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Revista mexicana de ciencias agrícolas

versión impresa ISSN 2007-0934

Rev. Mex. Cienc. Agríc vol.4 no.8 Texcoco nov./dic. 2013

 

Ensayos

 

La agroecología como una alternativa de seguridad alimentaria para las comunidades indígenas*

 

Agro-ecology as an alternative food security for indigenous communities

 

Miguel Angel Sámano Rentería1§

 

1Universidad Autónoma Chapingo (UACh), Departamento de Sociología Rural. Carretera México-Texcoco, km 38.5. C. P. 56230, Chapingo, Estado de México. §Autor para correspondencia: misamano@hotmail.com.

 

* Recibido: octubre de 2012
Aceptado: abril de 2013

 

Resumen

La economía mundial está enfrentando una crisis financiera a nivel global, el modelo de acumulación de capital muestra signos de agotamiento. Esto ha repercutido en el incremento de los precios de los alimentos - entre abril de 2007 y abril de 2008 los precios internacionales de los alimentos subieron 54%; los principales se dieron en los cereales (92%) y los aceites (84%). (FAO, FAOSTAT, índice de precios de los alimentos, Gómez, 2008)- y el número de pobres ha aumentado, a tal grado que en 2010 se considera que mil millones de personas pueden tener hambre en el mundo-. La FAO estimó que la cantidad de personas con nutrición insuficiente en 2008 podía haber llegado a 915 millones y superará los 1 000 millones en 2009. (ONU, Objetivos del Milenio, Informe 2010)-. El derecho a la alimentación es un derecho humano primordial, y se deben buscar alternativas para eliminar el flagelo del hambre.

La agricultura convencional apuesta por la tercera ola de la revolución verde para aumentar la producción de alimentos en el mundo, con la aplicación de la biotecnología y el uso de transgénicos, aunque hasta la fecha no se ha demostrado que estos organismos genéticamente modificados, puedan traer o no consecuencias en la alimentación de los seres humanos. Detrás de ésta nueva revolución verde estas los grandes monopolios productores de semillas, agroquímicos y maquinaria agrícola, para obtener ganancias por la transferencia de tecnología, que haría dependientes a muchos productores agrícolas de esta "nueva tecnología", teniendo que pagar regalías a las productoras de semillas transgénicas como es Monsanto, Cargill, y otras, que han incursionado en este ámbito de la ingeniería transgénica.

Ante la crisis del neoliberalismo y la agudización de la crisis alimentaria que padecen varios países del mundo, por el cambio climático, es necesario impulsar un modelo de agricultura realmente sustentable que permita la supervivencia de los campesinos y los indígenas, ya que el modelo de agricultura convencional tecnificada ha demostrado no ser sustentable, por la gran cantidad de insumos que requiere para producir alimentos.

En este ensayo se analiza que la agroecología es una alternativa para los campesinos y los pueblos indígenas y sus comunidades. Es una forma de resiliencia ante la modernidad globalizadora, que trata de desaparecerlos y exterminarlos. Pero estos sujetos sociales, que para algunos estudiosos del medio rural son como un actor social en extinción, se resisten a desaparecer y buscan alternativas junto con algunos intelectuales que apuestan por la vía campesina e indígena de producción, basados en los conocimientos sistematizados por la ciencia de la agroecología.

 

Abstract

The world economy is facing a global financial crisis; the capital accumulation model shows signs of exhaustion. This has resulted in the increase in food prices between April, 2007 and April, 2008; international food prices rose 54% in the main cereals (92%) and oil (84%). (FAO, FAOSTAT, index of food prices, Gómez, 2008) and the number of poor people has increased to such an extent that in 2010 it is considered that in the world, one billion people are hungry. FAO estimated that, the number of undernourished people in 2008 could have reached 915 million and will exceed 1000 million in 2009. (Un Millennium Goals Report 2010). The right to have food is a fundamental human right, and should seek alternatives to eliminate the scourge of hunger.

Conventional agriculture is committed to the third wave of the Green Revolution to increase food production in the world, with the application of biotechnology and the use of GMOs, although up to this date there is no evidence that these genetically modified organisms, may bring or no effect on the feeding of humans. Behind this new green revolution these big monopolies producing seed, chemical and agricultural machinery, to profit from the transfer of technology that would make farmers dependent many of this "new technology", having to pay royalties to the producers of Monsanto GM seeds as Cargill, and others that have ventured into this area of transgenic engineering.

Given the crisis of neoliberalism and the worsening food crisis suffered several countries of the world, climate change is necessary to promote a truly sustainable agriculture model that allows the survival of indigenous peasants and, since the agricultural model of conventional tech has proven to be sustainable, the large number of inputs required to produce food.

