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Revista mexicana de ciencias agrícolas

versión impresa ISSN 2007-0934

Rev. Mex. Cienc. Agríc vol.3 no.3 Texcoco may./jun. 2012

 

Ensayo

 

Bioturbosina. Producción de cultivos energéticos para la aviación comercial*

 

Jet Biofuel. Production of energy-related crops for commercial aircraft

 

Ibis Sepúlveda González

 

1 Posgrado del Departamento de Sociología Rural. Universidad Autónoma Chapingo. Carretera México-Texcoco km 38.5, Chapingo, Estado de México. C. P. 56230. § Autora para correspondencia: ibisss9@gmail.com.

 

* Recibido: abril de 2011
Aceptado: marzo de 2012

 

Resumen

Las más grandes compañías de fabricación de aviones, entre ellas Boeing y Airbus y la asociación internacional de líneas aéreas International Air Transport Association (IATA), decidieron jugar un doble papel: contribuir en la disminución de emisiones de gases efecto invernadero y asegurar la disponibilidad de combustible barato. Para ello se ha hecho un plan para agregar a la turbosina una fracción creciente de bioturbosina. En México esto se trabajó en el "plan de vuelo para los biocombustibles sustentables", convocado por ASA entre junio de 2010 y marzo de 2011. La bioturbosina debe reducir la emisión de GEI en más 50% en su ciclo de vida, con respecto a la turbosina. También se espera que, gracias a la tecnología, en el tiempo baje el costo de la bioturbosina mientras, por escasez, suba el del petróleo (Herrera y Morgan, 2010; García, 2010). De esta manera, a nivel mundial estas compañías han establecido que para 2015 se debe adicionar 1% de bioturbosina a la turbosina, para 2017; 10%, para 2020; 15% y así sucesivamente hasta cambiar al menos 50% del origen del combustible aéreo para 2050. En México se vende 2% del combustible aéreo del mundo. Esto significa una demanda inicial de 40 millones de litros de bioturbosina para 2015 y de unos 700 millones de litros para 2020. El grupo encargado de la promoción del biocombustible aéreo a nivel mundial (Roundtable on Sustainable Biofuels- RSB, con sede en la École Politechnique Federale de Lausanne) estableció 12 principios que deben cumplirse para ser aceptados como proveedores de aceites para bioturbosina. Estos tienen que ver con sustentabilidad ecológica y equidad social. En la ponencia se analizan las condiciones de México para responder a esta primera demanda real de biocombustibles, así como sus probables efectos.

 

Abstract

The largest aircraft making companies, among them Boeing and Airbus, and International Air Transport Association (IATA), decided to take double role: to contribute on greenhouse gas emissions effect decrease and to ensure economic fuel availability. In order to add to jet fuel an increasing mixture of biofuel, a plan was developed. In Mexico this plan was set under "Flight Plan Towards Sustainable Biofuels" agenda, convoked by ASA between June 2010 and March 2011. When compared to jet fuel, jet biofuel must reduce greenhouse gas emission in more than 50% during its life cycle. It is also expected that when time elapses, thanks to technology, jet biofuel cost will be cut down, while petroleum will rise due its scarcity (Herrera and Morgan, 2010; García, 2010). In this way, at global level these companies had established that for year 2015 it must add 1 % of j et biofuel to j et fuel, for 2017; 10%, for 2020; 15%, and so on up to 50% as minimum to replace source of aircraft fuel for year 2050. Mexico shares 2% of aircraft fuel sales at worldwide level. This means a starting 40 millions liters demand of jet biofuel for year 2015 and around 700 millions litters for year 2020. The body in charge of promoting worldwide aircraft biofuel (Roundtable For Sustainable Biofuels - RSB, headquartered in École Politechnique Federale from Lausanne) established 12 principles to fulfill in order to be accepted as jet biofuel oils supplier. These are related to ecological sustainability and social equity. The conditions Mexico can offer to face this first real biofuels demand as well as their likely effects are analyzed in the agenda.

 

Introducción

La inquietud mundial por combustibles en 2011, está muy fundamentada. Las reservas probadas de petróleo van a la baja y esto se combina con los problemas políticos y sociales en Medio Oriente y un invierno 2010-2011 excepcionalmente frío en el Hemisferio Norte. Todo esto está dando como resultado un alza en los precios del petróleo, que llegó a US$ 108.00 por barril de Brent.

