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En-claves del pensamiento

versão On-line ISSN 2594-1100versão impressa ISSN 1870-879X

En-clav. pen vol.5 no.9 México Jan./Jun. 2011

 

Artículos

 

Japón: una revisión histórica de su origen para comprender sus retos actuales en el contexto internacional

 

Adolfo A. Laborde Carranco*

 

* Director de la revista Foreign Policy, edición mexicana del Tecnológico de Monterrey. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores, Nivel 1 del Consejo Nacional de Ciencia y la Tecnología (CONACYT), México, adolfo.laborde@itesm.mx

 

Fecha de recepción: 29/01/2010
Fecha de aceptación: 29/07/2010

 

Resumen

El propósito de este trabajo es explicar las bases del proceso de formación del Japón y el punto de partida para entender a su sociedad. De esta forma, podremos interpretar la importancia que el carácter histórico de Japón ha tenido para la comprensión de su política económica exterior contemporánea. Existen elementos esenciales, que a nuestro juicio, deben considerarse para entender de manera clara su historia contemporánea.

Palabras clave: Japón, historia, AOD, política exterior, economía, migración.

 

Abstract

The purpose of this paper is to explain the bases of the formation process for the Japanese nation and the starting point that enables us to understand the Japanese society. This way will be able to interpret the importance that the historic character of Japan has had in the comprehension of its contemporary foreign economical policy as well as Official Development Assistance (ODA). For this reason, it is important to refer some of the historic fundamentals where social elements exist, which in our judgment, have to be considered in order to understand clearly the contemporary Japanese history.

Key words: Japan, history, AOD, poreign policy, economy, migration.

 

Introducción

Japón se encuentra en el siglo XXI en una encrucijada (económica) en su historia reciente, ya que ha tenido en su haber, una serie de sucesos que han marcado su desarrollo económico, político y social, así como su vinculación con el exterior, por ejemplo: el periodo Edo y la Era Meiji por citar sólo dos casos. En ambos periodos, Japón tuvo que generar una doble estrategia (interna y externa) con el fin de sortear los embates de su recomposición política y económica interna, así como su relación con el extranjero. Así, mi planteamiento está ligado a explicar el proceso de desarrollo histórico en el que Japón ha enfrentado una serie de situaciones, que por su naturaleza en tiempo y espacio no son similares, sin embargo sí han forjado su destino. Aquí radica la columna vertebral del desarrollo histórico acompañado de hechos y/o sucesos que le dieron una oportunidad de acoplarse e insertarse en una dinámica influida por aspectos de carácter interno e internacional.

La hipótesis principal de este trabajo es explicar el desarrollo económico de Japón pasando por algunas fechas clave de su historia (Tokugagua, Meiji, primera y segunda Guerra Mundial y la crisis económica actual), es necesario entender el carácter histórico y cultural (híbrido) del pueblo nipón. Algunos de los momentos que deben considerarse para entender de manera clara la evolución de Japón y su relación con el mundo son los siete apartados que componen el cuerpo de esta investigación:

1. Los albores de su formación reflejada en el aislacionismo geográfico de Japón que remite a sus orígenes agrarios, a la formación de su Estado y a las influencias externas que contribuyeron a moldear su desarrollo histórico.

2. La formación de un sistema feudal y su significado histórico en términos del desarrollo con características propias de sus procesos socioeconómicos.

3. Edo Jidai, la ruptura del orden feudal; la crisis interna; la presión extranjera y el fin del sistema Tokugawa.

4. La época Meiji: restauración del poder imperial y renovación de las estructuras sociales.

5. El expansionismo (imperialismo) japonés de finales del siglo XIX y principios del XX.

6. El periodo Taisho o Democracia Taisho.

7. El Militarismo, la Segunda Guerra Mundial y la Posguerra.

Antes de entrar al estudio de cada periodo, me gustaría resaltar dos factores determinantes en el desarrollo de Japón: su condición geográfica que le da un carácter de país aislado y su modelo de organización social. Para comprender el aislamiento japonés en su perfecta dimensión, es necesario resaltar el carácter típico del proceso de la integración de la nación japonesa con base en su desarrollo y transición en sus antecedentes históricos. Un punto importante lo localizamos en el proceso de transformación del rol tribal a la monarquía civil en Japón. En este punto, Peter Duus, especialista en el desarrollo histórico de Japón, especialmente en la era feudal, señala que "debido a la insolación y cerrazón de la comunidad tribal japonesa del siglo VI, los horizontes de la sociedad japonesa eran meramente locales". Quizá, menciona, Duus,"[...] en este periodo histórico de Japón se pueda identificar el origen del estado centralista (centralizado) primeramente en el oeste y centro de la isla da Honshu por medio del clan Yamato".1 En el siglo vi, el clan Yamato comenzó a importar ideas políticas provenientes de China, prácticas administrativas e instituciones gubernamentales. El clan Yamato vio en el modelo chino aspectos importantes para poder consolidar su poder.2 Otro factor a considerar es la cultura de agrupaciones de hombres jóvenes (wakamono nakama) dentro de la organización comunal (mura) como la base de gobierno en el periodo Tokigawa. Los wakamono nakama surgieron como parte del sistema de autogobierno aldeano durante la época medieval tardía y alcanzaron su máximo grado de desarrollo institucional cuando las comunidades de pequeños contribuyentes se consolidaron bajo el shogunato premoderno, sin embargo a medida que se expandió la economía de mercado perdieron gradualmente sus funciones como organizadoras de obras públicas y servicio comunal.3 A pesar de que hemos visto cambios en el desarrollo de las estructuras sociales en Japón, este tipo de organización social prevalece en el carácter organizativo del ciudadano japonés mismo que podemos observar hoy en día con la cultura de la pertenencia a un nakama o grupo determinado en la estructura social.

