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Migración y desarrollo

versión impresa ISSN 1870-7599

Migr. desarro vol.8 no.15 Zacatecas ene. 2010

 

Artículos

 

Migración calificada y crisis: una relación inexplorada en los países de origen

 

Jorge Martínez Pizarro*

 

* Centro Latinoamericano y Caribeño de Demografía (CELADE), división de población de la CEPAL. Correo-e: jorge.martinez@cepal.org.

 

Resumen

En este trabajo se ofrecen reflexiones preliminares sobre un asunto relativamente omitido y claramente relevante para los países de América Latina y el Caribe. La opinión dominante, hasta ahora, ha provenido de los analistas de países desarrollados. Falta debatir en la región. Por ello, luego son retomados algunos elementos previamente discutidos en ella.

La migración de personal calificado ha sido relativamente poco tratada en el contexto de la crisis recesiva mundial. El panorama ha estado influido por las opiniones alarmistas sobre los impactos en el empleo y salario de los migrantes en su conjunto (compuestos en su mayoría de trabajadores de medianas y bajas calificaciones), así como sobre las tendencias en los flujos de remesas. También se ha asistido al renacimiento del clima anti inmigratorio (y las preocupaciones para encararlo), se ha reconocido generali-zadamente la vulnerabilidad de la mayoría de los migrantes, particularmente los latinoamericanos de menor calificación, y se ha difundido información que, aunque basada en la coyuntura, indica que se ha registrado una disminución de la migración, acompañada de un reducido retorno de algunos migrantes y de la adopción de algunas medidas destinadas a restringir la inmigración, en general, y la calificada, en particular.

Palabras clave: Migración calificada, empleo, salarios, vulnerabilidad, retorno.

 

Abstract

This paper offers preliminary thoughts on a subject relatively ignored and clearly relevant to the countries of Latin America and the Caribbean. The prevailing view so far has come from analysts in developed countries. There is the need to discuss in this region. Therefore I resume some elements previously discussed.

The skilled migration has been relatively little discussed in the context of the global recessionary crisis. The outlook has been influenced by alarmist views on the impacts on employment and wages of migrants as a whole (composed mostly of employees of medium and low grades), as well as trends in remittance flows. We also have seen the revival of anti-immigrant climate (and concerns to address it), it has been widely recognized the vulnerability of most migrants, particularly the lower-rated Latin American, and spread information, although based on the joint Indicates that there has been a decline in migration, accompanied by a small return of some migrants and some measures to restrict immigration, in general, and qualified in particular.

Keywords: Qualified Migration, employment, income, vulnerability, return.

 

Los programas que buscan vincular el éxodo científico
con las comunidades locales han demostrado viabilidad y efectividad,
pero requieren del impulso y sostén de políticas nacionales para permanecer
en el tiempo, y no perecer con el agotamiento de la dosis de voluntarismo
que suele vincularse a este tipo de emprendimientos

Adela Pellegrino

 

INTRODUCCIÓN

Los pocos análisis de la migración calificada en el contexto de la crisis se remiten a las evaluación de las decisiones acerca del proteccionismo en países receptores, discutiéndose sobre sus alcances y perspectivas de éxito, más que a sus resultados (Cerna, 2009). Muy poco se ha dicho, en cambio, de los migrantes calificados y las diásporas, sobre la problemática que enfrentan estos migrantes y sobre los impactos y oportunidades que pudiera traer tales problemáticas para los países de origen de esos migrantes. Es decir, está faltando la visión de los países que forman y proveen estos recursos.

¿Qué problemáticas han enfrentado los migrantes de mayor calificación en los países desarrollados y, de existir como tales, cómo las han superado? ¿Cuál ha sido y seguirá siendo la importancia de la migración calificada y las diásporas en América Latina y el Caribe? Esto puede identificarse en un conjunto de temas emergentes que la crisis propicia debatir.

Ahora bien, es oportuno también señalar que desde hace décadas América Latina y el Caribe ha sido protagonista de la emigración de personal calificado, y esto ha sido percibido, evaluado e interpretado habitualmente, a través de sus consecuencias negativas, como pérdidas de población altamente calificada (brain drain). Con posterioridad, se ha esgrimido que ellas pueden enfrentarse a través del retorno y, especialmente, por medio del establecimiento de vínculos con los emigrados, apoyando la creación de redes científicas asociadas a las diásporas y según la idea de la existencia de un mercado global de talentos o recursos humanos calificados (Martínez, 2005; CEPAL, 2006). Empalmando estas propuestas, emergió además la idea de la circulación de cerebros, que sería toda una expresión de la economía global. Estos son temas de arrastre que conviene tener presente en toda discusión en América Latina.

Lo anterior muestra una situación aparentemente contradictoria, que queda bien ilustrada en las disquisiciones que planteara la Comisión Mundial para las Migraciones Internacionales hace algún tiempo, en el sentido quela noción de 'fuga de cerebros' es algo anticuada, puesto que implica que el migrante que se va de su país nunca regresará. En la actualidad, hay una necesidad de aprovechar el crecimiento de la movilidad humana promoviendo la noción de 'circulación de cerebros', conforme a la cual los migrantes regresan a su país regular u ocasionalmente y comparten los beneficios de las competencias y de los recursos que han adquirido en el exterior" (GCIM, 2005, p. 33). ¿Se trata entonces del fin de la noción de pérdidas? La Comisión agregaba que la migración de recursos humanos calificados es un asunto de creciente importancia que ha tenido una percepción ambigua por parte de muchos gobiernos. Sostuvo que persisten barreras a su movilidad, a pesar de que se reconoce su potencialidad para la competitividad, el desarrollo y la economía global.

