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Península

versión impresa ISSN 1870-5766

Península vol.11 no.2 Mérida jul./dic. 2016

https://doi.org/10.1016/j.pnsla.2016.08.002 

Artículos

Lineamientos generales para el diseño de un modelo intercultural de atención a la salud de inmigrantes mayas yucatecos en San Francisco, California

General guidelines for the design of an intercultural health care model for yucatecan mayan immigrants in San Francisco, California

Nancy Beatriz Villanueva Villanueva1 

Miguel Antonio Güémez Pineda1 

1Unidad de Ciencias Sociales, Centro de Investigaciones Regionales Dr. Hideyo Noguchi, Universidad Autónoma de Yucatán (UADY)


RESUMEN

Presentamos los resultados de la primera fase del proyecto de investigación aplicada “Conectando mundos”, cuyos objetivos son incrementar el acceso de los inmigrantes mayas yucatecos radicados en San Francisco, California, a los servicios de salud y contribuir a mejorar la calidad de estos servicios, mediante el diseño e implementación de un modelo de atención que favorezca el entendimiento entre pacientes y profesionales y disminuya las experiencias discriminatorias. En esta fase realizamos trabajo de campo en el lugar de origen de estos migrantes (Oxkutzcab, Yucatán) para obtener la información pertinente para elaborar dicho modelo de atención. A partir del análisis de los datos y de tres conceptos teóricos de interculturalidad dilucidamos los lineamientos generales para el diseño de ese modelo de atención intercultural a la salud, desde una noción de interculturalidad respetuosa y abierta a los saberes y prácticas diferentes, sin asumir a priori a los conocimientos médicos occidentales como mejores.

Palabras clave salud; migración; interculturalidad; Yucatán; mayas

ABSTRACT

We present the results of the first phase of an applied research project entitled “Connecting Worlds,” which aims to increase access of Yucatecan Mayan immigrants residing in San Francisco, California, to health services and to improve the quality of these services through the design and implementation of a health care model that promotes intercultural understanding between patients and professionals, reducing thus discriminatory experiences. For the first phase of the project we conducted fieldwork in Oxkutzcab, Yucatan, the migrants’ place of origin, to obtain information for developing such a model. From the analysis of this information and three theoretical concepts of multiculturalism, we elucidate the general guidelines for intercultural health care, from a platform of respect and openess to different cultural practices without assuming a priori that. Western medical knowledge is better.

Keywords health; migration; intercultural; Yucatán; Mayas

INTRODUCCIÓN

En 2012, profesores de la Universidad de El Paso, Texas, (UTEP) nos invitaron a colaborar en el proyecto interinstitucional y aplicado “Conectando Mundos”3 entre dicha universidad, la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY) y la Asociación Mayab, A.C.,4 con los objetivos de aumentar el acceso de los inmigrantes mayas yucatecos radicados en San Francisco5 a los servicios de salud, contribuir a mejorar la calidad de la atención médica que estas personas reciben y disminuir las experiencias de discriminación.

Así, el proyecto se propuso diseñar un modelo de atención intercultural a la salud, pues una de las premisas más señaladas es que los inmigrantes mayas yucatecos no asisten a los servicios médicos en Estados Unidos por dificultades de entendimiento cultural y lingüístico con el personal. La atención se enfoca en padecimientos emocionales como la angustia, estrés, ansiedad y depresión, que pueden conducir al abuso de sustancias como alcohol o drogas, ya que estudios realizados en la bahía de San Francisco advierten entre sus resultados que estos son los problemas de salud más apremiantes entre este sector de inmigrantes (Pérez Rendón 2005 y 2011).

El proyecto consta de tres fases: en la primera —efectuada entre abril de 2013 y noviembre de 2014— los integrantes del equipo de la UADY realizamos investigación etnográfica en el lugar de origen de los migrantes,6 con el fin de obtener información cultural y lingüísticamente pertinente, relacionada con las nociones y prácticas de salud de estos migrantes.

En la segunda fase del proyecto, la información etnográfica obtenida será utilizada para: 1) elaborar herramientas conceptuales y lingüísticas para capacitar a personas de origen maya-yucateco, radicadas en San Francisco, las cuales fungirán como enlace entre los pacientes de su mismo origen étnico y los centros de salud en Estados Unidos (en adelante nos referiremos a ellas como promotoras),7 y 2) diseñar materiales impresos (folletería y carteles), electrónicos y audiovisuales sobre prevención y atención a la salud para difundir en los lugares públicos que los inmigrantes frecuentan. Estos materiales deben expresar nuevas síntesis que resulten de replanteamientos de las nociones y prácticas oficiales y las de los inmigrantes mayas yucatecos.

La tercera fase del proyecto consistirá en la implementación de la propuesta intercultural de atención a la salud en asociaciones, clubes, consulados, clínicas y otros sitios públicos.

En este artículo presentamos un panorama general del proceso migratorio Oxkutzcab-San Francisco, examinamos las prácticas alternativas de atención a la salud de los migranes a la luz de tres conceptos teóricos de interculturalidad (realista, funcionalista y crítico-político) y dilucidamos los requerimientos mínimos que debería cumplir una atención intercultural a la salud para que ésta pueda considerarse pertinente, digna y no discriminatoria. Para esto último, adoptamos el concepto crítico-político de interculturalidad (Tubino 2005; González Ortiz 2007, y Fornet-Betancourt 2004) por ser el que, a nuestro juicio, cumple con tales requisitos. Esta perspectiva no utiliza los saberes y la lengua de los inmigrantes como simples herramientas conceptuales para lograr más fácilmente la imposición cultural y lingüística, la integración-homogeneizadora, sino que respeta y valora esos saberes en igualdad de circunstancias, sin asumir previamente los conocimientos médicos occidentales e institucionales como mejores.

INVESTIGACIONES PREVIAS SOBRE SALUD DE MIGRANTES EN ESTADOS UNIDOS

Los estudios sobre la migración de yucatecos hacia Estados Unidos y los problemas sociales asociados han aumentado en correspondencia con el incremento de estos desplazamientos. Dos de estos estudios abordan la migración de yucatecos hacia Estados Unidos (Lewin Fischer 2008; Iglesias Lesaga 2011), otro analiza sus consecuencias en la salud de los migrantes (Prelat y Maciel 2008) y otros cuatro investigan la migración de oxkutzcabenses hacia San Francisco (Fortuny Loret de Mola 2004; Cornejo-Portugal y Fortuny Loret de Mola 2011; Cornejo-Portugal y Fortuny Loret de Mola 2012 y Contreras Cornejo 2009).

Pedro Lewin Fischer (2008) analiza las causas internas y externas que han favorecido la migración de yucatecos hacia Estados Unidos en distintos momentos históricos. Esther Iglesias Lesaga (2011) expone la concatenación de factores que activaron la migración de los yucatecos del medio rural, primero hacia la costa turística quintanarroense y luego hacia Estados Unidos, en busca del sustento económico que en sus lugares de origen es inaccesible e insuficiente y por lo tanto, no les permite mejorar sus condiciones de vida. Pese a este objetivo, dado el perfil socioeconómico y cultural de los actuales emigrantes y las condiciones de la migración, las remesas enviadas a sus familias en Yucatán sólo han servido como complemento al salario sin contribuir al desarrollo social, económico, ni personal. Por ello, es preciso que el Estado planifique un desarrollo endógeno local y sustentable en las comunidades expulsoras de trabajadores, partiendo de sus potencialidades económicas (como la apicultura, los frutales y las hortalizas) y procurando mejorar sus técnicas de producción, sin convertir a la mano de obra desocupada en simples maquiladores.