Hay muchas fuentes de energía alternativas, pero que, por el momento, resultan más caras, o difíciles de manejar y riesgosas, o que requieren cambios en el tipo de motores hoy en uso. Por eso, las miradas se han volcado a los biocombustibles etanol, biodiesel y bioturbosina -el 11 de julio de 2011, la ASTM international, anteriormente conocida como la Sociedad Americana para Pruebas y Materiales (ASTM), que es un líder reconocido a nivel mundial en el desarrollo y la entrega de las normas internacionales de consenso voluntario, aprobó la mezcla de hasta 50% de bioturbosina en motores de aviones comerciales y militares. Por supuesto, los biocombustibles, sobre todo los agrocombustibles de primera generación, compiten y competirán por suelo y otros recursos productivos con la producción de alimentos.

A nivel mundial hay escasez de biocombustibles. Salvo Brasil, que lleva más de 40 años trabajando en la producción de combustibles renovables, para la gran mayoría de países el ordenamiento de la Unión Europea (UE) con respecto a que a partir de 2015 no podrán aterrizar aviones en cuyo combustible no vaya una mezcla de biocombustible (bioturbosina en México) so pena de pagar altísimas multas, y que los países que no puedan surtir mezcla con bioturbosina quedarán fuera de ruta, representa una situación muy delicada, puesto que no hay oferta en el mercado mundial.

Así, representantes de diversas compañías transnacionales han llegado al país en búsqueda de materia prima para el combustible, sondeando diversas opciones. México resulta atractivo por la extensión de su territorio, su clima y porque tiene una amplia población joven, elementos todos necesarios para la producción de la biomasa o los aceites necesarios para el biodiesel y la bioturbosina.

Aunque en otros países existen varios cultivos no comestibles productores de aceite, entre ellos jatropha (Jatropha curcas), higuerilla (Ricinus communis), camelina (Camelina sativa) y salicornia (Salicornia acetaria), en México sólo se está trabajando en Jatropha e higuerilla. Recientemente han adquirido especial relevancia las microalgas productoras de aceite

México consume más de 3 200 millones de litros anuales de combustible de aviación, que se distribuyen en 62 aeropuertos, de los cuales, 75% se concentra tan sólo en 6 (ASA, 2010). En México, la dependencia directamente encargada de surtir el combustible aéreo es Aeropuertos y Servicios Auxiliares (ASA), organismo descentralizado del Gobierno Federal. ASA ha convocado a un grupo amplio y plural de investigadores, académicos, funcionarios, inversionistas, productores y políticos, a verter información, a conocer más sobre el tema, a opinar y a discutir sobre el gran reto que la demanda internacional presenta para el país. Así, ASA organizó talleres especializados entre los meses de junio de 2010 y marzo de 2011, cuyas ponencias han sido fuente principal para este trabajo. De los talleres de ASA, denominados Plan de Vuelo Hacia los Biocombustibles Sustentables, se espera que salga un documento amplio y comprehensivo que sirva para presentar a los diversos actores que deben intervenir en el proceso y les proporcione una panorámica que precise el papel que deben jugar y los resultados esperables.

La mesa redonda para combustibles sustentables

Con la finalidad de que la era de los biocombustibles, al menos para la aviación, no sea el inicio de una etapa de mayores problemas para la Tierra y para los seres humanos, que no utilice terrenos aptos para la producción de alimentos y compita con ellos, que no genere ni de lejos tantas emisiones como las actuales -en 2008 la industria de la aviación comercial generó 677 millones de toneladas de bióxido de carbono (CO2) ASA, 2011 - que promueva el uso de terrenos actualmente en desuso y que apoye con ello el desarrollo rural y social de los pobres del campo, se estableció la mesa redonda para biocombustibles sustentables (Roundtable on Sustainable Biofuels, RSB).

La RSB es el estándar de certificación global y multi-actor para biocombustibles sustentables que quieran acceder a mercados regulados, aplicable a todo tipo de biocombustible y de materias primas. Tiene cobertura sobre toda la cadena de suministro. La sede de RSB está en la École Politechnique Federale de Lausanne, Suiza.