De esto se infiere que hay muchos asuntos pendientes en torno a la migración calificada y que la crisis podría colaborar a elucidar. Se trataría en definitiva, de identificar una "oferta de oportunidades" para el beneficio de los países de la región, de sus emigrados y sus potenciales migrantes calificados.

 

1. TEMAS EMERGENTES: HIPÓTESIS A CONSIDERAR

Los análisis más generales disponibles en la actualidad revelan que la demanda por talentos provenientes desde el exterior podría haber disminuido en los países desarrollados, además de haberse alentado por algunas medidas específicas temporales de origen proteccionista. También se destaca que el desempleo que podría afectar a los migrantes calificados en algunas ocupaciones se traduciría en una estrategia de búsqueda de ocupaciones de menor exigencia en calificaciones, aprovechando las ventajas de su formación y la disponibilidad de recursos de capital humano y social para encarar la falta de ingresos y evitar el desempleo. En lo inmediato, se trataría de descender en la escala de habilidades (prefiriendo la subutilización o el subempleo al desempleo), y esto debería traer un desplazamiento de empleos para los menos calificados, cuyo impacto dependerá de la cantidad de involucrados (Papademetriou y Terrazas, 2009).

Paralelamente, podría haberse registrado un retorno entre algunos migrantes cuya opción ya estaba prevista, o bien de quienes se encontraban en una migración temporal, incluyendo estudiantes de postgrado que proyectaban estadías de más largo plazo. No parece cierto que se haya producido un retorno masivo, como no lo ha sido tampoco con los migrantes en su conjunto, aunque lo destacable es que este proceso guarda relación con un patrón selectivo, que acontece en ausencia de políticas deliberadas en su favor, por lo cual no es impensable el regreso de algunos migrantes calificados.

Así vistas las cosas, la difusión de la crisis, una disminución de la emigración calificada y un probable retorno selectivo en un contexto de menor oferta de empleos, debería leerse positivamente para los países en desarrollo, de acuerdo con las siguientes premisas:

a) Como en toda crisis recesiva, el empleo de menor calificación es fuertemente afectado y las medidas de protección de los gobiernos para proteger sus mercados laborales nacionales suelen concentrarse hacia la mano de obra de menor calificación, lo que se explicaría, en principio, por el impacto de las medidas sobre la opinión pública, que valoraría ante todo decisiones que apunten a proteger a la mayoría de los trabajadores locales (Duncan y Waldorf, 2010). Las iniciativas para restringir la inmigración calificada, en cambio, han estado más orientadas a la coyuntura en un buen número de países, basándose, por ejemplo, en criterios más exigentes de admisión (Cerna, 2009). De este modo, en el mediano plazo, muchos migrantes profesionales ya establecidos no verían amenazada su fuente de trabajo, permanecerían en el extranjero y, en consecuencia, no tendrían motivos para desvincularse de sus países de origen;

b) la disminución de la emigración, si efectivamente se verifica entre los calificados, aunque sea de modo coyuntural, significaría una oportunidad para los países en desarrollo, ya que los potenciales migrantes serían retenidos, al menos temporalmente, en sus países de origen, lo que daría ocasión para expandir las masas críticas de conocimiento, ofrecerles empleo, salarios atractivos y ambientes laborales estimulantes, justamente, los factores que, con arreglo a las generaciones y a las ocupaciones, han estado detrás de la emigración de personal calificado desde sus inicios. En todo caso, no puede dejar de mencionarse que las bajas de los salarios en los principales países de destino han sido relativamente pequeñas en comparación con las diferencias salariales estructurales que siguen existiendo entre los países según nivel de desarrollo (Chappell y Glennie, 2010) y también que la crisis afectó a la mayor parte de los países del mundo, desarrollados y en desarrollo, lo que nos lleva no desconocer que las expectativas de empleo para aquella mano de obra más también pueden verse restringidas en los países de origen;

c) el retorno, de verificarse, brindaría nuevas e inesperados oportunidades para aprovechar las experiencias y formaciones de los emigrados, en un marco de absorción de empleo, en particular para los jóvenes recién entrenados;

d) la circulación de mano de obra calificada podría verse alentada al existir un retorno temporal de algunos talentos, pero estos probablemente volverían a migrar una vez superadas las rigideces recesivas, reforzando vínculos preexistentes con las diásporas.

Las evidencias disponibles sobre todos estos asuntos son escasas y no puede probarse completamente ninguno de estos asertos, si bien se han conocido las medidas adoptadas por varios países para restringir la inmigración calificada.1 Más difícil es evaluar la situación de la migración calificada entre países en desarrollo. Tampoco es posible omitir la posibilidad de que se requiere de un horizonte temporal más largo para examinar estas ideas. Sin embargo, es posible avanzar en la discusión e identificar oportunidades.

