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Revista mexicana de ciencias agrícolas

versão impressa ISSN 2007-0934

Rev. Mex. Cienc. Agríc vol.3 no.5 Texcoco Set./Out. 2012

 

Artículos

 

La evolución del patrón de cultivos de México en el marco de la integración económica, 1980 a 2009*

 

The evolution in the pattern of Mexican crops in the face of economic integration, 1980 to 2009

 

Daniela Cruz Delgado1, Juan Antonio Leos Rodríguez y J. Reyes Altamirano Cárdenas3

 

1 Posgrado en Problemas Económico Agroindustriales. Universidad Autónoma Chapingo. Carretera México-Texcoco, km 38.5. Chapingo, Estado de México. C. P. 56230. Tel. 015959556753. dcruz@ciestaam.edu.mx.

2 Coordinación de Posgrado del CIESTAAM. Universidad Autónoma Chapingo. Tel. 015959521722. jleos45@gmail. com. §Autor para correspondencia: jreyesa@ciestaam.edu.mx.

3 Dirección General de Investigación y Posgrado. Universidad Autónoma Chapingo. Tel. 015959521559.

 

* Recibido: junio de 2011
Aceptado: enero de 2012

 

Resumen

Ante la apertura económica de México, acentuada con la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), se predijeron diversos cambios en el flujo comercial agropecuario que se reflejarían en el patrón de cultivos. Se esperaba la sustitución de los menos competitivos (granos básicos y oleaginosas) por los más competitivos (frutas y hortalizas). El objetivo de la investigación fue analizar los cambios del patrón de cultivos y los factores que explican las variaciones de la producción en México en el contexto de la apertura. Se utilizó la metodología propuesta por FAO (1994) que consiste en el cálculo de tasas medias de crecimiento anual (TMCA) de la producción y de los factores que la explican (efecto superficie, rendimiento, estructura de uso del suelo y la interacción de los tres). La producción de granos básicos, y en particular de maíz, no se desplomó como se predijo, pero la producción de oleaginosas disminuyó debido al efecto superficie y creció la de forrajes, frutales y hortalizas debido al mismo efecto. Los tres factores explicativos: superficie, rendimiento y estructura, influyen de manera importante en el crecimiento de la producción agrícola nacional, a diferencia de algunos cultivos individuales y grupos de cultivos donde predomina alguno de los efectos.

Palabras clave: apertura comercial, efectos explicativos, producción agrícola.

 

Abstract

In the face of Mexico's economic liberalization, enhanced with the signing of the North American Free Trade Agreement (NAFTA), several changes were predicted in the agricultural commercial activity which would reflect on the crop pattern. The least competitive (basic and oily grains) were expected to be replaced by the most competitive (fruits and vegetables). The aim of the investigation was to analyze the changes in the crop patterns and the factors that explain the variations in the production in Mexico, in the context of liberalization. The methodology proposed by FAO (1994) was used, which consisted in calculating the average annual growth rates (TMCA) of the production and of the factors that explain it (surface effect, yield, soil use structure, and the interaction of the three). The production of basic grains, particularly maize, did not plummet as predicted, although the production of oily seeds did fall, due to the surface effect, and the production of fodder, fruits and vegetables increased, due to the same effect. The three explanatory factors - surface, yield and structure - have an important influence on the growth of the country's agricultural production, unlike some individual crops and groups of crops, in which one of these effects are predominant.

Key words: commercial liberalization, explanatory effects, agricultural production.

 

Introducción

El patrón de cultivos en México ha evolucionado a través de los años. Los productores se han adaptado a las condiciones económicas, sociales y tecnológicas imperantes, esto los conduce a reconvertir y modificar sus procesos productivos y, en consecuencia, la estructura de la producción agrícola, que se modifica por diversos factores como la expansión de la frontera agrícola o incorporación de nuevas tierras al cultivo (vía extensiva), por los rendimientos (vía intensiva) y la estructura de cultivos. La interacción de los tres factores inciden de manera conjunta en la producción, a lo que se llama efecto combinado (FAO, 1994).

La apertura comercial, iniciada en la década de 1980 y acentuada con la firma del TLCAN, y los cambios en la demanda del mercado han propiciado una sustitución de cultivos que dio como resultado un nuevo patrón tanto de cultivos como de localización geográfica de la producción. Antes de la firma del TLCAN se predijo que con el cambio en los precios relativos provocados por la apertura comercial se modificaría la estructura de la oferta agropecuaria mexicana (Yúnez, 2006); se expandiría la producción de cultivos competitivos o de exportación (hortalizas y frutas) y se contraería la de bienes no competitivos o importados (granos y oleaginosas y algunos productos de la ganadería).