La RSB (Rudolph, 2010) estableció 12 principios y criterios:

Principio 1. Marco legal

Principio 2. Planeación, monitoreo y mejora continua

Principio 3. Emisiones de gases de efecto invernadero (GEI)

Principio 4. Derechos humanos y laborales

Principio 5. Desarrollo rural y social

Principio 6. Seguridad alimentaria local

Principio 7. Conservación

Principio 8. Suelo

Principio 9. Agua

Principio 10. Aire

Principio 11. Uso de la tecnología, insumos y manejo de residuos

Principio 12. Derechos a la tierra

Para tener acceso a los mercados de materias primas para bioturbosina, los oferentes deberán cumplir con todos y cada uno de los 12 criterios, cumplimiento que tiene que ser certificado por un organismo ad hoc acreditado para ello. Los análisis de ciclo de vida término creado por los evaluadores ambientales para cuantificar el impacto ambiental de un material o producto desde que se lo extrae de la naturaleza hasta que regresa al ambiente como desecho. En este proceso sistémico se consumen recursos naturales y se emiten desechos (Fuentes, 2010), serán fundamentales en los estudios de certificación.

En México no existen por el momento organismos nacionales con la capacidad legal para otorgar las certificaciones que la RSB exige, pero antes de 2015, fecha en que ASA debe incorporar bioturbosina al combustible aéreo, tiene que haberlos o traer a los certificadores del extranjero. Los oferentes de los aceites u otras materias primas, deberán pagar sus certificaciones.

Los cultivos

Jatropha curcas L. Esta planta, conocida también como piñón mexicano es originaria de Mesoamérica, por lo que en México existe una amplia variabilidad genética. Como cultivo es reciente, aunque hay productores que señalan que la están cultivando desde hace unos cuatro años. Se ha llevado la semilla a otros países, debido a lo cual la India es el principal productor, aunque Mozambique también es muy importante -Sun Biofuels de Mozambique exportó recientemente un embarque de aceite de jatropha a Alemania, para ser utilizada en bioturbosina por Lufthansa. Esta línea aérea está buscando actualmente 400 millones de litros de bioturbosina. (http://biofuelsdigest.com/bdigest/2011/07/26)-. Se trata de una especie perenne con altos contenidos de aceite en su semilla (26.4 a 56.9% en pruebas de laboratorio), de la que se esperan altos rendimientos (alrededor de 4 toneladas por hectárea). Hay variedades tóxicas y no tóxicas. En México existen alrededor de 41 variedades. El 76% son endémicas.

El Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP), está desarrollando investigación agronómica: evaluación de genotipos en diferentes ambientes; desarrollo de tecnología de producción (podas, fechas de siembra, fertilización, poscosecha), selección de variedades y selección de tecnologías. La institución ha establecido 2012 como el año en que podrá informar sus resultados (Zamarripa, 2010).

También el INIFAP ha establecido las zonas potenciales para este cultivo. Así, señala que en el país existen un millón 926 748 ha con potencial alto y dos millones 774 182 ha con potencial medio. Esto significa más cuatro millones y medio de hectáreas de regiones aptas para esta plantación. Las condiciones son climas cálidos, no superiores a los 1 500 msnm.

Las plantaciones más extensas están en Chiapas y en Sinaloa, con semillas no tóxicas y tóxicas provenientes en su mayor parte de la India.

ProÁrbol, de la Comisión Nacional Forestal (CONAFOR) asignó presupuesto para plantaciones forestales comerciales con Jatropha para los años 2007 a 2010 a los estados de Campeche, Chiapas, Guerrero, Hidalgo, Jalisco, Michoacán, Morelos, Oaxaca, Quintana Roo, Sinaloa, Tabasco, Tamaulipas, Veracruz y Yucatán para un total de 33 205 hectáreas. De éstas, sólo se establecieron plantaciones en los estados de Chiapas, Guerrero, Michoacán, Morelos, Oaxaca y Yucatán en un total de 3 031 hectáreas, durante el periodo 2008 a 2010. Para 2011-2012, CONAFOR se propone apoyar el establecimiento de 10 000 mil hectáreas de plantaciones de jatropha, principalmente en las zonas con mayor potencial, focalizando recursos en los estados de Chiapas, Michoacán, Morelos, Guerrero, Oaxaca, Sinaloa, Tamaulipas y Yucatán.