En el caso de la Unión Europea, Papademetriou, Sumption y Somerville (2009) indican que,

muchos inmigrantes económicos altamente calificados son jóvenes y solteros y por consiguiente, poco tendientes a tener fuertes lazos familiares en el país de destino -tornándolos potencialmente más proclives a retornar a sus hogares si es que pierden su empleo. En efecto, para aquellos quienes su estatus de visa los ata a un empleador específico, el retorno puede ser la única alternativa a trabajar ilegalmente. Al mismo tiempo, el hecho de que los migrantes sean altamente calificados sugiere que el gasto involucrado en retornar al hogar puede ser bien accesible en relación al salario, incluso si es que el inmigrante se propone finalmente tratar de regresar al país de destino. De todos modos, para los inmigrantes cuyas condiciones de visa les permiten permanecer en el país de destino, un nivel de alta calificación provee mayor flexibilidad para encontrar otro trabajo, ya que están en mejores condiciones de transferirse a otros sectores o de descender temporalmente a una ocupación que esté por debajo de su nivel educacional. Además muchos trabajan en sectores como la salud o los servicios sociales que no son tradicionalmente cíclicos y que se espera continúen creciendo un fuerte ritmo al compás de la edad de las sociedades de acogida. Por ejemplo, más del 15% de los inmigrantes están empleados en la salud y los servicios sociales en Dinamarca, Noruega, Suecia y Reino Unido (Papademetriou, Sumption y Somerville, 2009: 3).

Varios autores señalan que, de cualquier modo, la crisis económica global afectó desigualmente a los migrantes internacionales y la evidencia, aunque fragmentaria y preliminar, sugiere que sus impactos han tenido un sesgo según calificaciones, en donde los migrantes más calificados han obtenido incluso hasta ventajas relativas (Cerna, 2009; Papademetriou y Terrazas, 2009; Duncan y Waldorf, 2010). Los migrantes potenciales y los establecidos también han sido afectados por cambios en las cuotas de admisión y modificaciones en las exigencias del perfil de las calificaciones permitidas para el ingreso al mercado laboral de los extranjeros, pero sus ocupaciones, conocimientos y recursos financieros les han permitido disponer de más elementos para capear las adversidades.

1.1 Dilemas para países receptores: el proteccionismo tiene corta vida

En rigor, en una época donde la norma es la economía del conocimiento y donde la sociedad envejece, la demanda por capital humano sigue siendo elevada en los países desarrollados, cuyos Estados prefieren a los inmigrantes calificados aun en momentos de contracción económica. De allí que las medidas de carácter proteccionista que pudieran afectar la demanda de trabajadores migrantes de alta calificación no solo no tendrían asidero sino que podrían demorar la recuperación económica (Duncan y Waldorf, 2010).

Esto lleva a la problemática propia con que los países desarrollados buscan enfrentar los coletazos de la crisis. Según Cerna (2009), siguiendo un informe de la OECD, las modificaciones en los criterios de admisión de inmigrantes calificados son de diverso cuño. Comprenden desde cambios en las cuotas, en las exigencias de experiencias y calificaciones, en imposiciones más rígidas para la renovación de permisos laborales y en el estímulo al retorno. La misma autora apunta además que algunos migrantes calificados pueden enfrentar una vulnerabilidad inédita en sus vidas, debido a la oferta de empleos temporales y al trabajo en horas extraordinarias sin pago. Se trata, en todo caso, de una vulnerabilidad muy distinta a la de los trabajadores de menores calificaciones.

Algunas de esas iniciativas han sido duramente cuestionadas. Clemens (2009), resumiendo una opinión bastante generalizada, indica lo siguiente:

...restricting access to the United States for smart, highly educated, energetic workers is bad for development. International connections among skilled workers have been important to the engines of growth and poverty reduction that have arisen in several developing countries over the past few decades.

1.2 Los migrantes calificados y sus problemáticas específicas ante la crisis

La crisis no trae dilemas solo para los países receptores de la migración calificada que, por lo demás, muy probablemente terminarán disipándose temprano. El contraste que se genera para los países de origen es una oportunidad para fortalecer la idea de la consolidación de las diásporas, como forma probada de encarar la existencia de pérdidas de cerebros. Dicho de otro modo, estas pérdidas seguirán siendo tales en la medida que no se aproveche como oportunidad la existencia de un creciente capital humano y social establecido en el exterior que no dejará de formarse aun pese a la gravedad de la crisis en los países desarrollados.

Más allá de las apreciaciones de algunos analistas del primer mundo, lo más seguro es que la problemática de los migrantes calificados puede haber combinado diversas situaciones, particularmente para los latinoamericanos. En países como los Estados Unidos se ha visto que la pérdida de empleos durante la crisis, desde 2008, no ha sido uniforme por sectores. El cuidado y la salud, la educación y los servicios sociales, se encuentran incluso entre los sectores que ganaron empleos durante los últimos meses en ese país, debido a la especialización que demandan y que no suele ser cubierta fácilmente por los trabajadores locales. Todo ello abona a favor de un escenario menos adverso para la mano de obra calificada inserta en estas actividades, sobre todo si se compara con el que enfrentan los trabajadores menos calificados, los jóvenes y los recién ingresados a la fuerza de trabajo (Cerna, 2009; Papademetriou y Terrazas, 2009).

Alejados de una situación de vulnerabilidad generalizada, los migrantes calificados que no han retornado ni piensan hacerlo podrían continuar formando parte de las diásporas. Para ello, y esta es una idea concordada entre especialistas, cabría reforzar las medidas de vinculación a través de redes y mantener más sistemáticamente integradas a las diásporas a los procesos de desarrollo de los países de origen de los migrantes, puesto que las propias nociones de diásporas sugieren que en momentos de crisis es posible acudir a las comunidades en el exterior como, al menos, una fuente de ayudas solidarias.