Los productores de frutas y hortalizas estaban muy interesados en una liberalización inmediata para que sus productos pudieran ser fácilmente exportados. Sin embargo, los productores nacionales de maíz y frijol demandaban una protección del sector o por lo menos una apertura gradual. En Estados Unidos de América la situación era, en general, la opuesta, los productores de cereales deseaban acelerar la apertura del mercado para colocar sus productos en México; en cambio, muchos agricultores de frutas y hortalizas exigían preservar las restricciones sanitarias para impedir la entrada de productos mexicanos (Rubio, 1992).

En el caso del maíz, se pactó una liberalización completa en un plazo de 15 años a partir de la firma del TLCAN. Esto permitiría amortiguar algunos efectos nocivos como la emigración masiva de mano de obra, pero sobre todo se buscaba que los productores nacionales tuvieran tiempo suficiente para adaptarse a las condiciones de modernización y liberalización (Rubio, 1992). De esta manera, se esperaba que el cultivo de maíz se modernizara, se sustituyera o se siguiera con su cultivo de manera tradicional (CCA, 1998).

En un estudio Vélez y Rubio (1994) predijeron los efectos del TLCAN en México sobre algunos cultivos y grupos de cultivos. Se esperaba un incremento en las importaciones de granos básicos y en las exportaciones de frutas y hortalizas, las cuales han perdido competitividad, porque aunque México sostiene su liderazgo, otros países están ganando más cuotas de mercado, lo que puede disminuir las ventajas con que cuenta el sector agroexportador mexicano (Avendaño, 2008; Macías, 2010).

El Centro de Investigaciones Económicas, Sociales y Tecnológicas de la Agroindustria y la Agricultura Mundial (CIESTAAM, 1992) presentó una investigación de la competitividad agropecuaria de México frente al TLCAN y concluyó que el país tenía poco que ganar y mucho que perder con el tratado, principalmente en granos, lácteos y carnes y que la necesidad de hacer frente a la competencia externa promovería la sustitución de cultivos tradicionales como el maíz y el frijol, en los que no existían ventajas comparativas, por otros cultivos que garantizaran una actividad rentable.

Las investigaciones que analizan la interrelación entre TLCAN y agricultura mexicana abordan temas sobre su impacto en el sector agrícola (Fortis et al.; 2004; Málaga y Gary, 2010). Otras analizan los efectos sobre la producción y el comercio de algún cultivo (Guajardo y Villezca, 2004; Ayala et al, 2008; Knutson et al., 2010) o grupo de cultivos, entre los que destacan los de frutas y hortalizas (Mestiza y Escalante, 2003; Avendaño, 2008; Macías, 2010). Y autores como Martínez (2002) y De Ita (2003); Vilas-Ghiso y Liverman (2007); Zhang (2010), han evaluado los efectos ambientales derivados del TLCAN y Coughlin y Wall (2003) y Avendaño y Acosta (2009) analizaron los cambios en el patrón de cultivos y del comercio.

Respecto al comercio bilateral de productos agropecuarios, en 1990 el valor de las exportaciones mexicanas fue de 2 mil 611 millones de dólares y las importaciones de origen norteamericano ascendieron a 2 mil quinientos millones de dólares. En 2010, México fue el principal proveedor de productos agropecuarios de Estados Unidos de América, el valor de las exportaciones mexicanas hacia ese país fue de más 7450 millones de dólares, que representaron 17.5% del total de las importaciones estadounidenses en este rubro.

Las hortalizas constituyeron la mayor parte de las exportaciones agropecuarias a Estados Unidos de América en 1991 y de las importaciones mexicanas de ese mismo año; 69% provino de ese mismo país, destacaron maíz, sorgo, soya, azúcar, carne de res y ternera, grasas animales, productos lácteos y trigo (Vélez y Rubio, 1994). En 2010 México proveyó 76.7% de las lechugas y achicorias importadas por Estados Unidos de América.

El objetivo de la presente investigación fue analizar los cambios experimentados por el patrón de cultivos y los factores explicativos de la producción agrícola (superficie, rendimiento, estructura y combinado) en México de 1980 a 2009. La hipótesis de este trabajo es que la producción agrícola nacional se explica de manera importante por los tres efectos: superficie, rendimiento y estructura, ya que alguno de ellos prevalecerá en algunos cultivos o grupos de cultivos pero en el cálculo de su explicación para el crecimiento de la producción nacional el valor de cada uno de ellos será importante.

