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Tla-melaua

versión On-line ISSN 2594-0716versión impresa ISSN 1870-6916

Tla-melaua vol.10 no.41 Puebla mar. 2017

 

Artículos

Organizaciones religiosas y su incidencia en el fenómeno migratorio. El caso de la Iglesia católica y la Pastoral Hispana en Minnesota

Religious organizations and their incidence on the migratory phenomenon. The case of the Catholic Church and the Hispanic Pastoral in Minnesota

José Luis Sánchez Gavi* 

*Profesor investigador en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, México. Correo electrónico: gaviluis@yahoo.com.mx


Resumen

El presente trabajo pretende analizar la participación de la Iglesia católica estadounidense frente al tema migratorio en el estado de Minnesota. Específicamente se estudia cuál es el papel que asume el Estado ante los migrantes mexicanos que se han asentado en dicha entidad. Exponemos primero el contexto de la entidad y la evolución del flujo migratorio, como nuevo destino de los migrantes mexicanos, así como la importancia que paulatinamente han ido adquiriendo.

Palabras clave: Iglesia católica; migrantes mexicanos; flujo migratorio; Minnesota

Abstract

This paper aims to analyze the participation of the Catholic Church in the United States in the state of Minnesota, to study the role of the State in the face of Mexican migrants who have settled in this entity. We first present the context of the entity and the evolution of the migratory flow, as a new destination for Mexican migrants, as well as the importance they have gradually acquired.

Keywords: Catholic Church; Mexican Migrants; Migratory Flow; Minnesota

Sumario:

1. Introducción / 2. Minnesota. El medio este americano y la migración / 3. Hispanos en Minnesota / 4. Minnesota: nuevo destino de los migrantes mexicanos / 5. Aporte a la economía de los migrantes en Minnesota / 6. Organizaciones hispanas en Minnesota / 7. La Iglesia como actor en el fenómeno migratorio / 8. Iglesia católica en los Estados Unidos y el Ministerio Hispano / 9. Iglesia católica en Minnesota y la migración hispana / 10. Parroquias hispanas. Espacios de identidad, socialización y organización / 11. La problemática de la Iglesia hispana en Minnesota / 12. La Iglesia y reforma migratoria. Asamblea de Derechos Civiles / 13. Conclusiones

1. Introducción

El presente trabajo pretende analizar la participación de la Iglesia católica estadounidense frente al tema migratorio en el estado de Minnesota. Específicamente se estudia cuál es el papel que asume el estado ante los migrantes mexicanos que se han asentado en dicha entidad. Exponemos primero el contexto de la entidad y la evolución del flujo migratorio, como nuevo destino de los migrantes mexicanos, así como la importancia que paulatinamente han ido adquiriendo.

Presentamos a la institución religiosa como un actor relevante en el tema migratorio y su trabajo bajo el proyecto del Ministerio Hispano. Destacamos el trabajo en el espacio parroquial como lugar clave de socialización y organización de los migrantes, teniendo como eje común la creencia religiosa y el culto católico con raíces mexicanas.

El trabajo considera la problemática que enfrenta la Iglesia católica para emprender sus tareas ante la población migrante. Se menciona especialmente la labor de incidencia social que motiva la Iglesia para que los migrantes ganen espacios públicos, luchen por derechos e incluso se incorporen a la vida política, generando una agenda social y política en coincidencia con organizaciones religiosas no católicas y laicas. El texto descansa fundamentalmente en una base documental, no obstante, contiene algunas entrevistas realizadas en Estados Unidos y en México.

2. Minnesota. El medio este americano y la migración

Minnesota es un estado ubicado en la región del medio oeste norteamericano (Midwest) y es parte de la frontera con Canadá. Su población, de acuerdo a la estimación censal de 2013, era de 5 303 925 habitantes, ocupando el lugar veintiuno de la nación.1

La mayoría de la población se concentra en el área metropolitana de las ciudades gemelas (Twin Cities), Minneapolis y St. Paul, que son el centro económico.2 A partir del año 2000, la entidad experimentó un crecimiento demográfico acelerado, debido no sólo al crecimiento natural de su población, sino también a la migración interna y externa. Se calcula que la migración externa dio lugar a un aumento neto de 70 800 personas. De acuerdo con el Instituto de Política Migratoria (Migration Policy Institute) la población inmigrante en Minnesota aumentó 30.8%, entre el 2000 y el 2008. Ello se reflejó en un incremento de 260 454 a 340 657.3

La población, blanca en su mayoría, desciende de emigrantes del norte de Europa. Entre ellos existen cuatro grupos étnicos principales: los descendientes de alemanes (37.3%), de noruegos (17%), de irlandeses (12.2%) y de suecos (10%).4 Por su parte, las principales minorías étnicas se componen por afroamericanos, asiáticos, hispanos, descendientes de los habitantes originales, y las recientes comunidades de inmigrantes somalíes y hmong.5

De acuerdo con el Census Bureau, para 2010, 88.2% son blancos (europeos); 3.5%, afroamericanos; 2.9%, hispanos (mezcla entre mexicanos, centroamericanos, antillanos o sudamericanos); 2.9%, asiáticos; 1.1%, nativos americanos y 1.4%, dos o más razas.6

3. Hispanos en Minnesota

Las tendencias de inmigración hispana a Minnesota son diferentes a las tendencias nacionales. Mientras que, a nivel nacional, los inmigrantes latinoamericanos o hispanos suman 51%, en Minnesota, representan la mitad de ese porcentaje con 26%. Aquí, los inmigrantes asiáticos tienen mucho más representación, con 39%.7 No obstante, la población hispana ha incrementado y, entre los países latinoamericanos, México es el principal país de origen.

Para el año 2010, los mexicanos constituían 17.4% de los inmigrantes. Así, mientras para el año 2000 había en total 95 623 personas de origen mexicano residiendo en Minnesota (1.9%), para el 2009, la cifra aumentó a 156 683, es decir, casi se duplicó en 9 años. Para el 2014, el total de hispanos llegaba a 275 639.8

En general, el crecimiento de la población hispana se acercó a 75%. Al cerrar el siglo XX, 65% se concentró en las ciudades gemelas y el resto en otras regiones del estado.9 Entre los nuevos residentes extranjeros en Minnesota, se encuentran aquellos que llegan con documentos, o sin ellos, pero también los refugiados, especialmente de origen asiático y africano, que por asuntos políticos han buscado asilo. Mencionamos a estos últimos, pues su condición establece diferencias en la apropiación del lugar de destino.

La condición es relevante, pues mientras los refugiados cuentan con permiso para residir en el país, actúan visible y abiertamente, los migrantes mexicanos indocumentados, en su mayoría, deben esconderse y vivir en la penumbra. Otra diferencia fundamental es que los refugiados pueden solicitar que el Gobierno de los Estados Unidos permita el ingreso de sus familiares, a través de la reunificación familiar, mientras que los indocumentados sólo pueden esperar que su familia ingrese de la misma manera que ellos.10

4. Minnesota: nuevo destino de los migrantes mexicanos

A pesar de que se considera a Minnesota como un nuevo destino migratorio, en realidad no es tan nuevo. Dionicio Valdés, profesor del Departamento de Historia de la Universidad del estado de Michigan, ha registrado la presencia de migración mexicana desde principios del siglo XX.11 Si bien la comunidad migrante mexicana no era la única en Minnesota, sí era la más grande desde aquellos años, y constituía una mezcla de migrantes mexicanos y población nacida en Estados Unidos. Contrastaba con el pequeño porcentaje de personas procedentes de Cuba, Puerto Rico y otros países latinoamericanos.12

Se tienen registros de población mexicana que residía en Minnesota desde la década de 1920. Existía un barrio mexicano en la capital, Saint Paul, conformado principalmente por jornaleros, que provenían no sólo de México, sino también de Texas. No obstante, se podían encontrar migrantes mexicanos en otras localidades de Minnesota, la mayoría residía en las ciudades gemelas (Saint Paul y Minneapolis).13 Por lo general, estos migrantes buscaban vivir cerca de sus paisanos, lo cual les permitía cierta unidad como comunidad.

