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En-claves del pensamiento

versão On-line ISSN 2594-1100versão impressa ISSN 1870-879X

En-clav. pen vol.3 no.6 México Dez. 2009

 

Reseñas y noticias

 

La fortuna de Giambattista Vico en el pensamiento filosófico hispanoamericano

 

Jorge Velázquez Delgado*

 

José Manuel Sevilla, El espejo de la época. Capítulos sobre G. vico en la cultura hispánica (1737–2005). Nápoles, La Cittá del Sole, 2007.

 

* Profesor e Investigador del Departamento de Filosofía de la Universidad Autónoma Metropolitana–Iztapalapa, México. fcinos8@hotmail.com

 

Fecha de recepción: 12/11/2008
Fecha de aceptación: 08/05/2009

 

Este libro, sin duda alguna, constituye un importante acontecimiento editorial que merece ser celebrado, en especial, entre todos aquellos que alguna vez han sentido un verdadero interés por conocer el pensamiento del filósofo napolitano Giambattista Vico. Cabe mencionar que esta obra de José Manuel Sevilla es producto de un paciente trabajo de investigación. El prólogo de la misma es de Antonio Heredia Soriano y la presentación corresponde a Giuseppe Cacciatore. La obra es aparentemente voluminosa, pues comprende cerca de setecientas páginas. A lo largo de ellas nos podemos percatar que la tarea que se echo a cuestas Sevilla ha sido la de mostrar que la famosa tesis sobre la ausencia de Vico por tierras hispanoamericanas, es bastante débil. Que la huella y presencia de esta filosofía es curiosamente más significativa que lo que detractores y apologistas han pensado a lo largo de estos siglos. Pero lo que hacia falta era emprender un estudio paciente y decidido como éste. Mismo que no dudamos de calificar de seminal en cuanto que abre nuevas rutas de investigación sobre un problema hasta hoy bastante soslayado. Es éste un estudio en que se siguen los pasos de la influencia de un pensamiento al cual las filosofías de la modernidad han preferido mantener bajo cierta marginalidad en razón de que aparentemente no corresponde a lo que serían sus grandes esquemas de pensamiento.

Sevilla responde así a la ya vieja pregunta de ¿quién ha leído a Vico? Pregunta que, una vez que se ha leído este libro, se antoja ya como parte de una gastada e innecesaria retórica. Lo que se llega a encontrar aquí son a los lectores de Vico y, por decir lo menos, lo que presenta Sevilla es una importante y larga lista de pensadores hispánicos o, como diríamos nosotros, hispanoamericanos, que leyeron y han leído a Vico bajo diferentes contextos históricos y respondiendo cada uno a sus propias necesidades e inquietudes intelectuales o académicas.

La cuestión ahora no es plantearnos si ha sido Giambattista Vico un pensador afortunado. Pues consideramos que la idea de fortuna no es la más apropiada para hablar de la influencia que ha tenido esta filosofía en todo el espacio cultural hispanoamericano. Mantener esta idea equivale pensar que este problema responde más a condiciones y situaciones accidentales y caprichosas, que a lo que en realidad ha sido: una incomoda e imperceptible presencia e influencia que aparentemente es poco lo que dice de sí. Por ello pensamos que adoptar esta idea equivale a un despropósito. Cosa que, por cierto, ocurre muy frecuentemente con otros autores.

Es verdad que existen sobradas y suficientes razones que contribuyen a explicar lo que hasta la fecha se ha sostenido como la ausencia de Vico a lo largo y ancho del pensamiento filosófico hispanoamericano. Quizá la más conocida de todas ellas es que en estas tierras no existe algo que pueda ser llamado filosofía. Y que de la misma forma, lo que Vico escribió tampoco es algo que se pueda sostener como pensamiento filosófico. Es ante un prejuicio de tan desmesuradas proporciones que al parecer día con día adquiere menos relevancia, que resulta imposible entender las dimensiones de un pensamiento que por lo general se ha encontrado al margen y en la periferia de todo lo que considera Occidente que es filosofía. Lo que en todo caso decimos a favor de la filosofía hispanoamericana y a favor de la de Giambattista Vico, es que ni una ni otra han dependido de las efímeras glorias de la moda que impone Occidente al mundo. Y la cuestión no se resuelve señalando si Vico o la filosofía hispanoamericana son parte de la tradición ilustrada o de alguna otra corriente filosófica más o menos representativa de la modernidad. Pues lo importante es, de acuerdo con José Sevilla, problematizar la forma en cómo dichas filosofías responden —desde sus propios horizontes de refiexión—, a lo que consideran que son los tópicos más significativos y relevantes de su circunstancia.

En este, su más reciente libro, Jesé Manuel Sevilla nos invita reconsiderar la historia de un problema: el de la ausencia–presencia de la filosofía de Giam–battista Vico en las filosofías hispanoamericanas. A través de este importante trabajo de investigación, que bien merece ser reconocido como un excelente trabajo de reconstrucción histórico–filosófico, nos percatamos muy claramente que la ausencia es poca, pues no sólo resalta la presencia sino sobre todo la influencia de un filósofo de grandes aportaciones al pensamiento filosófico universal.

