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Revista mexicana de ciencias agrícolas

versão impressa ISSN 2007-0934

Rev. Mex. Cienc. Agríc vol.2 no.1 Texcoco Jan./Fev. 2011

 

Artículos

 

Uso del crédito: implicaciones para el desarrollo rural*

 

Use of credit: implications for a rural development

 

Silvia Xochilt Almeraya Quintero, Benjamín Figueroa Sandoval2, José María Díaz Puente1, Katia Angélica Figueroa Rodríguez3 y Luz María Pérez Hernandez1

 

1 Departamento de Planificación y Gestión de Proyectos de Desarrollo Rural. Universidad Politécnica de Madrid. Madrid, España. Tel. 01 595 9520200. Ext. 1205 y 1120. (jm.diazpuente@upm.es), luzmaph@colpos.mx.§Autora para correspondencia: xalmeraya@colpos.mx.

2 Campus San Luis Potosí. Colegio de Postgraduados. Iturbide 73. Salinas de Hidalgo, San Luis Potosí, México. C. P. 78600. Tel. 01 595 9520200. Ext. 6415. (benjamin@colpos.mx).

3 Campus Córdoba. Colegio de Postgraduados. Carretera Federal Córdoba-Veracruz, km 348. Congregación Manuel León Amatlán de los Reyes, Veracruz, México. A. P. 143. C. P. 94500. Tel. 01 272 7166000. (fkatia@colpos.mx).

 

* Recibido: junio de 2010
Aceptado: enero de 2011

 

Resumen

La falta de garantías al solicitar un crédito, la poca información donde recurrir a solicitarlo y las diferentes formas de exclusión a los servicios financieros, coloca a las personas que pertenecen al sector rural como los más vulnerables para acceder a estos servicios. A nivel internacional se han generado diversos modelos que permiten el acercamiento de financiamiento al sector. El objetivo de la presente investigación es entender cuáles son los principales problemas que enfrentan los productores al solicitar un crédito, averiguar si ven al crédito como una fuente de financiamiento y realizar recomendaciones que permitan ayudar a mejorar dicha situación. En el municipio de Salinas, San Luis Potosí, México, es una zona con características que pueden facilitar la generación de proyectos productivos, si se contara con un esquema de financiamiento. Durante el 2008, se aplicaron 186 encuestas y se analizaron estadísticas nacionales. Los resultados mostraron que no hay cultura financiera, los productores no tienen información necesaria, de quién ofrece los créditos o dónde invertir sus recursos; a la banca comercial no le interesa el impacto de desarrollo que puedan tener sus créditos; el crédito de avío es el más solicitado. Las conclusiones señalan que la situación actual en el municipio respecto al crédito, es la misma que en cualquier nivel, por tanto es importante articular modelos de financiamiento, que consideren al crédito como motor para el desarrollo, permitiendo así la generación de oportunidades de empleo y autoempleo.

Palabras clave: crédito, desarrollo rural, marginación.

 

Abstract

The lack of guarantees when applying for a loan, the little information on where to file for one and the different forms of exclusion from financial services leaves people who belong to the rural sector as some of the most vulnerable in terms of access to these services. At an international scale, several models have been developed that help people in this sector gain more access to funding. This aim of this investigation was to understand which the main problems are that farmers face when applying for a loan, to find out if they see the loan as a source of funding and to make recommendations to help improve this situation. The municipal area of Salinas, San Luis Potosí, Mexico, is an area with characteristics that can facilitate the creation of farming projects, if there was a funding scheme. In 2008, 186 surveys were conducted and national statistics were analyzed. Results showed that there is no financial culture, farmers lack crucial information on who offers credits or where to invest; commercial banking corporations are unconcerned about the development impact their credits may have; working capital loans are the most commonly applied for. Conclusions indicate that the current situation in the municipal area regarding loans is the same as in any level, and it is therefore necessary to articulate funding models that consider credits as an engine for development, thus allowing the creation of job opportunities and self-employment.