 

Los albores de su formación reflejada en el aislacionismo geográfico de Japón que remite a sus orígenes agrarios, a la formación de su Estado y a las influencias externas que contribuyeron a moldear su desarrollo histórico

De acuerdo a Yoshio Masuda, especialista de la historia de Japón, encontramos un señalamiento que ubica a su civilización:

[...] dentro de este universo del este de Asia, la cultura japonesa, que recibía fuertes influencias de Asia, alcanzó durante largas etapas un desarrollo sui generis; gozaba, por su situación geográfica, de una protección mayor que otros países en la zona. Este, llamémoslo, múltiple aislacionismo, influyó fundamentalmente en la formación del carácter cultural japonés.4

El proceso del desarrollo histórico del Japón posee las influencias y características más avanzadas del continente asiático primero, y de Europa después. En el periodo Edo (1603-1868), puede observarse el inicio de los elementos que caracterizan al Japón de hoy en día. La influencia en la conformación de la cultura japonesa parte de un arte religioso, ceremonial, amante de la naturaleza que refleja en sus paisajes con tinte espiritual, lírico y contemplativo, popular y levemente irónico. Un ejemplo de lo anterior es el surgimiento del arte popular kyouka, que es un poema con 31 sílabas con un sentido de humor y sátira, mediante el cual, los japoneses criticaban a los gobernantes y a las clases en el poder que tenían un mal desempeño en la administración pública.5 En este mismo orden de ideas, cabe destacar que el arte japonés empezó siendo religioso, budista esencialmente y sintoísta, pero enseguida reflejó otros aspectos distintos: verismo, amor a la naturaleza, independencia de toda influencia exterior, capacidad para expresar la belleza, con lírica sentimental y graciosa, y escasos elementos tanto en la arquitectura como en la pintura. Estos rasgos, que con el tiempo se mezclaron con las influencias del exterior, dieron paso, sin lugar a dudas, a que la formación cultural japonesa tuviese un carácter híbrido.6

 

La formación de un sistema feudal y su significado histórico en términos del desarrollo con las características propias de sus procesos socioeconómicos

Antes del periodo Edo (1603-1868), apreciamos otros aspectos que han permeado el carácter japonés. De acuerdo a Yoshio Masuda, experto en este tema, en este periodo, se establecieron las características de la individualidad de la cultura japonesa. Entre estas, encontramos las siguientes:

a) Civilización tardía y rápida,

b) Condiciones ecológicas (aprecio por lo natural=naturaleza),

c) Influencias de culturas extranjeras,

d) La conformación de tipos básicos, y

e) El destino de la cultura básica tradicional.7

También resaltan los planteamientos de Masakazu Yamazaki sobre la importancia del periodo Muromachi (1392-1573) en la configuración de los valores culturales, específicamente en la construcción tradicional de la sociedad japonesa entre: nobles, guerreros, mercaderes, artistas y campesinos.8 Aquí vale la pena señalar que antes del periodo Edo, por medio del la introducción de ideas cristianas de las misiones católicas provenientes de Portugal y España particularmente, la influencia europea permeó la forma de vida de los japoneses, y en consecuencia, la adaptación de elementos extranjeros a su cultura, sin embargo, para 1639 la mayoría de los occidentales fueron expulsados por ordenes del Shogunato de Tokugawa. Las razones no sólo fueron de corte religioso, sino comercial ya que los occidentales representaban una competencia seria hacia los daimyo (señores feudales que poseían territorios) quienes participaban en el comercio internacional de Japón.9

En los siglos VII y principios del VIII, el concepto de rol y el aparato administrativo que se generó en el periodo Yamato tomó una forma sofisticada. Este proceso dio legitimidad monárquica a los gobernantes inspirada en el budismo y confusionismo (dios surgido de sol). El nuevo concepto de monarquía se transformó. El monarca o emperador asumió un nuevo rol dentro de la consolidación del estado Japonés. La burocracia centralizada fue establecida en una capital permanente, visiblemente perfilando el poder del monarca. El palacio imperial (surgido del proceso de legitimidad monárquica) se estableció cerca de las principales oficinas y edificios administrativos (ministerios). La ciudad capital, Asuka (538-710), fue una escala de lo que era la capital imperial en China de aquel entonces. Debido a los gastos generados de esta nueva forma de organización administrativa y con el fin de solventarlos se introdujo un nuevo sistema de distribución de la tierra y de recolección de impuestos que le proveería al Estado la capacidad para financiarse.10

Sobre la formación del Estado Feudal japonés, Duus afirma que:

[...] el Estado Japonés era diferente a los Estados europeos, siendo el japonés diferente por un patrón denominado Protector del Estado. Este patrón que se daba generalmente en la ciudad capital, beneficiaba a miembros de importantes familias, de la aristocracia o de instituciones religiosas, quienes tenían un poder importante sobre la tenencia de la tierra.11

Si bien es cierto que tanto Japón como Europa tuvieron procesos diferentes en la formación y desarrollo de su época feudal, desde el siglo IX hasta el XI, el sistema de Estado japonés era muy diferente que su contraparte europea. Una diferencia notable era su economía agrícola muy productiva con base en el arroz (lo que le daba un carácter sano), mientras que la europea se basaba en el periodo de tiempos de lluvia. Asimismo, el Estado japonés era más elegante, sofisticado y culto que las cortes bárbaras europeas como las germanas Franks o las Anglo-Saxons.12 Del siglo XII al XV experimento la transformación de una sociedad monárquica a una de guerreros (daimyo). El sistema centralizado cambió de una supremacía feudal monárquica a uno de varios territorios semi-autónomos encabezados por los daimyo (estados de guerra) que paulatinamente permitiría la reunificación del país. Cabe mencionar que la posesión de la tierra se encontraba en manos de los señores feudales y la actividad económica por excelencia era la producción de arroz, beneficiada en gran parte por la escasa apertura hacia el exterior.