Los apoyos consisten en $7 398 por hectárea para establecimiento y mantenimiento de la plantación durante el primer año, más una suma entre $438 y $1 096 para asistencia técnica y desde $548 hasta $876 por concepto de seguro de la plantación para los dos primeros años, dependiendo de la superficie y el tipo de riesgo (SEMARNAT, 2010).

Higuerilla (Ricinus communis L.). Esta planta tiene una gran adaptación en todo el territorio mexicano, pero hasta ahora nunca se había cultivado en grandes extensiones. Se trata de una planta anual, que tiene un ciclo vegetativo de 4 a 5 meses, pero que puede llegar a producir por dos o tres años, como un cultivo semiperenne. La higuerilla, de la que se extrae el aceite de ricino o aceite castor, se ha utilizado desde hace muchos años como planta medicinal, principalmente para problemas digestivos, pero también para la gripe, infecciones y golpes externos.

La higuerilla se cultiva comercialmente en más de 30 países. Tiene frutos semiespinosos que pueden ser dehiscentes -que se abren espontáneamente al madurar- o indehiscentes, lo que tiene mucha importancia para la cosecha. En América, Brasil, Colombia y Costa Rica tienen la delantera en su cultivo. Como cultivo anual, puede ser parte de un esquema de rotación de cultivos. Existen variedades enanas susceptibles de mecanizar.

El INIFAP ha estimado que en México existen 6.3 millones de hectáreas con "potencial productivo medio en áreas de temporal". Requiere suelos con pH neutro, porque no tolera la salinidad. Prospera bien hasta los 1 800 msnm. Su producción en el país es muy reciente, por lo que no se conoce con exactitud el rendimiento medio por hectárea. En la India, éstos varían de 1.3 a 3.6 toneladas por hectárea y en Brasil de 1 a 4 toneladas por hectárea de semilla (Cárdenas, 2010). Sus rendimientos en aceite varían de 45 a 50%.

Palma africana (Elaeis guineensis). Esta plantación es originaria de África Oriental y actualmente se cultiva en numerosos países de Asia, África y América Latina. Entre todos sobresale Malasia donde se produce 50% de toda la cosecha mundial, con palmas modificadas genéticamente y bajo el control de la transnacional Unilever. Entre sus requerimientos están una humedad relativa de 75% (1 800 a 2 200 mm anuales bien distribuidos) y altas temperaturas.

Debido a las características del cultivo y la deforestación, el suelo queda expuesto a los rayos solares y a las lluvias, lo que conlleva a su erosión, compactación y su empobrecimiento. El cultivo de palma contribuye al cambio climático por la deforestación y con ello al calentamiento global, aunado a ello, se dan otros procesos de deforestación y como consecuencia la falta de lluvias (Hidalgo, 2002).

En Nicaragua sostienen que es económicamente viable por 25 años. El rendimiento de aceite promedio en Nicaragua anda entre 3.5 a 3.8 toneladas por hectáreas por año de aceite, pero mejorando las condiciones tecnológicas y la capacidad de los productores el rendimiento puede elevarse a 5.5 a 6 toneladas de aceite crudo por hectárea al año (Nireblog-Agronomía, 2009).

La palma africana o palma aceitera produce aceite comestible, por lo que quedaría fuera de los principios de sustentabilidad establecidos por la RSB. Sin embargo, en Chiapas, donde las condiciones climáticas lo permiten, hay plantaciones de palma cuya superficie se calculaba en más de 17 756.75 hectáreas, a las que habría de adicionarle 5 000 hectáreas más plantadas en 2007 Plan Rector del Sistema Producto Palma de Aceite Chiapas 2004-2014 (Castro, 2009).

Agaves. La enorme producción de biomasa susceptible de obtenerse de diversos tipos de agaves en terrenos no aptos para el cultivo, hace de los agaves una opción a considerarse en la producción de bioturbosina. Su producción se estima en 40 a 100 toneladas de materia seca por hectárea por año, con bajos requerimientos de insumos (Vélez, 2010). Esta información, vertida en una ponencia del Plan de Vuelo, requiere verificación técnica más precisa-. No se promueve la biomasa para la producción de biocombustibles de segunda generación. Faltan incentivos para la utilización de la biomasa.