Key words: credit, marginalization, rural development.

 

INTRODUCCIÓN

Las zonas rurales presentan serias limitaciones que les impiden crecer, algunas de estas las señala Lizarraga y Casas (2005) al mencionar la deficiente provisión de infraestructura y de servicios, como son la educación y la banca, lo que contribuye a acentuar las disparidades socioeconómicas con los centros urbanos e intensifica el aislamiento de los núcleos rurales.

De acuerdo con Vázquez (1998), el desarrollo local consiste en un proceso de crecimiento económico y de cambio estructural, que conduce a una mejora en el nivel de vida de la población. Impulsar dinámicas de desarrollo local implica producir procesos de acumulación de capacidades políticas, económicas, culturales y administrativas a nivel local. El desarrollo de estas dinámicas debe ser llevada a cabo por los actores locales en un ambiente de permanente negociación (Arocena, 1995). Si a lo anterior le agregamos que puedan contar con crédito como fuente principal de financiamiento, se tendrán territorios con visibles mejoras en su calidad de vida. Para Muhammad Yunus, el crédito es uno de los derechos de la humanidad, y la falta de éste coloca a la gente pobre en desventaja, en realidad el crédito juega un papel más importante en el desarrollo social, económico y político que el que los economistas tradicionalmente le han asignado. El crédito es una arma poderosa, cualquiera que posea crédito, ciertamente estará mejor equipado para aprovechar ventajosamente sus capacidades (Rentería, 2005).

En los estudios de Cardero (2008), se menciona que el acceso al crédito para las mujeres representa con el tiempo una aportación mayor en el ingreso del hogar, reduciendo así la vulnerabilidad de los hogares. También se destaca que el crédito no crea por sí mismo oportunidades productivas, esto se logra sólo si es bien utilizado para aprovechar las oportunidades existentes. El crédito es una acción fundamental para financiar las actividades productivas en el sector rural; sin embargo, el mismo se encuentra ausente o es incipiente.

A nivel internacional destacan algunos ejemplos de éxito en cuanto a provisión de crédito se refiere, como es el caso del cooperativismo europeo, que surge con la finalidad de acercar dinero a los sectores más desfavorecidos »campesinos, artesanos, pequeños comerciantes« y que se veían en la necesidad de recurrir a los banqueros o usureros judíos, quienes tenían tradicionalmente el dominio de los créditos (Gatti, 2003).

Otro ejemplo en el mundo rural, es el Banco Rabobank que hoy en día es líder mundial como proveedor de servicios financieros. Con presencia en más de 35 países, con atención a 9 millones de clientes aproximadamente en todo el mundo. La industria agroalimenticia es su cliente principal y surgió durante 1800, cuando Friedrich W. Raiffeisen al darse cuenta que las necesidades financieras de los agricultores no eran cubiertas por la banca, decide establecer un banco cooperativo entre agricultores, esa iniciativa ha llevado a la institución a ser una organización importante en el medio.

Otro caso exitoso es el Banco Grammen creado por Muhammand Yunus en 1983 en India. Comenzó prestando el dinero del propietario a mujeres, el objetivo era facilitar crédito a los sectores más vulnerables y con el empleo de éste hacerles salir de la pobreza. En la actualidad es un banco importante tiene presencia en más de 50 países, emplea a más de 12 000 personas en 1 170 oficinas. Más de 93% de su capital se encuentra en poder de sus clientes, quienes alcanzando un cierto nivel de ahorro tienen acceso a la compra de acciones del banco (Gutiérrez, 2005).

El modelo de financiamiento del Banco Grameen sólo otorga créditos a grupos. Según Taub (1998) la manera en que el financiamiento grupal asegura el cumplimiento del contrato, es porque existe cohesión social, ya que los individuos conviven en una misma comunidad.