 

Materiales y métodos

Se utilizó la metodología propuesta por FAO (1994), que consiste en la obtención de números índices y de tasas medias de crecimiento anual (TMCA) para el análisis de la producción agrícola, así como en determinar los factores (efectos) que explican sus cambios. La cuantificación de tales efectos no constituye explicaciones finales sobre los cambios de la producción, pero sirven de guía para orientar nuevas investigaciones en la profundización del análisis de las explicaciones finales que inciden en ella.

La determinación de los efectos en el crecimiento de la producción aisla y cuantifica los impactos (efectos) sobre las variaciones de la producción a partir de tres elementos: la superficie, los rendimientos y la estructura de usos del suelo. Los efectos consisten en las variaciones experimentadas por la superficie cosechada (efecto superficie), las variaciones ocurridas en los rendimientos físicos por unidad de superficie (efecto rendimiento) y los cambios ocurridos en las proporciones que los distintos cultivos han ocupado en la superficie cosechada (estructura de usos del suelo).

Los datos para el análisis se obtuvieron de los registros históricos del Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP, 2009), de la base de datos agrícolas del Sistema de Información Agroalimentaria de Consulta: SIACON 1980-2009, que recopila información sobre las siguientes variables: superficie sembrada, cosechada y siniestrada; volumen de producción; rendimientos; valor de la producción y precio medio rural.

Los factores explicativos se calcularon para la producción nacional, para los cultivos seleccionados como son: maíz, frijol, sorgo, arroz, trigo, cártamo, soya, algodón, caña de azúcar y cebada, que fueron con los que inició su operación el Programa de Apoyos Directos al Campo (PROCAMPO), para el maíz blanco, para cinco grupos de cultivos: granos básicos, oleaginosas, hortalizas, frutales y forrajes. El análisis estatal se hizo para Jalisco, Veracruz y Sinaloa (Figura 1), principales estados agrícolas por su aportación al PIB agropecuario nacional en 2008 (INEGI, 2010) y consistió en determinar la participación relativa de los diez cultivos seleccionados en la superficie sembrada en cada uno de ellos.

 

Se calcularon la TMCA de la producción agrícola.

Donde: K = año terminal; k = año base; n = número de años y sus efectos explicativos con las fórmulas siguientes:

 

Para cada cultivo seleccionado

Efecto superficie:

Efecto rendimiento:

Efecto combinado: E.C.=E.S.*E.R.

Y dado que la suma de los tres efectos debe explicar la TMCA de la producción, se da la siguiente igualdad: E.S. + E.R. + E.C.= TMCA.

 

Para la producción nacional y grupos de cultivos

 

Efecto superficie:

Efecto rendimiento: que es el promedio de dos efectos parciales:

 

a) Tomando la superficie del año 0:

 

b) Tomando la superficie del año n:

 

Efecto estructura de usos del suelo: que equivale al promedio de dos efectos parciales.

 

a) Tomando los rendimientos del año base:

 

b) Tomando los rendimientos del año n:

Efecto combinado E.C. = E.S.*(E.R.+E.E)

Donde: Si (n)= superficie del año de estudio; Ri (0)= rendimiento del año base; Pi (0)= precio del año base; Si (0)= superficie del año base; Ri (n)= rendimiento del año en estudio; Si (n)(Eo)= superficie del año en estudio convertida a la estructura de usos del suelo del año base.

 

Resultados y discusión

La superficie sembrada en México en 2009 fue 21.8 millones de ha; de las cuales 74.2% fueron de temporal y las restantes de riego, la TMCA de 1980 a 2009 fue 0.7%. Por modalidad las TMCA correspondientes fueron para temporal 0.8% y 0.3% para riego. Ha crecido más la superficie sembrada de temporal que la de riego (Figura 2). El incremento durante el periodo 1980-2009 en la superficie sembrada de temporal fue 26.7%, y en la de riego, 8.1%.

La superficie sembrada se incrementó más durante el periodo anterior (1980-1993) al TLCAN (6.5%), debido principalmente a la incorporación de nuevas tierras al cultivo durante los primeros años de la década de los 80. Después al llegar al límite de la frontera agrícola el incremento en superficie sembrada ha sido menor después (1994-2009) del TLCAN (4.2%). También la superficie sembrada de temporal se incrementó más antes del tratado (9.0%) que después (5.6%), mientras que el incremento de la superficie de riego ha sido 0.3% para ambos periodos.

 

Cambios en el patrón de cultivos

La superficie ocupada con los diez cultivos seleccionados se redujo 10.6% del trienio 1980-1982 a 2007-2009. De los 10 cultivos sólo cebada y sorgo mantienen prácticamente invariable su participación relativa en la superficie sembrada, el resto disminuye. La superficie destinada a la producción de los cultivos que no se analizan aumentó de 24.4 a 37.2%. La superficie sembrada de maíz tuvo un decremento 3.9% del trienio 1980-1982 a 2007-2009 (Cuadro 1).