 

Edo Jidai, la ruptura del orden feudal; la crisis interna; la presión extranjera y el fin del sistema Tokugawa

El periodo Edo (1603-1868), mejor conocido con el nombre de Bakufu Tokugawa se caracteriza por el aislacionismo en la historia de Japón (sakoku seisaku).13 En él, se definen los elementos que le permitirían dar paso a un desarrollo considerable en el terreno económico como es la transformación del sistema feudal a el sistema pre-capitalista; en el campo de las innovaciones, se comenzó con la importación de técnicas y métodos extranjeros; y finalmente, en la parte del desarrollo intelectual, se manifiesta la llamada ilustración japonesa (1770-1830). Parte de este aislacionismo se explica por las incursiones de los españoles en Filipinas. Esto produjo que Tokugawa expulsara a los misioneros europeos y limitara la entrada de extranjeros a Japón, siendo los mercaderes holandeses, chinos y coreanos los únicos autorizados bajo un férreo control de las autoridades del bakufu en tener acceso al país mediante su arribo a un remoto puerto en Nagasaki. Los viajes al exterior fueron prohibidos bajo un sistema de castigos a todo aquel que desobedeciera esta medida.14 Asimismo, el periodo de paz (reunificación del país) permitió que la producción de oro, plata y arroz se incrementaran lo que influyó para que la sociedad japonesa mejorara ligeramente su nivel de vida y se enfocara a desarrollar nuevas actividades económicas. Prueba de esto es la segmentación del tejido social en: la clase gobernante samurái, la agrícola y la ciudadana (artesanos, mercaderes y comerciantes). Todo esto se da previo a su apertura paulatina hacia el exterior en el año de 1854 con la firma del tratado de Kanagawa, el cual terminó con la política de aislacionismo japonesa, que se hace efectiva en su totalidad en la época Meiji.15 En resumen, en la época Edo se reforma el sistema militar del periodo anterior; se instaura una estructura de poder partidario, conocido como bakuhan (el Shogunato y los señoríos) y el centro de poder político del Shogun se trasladó a la ciudad de Edo (actual Tokio) aunque la corte imperial se quedó en Miyako.16

La importancia de este periodo radica en que se definieron los rasgos principales y contemporáneos de la sociedad japonesa, es decir: su modo de pensar, su escala de valores, su conducta social y sus instituciones públicas. Asimismo, la sociedad se volvió más rígida, formalizándose las divisiones de clase, dando paso a la diferenciación de los samuráis de los campesinos y los artesanos de los comerciantes. Cabe señalar la existencia de una clase más en la composición social llamada Eta o Hinin, quienes se encontraban en la parte más baja del escalafón. En la tradición anterior esto no sucedía, sin embargo, no podemos afirmar que las clases sociales no existían antes de este periodo, las había, pero su connotación social no estaba oficializada.

De la misma manera, como ya se ha mencionado, se restringió el contacto con el exterior, sólo a algunos países (Holanda, China y Corea) se les permitió comerciar con Japón. Sin embargo, no es sino hasta principios de 1870 cuando el gobierno comenzó a abolir las estructuras remanentes del feudalismo: se abolió el sistema de clases, se otorgó el derecho de poseer tierra a quienes no la poseían y a los antiguos guerreros se les dio la oportunidad de escoger cualquier profesión según su gusto. De la misma manera, el viejo sistema administrativo se modificó. Los antiguos daimyo fueron perdiendo su autonomía hasta transformarse en el sistema de prefecturas gobernados por un oficial que representaba los intereses del centro. El sistema de la clase guerrera (samurái) paulatinamente fue siendo eliminado hasta que en 1873 se estableció el sistema universal de conscripción militar que terminó con los privilegios de esta clase. Citando a Duus, podemos afirmar que "el proceso de la modernización política de Japón se dio mucho más temprano que en Europa occidental, en donde ocurrió mucho más lento, más doloroso y con mucho menos urgencia".17 Los elementos citados en esta parte de la introducción histórica, son la antesala de lo que significó la restauración Meiji que para muchos, es donde se sientan las bases para la transformación de un país con estructuras semi-feudales con algunos rasgos pre-capitalistas, a una sociedad moderna e industrializada.

 

La época Meiji: restauración del poder imperial y renovación de las estructuras sociales

En la mitad del siglo XIX, por la presión de Estados Unidos y Rusia,18 finalmente el 8 de julio de 1853, el capitán de escuadra Mathew C. Perry y su flota llegaron a la costa de Japón y obligaron al gobierno japonés a acepar una carta del Presidente Millard Fillmore (1850-1853) de Estados Unidos en la que pedía la apertura de los puertos de Japón para exterior.19 Las autoridades japonesas pidieron un año de plazo para entregar su respuesta. Y se firmó con el Shogun el Tratado de Kanagawa, que se suscribió el 31 de marzo de 1854 entre el Comodoro Matthew Perry de Estados Unidos y las autoridades de Japón, en el puerto japonés de Shimoda. Este tratado terminó con más de 200 años de aislamiento de Japón y a la vez, con su política de exclusión (Sakoku), abriendo así los puertos japoneses de Shimoda y Hakodate al comercio con los Estados Unidos, garantizando la seguridad de náufragos estadounidenses y estableciendo un cónsul de los Estados Unidos en calidad de representante permanente.