Para esos años, en Saint Paul y a lo largo del río Mississippi, se encontraba otro barrio mexicano que llegó a ser uno de los más grandes. Sus habitantes vivían en precarias condiciones y sus viviendas ocupaban zonas inundables. Esto motivo que el Gobierno estadounidense les ofreciera algunos apoyos económicos, comida, programas de salud, enseñanza de inglés, y cuidado para los niños pequeños, entre otros beneficios.14

Para los años treinta, el periodo de la gran depresión, los migrantes mexicanos sufrían por partida doble: por su condición de vulnerabilidad y al enfrentar un escenario de desempleo, cuyos niveles llegaron a 80%, lo cual ocasionó el regreso de muchos. Algunos grupos e instituciones, entre ellos la Iglesia católica de Minnesota, mostraron su preocupación por la situación. En 1933, la propia Iglesia católica reconoció la importancia de los migrantes permitiéndoles tener un templo con la advocación de Nuestra Señora de Guadalupe en la ciudad de Saint Paul.

Pese a que se esperaba una significativa disminución de la población mexicana en esta ciudad, lo cierto fue que en Saint Paul paradójicamente se observó un aumento: de 1500 mexicanos, en 1936, a 2500, en 1940, y a 3000, para 1946, en especial al oeste de Saint Paul.15

Durante la década de los cuarenta, con la puesta en marcha del Programa Bracero ferroviario, los empleadores de Minnesota reclutaron a miles de mexicanos para trabajar en las compañías ferroviarias Great Northern y Northern Pacific, y otros más en labores agrícolas en la American Crystal Sugar Company y en las empacadoras controladas por Minnesota Valley, Green Giant y Fairmont, entre otras.16 Para entonces, se empezó a observar un cambio en el patrón migratorio, de circular a permanente. Ello dio paso a la formación de una comunidad estable, lo que Misael González llama el primer núcleo migrante o núcleo histórico. Éste se asentó en Lower West Side, en Saint Paul, y pronto se convirtió en el corazón de la comunidad mexicana en esos años.

Ya para los años sesenta, el crecimiento de la población mexicana continuó y se diversificó. La mayoría provenían de México, pero también de mexicanos provenientes de los estados de Texas, California, y la ciudad de Chicago, en el vecino estado de Illinois. Esta población se empezó a desplazar hacia Minnesota debido a la saturación del mercado laboral, en busca de una mayor oferta laboral y accesibilidad a servicios educativos y sociales en general.17

Entre las décadas de 1950 y 1960, Lower West Side sufrió una renovación urbana; la zona se destinó a la construcción de un parque industrial. Por ello, 70% de sus habitantes tuvo que partir a Concorde Terrace y 30% se esparció por las ciudades gemelas.18

El trabajo también cambió: el cultivo de betabel dejó de ser el más importante, mientras crecía el cultivo de distintas hortalizas. Por otra parte, se incrementaron los trabajos estables en las fábricas y en las empacadoras de carne. Este tipo de empleos facilitó que se elevara el porcentaje de los migrantes de origen mexicano, pues las redes sociales que empezaban a consolidarse se encargaron de difundir información sobre los lugares que ofrecían mayores facilidades de incorporación al mercado laboral. Ello propició el aumento de migrantes que vieron al estado como su nuevo lugar de destino.

En principio, el Programa Bracero buscó insertar en el mercado laboral a población masculina, pero paulatinamente se fueron incorporando mujeres y familias completas. Valdés revela que existían diferencias en la estructura familiar de los trabajadores urbanos (con trabajos en las industrias) y de los rurales (cultivo del betabel). Mientras que los trabajadores urbanos eran en su mayoría hombres jóvenes, la industria del betabel prefería la labor familiar, permitiendo el trabajo de mujeres y niños. Además, las mujeres tenían dificultades para conseguir empleo en el sector urbano, pese a que muchas de ellas ya tenían experiencia como profesoras, vendedoras, mecanógrafas o secretarias.19

Como en otras entidades de la Unión Americana, los empleadores resaltaron que el migrante mexicano tenía disposición para el trabajo y aceptaba empleos por salarios bajos y condiciones que otros rechazarían. Los empleadores demandaban fuerza de trabajo de bajo costo, lo cual trajo como resultado el incremento de los vecindarios mexicanos.20

Misael González considera que, para la primera década del siglo xxi, hay tres enclaves de mexicanos en la zona de las ciudades gemelas. Una se encuentra en la zona de las empacadoras de carne, la segunda está en Lake Street, la calle más emblemática de la comunidad mexicana y, finalmente, está el cuadrante formado por Nicolet Avenue, Lake Street, Cedar Avenue y East 46 Avenue.21

Diana Palmerin ha observado un incremento significativo de los nacidos en México que residen en Minnesota entre los años 2000 y 2008. Señala que 77% se concentran en las ciudades gemelas y destaca que, dentro de ese porcentaje, 40% son mujeres.22

Al finalizar la primera década del siglo XXI, se tiene estimado que el número de migrantes indocumentados entre las distintas nacionalidades en Minnesota se encuentra entre los 75 000 y los 100 0000, ya sea que cruzaron sin documentos o extendieron su estancia fuera de la vigencia de sus visas.23 No obstante, la demógrafa Susan Brower considera que la inmigración

a Minnesota ha disminuido su ritmo, luego de acelerados incrementos entre 1990 y 2000. El retorno forzado o voluntario de migrantes establece similitudes con la crisis de 1929. Diana Palmerin aprecia una importante reducción de los recién llegados, pues mientras para el año 2000 constituían 47.6%, para el 2008 disminuyó a 23.4%.24

Muchos se van porque están perdiendo sus trabajos y buscan nuevos lugares. Otros dicen sentir el acoso de la policía y la discriminación de los residentes locales. Observadores dicen que hoy, más que nunca, se aprecia a familias que quieren partir, muchas para regresar a México. Sin embargo, ello conlleva una paradoja, pues ante el paulatino envejecimiento de la población local, los únicos que pueden suplirlos son los trabajadores indocumentados.

5. Aporte a la economía de los migrantes en Minnesota

La economía de Minnesota se sostiene en la elaboración de productos acabados y la prestación de servicios. La agricultura todavía representa una parte importante de la economía estatal, aunque sólo ocupa a un pequeño porcentaje de la población con alrededor de 2%. Minnesota destaca en la producción de remolacha azucarera, soja y maíz, y ha pasado al procesamiento y manufactura de productos alimenticios. Las tres principales industrias que emplean inmigrantes en Minnesota son: la industria manufacturera con 22.4%; educación, cuidado de la salud y servicios de asistencia social, con 21.2%; servicios profesionales, administrativos y de manejo de residuos, con 13.3%.25

La inmigración ha tenido un impacto positivo a largo plazo en la economía; no sólo ha contribuido a la generación de riqueza, sino que ha creado empleos y mejorado los salarios, tanto de los migrantes como de los trabajadores nativos. El número de trabajadores inmigrantes creció entre el 2000 y el 2008 en 58%, representando 7.4% de los trabajadores en Minnesota.26 Pero los migrantes también contribuyen como emprendedores de negocios, aunque en una escala menor, pues sus negocios apenas representan 3% de las empresas en el estado.27

De acuerdo con la Oficina del Censo de Estados Unidos, el número de empresas propiedad de hispanos en Minnesota pasó de 4000 a 5000, en una década. Bruce Corrie, economista de la Universidad de Concordia en Saint Paul, considera que podría haber más empresas de hispanos, pero muchas no logran arrancar por falta de financiamiento o experiencia, aunque también a veces por actitudes negativas de la comunidad local hacia ellos.28

Pese a lo anterior, encontramos que es relevante el Centro Latino de Desarrollo Económico (Latino Economic Development Center). La organización nació auspiciada por la Iglesia católica en la Congregación del Sagrado Corazón, en 1994, y sus principales objetivos han sido establecer, expandir y consolidar los negocios de sus agremiados mediante la orientación y asistencia técnica. Además, el Centro busca desarrollar mercados y corredores comerciales para la comunidad latina en las ciudades gemelas y áreas rurales de Minnesota.29 Su logro más importante ha sido el proyecto del Mercado Central en Lake Street, en Minneapolis. Pese al tamaño de la organización, ésta ha conseguido el reconocimiento no sólo de la comunidad, sino de las autoridades locales.