In this essay we analyze that agro-ecology is indeed an alternative for the farmers and indigenous peoples and their communities. It is a resilience dealing way facing the globalizing modernity that wants to exterminate and disappear them. But these social subjects, which for some scholars of the rural area are a social actor in extinction, are resisting to disappear and look for alternatives along with some intellectuals who bet for the via of the peasant and indigenous production, based on systematic knowledge in science of agro-ecology.

 

Los fundamentos de la agroecología

La agroecología desde sus orígenes es de esencia campesina, ya que parte de una relación armoniosa con el medio ambiente, y su objetivo primordial es la producción de alimentos para mantener a la familia. Pero ¿de dónde viene la agroecología como nuevo paradigma de producción agrícola sustentable? Considero que viene de los estudios campesinos; es decir, de la sociología rural, entre otras ciencias, como lo apunta Sevilla (2006), en su libro titulado: "De la Sociología Rural a la Agroecología".

Sevilla parte de la crítica el modo de producción industrial, que depreda los recursos naturales, entonces para buscar una alternativa, se debe intentar la interdisciplinariedad de las ciencias sociales y las ciencias naturales, apoyados en los conocimientos y saberes campesinos e indígenas para enfrentar los problemas de la sustentabilidad y trascender a la transdisciplinariedad, combinando los diferentes conocimientos, tanto tradicionales como científicos, para resolver los problemas ambientales y manejar ecológicamente los recursos naturales, y esto sería la agroecología (Sevilla,2006).

Para Sevilla la agroecología tiene tres dimensiones: 1) una ecológica técnico-agronómica; 2) una socioeconómica y cultural; y 3) una sociopolítica. La primera tiene que ver con los aspectos propiamente técnicos, ya que la agroecología contempla a los recursos naturales desde una visión sistémica, partiendo del análisis de los agroecosistemas y sus interrelaciones, donde intervienen hombre para modificar su entorno aprovechando los recursos y al mismo tiempo conservándolos para producir alimentos (Sevilla, 2006).

La segunda dimensión, tiene que ver con el principio de la agroecología que "se basa en el descubrimiento, la sistematización, análisis y potenciación de los elementos de resistencia locales frente al proceso de modernización, para, a través de ellos, diseñar, la forma participativa, estrategias de desarrollo definidas a partir de la propia identidad local del etnoagroecosistema concreto en que inserten" (Sevilla, 2006). Esto implica el impulso del desarrollo endógeno para el manejo ecológico de los recursos naturales, como una forma de resistencia ante la modernidad.

La tercera dimensión de la agroecología es la sociopolítica, tiene que ver con una respuesta a la lógica neoliberal y la globalización económica, así como la ciencia convencional, en busca de un desarrollo sustentable, donde la lucha por la autonomía de los pueblos indígenas y campesinos, abren una perspectiva al orden mundial (Sevilla, 2006).

En síntesis la agroecología sería una agricultura alternativa contra la dominante que responde a los intereses del capital y por lo tanto se trata de un paradigma que pone al centro al ser humano, a la agricultura, a los recursos naturales y la alimentación como algo primordial para lograr la supervivencia de los campesinos, los indígenas y de todos los humanos en el planeta, y esto es lo que se debe entender por sustentabilidad de poder sobrevivir en armonía con los recursos naturales y no destruyéndolos o transformándolos en bioenergía, como se pretende con los biocombustibles.

González (2008), cuando señala: "la agroecología en tanto es una estrategia para la producción con criterios ecológicos que promueve la conservación de los agroecosistemas en el largo plazo, es al mismo tiempo, es un proceso social inserto en las luchas de cada comunidad por la apropiación de los recursos y de su riqueza".

Entre los fundamentos que podemos resaltar de a la agroecología están el que reduce el consumo de agroquímicos, conserva el material genético y el proceso productivo depende del campesino. El primero atenta contra el mercado agroindustrial, el segundo va contra las productoras de semillas transgénicas y el tercero tiene una lógica de clase (Holt-Gimenez, 2010).

Desde una visión más agronómica pero relacionada con el desarrollo retomamos la definición que da Navarro (2009): "la agroecología es una ciencia emergente de la sinergia de las ciencias ecológicas y agronómicas, con fundamentos sintéticos para conocer explicar y desarrollar los sistemas de producción históricamente determinados, en su diversidad cultural, económica y ecológica" Toledo (2010).

Entonces la agroecología es una alternativa ante la crisis económica y el cambio climático mundial, que está a favor de un desarrollo sustentable humano y equilibrado.