A continuación se presenta un diagrama de flujo proporcionado por una de las empresas que tienen la patente para la refinación de la bioturbosina (UOP de Honeywell), donde se puede observar que tanto los aceites como la biomasa son materias primas para la producción del combustible aéreo, aunque con distintos procesos de elaboración (Figura 1).

Sin embargo, se requiere de un estudio puntual para conocer la disponibilidad de biomasa de agaves, así como para estimar los costos de producción de planta y de plantación en terrenos marginales.

Además, la producción de bioturbosina con base en agaves se inscribe dentro de las fuentes de biomasa como materia prima y el trabajo con ella presenta:

Requerimientos de investigación en el procesamiento (UOP).

Altos costos de transporte por su gran volumen.

Hay fuentes diversas y complementarias de biomasa: residuos vegetales y desechos urbanos.

Análisis de eficiencia energética. Análisis de rentabilidad económica.

Otras materias primas para bioturbosina

Algas. Las microalgas productoras de aceite son una fuente muy importante para la producción de aceites no comestibles. Las microalgas nuevamente hacen a México un país muy adecuado para su producción, debido a su amplia superficie de litorales con clima cálido todo el año y alta radiación solar.

A continuación se enumeran algunas de las ventajas de las algas, sobre todo si se les adiciona CO2 para una producción comercial:

Alta eficiencia fotosintética.

Mayor tasa de crecimiento que cualquier otra fuente.

Alta productividad de aceite.

Requieren poco espacio.

Fijan CO2

Pueden utilizar aguas residuales.

Los residuos son utilizables.

Pueden producir metabolitos secundarios de interés farmacéutico.

De acuerdo a las investigaciones del Centro de Investigaciones Científicas del estado de Yucatán (CICY) al respecto, la producción comercial de algas está lejana (Barahona, 2010). Sin embargo, hay empresas que tienen ya desarrollos muy importantes y al parecer, altamente competitivos.

Grasas, sebos y aceites comestibles usados. Esta es una fuente importante para producción de biodiesel, y eventualmente bioturbosina, en países europeos y en Brasil, en América. Sus materias primas principales son las grasas que se colectan en los rastros y el aceite usado en la elaboración de alimentos por parte de grandes empresas.

Sin embargo, la utilización de esta fuente, para que sea sustentable y no consuma más energía en el proceso de recolección que la que se obtendría, requiere de inicio de:

Contratos con rastros y empresas procesadoras de alimentos.

Infraestructura de recolección en empresas alimentarias y depósitos receptores localizados disponibles para los desechos de la población en general.

Educación de la población para el desecho de aceites comestibles usados.

Como se puede observar, todas las opciones son potencialmente factibles, pero falta mucha investigación y desarrollo en el país para ponerlas en condiciones de ser productivas y eficientes, aunque hay una opción a la que ya el gobierno mexicano le está apostando fuertemente.

El procesamiento de las semillas para obtención de aceites y subproductos

Desde nuestro punto de vista, la demanda de aceites para biocombustibles sólo puede ser satisfecha por una combinación de oferentes y fuentes de materias primas. Esto pudiera ser una opción para reactivar sectores agrícolas deprimidos. Sin embargo, para que los productores primarios obtengan una fracción mayor del valor de la cadena, parece necesario que se apropien de una etapa del procesamiento de las semillas que produzcan. Esto requiere de organización, como se discutirá más adelante, para que puedan ser oferentes de aceite, no sólo de semillas oleaginosas. La extracción de aceites de las semillas oleaginosas es un proceso que requiere de varias fases, en términos generales: limpieza, descascarillado, troceado y molido, extracción mecánica y extracción por solventes. Las formas más usuales de extracción son por prensado y por centrifugado. Los productos son aceites crudos y pastas. Estas, que pueden usarse para la alimentación animal e incluso en la obtención de proteínas para consumo humano, contienen normalmente más de 9% de aceites. Para aprovechar parte importante de este excedente, se procede a un procedimiento de desgrasado por solventes, que no suele inutilizar las pastas o tortas para su uso nutricional. El material más utilizado como solvente es el hexano.