La producción de cereales no se desplomó como se esperaba con el TLCAN, pero la superficie sembrada disminuyó, de ahí que la TMCA antes del Tratado fue 0.6% y para el periodo 1994-2009 fue -1.1%. Sin embargo, en oleaginosas se redujo tanto la superficie sembrada como el volumen de producción, sus TMCA de 1980 a 2009 fueron, -3.8 y -5.4% respectivamente (Figura 3). Los forrajes son el grupo que presenta el mayor crecimiento en superficie sembrada, ésta se incrementó 59.1% de 1980-1982, cuando ocupaban 18.1%, a 2007-2009 que ocuparon 28.8% de la misma.

Los grupos de frutales y hortalizas destacan en el sector agrícola debido a que en conjunto abarcan sólo 9.0% de la superficie sembrada en el país, pero aportan 35.0% al valor de la producción nacional, mientras que los granos básicos ocupan 56.7% de la superficie y contribuyó 33.3% del valor de la producción. Visto desde esta óptica frutales y hortalizas resultan atractivos para los productores, pero su inversión es más riesgosa que la realizada en granos (Díaz, 2006), lo que explica que la producción de granos no haya disminuido tan drásticamente como se esperaba antes del tratado, ya que para los productores de éstos es preferible la certidumbre que su cultivo les proporciona.

El incremento en superficie sembrada de hortalizas de 1980 a 2009 fue 73.3%. En 2007-2009 ocuparon 2.6% (Figura 4) de la superficie sembrada nacional. Sin embargo el aspecto de mayor relevancia de este grupo de cultivos, es que con esa superficie, colaboró 18.6% del valor de la producción agrícola nacional. Su destino es principalmente la exportación a Estados Unidos de América, como se esperaba con la firma del TLCAN.

 

Con relación al análisis por estados, Jalisco y Sinaloa presentaron cambios importantes en la superficie sembrada con maíz, en el primero disminuyó 35.7% y en el segundo aumentó 262.9%. En Sinaloa, a excepción de maíz y sorgo, el resto de cultivos seleccionados disminuyeron su participación relativa en la superficie sembrada del estado (Cuadro 2).

Sinaloa presentó el mayor cambio en superficie sembrada y producción de maíz blanco. El 99.5% de la producción de maíz en Sinaloa es de riego y se obtiene 88.8% de la superficie de riego destinada a este cultivo en el ciclo otoño-invierno. El incremento de la superficie sembrada de maíz en Sinaloa del trienio 1980-1982 a 2007-2009 fue 273.2%, esto ocurrió tal vez por sustitución de algunos cultivos, como el cártamo, que formaba parte importante del patrón de cultivos de Sinaloa y dejó de sembrarse.

El incremento de la producción de maíz blanco en Sinaloa de 1980-1982 a 2007-2009 fue 1343.8%. Es importante mencionar que ese dinamismo en la producción de maíz en Sinaloa es muy intensivo, ya que produce 23.1% de la producción nacional de este grano con sólo 7.4% de la superficie destinada a maíz, mientras que Chiapas, principal sembrador de este grano; 8.7% de superficie destinada a maíz produce sólo 6.4% de la producción nacional. En Chiapas se produce una tonelada de maíz blanco en media hectárea, mientras que en Sinaloa sólo se requiere 0.1 hectárea para producirla.

El dinámico crecimiento del maíz blanco en Sinaloa ha sido favorecido con el acceso de los productores a los apoyos a la comercialización, ya que su producción (20% de la nacional) se halla lejos de la zona centro que es el principal centro de consumo y distribución del grano. Sinaloa ha resultado el estado más beneficiado con apoyos como el ingreso objetivo y a la comercialización (Steffen y Echánove, 2007).

 

Factores explicativos de los cambios en el patrón de cultivos

Diversos analistas predijeron que la producción agrícola disminuiría porque los campesinos serían absorbidos como mano de obra en otros sectores al estar en desventaja con los productores de Estados Unidos de América y Canadá (CIESTAAM, 1992). No obstante, la producción agrícola nacional tuvo una TMCA positiva durante 1980 a2009 1.3%. El crecimiento de la producción se debe 41.2% al incremento de los rendimientos; 26.4% a la expansión de la superficie cosechada, 32.0% a los cambios ocurridos en la estructura de la producción y 0.4% debido a la interacción de los tres factores mencionados.