Hacia una visión integral de la agricultura familiar desde la agroecología

Los campesinos y los indígenas mesoamericanos practican el sistema de la milpa, que es la combinación de diferentes cultivos alimenticios en la parcela, entre ellos el maíz, el frijol, la calabaza y algún tubérculo. En la milpa el cultivo más importante que alimenta a la familia campesina e indígena es el maíz. México es país de origen del maíz, en donde encontramos 59 razas de diferentes colores y características que han adaptado a lo largo de territorio mesoamericano los miles de campesinos e indígenas de los 62 pueblos originarios que aun viven en el territorio mexicano (Boege, 2007, citado por Rodríguez, 2011).

Una de las estrategias de la agroecología es el fortalecimiento de los agroecosistemas campesinos que se basan en la milpa, y como señala Rodríguez (2011): "en torno al maíz giran no sólo el maíz y sus plantas asociadas, sino también el manejo y la organización del espacio rural y la cosmovisión, fuente de riqueza cultural enorme y actual, viva y en proceso de fortalecimiento".

La agricultura campesina e indígena también contempla la producción pecuaria de traspatio; es decir, la crianza de pequeños animales en los patios de los productores que pueden servir de alimento para completar la dieta de los campesinos e indígenas. En América Latina con la llegada de los españoles llegó el ganado menor que se le permitió tener a los indígenas. Es así que domesticaron al pollo y las gallinas, los borregos, los cerdos, las cabras y chivos, que les permitieron obtener algunos productos e incorporar la carne de estos animales a su dieta alimenticia. Desde una visión agroecológica se deben aprovechar las heces de estos animales para hacer composta e incorporar materia orgánica en la parcela campesina para incrementar los rendimientos agrícolas.

Otro elemento importante a considerar es el huerto familiar, que es atendido principalmente por las mujeres campesinas e indígenas. En el huerto familiar podemos encontrar desde plantas e ornato, como flores, hasta plantas medicinales que son importantes en la vida cotidiana de los campesinos e indígenas para defenderse de algunas enfermedades comunes. Esta es una tradición campesina y de los indígenas de tener a la mano una serie de plantas útiles, para diferentes usos, sin tener que ir a buscarlos en el monte, además es parte de otra de las actividades complementarias de la agricultura campesina familiar, que es la recolección de plantas, hongos e insectos, que son benéficos.

Sin duda un elemento importante dentro de la agricultura campesina indígena son los "saberes" y conocimientos que tienen los campesinos sobre su agricultura, que tienen diferentes formas de denominarlos, como señala González (2008): "...desde conocimiento tradicional, saberes autóctonos, conocimientos campesinos, habilidad autóctona, etnociencia, conocimiento local o autóctono, conocimiento indígena, conocimiento popular, sistema de saber indígena, conocimiento ecológico tradicional, o bien simplemente como conocimientos, como saberes y como saberes agrícolas tradicionales".

Todo lo anterior tiene que ver con el concepto de multifuncionalidad de la agricultura familiar, que es un elemento central que debe contemplar la agroecología. Para Morales (2011), la multifuncionalidad de la agricultura tiene que ver con la producción de gran cantidad de alimentos y generar trabajo a los campesinos e indígenas, y hace aportes a las sociedades urbanas e industriales; además debe jugar un papel importante en las políticas públicas para lograr un desarrollo rural sustentable.

Sin embargo la multifuncionalidad tiene que ver también con una visión integral de la agricultura campesina e indígena, como una forma de vida en la cual el productor puede generar su propio alimento y ser autosuficiente y aun producir un excedente para el mercado con alimentos sanos y naturales. A diferencia la agricultura convencional que ofrece productos de una aparente calidad, pero producidos bajo un sistema industrial destinada al consumo masivo de alimentos, donde estos pierden el sabor natural y se convierten en productos simplemente de consumo, y muchos de ellos son transgénicos.

La multifuncionalidad de la agricultura familiar tienen que ver, como dice Morales (2011) con: "la seguridad y la autosuficiencia, que atienden a la soberanía alimentaría; las prácticas agroecológicas y la conservación de los recursos naturales, que atañen a la sustentabilidad agropecuaria, y la atención a la cultura, la autogestión y la participación local, que dan cuenta de la dimensión endógena del desarrollo". La agroecología puede jugar un papel preponderante en la conservación de los recursos, de la agricultura tradicional, local y familiar, en el rescate de los saberes campesinos que aunados a los conocimientos modernos de la ecología, puede promover un tipo de agricultura adecuada ambientalmente y productiva social y económicamente (Morales, 2011).

Dentro de esta concepción integral de la agroecología no se debe perder de vista que el actor social central de la agricultura familiar multidimensional es campesino y el indígena. Por lo tanto los campesinos y los indígenas son los protagonistas para poner en práctica la agroecología, como ciencia aplicada a los procesos agropecuarios. Es decir, la agroecología es compatible con la agricultura campesina e indígena y no se debe pretender que se convierta en un sistema intensivo de producción agrícola, sino por el contrario, se trata de volver a lo pequeño, a la comunidad para que la agroecología arraigue, y sea una alternativa para los pequeños productores campesinos e indígenas y sus comunidades.

