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Tzintzun. Revista de estudios históricos

versión On-line ISSN 2007-963Xversión impresa ISSN 1870-719X

Tzintzun. Rev. estud. históricos  no.60 Michoacán jul./dic. 2014

 

Reseñas

 

Mateos, Abdón, y Agustín Sánchez Andrés (Editores), Ruptura y transición: España y México, 1939

 

Marina López

 

Madrid, Eneida, 2011, 276 pp.

 

Instituto de Investigaciones Históricas Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.

 

 

El año de 1939 fue un parteaguas en el curso que tomaría la historia del siglo XX. Un año "que sería el momento decisivo de la ruptura, de los giros y de la transición a la tercera fase de la guerra civil europea". Un punto en la cronología a medio camino entre dos guerras mundiales y la debilidad, o la impredecibilidad, del funcionamiento de las democracias occidentales, aunado a los fascismos que estuvieron presentes, en distintas magnitudes, en la mayoría de las poblaciones europeas. El libro Ruptura y transición. España y México, 1939, reúne distintos puntos de vista sobre uno solo de los fenómenos que caracterizarían este complicado momento de la historia mundial reciente: el exilio español en México.

La noción de exilio, sin embargo y pese a la más frecuente alusión cultural e intelectual que ha tenido entre los estudiosos del fenómeno, es considerada en este caso exclusivamente en su sentido político. Las peripecias de los intelectuales que viajaron a México y su influencia cultural no son el objeto de este volumen. No es el lugar para describir, denunciar e incluso condenar la expulsión de intelectuales como María Zambrano y José Gaos, y los avatares que vivieron durante su estancia en México. O, más aún, cuando la vena nacionalista hace el hoyo más profundo en los estudiosos del tema, descubrir que María Zambrano diseñó Filosofía y poesía durante su corta estancia en Morelia, o relatar en tono anecdótico, y hasta cómico, que José Gaos haría la primera traducción al español de la Crítica de la razón pura en uno de sus atribulados viajes en autobús por la ciudad de México.

Quien pretenda encontrar en Ruptura y transición. España y México, 1939 una apología de la creación de la Casa de España en México, hoy El Colegio de México, y de la aguda participación del cosmopolita Alfonso Reyes y el estratega Daniel Cosío Villegas en la construcción y consolidación de la vida cultural posrevolucionaria en México, distrae sus intereses en un aspecto distinto del mismo fenómeno: la historia de las relaciones internacionales previas a la época de la ampliación y disolución de los paradigmas que ordenaban el mundo aún no globalizado.

El conjunto de textos que componen el libro es el resultado del congreso internacional "1939: México y España", realizado en 2009 en el Instituto de Investigaciones Históricas de la Universidad Michoacana, al abrigo de diversas instituciones, con motivo del septuagésimo aniversario de la guerra civil y la consecuente y cuidada migración de españoles republicanos a territorio mexicano. El libro es un homenaje, al igual que lo fue en 1957 el que hicieron los transterrados al general Cárdenas, al acogimiento y hospitalidad de un pueblo que vivía aún entre las secuelas de la revolución, la primera revolución social en la historia, de 1910.

Si bien el hilo conductor de cada una de las colaboraciones es la conjunción "ruptura y transición" en un sentido no limitado a los casos específicos de México y España, sino en denotar que 1939 fue un año de rupturas y al mismo tiempo —no podría ser de otra manera— de transiciones hacia el orden mundial de posguerra, también es verdad que los textos reunidos por Abdón Mateos y Agustín Sánchez Andrés evidencian cada uno a su manera, y bajo la preocupación de aspectos particulares de las relaciones internas y externas de los dos países implicados —y de las relaciones internacionales del momento—, el énfasis en la singular preocupación del gobierno cardenista por la libertad y preservación de ideales políticos contrarios al fascismo dominante en la mayor parte del mundo occidental tenido por libre.

El carácter humanitario, la conciencia republicana y la solidaridad hacia el exterior del general Cárdenas son las tres características positivas que podremos encontrar en las páginas del libro. La necesidad de construir una nación, de enunciar los lineamientos que la definirían y presentarían en el exterior, del mismo modo que proponer las reformas necesarias a los distintos sectores existentes, el campesino y el obrero, son otras de las cualidades que se pueden enumerar del, quizá, único estadista moderno que ha visto México en su historia. La negativa de apoyar a los fascismos y la férrea voluntad de gobernar hicieron del México cardenista uno de los países, tardíamente invitado a la Sociedad de las Naciones, que discutiría el orden mundial de posguerra.