Algunos especialistas como Conde (2002) plantean que desde la creación del Banco Grameen, se ha demostrado que todos los que prestan dinero a los pobres, han descubierto que éstos sí pagan sus créditos así como el importe de los intereses que éstos generan. Se busca desarrollar esquemas de financiamiento que no eviten el pago de las tasas de interés, sino aquellos que les brinden la oportunidad de acceder a créditos sin tanto problema en el momento de solicitarlos. El crédito que se otorga con un costo más bajo al real no es un crédito, se hablaría en todo caso de un reparto de dinero en forma de renta, ya que se benefician más causas que proyectos (Esquivel, 2008).

El objetivo principal fue analizar el contexto crediticio, que prevalece en las comunidades del Municipio de Salinas, San Luis Potosí, México; con la finalidad de entender la realidad que viven los productores de dicha zona, observar las implicaciones que se originan ante esta situación la búsqueda del progreso o desarrollo de la región, y proponer mecanismos que permitan promover la obtención más efectiva de los recursos, suficientes y oportunos, generando así oportunidades de empleo y autoempleo, para que en consecuencia se mejoren las condiciones de vida.

Contexto mexicano

Los problemas para acceder a los créditos bancarios en México, no sólo los tienen los pequeños productores, ya que de acuerdo a Hemmen (2002), el financiamiento bancario de las empresas está muy relacionado a su tamaño; es decir, cuanto más grande sea la empresa mayor es la participación del crédito bancario. Petersen y Rajan (1994): Harhoff y Körting (1998) consideran que las empresas en general prefieren financiarse, a través de la banca por encima del financiamiento que ofrecen los proveedores por ser ésta más costosa. Sin embargo, en el contexto mexicano esta afirmación no es aplicable ya que tanto las pequeñas empresas como los productores agrícolas, anteponen cualquier otra fuente de financiamiento al de la banca.

La principal razón es la poca atención que ésta da a esos sectores. Durante 1998, Myhre, consideró que el Estado Mexicano podía alcanzar su objetivo de acercar el financiamiento al sector rural, si trabajaba con productores para establecer bancos locales, fondos de ahorro, uniones de crédito y además, se comprometían recursos estatales en una innovación institucional que dejase fuera a la burocracia.

En términos de las opciones de financiamiento en México de acuerdo a la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP, 2010), las instituciones que ofrecen este servicio financiero las contempla el sistema financiero mexicano, dentro de los fondos y fideicomisos públicos; el sector bancario a través de la banca de desarrollo y múltiple; el sector de ahorro y crédito popular (SACP), y el sector de intermediarios financieros no bancarios.

Una de las instituciones que el gobierno mexicano ha implementado para financiar el medio rural, es la Banca de Desarrollo, cuya finalidad es financiar proyectos prioritarios para el país enmarcados en el Plan Nacional de Desarrollo (PND), ejerciendo su función a través de las siguientes instituciones: Financiera Rural, Nacional Financiera (Nafin), Banco Nacional de Obras y Servicios Públicos (Banobras), Banco Nacional de Comercio Exterior (Bancomext), Banco Nacional del Ejercito Fuerza Aérea y Armada; Banco del Ahorro Nacional y Servicios Financieros (Bansef) y las Sociedad Hipotecaria Federal (SHF). Los fondos y fideicomisos públicos también son parte de la Banca de desarrollo y son administrados por diversas dependencias.

El SACP está integrado por federaciones y confederaciones de entidades de crédito popular que agrupan a: sociedades cooperativas de ahorro y préstamo, sociedades financieras populares, cajas solidarias, cajas de ahorro popular y sociedades de ahorro y préstamo. Actualmente son 77 las que se encuentran en operación.

Dentro del sector de intermediarios financieros no bancarios, se encuentran las organizaciones y actividades auxiliares de crédito, las uniones de crédito operando en el país (136), casa de cambio (23 en funciones), sociedades financieras de objeto múltiple y las sociedades financieras de objeto limitado.

