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Nova scientia

versión On-line ISSN 2007-0705

Nova scientia vol.4 no.7 León abr. 2012

 

Ciencias humanas y sociales

 

Estratificación y movilidad social en Guatemala

 

Stratification and social mobility in Guatemala

 

Guillermo Díaz1

 

1 Instituto de Investigaciones Económicas, Universidad Rafael Landívar, Guatemala.

 

Guillermo Díaz. E-Mail: godiaz@url.edu.gt

 

Recepción: 04-08-2011
Aceptación: 03-11-2011

 

Resumen

Este artículo describe la estructura de las clases sociales en Guatemala en el nuevo siglo, caracterizada por una incipiente clase media, que representa menos del 20% de la población. El artículo también aborda el tema de la movilidad social en las áreas educativa y laboral. En ambos casos la movilidad social es baja, existiendo diferencias significativas según género y grupo étnico. La movilidad de la educación es mayor en hombres que en mujeres, así como en el grupo étnico no indígena que en el indígena. En la movilidad ocupacional la situación es inversa.

Palabras clave: estratificación social, clases sociales, movilidad social, Guatemala.

 

Abstract

This paper is about the social class structure in Guatemala in the new century. The middle class is low as percentage of population, below 20%. Also, the paper is about the social mobility. The intergenerational rate of education and occupational mobility is low. The education mobility is more in men than women and more in non indigenous than indigenous. In occupational mobility the situation is reversed.

Key words: social stratification, social class, social mobility, Guatemala.

 

Introducción

El tema de la estratificación y movilidad social ha sido poco abordado en Guatemala de manera conjunta. Existen publicados pocos estudios sobre estratificación de la sociedad guatemalteca. Los estudios sobre movilidad social en Guatemala son aún más reducidos. Los existentes han abordado el tema de la movilidad educativa. Este artículo es intento por aportar un estudio que integre ambos temas que están muy relacionados.

El acercamiento al fenómeno de la estratificación social en Guatemala se da mediante el análisis de la estructura ocupacional. En la sociedad actual la ocupación es el factor determinante del nivel de bienestar de las personas, es decir, define sus oportunidades de vida. Asimismo, la ocupación representa uno de los principales roles del individuo en sociedad que influye, además de su estilo de vida, en su prestigio social. Una razón práctica para utilizar la ocupación en la construcción de las clases sociales es la disponibilidad de información. A partir de esta se construye la estructura de clases de Guatemala con base en los dos enfoques más utilizados en la actualidad, el de Wirght y el de Erikson-Goldthorpe, con el propósito de aportar conocimiento sobre la composición de las clases sociales guatemaltecas a principios del presente siglo.

En las pasadas dos décadas se ha observado cambios importantes en la estructura económica y social de Guatemala. En lo económico puede mencionarse la mayor inserción del país en la economía mundial a través de los tratados de libre comercio y el ingreso de inversión extranjera, el aumento de la emigración internacional, junto a la mayor importancia de las remesas, y el mayor peso de los servicios en la estructura productiva. En lo social se observa la reducción de la pobreza, el aumento del nivel educativo de la población y el ascenso de estratos medios. Cambios como los descritos generan condiciones de una más favorable distribución de oportunidades de acceso a un mayor bienestar para los individuos, en otras palabras, mayor movilidad social. Para conocer la magnitud de este fenómeno, se realizan estimaciones sobre movilidad educativa y ocupacional, así como sobre sus diferencias en función de sexo, edad y grupo étnico.

Los resultados indican que Guatemala tiene una estructura social muy jerárquica, con una reducida élite social y una clase media incipiente, ambas de carácter urbano, así como baja movilidad educativa y ocupacional. La movilidad educativa es mayor en hombres que en mujeres, así como en el grupo étnico no indígena que en el indígena. En la movilidad ocupacional se manifiesta el fenómeno contrario en los dos anteriores casos. En el grupo de personas de cuarenta y menos años la movilidad educativa y ocupacional es mayor que en quienes son mayores.

 

I. Estratificación social

1. Sobre las clases sociales

La teoría sociológica de las clases sociales es extensa y múltiple en enfoques, así como en estudios, que abarcan una diversidad de temas. De hecho el tema de las clases sociales fue uno de los que recibió mayor atención de los sociólogos en buena parte de la segunda mitad del pasado siglo y continúa siendo centro de atención y debates en los inicios del presente, particularmente en las sociedades avanzadas donde se discute si existen aún las clases sociales en dichas sociedades. Se han formulado numerosas teorías que buscan definir las clases sociales y explicar su existencia, entre las que sobresalen la teoría del conflicto y la funcionalista.

En el marco de la primera de las teorías anteriormente indicadas, Lenin (1961) propuso el siguiente concepto: "Las clases son grandes grupos de hombres que se diferencian... ...por las relaciones en que se encuentran con respecto a los medios de producción, por el papel que desempeñan en la organización social del trabajo, y, consiguientemente, por el modo y la proporción en que perciben la parte de riqueza social de que disponen."