6. Organizaciones hispanas en Minnesota

El constante incremento de la población mexicana ha generado asociaciones de migrantes o clubes de oriundos, que en general buscan dar apoyos a la población. Estos clubes han sido estudiados por diversos autores.

Un informe de Minnesota Council of Nonprofits (MCN), en 2010, identificó a 120 organizaciones no lucrativas, cuyo objetivo es ayudar a la población inmigrante en áreas como salud, educación, apoyo legal, entre otras. Dicho informe las clasificó en tres tipos: las no lucrativas proveedoras de servicios de afiliación religiosa; las no lucrativas proveedoras de servicios seculares y las proveedoras de servicios o programas dentro de una organización no lucrativa.30

De acuerdo con esta clasificación, sólo 4% tienen una afiliación religiosa. Pese a lo reducido de su número, su importancia parece fundamental. Ya líneas arriba se señaló su importancia en la creación del Centro Latino de Desarrollo Económico, además de toda una serie de actividades que desarrollan, entre las cuales destacan la protección de los derechos civiles, la acción social, mejoramiento de la comunidad, la asesoría legal, educación, empleo, alimentación, nutrición, salud, vivienda, servicios humanitarios entre otras.31 En este punto, la investigación encuentra nuestro objeto de estudio: la Iglesia católica, dentro de las organizaciones no lucrativas proveedoras de servicios religiosos.

7. La Iglesia como actor en el fenómeno migratorio

La Iglesia católica ha desempeñado un papel significativo en el trabajo con los inmigrantes en los Estados Unidos, particularmente durante los últimos años. Se ha puesto especial énfasis en los migrantes mexicanos, por ser una mayoría entre los migrantes hispanos. Así, la institución eclesial suma su esfuerzo al de otras organizaciones laicas y religiosas, iglesias y denominaciones diferentes, que actúan en la misma dirección.

La Iglesia católica establece puentes entre los migrantes y los movimientos sociales en defensa de preceptos universales en torno a la dignidad, los derechos humanos, la justicia social y económica. Su trabajo encuentra eco e influye en los espacios locales, nacionales y trasnacionales, incidiendo en distinto grado en la elaboración y diseño de políticas públicas dirigidas a este sector. Por otra parte, la Iglesia se incorpora al debate de lo que algunos autores, como Peggy Levitt, consideran la ciudadanía religiosa, una especie de ciudadanía en demanda de reconocimiento de derechos humanos universales, para los migrantes, o quienes ya están asentados en los lugares de destino.

El nuevo modelo de ciudadanía se encuentra en lo que podría llamarse discurso trasnacional, que eleva los derechos humanos a rango de principio organizativo de la política mundial, y sus actores, principalmente, son los migrantes.32 La Iglesia afianza su papel al coincidir estos principios fundamentales con sus principios morales religiosos.

Como actores globales, los cuerpos religiosos concientizan a la gente de estas normas y movilizan a quienes se les adhieren para apoyarlas. A su vez, compartir normas universales estimula el surgimiento de identidades religiosas globales.33 La Iglesia, al difundir un universo de simbolismos que rebasan el ámbito local y nacional, da paso a escenarios más amplios, a un contexto global, moldeando la experiencia de la migración trasnacional.

Por su parte, la comunidad migrante católica incentiva un proceso dinámico de circulación de bienes e información de comunidades, que comparten creencias, religión, e iglesia. Todo ello expresa una identidad colectiva como parte de otros ejes de identidad, como la nacionalidad y la etnicidad.34

La institución eclesial genera espacios a través de los cuales los individuos -como actores sociales- desenvuelven sus prácticas dentro de un complejo de simbolismos, mapas cognitivos y patrones morales que guían la acción de los mismos. Es decir, determina en gran medida el accionar del individuo, pero a la vez aporta información, certeza y opciones. La Iglesia católica, además, puede proveerse de un espacio de legitimación y generar una serie de consensos en el entramado social.

Para conservar su fuerza moral y autoridad espiritual, la institución religiosa ha tenido que atender asuntos de orden temporal, involucrarse activamente en la solución de distintos problemas y posicionarse como defensora de la justicia social, la democracia y los derechos humanos. Históricamente las instituciones religiosas han incidido, desde las creencias, en las grandes decisiones culturales y civilizatorias.

La Iglesia católica, como actor religioso trasnacional, despliega su accionar no sólo en el terreno religioso, ritual, sino también en el social, cultural y político, adoptando formas y modalidades de acuerdo con cada contexto y en repuesta a los distintos actores, en este caso los migrantes.

Desde el último tercio del siglo XX, la Iglesia mostró una viva preocupación por los derechos humanos y, bajo su prisma ético-moral, se ha convertido en un actor reconocido. Es necesario entender cómo el trabajo de la institución y el de las organizaciones se extiende de las prácticas de la religiosidad a distintas formas de participación cívica y comunitaria, es decir, rebaza en algún momento la esfera estrictamente religiosa, como apuntan distintos autores.35 Es importante estudiar las iniciativas y proyectos de las organizaciones religiosas surgidas al interior del espacio eclesial, parroquial y el trabajo que desarrollan; cómo se establecen los vínculos trasnacionales entre parroquias de los lugares de origen y destino, si es que los hay; cómo las organizaciones católicas influyen en el espacio público, local, nacional y trasnacional; su injerencia en las actividades sociales, comunitarias, cívicas y políticas en el lugar de destino, en este caso, Minnesota; reconocer cómo el sentido religioso contribuye a la identidad entre los migrantes mexicanos.

8. Iglesia católica en los Estados Unidos y el Ministerio Hispano

De acuerdo con el directorio católico oficial, para el 2011, la Iglesia católica congregaba en Estados Unidos a 68 293 869 fieles. De esta cifra, los católicos representaron 22.9% de la población de la nación, si atendemos que la población total en ese año se acercaba a los 309 millones de personas. Por su lado, la población hispana ese año llegó a 52 millones, es decir 16% de la población en el país. Pensando que la mayor parte de los hispanos son de origen mexicano y profesan la fe católica, su número señala la importancia que ha adquirido la población hispana en el escenario religioso de los Estados Unidos.36

A partir de 1945, la Iglesia católica en los Estados Unidos impulsó una estrategia nacional que respondiera a las necesidades de la población hispana, en su mayoría mexicana. Así nació el Ministerio Hispano, que inicialmente se concentró en el oeste y sudeste del país. El Ministerio estableció su primera oficina bajo los auspicios de la National Catholic Wellfare Council (NCWC), apoyada por monseñor Robert E. Lucey, entonces arzobispo de San Antonio, Texas.