Es muy difícil que se hayan producido impactos negativos más notables para los migrantes calificados que los que se plantean para el conjunto de la fuerza de trabajo de menos calificación -al menos en los Estados Unidos- y que han terminado por reflejarse sintéticamente en la mayor incidencia del desempleo en términos comparativos durante el periodo de más fuerte contracción de la actividad económica (véase el gráfico 1). De allí el asidero de estas hipótesis y la tarea que les cabe a los países en desarrollo para retomar sus iniciativas de vinculación con los migrantes calificados y de apoyo a las redes científicas.

1.3 Tránsitos desde la temporalidad a la permanencia

La temporalidad de la migración -medida en función del visado suministrado y la inclusión en programas específicos- exige considerarse en el debate actual sobre la migración calificada. De alguna manera, la temporalidad no está asociada a las redes y a la vinculación, puesto que, por definición, la movilidad con plazos establecidos minaría las bases de los contactos con las diásporas y la propia organización de las redes científicas. En todo caso, la idea básica de la circulación de cerebros gira en torno a la migración temporal, que involucra retornos ocasionales y propicia la aplicación de habilidades e inversiones en el país de origen.

¿Se ha dado esta situación de temporalidad en la migración calificada en América Latina? Las evidencias son casi inexistentes, al menos si se compara a la región con otras regiones en desarrollo. No se identifican estudios que aborden estos hechos tampoco y la migración temporal parece haber sido considerada más bien entre categorías específicas de trabajadores, no necesariamente de elevada calificación, que es para quienes se han implementa-do la mayoría de los programas en la región. Estos han involucrado, en general, pequeñas cuotas de trabajadores y un número selecto de países de reclutamiento (Conferencia Regional sobre Migración, 2010).

En estos programas, se destaca con frecuencia el carácter regular de la movilidad y su premisa definitoria, esto es, el retorno al país de origen una vez concluido el contrato laboral. Además, existe consenso en que los gobiernos, tanto de los países de origen como de destino, deberían hacer un esfuerzo mayor que el actual para dedicar más recursos al fortalecimiento de la capacidad institucional en la gestión de la migración laboral, tanto a nivel de políticas como de programas y proyectos (Cordero, 2010).

Para los países en desarrollo, se suele mencionar que algunas de las ventajas de los programas de trabajadores migratorios temporales son la flexibilidad y una mayor aceptación pública en los países receptores, además de incrementar las transferencias de remesas y nuevas habilidades hacia los países de origen. Esto obligaría a más evaluaciones, en especial, cuando se asume que, producto de la experiencia temporal, se fortalecería el establecimiento de redes comerciales y empresariales entre países de origen y destino (Cordero, 2010), ya que no es claro que estos programas involucren a recursos de alta calificación.

Por su parte, muy probablemente los países desarrollados despliegan y aprovechan efectivamente estos circuitos de la temporalidad de los recursos humanos calificados en asociación con empresas multinacionales, fomentando evidencias en favor de la circulación y mostrando sus bondades para la competitividad y la economía global.

De esto se infiere que habría dos alternativas para identificar las relaciones de la migración calificada con las diásporas: la migración permanente y la migración temporal. Mientras la primera ha dado origen necesariamente a la operatoria de vinculación con las comunidades de científicos y personal de alta calificación en el exterior, la segunda sería parte de un proceso distinto. ¿Bajo qué condiciones están relacionadas ambas modalidades?

Es sabido que muchos migrantes temporales calificados suelen permanecer en los países desarrollados una vez expirada su visa de trabajo. Aunque la información es escasa, hay estudios que indican que hasta un 80% de ellos suelen transitar a un estatus permanente en los Estados Unidos (Jachimowicz y Meyers, 2002). A través de mecanismos diversos como la obtención de un empleo seguro y estable, hasta el matrimonio con un nativo, o en último caso, el paso hacia la irregularidad, el ajuste deviene en un nuevo estatus y ello parece ser más común entre trabajadores temporales provenientes de Asia (China, India y Filipinas). Se menciona además que los trabajadores sujetos a visas como las H-1B son habituales candidatos a las visas con estatus legal permanente basado en empleos, pues lo que ocurre es que estas visas no exigen demostrar intenciones de retornar a los países de origen, por lo que las leyes implícitamente terminan favoreciendo la transición hacia una residencia permanente. De allí que para muchos analistas, si el sistema de visas basado en empleo permanente fuese capaz de responder oportunamente a las necesidades del mercado, los empleadores no utilizarían esas visas temporales (H-1B temporary worker visa system) para captar a sus trabajadores migrantes de alta calificación, reduciendo, de paso, la presión sobre tal sistema (Jachimowicz y Meyers, 2002).

De otro lado, procede señalar que el Acuerdo General de Comercio de Servicios (AGCS) se vincula con la problemática de la migración calificada a través del modo 4 de prestación y suministro, que contempla la presencia de personas naturales en otros países miembros del acuerdo -los otros tres son el comercio transfronterizo, el consumo en el exterior y la presencia comercial. Los movimientos de personas enmarcados en el acuerdo son exclusivamente temporarios y están clasificados en tres grandes categorías: visitantes de negocios, transferencias entre compañías y movilidad de profesionales y técnicos calificados. Entre las mayores limitaciones que remarcan los países latinoamericanos y caribeños para este modo de suministro se encuentran el no reconocimiento de títulos y licencias y el requisito de residencia o nacionalidad (Pellegrino y Martínez, 2001; Martínez, 2008; CEPAL, 2006).