El Tratado de Kanagawa fue seguido por el Tratado de Amistad y Comercio (EEUU-Japón), Tratado de Harris de 1858, que permitió la concesión de establecimientos extranjeros, territorios extras paras ellos y mínimos impuestos a las importaciones de sus bienes. Debido a este evento y basado en su reconocimiento de la situación internacional en Asia del Este después de la Guerra del Opio (1839-1842) y el expansionismo de los Estados Unidos hacia el oeste por medio de la guerra con México (1847-1848), el Shogunato de Tokugawa accedió a la apertura y estableció tratados de amistad y comercio en términos de desigualdad con los Estados Unidos seguido de otros países occidentales.20 Sin embargo, no es hasta el 30 de noviembre de 1888 cuando Japón firma el primer Tratado de Amistad, Comercio y Navegación en condiciones equitativas con México.21

La llegada de extranjeros a Japón a mediados del siglo XIX no hizo más que apresurar el decaimiento político del Shogunato Tokugawa, el cual se resolvió con la restauración del poder político al trono imperial en 1868 conocido como la renovación Meiji (Meiji Ishin).22 La renovación Meiji (1868-1912) presentó innovaciones significativas en lo social y económico. Se crearon estructuras militares y constitucionales, así como una política exterior modelada en la práctica por Europa y Estados Unidos (de finales del siglo XIX).23 Por ejemplo, en el terreno económico la industria agrícola del cultivo del algodón se transformó y en su lugar aparecieron la del filamento de capullo y la del hilado en algodón. Con la introducción de nuevos insumos importados en la producción algodonera, se dio un alto crecimiento económico y una mayor competitividad para la exportación de los productos derivados de esta industria. Otro elemento importante de la reforma económica fue la introducción del impuesto a la tenencia de la tierra (fixed land tax) en 1873. Esta medida ayudó a incentivar la productividad de la tierra.24 Por su parte, el gobierno proveyó la infraestructura necesaria en la banca, transporte, comunicaciones, sistema de educación y sistema de leyes para la modernización del país.25

Igualmente, el Estado japonés emprendió una política de desarrollo económico con la introducción de un amplio programa de financiamiento a diez años con una tasa de cero por ciento de intereses por la compra de maquinaria en el extranjero, para la industria textil japonesa en 1879 y la reforma al pago de los impuestos de la tenencia de la tierra,26 lo que de alguna manera contribuyó a que se gestaran procesos migratorios de japoneses internos y externos. Una consecuencia de estas medidas trajo consigo que el número de la población comenzara a crecer rápidamente, produciendo una mayor migración del campo a los centros urbanos. He aquí en donde podemos identificar las razones por las cuales años más tarde, el gobierno japonés promovería la migración japonesa hacia el exterior desde la segunda mitad del siglo XIX y primera del XX, particularmente hacia algunas islas del pacífico, Estados Unidos, Canadá, Brasil, Perú, México, Argentina, Paraguay, Bolivia, Colombia, Cuba y la República Dominicana.27

Otro de los resultados de la modernización Meiji fue la introducción de apellidos a los nombres de todos los japoneses.28 De igual forma, se destaca el surgimiento del sistema universitario (la Universidad de Tokio se fundó en el año de 1877), la creación del Banco de Japón (1882) y la consolidación de las casas comerciales con alianzas con empresas extranjeras como Nippon Electric Company —NEC— (1899) y Toshiba (1900).29 Otras casas comerciales se consolidarían, tal es el caso de Mitsui. Otro factor que sobresale en este periodo es la contratación por parte del Gobierno japonés de expertos extranjeros (en todas la áreas) con el objetivo de introducir conocimiento y técnicas de otros países avanzados (occidentales).30 Una característica más de este periodo es la asimilación por parte de la sociedad japonesa de elementos políticos y económicos occidentales. Entre ellos encontramos la adopción de un nuevo sistema político influenciado por el modelo de Estado autoritario de Prusia31 y una modernización económica promovida y consentida por el Estado japonés32 que consintió básicamente en una mayor participación mediante políticas públicas bien identificadas del Estado en las diferentes actividades estratégicas del país.

Un mecanismo para este cometido fue el envío de becarios de Estado cuya misión consistiría en traer nuevos conocimientos del extranjero.33 De igual forma, se dio un cambió en la visión del Estado, incorporándose el concepto occidental de modernidad. Así, el ejemplo de Occidente contribuyó a que en 1889 Japón adoptara su primera Constitución y un Gobierno parlamentario. Así mismo, se importaron conocimientos tecnológicos, que permitieron modernizar la industria y la milicia, habilitando a Japón para crear una fuerza militar lo suficientemente poderosa para vencer a China en 1895, a Rusia en 1905, y anexarse a Corea en 1910. De este modo, para principios del siglo XX, Japón emergió como el principal poder militar en el este de Asia.34 Con base en los argumentos arriba señalados y en concordancia con los planteamientos de Jean Chesneaux, podemos concluir que:

[...] la renovación Meiji fue un movimiento desde arriba en donde la base social no se transformó radicalmente sino que se amplió. Los antiguos señores feudales que permanecieron en el poder, protegieron sus firmas comerciales importantes, como Mitsui, sofocadas por el entones régimen bakufu y a quienes las reformas emprendidas en 1868 ofrecían perspectivas de expansión económica.35

 

El expansionismo (imperialismo) japonés de finales del siglo XIX y principios del XX

Un factor importante que permitió el surgimiento del expansionismo fue sin duda el proceso de consolidación del nacionalismo nipón. En 1878 los textos escolares comenzaron a remplazar a los personajes occidentales por figuras virtuosas del confucionismo y valores del sintoísmo. También la aparición de la bandera japonesa en los encabezados de cada capítulo de los textos oficiales.36 Militarmente hablando, Japón aprendió rápidamente cómo pelear al estilo occidental con armas modernas y una armada aleccionada. Prueba de ello fueron los territorios ganados en las guerras contra China, en donde este país tuvo que pagar una enorme indemnización a Japón y dejar a un lado sus intereses por Corea y ceder territorios a Japón incluyendo Taiwán y la península de Liaotung/kwantung (liao-dong/Guandong) y el sureste de Manchuria. En el caso de Rusia, fue el reconocimiento de los intereses de Japón en Corea y la península Liaotung, gran parte de la ruta de tren del sur de Manchuria y tiempo más tarde, ante la falta del pago de indemnizaciones de guerra, recibió parte de la mitad de la isla de Sakhalin (Karafuto) en el norte de Hokkaido.37

Las implicaciones económicas se ven reflejadas en la transformación de Japón en un gran país industrial, mismas que se intensificaron durante el periodo que separa la guerra ruso-japonesa de la segunda contienda mundial. El imperio colonial japonés propiamente dicho comprendía Formosa y los Pescadores; Corea, anexionada en 1910; algunos archipiélagos del Pacífico arrebatados a Alemania por el tratado de Versalles, y Port Arthur; en todos estos territorios, simple y sencillamente se practicó una política de expansión colonial. A ésta práctica, hay que añadir las posiciones conquistadas por Japón en China a lo largo del primer tercio del siglo XX: minas, fábricas, y ferrocarriles, concesiones, derecho de estacionamiento de tropas.38 Tiempo más tarde, debido al activismo (expansionismo) en Asia, Japón fue expulsado de la Liga de Naciones. Cabe resaltar que durante esta época, las autoridades japonesas instrumentaron acciones para contrarrestar la crisis económica de 1929, la cual se manifestó de manera directa en muchas pequeñas y medianas empresas japonesas, cuya ruina hizo posible el crecimiento de los monopolios, denominados Zaibatsu.

