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Revista mexicana de ciencias agrícolas

versión impresa ISSN 2007-0934

Rev. Mex. Cienc. Agríc vol.1 no.4 Texcoco oct./dic. 2010

 

Artículos

 

Situación y desafíos del sector orgánico de México*

 

Situation and challenges of the mexican organic sector

 

Manuel Ángel Gómez Cruz1, Rita Schwentesius Rindermann, Javier Ortigoza Rufino1 y Laura Gómez Tovar2

 

1Centro de Investigaciones Interdisciplinarias para el Desarrollo Rural Integral (CIIDRI). Universidad Autónoma Chapingo. Carretera México-Texcoco, km 38.5. C. P. 56230. Chapingo, Estado de México. Tel. 01 595 9521506. (manuelgomez@ciidri.com.mx).§Autora para correspondencia: rschwent@prodigy.net.mx.

2Departamento de Agroecología. Universidad Autónoma Chapingo. (gomezlaura@yahoo.com)

 

* Recibido: abril de 2010
Aceptado: octubre de 2010

 

Resumen

En la actualidad, diversos factores de carácter ambiental, social, económico, cultural y político, han motivado el interés por el desarrollo de la agricultura orgánica, reconociéndose como una alternativa económicamente eficiente, socialmente justa y ecológicamente sostenible con potencial para atenuar los impactos negativos atribuidos a la agricultura convencional. Pese a su dinamismo, el cual se refleja en tasas de crecimiento superiores a 25%, la estadística oficial no registra de manera adecuada su evolución, se atribuye en parte que éste sector quede excluido del ejercicio de la actual política agrícola nacional. Por lo tanto, la actualización permanente de los datos estadísticos se convierte en una necesidad para poder definir políticas para su fomento. En ese sentido, el artículo presenta y analiza los datos levantados entre 2007 y 2008 dentro del proyecto "sistema de seguimiento e información de la agricultura orgánica de México", que los autores iniciaron en 1995; se resalta la geografía de la producción, la diversificación de la producción, el perfil de los productores, la participación de la población indígena, el papel de la mujer, así como la problemática que impide potenciar sus impactos y las oportunidades, entre otros aspectos.

Palabras clave: alternativa, agricultura orgánica, desarrollo, diversificación, geografía de la producción.

 

Abstract

At the present time, diverse factors of environmental, social, economic, cultural and political character, have motivated the interest for development of organic agriculture, recognizing as an economically efficient, socially responsible and ecologically sustainable alternative, with potential to attenuate negative impacts attributed to conventional agriculture. In spite its dynamism, which reflected growth rates superior to 25%, there are no official records to supervise its evolution, then this sector is excluded from current national agricultural policies. Therefore, the permanent update of statistical data becomes a need to define policies that favor its development. In that sense, the article presents and analyzes data gathered between 2007 and 2008 inside the project "tracking and information system of organic agriculture in Mexico" that the authors began in 1995; the production geography, the production diversification, the producers profile, the indigenous population participation, the women paper are analyzed as well as problem that stops potentiate its impact and opportunities, between other aspects.

Key words: alternative, development, diversification, organic agriculture, production geography.

 

INTRODUCCIÓN

La agricultura orgánica ha adquirido importancia dentro del sistema agroalimentario en más de 154 países; existen alrededor de 67 millones de hectáreas certificadas en forma orgánica, por lo menos 560 000 unidades de producción atendidas por 1.4 millones de productores (Willer y Kilcher, 2010).

A pesar de la aceptación y extensión que ha alcanzado esta forma de producir y la filosofía que la sustenta, no ha terminado la discusión sobre su denominación y definición. De acuerdo con Baillieux y Scharpe (1994), la variabilidad de la terminología para la denominación como agricultura orgánica, biológica, ecológica o biodinámica se debe principalmente a razones lingüísticas.