Sin duda que la migración temporal calificada tiene menos rango de acción para los países de origen. En su existencia formal el sistema de visados de los países de destino es decisivo, tanto como los arreglos institucionales bajo la forma de programas específicos. Así, la circulación de cerebros no estaría a la mano como opción en estos tiempos para los países de América Latina.

1.4 Algunas habilidades y los estudiantes abren opciones

Muchos estudiantes universitarios, particularmente de postgrado, son directos candidatos a convertirse en cerebros o talentos entre la fuerza de trabajo, dadas las destrezas que la educación les ha otorgado. Algunos estudios muestran que ciertos grupos pueden estar muy propensos a transformarse en emigrados, y en ellos la oferta salarial suele ser el factor que ha sobresalido en las decisiones migratorias (Chappell y Glennie, 2010).

Los salarios son siempre importantes para tales decisiones, pero no son los únicos ni exclusivamente los más valorados. Con todo, ocupaciones vinculadas a la ingeniería y la computación muestran entre sus ocupados una fuerte valoración por la aspiración de altos salarios, justamente por tratarse de profesiones donde los conocimientos son más fácilmente transferibles. Es decir, la posibilidad de transformarse en migrantes es mayor entre dichas especialidades, dado que se asocia más directamente con la recurrencia a la movilidad en búsqueda de posiciones de alto salario en un país distinto (Chappell y Glennie, 2010).

Entre los profesionales de la salud, el reclutamiento de especialistas provenientes de los países en desarrollo ha sido una constante. Médicos y enfermeras han sido activamente reclutados en países como el Reino Unido para suplir su escasez de profesionales y la oferta salarial también ha sido decisiva. Dado el impacto erosivo que ha implicado este reclutamiento para países de pequeña dotación, se han asumido códigos de ética para regular la contratación en el servicio público, aunque ello no afecta al sector privado (Adepoju, Van Noorloos y Zoomers, 2010).

Chappell y Glennie (2010) muestran que, en contraste, donde las habilidades tienen menos posibilidad de ser transferidas hacia otro país (típicamente el campo de las profesiones asociadas al ejercicio de la abogacía y las leyes, que tienen muchas especificidades nacionales y culturales), los profesionales migrantes no llegan a ganar salarios más elevados que sus colegas en el país de origen, con lo que para ellos, tal experiencia y credenciales no suelen ser reconocidas, haciendo de los diferenciales salariales un factor menos importante o poco relevante en la decisión migratoria.

Las ocupaciones más sensibles a la transferencia hacia un país desarrollado difícilmente podrán ser mejor remuneradas en los países de origen, por lo que el drenaje no tenderá a ser afectado. En consecuencia, la opción de vinculación y fortalecimiento de las colaboraciones a distancia, por ejemplo, es una oportunidad que cabe apreciar y evaluar en aquellas actividades donde el salario es totalmente decisivo para la opción de migrar (incluyendo a los estudiantes) y probablemente contribuya en gran medida para no retornar.

 

2. TEMAS RECURRENTES EN LA REGIÓN: TRASCIENDEN LA CRISIS Y SON LOS QUE MÁS IMPORTAN

La crisis ha traído oportunidades que habrá que evaluar, desde el punto de vista de los intereses de los países latinoamericanos. Pero hay asuntos que no han sido superados. El tema recurrente en la región ha sido el de las pérdidas asociadas al brain drain. Por las consideraciones expuestas, más lejanos se encuentran los debates en torno a las posibilidades del brain circulation. La idea de las pérdidas tiene mucho abono en la medida que no se discutan acciones y se omita la existencia y el papel potencial de las diásporas calificadas. Esto es de particular preocupación en el caso de las economías pequeñas, que suelen verse más afectadas por la emigración de sus enfermeras y profesoras, como sucede en muchas naciones caribeñas. No obstante, los países más poblados de la región sufren pérdidas igualmente significativas de profesionales en áreas muy especializadas, cuya salida en un flujo constante amenaza las masas críticas de conocimiento.

La emigración de capital humano de alta calificación seguirá siendo un problema a escala agregada en tanto persista una falta de respuestas a la alta selectividad y a la escasa circulación y vinculación con sus países de origen por parte de los emigrantes. Un punto en común de las discusiones ha sido el reconocimiento de que las evidencias de las propuestas anteriores se han dado esencialmente en países asiáticos. No se trata solo de problemas asociados al registro incompleto y la definición del universo de estudio, sino de la inexistencia de evidencias que abonen a favor de la concreción de estas modalidades de movilidad.2

En América Latina no se parte de cero en estas discusiones. Existe una interesante tradición en los estudios de la migración calificada en la región, en los que progresivamente se han ido incorporando las nuevas expresiones de la movilidad como parte de los impactos de la actual globalización (Martínez, 2005, Pellegrino, 2006). Las propuestas conceptuales del mundo anglosajón han sido debatidas, desde el brain circulation, el brain gain hasta el brain exchange, propuestas en que se trataría de convertir a los migrantes en agentes individuales o grupales de transferencia de conocimiento y de tecnología (Martínez, 2005; Pellegrino, 2001).