Para González Anleo (1981) la característica primordial de los individuos que comparten una misma clase social no es la relación con los medios de producción sino la función que desempeñan en el proceso productivo. Belmeni (1996) toman en cuenta en su definición los dos elementos antes mencionados al afirmar que una clase social es el conjunto de individuos que difieren entre sí respecto a la propiedad y al rol que desempeñan dentro de la organización social del proceso productivo. Tal definición se considera útil en este trabajo para comprender el mecanismo de estratificación social guatemalteco que privilegia como criterios distintivos de clase la posesión de bienes materiales y la posición ocupada en el proceso de producción.

Una de las principales críticas al análisis marxista de las clases sociales es el énfasis dado a la división de la sociedad en dos clases antagónicas, lo que implica problemas para ubicar a clase intermedia, la cual tiene una importante presencia en las sociedades industriales. Wright (1997) elabora una teoría que pretende superar las limitaciones de ubicación de la clase media. Las tres principales posiciones existentes dentro de las relaciones de clase en el capitalismo: la burguesía, propietaria de los medios de producción y del producto elaborado por la fuerza del trabajo, el proletariado, carente de medios de producción, y la pequeña burguesía, poseedora de medios de producción y del producto de su propio trabajo. Wright adiciona a estas tres principales posiciones de clase otras tres ubicaciones contradictorias de clase: los gerentes y/o supervisores, quienes ejercen en la práctica el control sobre medios de producción y fuerza de trabajo, trabajadores semi-autónomos, que son carentes de medios de trabajo pero controlan su propio trabajo, y pequeños empleadores. La siguiente gráfica ilustra la relación existente entre tales posiciones de clase:

Este primer esquema de análisis de clases de Wright fue criticado por los teóricos, lo que llevó al propio autor a la conclusión que su esquema era inadecuado para el análisis de las clases en el capitalismo (Crompton, 1998). Wright propuso un nuevo marco de análisis de clases, basándose en la teoría de la explotación y las clases de John Roemer, quien argumentó que la explotación puede ocurrir aún cuando se poseen medios de producción.

Para este autor en el sistema de producción capitalista, los capitalistas no solo poseen los medios de producción y contratan a los trabajadores para hacer producir a los primeros, sino que también dominan a los trabajadores en el proceso de producción. Este es un elemento clave para entender la teoría de este autor, quien trata la autoridad como una dimensión de las relaciones de clase en el capitalismo. En este sistema los gerentes y supervisores son quienes ejercen el control por delegación del propietario de los medios de producción, lo que a primera instancia supone la disyuntiva de ubicarlos como capitalista o como trabajadores. Wright llama a esta situación ubicación contradictoria dentro de las relaciones de clase, con lo cual se refiere a la dualidad que tienen los citados personajes dentro del sistema de producción capitalista. Sin embargo, tal autor señala que los gerentes y supervisores se distinguen de los trabajadores porque ellos son partícipes de la distribución del excedente económico, lo que denomina privilegiada ubicación de apropiación dentro de las relaciones de explotación.

La segunda dimensión importante en el análisis de clases de Wright en el capitalismo es la calificación y/o pericia (expertise), que constituye un elemento de diferenciación de clase entre los trabajadores. La calificación y/o pericia "sugiera estratos dentro de una estructura de desigualdad más que una ubicación dentro de la estructura de clases" (Wright, 1997:16). Con este argumento Wright busca diferenciarse de la posición de las clases de servicio de Goldthorpe, quien, según Wright, no considera en su análisis el problema de la explotación y los intereses antagónicos y no trata la autoridad en términos de dominación. Otra diferencia importante entre ambos autores, señalada por Crompton (1998), es que Wright distingue entre clase y ocupación, esta última está definida por las relaciones técnicas de producción, en tanto que la primera por las relaciones sociales de producción.

La teoría propuesta por Wright trató de dar respuesta a la contradicción ya señala dentro del modelo marxista de clases en que se encuentran los gerentes y supervisores, creando el concepto de ubicación contradictoria de clase. A partir de este concepto, Wright desarrolló su propuesta de mapa de posiciones de clase. El resultado fue la siguiente matriz de doce posiciones de clase:

Tipología elaborada de clases

Las posiciones dentro de esta estructura de clases, el autor las divide en dos: la primera es la posición directa de clase, que está determinada por la relación que se tiene con el proceso de explotación a través del trabajo que se realiza, y la segunda es la posición mediata de clase que está relacionada con los vínculos familiares.

La siguiente matriz muestra el anterior esquema, pero ampliado, desde la perspectiva del entrecruzamiento de formas de apropiación y dominación según relaciones capitalistas o de producción de pequeñas mercancías:

Esquema de clases

Un aspecto relevante en la teoría de este autor es que identifica las relaciones de clase con la desigual distribución de los derechos sobre medios de producción. A partir de esta concepción define la estructura de clases como "la suma total de las relaciones de clase en una unidad dada de análisis... puede hablarse de estructura de clases de una empresa, de una ciudad, de un país...(Wright, 1999: 7). La relevancia de este concepto en el análisis del autor es que "la estructura de clases trata de la estructura de las relaciones sociales en la cual los individuos (o, en algunos casos, las familias) determinan sus intereses de clase.... la estructura de clases define el conjunto de lugares vacíos o posiciones ocupadas por los individuos o las familias" (Wright, 1985: 10). Un elemento final que añade el autor en su análisis es el carácter temporal de las posiciones de clase, con lo cual abre la posibilidad de analizar la movilidad social intrageneracional. Asimismo, otro elemento importante, en especial en lo que respecta a este trabajo, es que la estructura de clases provee una vía para describir los cambios sociales en el tiempo.

