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El periplo sustentable

versión On-line ISSN 1870-9036

El periplo sustentable  no.33 Toluca jul./dic. 2017

 

Reseña

Superación de la pobreza mediante el desarrollo turístico. Un enfoque global integrado

Carlos Mario Amaya Molinar* 

* Doctor en Turismo, Derecho y Empresa. Catedrático de la Universidad de Colima, México.

Croes, Robertico; Rivera, Manuel. 2015. Poverty alleviation through tourism development: A comprehensive and integrated approach. Florida: CRC Press,


Es un magnífico libro que estudia en profundidad la relación de la actividad turística con el crecimiento económico y la superación de la pobreza con un enfoque multidimensional. Debería considerarse lectura obligada para estudiantes de programas de turismo en niveles de licenciatura y posgrado y también para los encargados de la política turística y la gestión de destinos.

La tesis central del libro propone que el turismo posee el potencial para reducir la pobreza en los países en desarrollo, presentando una aproximación integral y amplia sobre el desarrollo turístico, con evidencias sobre sus aportaciones en el combate a la pobreza. El libro se enfoca en los más pobres del mundo, examinando la conexión del turismo con los pobres y las oportunidades que ofrece para escapar de la trampa de la pobreza, buscando valorar el impacto del desarrollo turístico para impulsar a la gente sobre el nivel de pobreza, al tiempo que se reduce la brecha entre los pobres y los acaudalados de un país.

Se ha definido al turismo como una poderosa herramienta de desarrollo regional en los países en vías de desarrollo, a través de mecanismos directos, como la generación de empleos, oportunidades sociales y de negocios y, a través de mecanismos indirectos, mediante la distribución de beneficios sociales derivados de los impuestos gubernamentales entre los pobres, las regulaciones y la gestión de la macroeconomía.

Una definición estrecha de la pobreza la concibe como una condición que impide a las personas alcanzar requerimientos mínimos de consumo y desarrollar plenamente sus capacidades, empleando una contabilidad de individuos ubicados por debajo de la línea de pobreza establecida por el banco Mundial. Una definición más amplia considera que la pobreza conlleva desigualdad, exclusión, vulnerabilidad, marginación, impotencia y privaciones.

La literatura académica sobre desarrollo económico establece tres conclusiones básicas: a) el crecimiento económico en los países en desarrollo no es constante; b) los niveles de desigualdad son persistentes y c) la disminución de la desigualdad es una tarea compleja: muy poca desigualdad elimina los incentivos para que las personas se esfuercen, mientras que demasiada desigualdad dilapida vidas y talentos, incidiendo en el crecimiento y la democracia, exigiendo una combinación entre motivación y oportunidades. La premisa central de la literatura del desarrollo económico postula que se debe ayudar a los pobres; el debate busca identificar los medios más efectivos para remediar la pobreza.

El libro menciona una serie de estadísticas sobre la pobreza en el mundo presentadas por el Banco Mundial y la ONU: 1.3 billones de personas con ingresos inferiores a $ 1.25 USD diarios y un tercio de la población mundial viviendo con menos de $ 2.00 USD al día; 22,000 niños fallecen diariamente de hambre. El 20 % de la población más pobre del mundo ejerce el 1.5 % del consumo privado, mientras que el 20 % de la población más rica realiza el 77 % del consumo. De Soto menciona que la economía mundial florecería si no se excluyera a los pobres del consumo.

La premisa central del libro es que se debería ayudar a los pobres desinteresadamente, pues invertir en nutrición, educación, salud e infraestructura incrementaría sustancialmente la capacidad productiva de la economía en su conjunto: el crecimiento es bueno para los pobres y la disminución de la pobreza es bueno para el crecimiento. Sólidas evidencias empíricas sugieren que el desarrollo turístico puede generar facetas de crecimiento económico capaces de cambiar la configuración del ingreso de la población local; los países en desarrollo deben preguntarse si es correcto emplear sus escasos recursos en fomento al turismo como herramienta para crear empleos decentes.

