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En la naturaleza, los patrones de coloración en el plumaje de las aves silvestres suelen ser estables y la aparición de aberraciones es poco frecuente (Acosta 2005, Carbó-Ramírez et al. 2011). Sin embargo existen factores genéticos o ambientales que pueden ocasionarlas (Bensch et al. 2000, Møller y Mousseau, 2001, Van Grouw 2006, Ayala-Pérez et al. 2014). La coloración del plumaje en las aves está determinada por dos pigmentos principales, la melanina y los carotenoides (Van Grouw 2006, Hill 2010, Van Grouw 2012); una disminución o ausencia de estos pigmentos puede ocasionar cambios en la coloración de las plumas (Van Grouw 2006, 2013). El leucismo es una de las aberraciones más comunes que se presenta en aves (Van Grouw 2006, Carbó-Ramírez et al. 2011, González-Arrieta y Zuria 2015) y es resultado de un desorden hereditario que afecta la transferencia y depósito de melanina en las plumas durante su desarrollo y crecimiento (Van Grouw 2006, Hill 2010, Van Grouw 2012). El leucismo se puede expresar de dos formas: total, en el que se presentan plumas blancas en todo el cuerpo, o parcial, en el que se distinguen plumas blancas en algunas partes del cuerpo e incluso se puede observar un patrón simétrico (bilateral) en la coloración anormal del plumaje; en ambos casos el individuo mantiene la coloración normal en patas, pico y ojos (Van Grouw 2006, Hill 2010, Ayala-Pérez et al. 2013, Van Grouw 2013, Rodríguez-Ruíz et al. 2017). Además, la cantidad del plumaje con coloración anormal no cambia con la edad del individuo (Van Grouw 2013).
En México, en los últimos años se ha incrementado el número de reportes de aves con aberraciones en la coloración del plumaje (López-Ortega y Carbó-Ramírez 2010, Tinajero y Rodríguez-Estrella 2010, 2014, Carbó-Ramírez et al. 2011, Ayala-Pérez et al. 2013, 2014, 2015, Cortinas-Salazar y Contreras-Balderas 2014, González-Arrieta y Zuria 2015, Rodríguez-Ruiz et al. 2014, Hernández-Valdez et al. 2016, Palacios-Vázquez 2016, Reséndiz-Cruz y Caballero-Jiménez 2016, Martínez-Guerrero et al. 2017, Rodríguez-Casanova y Zuria 2018), pero hasta la fecha no existían reportes de coloración aberrante en el plumaje del papamoscas negro (Sayornis nigricans).
El papamoscas negro es un ave del orden Passeriformes y pertenece a la familia Tyrannidae. Se distribuye ampliamente desde el sur de EUA hasta el sur de México y habita en áreas abiertas o semiabiertas aledañas a cuerpos de agua como lagos, lagunas, estanques y en la ribera de ríos (Howell y Webb 1995, Wolf 1997). Es una especie residente, territorial, solitaria, monógama y de hábitos insectívoros (Wolf 1997). Sayornis nigricans no presenta dimorfismo sexual, el plumaje de los individuos adultos es negro en la cabeza, pecho, dorso, alas y cola, y sólo presenta plumas blancas en el vientre; el pico y las patas también exhiben coloración negra (Figura 1A).
Figura 1 Individuos adultos de papamoscas negro (Sayornis nigricans): A) con coloración normal y B) con leucismo parcial (fotos: Araceli J. Rodríguez-Casanova y Dante A. Hernández-Silva).
El 22 de julio de 2017 observamos un individuo adulto de S. nigricans con leucismo parcial. Utilizamos la propuesta de Rodríguez-Ruíz et al. (2017) para determinar el tipo de anomalía. El individuo mostró coloración aberrante en las plumas que rodean los ojos (auriculares o mejillas) mientras que el resto del plumaje presentó coloración normal (Figura 1B). Este tipo de aberración cromática es una de las más comunes que se ha observado en aves y que se expresa de manera simétrica (Van Grouw 2013, Rodríguez-Ruíz et al. 2017) como en el individuo observado.
El papamoscas se encontraba en los alrededores de un cuerpo de agua dentro del predio bajo manejo forestal Mesa Chica, perteneciente al ejido del mismo nombre, en el municipio de Ahuazotepec, Puebla (20°2’50” N, 98°6’43” O). La zona circundante al sitio de observación corresponde a terrenos agrícolas, áreas urbanas y bosque de pino. Observamos al individuo durante 10 minutos, tiempo en el cual mostró comportamiento normal, se mantuvo perchado en una rama aledaña al cuerpo de agua desde donde capturó insectos durante el vuelo y de los cuales se alimentó.
Existen reportes previos de leucismo en S. nigricans para EUA (Ross 1963, Gross 1965, Wolf 1997) y Perú (Torres y Franke 2008). A pesar de tratarse de una especie con amplia distribución en México (Howell y Webb 1995, Wolf 1997), no encontramos reportes sobre coloración aberrante en este papamoscas, por lo que este registro constituye el primero para el país. Se han reportado aberraciones de color en el plumaje para especies de la familia Tyrannidae (Ross 1963, Lingon 1964, Torres y Franke 2008, Kratter 2010, Zilio 2013). Recientemente Palacios-Vázquez (2016) encontró en México un individuo de tirano tijereta rosado (Tyrannus forficatus) con leucismo total, por lo que nuestro reporte representa el segundo registro para una especie de la familia Tyrannidae con leucismo en México.
Las aberraciones en la coloración del plumaje pueden deberse a diferentes factores como cambios en la dieta, procesos de endogamia y contaminación, y también se ha planteado que tasas diferenciales de depredación en ciertos hábitats hacen que los individuos aberrantes puedan ser observados con mayor frecuencia (Bensch et al. 2000, McGraw et al. 2003, Torres y Franke 2008, Zilio 2013, Palacios-Vázquez 2016). Se ha sugerido que estas aberraciones pueden estar asociadas a áreas con perturbación ambiental como zonas urbanas (Carbó-Ramírez et al. 2011, González-Arrieta y Zuria 2015) y agrícolas (Rodríguez-Ruíz et al. 2017), sin embargo aún se desconocen los factores que podrían estar provocando las aberraciones en estos sitios perturbados. Por lo anterior, es importante monitorear las diferentes aberraciones de coloración en el plumaje y los sitios donde son registradas, ya que estos casos pueden aportar evidencia que permita identificar variaciones en las poblaciones silvestres o determinar su frecuencia de aparición (Ayala-Pérez et al. 2014). También es necesario realizar investigaciones acerca de las consecuencias en sobrevivencia, éxito reproductivo y comportamiento de los individuos afectados (Rodríguez-Casanova y Zuria 2018).