Para los años cincuenta y sesenta del siglo XX, sacerdotes, religiosos y laicos en diferentes diócesis del país iniciaron las tareas pastorales dentro del Ministerio Hispano. En 1969, la Conferencia de Obispos Católicos, máximo organismo en la jerarquía norteamericana, estableció una división específica para los católicos de habla hispana y, en 1970, fue ordenado el primer obispo hispano, Patrick F. Flores en San Antonio Texas.37

Los años setenta marcan una nueva etapa para el Ministerio Hispano, al irse perfilando una pastoral más integral. Surgieron ocho oficinas regionales y se preparó el terreno para el diseño del Plan Pastoral Nacional que esperaría más de una década para promulgarse, en 1987. Así, se empezó a vertebrar una estructura propia para los hispanos dentro de la Iglesia de los Estados Unidos.38

Bajo este nuevo panorama, a principios de los años setenta se fundaron las asociaciones Padres y Hermanas; la primera agrupó a los sacerdotes hispanos en los Estados Unidos, mientras que la segunda fue la versión femenina para hispanas religiosas y laicas. Éstas intentaron promover un sentido de justicia social y solidaridad inspiradas en el movimiento de Cesar Chávez, que estaba en auge en aquellos años.

Para 1972, se convocó al Primer Encuentro Nacional Hispano de Pastoral, con lo cual la población hispana comenzaba a salir del anonimato, pues se plantearon sus problemas y necesidades, no sólo dentro de la Iglesia, sino en la sociedad. En 1974, se fundaron las oficinas de asuntos hispanos en el medio oeste y sudoeste, con lo cual se extendía la atención a la población hispana, que tendía a crecer en esas regiones. Ese año, se nombró al primer arzobispo de origen hispano, al sacerdote Robert F. Sánchez, el cargo más alto en la jerarquía eclesial.39

En 1977, se celebró el Segundo Encuentro Nacional Hispano, en el cual se discutió el modelo de Iglesia que pudiera servir mejor a las necesidades de los hispanos. En este encuentro no sólo se incluyeron temas estrictamente religiosos, sino se propuso un modelo de Iglesia más comunitaria y se incluyeron temas sociales y políticos, como la defensa de los derechos humanos, el tema educativo y la responsabilidad política. Para entonces, el flujo migratorio de mexicanos empezaba a adquirir nuevas dimensiones.

Para 1983, se publicó la primera carta pastoral sobre el ministerio hispano denominada “La presencia hispana, esperanza y compromiso”.40 A finales de los ochenta, se aprobó el primer plan pastoral bilingüe, pues se observó un mayor número de parroquias que ofrecían servicios en español, y ya se contaba con más de veinte obispos hispanos. Al iniciar la década de los noventa, se fundó el Concilio Nacional Católico para el Ministerio Hispano,

Años más tarde, en 1997, se celebró el cuarto encuentro nacional del ministerio hispano, previó al jubileo del año 2000.41 El encuentro marcó una etapa de maduración del Misterio Hispano, el cual destacó como uno de los más extensos y numerosos del país. Ninguna otra comunidad étnica en los Estados Unidos ha experimentado un proceso de reflexión pastoral como la de los hispanos.42

Para el 2010, el Ministerio Hispano informó que la población católica tuvo un crecimiento de 71%, debido a los hispanos. El número de parroquias con ministerio hispano era de 4800, mientras que el número de sacerdotes hispanos ya sumaba 3000, de los 40 271 totales, esto es 7.45%. Además, ya había veintinueve obispos hispanos, de un total de 273.43

9. Iglesia católica en Minnesota y la migración hispana

Los inicios de la Iglesia católica en Minnesota datan de mediados del siglo XIX, con las misiones que en 1850 establecieron la diócesis para Minnesota y Dakota, alcanzando el grado de arquidiócesis en 1888. Un siglo después, en 1966, se reorganizó como arquidiócesis de Saint Paul y Minneapolis, y así se conserva en la actualidad.

En 1962, Leo Minz fue nombrado arzobispo de Saint Paul, siendo el encargado de asistir al Concilio Vaticano II en Roma. El Concilio, piedra angular en la historia contemporánea de la Iglesia, tuvo también sus efectos en Estados Unidos. Como resultado del mismo, en 1965, se constituyó el Consejo Interracial Católico, con el propósito de ayudar a los estudiantes de las minorías a ingresar a las escuelas secundarias católicas en Minnesota. Esos años fueron cruciales, pues el movimiento por los derechos civiles se encontraba en su apogeo.44

La arquidiócesis actualmente se encuentra presidida por el arzobispo John Clayton Nienstedt y el arzobispo auxiliar Lee Anthony Piche.45 En 2014, 22% de la población de la entidad es católica, de acuerdo con datos del centro Pew.46 Al iniciar el siglo XXI, la arquidiócesis lanzó un nuevo programa de evangelización considerando las comunidades y experiencias de las parroquias.

La Iglesia católica en Minnesota -como en buena parte de Estados Unidos- impulsa el proyecto del Ministerio Hispano para trabajar con la creciente población de origen latinoamericano. En la actualidad, existe una oficina para el ministerio cuyas funciones son, además de las estrictamente religiosas, crear relaciones colaborativas con otras iglesias y organizaciones y propiciar la participación activa en la vida de la Iglesia y la sociedad. Se propone crear comunidades donde gente de diferentes culturas y razas se reúnan.47 El Ministerio Hispano ha apoyado al Consulado de México en Minnesota para organizar reuniones con migrantes y dar a conocer los programas gubernamentales, como el Programa 3×1 para migrantes. La colaboración implica una serie de contactos entre las autoridades mexicanas y la Iglesia católica, mientras el Ministerio Hispano conoce los programas y hace llegar la información a los migrantes.

La Iglesia, por medio de la Conferencia Episcopal, realizó en 2011 un censo en el país que incluyó a las distintas culturas. Minnesota tuvo una gran participación al censarse a los migrantes en las parroquias, a donde acudieron con mayor confianza, pues les daba miedo registrarse en el barrio.

El censo arrojó los siguientes resultados: para el año 2000, se contabilizaron 143 382 pobladores de origen hispano, mientras que, para el 2010, ya eran 250 258. Esta cifra significa un aumento de 106 876, que representó 75%, según datos de la propia Iglesia católica, para la región VIII.48 El dato al parecer incluyó a toda la comunidad hispana, católica o no. De ella, 65% es de ascendencia mexicana, aunque se cuenta con una comunidad importante de ecuatorianos, aproximadamente de 15%.49

10. Parroquias hispanas. Espacios de identidad, socialización y organización

De las 187 parroquias católicas de la arquidiócesis de St. Paul y Minneapolis, veintitrés sirven a la comunidad hispana en distintas actividades, tanto religiosas como sociales. Ofrecen misas en español y distintos programas de ayuda. La primera parroquia que realizó estas funciones fue Nuestra Señora de Guadalupe, en Saint Paul, a partir de 1933. Ésta tendría que esperar medio siglo para ver una segunda parroquia preocupada por los hispanos, La Ascensión, en Minneapolis, desde 1985.

En la década de los noventa, hubo una explosión de parroquias con misas en español, lo cual se traduce en el aumento de flujo migratorio y la importancia que fue adquiriendo la comunidad hispana. Así surgieron El Sagrado Corazón de Jesús y San Esteban, Minneapolis, en 1992; La Divina Misericordia, Faribault, en 1993; Santo Domingo, Nortfield, en 1993; Santa María, Le Center, en 1993; El Sagrado Corazón, Saint Paul, en 1994; Ángeles Guardianes, Chaska, en 1996; El Santo Rosario, Minneapolis, en 1996; Santos Cirilo y Metodio, Minneapolis, en 1997.

Ya en el nuevo milenio surgieron La Asunción, Richfield, en 2001; San Enrique, Monticello, en 2001; St. James, Saint Paul, en 2001; Santa Odilia, Shoreview, en 2001; San José, Red Wing, en 2002; San Juan Evangelista, Hopkins, en 2002; Risen Savior, Burnsville, en 2004; San Marcos, Shakopee, en 2004; San Alfonso, Brooklyn Center, en 2005; San Jorge, Long Lake, en 2005 y San Esteban, Anoka, en 2005.50

Estela Villagrán, responsable del Ministerio Hispano en Saint Paul, comenta que en los años noventa empezaron a escuchar misas en español en diferentes parroquias de las ciudades gemelas. La comunidad asentada en los barrios necesitaba un lugar donde orar, y se trabajó con la Iglesia para que orase en su propio idioma.51 En ellas, se forma y prepara a los fieles hispanos en los sacramentos como el bautismo, primera comunión, confirmación, matrimonio, y quince años. Los templos han adaptado sus sótanos, salones y auditorios como espacios para las comunidades, convirtiéndolos muchas veces en salones sociales para las fiestas de las quinceañeras.