 

El periodo Taisho o Democracia Taisho

Tras la muerte del Emperador Meiji, ocupó el trono el Emperador Taisho, comenzando de esta forma, el periodo Taisho o Democracia Taisho (1912-1926).39 En esa época se retomó el sentir nacionalista y la comunidad internacional reconoció a Japón como una potencia emergente, participando así en la Primera Guerra Mundial en donde fungió como aliado de los británicos. Los resultados de la guerra le permitieron a Japón apoderarse de las antiguas colonias alemanas en la región, y la presentación en 1915 de las 21 demandas a China, los cuales no sólo pedían el reconocimiento de Japón de Shandung, sino futuras concesiones en Manchuria y Mongolia. Además, señalaban que China estableciera asesores japoneses en su gobierno/administración, policía y fuerzas armadas.40 Sin embargo, la débil salud del Emperador Taisho llevó a que el 1921 cediera el poder a su hijo, Hirohito. Con el deceso del Emperador Taisho en 1926, asume el trono Hirohito el 25 de diciembre de ese año. Con este hecho se da comienzo al periodo Showa (1926-1989). Cabe señalar que el Emperador Taisho impulsó en un primer momento el expansionismo imperial japonés, una cierta libertad pacífica interior que garantizó el sufragio universal (1925), la libertad de expresión, la formación de partidos políticos (Seiyukai, Minseito, y Kenseikai), el surgimiento de las asociaciones de obreros y campesinos y cierta igualdad con las mujeres, es decir, los antecedentes de la modernización la cual iniciaría oficialmente después de 1945 con el periodo de ocupación.41

 

El Militarismo, la Segunda Guerra Mundial y la Posguerra

En el Japón de la primera mitad del siglo XX hay tres sucesos que marcaron el destino de Japón: el ascenso de los militares al poder en el año de 1932; la invasión japonesa a China en 1937 y la alianza de de Japón con los países del eje (Alemania e Italia) en la Segunda Guerra Mundial.42 La imprevista llegada al trono de la era Showa representa una nueva etapa histórica que se divide en tres periodos que son: los inicios (1926-1937), la guerra (1937-1945) y la posguerra.

 

Los inicios (1926-1937)

Independientemente de los logros económicos reflejados en una cada vez mayor participación en el comercio internacional y de la asociación económica entre el sector público y privado de la primera guerra mundial aprovechados por los zaibatsu (conglomerados de empresas japonesas), entre 1927 y 1929 cuando comenzaba a reinar Hirohito hubo un colapso de la economía debido a la caída de los precios del arroz y por efecto de la crisis financiera del país en 1927. Esto, aunado a la crisis económica y recesión mundial de 1929 y el aumento de la población en los centros urbanos (45% más en comparación con 1895) debido a la caída del ingreso de la población del campo, cambió dramáticamente la vida en el campo e influyó a que los militares mostraran su enojo ante tales acontecimientos. Tras el descontento del modelo inspirado en el exterior (democracia) no se hicieron esperar los llamados de algunos grupos de poder de la sociedad japonesa para que los militares intervinieran en la política nacional. De esta forma, la política de expansión territorial mediante el militarismo ganó fuerza y se perfiló como una solución a los problemas de la nación.43 En 1931 ocurre el incidente de Manchuria y tras la intervención militar japonesa en marzo del año de 1932 se declara la República de Manchukuo lo que provocó la expulsión de Japón de la Liga de las Naciones.44 De aquí en adelante, los militares siguieron el modelo Alemán, apoyando a las industrias estratégicas en donde figuraban las dedicadas a la producción armamentista. Esto, trajo consigo consecuencias geopolíticas y cambios en el escenario internacional (equilibrio de poder en Asia y Europa). De igual forma, se limitó la competencia de las firmas extranjeras.

 

La guerra (1937-1945)

Afínales de 1936 y luego de las amenazas expansionistas de la Unión Soviética en Asia, Japón firmó un Pacto de Asistencia, primero con Alemania y luego con Italia. Más tarde, en 1937 Japón inició la guerra contra China. El antecedente de estos hechos los podemos encontrar en el incidente del 26 de febrero de 1936. Alrededor de 1400 tropas comandadas por jóvenes oficiales entraron en edificios oficiales matando e hiriendo a líderes, figuras políticas y asesores imperiales. El objetivo de los golpistas fue instalar un régimen militar que comulgara con las ideas de ultranacionalismo. Los rebeldes se declararon leales al Emperador Hirohito quien cada vez se mostró más antioccidental y antiliberal, abriendo el camino a lo que sería el expansionismo militar de Japón, la invasión a China en 1937 previamente mencionada y su preparación para su entrada a la Segunda Guerra Mundial en 1941.45

