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En-claves del pensamiento

versión On-line ISSN 2594-1100versión impresa ISSN 1870-879X

En-clav. pen vol.2 no.4 México dic. 2008

 

Artículos

 

Familia, desarrollo y cambio social. Claves para un estudio interdisciplinario1

 

Luis Álvarez Colín*

 

* Jefe de redacción de la revista En–claves del Pensamiento. Revista de Humanidades. Tecnológico de Monterrey, Campus Ciudad de México. Fundador y actual Director de la Colección Hermenéutica, Analogía e Imagen, nacida en México el año de 1999. luis.alvarez.colin@itesm.mx y luis.alvarez.colin@gmail.com

 

Fecha de recepción: 08/04/2008
Fecha de aceptación: 30/06/2008

 

Resumen2

Hoy se hace necesario y urgente que los estudios sobre la familia remonten la fragmentación, el olvido de la historia y la poca sensibilidad al cambio social para encontrar en una sólida ciencia del desarrollo, en el cruce de fronteras de la interdisciplina y en la universalidad de la hermenéutica —ejes de reconstrucción, conocimiento robusto, más rigor y una fecundidad ordenada—. Frente a esta problemática compleja, el presente artículo desarrolla solamente cuatro objetivos modestos a manera de propuesta integradora y visión programática. Primero, plantea un modelo teórico–metodológico–de investigación para desde ahí estudiar la familia de una manera más integral. Segundo, analiza cómo se da el desarrollo en la familia y cómo acontece el cambio social. Para ello presenta la adversidad económica como un ejemplo concreto. Tercero, puntualiza desde una vertiente educativa algunas tareas sustantivas de la familia. Y cuarto, intenta rescatar de la penumbra la importancia social, moral y educativa de las emociones para abrevar con ellas en el lecho de una hermenéutica simbólico–analógica.

Palabras clave: familia, desarrollo, cambio social, proceso, frontera, conocimiento robusto, curso de la vida, adversidad económica, memoria emocional, imaginación moral, afectividad, interdisciplina, hermenéutica simbólico–analógica.

 

Abstract

Nowadays it seems urgent for Family Studies to go beyond fragmentation, the oblivion of history and poverty of sensitivity towards social change in order to meet under the aegis of solid developmental science, at the crossroads of interdisciplinary thought and the universality of hermeneutics —axes of the reconstruction, robust knowledge, growing rigor, and an orderly fertility. In the face of this complex scenario, this article develops only four quite modest objectives as an integrating proposal and programatic vision. Firstly, it poses a theoretical–methodological–research model as a starting point for the study of the family in a more integrated manner. Secondly, it analyzes how development takes place in the family and how social change happens. It presents economic adversity as a concrete example. Thirdly, it clarifies, from a pedagogic stance, some substantial tasks of the family. Lastly, it tries to rescue from the twilight the social, moral and educational importance of emotions in order to drink with them from the springs of a symbolic–analogic hermeneutics.

Key words: family, development, social change, context, process, boundary, robust knowledge, life–course model, economic hardship, emotional memory, moral imagination, affection, interdisciplinary approach, symbolic–analogic hermeneutics.

 

Introducción o lo que es lo mismo esclarecimiento de los motivos por los que escribo este artículo

Escribo este artículo desde la tristeza y la esperanza. Desde la tristeza —cuyo continente es mi cuerpo y mi mente— porque así de sencillo, pensamos con las emociones. Porque lo sensible y lo inteligible —en vinculación concreta e indisoluble— dan cuenta cabal del hombre: de sus conflictos y sus anhelos. Porque la mente es la metáfora del cuerpo. Porque mi mente en mi cuerpo lloran ahora, se encogen y están inmisericórdemente lastimados. Porque los acontecimientos del mundo, de nuestra América y de mi patria, México, me sofocan, me estremecen, me conmocionan y me desbarrancan. Porque con registros oficiales, que son fríos y lacónicos, la Organización Mundial de la Salud, en fechas recientes nos ha comunicado que México es el país de entre todos los del mundo que alcanzó el primer lugar en incremento de suicidios infantiles3 pasando en las dos últimas décadas del 5% al 62%.4

Escribo desde la esperanza porque la única herida que me queda sana y ventilada, en un supremo esfuerzo y juntando toda mi carne y mis emociones y mi mente, quiero que se abra a la esperanza. ¿Pero cuál esperanza? Aquella esperanza que significa esperar creando lo posible y retando lo imposible. Aquella esperanza, que al filo de los días se va haciendo plena de tanto esperar; la que luchando contra todo esperar, contra lo inesperado y más allá, se empeña en creer que si existe más bien el ser y no la nada es porque el proyecto ético y espiritual del hombre, que le da sentido a todo, consiste en buscar —siempre un paso más allá— los caminos donde se encuentran la verdad y la vida, afirmándose y vivificándose mutuamente.

 

Construyendo un camino hacia la interdisciplina y la transdisciplina

Basarab Nicolescu, físico teórico del Centro Nacional de Investigación Científica de Francia, del laboratorio de Física Nuclear y de Altas Energías de la Universidad Pierre y Marie Curie y cofundador con René Berger del Grupo de Estudio sobre la Transdisciplina en la UNESCO (1992), lúcidamente hace el siguiente diagnóstico de nuestra situación actual, apuntando al mismo tiempo algunos caminos de solución:

¿Por qué, impotentes, asistimos al espectáculo inquietante de una fragmentación cada vez más acelerada, de una autodestrucción que no se atreve a pronunciar su nombre? Por qué ha sido ignorada y ocultada la sabiduría de los sistemas naturales? Acaso hemos llegado a convertirnos en payasos de lo imposible, manipulados por una fuerza irracional que nosotros mismos hemos puesto en marcha?

Los signos de una nueva barbarie, como lo ha escrito Michel Henry, son perceptibles en todas las partes del mundo. La fuente de la nueva barbarie a nuestro parecer reside en la mezcla explosiva entre el pensamiento binario, aquella que excluye un tercero... y una tecnología sin ninguna perspectiva humanista. En todo caso, una nueva objetividad parece emerger de la ciencia contemporánea, una objetividad que no está ligada más a un solo objeto sino a la interacción sujeto–objeto. Parecería necesario inventar nuevos conceptos. Se podría hablar de la objetividad subjetiva de la ciencia y de la subjetividad objetiva de la Tradición. [...] La oportunidad del hombre contemporáneo consiste entonces en apostar para que dentro de su ser vivan a la vez los dos polos de una contradicción fértil.

Racional e irracional, materia y conciencia, materia y espíritu, finalidad y no–finalidad, orden y desorden, azar y necesidad, etcétera, son palabras desgastadas, marchitas, devaluadas, prostituidas, fundamentadas en una visión clásica de la realidad, en desacuerdo con los hechos. [...] Unidad y diversidad pueden coexistir en la nueva racionalidad. [...] Me parece que la única manera de evitar estas deformaciones puede ser una investigación verdaderamente transdisciplinar, paciente, abierta, tolerante, de largo impulso, abierta a las mejores competencias y fundada en el rigor científico y espiritual. [...] La nueva racionalidad y la nueva espiritualidad, en diálogo con el Misterio irreductible del mundo, tendrán ciertamente un nacimiento difícil.5

Aquí tenemos uno de los grandes retos del siglo XXI: salir de nuestra caverna, romper con nuestra visión parroquial, tomar conciencia de los límites del conocimiento confiable y orientarnos hacia un conocimiento robusto6 que es responsable socialmente y sensible a los contextos. Lo que a continuación sigue en este escrito es el recuento de un largo y personal itinerario interdisciplinario que lejos de afincarse en lo insular y en lo delimitado artificialmente, valora la interdisciplina y la transdisciplina como una meta a lograr. Es decir, pone énfasis en los isomorfismos, las interconexiones, las interacciones que atravesando fronteras buscan —no sin polémicas e incertidumbre— hibridación, coherencia, acuerdos y diálogo entre lo local y lo global. Bajo esta inspiración intento construir un nuevo paisaje donde todo está en relación con el hombre y éste, en contacto con la naturaleza, busca darle nuevamente a la historia cauce, orden y dirección. En esta reorientación de la historia, la esfera de lo íntimo y lo familiar forma ahora una parte sustancial de la agenda de lo público y lo político.7

 

Los tres elementos de este estudio y su lógica interna: familia, desarrollo y cambio social

Primer elemento de la tríada: ¡familia!

Escribo sobre la familia porque creo que a pesar de todas las convulsiones que hoy la sacuden, sigue siendo el escenario más importante del desarrollo humano, espacio único para el cultivo de la imaginación, la capacidad de adaptación y el sentido de logro; motor del desarrollo regional y base de lanzamiento para fortalecer las instituciones de todo tipo. Más aún, las próximas décadas de este siglo conocerán un viraje en el pensamiento: el ámbito de la intimidad se convertirá en un espacio de significación para renovar la esfera de lo político. Los valores universales que se viven en la familia —a pesar de sus crisis y más allá de ellas— como inmanencia de la trascendencia,8 iluminarán las instancias desgastadas, desarticuladas y desprestigiadas de la política.

Cuando hablo de "familia" deseo señalar que mi postura se orienta, con legitimidad y validez, a incluir tanto las dimensiones universales como los aspectos nativos de las diferentes formas, estilos y estructuras familiares que se encarnan en las muy variadas culturas. Ambas dimensiones están contempladas tanto en mi enfoque, como en las propuestas y políticas que de él se derivan. En otras palabras, no sostengo el modelo unitario de familia.9

Segundo elemento de la triada: ¡desarrollo!

Ningún concepto en el siglo XX tan manoseado como confuso; tan mal utilizado como mediocremente comprendido; tan ambiguo como intrusivo. En su nombre y bajo su protección se han cometido grandes abusos que lejos de llamarse "simplificación", "indefinición", "externalidades", "proteccionismo", "utilitarismo", etcétera, deben catalogarse tajantemente como atropello a la identidad individual y grupal y como negación de la diferencia histórica y cultural de los pueblos y las comunidades.10

Por otra parte el reduccionismo de muchos profesionistas que utilizan este concepto se ha encargado de hacer de él una serie de compartimentos sin ningún vínculo coaligante y sin ninguna interacción dinámica. Y así, cada comunidad de investigadores (desde los psicólogos y los antropólogos hasta los economistas y los especialistas en políticas públicas) hablan —obviamente con visión miope y método estrecho que suena más bien a 'definición operacional'—11 de desarrollo económico, desarrollo ecológico, desarrollo regional, local, municipal, desarrollo humano, desarrollo organizacional, desarrollo social, desarrollo sustentable y así adnauseam. Es decir, para cada invocación, una capilla y para cada capilla, una cuota y todo a cargo de los pobres, de los que no son capaces, de los que siguen y seguirán esperando porque eso ha sido siempre su vida: no tener ni la capacidad ni la libertad de elegir alternativas.