Un equipo de investigación binacional estudia diversos aspectos relacionados con la migración de Tunkás, un pueblo yucateco elegido por sus altas tasas de migración hacia Estados Unidos (Cornelius, Fitzgerald y Lewin Fisher 2008). Uno de esos aspectos es la salud de los migrantes en comparación con la de los no migrantes, a fin de determinar quiénes son más sanos —o presentan menos enfermedades—; el estudio se enfoca específicamente en la depresión y el abuso del alcohol, pero también incluye la alimentación y padecimientos derivados de ésta como el colesterol y la diabetes. Las autoras demuestran que con la migración no sólo empeora salud de los migrantes sino también la de sus familiares, quienes se vuelven “más susceptibles a la depresión, la ansiedad” y cuya salud general es “más precaria” (Prelat y Maciel 2008, 301).

Fortuny-Loret de Mola (2004) analiza las redes sociales de intercambio cultural entre Oxkutzcab y San Francisco, California. La autora utiliza el vocablo maya hetzmek (el cual refiere a una forma de cargar a los niños pequeños en el medio rural de Yucatán; la cuidadora monta al niño sobre su cadera izquierda mientras sostiene el torso de éste con su brazo izquierdo), como metáfora para “interpretar la situación de los migrantes yucatecos”, quienes, como los niños cargados en la postura de hetzmek, “también se encuentran suspendidos en el aire entre dos lugares y separados por una frontera”. Mediante esta metáfora expresa los procesos de permanencia y cambio cultural por los que atraviesan los migrantes yucatecos y las ventajas y desventajas sentidas por éstos de no estar completamente asentado y a gusto en ninguno de los dos lugares. (Fortuny-Loret de Mola 2004, 227-232).

Cornejo-Portugal y Fortuny-Loret de Mola (2011) estudian el proceso migratorio de yucatecos originarios de los municipios de Oxkutzcab, Muna, Peto y Dzan hacia Estados Unidos; la descripción inicia desde el momento en que los migrantes deciden irse hasta su inserción en el país vecino. Las autoras concluyen su análisis señalando líneas de investigación futuras. Una de ellas es considerar que actualmente muchos de los migrantes yucatecos son mayahablantes, condición que ha pasado desapercibida para los analistas. Otra es abordar los procesos de negociación cultural implementados por los migrantes para enfrentar los desafíos que les presenta el país receptor.

En otro texto Cornejo-Portugal y Fortuny-Loret de Mola (2012) analizan la negociación cultural (estrategias positivas implementadas por los migrantes para hacer frente a los desafíos de un mundo desconocido compuesto por dos o más culturas) y la liminalidad social (autopercepción de los migrantes sobre su estado psicológico estresado), dos procesos psicosociales mediante los cuales, dicen las autoras, los migrantes se adaptan al lugar de destino para obtener bienestar mental y emocional. Ellas concluyen que la existencia de una comunidad de apoyo (amigos, familiares, coterráneos, correligionarios) proporciona a los migrantes este bienestar y argumentan que los recién llegados están mejor equipados culturalmente para afrontar la adversidad; los migrantes aculturados sufren más estrés y problemas emocionales, porque “en su proceso de integración a la cultura dominante se encuentran en un ambiente social y económico competitivo en donde su equipo cultural (idioma, costumbres) está en franca desventaja respecto a los nativos”. Los inmigrantes recientes, en cambio, enfocan su mirada hacia el lugar de origen donde sus competidores poseen menos recursos que ellos (Cornejo-Portugal y Fortuny-Loret de Mola 2012, 73-74).

Ciertamente, el apoyo práctico y emocional prestado por familiares, amigos y coterráneos en el país vecino reducen los problemas emocionales que ocasiona la migración. Sin embargo, como veremos más adelante, en las condiciones más recientes, los recién llegados no siempre reciben el apoyo que requieren, pues ante la reducción de la oferta de empleo en Estados Unidos como consecuencia de la crisis económica de 2008 (Escobar, Martin, Lowell y Fernández de Castro 2013, 12 y Durand 2013, 103), llegan a competir por empleos ahora insuficientes.

Salvador Contreras Cornejo (2009) estudia los lazos sociales transnacionales entre San Francisco y Oxkutzcab, los cuales permiten a los migrantes enfrentar las adversidades y los desafíos en Estados Unidos. Obtuvo la información etnográfica que presenta entre 2004 y 2005 directamente de inmigrantes oxkutzcabenses en San Francisco y ex migrantes que ya habían retornado a Oxkutzcab. Su información coincide con nuestros hallazgos.

LUGAR DE ESTUDIO, PERFIL DE LOS INFORMANTES Y ESTRATEGIAS DE INVESTIGACIÓN

Elegimos el municipio de Oxkutzcab, Yucatán, porque durante 2013 tuvo la tasa más alta de migración hacia Estados Unidos (Mentado 2014) y, además, por ser el lugar de origen de la mayoría de los migrantes yucatecos radicados en San Francisco (Aldeson 2002; Burke 2004; Fortuny 2004; Pérez Rendón 2011). Según cálculos de Anne Whiteside, en 2003 aproximadamente la mitad de los inmigrantes yucatecos de esa ciudad norteamericana eran originarios de la ciudad de Oxkutzcab y el resto de pueblos aledaños a ésta (lo cual incluye a varias comisarías del mismo municipio) y Peto (Pérez Rendón 2011). Uno de los indicadores de su alta presencia en San Francisco son los letreros colocados en muchos comercios, donde se anuncia a Oxkutzcab como destino principal de los cheques que Western Union transfiere a Yucatán (Burke 2004, 380).

Aunque varios estudios lo señalan,8 la investigación de campo corroboró que los oxkutzcabenses son la mayoría de los inmigrantes yucatecos radicados en San Francisco.9 Casi todas las personas con quienes platicamos tienen algún pariente en dicha ciudad. Según la versión de algunos entrevistados, la preferencia por este destino inició cuando un trabajador del Programa Bracero, logró instalar un restaurante de comida yucateca en San Francisco. El éxito de su negocio permitió el arribo de familiares y amigos de Oxkutzcab para trabajar con él o para que los ayudara a conseguir empleo (Burke 2004, 383). Así se fue creando la red de apoyo migratoria entre Oxkutzcab y San Francisco.

Para la elección de los entrevistados se tomaron en cuenta los siguientes criterios: que hubieran retornado al municipio de Oxkutzcab en los tres años anteriores a la fecha de estudio (2012-2014), pues consideramos que podrían recordar con más facilidad las experiencias vividas en Estados Unidos; que hubieran radicado en la bahía de San Francisco al menos tres años; y, preferentemente, que supieran hablar maya. Para detectar y contactar a este tipo de migrantes contamos con el apoyo de los representantes de la oficina de enlace del Instituto para el Desarrollo de la Cultura Maya del Estado de Yucatán (INDEMAYA) en Oxkutzcab, con quienes elaboramos una lista de posibles informantes. Igualmente recurrimos a diferentes funcionarios del municipio, vendedores del mercado y del parque municipal, taxistas. Luego, unos informantes nos fueron sugiriendo otros.

A partir de estos criterios se realizaron 32 entrevistas cualitativas a 26 varones y seis mujeres: 21 (66%) nacieron en la cabecera municipal y 11 (34%) en las comisarías de Xohuayán (3), Yaxhachén (3) y Xul (5). Al momento de la entrevista, 24 declararon estar casados y con hijos (incluidas cinco mujeres), dos divorciados y una viuda. Sólo cinco varones dijeron ser solteros.