El inicio de la Segunda Guerra Mundial en Europa (invasión de Alemania a Polonia) en 1939 y la lógica del gobierno japonés ven el sentido de que una alianza tripartita con Alemania e Italia le sería útil al régimen que encaminó a Japón a que firmara en 1940 un acuerdo conocido como la Triple Alianza con estos dos países. Los intereses de Japón en Asia fueron reconocidos en este acuerdo, lo que dio paso al resurgimiento de la visión de la gran co-prosperidad en el este de Asia comandada por Japón. Al tiempo de que este acuerdo se firmaba en Berlín, las tropas japonesas invadieron el norte de Indochina para ir conquistando poco a poco los territorios en el sur de esta región. Este acto causó malestar por parte de los Estados Unidos, quien a su vez, impuso un embargo económico, principalmente de suministro de petróleo a Japón, lo que afectó en un 90% a su industria. En ese momento tres cuartas partes de las importaciones japonesas de crudo provenían de los Estados Unidos. El embargo surtió efecto y el 1 de diciembre de 1941 el emperador Hirohito aprobó formalmente la guerra contra los Estados Unidos lo que trajo consigo el bombardeo de Pearl Harbor el 7 de diciembre de 1941. Este acto desencadenó el enfrentamiento bélico entre los estadounidenses y japoneses en el Pacífico, suceso que finalizó cuatro años más tarde con la derrota y rendición incondicional por parte de Japón en 1945 dando paso al periodo de ocupación.

 

La posguerra

Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, se inició la Edad Contemporánea de Japón, la cual es la más conocida y estudiada, es decir: la desmilitarización, democratización y rehabilitación del país.46 Como consecuencia en la derrota por las fuerzas de los Estados Unidos, Japón fue ocupado, ocasionando en el archipiélago una caída de su economía, la desmilitarización y el desmantela-miento de antiguos grupos industriales. Al terminar la guerra, cuatro eran los grupos que mayoritariamente controlaban el aparato industria en Japón: Mitsui, Mitsubishi, Sumitomo y Yasuda.47 Por presión del gobierno de ocupación (scap, por su siglas en inglés) encabezadas por el General MacArthur, el Emperador renunció a su carácter de divinidad y se adoptó una nueva constitución la cual renunciaba a la guerra como forma de resolver conflictos. De igual manera, el país se democratizó (sistema de partidos) en donde la soberanía recaía en el pueblo y se diseñó un nuevo sistema educativo.48

Igualmente, se introdujo la igualdad de los sexos; el derecho al voto de los adultos mayores de 20 años; se separó a la religión del Estado; se le dieron derechos plenos a los trabajadores para organizarse y se les garantizó una jornada estandarizada y se estableció la gratuidad e igualdad de la educación. Los cambios promovidos (desmilitarización y democratización) por las autoridades de ocupación fueron consumados para mediados de 1947. Sin embargo, dos hechos históricos cambiarían el rumbo de la historia en Asia y pondría de nueva cuenta a Japón en la antesala de la reactivación y del desarrollo económico: la guerra en la península de Corea y el triunfo de la revolución en China en 1948.49

La demanda de insumos japoneses en la contienda bélica reactivó su devastada base económica. Ante el avance militar de los coreanos del norte (comunistas) hacia el sur de la peninsular de Corea, el gobierno de los Estados Unidos, preocupados por la posibilidad de la expansión del comunismo en Asia, replanteó su relación con Japón. De ahí que los norteamericanos prefirieran terminar con la ocupación militar manteniendo sólo su presencia en la región mediante bases militares en territorio japonés y limitándose a la ocupación en la isla de Okinawa, permitiéndole así desempeñar paulatinamente un papel de aliado regional estratégico. Prueba de lo anterior fue que el General MacArthur estuvo de acuerdo en que Japón firmara, con 14 naciones, el Acuerdo de Paz de San Francisco el 8 de septiembre de 1951. Con este acuerdo, Japón perdió oficialmente sus antiguas colonias y Corea. Asimismo, debido al conflicto entre Japón y Rusia en el siglo XIX por los territorios del Norte, la antigua Unión Soviética ocupó la mitad de los territorios (Sakhalin) del norte de Japón y entró en disputa con este país por las islas Kuriles.

Dentro de los puntos del tratado, Japón estuvo de acuerdo en hacer pagos de reparación de guerra siempre y cuando la economía del país lo permitiera. El acuerdo entró en vigor el 28 de abril de 1952, lo que trajo consigo el fin de la ocupación, sin embargo, después de que el acuerdo de paz fuera firmado, el gobierno de los Estados Unidos y el de Japón firmaron un Tratado de Seguridad que permitía la permanencia de las tropas norteamericanas en territorio japonés, específicamente en la isla de Okinawa.50

Con el fin de contextualizarde la presente investigación, podemos considerar que las causas arriba mencionadas, aunadas al anticomunismo que prevalecía en Asia, influyeron a que Japón se convirtiera en el principal aliado de Estados Unidos en el Pacífico después del fin de la Segunda Guerra Mundial. De esta alianza se desprende la idea de ligar el desarrollo económico japonés en los últimos 64 años mediante su programa denominado Asistencia Oficial para el Desarrollo (AOD), el aumento de su comercio exterior mediante la exportación masiva de sus productos en la década de los setentas, ochentas y noventas a distintos mercados internacionales, siendo el mercado estadounidense uno de los más penetrados. Empero la tregua entre las dos Coreas, la reactivación económica de Japón siguió su paso firme en los años cincuenta, sesenta y setenta con un rápido crecimiento que naturalmente impactó sus programas de ayuda internacional. De esta manera, a partir de la década de los sesenta puede hablarse de un crecimiento sostenido y expansión de la economía japonesa, la cual presentó los siguientes indicadores:

• De 1959 a 1961 (Boom Iwato), crecen las inversiones y por ende, se observa un aumento en la tasa anual de crecimiento.

• De 1963 a 1964, la tasa creció casi en un 11% anual.51

• De 1966 a 1970 (Boom Izanagi), la tasa anual aumentó en un 12%.