Los actores sociales que tienen que ver con la agroecología no se reducen a los campesinos e indígenas, sino a todos los actores que están convencidos que esta es una alternativa ante la agricultura convencional, aquí participan organizaciones y movimientos neorurales, organismos no gubernamentales, universidades, centros de investigación, asesores técnicos, que tratan dar respuesta a las necesidades y demandas los habitantes del medio rural mediante estrategias y experiencias agroecológicas (Morales, 2011).

Los campesinos e indígenas mantienen relación estrecha con sus recursos naturales, y los conciben no sólo como materia prima para la producción agrícola, tienen una forma de concebirlos y nombrarlos y es una visión diferente a la de los técnicos. Entender esta relación es un primer paso para entender la tecnología y comprender el manejo de los recursos naturales que hacen los campesinos e indígenas (González, 2008).

Queda claro que la agroecología debe tener una visión integral de todos los factores que influyen en la producción agropecuaria a nivel familiar y comunitario, ya que muchas prácticas tradicionales tienen que ver con los saberes y conocimientos campesinos e indígenas, son parte de su tradición, y de su cultura. La agricultura familiar es multifuncional puede, como una estrategia, enfrentar al modelo de mercado, mediante una agricultura alternativa y sustentable, logrando la seguridad alimentaria.

Como puntualiza Calderón (2010): "algunas prácticas para el provechamiento sustentable de los recursos naturales y la soberanía alimentaria, que se logran con la ciencia campesina, armónicamente aplicada con los principios agroecológicos de las ciencias agrícolas, la biología, la química y otras disciplinas formales.".

Como hacer de la agroecología una estrategia de seguridad alimentaria

La agroecología sea tomada como una estrategia a seguir en un futuro. Para esto es necesario que se combinen varios aspectos, entre ellos el convencer a los campesinos e indígenas que la agroecología es la mejor opción de producción agrícola, en los momentos actuales y futuros. Es importante que se involucren una serie de instancias que estén dispuestas a dar talleres y la capacitación necesaria a los productores agrícolas, que así lo requieran. Además las políticas públicas, en cuanto al desarrollo rural, se deben reorientar a impulsar la agroecología como una estrategia de seguridad alimentaria.

Estamos de acuerdo con Suárez (2005) que las políticas públicas se deben dirigir a lograr la soberanía alimentaria y el desarrollo rural con los campesinos e indígenas. Si una de las características de las políticas públicas estas deben: a) ser un conjunto de decisiones y acciones gubernamentales; b) tener un fundamento legal; c) contar con un apoyo político; d) ser viables administrativamente; y e) ser racionales, técnica y económicamente. El fin de las políticas públicas es el de resolver problemas públicos.

El problema es que en México y en otros países en vías de desarrollo es que las políticas públicas están orientadas a fomentar la agricultura comercial de agroexportación, y han abandonado el sector campesino e indígena a su suerte. Esto ha tenido como consecuencia el incremento de la importación de productos básicos para la alimentación como es el caso de los granos. En México ha aumentado la importación de maíz y frijol a partir de la entrada del modelo neoliberal, y se ha agudizado con la puesta en vigor el Tratado de Libre Comercio con América del Norte (TLCAN). Esto ha derivado en una crisis alimentaria, que tiene relación con la crisis de producción de alimentos a nivel internacional, pero se debe fundamentalmente a una errática política pública que ha descuidado al sector agropecuario, como una rama económica estratégica de desarrollo.

La seguridad y la soberanía alimentaria es una cuestión primordial que debe ser atendida por el gobierno de cualquier país. La agricultura campesina hace un aporte importante en la producción de alimentos, como señala Rubio (2011): "... la pequeña producción agrícola en el valor de la producción sectorial en 2007 fue de 38% en Brasil; 39% en México; 41% en Colombia; 45% en Ecuador; 67% en Nicaragua; y 27% en Chile. En cuanto al empleo sectorial, la economía campesina contribuye con 77% en Brasil; y 57% en Chile y Colombia, según datos de FAO".

El concepto de "extensión rural agroecológica", en Brasil, responde a los aspectos políticos del desarrollo rural, para atender a los sujetos sociales, que realizarán las acciones para llevarla a cabo. Francisco Caporal y Costabeber (2011). Apuntan: "La adopción de este concepto puede contribuir a fortalecer los procesos de resistencia que caracterizan las luchas históricas de los agricultores familiares y campesinos, ante la amenaza del desarrollo capitalista del campo."