El 85% del total (incluidas las seis mujeres) declaró hablar lengua maya y el 15% (jóvenes varones originarios de la cabecera) dijo entenderla bien, pero no la hablan o la hablan con limitaciones. Algunos de los que declararon hablar maya, la sabían antes de irse. Otros la aprendieron mediante la convivencia con sus coterráneos en San Francisco y para fortalecer los lazos de identificación con ellos. Ante la lejanía de su terruño y parentela en un país tan plurilingüe y multicultural, donde históricamente se han desarrollado distintas filiaciones sociales, la identificación con los más cercanos cultural y lingüísticamente hablando se vuelve una necesidad social y psicológica.10 En cambio, no todos los exmigrantes aprendieron a hablar inglés durante su estancia en Estados Unidos; la mayoría sólo adquirió el vocabulario indispensable para desempeñarse en sus centros de trabajo. Su desconocimiento del inglés y su pobre desempeño lingüístico en español, dificultaron la comunicación y el entendimiento con los prestadores de servicios de salud en San Francisco.

Más del 70% de los entrevistados de ambos sexos no rebasó la primaria. El rango de edad fluctuó entre los 27 y 53 años, pero la mayoría no tenía más de 35 años y varios ni siquiera habían cumplido 18 años cuando realizaron su primer traslado. La permanencia en la ciudad destino fluctuó entre cinco y ocho años. Únicamente tres entrevistados declararon haber permanecido en los Estados Unidos más de diez años.

Ellos fueron parte de la nueva oleada de migración iniciada en los años noventa; de la migración emergente del sur y sureste de México compuesta en su mayoría por población indígena (Fox y Rivera-Salgado 2004, 10-14; Lewin Fischer 2008, 25).

La mayoría declaró haber retornado por voluntad propia y sólo unos cuantos aceptaron haber sido deportados por cometer algún ilícito o al ser sorprendidos cruzando la zona fronteriza por segunda o tercera ocasión. Cuatro negaron haber sido deportados, aunque otras personas nos hablaron de su deportación.

Los ex migrantes entrevistados en el municipio ahora se ocupan en distintas actividades socioeconómicas; la mayoría se dedica a la agricultura en parcelas donde cultivan cítricos y frutales; otros trabajan en carnicerías, talleres de reparación automóviles o motocicletas, son vendedores ambulantes, tricitaxistas, intendentes o meseros en hoteles o restaurantes, funcionarios o empleados municipales. Unos cuantos declararon estar desempleados o realizan “trabajitos” diversos en el pueblo y uno declaró dedicarse a la quiropráctica.

De manera complementaria entrevistamos a esposas y familiares cercanos de migrantes que aún radican en San Francisco, a autoridades municipales (regidores de salud, comandantes de policía, representantes de la oficina de enlace del INDEMAYA; encargados de los programas “Paisano”, “Regresar” y “3 x 1”), funcionarios del sector salud y médicos (alópatas y tradicionales). La realización de un viaje a San Francisco nos brindó la oportunidad de entrevistar a algunos trabajadores, dirigentes de una asociación conformada por yucatecos y a la encargada de la ventanilla de salud del Consulado General de México en esa ciudad, quienes nos proporcionaron una visión general del fenómeno migratorio y sus consecuencias.

La proyección del video documental “El recorrido. De Oxkutzcab a San Francisco, California”, dirigido y producido por Carlos Bazúa Morales, como estimulante para la discusión de la problemática de la migración con ex migrantes y sus esposas, proporcionó información interesante. Este video documental recibió el premio Best Ethnographic Film, Berkeley Film Festival, EUA, en mayo de 2008.

MUNICIPIO DE OXKUTZCAB. DATOS GENERALES RELEVANTES

El municipio de Oxkutzcab está ubicado en el sur del estado de Yucatán. Colinda al norte con Ticul, al sureste con Tekax, al noreste con Akil y al noroeste con el estado de Campeche. Forma parte de una subregión donde el Estado implantó el llamado Plan Chaac en 1964, a fin de promover nuevas alternativas de producción agrícola ante la contracción del mercado internacional del henequén. En los municipios de esta subregión (Muna, Sacalum, Ticul, Dzan, Oxkutzcab, Akil y Tekax), que antes se dedicaban parcialmente al cultivo del henequén, se sembraron cítricos, especialmente naranjas (Paz 1977, 21). Hoy, por la variedad y el monto de su producción frutícola, se le considera la huerta del estado de Yucatán. En la ciudad de Oxkutzcab, cabecera del municipio del mismo nombre, hay un importante mercado al que acuden intermediarios mayoristas a comprar frutas para distribuirlas en otros mercados, restaurantes y hoteles de Mérida y la zona turística de Quintana Roo. Este sistema de comercialización ha contribuido a abaratar el precio de los productos reduciendo los ingresos de los agricultores.

El municipio de Oxkutzcab tiene un total de 29 337 habitantes, de los cuales 13 947 son hombres y 15 378 son mujeres, asentados en un territorio de 709.68 kilómetros cuadrados. El 64.6% de su población de 5 años y más es mayahablante; sin embargo, en sus comisarías este porcentaje es más alto (ver cuadro 1). El 13.8% de su población de 15 años de edad y más carece de escolarización, el 10.4% es analfabeta y el grado promedio de escolarización de esta población es de 6.2; estos porcentajes son menos favorables en las comisarías (ver cuadro 2). Casi las tres cuartas partes de su población vive en condiciones de pobreza, el 22.3% en situación de vulnerabilidad y sólo el 4.7% no es pobre ni vulnerable. El cuadro 3 muestra datos adicionales que indican la magnitud del rezago social. El Consejo Nacional de Población (CONAPO) cataloga a este municipio como de alta marginación.

Fuente: elaborado con base en el último Censo de Población y Vivienda (INEGI 2010)

Cuadro 1 Municipio de Oxkutzcab. Condición lingüística. Población 5 años y más 

Fuente: elaborado con base en el último Censo de Población y Vivienda (INEGI 2010).

Cuadro 2 Municipio de Oxkutzcab. Escolaridad de la población 15 años de edad y más 

Fuente: Consejo Nacional para la Evaluación del Desarrollo Social (CONEVAL) 2014.

Cuadro 3 Pobreza, rezago social, vulnerabilidad 2010 

CAUSAS Y MOTIVOS DE LA MIGRACIÓN DE LOS OXKUTZCABENSES

Diversos factores —económicos, sociales y culturales— han servido como estímulo para que los jóvenes oxkutzcabenses partan hacia los Estados Unidos aspirando a una vida mejor. Entre los factores económicos podemos considerar: la pobreza imperante en el municipio (ver cuadro 3), la reducción de opciones de trabajo en el municipio y en la península de Yucatán,11 los bajos salarios, el bajo precio de los productos agrícolas y las pérdidas ocasionadas a la agricultura por el incremento de la actividad ciclónica entre 1988 y 2002 (Iglesias Lesaga 2011, 77). En el ámbito social pueden mencionarse las redes de apoyo entabladas entre los migrantes radicados en San Francisco y sus parientes que viven en Oxkutzcab, la construcción paulatina de redes de comercialización del traslado de migrantes, así como las instituciones bancarias y casas de empeño que se fueron instalando en la cabecera municipal. En el plano cultural y subjetivo están las expectativas y anhelos forjados por las imágenes positivas que los migrantes transmiten a sus coterráneos sobre las condiciones de vida en San Francisco: fotografías por internet, envíos de remesas y regalos a los familiares, construcciones de casas-habitación que emulan el estilo californiano, inversiones en ranchos y parcelas, la apertura de algunos negocios.