Cada año, comenta Estela Villagrán, aumentan las confirmaciones en español para los muchachos latinos. El arzobispo realiza las confirmaciones durante la época de Pentecostés y trabajan catorce parroquias, con aproximadamente trescientos muchachos. En algunas parroquias ya se están mezclando con los muchachos anglos, porque los jóvenes ya entienden más el inglés; pero se quiere mantener la confirmación en español, pues es una preocupación de los padres, a fin de que sus hijos sientan y mantengan su cultura.52

Los sacerdotes de Minnesota, como en el resto de Estado Unidos, siempre han destacado en la comunidad latina un sentido profundo de la vida familiar y comunitaria, además de su firme devoción mariana.

La parroquia tiene una naturaleza local y trasnacional, como lugar donde se recrea y reproduce una práctica religiosa que se da tanto en México como en Estados Unidos. Esta práctica se va moldeando con la experiencia trasnacional de la migración, incorporando una serie de elementos de culto y ritualidad locales, e imprimiéndole un sello particular, algunos dicen “mexicanizándola”.

La Iglesia ya recomendaba en el documento Caridad de Cristo para los Migrantes, de mayo de 2004, contemplar una pastoral específica, de acuerdo con el grupo, etnia, tradición, cultura e idioma. Ello con el fin de no obstaculizar una rápida y plena inserción de los migrantes en las parroquias locales.53 En este sentido, la Iglesia adopta dos formas de organización: una de carácter barrial y otra por grupo étnico o nacional, para atender a los migrantes. Lo anterior incluye el uso del idioma nacional, en nuestro caso, el español.54 La parroquia es a la vez expresión de transformaciones en el nivel institucional y doctrinario. Resignifica cultos y devociones, revitalizando la propia religión católica y fortaleciendo su estructura institucional. Dice Liliana Rivera que se convierte entonces en un lugar donde convergen y mezclan creencias y prácticas religiosas, lenguajes, rituales, idiomas y procesos de resignificación.55 Más allá del sentido estrictamente religioso, la parroquia se erige como el espacio fundamental para el migrante mexicano, en el cual se generan diversos procesos: desde el reconocimiento social al establecimiento de lazos de solidaridad comunitaria. En dicho espacio, se generan elementos de confianza que permiten reunir niños, jóvenes, adultos y familias enteras de paisanos.

La parroquia es también un espacio donde el migrante puede obtener recursos sociales y económicos, ante las condiciones de vulnerabilidad que experimenta. Muchas veces el espacio parroquial considera la provisión de servicios sociales: información sobre empleos, renta de casas, vales de comida, apoyo a organizaciones no gubernamentales y fundaciones, así como servicios de salud, centros recreativos, espacios cívicos, clases de ciudadanía e inglés. Por tanto, tiene efectos de movilidad socioeconómica. Las parroquias constituyen a su vez un recurso para dar a los migrantes ubicación y asentamiento.

De forma significativa, en las parroquias se desarrollan actividades de promoción para ejercer el voto o campañas por la amnistía de trabajadores indocumentados, es decir, se incursiona en el espacio político. En la parroquia, la comunidad migrante puede cohesionarse y desplegar actividades colectivas que le dan pertenencia a una comunidad. Así, la comunidad se identifica a partir de creencias y prácticas religiosas compartidas, lo cual en sí mismo constituye una importante fuente de capital social.56

El templo funciona como un imán que atrae a los migrantes y se convierte en el sitio clave para que se produzca el contacto entre éstos y líderes de organizaciones de migrantes. En su seno, nacen líderes y organizaciones como se observa en el caso de Nuestra Señora de Guadalupe, Minneapolis.

Por ello, la organización congregacional permite que emerjan diversas formas de membrecía y de liderazgos laicos, que la propia Iglesia incentiva para la toma de decisiones de la comunidad.

En la parroquia, se forman líderes y grupos dedicados a los asuntos sociales, derechos y justicia para los inmigrantes. Se busca con ello cumplir con los objetivos del Ministerio Hispano al proveer un liderazgo entre la comunidad, colaborar con oficinas de otras entidades, y formar sus propios programas a través de adecuados medios lingüísticos y culturales.

Nos cuestionamos si la comunidad fue la que hizo posible el establecimiento de la Iglesia hispana, la misa en español, o si fue a la inversa: que, desde arriba, la institución proveyó a los migrantes de un templo y servicios religiosos acorde con sus tradiciones y ritos. Puede ser que haya un nivel intermedio que haga coincidir ambas direcciones. La comunidad se apropió del espacio y le dio nuevas funciones, pero contó con el cobijo de la Iglesia, que lo permitió o incluso lo motivó.

Hay que reconocer el papel del sacerdote en este trabajo, no sólo por sus actividades sacramentales en las que involucra a la comunidad migrante, sino porque extiende sus funciones para persuadir a los miembros de la comunidad a interesarse en actividades sociales que rebasan el campo estrictamente religioso. Así, la Iglesia católica, junto con las organizaciones civiles, pasó a jugar un papel central en la consolidación de la comunidad migrante.

11. La problemática de la Iglesia hispana en Minnesota

Veamos ahora cuáles son los obstáculos que enfrenta la instrumentación del Ministerio Hispano en Minnesota -y seguramente otras entidades de Estados Unidos-. El primer obstáculo es la ausencia de sacerdotes de origen hispano. Para el año 2013, se contaba en Minnesota con sólo dos sacerdotes hispanos, de origen ecuatoriano, que atendían a la comunidad de esa nación.57 El resto de los sacerdotes eran anglos y muy pocos hablan español.58 Es decir, de las veintitrés parroquias con ministerio hispano, tal vez sólo dos tenían un sacerdote hispano.

La responsable del Ministerio Hispano menciona que no sólo faltan sacerdotes que hablen español, sino que incluso hay al menos cinco parroquias sin sacerdote. “Algunos sacerdotes tienen a ir de un lugar a otro para dar misa, cambiar las horas de misas, pero no sólo es la misa, pues la gente quiere los sacramentes, bautizos, quinceañeras, etcétera.”59

El problema se traslada a la competencia religiosa, pues la ausencia de sacerdotes hispanos deja en desventaja a la Iglesia católica frente a otras denominaciones que han trabajado más arduamente en ese terreno. Esa es la percepción de la Iglesia católica, pues se queja de que las iglesias pentecostales están mejor preparadas, entre otras cosas, porque sus pastores son enviados a aprender por dos años el idioma español, tienen empleados hispanos y, cuando abren un templo, ya tienen a la gente.

No obstante, la Iglesia católica de la entidad ha implementado un programa por el cual se envían algunos sacerdotes a México, para aprender su idioma y cultura. Viajan durante los veranos a una estancia de mes y medio en la ciudad de Cuernavaca, para estudiar en una escuela particular, pero se proyecta enviarlos al Seminario Hispano de Nuestra Señora de Guadalupe. Este seminario es una institución de los Estados Unidos en México, que sólo recibe a seminaristas hispanos nacidos en Estados Unidos o que residen en ese país, con el compromiso de volver. Sus estudios son reconocidos por la Universidad Pontificia de México.