Los tipos de créditos que ofrecen las diferentes instituciones mencionadas, por lo general son los mismos. Para este análisis utilizaremos las definiciones de la Financiera Rural (2009): habilitación y avío, tiene el propósito de financiar las necesidades de capital de trabajo de individuos y empresas, tales como pago de salarios y jornales, compra de insumos y fertilizantes, vacunas, entre otras. Refaccionario, es un crédito para la adquisición de maquinaria y equipo, unidades de transporte, ganado, construcción o adaptación de inmuebles, obras de infraestructura, etc.; simple, es un crédito muy flexible ya que no tiene un destino especifico; prendario, la garantía debe ser depositada en un almacén de depósito se otorga a individuos o empresas que posean o comercializan granos, fertilizantes, ganado bovino o cualquier otro producto susceptible de ser acopiado; factoraje, brinda liquidez a empresas del medio rural interesadas en proveer de insumos a empresas y entidades u organismos públicos, que en sus políticas de pago contemplen plazos para cubrir sus compras, limitando la participación de productores que carecen de recursos suficientes para cumplir con esas condiciones; por último el crédito de reportó, concede liquidez sobre títulos de propiedad de productos agropecuarios que se tengan depositados.

 

MATERIALES Y MÉTODOS

La investigación se realizó con la elaboración y aplicación de encuestas, dirigidas a productores y negocios establecidos en las comunidades del municipio de Salinas de Hidalgo, San Luis Potosí, México, (Figura 1). Los niveles de pobreza alimentaria, que detecta Székely y Pardo (2007), para el estado de San Luis Potosí es considerado como alto, y la clasificación que realiza respecto a la desigualdad coloca a la entidad en el lugar número ocho a nivel nacional. Por tanto realizar esta investigación dentro del estado se justifica, ya que no sólo está dentro de un lugar con pobreza, sino que como lo veremos enseguida, el municipio cuenta con ciertos recursos locales, que permiten sugerir que ante un escenario adecuado de crédito, la zona puede mejorar su calidad de vida; es decir, incrementar las fuentes de empleo, tener acceso a educación y servicios médicos, entre otros.

El municipio posee una superficie de 1 745 km2 que corresponde 2.88% de la superficie estatal. (plan municipal de desarrollo, 2007-2009). El producto interno bruto (PIB) que genera el municipio, aportaba la cantidad de $ 2 966.00 al PIB nacional. En 80% del territorio municipal, el uso de la tierra es pecuario, debido a la gran área de matorrales, que es propicia para la crianza de ovinos; por ejemplo, para el 2000 según cifras del gobierno del estado, existían en el municipio 17 959 cabezas de ganado ovino y 54 636 de caprino, en 2007 de acuerdo al censo agropecuario 2007, se registraron 22 046 cabezas de ganado ovino.

Datos de SIAP (2008), señalan que la producción de ganado ovino en pie fue 1 114 t con valor de producción de 24 749 miles de pesos. Se considera que la región debe aprovechar sus recursos naturales a través de la articulación de proyectos productivos, que sean rentables y en los ovinos se encuentra una opción, dado que en la zona se comercializa el ganado en pie sin proporcionarle ningún valor añadido, de aquí se puede considerar la integración económica, que se puede derivar, y que serían parte de los proyectos productivos que se proponen activar en la región, tales como: la lana, piel, cortes de carne, quesos, entre otros. Sin descartar, la posibilidad a instrumentar dadas las características geográficas del municipio, como serian: el acopio de semillas, producción de alimentos, el turismo, manejo de residuos, etc. Por tanto, realizar un análisis del uso del crédito en el municipio, permite conocer qué tanto, los actores han tomado en cuenta y que manejo se ha dado al crédito con respecto a los recursos locales que se tienen en la zona.