Dadas las condiciones de vida en el municipio de Oxkutzcab, resultan comprensibles las razones y motivaciones en cuanto a su decisión de migrar. Aunque en sus argumentos, “quería prosperar”, “para mejorar”, se pueden inferir argumentos que van más allá de lo económico. Cuando preguntamos qué significa prosperar o mejorar, expresaron el deseo de construir una casa grande de mampostería, emulando el estilo californiano, que se ha constituido en un símbolo de prosperidad y éxito en la migración. Este deseo anima a jóvenes a emprender la aventura migratoria. Uno de los entrevistados expresó su anhelo de la siguiente manera: “¡Siempre añoré ir a los Estados Unidos! ¡Me impresionaba la gente que regresaba con tremenda casota y forma de vivir! Yo no sé si envidia o tenía ganas de tener algo. Entonces decidí irme a Estados Unidos”.

Los ex migrantes y sus familiares suelen expresar que “un trabajador yucateco en EU puede ganar en una hora lo que aquí gana en un día”. Otros dicen que mientras a un profesor de primaria le puede llevar 15 años construir una casa-habitación de bloques, un migrante en Estados Unidos puede hacerla en dos años (Adelson 2002). Pero tal objetivo sólo se logra con un gran sacrificio. Para costear su viaje, los migrantes piden dinero a prestamistas que les cobran diez por ciento mensual de interés, dando como garantía de pago los títulos de propiedad del terreno donde vive su familia. Esta deuda es un acicate para que los migrantes no claudiquen en su intento de cruzar la frontera hacia el país vecino; si son descubiertos y devueltos a territorio mexicano vuelven a intentarlo las veces que sean necesarias; también los presiona a conseguir pronto un empleo para contrarrestar su rápido incremento. Pero debido al alto costo de la vida en San Francisco, los migrantes yucatecos gastan un alto porcentaje de sus ingresos en esa ciudad; por lo que para poder enviar dinero para la manutención de sus familiares y para pagar abonos de su deuda varios trabajan doble turno y comparten la renta de un cuarto entre seis o más personas.

En virtud de lo anterior, tenemos que aceptar que la migración de los yucatecos hacia Estados Unidos responde sólo en parte a “las limitaciones socioeconómicas que prevalecen en los lugares de origen”. Aunque ciertamente “el campo mexicano es incapaz de generar suficientes oportunidades de trabajo que devenga en progreso económico para sus habitantes”, los flujos migratorios de los años 1970 y 1980 generaron en algunas comunidades rurales, como Oxkutzcab, “un cierto grado de disposición social y cultural hacia la migración internacional” (Fortuny 2004, 229).

En su decisión de migrar, los jóvenes no toman en cuenta los resultados negativos de la migración: numerosos fallecimientos, deportaciones, encarcelamientos de coterráneos en San Francisco. De 2004 a 2010 fueron deportados 388 oxkutzcabenses, y entre 2007 y 2009 se trasladaron a Oxkutzcab 29 cadáveres (Codhey 2011, 40 y 43). A estas cantidades hay que sumar los muertos en el trayecto, cuyos cuerpos no pudieron ser encontrados o identificados, por lo que están en calidad de desaparecidos (Codhey 2011, 12).

CONDICIONES DE VIDA Y DE TRABAJO EN SAN FRANCISCO, CALIFORNIA

Las narraciones de los exmigrantes acerca de sus traslados hacia Estados Unidos son bastante dramáticas: varios mueren en el intento. Al trauma del traslado se suma la angustia por encontrar trabajo lo más pronto posible para poder pagar la deuda contraída para costear el viaje. Encontrar trabajo no siempre es fácil porque no conocen la ciudad, no saben inglés y no están capacitados para los oficios disponibles para ellos, aun aquellos destinados para personas con muy bajo grado de escolaridad.

En San Francisco, los migrantes mayas yucatecos trabajan como dishwasher (lavaplatos), busboy (ayudante de mozo), bartender (cantinero), ayudante de cocina, ayudante de panadero, janitor (conserje o intendente) en la industria restaurantera o como servicio doméstico; muy pocos se emplearon como meseros y ninguno como chef. Ellos nunca habían realizado esas labores, que en su lugar de origen se consideran femeninas.12 Las mujeres entrevistadas dijeron haber trabajado como camareras en hoteles y en labores de cocina en restaurantes de comida rápida. Algunos oxkutzcabenses que radican en San Francisco están desempleados, viven de la caridad y se han vuelto adictos a las drogas.

Esta información sobre el empleo de los inmigrantes oxkutzcabenses en San Francisco en términos generales coincide con los cálculos de un estudio regional sobre inmigrantes yucatecos en Estados Unidos. Según este estudio, el 61.0% de los migrantes de la región VII Sur, a la que pertenece Oxkutzcab, trabajan en restaurantes en ese país, el 3.3% lo hace en la construcción, el 2.1% en la agricultura, el 7.1% en el servicio doméstico y el 22.0% en oficios domésticos diversos (UTM-COBAY-INDEMAYA 2011, 77).

Comparados con los sueldos en el medio rural de Yucatán, los de San Francisco son altos; pero los precios de los productos y servicios básicos son también bastante elevados, por lo que para poder enviar dinero a sus familias en Oxkutzcab comparten el alquiler de un cuarto de dieciséis metros cuadrados con otros cuatro o cinco migrantes y, además, varios trabajan dos turnos en un mismo empleo o laboran cotidianamente en dos distintos negocios.13 Los funcionarios de la Ventanilla de Salud del Consulado General de México en San Francisco corroboraron esta información.

Para aguantar la doble jornada, varios migrantes recurren al consumo de drogas (mariguana, cocaína) o metanfetaminas (piedra y/o cristal), pues, dicen, “te mantiene despierto o despabilado para resistir”.14 No todos comparten esta opinión, pues algunos comentan que “puedes consumir café expreso como estimulante, o bebidas energizantes como el Red Bull”.

Aparentemente, las condiciones de vida de los migrantes yucatecos en San Francisco han orientado a muchos al consumo de drogas y al alcoholismo. Unos cuentan que sus propios “paisanos” los inducen; por ejemplo, cuando no tienen dinero y no han conseguido trabajo, es más fácil que les inviten una cerveza, un trago y drogas que comida. Además, después de cada jornada de trabajo, al llegar a su vivienda, los compañeros de cuarto los presionan para que los acompañen a beber y/o a drogarse.

Factores de naturaleza emocional también generan condiciones favorables para caer en el alcoholismo y la drogadicción. Entre ellos destacan el trauma del traslado; el miedo y la inseguridad que les produce ser indocumentado en un país del cual no conocen la lengua y las formas apropiadas de conducirse; los sentimientos de soledad, tristeza y preocupación por la familia que dejaron en su pueblo o ciudad; la angustia por pagar la deuda contraída y su rápido incremento por la alta tasa de interés mensual si no consiguen trabajo pronto. Pero el consumo de alcohol y drogas los conduce a derrochar un buen porcentaje de sus ingresos laborales. Esto aplica sobre todo en el caso del consumo de drogas porque sus características altamente adictivas provocan en el consumidor el incremento paulatino de la dosis diariamente ingerida.

Se dice entre quienes regresaron que aquellos que no tienen como meta fija y clara mejorar económicamente y no cuentan con una red de apoyo familiar o social en el lugar receptor se vuelven presa fácil de malas compañías y malos consejos. Otros opinan que caen en esas prácticas quienes tenían como motivación de su viaje el libertinaje y las ansias de disfrutar la vida y no el trabajo para ahorrar y mejorar su vida futura en su lugar de origen. Pero, aun quienes van en búsqueda de mejores condiciones de vida pueden caer en las tentaciones ofertadas cuando no cuentan con una estructura de apoyo afectivo, en especial cuando muchos de los migrantes son bastante jóvenes.