Ha pasado más de una década de reflexión y de lucha para que Analmente el Organismo de la UNESCO , United Nations Development Program bajo la inspiración de Mahbub ul Haq y la influencia del economista, Premio Nobel 1998, Amartya Sen reconstituyera el concepto de desarrollo, apareciendo ahora el desarrollo humano como un todo del que depende y al que se integra —subordinado— el desarrollo económico que se fundamentaba exclusivamente en la opulencia económica. Pero, ¿hemos sacado las consecuencias de este giro revolucionario en el campo de la ética, de las ciencias sociales y humanas y de las políticas públicas?

Tercer elemento de la triada: ¡cambio social!

Por mi parte, afirmaré en este trabajo que incluso hoy, para los psicólogos/psiquiatras, terapeutas y educadores, no ha quedado en claro la naturaleza de los vínculos entre familia, desarrollo y cambio social. Hasta hoy todavía se ignoran —en nuestros espacios de investigación en Iberoamérica— el entrecruzamiento de las dimensiones tiempo/espacio/proceso/cambio social. El único esquema, pobre y limitado que se maneja —y esto descriptivamente— es el del "ciclo vital". O peor aún se lo confunde con el modelo de "curso de la vida". En una palabra, es necesario redescubrir el papel profundo que juega la historia en el desarrollo y en la familia y analizar sus complejos vínculos —cambiantes y peculiares— para cada cohorte,12 familia y persona. En efecto, el cambio social lejos de ser una interrupción en el curso histórico del desarrollo, se convierte en su contenido más íntimo, en una constante si bien diferenciada en cada caso por las trayectorias de desarrollo de cada persona, de las familias y la influencia intermitente de tres temporalidades en interacción dinámica: el tiempo individual, el tiempo familiar y el tiempo histórico.

IMPLICACIONES PSICOEDUCATIVAS (1)

 

La familia como unidad de estudio interdisciplinario. Retos, tareas y perspectivas

Para devolverle a la familia su dimensión de permanente y siempre renovada complejidad y hacer que su estudio corresponda —tanto en vigor como en rigor— a estas exigencias tanto teóricas como metodológicas y de investigación, necesitamos plantearnos una serie de cuestiones esenciales que nos pueden guiar a través de diversos planos impidiendo que perdamos una visión de largo alcance o que sencillamente nos despeñemos en el vacío, es decir en la ausencia de contextos y procesos. Armonizados así con una amplia perspectiva histórica y transdisciplinaria de la familia y del desarrollo, podremos encontrar conceptos esenciales, metodologías fecundas pero, sobre todo, la comprensión e interpretación de las huellas que va dejando el cambio social, especialmente en situaciones de crisis crónicas, transiciones abruptas, adversidad económica y emocional, riesgo y vulnerabilidad extremos y resiliencia negativa.

Si bien el material de análisis y reflexión es muy extenso y aparece disperso en numerosas fuentes, yo por mi parte me quiero centrar, de una manera sintética y didáctica, en cuatro cuestiones cuyos resultados están proporcionando bastante luz al estado de arte que en el mundo configura el estatuto de avanzada de los estudios sobre la familia en el campo de las ciencias sociales y humanas. Obviamente voy a transitar —así lo exige el objeto de estudio— más allá de las instancias particularmente ricas y sugestivas de la psicología, la psicoterapias en general y el psicoanálisis en particular.

Deseo señalar que las respuestas a las cuatro cuestiones que planteo han sido esfuerzo de un buen número de investigadores quienes, especialmente desde los años sesentas del siglo pasado, vienen trabajando en estrecha colaboración: sociólogos, psicólogos con diversos intereses, historiadores con diferentes enfoques y preferencias, juristas, demógrafos, antropólogos, economistas y sobre todo un visionario grupo pionero de científicos sociales bajo la dirección de Urie Bronfenbrenner (1917–2005) y su grupo de Cornell y Glen H. Elder Jr. y su grupo de Carolina, quienes han creado y llevado a su madurez dos campos de conocimiento de increíble valor tanto para la academia como para la sociedad: la ciencia del desarrollo (the human ecology) y la perspectiva del curso de la vida (the life course model). A estas alturas, ambas corrientes se pueden ver, cada una con sus aportaciones particulares, como un modelo integrado: La Ecología del Ourso de la vida que focaliza sus esfuerzos de estudio en la continuidad y el cambio a lo largo del tiempo y a través de las generaciones, los contextos, los procesos y los significados.13

A lo anterior se une la investigación realizada por Richard S. Lazarus (19222002) a lo largo de más de medio siglo sobre el papel que juegan las emociones en la topografía de la mente y en la acción humana. Por último, entre varias cosas más, quiero señalar los replanteamientos más integrales que desde hace décadas vienen haciendo —tanto filósofos (Bernard Williams, Michel Henry, Alasdair MacIntyre, Martha Nussbaum y Nancy Sherman) como psicólogos (Gordon, Oakley, Ben–Ze'ev,) y especialistas en educación (Catherine Meyor y María Rita Assis de César)— sobre las emociones, la formación moral, estética y el cuidado político del mundo.14

Primera cuestión

Sólo un estudio sistemático de las interrelaciones entre historia y cambio social nos permite comprender a la familia en su acción temporal, dinámica, cooperativa y conflictiva.

La historia nos rodea, nos envuelve y en ella somos, transcurrimos y queremos llegar a ser. Sin embargo, en las instancias del desarrollo menos se trata de una historia que gira entorno a ciertos acontecimientos y más de una historia estructural en la que nos vemos implicados todo el tiempo.15 En efecto, en cada situación concreta de desarrollo y cambio social, el contexto es a la vez "historia y desarrollo". Surge aquí oportunamente, el teorema de William I. Thomas, pilar de la temprana y creativa escuela sociológica de Chicago: "Si las personas definen las situaciones como reales, serán reales en sus consecuencias".

Pero se nos agolpa otra pregunta que se deriva de las anteriores explicaciones: ¿cuál es el rol del contexto en la historia, en el desarrollo y cuáles sus interacciones? La pregunta es decisiva ya que cuando se ignora la fuerza de la historia en las trayectorias de vida, se pierden los significados fundamentales y los matices particulares y únicos tanto de los logros, de los fracasos y las crisis como también de las transiciones y adaptaciones. En una palabra, no se pueden explicar las semejanzas y las diferencias. ¿Qué es entonces el contexto histórico? "Es un blanco oscilante. Un blanco que se mueve no precisamente porque retroceda y porque sus parámetros cambien sino porque los cambios en sus parámetros alteran la forma cómo éste afecta el desarrollo".16 Sin embargo, sobre este blanco actúa la conciencia y libertad de cada persona para construir y reconstruir significados que —unidos a su propia historia, a los de su familia y a los del momento histórico que le ha tocado vivir— pueden servir de guías en el presente y le proporcionan rutas alternativas para un mejor futuro. El trabajo personal y colectivo que surge de la conciencia y la libertad es nada menos que la conciencia histórica como competencia esencial de las familias y las comunidades.

Segunda cuestión

Para comprender a la familia como una unidad social dinámica es indispensable estudiar cómo se construye el proceso de cambio en el desarrollo.

Frente a esta pregunta debemos operar una conversión a la vez ontológica, epistemológica y metodológica, es decir transitar desde la visión que contempla el cambio simplemente como alteraciones en el desarrollo17 para considerarlo siempre en el contexto y como una parte integral de la historia del desarrollo y a su vez contemplar el desarrollo jugando su parte en la historia del cambio contextual.

Lo anterior, visto desde la perspectiva del curso de la vida,18 se puede formular como sigue: las trayectorias de desarrollo y los senderos sociales que contienen las vidas individuales están coherentemente estructurados por contextos, los cuales, a su vez, están sujetos al cambio; ambos —trayectorias y senderos— a partir del impacto de contextos más amplios en los que están encarnados y a partir de la fuerza de la agregación de las vidas que le dan seguimiento a estos senderos, van creando patrones de interacción familiar y vidas interdependientes. Estas dos instancias se convierten entonces en focos de análisis prioritario dentro del modelo del curso de la vida.

En otras palabras, los niños y los adolescentes, dentro de sus familias y éstas permanentemente abiertas a diferentes contextos y escenarios, viven —bajo tres temporalidades diferentemente entrecruzadas e individualmente particularizadas: tiempo histórico, tiempo familiar, tiempo individual—19 procesos de desorganización y reorganización; de crisis, de autocontrol y control tanto de las situaciones como de los recursos y las competencias, sean éstas individuales y/o culturales.

En conclusión, el desarrollo sin la consideración del cambio social se vuelve una entidad abstracta, al estilo de las unidades de análisis del limitante modelo del "ciclo vital". Por su parte el cambio social, en una perspectiva evolutiva e integral, no debe verse como un elemento espurio, una excrecencia del desarrollo sino como parte constitutiva de su naturaleza ontológica e histórico–temporal. Dicho de otra forma, el cambio no es ese intruso cercano que vulnera el desarrollo en el momento mismo de su nacimiento o en la plenitud de su jubilosa expansión. El cambio es la piel, el símbolo, el destino y la palanca del desarrollo.

Tercera cuestión

Para estudiar y comprender la dinámica de la familia es necesario tener una gran teoría del cambio familiar en conexión con instancias más amplias.

Los individuos y las familias, cambian y se transforman, para bien o para mal, al entrar en interacción continua con instituciones, culturas y poblaciones y pertenecer a ellas. La historia toma rostro cuando estas tres instancias mediante sus mecanismos figuran, transfiguran y refiguran las cohortes de nacimiento, el timing con el que cada uno entra en la historia, las trayectorias individuales de los miembros, el repertorio de roles que cada uno posee y logra enriquecer y especialmente ciertos acontecimientos históricos fundamentales como son los conflictos económicos, las guerras, las migraciones.