El procedimiento no resulta técnicamente muy complicado, pero requiere de estudios precisos en cuanto a localización de las plantas extractoras y tamaño de planta, todo ello sujeto a la superficie de las siembras o plantaciones, a lo compacto de las áreas y al rendimiento de las variedades de los cultivos. También es muy importante considerar las bodegas para guardar las semillas, su conservación hasta la extracción, la infraestructura carretera y el transporte, comercialización y usos alternativos de los aceites, tortas y otros subproductos.

Sin estos estudios que valoren la rentabilidad de los procesos, podrán establecerse plantas extractoras que sólo aumenten la cantidad de elefantes blancos, infraestructura perdida en el campo mexicano.

La legislación

El 1 de febrero de 2008 se promulga en México la Ley de Promoción y Desarrollo de los Bioenergéticos (Cámara de Diputados, 2008). El reglamento se hace público el 18 de junio de 2009 y el 13 de noviembre de 2009 se emiten los lineamientos para el otorgamiento de permisos para la producción, el almacenamiento, el transporte y la comercialización de bioenergéticos del tipo etanol anhidro y biodiesel. En una primera versión aprobada en abril de 2007 básicamente se contemplaba la producción de maíz y caña de azúcar como fuentes de biomasa para etanol y sólo se indicaba la promoción de cultivos para la producción de biodisel (García, 2009). Para coordinar las políticas de la Administración Pública Federal en materia de bioenergéticos, se crea la Comisión Intersecretarial para el Desarrollo de los Bioenergéticos. Se trata de un órgano colegiado, integrado por las Secretarías de Energía (SE), que lo preside: la Secretaría Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (SAGARPA); Secretaría Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT); y Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP).

De acuerdo al reglamento, son actividades sujetas a permisos la producción, el almacenamiento, el transporte, la distribución por ductos y la comercialización de etanol y biodiesel. Existe toda una normatividad bastante complicada con respecto a los requerimientos para obtener los permisos para cada fase del proceso de producción, manejo y comercialización de algún biocombustible, incluso de los aceites no comestibles que pueden dar origen al biocombustible. Estos requisitos están algunos explícitos en el citado Reglamento y otros implícitos que hacen referencia a otras leyes y que dificultan grandemente los procesos de producción y transformación de materiales para los biocombustibles.

Originoil y el proyecto Manhattan

El 22 de febrero de 2011 apareció en la revista electrónica Biodiesel Magazine (www.biodieselmagazine.com), la noticia de que el gobierno mexicano, junto con la empresa californiana OriginOil, pondrán en funcionamiento un proyecto piloto en Ensenada, Baja California, para la producción de aceite de algas destinado, en primera instancia, a la producción de bioturbosina. El proyecto de colaboración, llamado Proyecto Manhattan, será financiado por el gobierno mexicano a través de una serie de subvenciones de la SE que serán administradas por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT) en un plan multianual. Estas declaraciones las hizo Riggs Eckelberry, ejecutivo principal de OriginOil.

También señaló que el proyecto contempla tres fases para este año, por lo que se espera ya estar trabajando en terreno (sitio Alfa en Baja California) para el segundo trimestre del año y que para el final de la tercera fase van a estar en producción dos hectáreas, una con estanques de algas y la segunda con un fotobiorreactor. Este proyecto se replicará en una segunda fase donde se ocuparán 1 000 hectáreas de costa para la producción de algas, también a escala "semilla". Las empresas Génesis (Genesis Ventures) y sus socios, parte del proyecto, están dispuestas a invertir para desarrollar en México "sitios Beta" de gran escala.

Con base en un proyecto que ya se había establecido en Sonora y en los resultados obtenidos por OriginOil en Karratha, Australia, se plantea que una hectárea de algas puede producir 74 kilos de lípidos al día.