Así como existe variabilidad de la terminología para su denominación, existen también varias definiciones que son objeto de debate, según el foro de discusión donde se trate: Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación y la Organización Mundial de la Salud (FAO-WHO), Unión Europea (UE), Estados Unidos de América y la Federación Internacional de Movimientos de la Agricultura Orgánica (IFOAM), por sus siglas en inglés. No obstante, tales definiciones coinciden en que es un método que consiste en la gestión del ecosistema en vez de la utilización de insumos de síntesis química. Es decir, la agricultura orgánica es concebida como un sistema holístico de gestión de la producción que fomenta y mejora la salud de los agroecosistemas, y en particular la biodiversidad, los ciclos y la actividad biológica del suelo, a través de prácticas que excluyen el uso de productos de síntesis química.

Para este artículo, se adopta la definición de la IFOAM aprobada en su congreso mundial en 2008: "la agricultura orgánica es un sistema de producción que mantiene y mejora la salud de los suelos, los ecosistemas y las personas. Se basa fundamentalmente en los procesos ecológicos, la biodiversidad y los ciclos adaptados a las condiciones locales, sin usar insumos que tengan efectos adversos. La agricultura orgánica combina tradición, innovación y ciencia para favorecer el medio ambiente que compartimos y promover relaciones justas y una buena calidad de vida para todos los que participan en ella" (IFOAM, 2008).

En el ámbito mundial, México ocupa la posición 16 respecto a la superficie orgánica, el tercero con respecto al número de productores y es el país con mayor diversidad de cultivos producidos orgánicamente, con alrededor de 81 cultivos. En México, la agricultura orgánica adquiere una dimensión particular; la geografía de su producción está estrechamente ligada a la geografía de la pobreza y la biodiversidad. Su crecimiento se concentra en Chiapas y Oaxaca (Figura 1), que son las entidades más pobres de país, con el Índice de Desarrollo Humano (IDH) de 0.7185 y 0.7336, respectivamente (PNUD, 2007). Asimismo, México está dentro de las 12 naciones catalogadas como "megadiversas" del mundo (PNUMA, 2002) con Chiapas, Oaxaca, Veracruz concentran alrededor de 70% de la biodiversidad del país (CONABIO, 1998).

Aunque en su desarrollo participan también grandes agricultores y se ha priorizado su fomento a través de cultivos con potencial de exportación, por los beneficios económicos más altos cuando se conecta a los mercados mundiales (Nelson et al., 2008), en México la agricultura orgánica se vincula en mayor medida a pequeños agricultores caracterizados por su estado de pobreza y de marginación (de 128 862 productores orgánicos ubicados, 99.95% son pequeños agricultores, 82.77% pertenece a algún grupo indígena y el 34.6% son mujeres) (Gómez et al., 2010).

Lo anterior confiere una importancia estratégica, dado que puede contribuir una reducción de la dependencia alimentaria, la generación de empleo rural de mejores ingresos, la reducción de la migración y la pobreza, la generación de externalidades positivas, la conservación de la biodiversidad y la sostenibilidad ambiental. De acuerdo con un estudio realizado por la IFOAM, la agricultura orgánica contribuye de manera importante a reducir la dependencia de alimentos importados, la generación de empleo, la reducción de la migración, la obtención de un mejor nivel de vida de los productores orgánicos. Además, contribuye en la generación de externalidades positivas, o bien a la reducción de las negativas de la agricultura convencional (IFOAM, 2010).

Este documento forma parte de la continuación del estudio "sistema de seguimiento e información de la agricultura orgánica de México", que desde 1995 el cuerpo académico de investigación, producción, inspección, certificación, comercialización y consumo de productos orgánicos del centro de investigaciones interdisciplinarias para el desarrollo rural integral (CIIDRI) de la Universidad Autónoma Chapingo (UACH), viene desarrollando con la finalidad de disponer de una serie de datos y trabajos de identificación a detalle de la situación, retos, oportunidades y tendencias del movimiento orgánico mexicano (Gómez et al., 2005 y 2006).

 

MATERIALES Y MÉTODOS

Con la finalidad de sustentar el análisis y los resultados obtenidos, para la investigación se seleccionaron aquellas entidades con mayor representatividad de la producción orgánica, con base en el número de productores y la superficie orgánica establecida y tipo de producto. El objeto de estudio fue en primera instancia, los agricultores orgánicos y en segundo plano actores y actrices informantes clave, involucrados en forma y grado distintos al sector, tales como: investigadores (as), representantes de organizaciones de productores y agencias de certificación, principalmente.