La investigación de campo consistió en la aplicación de encuestas, se hizo especial énfasis a la forma en que financian sus actividades los productores y negocios establecidos en 12 y 31 comunidades, de las 98 que posee el municipio. Dado que la región es rural, se consideró encuestar a productores para conocer cuáles son sus fuentes de financiamiento y examinar si el crédito lo perciben como una opción, la decisión de incluir a los negocios, fue porque desempeñan actividades de comercio y por tanto, ellos también tienen elementos para hablar de financiamiento y crédito.

Se levantaron 106 y 85 encuestas, para productores y negocios establecidos, respectivamente. Sólo se consideró la cantidad de comunidades mencionada, ya que en ellas se concentra el mayor número de los actores previamente descritos. También se realizó un acopio de información de gabinete para tener una mejor apreciación de que ocurre a nivel nacional con el tema del crédito.

La muestra se calculó con muestreo simple aleatorio (MSA). Se utilizó una ecuación para un muestreo simple aleatorio de proporciones con varianza máxima, por ser aplicable para poblaciones grandes. Mediante el cálculo del número de muestras, con el uso de esta ecuación se puede determinar el tamaño de muestra máximo (Scheaffer et al., 1987).

Este diseño de muestra es aplicable para el caso de poblaciones grandes, así se tiene que S2n = pnqn, la cual es una medida de la variabilidad que indica que cuando este producto es máximo, la varianza también lo es. Donde qn se define como la proporción de los que no pertenecen al grupo de interés; por lo tanto, pn+ qn= 1 y qn= (1-pn). El valor pnqn, cuando pn= 0.5 y qn= 0.5, es 0.25; es decir, pnqn= 0.25. Dada la ecuación que determina el tamaño de muestra.

Para una confabilidad del 95%, su valor correspondiente en la distribución normal estándar es de = 1.96 ≈ 2. Por otra parte, d es el nivel de precisión (d= 0.1), entendiéndose ésta como el máximo error o alejamiento entre el estimador y el parámetro que el investigador está dispuesto a aceptar.

N es el tamaño de la población; es decir, número de negocios registrados en la cámara de comercio y beneficiarios en Programa de Apoyos Directos al Campo (PROCAMPO) 2007, que depende del gobierno federal y cuyo objetivo es transferir recursos de apoyo a la economía de los productores rurales, para el caso de negocios es igual a 582 y el tamaño de muestra a determinarse es n. Así, se tiene que entonces: sustituyendo valores para el caso de negocios tenemos que =85.33 ≈ 85. El mismo ejercicio se realizó para los productores y el número de encuestas a aplicarse resultaron 106.

Las entidades que ofrecen crédito de manera formal e informal fueron entrevistadas, entre las que se encuentran: Banorte, BBV, SIFIDE, caja de ahorro. Se entrevistó también, a informantes clave sobre las prácticas de usura que se tienen en el municipio.

 

RESULTADOS Y DISCUSIÓN

Falta de cultura financiera

De acuerdo al censo agropecuario 2007, se tiene que 96% no contrataron créditos, tampoco seguros para financiar sus actividades agropecuarias. Dentro de las unidades que contrataron créditos, se observa que la banca comercial y las instituciones de gobierno no figuran como principales fuentes de financiamiento; esto refleja que efectivamente el sector carece de servicios financieros, el sistema bancario mexicano se caracteriza por tener un alto nivel de desbancarización; es decir, porcentajes muy altos de población que no utilizan o están fuera del circuito bancario formal (Ruiz, 2004). Las principales fuentes de financiamiento para ambos ámbitos, no están especificadas 65% para el nacional, y 60% en el estado; mientras que la banca comercial presenta 9% de preferencia a nivel nacional, y 10% con respecto a los datos del estado.

Créditos más solicitados

Los créditos más solicitados son de avío, tanto a nivel nacional como estatal: 2.6% y 2.4%, respectivamente. Únicamente 13 102 unidades de producción a nivel nacional, contrataron crédito refaccionario y 495 a nivel estado. Sólo 2.9% de las unidades destinan parte de sus ingresos al ahorro, y 2.5% se agrupa para solicitar apoyos de financiamiento a nivel nacional. Al observar que el crédito más solicitado es el de avío, nos indica que las actividades que se están financiando, en general son abasto de semillas, fumigantes y salarios.