La pregunta central que busca responder este libro es la siguiente: ¿Puede el desarrollo turístico lograr crecimiento en favor de los pobres? El trabajo se basa en los planteamientos de Mitchell y Ashley (2010); Scheyvens (2011) y de Saarinen, Rogerson y Manwa (2013), introduciendo el debate de la economía del desarrollo sobre la relación crecimiento-desigualdad-reducción de la pobreza en el campo del turismo, investigando las condiciones que pueden generar los efectos pares del desarrollo turístico en la reducción de la pobreza basándose en datos empíricos, frente a perspectivas normativas o ideológicas.

El libro mejora la comprensión de la relación dinámica entre turismo y reducción de la pobreza en cuatro aspectos: (1) explora el impacto de la pobreza sobre el desarrollo en los niveles micro y macro; (2) se enfoca en el desarrollo turístico y en sus efectos sobre el crecimiento, la desigualdad y la reducción de la pobreza, analizando la forma en que afecta a los grupos más vulnerables de la sociedad. (3) Considera si los pobres perciben al desarrollo turístico como un vehículo que les permite escapar de la pobreza y (4) identifica las condiciones mediante las cuales el turismo ofrece oportunidades a los pobres.

El libro es resultado de una década de investigación de los efectos del desarrollo turístico en la reducción de la pobreza. Los estudios empíricos se realizaron en varios países de América Latina; casos de otros continentes se analizaron en la literatura académica. El libro trata de la gente pobre y de la forma como el turismo les permite ayudarse a sí mismos y liberarse del azote de la pobreza.

Los pobres sufren de carencias de alimentos, sensación de abandono y vulnerabilidad; viven con una sensación de crisis, desempleo y hambre, situaciones que pueden verse agravadas por la lejanía y largas distancias a los caminos pavimentados, el agua potable, tiendas, escuelas y centros de salud; en ocasiones su trabajo sólo les permite alimentarse y subsistir día por día. La pobreza provoca miedo y vulnerabilidad, generando estrés mental, desdibujando la claridad necesaria para tomar buenas decisiones. La condición de vida en crisis derivada de la escasez de alimentos, la inseguridad laboral y la falta de control sobre asuntos centrales de su vida cotidiana desanima a los pobres para la planeación de su futuro.

Se han logrado impactantes resultados en la superación de la pobreza mundial. Entre 1981 y 2010 cerca de 500 millones de personas salieron de la pobreza; al reducir a la mitad la pobreza mundial en el 2015, la comunidad internacional se adelantó en cinco años en su Objetivo de Desarrollo del Milenio. No obstante, la ONU estima que entre 2010 y 2012 cerca de 870 millones de personas pasaron hambre y malnutrición, con los niños como principales víctimas y cerca de un millón de muertes infantiles por desnutrición al año, a pesar de que existen alimentos suficientes para alimentar a todas las personas del mundo, con los habitantes del medio rural llevando la peor parte. La desigualdad económica es desastrosa; para el Foro Económico Mundial, la creciente disparidad en los ingresos es la tendencia mundial más alarmante de 2014: el 20 % más pobre de la población mundial accede a 1.5 % del consumo, mientras el 20 % más acaudalado consume el 77 % del total.

El texto define a la pobreza y sus consecuencias de una forma muy humana, pues no se limita al indicador económico de ingreso, toma en cuenta su sufrimiento y sus emociones, mencionando que los pobres se sienten frustrados y olvidados; viven desnutridos y sin posibilidades de empleo en vecindarios inseguros, incurriendo en costos humanos como pérdida de bienestar, dignidad y autoestima, al igual que en costos sociales. Los autores proponen como premisa del debate social que los pobres no son distintos de otros seres humanos; se ha comprobado que cuando los pobres obtienen ingresos adicionales no mejoran sus niveles de nutrición, sino que gastan su dinero en cosas que hagan más placentera y menos aburrida su vida; como cualquier persona, los pobres quieren llevar una vida decente, placentera, alejarse de la indigencia y brindar salud y seguridad a sus hijos.