Para conocer la percepción y las expectativas del estado actual de desarrollo de la agricultura orgánica en México, el estudio se basó fundamentalmente en la generación de información primaria. Por lo tanto, a partir del directorio 2008 "agricultura orgánica de México" (Gómez et al., 2008), que consta de 648 unidades de producción, se calculó un tamaño de muestra aplicando un diseño de muestreo de proporciones con varianza máxima para 10% de precisión y 95% de confiabilidad (Vivanco, 2005), resultando una muestra de 165 agricultores orgánicos aplicando una entrevista directa. A esta muestra, se realizó un cuestionario que constó de 56 interrogantes de hecho y opinión; las respuestas fueron abiertas, cerradas y dicotómicas. Las variables obtenidas se refieren al perfil de los productores orgánicos; las características de las unidades de producción orgánica; las principales prácticas de manejo empleadas; el destino de la producción orgánica; los precios de la producción orgánica; la problemática y necesidades del sector orgánico; y los factores positivos y negativos que potencian y limitan el fortalecimiento del sector orgánico mexicano.

Este proceso de registro y documentación formal de la información se inició en 2000 con el apoyo directo en su momento de la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural (SAGAR) con un primer trabajo que identificó los estados de la república mexicana y las unidades con producción orgánica.

Además de incluir la información básica de las unidades con agricultura, ganadería y apicultura orgánicas, integra parte de la información de las agencias que participan en la certificación de la producción orgánica en el país. Se desglosa la información por estados y productos agrícolas, apícolas y pecuarios, proveniente de 652 contactos de pequeñas unidades, organizaciones y empresas de producción orgánica, de los cuales 589 son agrícolas, 26 apícolas y 25 ganaderos.

Así como datos proporcionados por las agencias de certificación: certificadora mexicana de productos y procesos ecológicos (CERTIMEX), asociación para el mejoramiento de los cultivos orgánicos (OCIA), por sus siglas en inglés, Oregon tilth certified organic (OTCO), California certified organic farmers (CCOF), guaranteed organic certification agency (GOCA), BCS Öko garantie, California crop improvement association, quality assurance internacional (QAI), naturland y certification of enviromental standards (CERES).

El censo agropecuario del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI, 2007) registra por primera vez datos del sector orgánico, fundamentalmente el número de unidades de producción y la superficie con producción orgánica en México, esa información debe considerarse incompleta y deficiente. Por el contrario, el nivel de detalle de la información y su interpretación en el presente artículo la hacen única y constituye la referencia base para el conocimiento y la caracterización del sector orgánico mexicano. Su aportación principal consiste en proporcionar un conocimiento profundo sobre la importancia, el estado actual, los retos, las tendencias y las limitaciones del sector orgánico mexicano. Es más, la información generada constituye un avance para que México logre el estatus de país tercero ante la UE, que en el futuro podrá reducir significativamente los costos de certificación de los productores mexicanos.

El artículo se divide en tres secciones; en la primera, se presenta de manera detallada los principales aspectos de la caracterización de la agricultura, la ganadería y apicultura orgánicas en el país, haciendo énfasis en su ubicación geográfica a nivel de entidades federativas y los cultivos; la segunda parte caracteriza a los productores orgánicos y la tercera detalla los desafíos y limitaciones de carácter técnico, económico, institucional y social del sector.

 

RESULTADOS Y DISCUSIÓN

Caracterización de la agricultura orgánica en México

A finales de la década de los ochenta, los países desarrollados comenzaron a demandar productos tropicales y de invierno, producidos en forma orgánica, que en sus territorios no se pueden cultivar, estimulando de esta manera la práctica de la agricultura orgánica en México. A través de algunas comercializadoras, ONG y grupos religiosos, se fomentó en México la apropiación de esta nueva forma de producir, para complementar y diversificar una demanda ya creada en el exterior (Gómez et al., 2000).