Por otro lado, para quienes no consiguen pronto un empleo, siempre está el recurso de vender droga en caso de desesperación. Los entrevistados aseguran que ésta es una actividad común entre los coterráneos, la cual es favorecida por sus propios patrones cuando son consumidores, pues les piden les consigan algunas dosis argumentando que para ellos es más fácil obtenerlas.

El alcoholismo, la drogadicción y las condiciones de trabajo merman la salud de los inmigrantes mayas yucatecos. Además de la doble jornada, el ritmo de trabajo apresurado, al cual no están acostumbrados, los desgasta física y emocionalmente. En Yucatán, el trabajo es mucho más pausado y relajado, a pesar de las duras condiciones laborales para quienes trabajan a la intemperie, tanto en actividades agropecuarias como en la industria de la construcción. Los cambios bruscos de temperatura a los que están expuestos los que trabajan como ayudantes de cocina en restaurantes de San Francisco (entre el frigorífico y la estufa), también afectan sensiblemente su salud.

El individualismo es otro problema que enfrentan los inmigrantes mayas yucatecos en San Francisco. Allí, dicen los entrevistados, no hay amigos; por envidias e intereses laborales unos perjudican a otros; no hay solidaridad entre los coterráneos y quienes fueron amigos en el pueblo antes de la migración. Según su percepción, fueron sus propios paisanos —mexicanos y chicanos— quienes los discriminaron y trataron mal durante su estancia en esa ciudad, no los estadounidenses. Estas opiniones aparentemente contradicen la de un pastor presbiteriano, quien afirma que entre los inmigrantes mayas yucatecos hay fuertes lazos de solidaridad y apoyo mutuo, pues los ya instalados hospedan e invitan a comer a los recién llegados mientras consiguen trabajo, e incluso los ayudan a conseguirlo (Adelson 2002).

Sin embargo, la información indica que ocurren las dos situaciones. Por un lado, los recién llegados reciben ayuda inmediata de parientes cercanos que migraron antes, pero éstos no están en condiciones de hacerse cargo de ellos por mucho tiempo. Además, en los centros de trabajo se vuelven competidores por empleos cada vez más escasos, situación que deriva en hostilidad hacia los recién llegados. Por otro lado, está ampliamente documentado, y la información de campo lo corrobora, que existen organizaciones de apoyo a los inmigrantes en las que participan inmigrantes ya establecidos en San Francisco. Algunas de esas organizaciones son iglesias católicas y presbiterianas a las que acuden, según su adscripción religiosa, para buscar alivio a sus malestares o conversar con amigos los problemas que les aquejan. Una iglesia en el barrio de La Misión da cobijo a migrantes mayas mexicanos y guatemaltecos mientras encuentran trabajo. La Asociación Mayab A.C. es otra organización de apoyo a los inmigrantes mayas yucatecos.

La violencia callejera y la alta oferta de servicios dirigidos al placer (como la prostitución, a veces disfrazada como masajes) son parte de las condiciones de vida de los inmigrantes mayas yucatecos en San Francisco. Dicen que en las puertas de sus viviendas tienen acceso a estas ofertas. Por otro lado, quienes retornan de noche a sus casas y transitan por determinados barrios corren peligro de ser asaltados, lo cual les genera tensión.

PADECIMIENTOS Y FORMAS DE ATENCIÓN DURANTE LA ESTANCIA EN SAN FRANCISCO

A fin de obtener información cultural y lingüísticamente pertinente para elaborar los canales de comunicación y traducción entre los pacientes mayas yucatecos y el personal de los centros de salud en San Francisco, en la investigación de campo nos propusimos conocer los principales padecimientos de los exmigrantes durante su estancia en esa ciudad, y saber si acudieron o no a los centros de salud disponibles, y en caso negativo, por qué no lo hicieron y cómo los solucionaron.

Los entrevistados reportaron básicamente dos tipos de problemas de salud: físicos y emocionales; ambos inician incluso durante el trayecto por las condiciones traumáticas en que éste ocurre y que no habían imaginado en toda su magnitud. Aunque no conciben a los problemas emocionales propiamente como enfermedad, varios entrevistados reconocen haber pasado por periodos de depresión, angustia e inadaptación a sus nuevas condiciones de vida; no obstante, no creen que estos trastornos ameriten de tratamiento especializado. Ellos recurren a soluciones más prácticas y que tienen a la mano, como el consumo de enervantes y alcohol.

Respecto a los padecimientos físicos, refirieron dolores de cabeza, gripes, calenturas e infecciones intestinales. Para curarse estas enfermedades recurrían a la automedicación, pues no contaban con seguro médico y asistir a una clínica particular les resultaba muy oneroso, además de que los precios no correspondían con la calidad del servicio recibido. Ejemplo de lo anterior es el caso de una migrante quien llevó a su hijo con calentura a un hospital, donde simplemente le indicaron le pusiera paños húmedos en la frente y lo bañara. A pesar de no haber recibido una atención especializada ni medicamentos, al mes recibió una cuenta alta por pagar.15 La automedicación es favorecida por la facilidad de comprar analgésicos, antidiarreicos, antihistamínicos, jarabes para la tos, gotas oftálmicas, geles, ungüentos, cremas, etc., en cualquier farmacia de San Francisco sin receta médica.

Para curarse las enfermedades mencionadas arriba, los inmigrantes yucatecos en San Francisco también recurrieron a remedios caseros como tés, café soluble, limón, tortilla quemada, cebolla, tomate, Coca-Cola, agua mineral, miel de abeja, bebidas energizantes, entre otros. Aprendieron algunos de esos remedios en su lugar de origen, pero también han aprendido formas de curación casera de los norteamericanos.

Aunque en Yucatán hay una alta tasa de diabéticos16 (Sepúlveda 2012), los exmigrantes comentaron que algunos compañeros contrajeron este padecimiento durante su estancia en Estados Unidos por el tipo de alimentación y la alta disponibilidad de Coca cola para beber, en vez de agua. Un estudio comparativo entre migrantes y no migrantes de Tunkás, Yucatán, muestra que los primeros son menos saludables (por ejemplo, la diabetes y el colesterol es más común entre ellos) que los segundos (Prelat y Maciel 2008, 285). Varios estudios corroboran esta situación. Por ejemplo Escobar, Martin, Lowell y Fernández de Castro (2013, 14-15) dicen:

Cuando salen por primera vez de sus comunidades en México, los migrantes parecen ser más saludables que los estadounidenses, aunque la evidencia no es concluyente. En Estados Unidos aumenta su alimentación pero adquieren hábitos poco saludables. Crecen la hipertensión arterial, la diabetes mellitus, las enfermedades de transmisión sexual y las mentales relacionadas con el estrés. La salud de los migrantes evoluciona negativamente. Cuatro factores inciden negativamente en su salud: el cambio en su alimentación, el aumento del consumo de tabaco y alcohol, las condiciones laborales riesgosas y carentes de las protecciones adecuadas y la carencia creciente de acceso a servicios de salud.

Los migrantes entrevistados también reportaron haber sentido mucho cansancio durante su estancia en Estados Unidos por trabajar doble turno y por tener que hacerlo a contrarreloj. Unos pocos refirieron haber sufrido accidentes laborales, en cuyo caso la atención corrió por cuenta de sus patrones; algunos incluso recibieron indemnizaciones.