Es importante desatacar que si el crédito más solicitado fuera; por ejemplo, el refaccionario tendríamos a productores más enfocados al crecimiento de sus proyectos o actividades, debido a que este tipo de crédito se refiere a la adquisición de maquinaria, inmuebles o la reparación de instalaciones. Al no ocurrir así tenemos que nuestros productores no pasan de una primera fase, en la que se abastecen de materias primas para la producción.

Falta de información y de garantías

Los datos mostrados en el Cuadro 1, resumen las condiciones actuales que en materia de crédito se tienen, destacando que las unidades de producción a nivel nacional no contratan crédito 95.76% y a nivel estatal 95.99%. Estos datos permiten reflexionar sobre la poca importancia de este sector a solicitar y asumir créditos o de la falta de información y confianza del sector para poder accesar a ellos.

Es bajo el porcentaje de personas que han solicitado un financiamiento, 19.28% »en el caso de los negocios« dentro de éstos, destaca el hecho de que las comunidades que tienen menos de 250 habitantes son las que han recurrido al crédito. Para los productores, no resultó ser representativo el porcentaje que ha solicitado préstamos, 92.71% de los productores encuestados nunca ha recurrido a algún tipo de crédito.

La indagación sobre las razones por las que no han solicitado un préstamo o han accesado un apoyo gubernamental, muestra 31.34% manifestó no haber tenido necesidad; mientras que 68.66%, señalan como principales razones las siguientes: no saber cómo solicitarlo, pensar que no lo conseguirán, por no convenirle los montos, considerar que se realizan demasiados trámites, entre otros. Lo anterior fortalece la opinión de Herrera (2009), al decir que en México, se carece falta de información en el medio rural sobre las ofertas de los programas gubernamentales, ante la falta de organización, capacidades locales y la incipiente democratización de las decisiones sobre los destinos y usos de los recursos públicos. Si a esta situación agregamos que según Rajdeep y Craig (2008), se cree que el conceder préstamos a campesinos presupone un riesgo por no ser ellos sujetos deseables para que se les otorguen prestamos, debido a que no cuentan con la habilidad necesaria para hacer el mejor uso de los fondos prestados.

El 70% de los que solicitaron préstamos está al corriente de su pago, 20% ya terminó de pagar y sólo 10% tiene problemas para hacer sus pagos porque lo aplicaron en cuestiones diferentes; es decir, no fue para realizar inversión sino para subsanar otras cuestiones (deudas anteriores, celebraciones, salud, etc.) provocado un descontrol y falta de dinero para cumplir con el pago, de acuerdo a los encuestados. Lo anterior demuestra que aunado a la falta de información, también se carece de educación financiera, cuyo propósito es enseñar a la gente conceptos sobre el dinero y cómo administrarlo cuidadosamente. Ofrece la oportunidad de aprender habilidades básicas relativas a nuestros ingresos, gastos, presupuesto, ahorros y préstamos. Cuando uno está mejor informado para tomar decisiones financieras, uno puede planificar y alcanzar los objetivos propuestos. Más aún, una vez que las personas adquieren las habilidades que brinda la educación financiera, dichas habilidades permanecerán con ellos por siempre (BANSEFI, 2007).

Es baja la proporción de propietarios que ahorran, 32.53% de los encuestados. En todos los tamaños de localidades se observa una alta frecuencia de propietarios y productores que no ahorran; pero sus ingresos en 80 y 86%, respectivamente, se destinan a cubrir sus necesidades básicas. El excedente de sus ingresos, en la mayoría de los casos, 60% de los encuestados, lo destinan para mejorar su vivienda y para adquirir bienes productivos, tales como: tractores, camionetas, ganado, semilla, entre otros. El que se tenga hábito por el ahorro es importante, ya que permite reservar una parte del ingreso actual que será utilizado en el futuro.