En un inicio, agentes de países desarrollados se conectaron con diferentes actores y actrices en México, solicitando la producción de determinados productos orgánicos; así comenzó su cultivo, principalmente en áreas donde insumos de síntesis química no eran empleados. Caso de las regiones indígenas y áreas de agricultura tradicional en Chiapas y Oaxaca. Posteriormente, compañías comercializadoras de los Estados Unidos de América, influenciaron el cambio a la producción orgánica en la zona norte del país, ofreciendo a empresas y productores privados financiamiento y comercialización a cambio de productos orgánicos. Esto permitió a las compañías abastecer la demanda de los productos solicitados en los tiempos y temporadas específicas requeridas, obtenindo mejores precios por ellos (Gómez et al., 2001a).

Importancia del sector orgánico

A diferencia de sectores agropecuarios del país, el orgánico ha crecido en medio de la crisis agroalimentaria. La superficie orgánica, el número de productores, las divisas generadas y el número de empleos presentan un dinamismo anual superior al 25% a partir de 1996. Para el ciclo 2007-2008, con base en datos del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias para el Desarrollo Rural Integral (CIIDRI), obtenidos en el proyecto "sistema de seguimiento e información de la agricultura orgánica en México", se estimó una superficie orgánica de 378 693 ha, no se incluye la superficie apícola orgánica, en la que participan más de 128 000 productores (Gómez et al., 2010).

La agricultura orgánica constituye una actividad económica con potencialidad en la generación de empleo y divisas. Su adopción requiere 30% más de mano de obra por hectárea con respecto a la producción convencional, contribuyendo de esta forma, a la creación de alrededor de 172 000 empleos directos. Asimismo, México es líder en la producción de café orgánico y sus características agroecológicas dan ventaja comparativa en la producción de determinados cultivos (frutas tropicales y hortalizas), cuya producción se ha orientado fundamentalmente al mercado internacional, creando una fuente importante de divisas (Gómez et al., 2010). La actividad dominante se refiere a la producción agrícola orgánica, en ésta se concentra 91.6% de las unidades y 97.2% de los productores.

Agricultura orgánica

En 1996 se cultivaban de manera orgánica alrededor de 30 cultivos o grupos de cultivos en asociación, para 2008 ha aumentado a 67. Sin embargo, 15 cultivos concentran 97.3% de la superficie con producción orgánica (Gómez et al., 2010).

Lo anterior implica que aún cuando se presenta una tendencia hacia la diversificación de la producción orgánica como resultado de los esfuerzos de los productores por ampliar la oferta de productos (bambú (Bambusa arundinacea), ajo (Allium sativum), nim (Azadirachta indica), cacahuate (Arachis hypogaea), chabacano (Prunus armeniaca), y jiotilla (Escontria chiotilla), son cultivos que se incorporaron a la producción orgánica en los últimos tres años), continua sobresaliendo la concentración de la superficie destinada a la producción de café (Coffea arabica) (50% de la superficie orgánica nacional), asimismo, del total de unidades de producción orgánicas registradas para el bienio 2007-2008, el 45.39% se dedican a la producción de este cultivo; le sigue en orden de importancia las hortalizas con 9.5%; el aguacate (Persea americana) 8.5% y el cacao (Theobroma cacao) 8.1% de la superficie orgánica nacional (Figura 2) (Gómez et al., 2010).

Destacan los productos no tradicionales cultivados en proporciones altas en comparación con la superficie convencional (Figura 3). Tal es el caso del rambután (Nephelium Lappaceum), cuya superficie orgánica representa 80% de la superficie sembrada de manera convencional; algo similar sucede con cultivos como maracuyá (Passiflora edulis) (36.5%), zarzamora (Rubus fructicosus) (7.8%) y litchi (Litchi chinensis) (6.5%), cuyas superficies con producción orgánica muestran una tendencia creciente, en respuesta a la demanda que viene del mercado exterior (Gómez et al., 2010).

El 91.5% de la superficie se localiza en nueve entidades del país, el estado de Chiapas es el principal productor de alimentos orgánicos y junto con Oaxaca, concentra 49.3% de la superficie nacional bajo manejo orgánico (Gómez et al., 2010).

