requiere una masa de académicos(as) y científicos(as) de más de 35 mil, lo cual implica un gran reto para la sociedad y el Estado mexicano.

En cuanto a producción científica, ha habido una promoción importante en la organización de congresos en temas como ciencia y arte del paisaje, horticultura ornamental y turismo alternativo, organizados por la Academia Mexicana de Paisaje (ACAMPA: congresopaisaje.es.tl), la Asociación Mexicana de Especialistas en Horticultura Ornamental A. C. (AMEHOAC: http://amehoac.com.mx) y el Instituto Nacional de Turismo Rural (INTUR: http://turismomralnacional.olg.mx/wp/), respectivamente.

A través de estos congresos, por ejemplo, la AMEHOAC ha encabezado dos reuniones sobre horticultura ornamental en los años 2009 y 2011, con más de 250trabaj os de investigación presentados; la ACAMPA, en 2010 y 2012 también organizó dos congresos sobre ciencia y arte del paisaje, con cerca de 200 trabajos presentados; y el INTUR, participó en el congreso internacional de turismo alternativo 2012, en el cual se presentaron 20 trabajos sobre estos temas. Estas investigaciones han surgido a partir del impulso de la actividad científica promovida por los fondos mixtos y sectoriales que administra el CONACYT. Por ejemplo, a partir de 2003, la base de datos del SNITT (http://www.snitt.org.mx/ss_agricola.php) ha registrado 108 proyectos en ornamentales, con una inversión cercana a las 34 millones de pesos. Sin embargo, estas bases de datos, no incluyen el registro de otros temas como los citados en la Figura 1, por lo que el análisis de esta información puede considerarse parcial.

Pese a estos avances en el intercambio de saberes a escala nacional e internacional, la generación de conocimiento científico plasmado en publicaciones y artículos de alto impacto es aun precaria, pues en los últimos tres años (20102012) únicamente se pueden ubicar 33 artículos citados en fuentes internacionales (Scopus: http://www.scopus.com/ results; REDALYC: http://www.redalyc.org/). Dentro de éstas, destacan las publicadas por Pérez-Serrano et al., (2010), Ramírez-Hernández et al., (2011), Ramírez-Hernández et al., (2012), Juárez-Sánchez y Ramírez-Valverde (2012) y García-Albarado (2012). Esta situación también repercute en la deficiente generación de indicadores de invención. Por ejemplo, de las 18 785 solicitudes de registro recibidas en el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI) en 2011, sólo 3 494 fueron de mexicanos, y de ellas, escasas 10 se relaciona con la actividad promotora del paisajismo y el turismo rural (IMPI, 2012).

Si se logra concretar la propuesta de la nueva administración federal (2012-2018) relacionada con el incremento de las inversiones en CTI hasta alcanzar 1% en 2018, se abren las posibilidades para retener y repatriar a los cerca de 40 mil nuevos científicos(as) que actualmente se encuentran cursando algún programa de postgrado en el país o en el extranjero, lo cual duplicaría el número de investigadores(as) en el mediano plazo, con la consecuente repercusión en la producción científica, el desarrollo tecnológico y la innovación que el país requiere, y en específico en las áreas de paisaje y turismo rural.

En términos globales, el crecimiento del potencial científico de México ha sido constante y ejemplar. Actualmente se dispone de grupos de investigación de clase mundial en un buen número de disciplinas científicas, que abarcan las ciencias exactas, las naturales, las sociales y las humanidades. Se cuenta con una comunidad científica que participa en los círculos de conocimiento internacionales y ha hecho aportaciones significativas. En términos de canalización de esfuerzos institucionales para concretar programas de formación de recursos humanos en estas temáticas, destacan las acciones emprendidas por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), Centro Metropolitano de Arquitectura Sustentable (CMAS), Federación Mexicana de Jardinería (FMJ), Universidad La Salle (ULS), Instituto de Cultura de Morelos (ICM), Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM), Colegio de Postgraduados (COLPOS), Instituto Politécnico Nacional (IPN), Universidad Iberoamericana (UI), y la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (UASLP).