La producción de los cultivos seleccionados, tuvo TMCA; 1.2% de 1980 a 2009, explicada fundamentalmente por el aumento de los rendimientos, cuya TMCA fue 1.3%, la superficie presentó TMCA de -0.1%. En el Cuadro 3 se resumen los factores que explican los cambios de la producción de los cultivos seleccionados. Cabe recordar que las TMCA de los efectos superficie, rendimiento y combinado suman la TMCA de la producción, aunque en algunos casos la suma es mayor debido a que el crecimiento de superficie o rendimientos fue significativamente mayor al de la producción.

Cinco cultivos tuvieron TMCA de producción negativas, la de algodón fue -4.3%, debido totalmente a la reducción de su superficie sembrada. De cártamo y soya se redujo significativamente la superficie sembrada de tal forma que sus TMCA fueron -5.6 y 5.5%, respectivamente. La reducción de soya se debió a la plaga de la mosquita blanca de hoja plateada que redujo el rendimiento promedio de 2.1 a 1.5 t ha-1 en más de 200 mil hectáreas en el noroeste del país a partir de 1994, lo que ocasionó fuertes pérdidas para los productores, quiénes decidieron reconvertir su producción (Sistema Producto Oleaginosas, 2006).

El maíz ocupó 7.7 millones de hectáreas en 2009, en las que se produjeron 20.1 millones de toneladas. Se produce mayormente en condiciones de minifundio y temporal, lo que impide la modernización de la producción, estrategia que se esperaba siguieran los productores de maíz ante el TLCAN (CCA, 1998). La TMCA de la producción de maíz de 1980 a 2009 fue 2.4%. El 93.4% del crecimiento de su producción se debe al incremento de los rendimientos, y 6.5% al efecto superficie. Los rendimientos de maíz se incrementaron 79.2% al pasar de 1.8 a 3.3 toneladas por hectárea. La superficie sembrada no se extendió, pero la producción se mantuvo, incluso aumentó debido al incremento de los rendimientos la superficie cosechada, 32.0% a los cambios ocurridos en la estructura de la producción y 0.4% debido a la interacción rendimientos. de los tres factores mencionados.

Los principales estados productores de maíz durante el trienio 2007-2009 fueron Sinaloa, Jalisco y Estado de México, 23.1, 13.2 y 7.7% respectivamente. Hasta principios de los 90 Sinaloa participaba marginalmente en la producción, pero para 1991-1993 ya aportaba 8.6% de la producción nacional, 20.0% en 2004-2006 y 23.1 % para2007-2009. El crecimiento de la producción de maíz en Sinaloa se debe en 49.3% a los rendimientos, y 46.6% a la expansión del área sembrada, lo que difiere de la mayoría de los granos porque destaca el rendimiento. La TMCA de la superficie sembrada de maíz en la modalidad de riego de 1980 a 2009 fue 10.9%.

Las oleaginosas son el único grupo con TMCA de la producción negativa, debida 92.6% a la disminución de la superficie sembrada a partir de 1987, antes del tratado. Los granos básicos tuvieron TMCA de producción de 1.5% y se debió 98.8% al incremento en los rendimientos, mientras que la superficie sólo influyó 1.4% (Cuadro 4). Esto es importante porque cuatro de los cinco cultivos de este grupo (maíz, frijol, arroz, trigo) son alimentos indispensables para la población, especialmente la de menores recursos económicos.

 

Conclusiones

Ante la integración económica de México, el patrón de cultivos se ha modificado. Las predicciones de que crecerían algunos cultivos por tener ventaja comparativa, como los frutales y hortalizas, se cumplieron principalmente por el incremento de la superficie sembrada. Sin embargo, la producción de granos básicos no disminuyó pero la superficie sembrada tiende a reducirse, por lo que, al igual que en el caso del maíz, el crecimiento de la producción de este grupo de cultivos se explica en su totalidad por el incremento de los rendimientos. Sin embargo, se redujo tanto la superficie sembrada como la producción de oleaginosas. Los grupos que crecieron tanto en superficie como en producción fueron forrajes, frutales y hortalizas.

Los tres factores explicativos: superficie, rendimiento y estructura, influyen de manera importante en el crecimiento de la producción agrícola nacional, a diferencia de algunos cultivos individuales y grupos de cultivos donde predomina alguno de ellos. La producción de maíz no se desplomó como se predijo, a pesar de que su superficie sembrada disminuyó. El incremento de la producción de este grano se explica principalmente por el aumento de los rendimientos. En Sinaloa, principal productor de maíz blanco, se cultiva en riego y los paquetes tecnológicos utilizados para la producción incluyen grandes cantidades de agroquímicos, por lo que es recomendable realizar un análisis de los impactos ambientales de su cultivo.

 

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