Los migrantes yucatecos no acuden a los centros de salud en San Francisco por varias razones. Algunos argumentaron su situación migratoria al no estar enterados de la existencia de asociaciones de beneficencia y apoyo a migrantes en diferentes campos, entre éstos la salud, aun siendo indocumentados. Y es que a diferencia de la mayoría de los estados del país vecino del norte, la legislación imperante en California permite la atención médica a inmigrantes indocumentados por medio de programas públicos pagados con recursos estatales o locales (SEGOB/CONAPO 2012, 24-25). Quienes desconocían esta legislación arguyeron no contar con seguro médico y carestía de los servicios. También dijeron carecer de tiempo por tener que trabajar doble turno, y es que la sobreoferta de mano de obra los obliga a presentarse a trabajar, pues siempre hay otro trabajador dispuesto a ocupar su puesto.

En las circunstancias anteriores, los migrantes yucatecos en San Francisco recurren a prácticas alternativas para la solución de sus padecimientos. Además de la automedicación, es común consultar por teléfono con un médico de Yucatán. En este caso, un familiar suyo acude a dicho médico. Durante la consulta, el paciente explica sus síntomas al médico por medio del teléfono celular de su pariente. Este último paga la consulta e incluso puede enviar la medicina recetada al paciente.

Otra opción es recurrir a los servicios de un yerbatero que vende medicamentos herbolarios procesados (polvos, cortezas y frutos secos) en el mercado de Oxkutzcab. En este caso, parientes de los enfermos pueden hacer el envío de los medicamentos herbolarios utilizando los servicios de paquetería, aunque también se encarga del traslado de éstos un oxkutzcabense residente en Estados Unidos desde hace 11 años, antiguo paciente del citado yerbatero, quien cuenta con visa para ingresar a ese país y hace viajes frecuentes a su pueblo de origen para comprar estas medicinas.

Los inmigrantes yucatecos en San Francisco también acostumbran llamar a sus madres para obtener remedios caseros. Igualmente acuden a inmigrantes coterráneos con conocimientos en alguna rama de la medicina tradicional, por ejemplo, sobadores, aunque en Yucatán nunca desempeñaron este oficio. Adicionalmente, una partera-curandera ha viajado a San Francisco para atender pacientes. Varias de estas prácticas son similares a las que recurren los migrantes mixtecos en San Francisco para solucionar sus problemas de salud ante el difícil acceso a los servicios médicos. Según Bonnie Bade (2004), estas estrategias reafirman su identidad étnica y sentido de pertenencia a su comunidad.

Como pudimos ver, durante su estancia en San Francisco los migrantes mayas yucatecos siguen prácticas curativas análogas a las utilizadas en su lugar de origen para solucionar sus problemas de salud: usando los recursos a los cuales tienen acceso en Estados Unidos, combinan la medicina tradicional con la automedicación o simplemente no atienden su salud. Estas acciones son favorecidas por: 1) por la carestía de servicios de salud gratuitos en ese país, 2) la falta de tiempo para asistir a los centros de salud por tener que trabajar doble turno; 3) el acceso a medios de comunicación modernos y fácilmente disponibles en ambos lados de la frontera México-Estados Unidos, 4) la existencia de redes de conexión que la comunidad de migrantes históricamente ha tejido para vincularse a su terruño y acceder a medicamentos y prácticas curativas de origen maya yucateco y 5) la incomprensión lingüística y cultural en ambos sentidos; es decir, de los migrantes mayas yucatecos hacia la lengua y la cultura de los prestadores de servicios de salud en Estados Unidos y de éstos hacia la lengua y la cultura de los migrantes mayas yucatecos.

Sobre la última cuestión podemos decir que aunque en la Ventanilla de Salud del Consulado mexicano en San Francisco distinguen categorías de grupos indígenas en sus bases de usuarios, no otorgan servicios específicos según la lengua y la cultura de cada grupo. En una entrevista con el vicecónsul y la encargada de la Ventanilla pudimos constatar que ellos están conscientes de que la población maya peninsular ha aumentado considerablemente, aunque no se le atiende según sus propios requerimientos.

PRÁCTICAS COTIDIANAS DE LOS INMIGRANTES MAYAS YUCATECOS EN SAN FRANCISCO

Los mayas yucatecos siguen pautas similares a las de otros grupos de inmigrantes en San Francisco y se han aglutinado preferentemente en el barrio La Misión. Allí han generado formas de comunicación, comportamiento y modos de vida particulares; han producido una cultura propia que no corresponde con la estadounidense hegemónica ni con la subalterna del medio rural yucateco del que proceden.

Los recién llegados se enfrentan a este mundo mucho más diverso y ajeno al que perciben en sus respectivos nichos de vida en Yucatán. La falta de herramientas lingüísticas y culturales para comprender este mundo, más el miedo a ser deportados por delatar con su comportamiento su situación de indocumentados, les produce sentimientos de inseguridad, desasosiego y soledad. Con el tiempo y con la ayuda de los pocos amigos, conocidos o parientes que llegaron antes, aprenden ciertos códigos sobre lo que pueden y no deben hacer. Es decir, no se enfrentan solos y directamente al mundo cultural norteamericano. En cierta forma, viven en un nicho cultural parcialmente creado por los propios migrantes yucatecos, tanto por los antecesores como por los contemporáneos. También aprenden estos códigos —incluso sobre la vestimenta— a la fuerza, con advertencias y amenazas de muerte de miembros de otros guetos.

Dependiendo de su círculo de amistades, sus experiencias laborales, expectativas y motivaciones por las que migraron, y la fortaleza o debilidad de sus lazos con sus respectivas familias en sus pueblos natales, algunos se empeñan en conseguir trabajo y ahorrar dinero, mientras otros caen en el alcoholismo o la drogadicción, ingresan a bandas y gastan el dinero que ganan con tanto esfuerzo en consumos fugaces que abundan en San Francisco. Algunos de los primeros han llegado a ahorrar el monto necesario para construir una casa de mampostería o para hacerse de un pequeño capital que les permitirá montar un negocio o invertir en sus parcelas. Otros han sido deportados y al regresar ingresan a pandillas juveniles de Oxkutzcab. Quienes gastan sus salarios regresan a su pueblo con las manos vacías. Pero las historias son diversas y en el destino de cada migrante incide no sólo sus propias decisiones, sino también las de los familiares que recibieron el dinero que ellos enviaron.

Todos regresan con aprendizajes, positivos o negativos. En el primer caso tenemos a quienes durante la investigación de campo (2013-2014) eran empleados administrativos del ayuntamiento y que por proceder de hogares pobres difícilmente hubieran podido desempeñarse en ese cargo sin la experiencia migratoria. En otro caso están quienes aprendieron los modos de vida, valores y formas de interactuar de las pandillas de San Francisco y los reproducen y enseñan en Oxkutzcab.

Quienes migran no regresan siendo los mismos; traen consigo saberes, comportamientos, concepciones sobre la vida y aspiraciones parcialmente diferentes a los que tenían cuando partieron. Al llegar a San Francisco, una ciudad que es producto de la migración internacional variada, introducen con ellos elementos culturales y lingüísticos que afectan las formas de ser, hacer y sentir en esa ciudad. Estas mezclas, combinaciones o síntesis también aplican a sus prácticas de atención a la salud. Los migrantes hacen uso de sus recursos; entre ellos están los saberes y valoraciones de sus ancestros, pero también la nueva tecnología de la comunicación: Smart-phones, tablets y laptops con aplicaciones para videoconferencias.

¿INTERCULTURALIDAD O ADAPTACIÓN/INTEGRACIÓN?

¿Podemos usar el término interculturalidad para nombrar estos procesos? Para responder esta pregunta tenemos que precisar la noción de la cual partimos. En la revisión bibliográfica sobre este término hemos distinguido tres enfoques diferentes.