En el horizonte actual del capitalismo corporativo posmoderno, la ciencia del desarrollo está enfrentando retos que antes no conocía. Por ejemplo, aún no tenemos respuestas claras para establecer las vinculaciones entre la globalización y el desarrollo regional. Algunas pistas de enorme valor están llegando desde campos muy remotos y en apariencia inconexos: desde los planteamientos creativos de la geografía económica y cultural,20 desde la afinación de conceptos nuevos dentro del pensamiento estratégico21 y desde el surgimiento, en 1982, de la economía evolucionaría.22

Por ejemplo, los clusters23 que se han desarrollado primero en el Silicon Valley de San Francisco y después en la ruta 128 de Boston, posteriormente en Canadá (once clusters tecnológicos a lo largo de todo el país, desde Vancouver hasta St. John's) y recientemente en Europa, están arrojando datos sobre una geografía de la innovación, sobre el desarrollo del talento y sobre la construcción de aprendizajes colectivos regionales que surgen sólo cuando y donde interactúan, con base en un capital social maduro y permanente, un conjunto de empresas, vinculadas a universidades, a centros sociales y de investigación y a una comunidad local tolerante, emprendedora y con alto grado de confianza interpersonal.

Aquí, la nueva ciencia del desarrollo24 nos hace un fuerte planteamiento: ¿los profesores, los psicólogos, los terapeutas y psicoanalistas estamos captando estos formidables retos que surgen de las nuevas formas de desarrollo en la circularidad de lo global y lo local o somos especialistas en un estudio de "la conducta humana" que sistemáticamente prescinde de los análisis interactivos de persona/contexto/proceso/cambio social/historia? ¿Nos percatamos de que las diferentes profesiones nos necesitamos mutuamente para impulsar el desarrollo, el talento, la innovación y el valor competitivo de las personas, las familias y el propio país?

Otro tema nuevo para la ciencia del desarrollo son las recientes investigaciones sobre el potencial creativo de las ciudades.25 ¿Por qué unas ciudades se están convirtiendo en espacios idóneos para el desarrollo de la innovación y el surgimiento de vigorosas industrias que giran —más allá de la manufactura, la ciencia y los servicios— en torno a la creatividad y la cultura, mientras otras ciudades son escenarios de desolación, crimen, insalubridad y contaminación? ¿Cómo opera ahí el desarrollo, qué cambios sociales se desencadenan cuando la historia vuelve a su cauce procesos de imaginación productora que estaban latentes o que simplemente parecían imposibles en otros contextos?

Y si se trata de vincular exitosamente familia/desarrollo regional con la capacidad competitiva global, ahí están para un estudio especial la creatividad y productividad de un grupo de pequeñas y medianas empresas de la Italia del mezzogiorno, mismas que en estas regiones de la Emilia Romagna y sus alrededores se ven asistidas tanto por familias emprendedoras y con sentido comunitario como por instituciones gubernamentales honestas, de cualquier partido o coalición que sea. ¡Ésta es también una lección de desarrollo!

En todos los ejemplos anteriores y dentro de una gran visión del cambio familiar actúa una constante del desarrollo: la interacción dinámica de instituciones, culturas y poblaciones, acompañada por la historia estructural y sostenida por procesos de aprendizaje social.

Cuarta cuestión

Los avances teóricos de diversas ciencias y un mejor armamentario de métodos y técnicas de investigación que hoy poseemos nos obligan a realizar un examen crítico del concepto de familia. Al formular la presente definición de familia la planteo como un instrumento de permanente indagación/comprobación/reconstrucción y como un ejercicio ético de responsabilidad social. Quiero señalar que la definición no es inocua. Querámoslo o no tiene cargas ético–morales e implicaciones político–educativas.26 Acepto las responsabilidades pero no le pido a los lectores que la compartan conmigo. Más bien les sugiero que la cuestionen, jueguen con ella y hagan referencias entre las partes y el todo, entre los contextos y las personas. Un examen crítico así nos ayudará más.

Así y todo, la familia, bajo una dimensión histórica y abierta al cambio social —especialmente a las situaciones de cambio drástico—, con base en una nueva concepción de la ciencia del desarrollo y a la luz de la interdisciplina/transdisciplina, la contemplo y formulo su comprensión de la siguiente forma:

DEFINICIÓN DE FAMILIA

La anterior definición significa un avance en el sentido de que recoge la complejidad de los entrecruzamientos de tiempo, espacio y cambio social, poniendo el acento en las situaciones contextuales reales, en las diferentes trayectorias de vida, los planes de carrera de cada miembro y las dimensiones políticas del vínculo social. El peso recae significativamente en la dinámica que se crea por el proceso medular de compartir en el núcleo familiar, bajo procesos mentales, emocionales, motivacionales permanentes e intensos, tanto representaciones y creencias como valores y decisiones que se ponen en marcha y en buena medida durarán toda la vida. Este último punto lo analizaré más a fondo en el siguiente apartado que versará sobre la adversidad económica.

En ningún momento mi propuesta de definición diluye el valor único de cada persona a favor del sistema, peligro frecuente en los enfoques sistémicos, sean éstos de investigación o terapéuticos. Por otra parte, teniendo como elemento central el concepto de frontera, rescato y acentúo los vínculos sociales de la familia y su impacto en la vida política y en la construcción de la democracia. Así como la familia es amorosa raíz también ––desgraciadamente— se acredita como encierro, prisión y espacio de atroces desigualdades especialmente para las mujeres, los niños, los ancianos y los más pobres. Precisamente por esta misma razón insisto en considerar y reconocer a cada persona como fin y no como instrumento.

IMPLICACIONES PSICOEDUCATIVAS (2)

 

El papel de la adversidad económica en la familia y sus diferentes respuestas

El nexo entre adversidad económica, vida familiar y futuro de los hijos

Los ciclos de escasa bonanza y de creciente adversidad —en tiempos recientes, por lo menos desde el gobierno de López Portilo (1976) hasta la fecha: un lapso de 32 años— han dejado una marca indeleble en las familias mexicanas, alterando los estilos de vida de sucesivas generaciones. Particularmente la crisis que comenzó en diciembre de 1994 con el gobierno de Zedillo, la crisis económica más severa en la historia moderna de México, ha puesto a un buen número de comunidades en alto riesgo y con ellas la estructura familiar ha desencadenado efectos de corto, mediano y largo plazo al crear en los hijos trayectorias de privación, de fracaso y de desorganización emocional o por el contrario —en algunos casos— ha transmitido ya desde el inicio de la adversidad sólidos patrones de conducta para saberse allegar ayuda, crear escenarios de desarrollo y no ver imposibles la felicidad y el éxito. Para entender mejor el nexo entre la adversidad económica, la vida familiar y el futuro de los hijos es necesario examinar la interacción de los siguientes factores: 1. Los efectos de la adversidad económica sólo actúan a través de las emociones y los estados de ánimo de los padres. 2. Estas actitudes parentales al ser conductas interdependientes se conectan con el bienestar de los miembros individuales.

La economía y sus efectos en la vida socio–emocional de las familias

Deseo hacer tres consideraciones de orden general antes de entrar de lleno en las diferentes formas de cómo impacta la adversidad económica en las familias.

Primera consideración. Los efectos de la adversidad económica prolongada están acelerando la polarización en México y en América Latina: una cultura de abundancia para un número cada vez más reducido de privilegiados y un régimen de miseria para la mayoría. Para el grupo lleno de todo poder los acontecimientos económicos reflejan apenas un rápido declive seguido por una recuperación inmediata o pronta. Para la mayoría deprivada, hay algo mucho peor que el deterioro del bienestar y la competencia personales y son las circunstancias en las que el declive económico produce una pobreza crónica y una desventaja emocional, social, educativa e instrumental para competir en cualquier terreno. Estas condiciones sociales son las que creciente y dolorosamente caracterizan tanto nuestros espacios urbanos como nuestras áreas rurales. Segunda consideración. En concreto, para la mayoría de las familias mexicanas la década de los noventas, con diciembre de 1994 como herida, como desilusión y como sello, está poniendo en movimiento una tendencia creciente y continua de desventaja económico–social y emocional. Si ya éramos protagonistas de un mundo de escasez, ahora con los dramáticos cambios de la economía, unidos al deterioro de las instituciones y al bajo nivel educativo, los sueños de prosperidad se han convertido en gritos de supervivencia. Las cuatro mujeres canosas que visitan al Fausto de Goethe: la escasez, la deuda, la inquietud y la miseria, nos persiguen sin darnos tregua. Tercera consideración. La globalización de los mercados mundiales y las nuevas y flexibles formas de operar del capitalismo posmoderno están contribuyendo al decremento en el bienestar familiar de las familias mexicanas. El impacto de estos cambios va afectando segmentos específicos y creando a su paso despojos, estrechamientos y desigualdades brutales.

¿Cómo impacta la adversidad económica la calidad de la vida familiar?

Para analizar la complejidad de las crisis económicas nos podemos hacer la siguiente pregunta: ¿en qué forma las variaciones económicas (1. Bajo ingreso familiar. 2. Trabajo inestable. 3. Deudas vs Activos y 4. Pérdida de ingreso), están afectando la calidad de las relaciones familiares y, a su vez, qué huella pueden dejar en el futuro de los hijos?

Las investigaciones que tenemos a la mano sobre este problema27 nos arrojan las siguientes seis conclusiones que resumo por falta de espacio. En otras palabras, todas las manifestaciones de la adversidad económico–social entran al proceso familiar e impactan el desarrollo individual en la siguiente forma:

1. Dentro de la familia, la dinámica de relacionamiento es una dinámica de vidas interdependientes y es precisamente esta interacción la que se encarga de conectar los cambios socioeconómicos amplios con las experiencias y el bienestar de los miembros individuales.

2. La forma peculiar de cómo los miembros de la familia reaccionen y respondan unos a otros, es el factor más determinante para una buena adaptación a la crisis. El reconocimiento y negociación de las conductas interdependientes es un rasgo fundamental en la competencia emocional y la toma de decisiones.

3. En particular, los estados de ánimo y las emociones de los padres son el filtro a través del cual se percibe en la familia la posibilidad o no de la construcción de un futuro positivo.

4. La percepción de una esperanza o la articulación de la desesperanza se conforman y cristalizan en la familia mediante los estilos de interacción, en un patrón de transmisión generacional. Si yo les transmito a mis hijos que no vale la pena luchar, ellos a su vez sentirán lo mismo, percibirán de igual manera la situación en turno y muy probablemente lo vivirán así para ellos y para sus hijos. La percepción de la situación, sea positiva o negativa, es tan determinante que actúa como la verdad que a su vez diseña los cursos de acción.