En los países desarrollados, la marginación de los pobres obedece a la alta disparidad en el acceso a la riqueza, la educación y la salud; adicionalmente, la mayoría de los pobres viven en países frágiles que no proporcionan servicios públicos razonables ni protección frente a la corrupción y el crimen; estos países se encuentran en franco declive económico, son incapaces de cobrar impuestos, presentando desigualdad entre grupos, discriminación y persecución de disidentes; el Índice de Estados Fallidos estima que en 2015 el 63 % de los pobres vive en ese tipo de países.

Se ha dicho que la gente feliz se encuentra más motivada y es más productiva, mientras que la gente pobre presenta apatía y letargo, pues se definen por la escasez, que genera estrés y ansiedad. La ciudad de Guayaquil, Ecuador, presenta una ejemplo de mejora en las condiciones de vida de la población marginada: en el año 2000 se inició un proyecto de regeneración urbana buscando mejorar la calidad de vida los pobres de la zona; al concluir el proyecto, Cerro Santa Ana se convirtió en una atracción turística en el centro de la ciudad; los vecinos se enorgullecieron del nuevo aspecto de su vecindario, participando activamente en su conservación y seguridad.

El desarrollo turístico es considerado una poderosa fuerza de progreso económico en países en desarrollo, que han incrementado consistentemente su participación en el turismo mundial hasta el 46 % en 2011, con 465 millones de visitantes, registrando mayores tasas de crecimiento que los países avanzados. En 2012, América latina, Asia y África sub-Sahariana registraron las mayores tasas de crecimiento en llegadas de turistas internacionales; y este crecimiento se registró en la categoría de los países menos desarrollados, donde la llegada de visitantes y los ingresos por turismo crecieron a tasas de 11 y 12 %, respectivamente, entre 1995 y 2011. En estos países, el turismo se ha convertido en un actor principal de su economía, lo cual destaca en el hecho de que 80 % de los 56 países con estrategias para la reducción de la pobreza consideran al turismo como un vehículo para generar empleos y estimular el crecimiento económico.

El turismo también puede expandir el mercado doméstico al generar turistas potenciales con mayor ingreso disponible, brindando a un país la oportunidad de diversificar su economía, mitigando la volatilidad de sus exportaciones tradicionales, pues resulta más estable y resistente que la agricultura, la minería y la manufactura; finalmente, el turismo permite democratizar las divisas al incluir a los pobres en los beneficios del turismo mediante empleos e ingresos estables.

El turismo proporciona a los pobres mayores oportunidades que cualquier otro sector. El movimiento que impulsa iniciativas turísticas en favor de los pobres menciona tres canales que generan desarrollo y disminución de la pobreza: 1) efectos directos; 2) efectos indirectos y 3) efectos dinámicos. Un ejemplo de los efectos directos es la creación de empleos en hoteles y restaurantes; un ejemplo de los efectos indirectos es el consumo de productos y servicios por este tipo de empresas, mientras que los efectos dinámicos se refieren al impacto general del turismo en la economía, más allá de la industria turística. Adicionalmente, los productos turísticos pueden obtener precios superiores debido a su carácter singular, a que no pueden transportarse y sus costos de logística inferiores.

Los autores señalan que, desafortunadamente, los beneficios del turismo no funcionan efectivamente en todos los países, contextos y circunstancias; algunos países resultan más exitosos que otros en la atracción de turistas. Por ejemplo, a pesar de ubicarse en una misma región, las islas del Caribe han sido más exitosas turísticamente que los países centroamericanos, con su población disfrutando de una mejor calidad de vida y mayor índice de desarrollo humano. Sin embargo, algunos investigadores señalan que el turismo, más que reducir la pobreza, refuerza la desigualdad, pues los efectos del turismo pueden ser positivos o negativos, afectando a los pobres con externalidades como inflación, desplazamiento o deterioro del medio ambiente. Para el caso de América Central, los efectos del turismo han resultado ambiguos, registrando fuertes efectos en Costa Rica, Nicaragua y Guatemala, frente a efectos medianos o débiles en Honduras y El Salvador.

