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Península

versión impresa ISSN 1870-5766

Península vol.6 no.1 Mérida ene. 2011

 

Presentación

 

Ricardo López Santillán

 

Desde la segunda mitad del siglo XX, la urbanización se ha convertido en un fenómeno generalizado a escala global. La mayor parte de la población mundial vive en ciudades, las cuales se mantienen en crecimiento constante, ampliando su superficie y su área de influencia a vastas zonas rurales, incorporándolas a su sistema cotidiano de relaciones económicas, políticas, culturales y de comunicación. Las ciudades se han convertido en zonas metropolitanas y esto también ha creado rasgos distintivos en los habitantes de estos espacios,1 lo cual ha renovado el interés por la cuestión urbana, en específico a partir de la presentación de la Agenda Habitat de la Organización de naciones unidas, un documento signado por los países miembros, orientado a mejorar los asentamientos humanos a partir de formas de urbanización que promuevan la vivienda digna, un aumento en la calidad de vida de las personas y la erradicación de la pobreza, todo ello en un marco de acciones respetuosas con el medio ambiente.2 Desde entonces, el crecimiento de las ciudades ha pasado de ser un tema preponderantemente académico a convertirse en una variable ineludible en las preocupaciones de las instancias de gobierno en lo tocante a la elaboración de políticas públicas urbanas. Ei hecho de que las ciudades hayan rebasado sus límites político-administrativos integrando localidades aledañas, ha elevado el nivel de complejidad de su gestión. por ello no es casual que desde las dependencias oficiales se hagan esfuerzos interinstitucionales para definir las zonas metropolitanas (ZM) y sistematizar datos que permitan caracterizarlas, analizarlas y gobernarlas.

En el caso específico de Mérida, desde hace aproximadamente un quinquenio, los problemas que aquejan a la metrópoli y las estrategias para enfrentarlos han sido tratados por diversos actores sociales, desde distintos ámbitos como el académico, el ciudadano, el empresarial y desde luego, el político. Este último es el caso de la alcaldía meridana y del gobierno estatal, los cuales se apoyan en varias dependencias públicas, en particular aquellas encargadas del ordenamiento del territorio, del desarrollo urbano y la dotación de servicios públicos, y la vivienda. La discusión sobre cómo atender las necesidades de la urbe se volvió aún más intensa en 2010, año electoral, ante la disputa de la presidencia municipal de la capital.

Hay que señalar que desde agosto de 2008, cuando inició el mandato del gobierno estatal del PRI, y hasta que el PAN dejó la alcaldía meridana en julio de 2010, era cotidiano escuchar o leer en la prensa los desencuentros políticos que se traducían en incapacidad para dar cauce a los planes y programas para gobernar la metrópoli. Ese año, Yucatán, marcado por un bipartidismo claramente dicotómico y a menudo en abierta confrontación, fue el escenario de la lucha electoral por "la joya de la corona"3 en el cual apenas se dejaron ver vagas propuestas de gestión y proyectos de ciudad.

A medida que se acercaban las elecciones por la alcaldía de la capital, se multiplicaron los foros, las propuestas de ciudad, los resultados de análisis, los diagnósticos, las encuestas, las opiniones y la cobertura mediática. En todo caso, a la luz de los saldos del escrutinio que pusieron fin a dos décadas ininterrumpidas de gobierno blanquiazul, se comparte la opinión, ya casi generalizada, de que Mérida se encuentra en la disyuntiva entre seguir siendo o dejar de ser esa "joya" del sureste.

Por ser una ciudad de gran importancia regional, sobre Mérida existe un buen número de trabajos desde diversas disciplinas científicas, además de informes oficiales y diagnósticos empresariales con distintas perspectivas y metodologías. Todos coinciden, o mejor dicho, coincidimos, en que es imperativo entender y explicar los procesos por los que pasa la capital yucateca desde una óptica metropolitana.

A nuestro juicio, lo que ha faltado en este vasto cuerpo de información es en principio un tratamiento jurídico y politológico adecuados, dada la naturaleza "policéntrica" de la zona metropolitana (ZM) en la que varios ayuntamientos con cierta autonomía de gestión, así como los gobiernos estatales en turno, se han visto rebasados y se han mostrado incapaces de tomar decisiones integrales para un conjunto territorial que no deja de crecer. En estas circunstancias, como dirían los clásicos, hay muchos gobiernos municipales involucrados, "pero no mucho gobierno" (o gobernanza, según la jerga más actual), lo cual ha tenido como resultado la escasa capacidad para proveer de bienes, y servicios públicos, incluidas, claro está, la infraestructura para una metrópoli extendida4 (Ostrom, Tiebout y Warren; 1996). Vemos en este rubro un importante déficit en los estudios sobre la metrópoli meridana que desgraciadamente aquí no podremos subsanar.