La teoría weberiana distingue tres dimensiones en la sociedad: el orden económico representado por la clase social, el orden social representado por el estamento y el orden político representado por el partido. Cada una de ellas tiene su propio criterio de estratificación: la económica según los ingresos y bienes que el individuo dispone, la social representada por el prestigio y el honor y la política fundamentada en el poder que se tiene. Siguiendo a Frankel (1971), Weber encontró en el status una alternativa al concepto de clase. El status está vinculado al estilo de vida. Según Giddens (1994), el estilo de vida es la forma como los miembros de un determinado grupo con igual nivel de estatus expresa su deseo de diferenciarse de los demás.

Siguiendo el planteamiento de Weber en lo que se refiere al poder y al status, Goldthorpe propone un esquema de clases sobre la base de la ocupación y el status asociado a esta, lo que le permite agrupar categorías ocupacionales de individuos con similares niveles de ingreso y condiciones de trabajo (Atria, 2004). Asimismo, el esquema de Goldthorpe toma en consideración la posición del individuo dentro del proceso productivo, lo que le permite incorporar el elemento de autoridad. Goldthorpe elabora un esquema básico de tres posiciones de clase: empleadores, trabajadores (por cuenta propia) y empleados. En una versión posterior Goldrhorpe y Erikson mantuvieron las tres grandes clases, pero ampliaron a once el número de categorías de clases sociales, combinando criterios de propiedad y control de medios de producción, prestación de servicios con mayor o menor autonomía y manualidad con grados de calificación diferentes. El esquema ampliado es el siguiente:

 

2. La construcción de las clases sociales

En la construcción de las clases sociales debe tenerse en cuenta que "la sociedad es un producto del hombre" (Berger, 1969:15). Si bien "los hombres producen la sociedad... lo hacen como actores históricamente situados, no en condiciones de su propia elección" (Giddens, 1987:164). Estas palabras tienen como fin tener en cuenta que cualquier esquema de construcción de estructura de clases está condicionado por el contexto histórico y social de quien lo elabora.

Algunos autores parten de la noción de clase social como forma de interacción social. En esta perspectiva se inserta el trabajo desarrollado por Mora (2002) en España, al estudiar las relaciones de producción de los empleados de dos empresas en Cataluña, y el enfoque Cambridge Social Interaction and Stratification –CAMSIS-. El primer enfoque se fundamenta en que los seres humanos producen en sociedad. Como señala Marx:

En la producción, los seres humanos no actúan solamente sobre la naturaleza, sino que actúan también los unos sobre los otros. No pueden producir sin asociarse de un cierto modo, para actuar en común y establecer un intercambio de actividades. Para producir, los seres humanos contraen determinados vínculos y relaciones, y a través de estos vínculos y relaciones sociales, y sólo a través de ellos, es como se relacionan con la naturaleza y como se efectúa la producción (Marx, 1987:49 citado en Mora 2002:12). En consecuencia, Mora (2002:12) sostiene que "las clases sociales son, ante todo formas de interacción social".

El enfoque CAMSIS se fundamenta teóricamente en el concepto de asociación selectiva. Por consiguiente, considera que las personas que tienen una posición social similar como miembros de una clase social tienden a interactuar más con individuos de dicha clase, principalmente en lo que respecta a establecer relaciones de amistad y matrimonio. Este enfoque se aparta del tradicional de definir primero la estructura de clases y luego estudiar la forma como interactúan sus miembros. En tal sentido, "se sitúa cercano a los enfoques interaccionales y al concepto de distancia social desarrollado por Bourdieu. Actores que comparten similares posiciones dentro del sistema social, comparten también similares experiencias, incluyendo relaciones de amistad, de afinidad, de pareja, así como patrones culturales" (Francés, 2009).

Otros autores consideran que "la ocupación juega un papel de variable intermedia en la operacionalización de los diversos modelos de estratificación social" (González, 1991:35) y en consecuencia construyen la estructura de clases a partir de la estructura ocupacional. Aún los modelos de interacción social, como el CAMSIS, utilizan la ocupación como medida de estratificación. Después de todo, "la ocupación es generalmente un bien y un indicador económico de posición en el espacio social" (Bourdieu, 2000: 107).

Un tercer enfoque se basa en pedir a los sujetos que se autoasignen en la estructura de clases, aspecto que es cuestionado por mucho autores, entre otros por Goldthorpe y Lockwood, quienes consideran tales estudios de "muy poco valor sociológico" (citado en Bourdieu y otros, 1986:256). A este punto de vista se contrapone la visión de Bourdieu (2000) cuando expone:

En realidad, los agentes son a la vez clasificados y clasificadores, pero ellos clasifican de acuerdo a (o dependiendo de) su posición en las clasificaciones. Para resumir lo que quiero decir con esto, puede apuntarse brevemente la noción de punto de vista: el punto de vista es una perspectiva, una visión subjetiva parcial (momento subjetivista); pero es al mismo tiempo un panorama, tomado desde un punto, desde una posición determinada en un espacio social objetivo (momento objetivista) (p. 102).