El punto de partida del que se arranca es que el autor se tomó con bastante seriedad lo que entre los viquianos en particular se había sostenido como la irremontable tesis de la ausencia de todo un pensamiento que al parecer colmado de rastros opacos y oscuros, no sólo en Hispanoamérica sino en toda la historia de la modernidad. Como ya se ha mencionado, Sevilla responde así de forma contundente a la vieja pregunta de ¿quién ha leído a Vico? La sorpresa es verdaderamente insospechada en cuanto que aquí encontramos una lista de pensadores cuyo principal signo distintivo es pertenecer a Hispanoamérica. Cosa, por demás, insólita y admirable tratándose de un referente histórico que al parecer suele ser, como ya se ha hecho mención, bastante soslayado en especial por toda visión eurocéntrica.

A través del libro el lector poco avisado encontrará un significativo y representativo elenco de filósofos hispanoamericanos; quienes de un modo u otro, incorporan a su propio pensamiento alguna de las propuestas del napolitano. Así, quienes han tenido la oportunidad de estudiar esta filosofía, podrán encontrar infinidad de problemas como una sorprendente y aguda riqueza reflexiva, pero nunca a un rígido e intolerable cuerpo dogmático o a un sistema definido y determinado en todos sus contornos. Con lo que nos topamos es, en todo caso, con lo que es tal vez la pesada carga enigmática que ha acompañado a este pensamiento desde su origen. Es decir, con una filosofía divergente de la modernidad que, en primer lugar, bien merece ser reconocida como tal pero, sobre todo, como uno de los más genuinos productos de la larga tradición humanista. De este modo y una vez aceptado —de acuerdo con Sevilla— que es incorrecto seguir hablando de una ausencia de Vico en la cultura hispanoamericana, lo radicalmente importante y trascendente de este pensamiento se encuentra en la intercomunicación que produce en el pensamiento hispanoamericano. Pensamiento en el que de igual modo dominan y lo determinan los presupuestos y las más sentidas inquietudes humanistas. Desde nuestro particular punto de vista sostenemos que la filosofía de Giambattista Vico no debe ser adoptada como la última manifestación de la tradición humanista. Pues el napolitano no puede ser visto como el incómodo filósofo 'bisagra' que al ser parte de una circunstancia histórica concreta y extremadamente coyuntural, representa al ocaso de una tradición y al nacimiento de una nueva forma de racionalidad.

No será este el momento de tratar sobre un asunto de nuestro particular interés o el de la discusión sobre su modernidad. Cosa que, por ciento, se ha debatido en prácticamente todo encuentro o seminario sobre asuntos viquianos; y que en especial ha sido el propio José Manuel Sevilla quien más claridad e interés ha mostrado sobre este asunto, a través de sus valiosas aportaciones encontradas, en particular, en su trabajo histórico–filosófico y como muestra el presente libro que, entre otras cosas, quiere develar nuestro silencio —el hispanoamericano— con respecto a lo que es sin lugar a dudas una de las filosofías más importantes de la modernidad, la del pensador napolitano.

Es con respecto al problema de la modernidad en donde mejor se miden los alcances, retos y horizontes tanto de la filosofía de Vico como de las hasta hoy generalmente poco comprendidas y estudiadas filosofías hispanoamericanas. De todas estas vías divergentes de la modernidad, pero nunca necesariamente contradictorias a ella; por ser, desde nuestro muy particular punto de vista, complementarias de la misma. No son como quizá se ha pensado en infinidad de ocasiones, su negación más radical. Simplemente son otra forma de comprender sus más profundos problemas y sus más complejos retos. Son, por así decirlo, de acuerdo con lo que nos propone esta investigación, la clara expresión de lo que es en su proceso de desarrollo, la tesis de una necesaria y urgente crítica de la razón problemática.

Es necesario decir con toda claridad que debido al narcisismo de la filosofía occidental, la posibilidad de una intercomunicación filosófica inter–hispanoamericana si bien no ha sido del todo imposible, sí al menos ha tenido que sortear infinidad de dificultades de diferente magnitud y orden. Por decirlo de este modo, el diálogo se ha producido, al igual que en otras tierras y filosofías, de forma subterránea o poco perceptible a simple vista y, por lo mismo, con pocas repercusiones sociales en los lugares en que tal cosa sorprendentemente ha ocurrido. En modo alguno podemos decir aquí que la filosofía de Giambattista Vico puede ser el eje articulador de una filosofía, la hispanoamericana, tradicionalmente invertebrada. Pero en lo que si cabe insistir es que, como se puede observar a través de esta obra, en su conjunto estas filosofías siguiendo los inevitables imperativos de su circunstancia, desarrollan bajo sus propios horizontes problemáticos, a la tópica como técnica del pensamiento problemático. Por otro lado y de igual modo, en ellas encontramos la misma irrenunciable inquietud de desplegar a la imaginación como reducto profundo de la realidad.

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