Con la creación del Ministerio de Desarrollo Agrario (MDA) de Brasil a partir de 2003 se hizo cargo de la Asistencia Técnica y Extensión Rural, la cual ha desaparecido en otros países de América Latina, por considerarla improductiva. El MDA tiene una Secretaria de Agricultura Familiar (SAF) que con un grupo de técnicos promovió la creación de una política nacional, dentro de un proceso democrático donde participaron prestadores de servicios de extensión rural, gubernamentales y no gubernamentales, creando el Departamento de Asistencia Técnica y Extensión Rural (DATER) que depende de la SAF, y lleva a cabo la nuevas política nacional de asistir a la agricultura familiar (Caporal y Costabeber, 2011).

Una propuesta sería que otros países en vías de desarrollo deberían seguir el ejemplo de la política de asistencia técnica y extensión rural brasileña, para impulsar a la agricultura familiar campesina e indígena con un enfoque agroecológico, ya que esta experiencia está dando buenos resultados en cuanto a lograr la soberanía y la seguridad alimentaria de un país tan grande como Brasil. Lo principal de esta política es la formación de agentes y la socialización de conocimientos, para transferir a los campesinos los nuevos paradigmas de la agricultura sustentable, como es la agroecología (Caporal y Costabeber, 2011).

La participación de los campesinos y los indígenas en la agroecología:

Como involucrar a los principales actores sociales en los procesos de reconversión o de transición de la agricultura tradicional hacia la agroecología, pues no hay otro camino más que con la participación de los productores campesinos, indígenas y sus comunidades, en un proceso de revaloración de sus propios saberes y conocimientos y su aplicación en la agricultura. Aquí la participación de los promotores agroecológicos es muy importante, porque ellos deben ayudar a sistematizar estos conocimientos y darles otros a los campesinos, para que realicen prácticas agroecológicas, que repercutan en un mejoramiento de sus procesos productivos y sus rendimientos.

Se debe tomar en cuenta que en la agricultura familiar campesina indígena hay una división del trabajo entre hombre y mujeres. Por lo general los hombres se encargan el trabajo en la parcela, van a las asambleas de la comunidad, también van a la ciudad a arreglar asuntos administrativos y se encargan de la venta de productos y animales. Las mujeres se encargan de todas las actividades de la casa y el solar, como es hacer las labores domésticas, preparar la comida, atender a los hijos, además del ganado de traspatio y el huerto familiar, y a veces a realizan alguna artesanía, en su tiempo libre, como un complemento del ingreso familiar (González, 2008).

Lo anterior tiene que ver con el manejo de los "saberes" y el aprendizaje de nuevas cosas. A veces es difícil conjuntar a hombre y mujeres en los talleres de participación aprendizaje, pero se debe promover la participación de ambos y de toda la comunidad.

Uno de los métodos que se han extendido para construir saberes agroecológicos es la metodología de Campesino a Campesino, que parte de la Educación Popular que tiene sus propios soporte de enseñanza en las Unidades de Producción Familiar (UPF). Esta herramienta metodológica permite la participación activa de hombres y mujeres, "desde el inicio del mismo proceso en las comunidades" (Martínez et al, 2010).

Lo más interesante de esta metodología es que los campesinos más experimentados enseñan a otros campesinos que desconocen ciertas técnicas. La forma de enseñar es muchas veces haciendo las cosas el instructor y al mismo tiempo explicando al otro campesino porque lo tiene que hacer de esa manera. Las otras herramientas sirven para reforzar los conocimientos adquiridos o introducirlos a temas que son más complejos de entender. Esta metodología ha derivado en la creación de escuelas de campo y de experimentación para agricultores (ECEA), como es el caso de México.

Como señala Jarquín (2010): "las escuelas de campo y experimentación para agricultores son un modelo de formación de cuadros técnicos locales a los que se les denomina "educadores campesinos o "promotores", quienes a su vez, en sus localidades, forman a sus compañeros productores. El modelo teórico ECEA incluye un componente de formación y otro de experimentación, ambos complementarios e incluyentes".

El papel de las instituciones públicas y las asociaciones internacionales

Indudablemente la agroecología no se puede convertir en un nuevo paradigma si no se impulsa desde las instituciones públicas, entre ellas las universidades, como generadoras de nuevos conocimientos y difusoras de nuevos paradigmas. También el papel de organismos internacionales y la conformación de redes a nivel mundial pueden contribuir a que se reconvierta la agricultura a nivel mundial, transformando la convencional, que se está practicando actualmente empleando demasiados insumos.

En el caso de México algunas universidades, como la nuestra, la Universidad Autónoma Chapingo (UACH), se han creado los programas académicos para enseñar desde las ciencias agronómicas el nuevo paradigma de la Agroecología. También se han creado institutos y centros de investigación relacionados con la agroecología. No menos importante es la creación de una maestría y un doctorado en Agroecología en la Universidad de Córdoba y la Universidad Internacional de Andalucía, España y en otros países de América Latina.