Uno de ellos, el realista, define la interculturalidad como los procesos de traducción que cotidianamente ocurren cuando individuos o grupos humanos con esquemas culturales diferentes, en cualquier grado, entran en contacto. Otro, el funcionalista, busca entender al subordinado para integrarlo mejor al sistema cultural dominante, en calidad de dominado. El tercero, crítico-político, la restringe a condiciones de interacción no jerárquica, incluyente, respetuosa y valoradora de la diferencia como enriquecedora.

La versión realista se expresa en las formulaciones de Jorge Gasché (2008), Néstor García Canclini (2011), Gavina Córdova (2010) y Daniel Mato (2008). Para Gasché (2008, 373-374) la interculturalidad no es algo por crear en el futuro: “existe ahora y ha existido en América desde la conquista. Pero la dominación/sumisión imprime a la relación intercultural, por un lado, condiciones económicas, sociales, políticas y legales, y por el otro, disposiciones, actitudes y valores asimétricos desiguales” que se reiteran y refuerzan diariamente mediante conductas rutinarias. Por lo tanto, considera que “hablar de la interculturalidad como de una relación horizontal no es más que un eufemismo para disfrazar relaciones verticales” (2008, 373-374). García Canclini (2011, 104) también piensa que este concepto sirve “para describir lo que sucede cuanto interactúan agentes sociales con formaciones culturales distintas”, independientemente de que estas interacciones puedan ser interpretadas como choque, conflicto u oportunidades para hacer alianzas. Reconoce que aunque la antropología lo ha abordado preferentemente como una relación discriminatoria de los Estados nacionales hacia los pueblos indígenas, la interculturalidad puede referirse a otros espacios socioculturales y con relaciones menos jerárquicas o no jerárquicas. Gavina Córdova (2010, 102) coincide con esta perspectiva al afirmar que se trata de “una realidad vivida y sentida desde hace mucho tiempo” por los distintos pueblos indígenas latinoamericanos en su práctica cotidiana. Daniel Mato (2008, 111), por su parte, al comparar los saberes populares y la ciencia, considera a los indígenas intelectuales como básicamente interculturales por la forma como han obtenido e integrado sus saberes. Al mismo tiempo rechaza la existencia de un saber universal, pues la producción de conocimiento, dice, es una empresa y un proceso intercultural. En este sentido, decimos nosotros, no debe atribuirse toda la verdad y validez cognitiva y práctica a la medicina alópata hegemónica en el mundo occidental.

Desde un enfoque crítico-político Fidel Tubino (2005), Felipe González Ortiz (2007) y Raúl Fornet-Betancourt (2004) opinan que la interculturalidad requiere que la comunicación entre los diferentes se produzca en el marco de relaciones no jerárquicas sino simétricas, en el que prime el respeto y la valoración de las diferencias buscando enriquecerse mutuamente del contacto para construir un mundo mejor, más democrático, más humano y una convivencia pacífica. La interculturalidad implica disposición para entablar un diálogo respetuoso y crítico de los saberes subordinados y dominantes, procesos de negociación que permitan llegar a acuerdos. Por eso, como afirma Felipe González, es necesario ir más allá de la construcción de entendimientos entre grupos diferentes, buscar la equidad y lograr construir “una sociedad global de paz”. Este autor reconoce que este enfoque contiene características utópicas, pero advierte que las utopías son “plataformas sobre las que se construyen las sociedades”. En ese sentido, la interculturalidad es, dice el autor, “una idea utópica” (González Ortiz 2007, 69).

La interculturalidad, advierte Fornet-Betancourt, nombra el proceso de traducción recíproca entre culturas; un proceso en el que todas se interpretan entre sí y no una a las demás, pues ninguna cultura debe colocarse por encima de otras para interpretarlas desde sus propios marcos de significado. Este concepto debe incluir el derecho que todos los grupos sociales tienen a “hacer el mundo de otro modo”, ya que no se trata de incluir a los grupos sociales subordinados con sus saberes tradicionales en el orden social y cultural dominante, como pretende el enfoque funcionalista, sino de reestructurar entre todos el orden existente. Este autor propone la organización de una nueva sociedad en la que haya una transformación recíproca mediante el diálogo intercultural. Con esta formulación rechaza tanto la simple inclusión y la homogenización (Fornet-Betancourt 2004, 45-51) como el relativismo cultural desde el cual toda práctica cultural es válida y respetable. Advierte, “No todo valor cultural es bueno. El diálogo intercultural debe ser un instrumento de mutua corrección de las culturas como proceso de aprendizaje […] Es un enriquecimiento mutuo que supone la igualdad, y también, evidentemente, unas condiciones mínimas de simetría para que realmente haya un diálogo” (Fornet-Betancourt 2004, 61-62).

Entonces, la interculturalidad debe dirigirse a la edificación colaborativa de valores o normas universales; nos debe permitir discernir y negociar sobre mejores prácticas en un ambiente de equidad y respeto mutuo. La propuesta de Fidel Tubino (2005, 91-92) sobre la interculturalidad coincide con la de los dos autores previos, pues considera que lo propio de ésta es su “apertura selectiva y crítica al mundo y el intercambio simétrico y creativo”.

Si adoptando el enfoque realista entendemos por interculturalidad la afectación cultural que sufren los integrantes de grupos sociales y culturales subordinados al entrar en contacto con miembros de una sociedad y cultura dominante, debemos reconocer que los inmigrantes mayas yucatecos en San Francisco, California, tienen prácticas de atención a su salud interculturales. Pero si como definen los teóricos del enfoque crítico-político asumimos que la interculturalidad sólo puede darse en un marco de relaciones no jerárquicas, en el que prive el respeto y la valoración de las diferencias culturales, se tenga disposición a llegar a entendimientos mutuos y a acuerdos sobre prácticas y concepciones que se analizan y cuestionan en igualdad de condiciones, sin asumir de entrada a unas como mejores, a fin de elegir las prácticas más adecuadas y eficaces, no podemos decir que el caso aquí relatado sea un ejemplo de interculturalidad. En una situación como esta, la interculturalidad es una utopía, pues la sociedad norteamericana ni siquiera quiere a los migrantes latinoamericanos pobres —entre ellos a los mayas yucatecos— en su territorio; ha cerrado sus fronteras y ha adoptado duras medidas para contener esta migración.

Por otro lado, entre sus objetivos, el proyecto “Conectando mundos” se propone utilizar “tecnologías innovadoras que conectan los enfoques tradicionales y modernos a los problemas de salud que enfrenta esta comunidad de inmigrantes”. Así formulado, este objetivo expresa un concepto de interculturalidad que, si no tomamos las medidas adecuadas, corre el peligro de adoptar el enfoque funcionalista; es decir, asumir la traducción simplemente como un mecanismo para incluir a los inmigrantes mayas yucatecos a la lógica del pensamiento médico-científico occidental. Ésta es una perspectiva asistencialista y de integración indirecta a los modelos de atención hegemónicos. De este modo se asemejaría a la aplicación de las políticas públicas de educación y salud para indígenas en México.

CONCLUSIONES

Como expusimos al inicio de este artículo, el proyecto “Conectando mundos” se propuso incrementar la asistencia de los inmigrantes mayas yucatecos a los centros de salud en San Francisco, California, para atender sus problemas de salud, contribuir al mejoramiento de la calidad de la atención médica que en éstos reciben y disminuir la discriminación que estas personas sufren en esos centros mediante el diseño y la implementación de un modelo de atención intercultural. El conocimiento de la realidad social y cultural que estos inmigrantes viven en Estados Unidos y en sus lugares de origen, por un lado, y la revisión de tres conceptos de interculturalidad, por el otro, nos permiten delinear algunos requisitos y procedimientos que son imprescindibles para revertir las condiciones de vida de los migrantes en Estados Unidos y contribuir al logro de los objetivos del proyecto.