La identificación de los factores de la emigración calificada es y sigue siendo un desafío prioritario. Señalábamos hace un tiempo que dichos determinantes se relacionan no solo con la demanda de competencias específicas en los países desarrollados, sino también con las condiciones del mercado laboral, la investigación, la ciencia y la tecnología (CEPAL, 2002 y 2006; Martínez, 2005 y 2008; OIT, 2005; Pellegrino, 2006; Solimano, 2005). Entre los determinantes en los países de origen, hemos mencionado las diferencias salariales y las condiciones de trabajo, siempre a favor de los países desarrollados, como un factor estructural. Junto a una mayor valoración social de las profesiones de investigación, constituirían una importante tríada de motivaciones de emigración entre académicos e investigadores (Pellegrino y Martínez, 2001).

Es útil reiterar que, más allá de las diferencias salariales, hay aspectos relacionados con las condiciones de trabajo, la infraestructura disponible, la facilidad de acceso al instrumental y los materiales necesarios para las labores -componentes importantes de las posibilidades de realización profesional-, que son también elementos de peso para constituir escenarios de atracción en los países desarrollados. La brecha en el desarrollo científico y tecnológico con los países desarrollados no contribuye a equiparar estos desequilibrios. Tampoco las demandas del mercado estimulan la generación y consolidación de capacidades de innovación en la región, ya que, por ejemplo, el predominio y la hegemonía económica de las corporaciones multinacionales que colocan subsidiarias en algunos de sus países no han demostrado tener efectos de desarrollo científico en ellos (Pellegrino y Martínez, 2001; Pellegrino, 2002).

La discusión en torno a los factores determinantes se extiende a las nociones de "sobreoferta" de profesionales y académicos en relación con la capacidad de absorción de estos recursos por parte de los mercados nacionales, lo que generaría un descenso de los salarios y un consecuente aumento de las propensiones migratorias. La problemática es también aludida como "subutilización", aunque en ello subyace una evaluación diferente: quienes hablan de sobreoferta ponen el acento en la excesiva generación de profesionales y técnicos por parte del sistema educativo superior, quienes se refieren a la subutilización enfatizan la incapacidad del mercado de absorber recursos calificados. Desde una u otra mirada, se coincide en relacionar la temática con la expansión de los sistemas educativos que experimentó la región a mediados del siglo XX, de la mano de un importante crecimiento económico y de la transformación de sus estructuras productivas. Aunque no todos los países lo vivieron al mismo tiempo, se verificó un crecimiento de las matrículas,3 una expansión de la oferta de las universidades y un impulso a los centros de investigación (Martínez, 2008).

Quienes focalizan su análisis en la idea de la subutilización aluden a la escasa absorción laboral, que no se condice con la rápida generación de oferta de personas con formación profesional y técnica (superior a la de fuerza de trabajo no calificada, y sobre todo en las mujeres), y que generaría inactividad involuntaria, desempleo abierto, subempleo, desalarización y tercia-rización. De todos modos, la proporción de latinoamericanos y caribeños que han terminado sus estudios postsecundarios y técnicos no supera el 20%, y en algunos países sólo representa el 10% (Martínez, 2005 y 2008; CEPAL, 2002 y 2006).

Esta amplia gama de factores no inciden de la misma manera en los diferentes tipos de migrantes calificados, y los matices probablemente sean igualmente vastos. Sólo a título de ejemplo, hay que considerar los diferentes tipos de calificaciones, las desigualdades de género, las barreras culturales, e incluso las diferencias de clase, aunque en este tipo de migración hay más homogeneidad desde esta perspectiva (Martínez, 2008).

2.1 Los estudiantes y los estudios en el extranjero, tema a no despreciar

Al igual que como lo afirman los analistas de la actual crisis global, la realización de estudios de postgrado en el extranjero ha sido reconocida desde hace mucho tiempo como un detonante de la decisión emigratoria. Existe en la región una importante valoración de la realización de estudios de este nivel en países desarrollados, por varios motivos, entre los que se cuentan hechos como la obtención de un título en instituciones de estos países, que supondría una ventaja competitiva en el mercado laboral del país de origen, la multiculturalidad, la centralidad del saber, el prestigio y las potencialidades para las mujeres de una mayor equidad de género, además de las expectativas de permanecer en el mercado laboral del país de destino una vez finalizada la capacitación, y de obtener mejores ingresos. Además, hay una acción deliberada de los países desarrollados por captar estudiantes extranjeros, a través de las políticas de becas, pues el proceso de formación puede constituir un buen mecanismo de selección de los estudiantes más destacados Se agregan una ampliación de la oferta educativa extranjera y una reducción de sus costos en algunos países, destacando singularmente el caso de muchas universidades en España (Martínez, 2005; Pellegrino, 2002).

Aunque el examen de esta situación exige pormenorizarse, se puede adelantar que no es claro que en la región se asista a unas oleadas de egresados emigrando a realizar estudios de postgrado en el extranjero. En cambio, menos dudoso es la ocurrencia de un proceso de internacionalización de los sistemas de educación superior. La privatización de la educación superior regional está ligada a este fenómeno, y hay un creciente interés por flexibi-lizar las normas que lo regulan para potenciar este proceso, por ejemplo, en el contexto de las negociaciones del Acuerdo General de Comercio de Servicios (AGCS), en que algunos países han abogado por una apertura comercial en todas las modalidades de suministro de servicios educativos, regulada, eso sí, por un estricto control académico (Rodríguez Gómez, 2005).