La recomendación de formar sacerdotes ya se pide en el documento eclesial “Juntos en el camino de la esperanza: ya no somos extranjeros”, de 2003. En este pastoral de obispos de Estados Unidos y México sobre migración, se señala que las diócesis mexicanas deben crear seminarios para la preparación de los sacerdotes que brinden su servicio en los Estados Unidos. Sin embargo, estas tareas aún parecen lejanas.60 Fuera de ese proyecto se han dado visitas aisladas de sacerdotes sudamericanos y mexicanos, pero, al parecer, han resultado malas experiencias, debido a las diferentes formas de organización y prácticas de la Iglesia, sobre todo en cuanto al papel que se asigna a los laicos.

En Estados Unidos, el trabajo que desempeñan los laicos es muy importante, pues se les delega una serie de funciones administrativas para aligerar la carga del sacerdote. Así, el sacerdote sólo se dedica a su ministerio, la parte sacramental a la que se preparó. Esto no sucede en Latinoamérica, donde el sacerdote, por diversas circunstancias, tiene múltiples actividades y concentra gran parte de las funciones administrativas, más las estrictamente sacramentales.61

Existe una organización de sacerdotes latinos a nivel nacional que busca apoyarse y ayudar a los recién llegados en diversos asuntos y a practicar formas de organización de la Iglesia, en Estados Unidos.62 En entidades de larga tradición migratoria (California, Arizona, Texas, entre otras) hay casos de sacerdotes mexicanos que han viajado a los lugares de destino, desarrollando una eficaz labor trasnacional, en términos religiosos y sociales. Por el contrario, en entidades de poca tradición migratoria, como Minnesota, se enfrenta una problemática diferente al no tener estas experiencias. Patricia Fortuny destaca el caso del padre mexicano Jaime Molina, en la parroquia de Santo Tomás en Atlanta, Georgia, pues con su llegada se operó un cambio radical en la composición de la parroquia, creciendo la membrecía latina de 15%, en el año 2000, a 43%, en 2007.63

A pesar de la movilidad de sacerdotes, éstos se enfrentan a un problema más: el choque sociocultural en contextos diferentes a los de sus parroquias de origen. El papel y funciones que asumen en las parroquias de Estados Unidos no son similares a las actividades a que están acostumbrados en sus parroquias en México. No se incorporan fácilmente a sus nuevas tareas, pues no se limitan a oficiar los sacramentos en español, sino a una serie de actividades para vincularse con los migrantes, que ya no son los mismos feligreses que tenían en México. El rebaño también sufre cambios.

Otro problema se presenta a nivel de gobierno, al interior de la Iglesia, por la desconexión entre las distintas instancias, sobre todo en México y entre México y los Estados Unidos. Todo ello impide un eficaz intercambio de sacerdotes. Muchas veces, los propios sacerdotes reconocen que no existe apoyo por parte de las diócesis de origen ni de destino.64

Pese a la ausencia o desconexión de las relaciones intraeclesiales, se intenta que a través de acuerdos personales puedan realizarse algunas acciones de colaboración, o al menos de tener comunicación entre la parroquia del lugar de origen en México y las del lugar de destino, en Estados Unidos. Para ello, se recurre a las redes familiares y comunitarias, a estrictos esfuerzos personales y, a veces, a arreglos entre sacerdotes, que se han puesto en contacto con sus contrapartes, o entre fieles.65

Existen algunos documentos institucionales compartidos por la Iglesia mexicana y estadounidense. Destacan “Presencia hispana, compromiso y desafío”, de 1983; veinte años después, “Juntos en el camino de la esperanza: ya no somos extranjeros”, de enero, 2003, y “Caridad de Cristo para los migrantes”, de mayo, 2004, seguido de la propuesta de reforma migratoria “Justicia para los inmigrantes: una jornada de esperanza”, de junio, 2004. Las directrices y recomendaciones contenidas en estos documentos, sin embargo, no han llegado fácilmente a las parroquias en México y Estados Unidos.

No parecen existir vínculos institucionales entre la Iglesia católica de Minnesota con la Iglesia católica en México, o más específicamente con la diócesis de Cuernavaca, Morelos, entidad de donde es el mayor número de inmigrantes en Minnesota. Entendemos por vínculos el establecimiento de lazos, la reproducción de roles, la construcción de organizaciones y redes que conecten los lugares de destino y origen, no sólo en aspectos religiosos o eclesiales, sino en procesos sociales, económicos y culturales.

En términos generales, las iniciativas de la Iglesia han quedado localizadas en los espacios trasnacionales de parroquia a parroquia (Nueva York, Chicago, Los Ángeles). En México, se han creado instancias como la Comisión Nacional de la Pastoral Migrante. Sus iniciativas se han concentrado más en el paso de los inmigrantes centroamericanos ante la sistemática violación de los derechos humanos. Se ha dejado de lado una defensa y preocupación por los migrantes mexicanos en Estados Unidos, no obstante, de representar serios problemas en algunas parroquias que se han estado vaciando ante la migración de sus fieles.

Las escasas iniciativas han sufrido una difícil coordinación en los diferentes espacios, parroquias, diócesis, por la alta circularidad de los migrantes entre las comunidades de origen y asentamiento.66 No se ha conseguido institucionalizar iniciativas de cooperación para la atención de las comunidades de ambos países.67 Sin embargo, “Justicia para los inmigrantes” ha propiciado una serie de alianzas interdenominacionales con otras iglesias y organizaciones civiles en los Estados Unidos.

12. La Iglesia y reforma migratoria. Asamblea de Derechos Civiles

La Iglesia católica en los Estados Unidos, haciendo eco de la pastoral migratoria y de la iniciativa “Justicia para los inmigrantes. Ya no somos extranjeros”, apoya una reforma migratoria. En junio de 2004, la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos, junto con otras organizaciones católicas, impulsaron una propuesta de reforma migratoria que hacía especial énfasis en la legalización.68 Bajo esa iniciativa en Minnesota, la Iglesia trabaja con un grupo de líderes latinos en un espacio denominado Asamblea de Derechos Civiles.

La Asamblea es una organización inter fe, donde coinciden diferentes iglesias, organizaciones religiosas y laicas con objetivos comunes y una responsabilidad social hacia la comunidad latina. Incluso se ha trabajado con la comunidad judía y la comunidad musulmana de Somalia que reside en Minnesota. Su propósito es incidir en el proceso social y político, a fin de cambiar las políticas que afectan el destino de la comunidad latina.69 No obstante, su carácter interfe permite que en ella existan organizaciones latinas no católicas, pero que trabajan en pro de la reforma migratoria. Cuentan con abogados que hablan español, dedicados exclusivamente al tema migrante. Sus servicios se cubren con fondos que aportan organizaciones a nivel nacional.70 La Asamblea se interesa en formar líderes que trabajen por la justicia social. Para ello, se esfuerza en crear comités de justicia social en cada una de las parroquias. En 2013, se sumaban veintitrés comités en Minnesota. Los líderes latinos trabajan en las parroquias, no sólo de Minneapolis y Saint Paul, sino en Saint Claud, Winona, New Ulm, donde se concentra el pueblo latino, y prácticamente en diez diócesis de la región episcopal que incluye a las Dakotas.71

En 2014, la Asamblea trabajó para que la comunidad latina saliera a votar en elecciones de congresistas, gobernador y concejales en Minneapolis y Saint Cloud. Ofreció orientación para que se votara por aquellos candidatos que fueran sensibles a las injusticias de la comunidad latina. Los distintos candidatos fueron escuchados en foros, mítines y se incluyó una procesión interreligiosa, en septiembre de ese año, en Saint Cloud.

El objetivo fundamental ha sido conseguir la ciudadanía, primer principio de su plataforma política, pronunciada en diciembre de 2009, que incluye cinco puntos básicos:

  • • Un camino a la ciudadanía en cinco años y la creación de un nuevo sistema de inmigración uniforme y transparente. Un alto a las redadas y detenciones para preservar y reunificar a nuestras familias.