El problema es que este nuevo paradigma de la agroecología no ha sido adoptado por todas las naciones latinoamericanas y mucho menos a nivel mundial, como sería el caso del paradigma del desarrollo sustentable, concepto que se ha pervertido en el sentido de que no hay una política real a nivel mundial para lograrlo, sobre todo por el incumplimiento de las grandes potencias para acatar una serie de medidas a favor de tener un ambiente sano, para todos los seres humanos del planeta.

Un ejemplo muy claro es la promoción de la agricultura transgénica, que atenta contra la diversidad biológica y los cultivos de origen, como es el caso del maíz en México, en donde se pretende acabar con los maíces criollos de los campesinos, para imponer las semillas transgénicas de las transnacionales, junto con el paquete tecnológico que esto implica, para hacer depender a los agricultores de esta nueva tecnología. De esta política se encarga en nuestro país actualmente el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT). Con el anuncio del nuevo programa para el campo mexicano "MasAgro"- éste programa contempla el impulso de una agricultura sustentable, basada en un paquete tecnológico desarrollado por el CIMMYT, conocido como agricultura de conservación, que fue presentado en abril de 2011, por el presidente Felipe Calderón, el Secretario de Agricultura y Director del CIMMYT-México, con el fin de aumentar los rendimientos de los granos básicos, para incrementar la producción de alimentos. Lo cual se realizó ignorando a las instituciones nacionales que están ligadas a la investigación agrícola, como es el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP), en donde hay investigadores(as) nacionalistas que se oponen a siembra de los transgénicos en nuestro país, sobre todo de maíz genéticamente modificado.

La Secretaría de Agricultura Ganadería, Pesca y Alimentación (SAGARPA), debería apoyar a las instituciones nacionales de investigación agrícola e implementar junto con ellas un programa de fortalecimiento de la agricultura campesina e indígena, desde una visión agroecológica, donde se rescaten los saberes campesinos y se apliquen los principios de la sustentabilidad, prohibiendo la siembra de transgénicos en nuestro país.

Como alcanzar un desarrollo sustentable y lograr el "buen vivir" indígena

Los movimientos campesinos e indígenas pueden ser los promotores de un cambio. Así tenemos el Movimiento Internacional de Vía Campesina, que integraa 69 organizaciones en los cinco continentes y de 37 países, este movimiento propone a la agricultura campesina como alternativa de desarrollo rural, ha difundido discursos y prácticas de soberanía alimentaria y redes agroecológicas (Morales, 2011).

Hay otro tipo de movimientos llamados genéricamente como neorurales, que son de un amplio espectro y diverso que buscan un desarrollo sustentable. Algunos son movimientos ecologistas, otros de la sociedad civil organizada que busca alimentos sanos, otros que tienen que ver con proyectos alternativos como ecoturismo, turismo alternativo y el turismo rural. Como señala Morales (2011): "pero más allá de sus diferencias, los neorrurales apuestan por revitalizar el mundo rural y la agricultura familiar y sustentable, y por establecer una relación respetuosa con el medio ambiente, ambos puntos de encuentro con las propuestas de los movimientos campesinos e indígenas hacia la sustentabilidad rural".

A principios del siglo XXI se dio una gran movilización campesina en México encabezada por el Movimiento El Campo No Aguanta Más. El movimiento exigía un cambio en las políticas públicas del país hacia el sector agropecuario, se pretendía que se recuperara la soberanía alimentaria, se revalorara la agricultura campesina y se lograra un mercado justo para tener un desarrollo incluyente, entre ellos los pueblos indígenas, y que fuera equitativo y sustentable. El movimiento pedía entre otras cosas la revisión del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá, para dejar fuera del tratado los granos básicos, como eran el maíz y el frijol. (Suárez, 2005).

El movimiento del Campo No Aguanta Más, logró la firma de un Acuerdo Nacional para el Campo con el gobierno federal mexicano, en donde el sector agropecuario tendría una atención prioritaria, para sacarlo del atraso en que se encontraba. Sin embargo, el acuerdo fue insuficiente, como señala atinadamente Suárez (2005), uno de los dirigentes del movimiento. El acuerdo nacional para el campo no se cumplió por parte del gobierno mexicano, y para algunos el movimiento campesino no alcanzó las metas que se propuso, pero el movimiento a evolucionado y se ha convertido en un movimiento en defensa por el maíz, al constituirse el movimiento "Sin maíz no hay país", al cual se le agrego "y sin frijol tampoco".