Para lograr consolidad estas iniciativas, se requiere no solo aumentar la inversión, sino también identificar los objetivos puntuales (sectoriales y regionales) que permitan enfocar los esfuerzos, desarrollar las estrategias operativas, establecer los planes a corto, mediano y largo plazos (acordes con los planes de inversión), formar los recursos humanos necesarios y competentes, establecer una vinculación efectiva y productiva entre las universidades y las empresas, resolver los impedimentos de gobernanza que muestra el actual sistema de CTI para facilitar la coordinación entre sectores y regiones, y solucionar la problemática normativa, sobre todo en el medio académico, que dificulta la vinculación entre las universidades y las empresas, por mencionar sólo algunas acciones (FCCyT, 2012).

 

Oportunidades y desafíos para impulsar innovaciones en materia de paisaje y turismo rural

Las fortalezas que presenta el país respecto a la diversidad biológica y cultural, aunado a una importante plataforma legal que impulsa la investigación científica, el desarrollo tecnológico y la innovación a través de instrumentos como la LCyT, el Programa Especial de Ciencia Tecnología e Innovación y el PNI, así como en la significativa superficie rural y el número de habitantes en ella, sustentan grandes oportunidades para hacer del paisajismo y turismo rural dos elementos detonadores del desarrollo sustentable de ejidos y comunidades agrarias tendientes a diversificar la producción agrícola y generar indicadores alternativos que mejoren la calidad de vida de sus pobladores.

La importancia de los ejidos y las comunidades rurales radica en el hecho de que poseen más de la mitad de la superficie del país. En específico, del total del territorio nacional, conformado por 1 972 550 km2, la propiedad social (ejidos y comunidades rurales), que congrega 54% del territorio nacional, está representada por más de 29 mil ejidos (84% de la superficie de propiedad social) y 2 00 comunidades (16% de la propiedad social); la propiedad privada integra 36% de la superficie del país; los terrenos nacionales 4%; las colonias agrícolas comprenden 2 y 4% restante son zonas urbanas y de otros usos (Robles-Berlanga, 2010).

Dada la carencia de una planta académica y científica suficiente, en México existe la necesidad de atender la demanda de formación de recursos humanos a nivel de postgrado, que contribuya en la solución de problemas en las actividades económicas y ambientales que enfrentan los habitantes del medio rural del país y aprovechar las oportunidades que ofrece, donde el turismo rural se ha venido posicionando en los últimos veinte años como una actividad generadora de riqueza y de empleos, en tanto que paisaje ofrece la oportunidad de darle un uso alternativo al enfoque productivista por exclusividad, incluyendo los servicios ambientales y la recreación, considerando siempre los intereses y aportes de las comunidades locales.

Por otro lado, gran parte del sector rural de México vive en condiciones de pobreza, marginación y bajos índices de desarrollo humano, a pesar de la contrastante abundancia en recursos naturales que los rodea. Persiste un deterioro y agotamiento de los recursos, así como una pérdida de identidad cultural asociada al predominio del enfoque globalizador del desarrollo, que genera inequidad en términos de distribución de la riqueza entre el medio. Las actuales perspectivas del turismo rural contemplan su oferta en entornos agrarios, donde se pueden brindar opciones que permitan aprovechar las fortalezas y oportunidades locales de las comunidades campesinas e indígenas.

Para consolidar estas actividades es necesario generar equipos de trabajo interdisciplinarios que aporten conocimientos, tecnologías e innovaciones, así como integrar a actores externos a la academia, incluyendo al gobierno en sus diferentes órdenes, a las empresas y a los productores rurales, a través de estrategias transdisciplinarias para generar negocios y autoempleo local, con la participación incluyente de sus habitantes.