  • • Acceso a la educación y el derecho de estudiar, incluyendo el acceso económico a la educación superior. Se exige que bajen los costos de inscripción y los honorarios demasiado altos aun para los ciudadanos. En materia educativa, desde la diócesis se empezó a luchar para que en Saint Thomas University, institución que depende de la Iglesia católica recibiera a la población latina inmigrante, lucha que llevó diez años.

  • • Justicia para los trabajadores y el derecho de organizarse, demandar salarios justos sin miedo a represalias por parte de corporaciones y gobiernos federal, estatal y local.

  • • Participación cívica en los procesos políticos para todos los que han sido criminalizados y marginados por el sistema actual. Esto incluye el derecho a votar, a participar en los censos y a la libertad de expresión sin miedo a represalias. En vez de pagar multas, los trabajadores indocumentados deben tener la opción de hacer trabajo voluntario mientras su aplicación de ciudadanía esté en proceso.

  • • Justicia en los medios de comunicación, que cesen de promover el odio y crear un clima antiinmigrante que divide a la comunidad. Demandan acceso y una voz en los medios de comunicación.

13. Conclusiones

Minnesota ha ido adquiriendo una mayor importancia en el tema migratorio, con el aumento en el flujo de migrantes, sobre todo al finalizar el siglo XX. Entre ellos, destacan los de origen mexicano, quienes se concentran mayoritariamente en las ciudades gemelas.

Paulatinamente, la migración mexicana a Minnesota ha abierto el camino a nuevas generaciones, hasta la actualidad. Su huella se ha dejado sentir, no sólo en materia económica social, sino en cuestiones culturales, de orden cívico y religioso. A partir de este último referente, las organizaciones religiosas han asumido un papel activo y propositivo en el terreno migratorio, en Minnesota y, en general, en los Estados Unidos. Algunas de ellas, como la Iglesia católica, los han hecho desde la oleada migratoria de europeos en el siglo XIX.

Los cambios de los flujos migratorios, en la segunda mitad del siglo XX, han orillado a dicha institución a desplegar sus tareas frente a nuevos grupos de migrantes hispanos, específicamente mexicanos. La puesta en marcha del Ministerio y Pastoral Hispana constituye un momento clave en el desarrollo de estrategias dirigidas a la población latina, sin importar si son ciudadanos o no. La Iglesia católica en Minnesota impulsa el proyecto del Ministerio Hispano, con el cual busca trabajar con la creciente población migrante.

La institución se erige como un actor religioso trasnacional, que despliega su accionar, no sólo en el terreno religioso, ritual, sino en el social y político, adoptando formas y modalidades de acuerdo con cada contexto y en repuesta a los distintos actores, en este caso, los migrantes. Despliega sus actividades por medio de distintas formas de participación cívica y comunitaria.

La parroquia hispana constituye un espacio fundamental para el migrante mexicano. Ahí se generan procesos que van desde el reconocimiento social al establecimiento de lazos de solidaridad comunitaria, con lo cual se teje un sólido eje de identidad.

La naturaleza local y trasnacional de la parroquia permite recrear un espacio donde se reproducen prácticas religiosas, que se dan tanto en México como en Estados Unidos, y se van moldeando con las experiencias de la migración. El templo parroquial funciona como un imán que atrae a los migrantes y a la vez se convierte en el sitio clave para que se produzca el contacto entre éstos y líderes de organizaciones de migrantes. Es un puente que conecta lo religioso y lo social.

No obstante, el trabajo eclesial con los migrantes enfrenta una serie de obstáculos que impiden un impacto mayor, como la ausencia de canales institucionales y de esquemas de organización, la incorporación a una cultura distinta y los nuevos contextos de vulnerabilidad. La problemática ha hecho eco en la pastoral migratoria, con lo cual la iniciativa “Justicia para los inmigrantes. Ya no somos extranjeros” apoya una reforma migratoria.

Bajo esa iniciativa en Minnesota, la Iglesia trabaja con un grupo de líderes latinos en un espacio denominado Asamblea de Derechos Civiles. La Asamblea se interesa en formar líderes que trabajen por la justicia social. Para ello, trabaja en formar en cada una de las parroquias comités de justicia social y generar espacios que abran la participación de los migrantes en la vida pública, que salgan de las sombras. Con metas claras, como la obtención de licencias y más tarde la ciudadanía, enfrenta un horizonte muy nublado. Sin embargo, ésta es y seguirá siendo la ruta en el nuevo siglo.

Referencias

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1US Census Bureau, 2010. [Consulta: 13 de marzo, 2015]. Disponible en: http://2010.census.gov/news/press-kits/redistricting.html Entre las principales ciudades se encuentran: Minneapolis, con 382 578; Saint Paul, 285 068; Rochester, 106 769; Duluth, 86 265; Bloomington, 82 883.

2El estado es conocido también por su apodo, la “Tierra de los 10 000 lagos”. Posee un clima con inviernos muy fríos y veranos cálidos, y relativamente inestable: las condiciones climáticas pueden cambiar repentinamente en un corto período.

3Migration Policy Institute. [Consulta: 17 de marzo, 2015]. Disponible en: http://www.es.clac.state.mn.us/#!-estadistica-demografica/cs9d

4Census Bureau, 2010. [Consulta: 14 de julio, 2014]. Disponible en: http://www.census.gov/topics/population/race.html

5Chinos y japoneses han tenido largas presencias en el estado. Actualmente los inmigrantes que recibe Minnesota provienen de todo el mundo, entre ellos los miao, los somalíes, los vietnamitas, los indios, los de Oriente Medio y los emigrantes del antiguo bloque del este europeo.

6Census Boreau, op. cit.

7Hay que señalar también que un porcentaje importante, 19%, procede de África. United States Census Bureau. [Consulta: 24 de abril, 2016]. Disponible en: www.2010.census.gov//2010census/news/releases/operations/cb11-cn89sp.html

8Le seguían los de la India con 5.5% y Vietnam con 4.7%. Pew Hispanic Center. [Consulta: 19 de abril, 2016]. Disponible en: http://www.pewhispanic.org/2016/04/19/statistical-portrait-of-hispanics-in-the-united-states/

9United Satates Census Bureau. [Consulta: 23 de abril, 2016]. Disponible en: www.2010.census.gov//2010census/news/releases/operations/cb11-cn89sp.html

10Pardo, Ana Melisa y Frey, Bárbara, “Organizaciones de ayuda a migrantes en Minnesota. Perfil y principales características”, ponencia presentada en el congreso Acciones locales en materia migratoria, México, BUAP, 2014.

11Valdés, Dennis Nodin, Mexicans in Minnesota, Minneapolis, Minnesota Historical Society Press, 2005, p. 19.

12Roethke, L., Latino Minnesota, Afton, Afton Historical Society Press, 2007.

13Para la década de los veinte en Minneapolis, Valdés reporta aproximadamente 124 mexicanos (35 hombres, 31 mujeres y 58 niños). Valdés, Dennis Nodin, op. cit., p. 19.

14Valdés, Dennis Nodin, op. cit., p. 22. Allí residían un total de 467 mexicanos, incluyendo 187 hombres, 91 mujeres y 189 niños.

15Idem., p. 24.

16González Ramírez, Misael, La comunidad migrante de Morelos en Minnesota, su red social y organizaciones, México, Gernika, 2014, p. 162.

17Pardo, Ana Melisa, op. cit.

18González Ramírez, Misael, op. cit., p. 100.

19Valdés, Dennis Nodin, op. cit., p. 18

20Fennely, K., Orfield, M., Impediments to the integtration of inmigrants: A case study in the Twin Cities. Twetnty-first century gateways: Inmigrants incorporation in suburban America, Estados Unidos, Institute Press, 2008.

21González Ramírez, Misael, op. cit., p. 103.

22Palmerín Velasco, Diana Gabriela, Entre el aquí y el allá. Subjetividades transnacionales de género en el circuito migratorio Axochiapan-Minneapolis, tesis doctoral en Ciencias Sociales, Flacso, 2011.