Para Suárez, el movimiento El Campo No Aguanta Más, logro poner en la palestra de las políticas públicas la necesidad de atender al sector agropecuario y señala que el Acuerdo Nacional para el Campo firmado: 'se reconoce la soberanía alimentaria como eje de la política nacional, la revalorización de la agricultura campesina y el reconocimiento de la multifuncionalidad' (Suárez, 2005).

La soberanía alimentaria tiene que ver con el derecho a la alimentación, que es un derecho humano reconocido en la Declaración Universal de los Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), de diciembre de 1948, concretamente en el artículo 25 (López, 2008). Para Calderón (2010), la soberanía alimentaria es: "el derecho de los pueblos, los países y las uniones de los estados, a definir sus políticas agropecuarias y de producción de alimentos, de acuerdo con los objetivos de desarrollo sostenible y seguridad alimentaria, sin imponer el dumping a tercerso países".

En México se reconoció este derecho a la alimentación en la constitución política apenas en septiembre de 2011, por el poder legislativo, sin embargo está por verse su implementación en los hechos. Como señala López (2008), el derecho a la alimentación tiene que ver con la dignidad humana, pero también tiene que ver con la justicia social,". ya que su ejercicio requiere de la adopción de políticas económicas, ambientales y sociales adecuadas, en los planos nacional e internacional, orientadas a la erradicación de la pobreza y el disfrute de todos los derechos humanos por todos".

Para cumplir con el precepto del derecho a la alimentación un país tiene que resolver el problema de su autosuficiencia alimentaria. En México se perdió la autosuficiencia alimentaria hacia fines de los años sesentas del siglo pasado, a pesar de la implementación de la política de la revolución tecnológica agrícola conocida como "Revolución Verde". Actualmente México es deficitario en la producción de sus granos básicos, como es el maíz y el frijol. En 2008, México tenía una población de 106 millones de personas, y 15 millones sufrían hambre, esto representa 14.5% del total de la población. La suficiencia alimentaria se ha logrado mediante la creciente importación de granos de los Estados Unidos de América (Barrales y Barrales Brito, 2008).

Es posible lograr la autosuficiencia alimentaria en México, si hubiera un cambio en las políticas públicas en la producción de alimentos, por lo que urge un cambio de rumbo en la política agropecuario y el modelo económico. Hay suficientes recursos naturales y humanos para lograr la autosuficiencia alimentaria, si se apoya entre otros a los productores campesinos e indígenas. Estamos de acuerdo a la conclusión a la que llegan (Barrales y Barrales, 2008), cuando dicen: "a nivel social es importante trabajar para quitar la idea de que el neoliberalismo es la única solución para salir adelante, porque en si mismo este modelo fortalece el individualismo sin cuidarla estabilidad social y, la sustentabilidad ambiental, condiciones necesarias para el desarrollo y permanencia del hombre".

Algunas experiencias marcan el camino a seguir para lograr el "buen vivir"

Chiapas ha sido un laboratorio para ensayar nuevas perspectivas de desarrollo, una de ellas, sin duda, es la impulsada por el zapatismo, que derivo del movimiento rebelde indígena de principio de 1994. Después ha transitado a ser un movimiento organizado para lograr la autonomía indígena en base a una serie de principios, en donde uno de los grandes retos fue alcanzar la suficiencia alimentaria de las comunidades de base, que apoyan al Ejercito Zapatista de Liberación Nacional (EZLN). Las zapatistas crearon sus propios promotores agroecológicos para impulsar la producción campesina e indígena, dentro del proyecto de lograr la autonomía y la autosuficiencia alimentaria en sus comunidades.

Pero hay otras experiencias que han buscado implementar la agroecología, tomando en cuenta las condiciones imperantes en el estado de Chiapas, en México y el mundo. Una de ellas es la que aborda Rodríguez (2011), de su experiencia con comunidades indígenas, para promover la sustentabilidad rural y la agroecología, como estrategia para lograrla. Destaca los acuerdos emanados de la IV Cumbre de los Pueblos Indígenas Abya Yala, que se realizó en 2009.

"los pueblos y nuestros territorios somos uno sólo y es necesario ofrecer una alternativa de vida frente a la civilización de la muerte, recogiendo nuestras raíces para proyectarnos al futuro, con nuestros principios y prácticas de equilibrio entre hombres y mujeres, madre tierra, espiritualidades, culturas y pueblos, que denominamos buen vivir/vivir bien. Plantean con ello defender la soberanía alimentaria, priorizando los cultivos nativos, el consumo interno y las economías comunitarias".