5. Las conductas parentales, sean de hostilidad e irritabilidad o de equilibrio y regulación emocionales determinan ampliamente en qué forma las dificultades económicas afectarán a los hijos.

6. La pérdida de ingreso en las familias acentúa la explosividad, la irritabilidad y la depresión de los padres, particularmente aquellos que tienden a ser emocionalmente más inestables anteriormente al surgimiento de las crisis económico–financieras.

Ahora bien, ¿frente a los ciclos de transacciones familiares destructivas, reactivadas por las crisis y adversidades económicas, es posible diseñar caminos para remontar obstáculos, descubrir dificultades, identificar ventajas y consolidar factores críticos de éxito? En gran parte, depende de la disposición, de la fuerza interna, la seriedad y responsabilidad con que los padres de familia afronten la crisis, acepten hablar de ella y compartan con sus hijos expectativas, sentimientos y proyectos.

 

Los padres de familia y la creación de estrategias de desarrollo durante la crisis

A continuación describo tres estrategias que pueden reducir los efectos negativos de la crisis y disponer a los miembros a buscar, con imaginación constructora, rutas alternativas de estabilidad, adaptación y desarrollo:

1. Impedir a toda costa que se desencadene en las relaciones entre padres e hijos una atmósfera de reactividad con sus cargas de violencia verbal, rechazo y hostilidad. Son tan nocivas estas conductas que no existe, fuera del ámbito familiar, nada que contrarreste en los hijos este déficit como tampoco sus efectos perversos que durarán por muy largo tiempo.

2. Todos los padres merecen admiración, respeto y ayuda por el hecho de ser personas y por vivir su rol de paterfamilias. Vale entonces la pena que ningún padre se encierre o margine sino que confiadamente se lance a intercambiar con la familia extensa (padres, abuelos, tíos, primos, nietos, etcétera) y con los amigos comentando las ilusiones y desilusiones y pidiendo ayuda. Hoy necesitamos crear en nuestras ciudades —más que nunca— redes de intercambio, apoyo y solidaridad.

3. Por ningún motivo los padres deben romper, interrumpir o simplemente descuidar sus reuniones, celebración de onomásticos, rituales, ya que éstos, además de fortalecer, en el tiempo y el espacio, la identidad familiar, tienen las siguientes funciones: aseguran la estabilidad y mantienen y fortalecen un espacio de cercanía y valoración donde la expresión de todo tipo de emociones y la solución de problemas ocupa un lugar central. Sin rituales no hay colecta del pasado, celebración del presente ni ilusión compartida. Pero eso sí, Ilusión entendida en el sentido único de nuestra hermosa lengua española: la capacidad de anticipar el gozo por el encuentro con alguien o algo.

Para concluir, deseo afirmar que en los rituales ocurren dos dimensiones de la vida que es preciso integrar y cultivar: el reconocimiento y la celebración. Reconocimiento ¿de qué y para qué? De todas las capacidades y acciones del hombre para así construir la comunidad. Celebración ¿de qué y con qué finalidad? Del intercambio de dones y gratuidades que, mediante la afirmación del vínculo social, se elevan a un estado de fiesta. Y esto es así porque los momentos de celebración, trascendiendo el tiempo ordinario, recapitulan la vida en su totalidad. Es justo en ellos donde el hombre, al encontrarse más libre y transformado por la levedad, se eleva por encima de las reglas del conocer y se deja cautivar por la experiencia estética, gratuita y trascendente de lo bello. Es aquí donde la verdad aparece como epifanía. Y es aquí donde finalmente se vive el supremo principio que le da sentido a la vida: "Sólo el amor es digno de fe".

IMPLICACIONES PSICOEDUCATIVAS (3)

 

Educación de las emociones y de la imaginación moral. Hijos con armonía interior, ciudadanos capaces

Me propongo en este apartado explicar, a manera de breve itinerario histórico, las etapas fundamentales que ha recorrido recientemente el estudio de las emociones. Con un propósito didáctico —dada la escasez del espacio— pondré énfasis, con riesgo de parecer muy esquemático, no sólo en la evolución conceptual y temática sino en las implicaciones psicológicas para el núcleo familiar y los lineamientos educativos que resultan importantes. Las emociones son un valioso y colorido tapiz de mil hilos de oro y plata que corren en todas las direcciones por donde la historia ha transitado, por donde la cultura ha imaginado y plasmado símbolos y por donde la vida misma ha construido caminos de amor y heroísmo, de devoción y cuidado pero también de odio y envidia, de celos y rabia. Señalan una variedad de registros, una riqueza de estados, procesos y formas que aún estamos lejos de comprender y menos aún de manejar. Sin embargo, el siglo XX se puede caracterizar como un espacio privilegiado donde interdisciplinaria y transdisciplinariamente se plantearon y replantearon nuevas perspectivas que siguen acrecentándose y retinándose en este siglo.

Del abominable intento por negar las emociones a las emociones como organizador interno y relacional de la propia vida

Afortunadamente lejos están aquellos tiempos de furibundo conductismo en los que con arrogancia y bajo el auspicio de uno de los azotes más dramáticos que han sufrido las ciencias sociales y humanas: la malinterpretación de la "definición operacional", se intentó desterrar del campo de estudio de la psicología el concepto de emoción: "Por qué introducir en la ciencia —decía Meyer en 1933— un término tan innecesario cuando están ya términos científicos para cada cosa que tenemos que describir? [...] Yo hago la predicción: la 'voluntad' ha abandonado virtualmente nuestra psicología científica actual; la 'emoción' corre la misma suerte. En el año de 1950 los psicólogos norteamericanos veremos estos dos términos como curiosidad del pasado".28

Veamos en la actualidad qué cambios han surgido, qué ha sucedido con el mundo de las emociones, qué piensa ahora —por ejemplo—, una psicoanalista posfreudiana, ilustrada, en diálogo permanente con las humanidades y la filosofía y con ventanas abiertas al mundo y la cultura:

Todos comprendemos mediante un intento participativo en la experiencia emocional, en el ser de la otra persona. [...] La naturaleza de la comprensión primariamente significa un proceso intersubjetivo de comprensión emocional; un lograr o desarrollar la comprensión con el otro [...]

He comenzado a pensar que los antiguos principios organizativos y las antiguas formas de responder y relacionarse que manejamos en nuestra vida nunca se pueden erradicar. Estos permanecen en su sitio y palpitantes se aproximan a las situaciones de estrés para repetir la experiencia emocional y relacional de otros tiempos. Probablemente un cambio significativo solamente puede ocurrir construyendo un nuevo punto de partida en la vida emocional.29

Para Orange —y estoy de acuerdo con ella— todo comprender, el comprender en sí mismo no es otra cosa que un proceso intersubjetivo, relacional y en su núcleo más íntimo, emocional y de admiración, de reconocimiento y respuesta empáticas. Sólo a través de él podemos darle sentido al mundo y a los demás, dándole al mismo tiempo sentido a nuestras vidas. En otras palabras, el elemento vital que le da cohesión interna a aquello que llamamos experiencia trabaja siempre, con base en y de acuerdo a "nuestros antiguos o nuevos principios organizativos emocionales o modos de influencia emocional. [...] Es a través del procesamiento emocional que los acontecimientos se convierten en experiencia".30

Del padecimiento del estrés al conocimiento y educación de las emociones

El segundo cambio revolucionario en el estudio de las emociones surge cuando finalmente logra ubicarse en un lugar adecuado y justo al omnipresente concepto de estrés, tan mal comprendido como ampliamente utilizado. El mérito se debe a muchos investigadores pero desde la Universidad de Berkeley surge entre ellos, como figura central, Richard S. Lazarus para decirnos que el estrés es tan sólo un componente de las emociones.

Desde el momento en que el estrés se entendía como una respuesta general, universal, igual en todas las personas, algo andaba mal: habíamos tomado la parte (el estrés) por el todo (las emociones), equivocando el camino. Es decir, con el estrés ocupando todo el espacio y la atención (y también la publicidad) no se admitían diferencias individuales y el acento estaba puesto en la adversidad. Me sucede esto y lo otro y lo demás allá. Soy víctima de eventos estresantes, luego entonces, 'nada puedo hacer'. Terreno abonado para la pasividad, el fatalismo y la resignación. Con las emociones, en cambio, el acento está puesto en la conciencia personal, el conocimiento de la interacción persona–contexto y el trabajo autorreflexivo, individualizado y consistente.

Ahora bien, ¿cómo surgen y operan las emociones en este nuevo modelo integral? Las emociones son respuestas personales, individualizadas, contextuales, vinculadas a las relaciones. Para descubrirlas, tomar conciencia de ellas y manejarlas adecuadamente necesitamos echar mano de dos mecanismos fundamentales que constituyen su núcleo esencial. Su función es discriminar el significado de lo que nos está sucediendo, evaluar las alternativas y diseñar estrategias que nos lleven al logro de nuestras metas. Estos mecanismos fundamentales, de particular importancia, se llaman "evaluación" (appraisal) y "afrontamiento" (coping). El resultado que surge de la evaluación y el afrontamiento es un significado con un tema central de tal modo que ese significado concreto y personal con su tema dominante se llama emoción. Para logar una armonía en nuestras vidas debemos pensar que ésta es más un logro lento y esforzado que un regalo mágico. Tiene que atravesar el umbral de un autoconocimiento y entrenamiento permanentes. El único camino que se abre entonces es descubrir, cada día y en cada situación, cómo tomamos conciencia y ejercitamos los dos mecanismos: la evaluación con sus aspectos de prudencia y reflexión y el afrontamiento con su sabiduría práctica y su diseño de estrategias siempre contextuales.31

De la razón arrogante a la permanente y silenciosa influencia de las emociones en todos lo ámbitos de la vida

Un tercer cambio de enorme trascendencia es el siguiente. Hoy, de modo más claro, se están reconociendo los límites de la racionalidad en la toma de decisiones. Dicho en otra forma, la razón es (y debe ser) una razón humilde y menesterosa porque es una razón encarnada que necesita del concurso del cuerpo para expresarse, de los símbolos y metáforas para soñar e imaginar y de la información que le suministran las emociones para deliberar y hacer un juicio.