Sin embargo, a pesar de la tendencia hacia la mayor diversificación, a escala nacional se mantiene una situación de concentración por regiones; por ejemplo, 91.5% de la producción orgánica del estado de Chiapas sigue siendo el cultivo del café; en Oaxaca corresponde 90.1%. En Tabasco el 90.5% de la superficie orgánica es de cacao. El 50.7% de la superficie orgánica en Michoacán se concentra en aguacate y 46.5% en coco; en Sinaloa el 80.4% corresponde a hortalizas; y en Jalisco 70.5% es de agave (Agave potatorum) (Gómez et al., 2010).

La alta demanda de frutas tropicales como el plátano (Musa paradisiaca), mango (Mangifera indica), piña (Ananas comosus), aguacate, papaya (Carica papaya) etc, y de productos no tradicionales (frambuesa (Rubus idaeus), zarzamora, vainilla (Vanilla planifolia), yuca (Manihot esculenta), nim, maracuyá, rambután y litchi, ha sido un motor importante para la conversión de la producción orgánica y para su diversificación; ello también explica el crecimiento significativo de la superficie de determinados cultivos, tal es el caso del aumento importante que registró la superficie de café durante 2008, el cual se atribuye al precio obtenido de entre 15 y 20 dólares por arriba del precio de la bolsa del café convencional y 155 dólares por quintal (46 kg de café verde) para el café orgánico certificado en el Comercio Justo (Tang, 2009).

Uno de los grandes mitos de la producción orgánica, no solamente en México sino en todo el mundo, es el supuesto que al dejar de utilizar insumos de síntesis química se reducen los rendimientos. La experiencia mexicana indica que eso no necesariamente es cierto y es posible obtener rendimientos mayores que en la producción convencional, cuando se logran concretizar esfuerzos colectivos para cubrir las necesidades de formación y capacitación en escuelas propias de las organizaciones de productores y se aplican los conocimientos ancestrales de tecnologías de producción, se logra que los rendimientos en café y cacao, son mayores que en la producción convencional.

Ganadería orgánica

La ganadería orgánica se mantiene en una fase incipiente; incluso, el número de unidades de producción de carne de res y ovino, así como de leche se redujo de 49 a 47. Veracruz y Tabasco son los principales estados productores, con 34.8 y 21.7% de las unidades y 41.6 y 36.9% de la superficie certificada, respectivamente. El bajo nivel de desarrollo de la ganadería orgánica se debe a la falta de opciones para exportar los productos, dadas las barreras fitosanitarias impuestas por los Estados Unidos de América a la ganadería mexicana en su conjunto, con la excepción de becerros en pie, así como al escaso desarrollo del mercado local, que no paga los productos orgánicos (Gómez et al., 2010).

Asimismo, la ganadería orgánica continúa enfrentando grandes retos en las regiones del trópico por la falta de remedios naturales, para el manejo de plagas y enfermedades, en particular para controlar la garrapata y la mosca del cuerno. Así, un problema que persiste es que los productores de carne de res se ven obligados a hacer sus propios experimentos y pruebas para encontrar soluciones aceptables dentro de las normas orgánicas. No obstante, en el momento de la comercialización los ganaderos en el trópico mexicano ven mermados sus esfuerzos por ofrecer una carne sana y sin contaminación, porque ante los bajos volúmenes ofertados y demandados no existen rastros orgánicos que cumplen con las normas de certificación. Es por ello que los productos cárnicos y lácteos del trópico mexicano en su presentación para la venta deberían indicar el grado o nivel de producción orgánica; es decir, el porcentaje de uso de insumos no naturales.

Apicultura orgánica

La apicultura orgánica, como subsector de la ganadería, cuenta con un nivel alto de desarrollo. Para el bienio 2007-2008 México registró 23 unidades certificadas y 1 850 productores participantes con 37 455 colmenas. El nivel de producción anual registrado equivale a 1 326 toneladas, de las cuales, alrededor del 60% se destina a la exportación, principalmente al mercado europeo generando 3.5 millones de dólares de divisas (Gómez et al., 2010).