2.2 Las áreas de intervención: retorno y vinculación

Más allá de los efectos de la crisis recesiva global, el pronóstico de la migración calificada para las próximas décadas es de intensificación de la captación de personal calificado inmigrante por parte de los países desarrollados. Algunas experiencias exitosas acerca del retorno y la vinculación con las diásporas en países del sudeste asiático, sugieren que es posible incidir en este fenómeno a través del diseño de medidas apropiadas (Pellegrino, 2001). Para la región, hemos señalado antes, es importante tener en cuenta que toda iniciativa no debe vulnerar el respeto a los derechos de las personas, sobre todo su derecho a la libertad de circulación (Martínez, 2008).

En general, una revisión de la literatura sobre el tema hace sugerencias respecto de políticas de retorno y de vinculación. Este tipo de medidas no debe convertirse en el eje de una discusión dicotómica; por el contrario, deben pensarse como aspectos complementarios (Pellegrino y Martínez, 2001; CEPAL, 2006).

Al diseñar políticas de vinculación, además de la diversidad de escenarios nacionales, es preciso visualizar las diferentes características de los grupos de migrantes calificados. Los profesionales que trabajan en compañías transnacionales, por ejemplo, deben fidelidad a sus empresas, con lo que difícilmente podrían involucrarse en actividades que impliquen transferencia de habilidades o de tecnología.

En cambio, en el caso de los científicos y académicos -indispensables para la formación de nuevas generaciones y para generar procesos de innovación social-, las redes podrán darse sólo si, además del dinamismo exterior, existen también impulsos locales fuertes. Los programas que buscan vincular el éxodo científico con las comunidades locales han demostrado viabilidad y efectividad, pero requieren del impulso y sostén de políticas nacionales para permanecer en el tiempo, y no perecer con el agotamiento de la dosis de voluntarismo que suele vincularse a este tipo de emprendimientos (Pellegrino, 2001).

Con este tipo de migrantes calificados se da una situación peculiar y de complejo abordaje: la búsqueda de una carrera exitosa puede conducirlos a adoptar temas y modelos que no coincidan con las prioridades de su país -la publicación de trabajos en revistas internacionales, participación en congresos internacionales o en proyectos en cooperación con centros de investigación son exigencias que pueden conducir por esta vía. Si bien, como afirma Pellegrino, la ciencia es universal, y no se trata de promover modelos científicos nacionalistas y cerrados, también es real que los niveles de universalidad varían mucho con las disciplinas: "En el caso de las ciencias sociales, los estudios locales suelen tener poco interés de tipo general y, al mismo tiempo, pertinencia nacional" (Pellegrino, 2001, p. 244).

Entre las orientaciones y acciones que aparecen sugeridas en la literatura, algunas apuntan a estrechar un nexo entre el mundo empresario-industrial y el universitario. Thorn y Holm-Nielsen, por ejemplo, apuestan por una vinculación temprana: "Linkages between academia and industry are essential for developing an entrepreneurial culture in education and research and for strengthening the private sector's capacity to absorb knowledge" (2005, p. 12). Otras propuestas se centran en la relación entre la migración calificada y las iniciativas empresariales. Considerando los ejemplos exitosos de India y Taiwán, que fueron capaces de construir una industria doméstica de alta tecnología, internacionalmente competitiva, gracias a la contribución crítica de empresarios expatriados y expertos en tecnología que habían sido exitosos en los Estados Unidos, el Reino Unido y otros países desarrollados, Solimano afirma que "to attract human and financial capital back home, it may be needed some favorable tax treatment in the initial stage" (2005, p. 30).

La acción concertada de los países de la región, realizando firmes demandas para facilitar la movilidad de profesionales y técnicos como una forma de atenuar las asimetrías globales; y el ofrecimiento de una genuina ciudadanía a las personas emigradas, para garantizarles el ejercicio de derechos económicos, políticos y sociales en sus países de origen son, además de medidas necesarias, responsabilidades ineludibles (CEPAL, 2006; Martínez, 2005).

Como una muestra de consensos entre especialistas y gobiernos, en su informe, la Comisión Mundial para las Migraciones Internacionales también avanza en sugerencias de política: gobiernos y empleadores deben suprimir aquellos obstáculos a la movilidad del personal altamente calificado que entorpezcan innecesariamente la competitividad económica; los gobiernos con abundancia y con escasez de mano de obra deben promover la formación del capital humano y la creación de un grupo mundial de profesionales; la ayuda y las inversiones extranjeras deben dirigirse con mayor cuidado hacia los países y sectores más afectados por la pérdida de profesionales, mediante programas de coinversión por ejemplo; los países de destino deben promover las migraciones circulares, ofreciendo mecanismos y conductos que permitan a los migrantes desplazarse con relativa facilidad entre el país de origen y el país de destino (GCIM, 2005).