María Zambrano, la filósofa de la razón afectiva o poética, aquella que siguiendo a su modo el rostro de la aurora (al fin y al cabo filósofa auroral), aquella que afirmó que la vida es un continuo 'renacer y morir', harto sabía de este permanente y olvidado punto de partida cuando 'desde un saber del alma' nos dejó la siguiente lección: "pensar es ante todo descifrar lo que se siente"32 porque "la pura razón es la pura monotonía".33 Desde una antropología hermenéutica, con Paul Ricoeur llegamos al mismo consenso: "La reflexión parte del sentimiento y vuelve al sentimiento; pero de un sentimiento confuso a uno instruido".34

A su modo y desde el respectivo campo de conocimiento, las últimas investigaciones conductuales35 sostienen que las reacciones afectivas, incluyendo los estados de ánimo y las emociones, guían el juicio de las personas y el procesamiento del conocimiento. La investigación muestra que los juicios de las personas con frecuencia reflejan sus estados de ánimo presentes. Con estados de ánimo de felicidad, la gente juzga muchas cosas —desde productos de consumo, solución de problemas, estereotipos, hasta satisfacción de la vida— más positivamente que cuando se siente triste. He aquí los principales resultados:

1. Las sugerencias afectivas del estado de ánimo y de las emociones influyen directamente los juicios sirviendo como información experiencial y corporal con respecto a cómo se siente uno acerca del objeto sobre el que versa el juicio. Tal información experiencial puede ser más imperiosa que los mismos pensamientos acerca del objeto de juicio y también se puede reportar más rápido que los pensamientos.36 2. La relación entre el afecto y los juicios evaluativos es más cercana y compleja de lo que antes se creía. En efecto, cuando se hace un juicio de valor, con frecuencia la gente pregunta: "¿cómo te sientes al respecto?". En tales casos, el afecto positivo señala que el objeto de tal juicio es algo valioso conduciendo a una evaluación positiva y el afecto negativo señala la ausencia de valor, conduciendo a una influencia negativa. La conclusión es contundente: el afecto es, de hecho, crucial para un buen juicio. 3. ¿Qué hay con respecto a la relación del afecto con el procesamiento de la información? Varios experimentos muestran que cuando la gente está contenta se emplea en construir categorías de nivel global, procesamientos relacionales, mientras que cuando está triste se orienta a la construcción de categorías de nivel local, al procesamiento de estímulos específicos.37 La conclusión que aparece clara es que si el afecto regula el focus global–local, estos resultados nos están sugiriendo algo más: que el afecto–como–proceso de información no sólo gobierna el juicio sino también guía las tareas de conocimiento de las personas.

Conclusión: el afecto y la emoción son influencias omnipresentes en el juicio y el pensamiento humanos. En el caso del juicio, el valor podría ser asignado al objeto del juicio; en el caso del procesamiento de información, por el contrario, el valor podrá ser asignado a los propios conocimientos e inclinaciones de la persona. Ahora bien, como comentan Clore y Huntsinger (véase la nota 35), los resultados hasta aquí referidos sugieren algo que parece irónico: "la revolución cognitiva se fundamentó en un detonante emocional ",38 mismo que hasta ahora se viene desvelando. A la intuición le vamos integrando ahora el descubrimiento del sentido.

De la alexitimia a la importancia de la memoria emocional y la regulación emocional

El cuarto y último cambio, no de menor significado que los anteriores, se puede expresar del siguiente modo. La alexitimia representa un déficit grave en nuestro equilibrio emocional y en la calidad de las relaciones interpersonales. Consiste en la inhabilidad para hablar acerca de los afectos y de los estados de ánimo teniendo como origen una falta de conciencia emocional. Frente a este fenómeno psicosocial, hoy se está revalorando vigorosamente la memoria emocional no sólo en las áreas de la psicología y del psicoanálisis, sino en el campo de la historia, del derecho, de la geografía y la antropología.

Nuestra vida, que se juega y transcurre en la temporalidad, es una vida histórica y el ejercicio de la memoria es un elemento clave para hacer una síntesis relacional —siempre provisional pero necesaria— entre el pasado, el presente y el futuro. Sin esta síntesis, nuestra vida carece de sentido. Los residuos de nuestro pasado son fragmentos relacionales de una vida que busca contemplarse en su totalidad. Sin embargo, todo intento de comprensión hinca sus raíces en la historia y la memoria como bases que siempre se viven en trance de ser articuladas. Es decir, nuestra vida, siempre buscando una comprensión de su totalidad, vive sin embargo de una permanente tensión que oscila todo el tiempo entre: el querer–decir–todo y el poder–decir–tan poco; el drama de lo ya dicho y la esperanza de lo que está por decirse.39 Ahora bien, con las competencias de una vida emocional armoniosa y un ejercicio asiduo de la memoria podemos mejorar nuestros proyectos de vida y construir mejores caminos de diálogo, encuentro y realización

Siempre en el camino de la educación explícita de nuestras emociones40 nos encontramos con otro tema prominente que después de ser descuidado por la psicología del desarrollo y la ciencia de la educación se está retomando nuevamente. Me refiero a la regulación emocional. Este tema vuelve a la escena principal, tanto en la investigación como en el campo de la educación, debido al incremento de depresiones y suicidios en la población joven41 al igual que motivado por las conductas de violencia y abuso en las drogas. La frustración, la angustia, el enojo y la falta de regulación han llevado a un buen número de personas a situaciones de vulnerabilidad, de riesgo extremo y de ruptura o desorganización en múltiples procesos psicológicos y actividades diarias.

Para clarificar el concepto de regulación emocional sobre el que se agrupan varios malentendidos y algunas limitaciones, diré lo siguiente. La regulación emocional se refiere "al proceso de iniciar, evitar, mantener, modular o cambiar la ocurrencia, intensidad, duración de los estados afectivos internos, de los procesos fisiológicos relacionados con la emoción y/o de los objetivos y conocimientos relacionados con la emoción, generalmente al servicio del cumplimiento de las propias metas".42

Como esta definición de una de las expertas en el tema es de una gran riqueza, me propongo —con la ayuda de diversas fuentes complementarias— desgranarla en conceptos más precisos e interconectados. Explicaré brevemente cinco elementos, a mi parecer, en ella contenidos: 1. Incluye un control voluntario o una modulación de las reacciones gestuales y faciales en orden a manejar nuestras relaciones personales y sociales y jerarquizar nuestras prioridades en la vida. 2. Es una regulación relativa,43 es decir, depende de las diferentes circunstancias, contextos y culturas. 3. Es una regulación flexible y creativa.44 se trata de seleccionar las estrategias adecuadas de regulación emocional a través de diferentes situaciones y aprender a manejarlas con congruencia y competencia a través de las diferentes etapas del 'curso de la vida'. "No es el mantenimiento de un punto estable de trabajo sino una permanente capacidad de flexibilidad y cambio, tanto en los objetivos, estados afectivos, diferentes estrategias de conducta, de conocimiento y sociales y la propia confianza en los procesos internos frente a los procesos interpersonales".45 4. Es un metaconocimiento acerca de la emoción,46 es decir un intercambio de cómo te sientes tú acerca de mis estados afectivos; es hacer que fluyan y se verbalicen los sentimientos que experimentas sobre los sentimientos externados en las interacciones.47 5. Es un afrontamiento proactivo que al mismo tiempo implica el manejo tanto de la anticipación como del reemplazo de las respuestas emocionales para darle forma y/o seleccionar los propios conocimientos, conductas y ambientes. Elemento este último que por cierto ha sido descuidado en la literatura infantil que habla de las emociones.

IMPLICACIONES PSICOEDUCATIVAS (4)

 

Conclusión

De la noche al crepúsculo para ahí vigilantes presenciar la aurora

La noche por la que México atraviesa no es la excelsa noche de Hegel, asistida por Minerva, portadora de la sabiduría. Es la noche de Goya, desgarrada por los monstruos que la razón produce y desquiciada por las hendeduras que ostenta la ausencia de una memoria histórica y la falla radical de una memoria emocional.

Todas, las tres debilidades ––locura de la razón, desmemoria histórica y amnesia emocional (alexitimia)— como flagelo implacable, como viento hecho garra destructora, como hambre que penetra todas las rendijas, se infiltran ora en las instancias personales y familiares, ora en las regionales e institucionales para arrojar como resultado un tejido social vulnerable, a la deriva y a punto de producir, con cualesquier turbulencia, explosiones de incalculables proporciones.

Nada desearía más que la toma de conciencia de las adversidades y potencialidades de nuestras familias, se vea envuelta por el sosiego y la serenidad que a Kant le infundía la hora del crepúsculo mirando por la ventana la vieja torre de Lobenicht a media luz y en plena ensoñación.

Si de la noche que nos consume intentamos pasar —de la mano Arme de Hegel, con la irreverente y creativa rebeldía de Goya y con la serena plenitud de Kant— a la meditación del atardecer, estoy seguro que ello será una primicia y a la vez una promesa de que pronto, muy pronto alcanzaremos como centinelas la aurora de nuevos tiempos, renovados por la sensatez, la cordura y la imaginación creativa. Solamente asistidos por estas capacidades podremos hacer que el niño sea el padre del hombre; que el hombre sea el hermano del otro y que el otro, especialmente el desposeído, el vulnerable, el angustiado y el deprimido sea el icono del Dador de la Vida.

Llego al punto final de este escrito donde en lugar de abandonar los campos de la ciencia del desarrollo y de la educación, de la psicología y del psicoanálisis los invito a acceder a una provincia más amplia y subirse en los hombros de la filosofía para completar sus hallazgos y con ella ver mejor y más lejos. ¿Podemos acaso albergar la esperanza de que en México y Latinoamérica —exorcizando la noche de miasma y bodrio que nos envuelve— se puedan rehabilitar y hermanar al psicoanalista como conciencia crítica, al psicólogo social como conciencia del desarrollo y al maestro como conciencia moral y política para de este modo impulsar y sostener juntos a nuestras vulneradas familias? Ciertamente y con urgencia, una mayor participación mancomunada y sociocultural de estas profesiones se hace decisiva en la hora actual.