Si bien las dependencias federales de educación pública, salud y medio ambiente tienen un impacto significativo en el desarrollo rural, otras secretarías como la de economía, transportes y comunicaciones, hacienda, turismo, trabajo y energía ofrecen pocos apoyos a los espacios rurales. El involucramiento de estas secretarías en las áreas rurales podría contribuir significativamente al fortalecimiento de la economía local a través de la promoción de pequeñas y medianas empresas, el desarrollo del sector financiero rural y el mejoramiento de la infraestructura. Asimismo, contribuiría a la diversificación de las áreas rurales facilitando la expansión de sectores específicos con oportunidades como el de turismo en sus diferentes vertientes en la ruralidad nacional (OCDE, 2007).

De acuerdo con el INTUR (http://turismoruralnacional.org.mx/wp/), en el caso específico de la promoción de la actividad turística, la Secretaría de Turismo, debiera incluir en sus planes y programas al turismo rural en el que se ofrezcan paquetes para ecoturismo, turismo artesanal, de aventura, del deporte de montaña, de paisaje y naturaleza, gastronómico, religioso, cultural e histórico, entre otras vertientes, en coordinación con otras dependencias como la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT) a través de la Comisión Nacional Forestal, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) a través de la Financiera Rural y la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), a fin de integrar programas y trabajar de forma transversal, de manera que los recursos destinados al apoyo de la actividad turística rural se canalicen de manera más eficiente y se ofrezcan productos de mejor calidad.

En el medio rural, se requiere promover la formación de empresas integradas a un producto, en donde se coordinen los servicios de fondas, cabañas, artesanías, talleres para la elaboración de productos locales, agroindustrias y seguridad brindada por los propios productores en las rutas de interés, bajo el auspicio de una misma marca y empresa social. En éste enfoque, también se pueden integrar servicios de temazcales, medicina naturista y alternativa, ferias tradicionales locales, talleres de artesanía y recorridos por ruinas restauradas o parajes naturales.

En este aspecto, no sólo es necesario estudiar las comunidades y sus potencialidades, sino que una vez teniendo los hallazgos y descubrimientos necesarios, se generen las innovaciones a nivel tecnológico, organizacional, comercial y gerencial que se requieran a fin de impulsar progreso social. De igual forma serán prioritarios los proyectos que se propongan lograr un uso racional, más eficiente y sustentable de los recursos naturales, las asociaciones cuyo propósito sea la creación y funcionamiento de redes científicas y tecnológicas, así como los proyectos para la vinculación entre la investigación científica y tecnológica con los sectores productivos y de servicios que incidan en la mejora de la productividad y la competitividad de la industria turística nacional.

Para concretar estas directrices es necesario concatenar el turismo rural al aprovechamiento sostenible del paisaje y la biodiversidad, desde la formación de talento humano con un sentido de pertenencia y actitud asertiva que atienda las restricciones y problemas tanto regionales como nacionales; disminuir los índices de marginación, pobreza e incrementar el de desarrollo humano, desde el principio de la generación y diferenciación de actividades económicas no agropecuarias y de alto valor agregado; estudiar las restricciones y problemáticas en el contexto nacional y regional en forma analítica y sistémica con una visión holística, posicionando al paisaje y la biodiversidad como palancas del turismo rural que genere empleos y satisfactores para sus poseedores; promover diversificación y la agregación de valor a productos no tradicionales y servicios de alta especialidad; fortalecer el uso y conservación de la biodiversidad; opinar en la promulgación de políticas públicas orientadas al turismo rural; así como posicionar rutas turísticas rurales locales que promuevan la valoración de lo local y la conservación de los recursos naturales.

Aunque México es el país con mayor población en zonas rules dentro de la OCDE, esta población ha ido reduciéndose tanto en términos absolutos como relativos en los últimos años, como resultado de dos efectos combinados: las menores tasas de fertilidad, que ha disminuido significativamente la tasa de dependencia de niños y adultos mayores; y la migración de jóvenes a ciudades medianas y al extranjero, que a su vez ha traído múltiples efectos económicos y sociales, incluyendo la feminización de la población rural, un aumento en la tasa de dependencia de adultos mayores y una fuerte dependencia de las remesas como fuente de ingreso (OCDE, 2007).