De acuerdo al Dr. José Sánchez Piña, Vicepresidente de Sistemas de Producción y Crecimiento de OriginOil Inc., para conseguir la bioturbosina requerida en México para 2020, se puede lograr la producción industrial "con 22 950 hectáreas de estanques a cielo abierto con una inversión inicial de 1 606 millones de dólares o la construcción de 11 475 hectáreas de fotobiorreactores con una inversión inicial de 1 893 millones de dólares. También, se pueden usar 1 530 hectáreas de estanques aunadas a baterías de reactores heterotróficos con capacidad para procesar 1 683 millones de litros diarios, lo cual costaría 872 millones de dólares inicialmente

A esto hay que agregar gastos de operación de $40 000 dólares por Hectárea anualmente -incluye producción, cosecha, extracción de aceite y procesamiento en bioturbosina, independientemente de la tecnología usada" (Sánchez, 2011). En el trabajo citado, el autor presenta un mapa de la república mexicana donde se muestra que aproximadamente 60% de la superficie total nacional es apta para la producción de aceite de algas, en las líneas costeras en estanques a cielo abierto, y en las regiones no costeras mediante la instalación de fotobiorreactores automatizados avanzados.

 

Recomendaciones y conclusiones

Ante la escasez de combustibles, agudizada muy recientemente por el terremoto de Japón que dejó en evidencia las debilidades y riesgos del uso de la energía nuclear, se hace más evidente que nunca que los biocombustibles serán una necesidad en el corto plazo, no sólo para elaborar combustibles aéreos.

Esto abre una ventana de oportunidad a países como México, con un amplio territorio, un clima adecuado para la producción tanto de materias primas para biocombustibles basados en aceites, como para la producción de etanol y con abundante población j oven que, por falta de oportunidades de empleo en sus lugares de origen, se ven obligados a emigrar, dentro y fuera del país.

Por lo pronto, se abre un primer mercado cierto que demandará prácticamente todo el aceite no comestible que pueda producirse. México importa cerca de 95% de las semillas oleaginosas que procesa (López, 2008) y con la demanda agregada actual ya referida, habrá todas las posibilidades de venta y utilización de las semillas oleaginosas que se puedan cultivar. Por supuesto, no se trata de utilizar superficies que tengan vocación agrícola pues así si se competiría con la producción de alimentos, pero utilizar terrenos con deficiencia de agua y con suelos someros de poca calidad, puede ser una opción muy favorable para cultivos como la Jatropha y la higuerilla, que tienen requerimientos muy escasos y alta rusticidad.

La jatropha es una plantación que puede durar hasta 30 años, por lo que es importante seleccionar con mucho cuidado el terreno donde se establecería, pero la higuerilla es un cultivo anual que puede perfectamente entrar en un ciclo de rotación de cultivos poco exigentes en terrenos marginales, sin competir así con otros cultivos tradicionales ni provocar problemas ecológicos como monocultivo (Sepúlveda, 2011).

Actualmente, en 2011, aún los precios de los combustibles fósiles, como la turbosina, son más bajos que los que se supone que tendrían sus similares biológicos, como la bioturbosina, atendiendo a sus costos de producción. Por lo tanto, en las proyecciones y planes de negocio para las nuevas producciones, es muy importante considerar todos los coproductos y subproductos que pudieran resultar de los procesos, pues si sólo se piensa en la venta del aceite, los resultados económicos serán probablemente negativos. También es muy relevante considerar mercados alternativos, como la industria farmacéutica, sobre todo en el caso del aceite de higuerilla (aceite de ricino o aceite castor y metabolitos secundarios), la curtiduría y sobre todo, la posibilidad del procesamiento en pequeño del aceite para transformarlo en biodiesel, a través de un proceso de transesterificación que da glicerina como subproducto. Otra opción muy importante es buscar complementar los cultivos con cría de animales, pues las tortas que quedan después de la extracción del aceite, tienen un elevado contenido en proteínas, que es el componente más caro e indispensable en las dietas pecuarias. Las cascarillas también pueden ser usadas para incorporar materia orgánica a los suelos.

Una consideración relevante es valorar la infraestructura carretera con que se cuenta, tanto de "caminos de saca" en campo, como de carreteras para transportar granos al centro de acopio de la planta extractora y de ésta al mercado objetivo. El tipo de medio de transporte, las características de los camiones, es indispensable de conocer y prever, pues como se veía en la parte de regulaciones, todo ello está sujeto a reglamentos y revisiones.

Por supuesto, ésta se considera una opción de reactivación para el campo, sobre todo para los productores de tipo campesino que suelen ser los poseedores de tierras marginales y actualmente ociosas, tanto por falta de opciones productivas, como de asistencia técnica, infraestructura y apoyos para establecer los cultivos. Sin embargo, para aprovechar esta oportunidad es indispensable la organización de los pequeños productores. Es un requisito sine qua non, puesto que se necesitarán superficies considerables en producción para que sea rentable establecer un centro de procesamiento.