• De 1972 a 1975 (Expansión Tanaka), la tasa anual creció en un 9% aproximadamente.52

Estas cifras se complementan con los argumentos de Takajutsa Nakamu-ra especialista en el desarrollo económico de Japón de la posguerra quien afirma que: "La época del crecimiento acelerado de la economía japonesa duró cerca de 20 años, desde principios de la década de los cincuenta, hasta principios de los años setenta y fue una época que produjo un cambio notable al interior de la economía japonesa y sus relaciones con la economía mundial".53 Cabe destacar que la inversión en planta y equipos mostró la más alta expansión y su tasa de crecimiento fue de 22% de 1951 a 1973. De acuerdo a este autor, esto fue lo que provocó la demanda local y fomentó el alto crecimiento económico. La industrias pesadas y química, tuvo un cambio notable en el contenido de los productos de exportación. En lugar de productos como el hierro y los textiles, quedaron como fuerza principal de exportación las máquinas y los equipos de trasporte como barcos, automóviles, es decir, productos con una alta tasa de valor agregado.54 Esto, acompañado de otras políticas económicas como la disminución en términos porcentuales de los productos importados para exportar productos elaborados, aumentó la importación para el consumo interno del país y comenzó a bajar las importaciones respecto al Producto Interno Bruto (PIB). Sin duda, esto no hubiera sido posible sin el crecimiento sostenido de la economía internacional, especialmente en el caso de Estados Unidos y Europa, mercados cautivos para los productos e inversiones japonesas lo que lo llevó a ser el tercero en términos de Producto Nacional Bruto (PNB) en el año de 1968 después de Estados Unidos y la Unión Soviética. Sin embargo, el fin del crecimiento acelerado se da en 1971 con la revaloración del yen y en 1973 con la primera crisis energética mundial que orilló a Japón a enfrentarse a la disyuntiva de la reconversión industrial y en una fase de bajo crecimiento en los años ochenta, noventa y decrecimiento en lo que va de este siglo.

 

Conclusiones

Para cerrar este trabajo, podemos concluir que una vez que hemos revisado, lo que a nuestro juicio son los elementos fundamentales de la historia japonesa, como lo son los albores de su formación histórica reflejada en el aislacionismo geográfico del país que remite a sus orígenes agrarios, a la formación del Estado japonés y a las influencias externas que contribuyeron a moldear su desarrollo histórico; la formación de un sistema feudal y su significado histórico en términos del desarrollo japonés con sus propias características en la formación de sus procesos socioeconómicos; Edo Jidai, la ruptura del orden feudal; la crisis interna; la presión extranjera y el fin del sistema Tokugawa; la época Meiji: restauración del poder imperial y renovación de las estructuras sociales; el expansionismo (imperialismo) japonés de finales del siglo XIX y principios del XX; el periodo Taisho o Democracia Taisho, el Militarismo y la Segunda Guerra Mundial, el periodo de ocupación y el Japón contemporáneo, estamos seguros que mediante la comprensión y estudio de las premisas mencionadas se podrá explicar el carácter híbrido de la cultura japonesa y la tendencia racional de su política exterior y el desarrollo económico de Japón pasando por la crisis de la burbuja financiera en la década de los noventa y por la situación que atraviesa después de la crisis financiera que azotó al mundo en 2008 y 2009.

Tras una década de decrecimiento económico y luego de una ligera recuperación, la economía japonesa tiene muchos retos. Ahora ya no sólo se pelea los mercados internacionales que tradicionalmente dominaba (Asia, Europa y Norteamérica) con China y Corea, sino que ahora tendrá que lidiar con las economías emergentes del mundo: Brasil, Rusia, Sudáfrica y quizá México. El concepto de competitividad (just in time, procesos de calidad óptima y su organización empresarial) tendrá que evolucionar y adaptarse a este nuevo entorno de la economía mundial que se encuentra en crisis.

La competitividad japonesa y su manera de hacer negocios en el mundo tendrán que ser mucho más acordes con la dinámica de las nuevas relaciones económicas internacionales. Japón tiene que entender que ya no es el número dos en términos económicos en el mundo y sin un cambio en su visión global de los negocios, su supremacía está en riesgo. Habrá que ver si los dirigentes japoneses tendrán la imaginación y efectividad para hacerlo. Ya lo han hecho en el siglo XIX (era Meiji) y en el XX después de su rápida recuperación económica después de la Segunda Guerra Mundial. Esperemos que en el siglo XXI, Japón tenga un espacio como un actor protagonista en el terreno político y económico, de lo contrario, se tendrá que sentar a ver cómo China y otras economías emergentes lo rebasan por la izquierda. No cabe duda que todo cambia en la vida, y la economía en un país que solía ser una súper-potencia económica no es la excepción. Estoy seguro que en los próximos años podremos ver si Japón echa mano de sus ventajas internas como la homogenización racial y cultural que aderezan el carácter híbrido japonés para hacer frente a lo que se avecina, es decir, un mundo mucho más competitivo y cambiante en donde la cultura tendrá un papel fundamental como agente del cambio. Japón tiene la experiencia y una cultura capaz de adaptarse a los cambios repentinos, esperemos que en esta época de crisis logren adaptarse de nuevo y seguir transitando en el carril del crecimiento y desarrollo económico, lo cual, por la naturaleza de su política económica exterior, revitalizará sus esfuerzos de ocupar un papel protagónico y de liderazgo en el concierto internacional.

 

NOTAS

1 Peter Duus, Feudalism in Japan. Nueva York, Stanford University, 1969, p. 19.         [ Links ]

2 Ibid., p. 22.

3 Michiko Tanaka, cultura popular y Estado en Japón: 1600-1868. México, El Colegio de México, 1987, p. 13.         [ Links ]

4 Yoshido Masuda. "Las posibilidades de la cultura japonesa", en Revista de la Universidad de México, noviembre de 1972, núm. 3, p. 2.         [ Links ]

5 Yanagibashi Masahiro, Uta Toshihiko Suzuki Katsutada, Shinpen Nihonkotenbungakuzensyu (79), Kibyoushi — Senryu- Kyouka, 1999, Shogakukan, p. 622.