Indudablemente que el sentido profético de la filosofía, en esta hora de congoja e intemperancia, donde contemplamos que las fuerzas creativas del hombre han dado un vuelco para convertirse —con mayor recurrencia e intensidad— en fuerzas malignas, harto nos puede ayudar a entender a ese ser problemático, autoproblemático48 y frágil que es el hombre. Invoco especialmente la antropología filosófica porque ella, encargada de saberes que otorgan unidad, integración y totalidad puede recoger los resultados y preocupaciones y retos de la ciencia del desarrollo, acompañada de sus disciplinas afines, al fin y al cabo ciencias particulares. En este orden de reflexiones me adelanto a señalar un problema recurrente, especialmente en el campo de la educación, de la psicología, las psicoterapias y el psicoanálisis. No queramos establecer el registro del método como la tarea fundamental en el estudio del hombre. Si esto volviera a suceder, estaríamos obturando las fuentes de la vida. Afortunadamente la voz de Heiddeger, enorme y vigorosa, una vez más nos apostrofa:

Poder preguntar significa ser capaz de esperar, aunque fuese toda una vida. Pero una época para la cual sólo es real lo que se mueve rápidamente y lo que se puede asir con ambas manos, estimará que el preguntar es 'ajeno a la realidad' algo que no es rentable. Mas lo esencial no son los números, sino el tiempo justo, es decir, el justo instante y la justa perseverancia.49

Frente a los acontecimientos que hoy todos vivimos, nosotros los adultos no podemos malograr nuestra reflexión dándole la espalda al pasado. Este momento histórico es ocasión valiosa para remediar una de nuestras grandes carencias, que tanto en México como en toda América Latina se llama falta de conciencia histórica. Ésta, como una competencia a cultivar, como principio interno que produce orden y coherencia y como práctica cultural nos otorga, dentro de una integración del pasado, del presente y del futuro, una formación de sentido.50 Bien podemos acompañar nuestro esfuerzo —individual y colectivo— con las reflexiones de un gran maestro del Mediterráneo, Cesare Pavese "Todas las cosas que nos han sucedido son de una riqueza inagotable: todo retorno a ellas las aumenta y las ensancha, las dota de relaciones y las profundiza. [...] Los años son una unidad del recuerdo; las horas y los días de la experiencia".51

México, como varios países de nuestra América generosa, se nos están desfondando. El sentido de comunidad, la admiración, el júbilo sereno,52 la empatía, el reconocimiento y la gratitud, están —en gran medida— ausentes en las grandes ciudades que son ahora plazas comerciales, puntos de venta y lugares de especulación. Repensar las ciudades, antes de que se vuelvan 'lotes baldíos', páramos de cemento, 'no lugares', es otro reto prioritario.

Una primera serie de problemas que inciden directamente en el desarrollo de las familias nos ataca frontalmente. A una progresiva pauperización, a instituciones débiles, a gobernantes ineptos, al azote del narcotráfico, se suman las desigualdades de la globalización, la escasa creatividad del desarrollo regional y el poco talento de líderes y ejecutivos empresariales, compensado —eso sí— por una insaciable voracidad y una barbarie ostentosa que atenta contra las fuentes de la vida.

Un segundo frente de problemas, más insidioso y sutil, camina por la sombra. Cobra sus cuotas en el reino de lo conocido pero no pensado.53 Medularmente se refieren a la ambigüedad, la ambivalencia y la indiferenciación que la modernidad, el modernismo y la posmodernidad54 —como constelaciones y como problemáticas culturales y axiológicas— han ido añadiendo a nuestra fragmentada vida hasta llevarnos a las lindes y los umbrales:

1. donde el imperio de la pseudo–imagen y de los pseudo–acontecimientos —régimen habitual de vida— ya no nos permite distinguir entre lo que es real y lo que es aparente.55

2. Donde el capitalismo flexible posmoderno al comprimir el tiempo y el espacio56 nos vuelve a todos inseguros; nos convierte en seres erráticos, despojados de enclaves para la vida social y a cambio de ello nos renta —con falaces promesas— un grillete que Analmente nos ata a la lógica especulativa del capital y a los procesos etéreos y cambiantes de la circulación de mercancías. Y si todo es volátil, todo efímero, todo hechizo desde los conceptos y creencias hasta los valores, entonces con razón: "todo lo sólido se desvanece en el aire".57

3. donde la vida moral en lugar de surgir de la interioridad que renueva y de la libertad que autorregenera58, trastocada y engreída por el cinismo se empeña en nivelar todo.

¡Cuánta razón tenía Paul Ricoeur59 cuando llamó a Marx gran maestro de la sospecha (maître de la soupçon)! Se hace justo y oportuno recordar aquí, en el Anal del presente escrito, las palabras de este último. Como latigazos de sol incandescente nos despiertan de una larga e insolente modorra:

Puesto que el dinero es el único concepto de valor existente y sancionado por sí mismo, confunde y trastoca todas las cosas, es decir, representa el mundo al revés: la confusión y el trastocamiento de todas las cualidades humanas y naturales. Quien puede comprar la valentía es valiente, no importa que sea cobarde. [...] El dinero es el hermanamiento de las imposibilidades, obliga a lo contradictorio a darse un beso.60

No se trata de volver a una visión nostálgica o idealista de la familia pero necesitamos fortalecerla para que continúe siendo refugio donde se disfruta la intimidad y donde se respeta a cada miembro como un fin en sí mismo y no como instrumento. En este horizonte desfigurado y confuso una sola cosa aparece clara: si el núcleo familiar siguiera en deterioro, unido al ya grave y amplio rompimiento del tejido social, a la acelerada destrucción de los bienes comunes y al intenso cambio climático, estaríamos asistiendo "quizá a la última música de la Tierra, surgida de las cenizas de su devastación".61

 

CODA

Como investigador social que se aventura por caminos nuevos y busca en este periodo inédito del poscapitalismo avanzado alternativas de reflexión y de vida; como filósofo que intenta comprender la lógica interna de las articulaciones fundamentales de la posmodernidad: lo global/lo local, la ciencia/la sociedad, el tiempo/el espacio, la imagen/la narrativa; como humanista y maestro que está preocupado por negociar con los ciudadanos y los alumnos los diversos significados que recomponen este mundo al revés que es al mismo tiempo fuente y origen de imaginación creativa, he analizado en este escrito una propuesta sobre la familia que germinando en la sociedad, hace su aparición apenas de manera discreta y silenciosa.

Ahora bien, si lo oculto e implícito lo trasterramos a la luz, tenemos que la familia, al atravesar diferentes y variadas fronteras, está renovando la arena de lo público, los dramas de la política y los reinos ambiguos de la tecno–ciencia. He aquí mi tesis. En tiempos de gran cambio y mudanza, estamos volviendo a la básico: la esencia de la familia, por cuanto contiene valores, virtudes y competencias que implican la totalidad de la humanidad, en la forma más original y profunda, representa el principio cósmico y ontológico que otorga vida y sentido a las demás esferas de la existencia humana. Las premisas de esta transformación cósmica y de ontología histórico–social se pueden enunciar del siguiente modo:

• Si la familia es la originaria experiencia existencial donde gratuitamente se experimenta la llama del amor mediante el encuentro entre la madre y el infante.

• Si la familia es el primer escenario donde la palabra se desvela en el momento de su creación.

• Si la familia es el espacio ético constituyente donde la criatura se abre al horizonte del ser, contemplando la estructura del mundo como una oscilación entre la totalidad y lo particular.

• Si la familia es el símbolo que unifica la imaginación de lo poético, el mundo posible de la retórica y los dramas de las prácticas sociales, entonces estamos en los albores de una nueva época: la gestación dolorosa de una nueva síntesis, dinámica y de inclusión mutua entre lo universal (katólon) y lo particular (katékaston); una nueva forma, simbólico–analógica, de inmanencia trascendente y de trascendencia inmanente donde se pueden hermanar y acabalar los fragmentos que arrastra el hombre en su huída de la verdad, de la vida, la belleza y la unidad.

En una palabra, la familia se ha convertido en icono del ser, del estar y quehacer del hombre en su desenvolvimiento espacio–temporal a través de las diferentes instancias. Y la hermenéutica de las relaciones familiares62 aporta a esta posmodernidad —de sumo riesgo y de gran esperanza— la articulación modesta que vincula el mundo de la vida, la palabra interior y el reconocimiento de la alteridad, mitad asombro, mitad júbilo sereno, que brota del inefable encuentro entre la madre, el infante y la compañía del padre. Al fin y a la postre, amor trinitario que se vive y prefigura como promesa de una comunión total.

Dejarnos interpelar por este momento de gracia puede significar un nuevo comienzo para la humanidad. Ciertamente el drama cósmico y su desenlace no descansan hoy sobre las competencias de la política o del poder corporativo o de la tecno–ciencia o la fuerza militar o la lex mercatoria sino sobre los humildes y universales valores y virtudes de la familia que si bien tiene fuertes crisis y frecuentes convulsiones, su existencia está puesta aparte (es sagrada) y al encarnarse en cada particular situación, en modo alguno se borra de la línea del horizonte y menos aún atraviesa por un eclipse.

 

Notas

1 Dedico este artículo a todos los empleados de la biblioteca del Tecnológico de Monterrey, Campus ciudad de México y a sus familias. Dentro de lo mejor que tiene esta Universidad se encuentran la calidad humana y profesional de cada uno de ellos. Su trabajo repercute diariamente en los usuarios a través de una multitud de beneficios a tal grado que sin este valor agregado mi trabajo de investigación sería imposible.

2 El presente artículo es apenas un apretado resumen de algunas partes del libro con el título: Hermenéutica de las relaciones familiares. Desarrollo, vida afectiva y vínculo social, de próxima aparición.

3 Severas como admoniciones y aleccionadores como consejos son las palabras de nuestro escritor Carlos Fuentes, en el final del "Coro de la hija suicidada" en su libro Todas las familias felices: "ya no se pelién porque juro que me tiro de lazotea/ya no me desesperen papimami/¿creen que soy de palo?/toco mi piel me pellizco siento ¿no saben que siento?/somos cuatrocientos niños suicidas cada año en la Rep Mex/ ¿a que no lo sabías?" 2006, p. 300.