A lo anterior puede agregarse, parafraseando a Lenoir (en Champagne, 1993) que el objeto de la sociología de clases no consiste en trazar límites entre clases para definirlas, sino, en este caso, en describir cómo se perciben a sí mismos los individuos como miembros de una determinada clase social.

En este trabajo se presentan dos estructuras de clases sociales de Guatemala, conforme a los esquemas presentados de Wright y Erikson y Goldthorpe (en los anexos se describe la composición de cada clase en cada esquema). En el primer caso la estructura de clases se elabora también según las distintas regiones que integran el país, con el objeto de contrastar la estructura de clases del área urbana, representada por la ciudad capital y municipios conexos, y rural, constituida por el resto del país.

Los datos utilizados en la elaboración de la estructura de clases provienen de la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (Encovi) 2006 (Instituto Nacional de Estadística [INE], 2007). De la base de datos, se seleccionó una muestra de casi 27,000 personas mayores de 18 años, según ocupación y condición de propiedad respecto a los factores de producción.

 

II. Movilidad social

1. Movilidad social y su cuantificación

La movilidad social es definida como cualquier transición de un individuo de una posición social a otra (Solares, 1989). También puede decirse que la movilidad social constituye "un movimiento significativo en la posición económica, social y política de un individuo o estrato" (Miller, 1968. Citado en Cachón, 2001; 217). En general, la mayoría de autores, tales como Bendix y Lipset (1969) y Mayer (1976) entienden la movilidad social como el proceso mediante el cual las personas pasan de un estrato social a otro.

La movilidad puede ser horizontal o vertical. En el primer caso ocurre cuando el individuo se traslada de una posición a otra igual que la de origen, en tanto que la vertical comprende la transición de un estrato social a otro. Este movimiento puede ser ascendente o descendente. Sorokin (1956) considera que la movilidad social puede ocurrir de forma individual o en grupo y puede ocurrir en el campo económico, ocupacional, político u otro.

La movilidad social del individuo puede ocurrir entre generaciones, más específicamente entre padre e hijo, en cuanto a cambio de ocupación, clase social u otra variable, así como también puede darse a lo largo de la vida del individuo, siendo en este caso movilidad intrageneracional. Conviene también indicar la diferencia entre movilidad absoluta y movilidad relativa. La primera hace referencia al número absoluto, generalmente expresado en términos relativos, de una clase social que se mueven a otra. La movilidad relativa trata de la probabilidad de las personas de moverse de su clase social de origen a otra clase distinta (Sorokin, 1956).

Existen diversas teorías que buscan explicar las causas de la movilidad social. Una de las más difundidas es la denominada teoría liberal que sustenta la existencia de una fuerte conexión entre industrialización y movilidad social. La teoría liberal sostiene que en las sociedades industriales se da una mayor igualdad de oportunidades de movilidad que en las no industriales. El desarrollo económico, en especial el crecimiento del sector servicios, genera las condiciones para que aumenten las ocupaciones técnicas y profesionales (Echeverría, 1999).

En sociología existen múltiples enfoques, tanto cuantitativos como cualitativos, para cuantificar y estudiar la movilidad social de una sociedad determinada. Barber (1964) ilustra el uso de matrices de transición ocupacional entre padres e hijos en diversos estudios. Cachón (2001) describe la forma y contenido de la matriz de transición, así como el análisis que puede realizarse a partir de ella. La representación gráfica de la matriz de transición o movilidad se ilustra en el diagrama.

La variable to denota las categorías de origen, en tanto que la variable t1 las categorías de destino. En ambos casos las categorías, su número y orden es igual. Con frecuencia las categorías de origen refieren a la ocupación, educación o clase social del padre y las categorías de destino refieren a tales variables que se observan en hijos.

La interpretación de la matriz se ilustra en el diagrama. La variable identificada con la letra a muestra el total de individuos. El rectángulo identificado con la letra b muestra el total de individuos en la categoría de origen y el identificado con la letra c, el total de individuos en la categoría de destino. La diagonal que contiene la letra d muestra el total de individuos mantienen la misma posición de origen; mientras que el triángulo con la letra e1 identifica la movilidad ascendente y la letra e2 identifica la movilidad descendente.

Siguiendo a Cachón (2001), a partir de la matriz básica se pueden construir tres matrices de distribuciones proporcionales. La primera matriz, conocida con el nombre de matriz de rotación, muestra la proporción de individuos que estaban en una categoría de origen en un momento dado y en una categoría de destino en otro momento. La segunda matriz es la de distribuciones relativas de las filas, llamada matriz de transición y la tercera matriz es la de distribuciones relativas de las columnas.

Con base en la matriz se pueden calcular índices como los siguientes que sugiere Cachón (2001):

1) Índice de estabilidad bruta: IBE =

2) Índice de movilidad bruta: IMB =

3) Índice de movilidad ascendente: IMB = , cuando j > 1

4) Índice de movilidad descendente: IMB = , cuando j < 1

Las matrices de distribuciones relativas de las filas y la de las columnas permiten obtener los índices de movilidad inflow y de movilidad outflow. En el caso de una matriz dicotómica de ocupación manual no manual, el cálculo es como sigue (Cachón, 2001):

Los vectores de estabilidad corresponden a las letras a y de; los vectores de movilidad, a las letras b y c, la primera movilidad descendente y la segunda movilidad ascendente.