Tipología de productores

¿Quiénes están produciendo de manera orgánica?

Aún cuando la agricultura orgánica ha llamado la atención de medianos y grandes productores que buscan opciones para obtener mejores ingresos, son en su mayoría pequeños productores agrupados en organizaciones que pueden abarcar a más de 12 000 socios que han adoptado esta forma de producción. En 2000, los productores orgánicos estaban principalmente representados por pequeños productores (98% del total) de tipo campesino e indígenas organizados (con un promedio de 2 ha por productor), quienes cultivaban 84% de la superficie y generaban 69% de las divisas del sector orgánico. Los productores medianos y grandes (menos del 2% del total) cultivaban el 15.8% de la superficie orgánica y generaban 31% del total de divisas de éste sector (Gómez et al., 2010).

En 2004-2005, la participación de pequeños productores aumentó a 99.6%, no obstante, su participación en la superficie, que si bien creció en términos absolutos, bajó de 89% a 80% en 2006. Para 2007-2008, la contribución de los pequeños productores corresponde a 99.9% y concentran el 93.9% de la superficie con un promedio de 2.9 ha por productor. Las organizaciones de productores que sobresalen por número de socios y superficie que agrupan, se ubican en los estratos entre 101 y 300 productores y entre 1 001 y 1 500 productores, ambas concentran 44% de la superficie nacional orgánica.

En contraste, se ubica un número reducido de productores grandes con unidades de explotación mayores de 100 hectáreas que no sobrepasan en número 70. Estas se ubican principalmente en el norte del país; por ejemplo, en Chihuahua se encuentran 12 productores con un promedio de 240 hectáreas, nueve empresas en Guanajuato con un promedio de 137 ha, 34 productores en Sonora y Sinaloa con alrededor de 450 ha promedio, cinco productores en Tamaulipas con 600 hectáreas cada uno y dos en Baja California; mientras que en el sur del país, concretamente en Campeche se localizan dos con 260 ha por productor (Gómez et al., 2010).

Productores indígenas

Uno de los rasgos distintivos más importantes de la producción orgánica de México se sostiene fundamentalmente por pequeños productores organizados y de origen indígena, pero la característica más notoria de los últimos años es que dicha tendencia se consolida, dado que en 2004 y 2005 los productores indígenas representaban 60% y en 2008 el 83% (Gómez et al., 2010).

En los últimos tres años, a partir de información directa en campo, se detectó un incremento de casi 30 000 ha de café orgánico en Chiapas y alrededor de 5 000 ha en Oaxaca y aunque pudiera ser también que se participara de una base mucho menor no detectada en 2004-2005, el hecho es que existe una gran superficie de café orgánico en Chiapas, Oaxaca y Guerrero, que es arropada por grupos organizados de pequeños productores pertenecientes a 16 etnias; zapoteca, mixteca, mixe, triqui, chonchal, chatina, chinanteca, zoque, tzeltal, tzotzil, cuicateca, tobilija, chol, tojolabal, maya y mazateca (Gómez et al., 2010).

Participación de la mujer y personas de la tercera edad

Según datos del INEGI (2008), los ingresos familiares apenas alcanzan en su mayoría los 1 500 pesos mensuales, lo que obliga a las mujeres a salir en busca de un ingreso extra.

La creciente crisis en el campo, ha generado un aumento en los índices de pobreza y la migración de la población mayoritariamente masculina, ha obligado al sector femenino a cuidar y trabajar la parcela cuando disponen de ésta, o bien, a emplearse como jornaleras. Más de un millón de mujeres se han incorporado a las actividades agrícolas, significa que una cuarta parte de las mujeres rurales laboran en el sector primario (Nerio y Almaraz, 2007). Además, 63.6% de los hogares encabezados por mujeres son ellas las que toman las decisiones (Canabal, 2004).