Estas son algunas de las condiciones que hay que considerar para el impulso del paisajismo y el turismo rural. Por ejemplo, es posible presentar proyectos de este tipo a las asociaciones de migrantes mexicanos en otros países, a fin de obtener financiamiento para las etapas iniciales de nuevos emprendedores rurales arraigados, de manera que el proceso sea gestado en las localidades y los ingresos se queden allí, generando mayor riqueza y bienestar.

En el ámbito económico, además de fortalecer el emprendimiento y la generación de ideas innovadoras que se plasmen en proyectos concretos de desarrollo local, se requiere facilitar el financiamiento proveniente de fuentes diversas. En éste sentido, es recomendable analizar los diferentes apoyos que ofrecen secretarías como la de economía (http://www.economia.gob.mx/), bajo el concepto de empresa integradora, esto con el apoyo y acompañamiento de expertos de instituciones científicas, para el desarrollo de capacidades que logren el desarrollo humano pleno de los habitantes del campo.

Si bien en México los problemas son vastos, y se requieren esfuerzos extraordinarios por satisfacer las necesidades básicas de más de la mitad de la población que vive en pobreza, relacionadas éstas con alimentación, salud, educación y esparcimiento, es necesario también trabajar en el combate y la prevención de otros flagelos que acentúan la problemática y que tienen que ver con cambio climático, contaminación ambiental, carencia de empleos bien remunerados, corrupción, inseguridad y crimen organizado. Sólo con un ahínco considerable de gobierno, sociedad y empresas, y con el apoyo de la comunidad científica del país, será posible superar estos obstáculos y gestar desarrollo sustentable que genere bienestar y paz social. Ciencia, tecnología e innovación tienen mucho que aportar en este sentido.

 

Conclusiones

El nuevo paradigma que impulse la investigación científica, el desarrollo tecnológico y la innovación tendientes a robustecer la generación y aplicación del conocimiento en paisaje y del turismo rural, debe considerar potencialidades y también limitantes. Por ejemplo, el cambio climático global es el reto mayor que ha enfrentado el género humano en la actualidad, y representa una señal de alerta del descuido del ambiente que requiere plazos insoslayables para su atención a través de diferentes estrategias y acciones. En adelante, el desarrollo de los países requiere además un componente "verde" y "social"; es decir, un cuidado del ambiente que considere la inclusión de las comunidades locales en la planeación del desarrollo y de sus capacidades.

En general, los temas de paisaje y turismo rural están sustentados en el trabajo de no más de 350 investigadores(as) a nivel nacional y poco más de 10 instituciones, cuando de acuerdo a las proporciones que reportan los países de la OCDE, se requerirían alrededor de 35 mil científicos(as), lo cual representa uno de los mayores retos para el sector y también una de las mayores debilidades. Pese a ello, se ha podido avanzar en la organización de congresos, las publicaciones científicas y la generación de estrategias que han permitido organizar a algunas comunidades para que ofrezcan estos servicios bajo enfoques sustentables e incluyentes.

Las estrategias académicas actuales proponen un trabajo colaborativo entre las clases civil, política, científica y empresarial para redefinir y reinterpretar las ideas de progreso y desarrollo, considerando en todo momento principios de justicia social y a una más equitativa distribución de la riqueza. En términos de compromisos que debe asumir la comunidad científica se encuentran su responsabilidad social y trabajo colectivo para la generación de nuevos conocimientos pertinentes. De igual forma, las empresas deben buscar los cimientos de su competitividad, no a través de la importación de tecnologías extranjeras, sino en el desarrollo de capacidades propias por medio de colaboraciones con la comunidad académica y científica del país.

Además del desafío que representa el cambio climático, ésta es una época particularmente incierta para México, caracterizada por crisis en términos de seguridad, de abasto de alimentos, de energía y de valores, por lo que las contribuciones de los participantes definen guías sobre acciones a seguir. Valgan los datos y las reflexiones aquí presentadas para motivar e inspirar a los responsables de impulsar ciencia, tecnología e innovación en beneficio del campo, y en específico de la ciencia del paisaje y del turismo rural que generen bienestar y sustentabilidad.

 

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