1) Índice de movilidad inflow descendente: I =

2) Índice de movilidad inflow ascendente: II =

3) Índice de movilidad outflow descendente: III =

4) Índice de movilidad outflow ascendente: IV =

De las matrices de transición también puede obtenerse el índice de movilidad propuesto por Shorrocks (1978):

M(P) = [n - Traza(P)] / n - 1

Donde:

0≤M(P) ≤ 1

n = número de rangos

Traza(P) = sumatoria de la diagonal de la matriz

Si el índice obtenido es igual a uno muestra una movilidad total o perfecta, en tanto que si es cero muestra inexistencia de movilidad, que implica la existencia de una sociedad cerrada.

Otra forma de obtener un índice de movilidad es a través del cálculo de regresiones. Solon (1992) utilizó tal técnica estadística para medir la movilidad inter generacional de ingreso en Estados Unidos de América. Tal regresión fue adaptada por Mediavilla (2004) para medir la movilidad educacional en Brasil, de la siguiente forma:

Eh,i = βEp,i + ε

Los términos Eh,i y ßEp,i representan el nivel educativo de hijos y padres, respectivamente, medidos en logaritmos y como desviación de las medias respectivas. La β indica el grado de persistencia intergeneracional educativa. En consecuencia, 1 - βexpresa el grado de movilidad educacional entre generaciones.

 

III. Clases sociales y movilidad social

1. Estructura de clases sociales

La estructura de clases según el esquema de Wright revela que la élite social del país, conformada por la clase dominante, es reducida, constituye sólo 5.0% de la población (cuadro 1). La fracción de clase patrones, que comprende a quienes emplean uno o más trabajadores, es mayoritaria en la clase dominante, representando 3.1% del total de la población. La fracción de clase directivos, integrada por administradores, gerentes y personal directivos en empresas privadas e instituciones públicas, comprende el 1.8% de la sociedad guatemalteca.

La clase media es incipiente en el país, represente sólo 9.2%, lo que indica que casi uno de cada diez guatemaltecos es miembro de esta clase social, que está compuesta casi en proporción igual por profesionales universitarios, tanto independientes como asalariados, y técnicos y personal de oficina con educación media.

La clase trabajadora, llamada clase baja en el enfoque funcionalista, constituye la amplia base de la pirámide social guatemalteca, que comprende un poco más de cuatro quintas partes de la población (85.9%). La fracción de clase trabajadores calificados es minoritaria en la conformación de la clase trabajadora, represente una cuarta parte de la misma, equivalente a 19.3% de la población. Esta fracción de clase está conformada en su mayoría por artesanos y obreros con algún grado de calificación. La fracción de clase trabajadores no calificados conforma la gran mayoría de la población (66.5%) y representa a seis de cada diez guatemaltecos. Al respecto conviene indicar que la mitad de la población del país vive en condiciones de pobreza, según datos de la Encuesta nacional de condiciones de vida (ENCOVI) 2006 (INE, 2007).

El análisis de la estructura de clases por regiones del país revela que la clase dominante reside en su mayoría en la región 1 que corresponde al departamento de Guatemala, que incluye la capital del país (cuadro 2). Las fracciones de clase patronos y directivos, en especial esta, son de pertenencia urbana. En la región norte es donde menos presencia existe de clase dominante, en particular de la fracción directivos. La clase media es un fenómeno social urbano, representa casi una quinta parte del departamento de Guatemala, cifra que es el doble de la que corresponde a nivel nacional. También se observa que la clase media radica en mayoría en la región central, que comprende departamentos próximos a la ciudad capital, centro del poder económico y político del país.

La clase trabajadora tiene su menor presencia en la pirámide social en el departamento de Guatemala, donde representa dos terceras partes de la población. En las demás regiones representa alrededor de cuatro quintas partes. La fracción de clase trabajadores calificados tiene su mayor presencia en las regiones Guatemala y central. La fracción de clase trabajadores no calificados tiene su mayor presencia en la región norte, que se caracteriza por ser de mayoría de población indígena, viviendo en condiciones de pobreza.

Conviene realizar comparaciones de la estructura de clases descrita en este artículo con trabajos publicados para algunos países o ciudad de América Latina, aún cuando los criterios metodológicos no son iguales, pero tienen similitud en la sustentación teórica. El propósito de la comparación es tener alguna visión de la situación de Guatemala con respecto a otras sociedades latinoamericanas. Lo que interesa es destacar similitudes en las estructuras de clases más que una comparación estadística.