La incorporación de la mujer en los diferentes ámbitos ha aumentado considerablemente en los últimos años. En la producción orgánica, no es la excepción, ya que actualmente dentro del total de productores, 34.6% se trata de mujeres que desarrolla funciones, y en algunos casos es responsable del hogar y del manejo de la unidad de producción en ausencia del hombre. Particularmente en la producción de café, comúnmente participa toda la familia, en donde la mayoría son campesinos minifundistas que tratan de generar ingresos económicos con la venta de café orgánico y para abaratar costos tratan de reducir el pago de mano de obra empleando la mano de obra familiar. En el total de las unidades de producción de café orgánico certificado se identificó la presencia de personas de la tercera edad y mujeres campesinas e indígenas.

En la actualidad son socias de organizaciones y tomadoras de decisiones en muchas organizaciones sociales de pequeños productores. Su participación es cada vez más relevante no sólo por el número sino por el papel que desempeñan en sus organizaciones. Además, algunas organizaciones están conformadas en su totalidad por mujeres o son mayoría.

Desafíos y limitaciones de la agricultura orgánica

Aunque la agricultura orgánica es vista como una de las mejores opciones, para mitigar los impactos negativos atribuidos en gran parte a la agricultura convencional y desempeñar un papel complementario a ésta, los hallazgos dan cuenta de la presencia de un conjunto de problemas y/o condiciones a lo largo de la cadena producción-consumo de productos orgánicos que además de frenar su dinamismo, pueden generar cambios significativos en su estructura.

Primero, debe considerarse que la agricultura orgánica está basada en sistemas y ciclos ecológicos vivos, cuyo manejo trae consigo una serie de implicaciones desencadenadas por la existencia de características climáticas, ecológicas y biológicas intrínsecas a la agricultura en general.

Segundo y derivado de lo anterior, la producción orgánica enfrenta una serie de limitaciones técnicas que conllevan a otras de carácter financiero o económico y que recaen en la ausencia de factores institucionales que limitan o frenan su crecimiento.

Aspecto técnico

En este aspecto se detectaron claramente las limitaciones que frenan el desarrollo del sector orgánico de México; según la percepción de los principales involucrados, la baja investigación y generación de información técnica y de insumos (36.9%) y de formación de profesionales en sistemas de manejo orgánico (67.3%), constituyen las limitantes técnicas más importantes. La información se deriva del propio trabajo de campo y de la aplicación de 165 encuestas.

Esto conlleva a un bajo desarrollo de capacidades técnicas; es decir, no hay la formación del capital humano (técnicos en calidad y cantidad suficiente) requerido y la identificación de productores "lideres" que faciliten o lleven a cabo ese proceso de transferencia de conocimiento especializado; al respecto 67.6% de los productores consideró esto un problema importante; además, sólo 9% de éstos tuvo acceso a algún evento de capacitación orientado al manejo orgánico en las unidades de producción.

De la baja transferencia o incidencia de servicios de asistencia técnica y capacitación (46.8%), se deriva el desconocimiento y la presencia de deficiencias en el manejo de las unidades de producción orgánicas. Las carencias en la investigación, capacitación y transferencia del conocimiento especializado, explican la presencia de deficiencias agronómicas en las prácticas de manejo, control de plagas y enfermedades en la unidades de producción; sobre esto, 80.4% mantiene la presencia de alguna plaga o enfermedad.

Aunque ha sido mayor el número de productores que se ha incorporado en los últimos años a la producción orgánica, tal problemática ha provocado en algunos casos el abandono del sistema de producción orgánico de manera temporal o definitiva. Particularmente en la región de Pichucalco del estado de Chiapas, ante la falta de conocimiento de los métodos biológicos para manejar la enfermedad de la mancha negra (Moniliasis spp.), se ha reducido la producción de cacao orgánico. Estos aspectos en conjunto, representan los principales obstáculos técnicos que los productores toman en cuenta en la decisión de incorporarse a la producción orgánica.

Aspecto económico

Las consideraciones de tipo económico son para la mayoría de los productores el factor más importante en el proceso de decisión sobre su incorporación a la producción orgánica o de expansión de su unidad productiva. Por ello, la falta de recursos económicos propios (26.2%) y de financiamiento (63.9%) para capitalizarlos a este fin, fueron opiniones muy frecuentemente encontradas entre los productores.