4 La Organización Panamericana de la Salud (OPS) registra en el comunicado de prensa del 10 de octubre de 2006 que las muertes por suicidio podrían alcanzar millón y medio de personas en el 2020 en comparación con las 900.000 registradas en 1995. En efecto, continúa el Comunicado: "más personas mueren por suicidio en el mundo que del total combinado de fallecidos en guerra y por asesinatos". http://www.paho.org/Spanish/DD/PIN/ps061006a.htm Por su parte, la Organización Mundial de Salud en su documento de suicidios por países, nos comenta lo siguiente: Si México tenía en 1960 una tasa total de suicidios de: 1.9 (2.7 para hombres y 1.0 para mujeres), en 2003 la tasa total ascendió a 4.0 (6.7 hombres y 1.3 mujeres) obteniendo la siguiente composición: número de suicidios para el total de la población de 5 a 75 y más años: 4088 suicidios, configurando un número dramático para población con años entre: 5–14: 143 suicidios (al parecer el incremento más grande de todos los países) y una brutal concentración en jóvenes de 15–24: 1233 suicidios y en personas de la adultez joven: de 35 a 44 años, 1036 suicidios. De este modo México se ha colocado entre los países que más aumentó su tasa de suicidios, aventajado, al parecer, sólo por USA, Japón y China. Véase: World Health Organization http://www.who.int/mental/_health/media/unitstates.pdf. Agradezco a la licenciada Flor Trillo, coordinadora del Centro de Gestión del Conocimiento de la Organización Panamericana de la Salud/Organización Mundial de la Salud, Representación en México, la diligente y amable atención para orientarme y proporcionarme los sitios precisos para la información pertinente.

5 Basarab Nicolescu, L'Homme peut–il vivre hereux sans spiritualité? París, 2006. La traducción es propia.         [ Links ]

6 Para profundizar en el nuevo concepto de conocimiento robusto que, en cuanto actividad social, mantiene un nexo indisoluble con el contexto y depende de cómo se defina este último, se puede consultar el libro de Helga Nowotny, P. Scott y M. Gibbons, Rethinking Science: Knowledge and the Public in an age of Uncertainty. Londres, Polity Press, 2001.         [ Links ]

7 La tesis de Luc Ferry, Familles, je vous aime. Politique et vie privée à l'âge de la mondialisation. París, XO Éditions, 2007,         [ Links ] camina por los mismos senderos de la propuesta que sugiero en este escrito, aunque con planteamientos diferentes.

8 Ibid., cap. III.

9 G. S.Becker, A treatise on the family. Cambridge, Universidad de Harvard, 1981.         [ Links ]

10 Desde el punto de vista de la globalización del derecho y de los Derechos Humanos como núcleo para fundamentar el derecho al desarrollo se pueden consultar las agudas y pertinentes reflexiones de Boaventura de Sousa Santos, La globalización del derecho. Los nuevos caminos de la regulación y la emancipación. Bogota, Universidad Nacional de Colombia/ILSA, 2002. En este orden de cosas, la reflexión sobre los vínculos entre desarrollo y derechos humanos refleja en la actualidad una dinámica intensa. Como ejemplo baste citar la propuesta de la Comisión Internacional de Juristas, en su artículo 2: "Todos los derechos humanos, tanto los económicos, sociales y culturales como los civiles y políticos, son interdependientes e inseparables del derecho al desarrollo".

11 El concepto de 'definición operacional', acuñado por Percy Williams Bridgman (1882–1961) Premio Nobel de Física de 1946, en su Logic of Modern Physics, 1927/1960, fue retomado por los psicólogos conductistas y malinterpretado al grado de entenderlo, por más de cuarenta años, como el elemento fundamental de la ciencia y la investigación: aquel que mide y cuantifica la realidad de tal modo que lo que no caiga en este rubro, sencillamente no existe. Con ello, los conductistas desterraron los significados y subordinaron los conceptos a las mediciones. En opinión de Sigmund Koch (1999), este error ontológico, epistemológico y metodológico de los conductistas —verdadero azote para las ciencias sociales y humanas— constituyó una de las más grandes imposturas del siglo XX. Desgraciadamente muchas generaciones de psicólogos se formaron y elaboraron su tesis bajo la estricta observancia y la contaminación mental y emocional de la herencia conductista del operacionalismo, reforzado por el positivismo lógico. Sólo hasta fechas recientes estamos, paulatinamente, remontando estos reduccionismos histórico–sociales.

12 Por cohorte entiendo, de acuerdo a Settersten, algo más que un "artefacto estadístico". En la perspectiva del estudio del cambio social, es "un fenómeno colectivo que se ve caracterizado por tres elementos centrales: 1. Como un index del cambio social (en cuanto las vidas de estos agregados de personas están marcadas por un conjunto de acontecimientos históricos y cambios). 2. Como una referencia de grupo (en cuanto la cohorte forma sus propias normas contra las cuales los individuos juzgan el progreso de sus propias vidas). 3. Como un sistema interactivo de relaciones edad–compañero", en Richard A. Settersten Jr., Lives in Time and Place. The Problems and Promises of Developmental Science. Nueva York, Baywood, 1999, p. 134.

13 Phyllis Moen, Glen Elder H. Jr. y Kurt Lüsher, Examining lives in Context. Perspectives on the Ecology of Human Development. Washington, D. C., APA, 1995.         [ Links ]

14 Para integrar la visión interdisciplinaria y transdisciplinaria de la familia que he deseado mostrar en este artículo, me ha servido enormemente el concepto de "la dimensión espacial", estudiado y desarrollado por la geografía actual. Por consiguiente estoy en deuda con tres grandes geógrafos de la actualidad: Milton Santos (el filósofo de la geografía), David Harvey y Allan Scott..

15 S. Kinser, "Analist paradigm? The geohistorical structuralism of Fernand Braudel", en American Historical Review, 86 (1), pp. 63–105;         [ Links ] John Modell y Glen H. Elder Jr., "Children develop in history. So what's new?", en Willard W. Hartup y Richard A. Weinberg, Child Psychology in Retrospect and Prospect. In Celebrating of the 75th Anniversary of the Institute of Child Development. The Minnesota Symposia on Child Psychology, en pp.173–205. Nueva York, Erlbaum, vol. 32, 2002.         [ Links ]

16 John Modell y Glen H.Elder Jr., op. cit., p 176.

17 R. B. Cairns, Glen H. Elder Jr. y E. J. Costello, Developmental science. Nueva York, Universidad de Cambridge, 1996.         [ Links ]

18 G .H. Elder Jr., "The life course perspective as developmental theory", en Child Development, 69 (1), pp. 1–12, 1998;         [ Links ] y G. H. Elder Jr., "The life course and human development", en R. M. Lerner, ed., Handbook of child psychology. 1. Theoretical models of human development. 5a. ed. Nueva York, Wiley, 1998, pp. 939–991.         [ Links ]

19 Tamara Hareven, "Family time and industrial time: family and work in a planned corporation town, 1900–1924", en Journal of Urban History, núm. 1, 1975, pp. 365–389;         [ Links ] de la misma autora "Family time and historical time", en Daedalus, núm. 106, Spring, pp. 57–70 y "The historical study of the life course", en T. Hareven, ed., Transitions. The family and the life course in historical perspective. Nueva York, Academic Press, 1978, pp.1–16.

20 K. Anderson, M. Domosh, S. Pile y N. Thrift, The Handbook of Cultural geography, Londres, Sage, 2003 y M.         [ Links ] S. Gertler y D. A. Wolfe, eds., Innovation and Social Learning: Institutional Adaptation in an Era of Thecnological Ohange. Macmillan/Palgrave, Basingstoke, UK, 2002.         [ Links ]

21 Vid. Michael Porter, Ser competitivo. Nuevas aportaciones y conclusiones. Ediciones Deusto, Bilbao, 2003.         [ Links ]

22 Richard Nelson y S. Winter, An Evolutionary Theory of Economic Change. Cambridge, Universidad de Harvard, 1982.         [ Links ]

23 Tomo de Michael Porter, la definición de cluster. En español, acumulación o concentración. "Es un grupo geográficamente denso de empresas e instituciones interconectadas, que pertenecen a un campo concreto, unidas por rasgos comunes y complementarias entre sí. Por su dimensión geográfica, un cluster puede ser urbano, regional, nacional o incluso supranacional". M. Porter, op. cit., pp. 205 y ss. El cluster es una nueva manera de ver las economías nacionales, regionales y urbanas y supone para los directivos nuevas fuentes de ventajas competitivas, nuevas funciones para el Estado y tareas que difícilmente se reconocen. Igualmente implica formas diferentes de agruparse, de relacionarse y de aprender. El cluster aventaja al análisis del sector industrial en cuanto que el primero tiene un ámbito significativamente mayor al incorporar más sectores, cadenas e instituciones. En resumen, nuevos retos para la ciencia del desarrollo.

24 Esta nueva ciencia del desarrollo o también llamada 'ciencia aplicada del desarrollo' tiene, según Lerner, Jacobs y Wertlieb, la siguiente dimensión esencial, sea en sus aspectos teóricos, de investigación o en su agenda de aplicaciones: "la investigación sobre los procesos básicos relacionales del desarrollo y sus aplicaciones que se focalizan en sobresaltar las relaciones persona–contexto a lo largo de la ontogenia son el mismo y único asunto". (Handbook of Applied Developmental Science, 2005, pp. 10–11).

25 Allen Scott y Edward Soja, The City: Los Angeles and Urban Theory. California, Universidad de California, California, 1998.         [ Links ] Vid. Richard L. Florida, The rise of creative class. Nueva York, Basic Books, 2004.         [ Links ]

26 Comparto con la especialista en educación, la investigadora brasileña Maria Rita de Assis César, editora de Educarem Revista (Curitiba) y profesora de la Universidad Federal de Paraná–UFPR, Brasil, la dimensión esencialmente política de la educación. Of. Maria Rita de Assis César, "Hannah Arendt y la crisis de la educación en el mundo contemporáneo", en En–Olaves del Pensamiento. México, TEC de Monterrey, campus ciudad de México, año 1, núm. 2, 2007, pp. 20–21 y passim.         [ Links ]

27 Glen H. Elder Jr. y Avshalon Caspi, "Economic Stress in Lives: Developmental Perspectives", en Journal of Social Issues. Vol.44, núm. 4, 1988, pp.25–45;         [ Links ] Dooley y Ralph Catalano, eds., Psychological Effects of Unemployement, número especial; Stanley Engerman, "Economic Perspectives on the Life Course", en T. Hareven, ed., Transitions. The family and the life course in historical perspective. Academic Press, Nueva York, 1978, pp. 217–286;         [ Links ] Rand D. Conger et al., Families in Troubled Times. Adapting to Change in Rural America. Nueva York, Aldine de Gruyter, 1994.         [ Links ]

28 M. F. Meyer, "That whale among the fishes–the theory of emotions", en Psychol. Rev., núm. 40, 1933, pp. 292–300.         [ Links ]

29 Donna Orange, Emotional Understanding: Studies in psychoanalytic epistemology. Nueva York, Guilford Press, 1995, p. 30.         [ Links ] La traducción es propia y el énfasis personal.