Por cercanía geográfica y similitudes históricas y sociales, se realiza primero la comparación con Costa Rica, El Salvador y México. Según el trabajo de Portes y Hoffman (2003) hacia inicios del presente siglo en Corta Rica la clase dominante, que incluye capitalistas, ejecutivos y profesionales, representaba 7.3% de la población ocupada; en tanto que en El Salvador, 5.0% y en México, 5.7%. En los tres países la clase dominante era minoría, tal como es en Guatemala. En los citados tres países la pequeña burguesía, integrada en este trabajo por profesionales por cuenta propia, representaba entre el 10% y 12%, casi dos veces más que en Guatemala. La clase Trabajadora, que en el trabajo de Portes y Hoffman se denomina proletariado, era entre 82% y 83%, similar al dato obtenido en este trabajo (82%). Hay que destacar que en la investigación de los citados autores se realiza una división, según sus condiciones laborales, entre formal e informal. En los tres países el sector informal es mayoritario. En este trabajo los datos utilizados para la estratificación no permitieron hacer tal división que hubiera aportado mayores elementos para el conocimiento e interpretación de la pirámide de la sociedad guatemalteca urbana.

León y Martínez (2001) elabora una estructura de clases para la sociedad chilena de 1995, dos hechos merecen destacarse: uno, la clase empleadores (patronos en este artículo) era también reducida (3.3%) y, dos, la clase media era cerca de una tercera parte de la población. En Guatemala la clase media era un poco más de una décima parte de la población. En ambos países la estructura de clases se erige sobre una amplia base de trabajadores y está aún lejos de tomar la forma de cebolla o de rombo, con una clase media amplia, que caracteriza a las sociedades más avanzadas. Lo mismo puede decirse en el caso de la estructura de clases de Buenos Aires, según el trabajo de Jorrat (1997).

La estructura de clases según el esquema de Erikson y Goldthorpe se elabora a partir de la propuesta de Rivas (2008), que se presenta en el anexo, el cual fue modificado en lo que respecta a trabajadores independientes, que se considero más adecuado incluirlos entre la clase de obrero no calificado. La estructura indica que la clase de servicio representa casi una décima parte de la población guatemalteca, en tanto que la clase intermedia alrededor de una quinta parte (cuadro 3). En esta, la clase mayoritaria, con 12.8%, es la de pequeño propietario agrícola, aspecto que resalta la importancia de ellos en la estructura social guatemalteca, en particular en el área rural, donde es frecuente encontrar que las personas se auto identifican más como agricultores, que como campesinos, en función de sembrar su pequeña parcela.

En este esquema la base de la pirámide social también lo constituye la clase trabajadora, constituida en su mayoría por trabajadores independientes (35.0%) y obreros no calificados (23.5%).

Son pocos los estudios sobre clases sociales en América Latina basados en el esquema de Erikson y Goldthorpe. Uno de los más difundidos es el de Jorrat (1997) aplicado en la ciudad de Buenos Aires, Argentina, que evidenció la existencia de una estructura de clases piramidal, con una clase de servicio que representaba 19.7% de la población en la cúspide y una clase obrera, de 41.7% en la base. Otro estudio es el de Torche y Wormald (2004) aplicado en Chile, también con forma piramidal, con una clase de servicio que representaba 15% de la población. Estos datos se presentan como referencia, con fines ilustrativos, más que como una comparación como tal, dada la diferencia en la estructura social y económica entre Guatemala y esos países.

 

2. Movilidad educativa y ocupacional

La movilidad social se estima en sus formas de movilidad educacional y movilidad ocupacional. Los datos utilizados en ambos casos se obtuvieron de la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida, más conocida como Encovi 2006 (INE, 2006). Dicha encuesta recopila datos sobre el nivel educativo y la ocupación de casi 34,000 individuos residentes en todo el país.

De la encuesta se seleccionaron las variables: edad, parentesco, nivel educativo del jefe del hogar, nivel educativo del entrevistado, sexo, edad y grupo étnico. El siguiente paso fue seleccionar solo a las personas mayores de 25 años, con lo cual se obtuvo una muestra de 20,360 observaciones. A esta muestra se le calculó el promedio de años de escolaridad de padres e hijos, que es de 2.5 y 3.6 años, respectivamente. Enseguida se calculó la desviación respecto a la media, tanto en padres como en hijos. Estos datos fueron utilizados para estimar, con base en Solon (1992), una regresión en la que la educación de los hijos está determinada por la educación de los padres:

Eh,i = βEp,i + ε

Los términos Eh,i y Ep,i representan el nivel educativo de hijos y padres, respectivamente, medidos en logaritmos y como desviación de las medias respectivas. La β indica el grado de persistencia intergeneracional educativa. En consecuencia, 1 -β expresa el grado de movilidad educacional entre generaciones.

En principio se realizó una estimación global de la movilidad. Enseguida se utilizaron cohortes género, etnia y edad. En este último caso se utilizaron dos cohortes, de 26 a 40 años y mayores de 40 años de edad.

Los resultados obtenidos en las distintas regresiones, que se muestran resumidos en el cuadro 4, indican que la educación de los padres determina entre 13% y 23% el nivel educativo de los hijos. El grado de determinación es más bajo en indígenas y más alto en mujeres. En la variable edad los resultados indican una mayor bondad de ajuste en el cohorte de más de 40 años.

El resultado a nivel país revela la existencia baja movilidad educativa, igual a 0.47. Los hombres presentan una movilidad educativa un poco mayor que las mujeres, de 0.50 contra 0.45, respectivamente. De igual manera los datos revelan la existencia de desigual movilidad educativa entre los grupos étnicos indígena y no indígena. En este último grupo la movilidad educativa es un poco menor (0.50) que en el no indígena (0.52). Los datos del cohorte edad indican que existen mayor movilidad entre las personas menores de 41 que en los que tienen una edad igual o mayor.