Una figura que podría utilizarse para esta organización, es la cooperativa, pero bajo un esquema ligero que no condicione a los productores a ligarse a las formas de trabajo de sus compañeros y se les pague estrictamente en relación a la cantidad de producto que entreguen. Una forma de hacer eficiente la asistencia técnica es mediante los mecanismos de la agricultura de contrato, aunque quien contrate sea una cooperativa rural, pero que tenga su planta extractora de aceite. De esta manera, la planta debería ser la estructuradora del proceso productivo total, encargándose de la asistencia técnica, la provisión de los insumos necesarios en los momentos oportunos, la atención de las emergencias que pudieran presentarse y las recomendaciones para la cosecha en el tiempo y forma adecuada.

La investigación agronómica y la asistencia técnica son otros dos factores a considerar antes de comprometerse con un proyecto sobre un cultivo nuevo. Aunque el INIFAP está trabajando sobre los aspectos agronómicos, de acuerdo a lo expresado por el líder, los resultados son lentos y difícilmente comunicables por el equipo institucional encargado actualmente. Si se espera a la divulgación de los resultados que se obtengan por el instituto y a la multiplicación de las semillas necesarias, la oportunidad quedará atrás para los mexicanos(as) y sus tierras serán rentadas para el mismo objetivo, probablemente por transnacionales, cuyos pagos no permitirá a los campesinos salir de la miseria.

Por lo anteriormente asentado, los grupos que se comprometan en este tipo de producciones nuevas (aunque tanto la higuerilla como la jatropha son plantas que se han dado de manera silvestre o en traspatio, pero no como cultivos comerciales), tendrán que encargarse de conseguir y probar materiales - Colombia, a través de CORPOICA, desarrolló y recientemente liberó la variedad Nila Bicentenaria de higuerilla, con rendimientos de entre tres y cuatro toneladas por hectárea en 12 a 14 meses. Nila B prospera con frío moderado en altitudes de 1 800 a 2 100 msnm (CORPOICA, 2011)- así como hacer experimentación in situ con los mismos productores. Seguramente los primeros años de estos cultivos nuevos no serán de grandes logros económicos, y hay que estar preparados para ello, pero sí estar conscientes de que están abriendo una nueva posibilidad con mucho futuro.

El cultivo de oleaginosas no convencionales y no comestibles es, entonces, un reto que deberían asumir las organizaciones campesinas y las Organizaciones No Gubernamentales (ONG), como una oportunidad de apoyar la recuperación de tierras ociosas, y probablemente a mediano plazo, conseguir un ingreso decoroso para la gente del campo a la que actualmente sólo le queda el impulso de migrar, impulso cada vez más difícil de hacer realidad por las condiciones en que se está dando la producción de hortalizas en el noroeste (heladas y altos precios de los cereales, lo que ha conducido a un cambio de patrón de cultivos) y las dificultades de todo tipo para traspasar las fronteras hacia el norte.

Por otro lado, es importante estar muy al tanto de iniciativas como el Proyecto Manhattan. Resulta curioso, por decir lo menos, que el gobierno apoye con recursos públicos, incluso para investigación CONACYT, a empresas privadas trasnacionales que tienen muy bien definidos y hasta patentados sus procesos, como es este caso. Y, lo curioso no es apoyar a empresas privadas, pues a través de CONACYT se ha hecho siempre, sino en proyectos como este que no se ve por donde pueda realizar distribuciones de sus utilidades, puesto que ocupan muy poco personal por su alta tecnología. Sin duda de inicio comenzarán a trabajar en zonas ya ambientalmente impactadas, pero después, dependiendo de los márgenes de ganancia, avanzarán sobre buenos terrenos, "rentando ejidos completos" -expresión utilizada por el representante de OriginOil-, porque de acuerdo al mapa potencial de México lleno de plantas de microalgas presentado por el directivo de OriginOil, México podría ser el surtidor de aceite de algas para todo el mundo, pero a través y para, un gran consorcio trasnacional.

 

Literatura citada

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