Los costos de la transición, representan un aspecto que plantea la necesidad de financiamiento. Considerando que en éste proceso es donde se requieren algunas de las inversiones más importantes, orientadas a cubrir los mayores costos de producción por la implementación del manejo y el pago de la certificación.

Primero, los requerimientos de inversión son necesarios para cubrir la mano de obra que requiere el manejo orgánico; segundo, el costo de certificación para resaltar los atributos de confianza de este sistema, sin duda, es uno de los principales factores a considerar en el proceso de decisión de los productores para incorporarse a la producción orgánica. Asimismo, la etapa de transición es una de las principales fuentes de financiamiento y finalmente la comercialización se vuelve un factor determinante para acceder al mercado.

Aspecto institucional

En el marco institucional, cabe mencionar que aún cuando se está trabajando en el establecimiento de un marco normativo y regulatorio que favorezca la promoción y protección del sector orgánico de México, hay pocos avances.

Una limitante del sector y del rol que puede desempeñar como complemento de la agricultura convencional. Esto a su vez se refleja en la ausencia de políticas públicas orientadas a promover su crecimiento y su desarrollo; además, la zonas donde se ha adoptado casi en su totalidad, se estén promoviendo y ejerciendo políticas de fomento a la agricultura convencional mediante la entrega de insumos y fertilizantes o bien, el establecimiento de monocultivos en detrimento de la biodiversidad y los recursos naturales locales. Esa falta de reconocimiento del sector orgánico, no solo ha limitado la orientación de recursos para su fomento, sino que además, ha derivado problemas como la dependencia del mercado internacional y el bajo desarrollo del mercado interno, la desvinculación entre oferta y demanda.

Aspecto social

Una restricción que los productores perciben y está ligado a limitaciones de carácter institucional, es la desconfianza hacia las instituciones del sector agropecuario. Hay la percepción de existencia de discriminación hacia la agricultura orgánica y de falta de sensibilización sobre el rol que esta puede desempeñar en complementar la función de la agricultura convencional.

 

CONCLUSIONES

El sector orgánico tiene importancia social al estar vinculado con los sectores más pobres del ámbito rural. El 99.9% del total de productores orgánicos son pequeños productores, con tres hectáreas de cultivo en promedio y se encuentran agrupados en organizaciones campesinas. Asimismo, ofrece alternativas viables de producción y comercialización a los grupos indígenas. Alrededor del 83% de los productores orgánicos pertenecen a un grupo indígena. Así como contribuye a reducir la pobreza en el agro y a mejorar la calidad de vida de los productores.

La importancia económica reviste en que brinda mejores ingresos a los productores. Es un sector generador de divisas (más de 394 millones de dólares anuales) e insertado de forma competitiva en la globalización y ofrece una forma sostenible de producir alimentos. Procura la recuperación y conservación ecológica de los recursos naturales.

La agricultura orgánica en México se ha desarrollado por el esfuerzo de los productores, quienes han contribuido a un desarrollo rural incluyente en más de 1 000 regiones de producción del país. Es de vital importancia el apoyo por parte del Estado a través de una visión y estrategia que contemple una política que potencialice los esfuerzos de los productores y tome en cuenta las ventajas agroecológicas, sociales y culturales para lograr un verdadero desarrollo sostenible.

 

AGRADECIMIENTOS

Agradecemos a las certificadoras, que brindaron su información; a innumerables productores agrícolas, apícolas y ganaderos orgánicos, que proporcionaron la información, sin cuya colaboración no hubiera sido posible lograr esta investigación. Igualmente, agradecemos a los egresados de licenciatura de la Universidad Autónoma Chapingo (UACH): Ulises López, Jorge Alberto Arreola y Vladimir May Tzun que participaron en el trabajo de campo.

 

LITERATURA CITADA

Baillieux, P. y Scharpe, A. 1994. La agricultura ecológica. Bruselas. Oficina de publicaciones oficiales de la Comunidad Europea, In: García, J. (1997). "Agricultura orgánica en Costa Rica". Agronomía Costarricense. Núm. 21. 9-17 pp.         [ Links ]

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