Según grupo étnico, los resultados indican que los grupos Chuj e Ixil tienen la menor movilidad educativa, en tanto que la mayor la tienen los grupos Achí y Poqoman (cuadro 5). Estos grupos junto con los grupos étnicos Poqomchí, Mam, Xinka, Q'eqchí, Tz'utujil y Kaqchikel tienen una movilidad educativa mayor al promedio del país.

A partir de los datos de la matriz de transición de la educación de padres a hijos se calcularon los índices de inmovilidad, movilidad ascendente y movilidad descendente, conforme lo descrito en el apartado teórico. Los cálculos revelan la existencia en Guatemala de baja movilidad ascendente, igual a 42.5%; así como reducida movilidad descendente, de 5.8%, la diferencia constituye inmovilidad. La movilidad educacional ascendente es más alta en los hombres que en las mujeres, de 50.5% contra 35.5%, respectivamente. Por grupo étnico, la población no indígena muestra una movilidad educacional ascendente mayor que la población indígena, de 47.6% contra 33.6%. Según el cohorte edad, las personas de 40 años y menos tienen mayor probabilidad de movilidad educacional ascendente que las personas mayores de esa edad, de 51.0% contra 35.5%, respectivamente.

La matriz de transiciones de los hombres muestra tasas de retención mayores que las promedio de la población (cuadro 6). Asimismo, la matriz indica que es baja la probabilidad (1%) de un hijo hombre de padres sin educación de realizar estudios universitarios. Un hijo hombre de padres con educación primaria tiene ocho veces más probabilidades de estudiar en la universidad que un hijo de padres sin educación. En el otro extremo se observa que es nula la posibilidad que un hijo de padres con estudios universitarios sea analfabeto, así como reducida la probabilidad (3%) que solo alcance estudios de educación primaria.

La matriz de transiciones de las mujeres muestra una tasa de retención más alta en la casilla sin educación o analfabeta, que la de los hombres, así como una tasa de retención más baja que la de los hombres en lo que respecta a la educación superior (cuadro 7). Tal aspecto visibiliza la existencia de patrones de marginación y exclusión de las mujeres respecto a la educación, hecho que repercute en diversas dimensiones sociales en su accionar como ser humano, ya que limita sus posibilidades de inserción en lo laboral, de participación en lo político y posesión de bienes materiales en lo económico.

El análisis comparativo de la matriz de transiciones educativa de hombres y mujeres refleja la desigual distribución de oportunidades de educación en contra de las mujeres. En consecuencia, desde la perspectiva de género puede decirse que la mujer guatemalteca se encuentra subordinada al hombre en lo relativo a educación. Siguiendo a Parkin (1979), puede decirse que esa exclusión no es casual sino intencional por parte del sexo masculino, con la intención de, como grupo social, privilegiar a expensas de la mujer su posición social. En tanto la mujer es excluida de la educación se reproduce el patrón de subordinación de ella respecto al hombre, para decirlo en términos de Bourdieu (2000).

Para cuantificar la movilidad ocupacional se utilizó una muestra de un poco más de 2,200 personas mayores de 25 años, que se obtuvo de la Encovi 2006 (INE, 2006). Los datos de ocupación que presenta la encuesta fueron reclasificados en algunas ocupaciones en las categorías Manual Calificado y Manual no Calificado. El cuadro 8 muestra la distribución de frecuencias de padres e hijos para cada ocupación.

Los datos muestran una alta dependencia de la ocupación de hijos respecto a padres en ocupaciones manuales no calificadas (cuadro 8). En las ocupaciones manuales calificadas también la ocupación del padre tiene un peso importante en la determinación de la ocupación del hijo. El índice de inmovilidad es de 0.74, lo cual refleja la alta tasa de herencia de la ocupación de padres a hijo, en especial en ocupaciones manuales no calificadas. El índice de movilidad ascendente es bajo, de 0.16, y mayor que el de movilidad descendente, de 0.09. El índice de Shorrocks revela la existencia de una baja movilidad ocupacional intergeneracional, de 0.45. Este índice es mayor en mujeres que en hombres, de 0.67 contra 0.48, respectivamente. Asimismo, indica que el grupo étnico indígena, con un índice de 0.69, tiene más movilidad ocupacional que el grupo no indígena, con un índice de 0.58. También revela que las personas de 40 años y menos tienen casi el doble de movilidad ocupacional que los mayores de esa edad, de 0.83 contra 0.46, respectivamente.

La matriz de transición muestra en que porcentaje la ocupación del padre se reproduce en el hijo (cuadro 9). En ocupaciones manuales no calificadas tal reproducción ocurre en casi cuatro de cada cinco casos. En ocupaciones manuales calificadas la tasa de reproducción es significativa, de 63%. Lo mismo ocurre en ocupaciones no manuales de baja calificación (técnicos y oficinistas), en las que la tasa de reproducción es de casi 67%. Esta tasa también es considerable en profesionales y directivos.

La matriz de transición revela que los hijos de padres con ocupaciones manuales, tanto calificadas como no calificadas, tienen reducidas probabilidades, de casi 2%, de convertirse en directivos. Los hijos de padres con ocupaciones no manuales calificadas tienen casi las mismas oportunidades de convertirse en directivos, con una probabilidad de entre 3.7% y 3.4%.