No corren riesgos las instituciones que ofrecen crédito

Dentro de la información que se obtuvo de las instituciones formales, destaca que la gama de créditos que ofrecen es amplia, avío, refaccionario, simple, hipotecario, factoraje, reporto, tarjetas de crédito, entre otros servicios. Siendo el más solicitado el de nómina y autofinanciamiento (para automóviles de uso particular). Estos dos tipos de crédito tienen que ver con el consumo y el riesgo de proveer servicios financieros a los pobres, porque ellos optan más por un crédito de consumo, lo cual conduce al detrimento del crédito a las actividades de producción (Esquivel, 2008).

Resulta claro que mientras el sujeto que solicite el crédito, demuestre tener un buen historial crediticio, y reúna todos los requisitos, es suficiente para otorgarle el crédito. A estas instituciones no les interesa si el uso del crédito tendrá un impacto de desarrollo en la zona. Ninguna de estas instituciones, brinda cursos de capacitación con la finalidad de dar seguimiento a la aplicación del crédito, y en consecuencia garantizar la recuperación del mismo. Lo que ocurre con los bancos en el municipio confirma lo que menciona Esquivel (2008), los bancos no buscan rentabilidad social sino la financiera.

Fuentes más frecuentes de financiamiento

Las fuentes más frecuentes son aquellas que no les piden tantos requisitos para poder accesar al crédito, una de ellas es la caja de ahorro que funciona en el municipio, es de carácter informal, ya que carece de una figura legal; sin embargo, ésta funciona desde hace 9 años, beneficiando actualmente a 20 personas, en general mujeres. Los montos que manejan son de mil y hasta 6 mil pesos, los plazos son hasta 16 semanas, el interés que se paga 20% sobre el monto, no existe esquema de ahorro, los fondos provienen de una persona que figura como el "dueño" de la caja, y la aplicación no es para actividades productivas.

Por otro lado, se tiene a los prestamistas y aproximadamente son 10 los que operan en el municipio, y se trata generalmente de jubilados; los montos que prestan van de 10 mil a 100 mil pesos, el interés que cobran oscila entre 15 y 20% mensual y anticipado; las garantías solicitadas son, aparte de un buen aval, cualquier tipo de propiedad: tierras, vehículos, casas, ganado, entre otros. Los plazos van de 3 a 6 meses y en cantidades mayores hasta un año. Se considera que cada prestamista tiene alrededor de 15 personas como deudores, y que estos acuden a este tipo de préstamos en casos de algún tipo de urgencia, ya sea propia de su activad económica o familiar.

 

CONCLUSIONES

La situación que se vive en torno al crédito es el mismo en todos los niveles >>nacional, estatal y local<< ya que se observa una marcada falta de cultura de crédito, así como falta de información de dónde y cómo obtener un préstamo de forma adecuada.

La caja de ahorro, a pesar de ser completamente informal, se ha mantenido por nueve años, y al observar las condiciones que imperan sobre el ejercicio de usura, nos muestra que se tiene necesidad de acceder al crédito, pero al no existir medios de información adecuados, las personas recurren a donde se les facilite, por tiempo y no por costo.

Los recursos que se tienen en la localidad permiten la explotación de la cadena de valor de ovinos, siendo esta la focalización más adecuada para los recursos económicos (propios o financiados) de la comunidad. Si en el municipio de Salinas, San Luis Potosí, se articularan propuestas de financiamiento que vean al crédito como opción, y se instruyera a los actores en buen manejo y empleo del crédito, a través de proyectos viables se tendría un cambio favorable en términos de ingreso y de empleo en la zona, como ha ocurrido con esquemas que han implementado en otros lugares, como el caso del cooperativismo europeo.

 

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