A la llegada del siglo XXI se contemplaba una pérdida parcial o total de los discursos nacionalistas con respecto al creciente proceso de la globalización. Sin embargo, el nacionalismo es una postura de suma importancia en la actualidad, debido a que el sistema internacional sigue estando conformado por Estados nacionales. Al mismo tiempo, el nacionalismo sigue proporcionando un gran marco para conformar identidades y los seres humanos se refieren a sí mismos como miembros de una nación.

Este libro aporta un panorama general de las posturas nacionalistas sobre cinco casos de estudio sobre los miembros de los BRICS, debido al papel protagónico que desempeñan en el siglo XXI. El libro se encuentra dividido en seis capítulos, empezando con una introducción y aclaraciones conceptuales sobre el nacionalismo. Una vez terminada la sección introductoria, le siguen los planteamientos, desarrollo, transformaciones y análisis de los discursos nacionalistas de cada uno de los países miembro de los BRICS.

El primer capítulo, escrito por Luis Ochoa Bilbao y Rogelio Regalado Mujica, brinda una introducción que ilustra los conceptos del nacionalismo, su desarrollo y el impacto que tiene en la población. Tal idea mueve a las sociedades para competir y representar a su país, ya sea en una justa deportiva, o un enfrentamiento bélico. Asimismo, denota algunas conclusiones que hay en torno al tema del nacionalismo, región de origen, función, el discurso nacionalista como construcción social y el papel que desempeña, como medio de legitimación.

El segundo trabajo, realizado por Daniel Alfonso da Silva, aborda el nacionalismo brasileño, analizando las acciones que tuvo durante sus mandatos, disminuyendo los niveles de la pobreza en Brasil, sus posturas nacionalistas, los discursos que manejaba tanto la interior como al exterior, lo cual desarrolló en la opinión pública dentro y fuera de Brasil una imagen positiva. Aunado a esto, su reacción ante la crisis financiera del 2008, dando discursos planeados para generar calma en la población brasileña, y la postura de que era una crisis europea y que a Brasil no debería verse afectado por la “pequeña marea” que esta representaba, generó le moment brésilen.

El estudio realizado por Pablo Telman Sánchez refleja los alcances del imperio ruso desde el siglo XIX territorialmente, y el posicionamiento global de la Unión Soviética en el siglo XX. Ahora bien, denota la posición que adquiere Rusia en la posguerra fría como actor esencial y reordenamiento en el escenario internacional. En el desarrollo de una plataforma ideológica del nacionalismo ruso en el siglo XXI se verá reflejada una línea nacional- patriótica de su política exterior. Asimismo, muestra los desacuerdos y las fricciones que tiene con el sistema occidental, negando la cultura y valores políticos de estos. Han fijado metas para el resurgimiento de la superpotencia militar rechazando las políticas del desarme. Esto refleja varios temas acerca del patriotismo, el militarismo, el antioccidentalismo y el autoritarismo.

El capítulo dedicado al nacionalismo indio, escrito por José Raúl Vázquez de Lara Cisneros y Luis Ochoa Bilbao, denota los diferentes discursos nacionalistas que tuvo India, desde el movimiento de independencia hasta la adopción de los procesos de modernización occidentales-británicos. El posicionamiento de la India como potencia regional ha desarrollado programas nucleares y ha generado nuevos discursos nacionales. El acceso a la comodidad con respecto al estilo de vida fue el factor que hizo nacionalista a una parte de la población, lo cual dio lugar a una India fragmentada. Será la llegada de Modi donde se verá un tangible progreso económico de suma importancia para la pobre India rural. Ésta los hizo sentir parte de un estado incluyente y les dio un sentido de pertenencia; como mencionan los autores, ante tal situación vale la pena ser indio.

En el análisis que muestra Alberto Camarena, en el quinto capítulo, sobre el nacionalismo chino, su identidad y autoconcepción, aborda el tema de China antes de la caída del imperio Qing hasta la actualidad. La victimización, el siglo de la humillación, provocado por los demás países, es un punto clave para en el discurso nacional. Aunado a esto, en la búsqueda de legitimación, el Partido Comunista Chino usó el nacionalismo en dos vías: de arriba hacia abajo, representada por las élites, y de abajo hacia arriba, representada por la población que pedía cuentas a las élites. Esta última se caracterizaba por ser antioccidental. Resalta la constante rivalidad con Japón en ámbitos regionales, y la rivalidad que tiene con Estados Unidos en el aspecto internacional.

El último estudio, realizado por Marisa Pineau y Myrna Rodríguez Añuez, muestra el proceso de transición que sufrió Sudáfrica, debido a la imposición del apartheid con el modelo racista de segregación. Se describe la búsqueda de un sistema social incluyente que no fragmentara a la población sudafricana. Fue un periodo de disputas donde se buscaba la expulsión/ sometimiento de diferentes grupos sociales (negros, afrikáners, blancos). Del periodo posapartheid, que busca una sociedad más equitativa social, económica y políticamente y menos segregada, se toma por bandera el concepto de nación “Arcoíris”, debido a que es multicultural, multirracial, multiétnica. Se dio la búsqueda de una distribución más equitativa y la generación de nuevas memorias en la población sudafricana para dejar de lado ese racismo que caracterizó el apartheid.

El libro ofrece conclusiones relevantes para la reflexión sobre los nacionalismos contemporáneos. Destaca que los BRICS se han replanteado sus propias aspiraciones nacionalistas ante la posibilidad de que sus economías puedan ser los grandes motores del poderío global en el siglo XXI.