Con el propósito de profundizar en el análisis de la conexión entre la educación y ocupación del padre con las del hijo se procedió a realizar un análisis de incidencia o path análisis. Para el efecto se calcularon dos regresiones. La primera regresión tiene como variable dependiente la educación del hijo y como variables independientes la educación y ocupación del padre.

Las variables educación y ocupación del padre inciden en un porcentaje importante, de 27.5%, en la determinación de la educación del hijo. El modelo indica que por cada año de estudio adicional del padre la educación del hijo aumenta 0.40 años. Este dato es similar al obtenido en un estudio realizado en Chile en 2001, donde fue de 0.428, y mayor que el obtenido en un estudio realizado en Estados Unidos en 1994, que fue de 0.341, lo que significa que esta sociedad es más abierta que las dos primeras (Torche y Wormald, 2004). La incidencia de la ocupación del padre en la educación del hijo también es importante, aunque la mitad de lo que es la educación.

La segunda regresión calculada tiene como variable dependiente la ocupación del hijo y como variables explicativas la educación y la ocupación del padre, así como la educación del hijo. Los resultados indican que las dos últimas explican en 39% la ocupación del hijo, en el año 2006. La regresión muestra que la educación del hijo tiene mayor incidencia que la educación del padre en la ocupación del hijo. El siguiente esquema resume las relaciones:

El análisis de incidencia brinda la oportunidad de conocer el efecto directo e indirecto de cada par de variables relacionadas, que se resume en el siguiente cuadro:

Cuadro 10

La descomposición del efecto total de la educación del padre en la educación del hijo muestra que el mayor peso recae en el efecto directo, que indica que por cada año de estudio que aumenta la educación del padre incide en un incremento de 0.40 años de estudio en la educación del hijo. También se observa que el efecto directo de la ocupación del padre en la educación del hijo es importante, de 0.22, así como el efecto indirecto, de 0.17. Llama la atención que después de la educación del padre, la ocupación del padre tenga un efecto directo significativo en la educación del hijo, que equivale a un poco más de la mitad del efecto total (0.22/0.39). Ello evidencia mecanismos de transmisión inter generacional de dotación de capital cultural entre padres e hijos. En lo que respecta a la ocupación, el efecto directo de la ocupación del padre en la ocupación del hijo es importante y representa una tercera parte del efecto total (0.11/0.33). Al comparar el efecto de la educación en la ocupación se observa que el efecto directo es mayor en el caso del hijo que en el caso del padre, lo que muestra un cambio social inter generacional importante respecto a la función de la educación en la inserción del mercado laboral.

 

Conclusiones

La estructura de clases presenta la clásica forma de pirámide, que se erige sobre una amplia base constituida por la clase trabajadora y está aún lejos de tomar la forma de cebolla o de rombo, con una clase media amplia, que caracteriza a las sociedades más avanzadas. La clase dominante se integra en su mayoría por empleadores, siendo reducida la presencia en esta clase de empleados directivos. La clase media en Guatemala es aún reducida, con carácter urbano y se constituye casi en partes similares por profesionales universitarios y empleados administrativos con educación media. La clase trabajadora se integra en su mayoría por trabajadores no calificados, lo cual es un indicio de las reducidas oportunidades de movilidad social que existen en el país.

En Guatemala la educación de los hijos está determinada en un considerable porcentaje por la educación de los padres, existiendo baja movilidad educativa. Los hombres presentan mayor movilidad educativa que las mujeres. De igual manera, la movilidad educativa del grupo étnico no indígena es mayor que la del indígena. En este último caso los grupos Chuj e Ixil tienen la menor movilidad educativa y los grupos Poqomam y Achí, la más alta. La tasa de reproducción del nivel educativo de los padres por parte de los hijos es de una considerable cuantía. En un poco más de la mitad de los casos los hijos reproducen el nivel educativo de los padres.

Es baja la probabilidad de un hijo hombre de padres sin educación de realizar estudios universitarios. Un hijo hombre de padres con educación primaria tiene ocho veces más probabilidades de estudiar en la universidad que un hijo de padres sin educación. En el otro extremo se observa que es nula la posibilidad que un hijo de padres con estudios universitarios sea analfabeto, así como reducida la probabilidad que solo alcance estudios de educación primaria.

La movilidad ocupacional es baja en Guatemala. Las mujeres tienen mayor movilidad ocupacional que los hombres, lo mismo puede decirse del grupo étnico indígena respecto al no indígena, así como de las personas menores de 41 años respecto a las mayores de esa edad. En las ocupaciones manuales calificadas la ocupación del padre tiene un peso importante en la determinación de la ocupación del hijo. El índice de inmovilidad es alto, en especial en ocupaciones manuales no calificadas.

El análisis de incidencia indica que la educación y ocupación de los padres tienen un efecto importante en la educación de los hijos, lo que evidencia la herencia de capital cultural de padres a hijos. El efecto de la educación en la ocupación es mayor en el caso del hijo que en el caso del padre, lo que muestra un cambio social inter generacional importante respecto a la función de la educación en la inserción del mercado laboral.

 

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