23Existen discrepancias en las estimaciones. Pew Research estima hasta 95 000 inmigrantes indocumentados; el Instituto de Política Migratoria estima 91 000 personas indocumentadas. Por su lado, el investigador Rob Warren de la Universidad de Minnesota estima 100 000.

24Palmerin Velasco, Diana Gabriela, op. cit., p. 11.

25Las empresas líderes en el ramo son, entre otras, General Mills, Cargill, la Hormel Foods Corporation de Austin, y la Schwan Food Company de Marshall. Minneapolis Fundation. [Consulta: 3 de diciembre, 2015]. Disponible en: www.minneapolisfoundation.org/wp-content/uploads/2015/05/MPLSFdn_2010_Annual-Report.pdf

26Fennelly Katherine, Anne Huart, The economic impact of immigrants in Minnesota, Minnesota, Hubert H. Humphrey Institute - University of Minnesota, 2010. p. 6.

27Para el 2002 se calcularon 138 empresas, con 386 puestos de trabajo, generando 5.6 millones de dólares. Ibid., p. 17.

28Fennelly, Katherine, Huart, Anne, op. cit., p. 17. “Hispanos crean negocios a gran velocidad en Minnesota, El Universal. Disponible en: http://www.eluniversal.com/internacional/111227/hispanos-crean-negocios-a-gran-velocidad-en-minnesota

29González Ramírez, Misael, op. cit., p. 182.

30Ibid. p. 169.

31Ibidem, p. 174.

32Rivera Sánchez, Liliana, “Migrantes entre México y los Estados Unidos. La construcción de espacios públicos desde el campo religioso trasnacional”, Revista Enfoques, Ciencia Política y Administración Pública, núm. 7, p. 272.

33Levitt, Peggy, “Rezar por encima de las fronteras. Cómo los inmigrantes están cambiando el panorama religioso”, Revista Migración y Desarrollo, vol. 8, p. 78.

34Rivera Sánchez, Liliana, op. cit., p. 258.

35Destacamos los trabajos de Peggy Levitt, Liliana Rivera Sánchez, Olga Odgers Ortiz y Cecilia Menjivar.

36Pew Reserch Center, “Religion and Public Life”. [Consulta: 14 de julio, 2014]. Disponible en: http://www.pewforum.org/religious-landscape-study/

37Flores fue hijo de trabajadores inmigrantes. Para 1971 se dieron dos nuevos nombramientos de obispos hispanos, Juan Arzube y René Gracida. Para el 2004 se convirtió en arzobispo.

39Ibidem.

40Ibidem.

41En el encuentro del año 2000 se reunieron los diversos grupos étnicos y culturales en la Iglesia, afirmándose la diversidad cultural racial y étnica de sus miembros.

42United States Conference of Catholic Bishops. [Consulta: 11 de mayo, 2014]. Disponible en: http://www.usccb.org/issues-and-action/cultural-diversity/resources/upload/presence-hispanic-latino.pdf

43Catolic Net, “Hispanos católicos en Estados Unidos”. [Consulta: 6 de abril, 2015]. Disponible en: http://www.es.catholic.net/hispanoscatolicosenestadosunidos/588/2664/

44Archdiocese of Saint Paul & Minneapolis. [Consulta: 17 de octubre, 2014]. Disponible en: http://www.archspm.org/about-us/history/

45Catholic-Hierarchy. [Consulta: 9 de julio, 2014]. Disponible en: http://www.catholic-hierarchy.org/diocese/dstpa.html#stats

46Se compone de 188 parroquias, con 371 sacerdotes diocesanos y 73 religiosos y 580 religiosas para atender a 851 000 católicos que tiene la entidad. Dispone de 90 escuelas católicas. Pew Hispanic Center. [Consulta: 19 de noviembre, 2015]. Disponible en: www.pewforum.org/religious.lanscape-study/religious-tradition/catholic

47Archdiocese of Saint Paul & Minneapolis. [Consulta: 13 de julio, 2014]. Disponible en: http://www.archspm.org/departments/oficina-ministerio-latino/

48Ministerio Hispano/Latino. Secretariat for cultural Diversity in the Church. [Consulta: abril, 2014]. Disponible en: http//wwwusccb.org/issues-and-action/cultural-diversity/hispanic-latino/asuntos-hispa- no-latino

49Entrevista a Estela Villagran Mancero, responsable del Ministerios Hispano en Saint Paul. 28 julio de 2013. Prácticamente se dice que toda la ciudad de Cuenca, Ecuador, está en Minnesota, lo que incluye a su sacerdote. En menor número hay centroamericanos y había nueve familias uruguayas.

50El centro Pew Research identificó para el 2007 que 87% de los hispanos que viven en Estados Unidos asisten a iglesias que ofrecen el servicio religioso en español.

51Entrevista con Estela Villagran Mancero, 28 julio de 2013.

52Idem.

53Sánchez Gavi, José Luis, “Los desafíos de la Iglesia católica ante la migración en los Estados Unidos”, en Misael González Ramírez, José Luis Sánchez Gavi y Adriana Sletza (coords.), Perspectivas transnacionales y migración. Enfoques temáticos, México, Altres Costa-Amic - BUAP, 2013.

54Rivera Sánchez, Liliana, Instituciones religiosas, actores y prácticas: La construcción de las organizaciones de migrantes transnacionales y los espacios públicos entre México y los Estados Unidos, México, CRIM-UNAM, 2005, p. 260.

55Ibidem, p. 267.

56La acción de los feligreses por mejorar las condiciones del templo y convertirlo en su espacio comunitario constituye una muestra del capital social que empezaron a acumular. Odgers Ortiz, Olga, “Religión e integración: Creencias y prácticas de los inmigrantes”, Revista Migración y Desarrollo, vol. 2, 2013, p. 136.

57Se menciona la existencia de otros dos de Puerto Rico, pero el Ministerio Hispano no podía probarlo.

58Hay otra pequeña comunidad del Perú que al parecer cuenta con algún sacerdote.

59Entrevista Estela Villagrán, 29 de julio, 2013.

60Sánchez Gavi, op. cit., p. 134.

61Entrevista al sacerdote Gustavo Rodríguez, Responsable de Pastoral Migratoria en la Arquidiócesis de Puebla, México, 6 de septiembre, 2015

62La organización se reúne una vez por año. El único intercambio que se conoce desde hace 40 años es con una diócesis misionera en Venezuela, en ciudad Guayana, Se envían sacerdotes a prepararse por tres años. El sacerdote que empezó el Ministerio Latino estuvo allí 17 años, y cuando vino comenzó el Ministerio Latino.

63Fortuny, Patricia, Friedmann, Manquardt Marie, “Cooperación y Conflicto: Parroquias e inmigrantes Latinos”, Revista Desacatos, núm. 46.

64Rivera Sánchez, op. cit., p. 266.

65Idem., p. 263.

66No obstante, algunas iniciativas han tenido éxito como la Antorcha Guadalupana entre México y Nueva York, un evento católico transnacional. En parroquias de Chicago o Nueva York, a pesar de no tener apoyo institucional, contribuyen para conectarse a otras organizaciones como los comités guadalupanos de Nueva York y hacia otras redes más amplias en el espacio público y no necesariamente en el campo religioso.

67Rivera Sánchez, op. cit., p. 264.

68Sánchez Gavi, José Luis, op. cit., p. 135. Buscaba educar al público sobre el fenómeno migratorio, impulsar reformas legislativas y organizar redes católicas para apoyar a los migrantes calificados entre otros puntos.

69La organización que ha crecido dentro de las Iglesias. Entre los fundadores se encuentra la organización Caridades Católicas de Minnesota.

70Entrevista Estela Villagrán.

71Se le entrena para cómo hacer una visita a un representante, que hacer, que decir, las cosas.

Recibido: 10 de Junio de 2016; Aprobado: 03 de Agosto de 2016

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