Esto obedece a que la capacidad del turismo para generar beneficios entre los pobres depende de situaciones contextuales, como la mezcla de incentivos y las capacidades organizacionales, que definen la estructura económica del turismo. Estudios recientes demuestran que el impacto del turismo en la superación de la pobreza depende más de la estructura económica que del tipo de turistas que visitan el destino. Uno de los principales problemas de la industria turística latinoamericana es la falta de colaboración necesaria para la gestión del destino, que parece derivar de la falta de confianza y prácticas abusivas generalizadas en la creación de la experiencia turística, agudizadas por condiciones de mercado que premian la competencia frente a la cooperación.

La relación directa entre turismo y crecimiento económico aún no se ha resuelto. Las principales teorías sobre desarrollo económico atribuyen la persistencia de la pobreza a tres hallazgos empíricos en países en desarrollo: 1) el crecimiento económico no es persistente; 2) los niveles de desigualdad han persistido y 3) reducir la desigualdad es una compleja tarea social.

La pobreza se define como una situación en la que una persona no logra alcanzar ciertos requerimientos predeterminados de consumo o desarrollar algunas capacidades. Pero la participación en arreglos sociales requiere más que casa, comida y sustento; se necesita educación, salud y las oportunidades para llevar la vida que se desea. La pobreza no es sólo un asunto de falta de dinero; también se refiere a la capacidad de disfrutar una vida plena y deseable. En la literatura académica se han identificado 4 paradigmas básicos para explicar la pobreza, basados en los siguientes enfoques: 1) ingreso; 2) satisfacción de las necesidades básicas, 3) capacidades y 4) bienestar subjetivo.

La visión de la pobreza que se propone en este libro enlaza varios elementos de los paradigmas mencionados para proponer un quinto paradigma basado en la falta de recursos económicos como el elemento definitorio de la pobreza, que lleva a la escasez y a su impacto negativo en la satisfacción de las necesidades absolutas y relativas de los individuos; esta satisfacción se conecta con arreglos sociales y reglas, definiendo el bienestar objetivo y subjetivo del individuo. Para revertir esta abyecta situación de pobreza, el individuo debe acceder a recursos económicos, ya sea mediante empleo o transferencias gubernamentales hacia la educación, salud y otras necesidades. Aparentemente, sólo el desarrollo económico brinda la oportunidad de sacar a las personas de la condición de falta de recursos y pobreza.

La desigualdad prolonga la pobreza, que también resulta de malas decisiones tomadas por los individuos a causa de la escasez, impulsando bajos de niveles de capital humano que se reproduce a sí mismo; por ejemplo, la desnutrición puede influir en un pobre desempeño escolar y en el uso efectivo de la educación en la vida. En este contexto, la pobreza no es una elección, sino una situación impuesta en la vida.

Diagrama del paradigma de erradicación de la pobreza 

El paradigma de erradicación de la pobreza indica que la satisfacción de las necesidades depende de motivación individual, oportunidades, arreglos sociales, reglas y recursos. La motivación se integra con el logro individual, reconocimiento, responsabilidad, avance, autoestima, optimismo y definición de opciones, las que son influidas por oportunidades disparadas por arreglos sociales y reglas, por experiencias pasadas y expectativas a futuro. Las condiciones objetivas y su percepción definen el grado de satisfacción de necesidades. La forma como se satisfagan estas necesidades puede llevar al bienestar o la pobreza; desde esta perspectiva, la pobreza experimentada puede ser diferente de la expectativa de ingreso. El camino al bienestar o la pobreza es formado por algunos factores, como la desigualdad y las oportunidades. Este paradigma también considera que la pobreza no es estática: en diferentes momentos de su vida una persona puede dejar de ser pobre y regresar a serlo, atendiendo a condiciones como inseguridad, riesgo, falta de bienes y exclusión social.

Entre algunos de los impactos positivos del turismo en la economía de los países, los autores mencionan los siguientes: empleos más estables, mayor acceso a servicios educativos y de salud, ingresos estables por exportaciones, diversificación económica, oportunidades de desarrollo para áreas remotas y valor para mercancías locales. El uso del turismo como motor económico para superar la pobreza presenta varias ventajas, pues presenta a los pobres mayores ventajas que cualquier otro sector de actividad. En principio, el turista debe desplazarse hasta los destinos porque el producto turístico no es portátil y cuando el turista llega al destino consume un conjunto de productos y servicios locales de diversos proveedores, deambulando por el lugar y enlazándose directamente con los pobres, brindándoles oportunidades. Por alguna razón, los pobres suelen concentrarse en sitios con patrimonio histórico y cultural, mismos que constituyen importantes atractivos turísticos.