En primer lugar queremos insistir en que solamente el uso de la perspectiva crítica-política de la interculturalidad, tal y como la definen Tubino (2005), González Ortiz (2007) y Fornet-Betancourt (2004), puede contribuir a la disminución de la discriminación hacia los pacientes maya yucatecos y ofrecerles una atención cultural y lingüística pertinente; a su vez, estas dos acciones podrían incrementar la asistencia de estas personas a los centros de salud para tratar sus enfermedades.

Para generar un modelo de atención cultural y lingüísticamente pertinente es necesario el trabajo conjunto de representantes de la población maya yucateca, los prestadores de servicios médicos en Estados Unidos y los académicos de ambas universidades participantes en el proyecto “Conectando Mundos”. Esta colaboración debe darse en un marco de respeto, igualdad, apertura cognitiva y disposición para llegar a acuerdos, con la meta de construir una nueva síntesis de nociones sobre salud y enfermedad que integre y retome las mejores prácticas curativas de ambos sistemas médico culturales.

Este ejercicio colaborativo podría seguir el ejemplo relatado y analizado por Joanne Rappaport y Abelardo Ramos Pacho (2005) y las recomendaciones metodológicas de Joanne Rappaport (2007) y de Davydd J. Greenwood (2000). En estos casos, el proceso de investigación y la construcción de los resultados de la investigación trascienden la observación participante e involucran a la población beneficiaria como sujetos participativos y no sólo como informantes. Sus recomendaciones metodológicas permiten replantear no sólo el proceso de investigación etnográfico para mejorarlo, sino también la elaboración conjunta y colaborativa de un modelo intercultural de atención a la salud.

Dado que las culturas y las personas en contacto están en permanente cambio y se interpenetran mediante flujos y apropiaciones, al intentar hacer síntesis o traducciones culturales debemos evitar partir de nociones culturales idealizadas y petrificadas derivadas tanto de una supuesta cultura maya yucateca ancestral como de la cultura y saberes occidentales. Por lo mismo, no debemos hacer traducciones simples y unilaterales de nociones de salud-enfermedad. Según vimos, los teóricos de la interculturalidad crítica-política recomiendan las dobles traducciones, en ambos sentidos. Es decir, es necesario replantear las nociones y prácticas oficiales a la luz de las nociones y prácticas de los inmigrantes mayas yucatecos y viceversa.

Lo anterior nos conduce igualmente a tener presente que a pesar de la búsqueda de encuentros y entendimientos, las interpretaciones y las prácticas siempre diferirán en parte. Es decir, las nociones y las prácticas de los mayas yucatecos nunca serán idénticas a las nociones y prácticas interculturales (de salud) elaboradas en el marco de este proyecto de investigación.

La mutua valoración y respeto por ambas culturas y saberes en contacto debe evitar la romantización o la legitimación de una cultura y la denigración o satanización de la otra.

La construcción de la nueva síntesis intercultural de atención a la salud de los inmigrantes mayas yucatecos en San Francisco, California, siguiendo los requerimientos y recomendaciones aquí delineadas es una tarea pendiente; es una labor a realizar en el marco de la segunda fase del proyecto “Conectando Mundos”.

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Recibido: 20 de Septiembre de 2015; Aprobado: 25 de Noviembre de 2015

3

Este proyecto binacional (México-Estados Unidos) recibió financiamiento del Programa de Investigación en Migración y Salud (PIMSA), Iniciativa de Salud de las Américas, Escuela de Salud Pública de la Universidad de California en Berkeley.

4

Organización de mayas yucatecos radicados en San Francisco, cuyo objetivo es apoyar a los inmigrantes en diferentes áreas. Uno de sus programas es La Iniciativa de Salud y Bienestar Indígena, en colaboración con el Instituto Familiar de la Raza, cuya meta es promover y preservar la salud y bienestar de las familias indígenas de esa ciudad.

5

San Francisco es la cuarta ciudad más poblada del estado de California y la decimotercera de Estados Unidos; en 2013 su población se estimó en 837 442 habitantes (US Census Bureau 2013).

6

Las maestras en antropología social Angélica Márquez Osuna y Addy Moguel Polanco colaboraron en la obtención de la información de campo.

7

El equipo de Asociación Mayab ha contactado a yucatecas hablantes de maya, español e inglés para que funcionen como promotoras. Ellas pertenecen a la Red Nacional de Promotores de Salud (Iniciativa de Salud y Bienestar Indígena de las Américas/Escuela de Salud Pública, Universidad de California, Berkeley).

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Un estudio estima que en 2010 el 47.3 % de los emigrantes yucatecos de la región VII Sur, a la que pertenece Oxkutzcab, tiene como destino San Francisco. Sin embargo, esta investigación no incluyó a este municipio dentro de su muestra; construyó ese porcentaje con cuestionarios aplicados en los municipios de Muna, Mama y Santa Elena (Universidad Tecnológica Metropolitana [UTM]-Colegio de Bachilleres del Estado de Yucatán [COBAY]-INDEMAYA 2011).

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El área de la bahía de San Francisco incluye grandes ciudades como San José, San Francisco y Oakland, junto con áreas urbanas y rurales más pequeñas. En total consta de nueve condados: Alameda, Contra Costa, Marín, Napa, San Francisco, San Mateo, Santa Clara, Solano y Sonoma (Association of Bay Area Governments 2015).

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Salvador Contreras (2009, 2) también encontró que varios de los nuevos migrantes yucatecos eran maya-hablantes que no sabían hablar español cuando llegaron a San Francisco. Otros no sabían hablar maya cuando llegaron a esta ciudad, pero la aprendieron mediante la convivencia con maya-hablantes en su centro de trabajo.

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La oferta de empleo en Cancún y la Riviera Maya disminuyó a consecuencia de la reducción del turismo. Esta última se debió a la psicosis y al incremento de las medidas de seguridad en los vuelos ocasionados por el ataque terrorista a Estados Unidos en septiembre de 2001 y por los fuertes ciclones que azotaron la península de Yucatán a partir de 1988.

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Según Iglesias Lesaga (2011, 76-77), algo que distingue a los migrantes yucatecos transnacionales con relación a otros migrantes mexicanos es su experiencia previa de trabajo en el mercado turístico cancunense y en la Riviera Maya. Los migrantes oxkutzcabenses no dijeron haber tenido esta experiencia antes de irse por primera vez a Estados Unidos.

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La Misión, barrio latino de San Francisco, es el hogar de la mayoría de los inmigrantes yucatecos. El auge económico en la década de los noventa del siglo pasado generó una demanda de viviendas que disparó el precio de las rentas. Muchos se marcharon a otras zonas; quienes se quedaron comparten el alquiler con otros migrantes para disminuir sus egresos (Adelson 2002).

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Los informantes de Salvador Contreras (2009, 2) reconocieron consumir drogas para aguantar dos turnos de trabajo, lo cual sugiere que es práctica generalizada entre los migrantes yucatecos en San Francisco.

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La atención médica en Estados Unidos no sólo resulta cara para migrantes yucatecos. Algunos norteamericanos prefieren pagar su boleto de avión y estancia en Mérida, Yucatán, para consultar con médicos especialistas, que atenderse en clínicas particulares de su país.

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Según la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2012, en Yucatán se registró una frecue cia de Diabetes Mellitus del 30.3 % de la población de 20 años y más (Instituto Nacional de Salud Pública 2013, 46).

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