La Comisión pone en duda las "soluciones" que actúan por la vía de obstaculizar la salida de profesionales calificados de su país: "Un enfoque de este tipo violaría los principios de derechos humanos, se opondría a la tendencia a la mundialización del mercado de trabajo y, en todo caso, sería muy difícil de aplicar" (GCIM, 2005, p. 26). Además, considera inviables las propuestas para que los Estados que contratan a profesionales extranjeros indemnicen directamente a los países de procedencia; y valora los esfuerzos realizados para movilizar las redes de conocimientos de las diásporas. En esa línea, realiza sugerencias enmarcadas en la propuesta de la circulación de cerebros, al sostener que la elaboración de programas que faciliten la transferencia de las competencias y conocimientos de la diáspora a sus países de origen pueden suponer un regreso físico, a través de un traslado temporal o de visita sabática, o bien puede tratarse de un "regreso virtual", mediante videoconferencias o el uso de Internet. Finalmente, hace una advertencia interesante: los países que contratan personal calificado extranjero deben optimizar la planificación de la mano de obra e invertir más recursos en la formación de sus propios ciudadanos para salvar las brechas actuales y proyectadas en el mercado de trabajo nacional, pues "es imprudente que los Estados más prósperos del mundo ignoren estas responsabilidades y busquen luego una solución rápida a sus problemas de recursos humanos mediante la contratación de profesionales de países en desarrollo" (GCIM, 2005, p. 27).

 

CONCLUSIONES

La buena noticia de la crisis para la migración latinoamericana y caribeña es la oferta de oportunidades que se abren para retomar agendas y discusiones, y evaluar mejor las repercusiones de un asunto sobre el cual nunca terminaron de generarse iniciativas para encarar sus aspectos problemáticos. Desde hace décadas que la migración de personas calificadas constituye un flujo de recursos humanos contextualizado en un escenario de división internacional del trabajo y un tipo de intercambio de características asimétricas, en un complejo sistema de relaciones entre países de desigual nivel de desarrollo.

La emigración de personal calificado desde la región no debe considerarse un hecho irreversible, aunque la lectura desde la perspectiva de las pérdidas tiene apoyo empírico. Las posibilidades de circulación e intercambio de científicos, surgidas de nuevos perspectivas que intentan alejarse de la noción de "fuga", son todavía reducidas para los países de la región, y se ven dificultadas por las prácticas de flexibilización laboral aplicadas por las grandes corporaciones, la retención de los estudiantes más destacados en las universidades del mundo desarrollado y la enorme disparidad entre las condiciones de trabajo y las remuneraciones que ofrecen los países desarrollados y aquellos en vías de desarrollo, entre otras razones. En cambio, la vinculación con las diásporas parece no solo más realista, sino más promisoria.

Ante un pronóstico de intensificación de la captación de personal calificado inmigrante por parte de los países centrales en las próximas décadas, los países en desarrollo deben adoptar políticas activas, considerando las particularidades de los contextos nacionales y regionales, prestando atención al hecho de que toda iniciativa no debe vulnerar el respeto a los derechos de las personas, sobre todo su derecho a la libertad de circulación. Además de esta diversidad de escenarios nacionales, es preciso visualizar las diferentes características de los grupos de migrantes calificados al diseñar políticas de vinculación.

La acción concertada de los países de la región, realizando firmes demandas para facilitar la movilidad de profesionales y técnicos como una forma de atenuar las asimetrías globales; y el ofrecimiento de una genuina ciudadanía a las personas emigradas, para garantizarles el ejercicio de derechos económicos, políticos y sociales en sus países de origen son, además de medidas necesarias, responsabilidades ineludibles, como se indicara hace años (CEPAL, 2006).

De otro lado, la historia, las perspectivas futuras de la economía, la crisis y la actual coyuntura sugieren todas que el proteccionismo laboral frente a la inmigración tiene corta duración. Específicamente, los inmigrantes de mayor calificación son más deseados, ofrecen conocimientos especializados, generan menos problemas de integración, contribuyen con impuestos y ayudan a la innovación y la competitividad. Esto no debiera omitir las necesidades de protección de todos los migrantes: la crisis provee la oportunidad para reforzarla. Desde el punto de vista individual, que es importante consignar entre quienes hacen sentir sus voces y opiniones, no debe olvidarse, en todo caso, como apuntan algunos autores, que la crisis ha traído efectos negativos para los migrantes calificados establecidos y potenciales, como la pérdida de empleos, rebajas salariales y la postergación de sus decisiones migratorias.

 

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NOTAS

1 Como ejemplo, Cerna (2009) ha elaborado un estudio comparativo sobre las implicaciones de la crisis sobre la inmigración calificada y las respuestas de política en diferentes regiones (Asia, Australasia, Europa, Medio oriente y América del Norte), incluyendo a doce países.

2 Como en muchos ámbitos de estudio de la migración, el análisis de los movimientos calificados se enfrenta a problemas relacionados con la disponibilidad y construcción de la información. Uno de ellos es la heterogeneidad de definiciones de migración calificada. Algunas cubren un espectro amplio, que va desde las capacitaciones técnicas hasta las especializaciones más sofisticadas (Pellegrino, 2002). Solimano (2005), por ejemplo, engloba bajo este concepto a los talentos técnicos, científicos y académicos, profesionales del sector de la salud, empresarios y directores, profesionales en organizaciones internacionales y talentos culturales.

3 De los cerca de 270 mil alumnos que existían en la educación superior regional a mediados de la década de 1950, se pasó a casi 10 millones a fines del siglo XX. Por los años cincuenta había en toda América Latina y el Caribe unos 600 mil profesionales, y ahora se gradúan anualmente cerca de 700 mil, aún a pesar de los altos niveles de deserción y la baja eficiencia. De todos modos, el promedio de cobertura regional dista aún bastante del de Estados Unidos (80%) o Europa (65%), pues ronda el 23%. Hay que señalar, sin embargo, que existe heterogeneidad entre los países de la región (Martínez, 2008; Rama, 2002).

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