Importantes organismos internacionales han decidido impulsar el turismo por esta interacción. La comisión de las Naciones Unidas para el Desarrollo Sustentable promueve el desarrollo turístico en los países menos desarrollados. En el 2002 se estableció un proyecto conjunto entre la Organización Mundial del Turismo y la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo denominado STEP (Sustainable Tourism - Eliminating Poverty), con el propósito de fomentar la creación de empleos a través del turismo para personas que ingresan menos de $ 1 USD al día, reconociendo el poder del turismo para resolver directamente los problemas de la pobreza.

El turismo puede impactar indirectamente sobre la pobreza a través del crecimiento económico; recientes investigaciones empíricas indican que el crecimiento económico disminuye la pobreza, lo cual ha llevado a organismos como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional a considerar al turismo como estrategia para superar la pobreza. También existen numerosos trabajos en la literatura académica demostrando que el crecimiento turístico impulsa el crecimiento económico.

La hipótesis del crecimiento impulsado por el turismo (Tourism Led Growth Hypothesis, TLGH) propone que el turismo puede generar crecimiento económico a través de la ventaja comparativa, en el campo de los factores de la oferta, ubicados entre los principales impulsores del comercio internacional; la eficiencia productiva o la abundancia de factores generan diferencias en precios, determinando la producción de los países y sus socios comerciales. Los beneficios del turismo en favor de los pobres sólo pueden realizarse si disminuye la desigualdad y se consideran aspectos de bienestar como libertad, felicidad, calidad de vida, relaciones sociales y sustentabilidad, yendo más allá de la medición del ingreso. Este conjunto de factores se incluyen en el paradigma de erradicación de la pobreza.

Los trabajos académicos Durbarry (2004), Vanegas y Croes (2007) demuestran la relación entre crecimiento del turismo y crecimiento económico, considerando a la actividad turística como una exportación, mientras que el trabajo de Croes y Vanegas (2008) comprueba el impacto del turismo en el crecimiento económico y en la superación de la pobreza, con efectos directos e indirectos, sugiriendo condiciones que podrían disminuir sus efectos positivos, como son la desigualdad y la debilidad de las instituciones.

Sin embargo, evidencia empírica obtenida en países latinoamericanos arrojaron que la actividad turística también puede agudizar la desigualdad, anulando algunos de sus efectos positivos. Si bien es cierto que se encontró que el turismo interesa a los pobres en todos los países centroamericanos, su impacto en la disminución de la pobreza varía en cada país. Así por ejemplo, se encontró que el desarrollo turístico sí beneficia a los pobres en Ecuador, pero no en Nicaragua. Estos resultados sugieren que el desarrollo económico no resuelve automáticamente la situación de desigualdad de un país y que el impacto del desarrollo turístico se encuentra ligado al nivel de desigualdad de un país: el coeficiente de Gini de Ecuador presenta menos desigualdad que el de Nicaragua, al igual que menor proporción de pobres en su población.

Si bien es cierto que el turismo se conecta directamente con los pobres, condiciones como debilidad institucional, crimen, corrupción y economía subterránea disminuyen los efectos directos del desarrollo turístico en los esfuerzos de reducción de la pobreza.

Referencias:

Croes, R. y Vanegas, M. (2008). Tourism and poverty alleviation: a co-integration analysis, Journal of Travel Research, 47(1), 94-103. [ Links ]

Durbarry, R. (2004). Tourism and economic growth: the case of Mauritius. Tourism Economics, 10(4), 389-401. [ Links ]

Vanegas, M. y Croes, R. (2007). Tourism, Economic Expansion and Poverty in Nicaragua: Investigating Cointegration and Causal Relations. (Staff paper P 07-10). Staff Paper Series Department of Applied Economics, University of Minnesota. [ Links ]

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