Por otro lado, encontramos descripciones de las distintas confrontaciones de la sociedad española. Los desacuerdos entre miembros de una misma facción y las peripecias y docilidades de los partidos políticos; las negociaciones y rescates, por ejemplo, del tesoro español con la ilusión de instaurar en el futuro la hipotética república llevada al exilio, primero, y desintegrada en Francia y México, después. La riqueza del libro es, pues, grande. Pasa de los recuentos periodísticos, las opiniones emitidas de un lado y otro del Atlántico sobre diversas problemáticas, al aporte crítico y pormenorizado de situaciones que estaban en juego en esos momentos, tanto para el gobierno mexicano como para los refugiados españoles nunca desvinculados del contexto social de cada uno. Así, aparecen descripciones tan particulares de las reacciones catalanas y de las opiniones de mexicanos incluso del otro lado de la frontera, en Estados Unidos.

En este sentido, hay un dato más que no se puede dejar de mencionar. Los autores no se dedican exclusivamente, pese a la complejidad del tema, a rememorar las peripecias de los españoles, pues como nos recuerda uno de los colaboradores, ellos fueron cuidadosamente seleccionados —"tendrían acogida preferentemente los profesionistas, los obreros de alto tipo técnico, los especialistas de las distintas ramas del saber"—, por lo que los intereses del presidente Cárdenas no sólo estaban centrados en fortalecer las relaciones políticas con un régimen recientemente derrotado, sino particularmente en ser beneficiado económicamente con la entrada del personal español mejor cualificado en ramas que era preciso fortalecer en el debilitado país que presidía. Estos intereses en el interior, sin embargo, fueron interpretados de una manera distinta: las manifestaciones de las distintas facciones mexicanas, de oposición al régimen o no, discordaban de las políticas migratorias que favorecían el recibimiento de extranjeros, con todas las consecuencias sociales y económicas negativas que traerían consigo, al mismo tiempo que perjudicaban la estabilidad nacional y afectaban la repatriación de mexicanos en Estados Unidos después de la gran depresión de 1929.

El otro aspecto crítico de la política cardenista es la impecable decisión del general por definir y afirmar una identidad nacional: la leyenda de Eréndira, por ejemplo, apareció durante el mandato cardenista y las plazas públicas fueron adornadas con estatuas y monumentos de los "héroes que nos dieron patria"; al mismo tiempo, sin embargo, y como nos lo recuerda uno de los colaboradores del libro no sin una considerable dosis de ironía por su parte, el exilio español en México tenía también como finalidad "blanquear" a la población. Por lo tanto, y pese a la oposición a los fascismos europeos, el régimen de Cárdenas se devela con un trasfondo de carácter racista y de selección cuyo objetivo político y social sería fortalecer las estructuras de un país emergente en el orden mundial. Este es un sesgo que bien ameritaría un estudio pormenorizado que diera luz sobre la configuración del México moderno.

En fin, Ruptura y transición: España y México, 1939 es un libro ameno, con todo y la seriedad del tema que lo atraviesa y la serenidad con que los colaboradores expresan sus puntos de vista. Constituye un intento por mostrar, con la mayor objetividad posible y sin menosprecio de ninguno de los participantes en tan complejo fenómeno, los avatares de la realidad histórica, social y política de los pueblos, realidades que podrían parecernos lejanas y, sin embargo, de ellas bebemos en ambos lados del océano. Personalmente, la lectura me resulta iluminadora de una época que me antecede casi un siglo, y al mismo tiempo me resulta tan cercana en los nombres, acciones y situaciones cotidianas. Las posiciones a favor y en contra de las políticas del general Cárdenas son tan semejantes a las cortinas de humo que se acostumbra hacer en México, quizás, para mantener una imagen donde sea vista y nada más. Nada tiene que ver la opinión pública con problemas sociales, económicos y políticos cruciales.

El libro contiene, finalmente, catorce enfoques que enriquecen y abundan en la complejidad de un momento decisivo de la historia del tiempo presente y en las intervenciones de agentes internacionales en determinaciones cruciales. Mirado desde la actualidad, resulta incluso un divertimento la compleja red de acontecimientos, de características y de consecuencias —no sólo para un hemisferio del mundo, sino para una totalidad imposible de separar— inmediatas para las relaciones internacionales y el reajuste en distintas negociaciones. Es estéticamente admirable la preparación de los espacios que darían lugar, muy pocos años después, a la segunda guerra mundial y más tarde a la guerra fría. En el libro hay, pues, la imagen de la gestación de nuestro mundo dibujada por el vínculo España-México en el año de 1939. Resulta un documento imprescindible para estudiosos de nuestro tiempo de distintas disciplinas, aunque el libro se sitúa en el ámbito de los estudios históricos, pues lo componen investigaciones de actualidad cuyo aparato crítico es otro elemento invaluable en la comprensión de las acciones humanas que, a pesar del paso del tiempo, continúan siendo insoslayablemente inciertas pero no por ello desconocidas.

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