Una de las de mandas del movimiento indígena latinoamericano es lograr la autonomía local y regional, para poder construir un proyecto propio, en la construcción de los estados plurinacionales y comunitarios, que se fundamenta en el autogobierno y la libre determinación de los pueblos, para ejercer el poder dentro de sus territorios, poniendo en práctica sus sistemas normativos y lograr unas representación política, que les sea reconocida sin la intervención de partidos políticos. Sin duda la experiencia del EZLN de haber creado las juntas de buen gobierno y la creación de los municipios autónomos rebeldes zapatistas (MARES), son un ejemplo de autogobierno indígena, donde la autogestión juega un papel fundamental para autogobernarse (Rodríguez, 2011).

Una cuestión importante para el proyecto de autonomía indígena es la organización comunitaria, donde todos los miembros de la comunidad tienen derechos y deberes, y los proyectos colectivos sólo se pueden realizar si hay acuerdo y convicción para realizarlos, incluso el transitar hacia la producción agroecológica. Por eso señala Rodríguez, que la vivencia tsetal de la vida buena (lequil cuxlejalil) es igual al modelo del "buen vivir", propuesto en la IV Cumbre de los Pueblos Indígenas del Abya Yala (Rodríguez, 2011). Los tzeltales manejan distintas unidades de producción que están interconectadas unas con otras, forman un sistema y crean un modelo de uso múltiple: montaña, manantiales, milpa, acahual, potrero, cafetal, apiario, traspatio, huerto familiar, aboneras. La estrategia tiende a fortalecer estos sistemas de uso múltiple a través del manejo agroecológico. Junto con ello, se busca fortalecer la economía tsetal, que no está orientada al mercado ni a la especialización sino a la obtención de mejores condiciones de comercialización e ingreso (Rodríguez, 2011).

En la estrategia agroecológica tiene como objetivo principal el fortalecimiento de los agroecosistemas complejos de la agricultura campesina, donde la milpa (combinación de varios cultivos en la parcela) cuyo principal producto es el maíz, juega un papel central. Porque es torno al maíz que se da la organización del espacio rural y la cosmovisión de los pueblos indígenas. Los tzeltales como todos los pueblos mayas se consideran hijos del maíz, y toda su vida gira en torno a este cultivo (Rodríguez, 2011).

En el proceso educativo la organización comunitaria ha sido acompañada por instituciones de Enseñanza Superior y por otras organizaciones con identidad del pueblo indígena maya. La clave de este proceso, en la estructura organizativa, que parte de la forma de organización comunitaria de la cultura tzeltal, que se basa en el sistema de cargos. La comunidad nombra a sus promotores para cada necesidad, como de salud, alimentación, de derechos humanos, catequistas. Se caracteriza porque es un servicio que se da a la comunidad de forma gratuita. El proyecto agroecológico busca fortalecer el manejo sustentable de los recursos y obtener suficiente alimentación y mejorar la salud, y enfrentar la imposición de proyectos que vienen de fuera por parte del gobierno (Rodríguez, 2011).

Esto es un ejemplo de lo que está pasando en algunas comunidades indígenas de Chiapas, pero también podemos hacer referencia a otros procesos similares que se están dando en el país como es en la Sierra Norte de Puebla, en la península de Yucatán, entre los wixárikas de Jalisco, pero aún falta mucho por hacer, para que se extienda a todas las comunidades indígenas del país. La Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI) no tiene como prioridad fomentar este tipo de producción y brindar los apoyos necesarios para lograr un desarrollo sustentable de estos pueblos, que es para lo que fue creada. Es claro, que los pueblos indígenas tienen que buscar su desarrollo propio, convirtiéndose en actores políticos, sociales, económicos y culturales, apoyándose en otras experiencias que han obtenido éxito en su práctica. Para esto sería bueno retomar la estrategia de enseñanza de campesino a campesino y las escuelas campesinas, donde aprendan a lograr el "buen vivir".

 

Conclusiones

Un reto es lograr que la agroecología se convierta en una estrategia de sustentabilidad para los pueblos indígenas; sin embargo, se tiene que empezar a trabajar haciendo propuestas de políticas públicas por parte de los gobiernos de los países latinoamericanos, que consideren a los campesinos e indígenas como sujetos sociales capaces de hacer realidad la utopía de una agricultura sustentable, utilizando como método y estrategia la ciencia de la agroecología, que no es otra cosa que la combinación de distintos saberes campesinos, indígenas y científicos, para hacer una agricultura más armoniosa con el medio ambiente y se logre incrementar la producción.

Es necesario que se organice un gran movimiento campesino que exija el cambio en las políticas públicas, pero no basta con movilizarse hay que tomar el poder, para dar un golpe de timón y que el país y sus gobernantes reorienten el rumbo hacia una visión más nacionalista, que busque como estrategia la seguridad y la soberanía alimentaria, con los campesinos e indígenas. El nuevo paradigma de la agroecología, cuyo actor principal es el campesino y el indígena, es el paradigma que puede lograr la utopía del "buen vivir" sea una realidad, por lo menos en el medio rural.

 

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