6 Para mayor información sobre la conformación histórica del carácter cultural de Japón, favor de consultar: Yamazaki Masakazu, Indivudualism and the Japanese. Tokio, Japón , Echo Inc., 2000; Y. Masuda, op. cit., pp. 2-9; Lothar Knauth, "¿Singularidad cultural o transformación histórica?, en Revista de la Universidad de México, noviembre de 1972, núm. 3, pp. 18-23; P. Duus, op. cit., p. 124; Ian Buruma, Inventing Japan, 1853-1964. Nueva York, A Modern Library Chronicles Book, 2004, p. 194; Michiko Tanaka, "La internacionalización de Japón. Problemas y perspectivas", en la Inserción de México en la Cuenca del Pacífico, vol. 1, 1990, pp. 243-255; Castilla Romero, "Ética confusiana y el desarrollo económico de los NIC'S ", en la Inserción de México en la cuenca del Pacífico, vol. 3, 1990, pp. 93-101.

7 Y. Masuda, op. cit., pp. 2-9.

8 Y. Masakazu, op.cit., pp. 10-18.

9 Kenneth Henssall, a History of Japan, From stone age to superpower. Londres, Macmillan Press ltd, 1999, p. 56.         [ Links ]

10 Ibid., pp. 23-25.

11 Ibid., p. 35.

12 Ibid., p. 36.

13 Lothar Knauth, "Antecedentes históricos de las relaciones Japón-América Latina", en Revista Relaciones Internacionales, enero-marzo, 1982, núm. 30, p. 13.         [ Links ]

14 K. Henshall, op. cit., p. 56.

15 L. Knauth, op. cit., p. 19.

16 Mikiso Hane, Breve historia de Japón. Madrid, Alianza, 2003, p. 59.         [ Links ]

17 P. Duus, op. cit., p. 112.

18 Michiko Tanaka, "La Renovación Meiji y la formación del proyecto nacional del Japón Moderno", en Revista Relaciones Internacionales, enero-marzo, 1982, núm. 30, p. 25.         [ Links ]

19 I. Buruma, op.cit. p. 11.

20 Masahide Bito y Akio Watanebe, Esbozo cronológico de la historia del Japón. Tokyo, International Society for Education Information Inc., 1993, p. 16.         [ Links ]

21 Para mayor información favor de consultar: Masaaki Ono, "Palabras del embajador Masaaki Ono", en The Ministry of Foreign Affairs of Japan, http://www.mx.emb-japan.go.jp/sp/120/mensaje.html (4 de febrero de 2009).         [ Links ]

22 M. Tanaka, cultura popular y Estado en Japón: 1600-1868, p. 21.         [ Links ]

23 P. Duus, op .cit., p. 115.

24 K. Henshall, op. cit., p. 72.

25 M. Bito, op. cit., p. 17.

26 Ibid., p. 8.

27 Para mayor información de la política migratoria japonesa, favor de consultar: Adolfo Laborde, "La política Migratoria Japonesa hacia América Latina", en Revista Migraciones Internacionales, enero-junio, 2006, núm. 3. pp. 155-161.         [ Links ]

28 Los japoneses tenían apellidos pero no era algo oficial. Sin embargo, hubo dos leyes que legalizaron esta medida. La primera se dio en heiminnmyouzikyokarei (el gobierno permite poner apellido a todas los japoneses) del 19 de septiembre de 1870 y la otra se denominó heiminnmyouzihis-syuugimurei (es obligación poner apellido a todos los japoneses) del día 13 de febrero de 1875.

29 K. Henshall, op. cit., p. 96.

30 Ibid., pp. 78-79.

31 M. Tanaka, cultura popular y Estado en Japón, pp. 34-35.         [ Links ]

32 Foreign Press Center, History of the Modern Japanese Economy. Tokyo, Foreign Press Center, 1999, p. 7.         [ Links ]

33 Ibid., p. 35.

34 Kodansha, Todo sobre Japón. Japón, Editorial Kodansha Internacional, 2005, p. 28.         [ Links ]

35 Jean Chesneaux, asia oriental en los siglos XIX y XX. Barcelona, Labor, 1969, p. 44.         [ Links ]

36 K. Henshall, op. cit., pp. 80-81.

37 Ibid., p. 91.

38 J. Chesneaux, op. cit., pp. 48-50.

39 Es importante el saber que en Japón, al cambiar de Emperador inicia una nueva época y reinicia el calendario.

40 K. Henshall, op. at, p. 105.

41 J. Chesneaux, op. cit., p. 50.

42 Para mayor información sobre estos periodos, favor de consultar: Ikuhito Hata, "Continental Expansion, 1905-1941", en The cambridge History of Japan. ed. Peter Duus, Reino Unido, Cambridge University Press, 1997, pp. 247-266 y Coox D. Alvin, "The Pacific War", en Peter Duus, ed.Jhe cambridge History of Japan. Reino Unido, Cambridge University Press, 1997, pp. 315-376.

43 K. Henshall, op. cit., pp. 108-109.

44 Ibid., p. 110.

45 Ibid., p. 111.

46 Haruhito Fukui, "Postwar Politics, 1945-1973", en P. Duus, ed., op. cit., p. 184.

47 K. Henshall, op. cit., pp. 144-145.

48 Kodansha, op. cit., p. 29.

49 Foreign Press Center, History of the Modern, p. 33.

50 K. Henshall, op cit., pp. 151-152.

51 Las cifras dadas son aproximaciones a las reales y están basadas en el crecimiento anual promedio de la economía japonesa y los periodos de tiempo demuestran una variación en cuanto a la política económica enfocada en la industria electrónica principalmente. Cabe mencionar esta descripción de los periodos del desarrollo económico de Japón coinciden con las hechas por Yukata Kosai, "The Postwar Japanese Economy, 1945-1973," en P. Duus, ed., op. cit., p. 494.

52 Kodansha, op. cit., p. 63.

53 Takajusa Nakamura, Economía japonesa: estructura y desarrollo. México, El Colegio de México, 1993, p. 201.         [ Links ]

54 Ibid., p. 211.

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