30 D. Orange, op. cit., pp. 86–88 y passim.

31 Para adentrarse en la obra de Richard S. Lazarus se pueden consultar dos de sus obras fundamentales: Emotion and Adaptation. Nueva York, Universidad de Oxford y Stress and Emotion, New Synthesis. Nueva York, Springer, 1999.

32 María Zambrano, Claros del Bosque. Barcelona, Seix Barral, 1977.         [ Links ]

33 M. Zambrano, Nuevo Liberalismo u horizonte del liberalismo. Madrid, Morata, 1996, p. 215.         [ Links ]

34 Paul Ricoeur, Eléments pour une éthique. Pról. de Jean Nabert. 2a. ed. París, Aubier/Montaigne, 1962.         [ Links ]

35 Gerald L. Clore y Jeffrey R. Huntsinger, "How emotions inform judgment and regulate thought", en Trends in Cognitive Science, vol.11, núm.9, 2007, pp. 393–399 y Gerald L.         [ Links ] Clore y Jesse Pappas, "The Affective Regulation of Social Interaction", en Soc. Psychol. Q. December, 70(4), 2007, pp. 333–339.         [ Links ]

36 G. L. Clore y J. R. Huntsinger, "How emotions inform judgment and regulate thought", en op. cit., p. 393.

37 G. L. Clore y J. R. Huntsinger, "The Affective Regulation of Social Interaction", en op. cit., p. 395.

38 Ibid., p. 339.

39 Esta tensión ínsita en el ser humano y cuya comprensión hermenéutica nos lleva a una visión no fragmentaria de la existencia, ha sido objeto de estudio por parte de Jean Grondin. En uno de sus escritos, que mi parecer es una de sus mayores aportaciones, afronta con gran lirismo y densidad conceptual la universalidad de la palabra interior: "L'universalité de l'herméneutique et les limites du langage. Contribution à une phenoménologie de l'inapparent", en Laval Thélogique et Philosophique, núm. 53, 1997, pp. 181–194.

40 Una brillante y sorpresiva excepción en este mar de ausencias, reduccionismos y silencios por lo que respecta a la educación de las emociones es Catherine Meyor, pedagoga de la Universidad de Montréal en Québec. Su enfoque sobre la reflexión de la afectividad desde la fenomenología y desde la estética, presenta aportaciones ricas y sugestivas para que nosotros, en América Latina, comencemos a realizar un ajuste de cuentas, con visón integral, en los siguientes campos interrelacionados: familia/escuela/vida político–social/emociones. Su obra principal se intitula: L'Affectivité en Éducation. Pour une pensée de la sensibilité. Quebec, Les Presses de L'Université Laval/De Boeck, 2002.

Aprovecho esta nota para agradecer la generosidad y empeño de mi compañero y amigo el licenciado Eduardo Horacio Septién, quien en un viaje relámpago a Montreal, investigó en todos los rincones de esta ciudad hasta que tenazmente consiguió para mí este libro de Meyor que está agotado.

41 La Oficina Regional de la Organización Mundial de la Salud, en su documento SEA07, capítulo 2. "Condiciones de salud y sus tendencias", señala, en la página 7 que para México, entre 20002002, en hombres de edad entre 10–19, la tercera causa de muerte son los suicidios.

42 Nancy Eisenberg, "Emotion–Related Regulation and its Relation to Quality of Social Functioning", en Willard W. Hartup y Richard A. Weinberg, Child Psychology in Retrospect and Prospect. In Celebrating of the 75th Anniversary of the Institute of Child Development. The Minnesota Symposia on Child Psychology. Nueva York, Erlbaum, vol. 32, 2002.         [ Links ]

43 J. J. Gross, "Emotion and emotion regulation", en L. A.Pervin y O. P.John, eds., Hanbook of personality: Theory and research. 2a. ed., Nueva York, Guilford, pp.525–552.         [ Links ]

44 L. M. Diamond y Lisa Aspinwall, "Emotion regulation across the life span: An integrative perspective emphasizing self–regulation, positive affect and dynamic processes", en Motivation and Emotion, núm. 27, 2003, pp. 125–156.         [ Links ]

45 Ibid., p. 149.

46 J. M. Gottman, L. F. Katz y C. Hooven, Meta–Emotion: How Families Comunícate emotionally. Nueva York, Erlbaum, 1997.         [ Links ]

47 Peter Salovey y John Mayer, "Emotional Intelligence", en Imagination, Cognition ande Personality, núm. 9, 1990, pp. 185–211.         [ Links ]

48 Luis Cencillo, "Determinación del nivel y objeto específico de la antropología", en J. Muga y M. Cabada, ed., Antropología filosófica: planteamientos. Madrid, Luna Ediciones, 1984, p. 259.         [ Links ]

49 Martín Heiddeger, Introducción a la metafísica. Barcelona, Gedisa, 2003, pp. 185–186.         [ Links ]

50 Muy a tono con las reflexiones que hago en este apartado se puede leer con provecho el hermoso libro de Jean Grondin, Du sens de la vie. Essais philosophique. Quebec, Bellarmin, 2005.         [ Links ] Los padres de familia y los maestros podrán descubrir en este pequeño libro, reflexiones muy sensatas sobre la trama de la vida, el lenguaje y las fuentes del sentido; sobre la fuerza de la esperanza y el diálogo del alma consigo misma. Hay traducción en español. (Herder, 2005).

51 Cesare Pavese, El oficio de vivir, 1935–1950. México, Seix Barral, 1992, p. 140.         [ Links ]

52 En el momento en que estaba ordenando mis borradores sobre el júbilo y pensaba acerca de lo poco que se ha escrito sobre esta emoción, me encontré —para gran regocijo mío— con el hermoso y profundo artículo de Catherine Meyor, "Libre variation á partir de la pensée de Michel Henry: L'affectivité como jubilation", en Cahier du Cirp, vol. 1, 2006, pp.58–69. Según la autora, el júbilo sereno al caminar por las lindes del advenimiento (l'avènement) y no del evento (l'événement), nos abre a "una experiencia afectiva de la verdad de sí mismo" y con ello podemos tocar el mundo mediante la emoción del arrobamiento. Es decir, conciencia de sí y apertura sobrecogedora al mundo son los frutos de esta emoción que ––como momento de gracia (kairós)–– nos da un sentido de la verdad como "adecuación perfecta" y como plenitud.

53 Christopher Bollas, The Shadow of the Object: Psychoanalyis of the Unthought Known. Londres, Universidad de Columbia, 1987.         [ Links ]

54 Entre la enorme literatura que se ha escrito sobre modernidad, modernismo y posmodernidad no he encontrado nada más claro y didáctico para un análisis de su aclaración terminológica y su problemática axiológica que el siguiente escrito del científico social de la Universidad de Klagenfurt, Peter V. Zima, Moderne /Postmoderne. Tübingen, Francke, 1997.

55 Cuatro grandes analistas de nuestra avanzada sociedad industrial nos hablan agudamente del impacto que tiene en nuestras vidas y en nuestro desarrollo la siguiente constelación simbólica: la circulación de las mercancías, del imperio de la imagen y la ideología política. 1. Daniel Boorstein, A Guide to Pseudo–Eventsin America .25th Anniversary Edition. Nueva York, Vintage, 1962/1992.         [ Links ] 2. Scott Lash y John Urry, Economies of Signs and Space. Londres, Sage, 1994.         [ Links ] 3. Frederick Jameson, Postmodernism or the cultural logic of late capitalism. Universidad de Duke, 1999.         [ Links ]

56 Para un análisis pormenorizado, véase: David Harvey, The Condition of Postmodernity, Massachussets, Blackwell, 1990.         [ Links ]

57 Marshall Berman, Todo lo sólido se desvanece en el aire. México, Siglo XXI, 1998.         [ Links ]

58 A este propósito resulta muy oportuno analizar la 'pequeña ética' del último Ricoeur, que entre otras cosas se nutre de la rica tradición francesa del poder regenerador del acto reflexivo cuyo gran representante y maestro suyo fue Jean Nabert. De igual modo, para una educación ética, tanto de la interioridad como de la intersubjetividad, encuentro de gran actualidad el concepto central de Na–bert: la ética supone un retorno reflexivo sobre uno mismo. En efecto, toda la filosofía nabertiana no busca otra cosa que las condiciones de posibilidad de esta conversión y de este acontecimiento que convierte la filosofía en una filosofía trascendental. No olvidemos que la escuela, como institución, representa una condición de la moralidad y un símbolo social de la ética. La mediación de la escuela, más allá del deber, encarna las aspiraciones individuales transformándolas en una conciencia de moral social y de regeneración ética. Aquí reside el principio del pensamiento crítico que se nutre en las humanidades, hoy tan disminuidas como olvidadas en las universidades.

59 Paul Ricoeur, Le conflit des interprétations. Essais d'Herméneutique. París, Seuil, 1969. pp.101 y ss.         [ Links ]

60 Karl Marx, Die Frühschriften. Ed. de S. Landshut. Stuttgart, Kröner, 1971, p. 301.         [ Links ]

61 Cormac McCarthy, La carretera. México, Random House Mondadori, 2007, p. 62.         [ Links ]

62 Para ampliar este tema se pueden consultar mis siguientes escritos: 1. "Dimensiones Psicosociales de la familia mexicana", en Anuario Jurídico, t. XIII. Instituto de Investigaciones Jurídicas, México, UNAM, 1986, pp. 39–60. (Primer Congreso Interdisciplinario de la Familia Mexicana); 2. "La Psicología Familiar a la luz de la interrelación Hermenéutica–Analogía", en Alberto Carrillo Canán, coord., Hermenéutica, analogía y dialogo intercultural. México, CONACyT/Benemérita Universidad de Puebla, 1999; 3. El universo simbólico de la familia. Un estudio de psicología hermenéutica. México, Dúcere, 2002. 4. "La colusión: un modelo integrativo en la psicoterapia de parejas. Aplicación clínico–hermenéutica, en Luis Álvarez Colin, coord., Hermenéutica analógica, símbolo y psicoanálisis. México, Ducere, 2003. 5. "La Hermenéutica Analógica: aportación fundamental de la filosofía mexicana", en Contrastes. Revista Internacional de Filosofía. Vol. IX, 2004, Universidad de Málaga, España, pp. 1–25.

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