Sin embargo, otro faltante que sí se aborda en este trabajo implica dos aspectos importantes de la realidad local: uno refiere a la caracterización de la ciudad central y su ZM en términos territoriales y socioespaciales dentro del contexto nacional, sin omitir aquello que forma parte de procesos de mayor escala derivados de las tendencias globales. El otro apela a los impactos que esto tiene en términos socioculturales, sobre todo en las numerosas localidades con pasado rural reciente, que ahora son parte de la dinámica urbana de la metrópoli. Esbozar estos dos aspectos es menester de este esfuerzo colectivo.

El presente texto es resultado de una serie de reuniones académicas sobre urbanización y metropolización. Nos interesaba particularmente indagar y discutir sobre los saldos de estos procesos en localidades otrora rurales que se integraron a la dinámica de Mérida, en función del crecimiento demográfico y territorial, pero sobre todo, como consecuencia de distintos planes de gobierno y especulación inmobiliaria. Lo cierto es que son tantas las localidades involucradas en esta dinámica que no podríamos abarcarlas todas con detalle. A partir de un esfuerzo de delimitación, y con el afán de adentrarnos en la temática, fue que se planteó el proyecto La metropolización de Mérida y su impacto sociocultural en cuatro localidades periurbanas, aprobado y financiado por los FOMIX CONACYT-Gobierno de Yucatán (clave 66163), a quienes agradecemos el apoyo. La elección espacial incluyó las cabeceras municipales de Kanasín y Umán, así como las comisarías de Cholul y San José Tzal, ambas en el municipio de Mérida.

La decisión sobre cuáles localidades abordar se solventó a partir de un diagnóstico del grado de centralidad (en términos de distancia a la capital), número de habitantes y nivel de dotación de servicios, además de claras evidencias de su integración a la dinámica de la metrópoli central, tanto en términos de continuum urbano como de relaciones socioculturales y socieconómicas. En función de estos criterios escogimos las cabeceras de los "municipios centrales" o más próximos a la ciudad central. Por lo que concierne a las comisarías de Mérida, se seleccionaron una al norte y otra al sur como casos paradigmáticos de los patrones de crecimiento y segregación de la urbe. No está de más insistir en que la delimitación que planteamos siempre es analizada desde una óptica metropolitana y que una urbe densa ofrece mayores ventajas (financieras, de gobierno, ambientales, entre otras) que una que se extiende sobre una ZM ampliada cada vez que se revisan los planes de desarrollo urbano.

Como ya es norma en los estudios urbanos, la temática es tratada de manera inter y transdisciplinaria al conjuntar los esfuerzos de especialistas con diversas formaciones científicas, tales como la antropología, la geografía, la historia, la sociología y el urbanismo, aunque, vale aclarar, no nos hayamos valido de una metodología compartida. Nuestro trabajo fue animado con reuniones periódicas en las que se discutían los avances de la investigación, lo que se refleja en la cantidad de "citas cruzadas" en la mayoría de los textos que aquí se presentan.

Comenzamos con el ensayo de Yuna Conan quien nos plantea un desafío intelectual por demás evocador al proponer que el crecimiento de las ciudades y las formas neoliberales de urbanización en boga son globales y en la actualidad, aunque distantes y disímiles, las metrópolis pasan por procesos socioespaciales muy parecidos. Desde esta perspectiva, una ciudad del Atlántico Norte como París tiene muchas más similitudes con una ciudad del sureste mexicano como Mérida de lo que se podría suponer en primera instancia.

Por su parte, Ricardo López Santillán hace una caracterización del crecimiento demográfico y territorial de la metrópoli meridana, ubicándola en el contexto de ciudades medias en el país, problematizando la inclusión de municipios en la definición de su ZM y relacionando todo ello justamente con las tendencias de urbanización neoliberal y su correlato socioespacial. Esta bisagra con los aspectos socioculturales da la pauta para que Jimena Rodríguez Pavón, May Wejebe Shanahan, Enrique Rodríguez Balam y Elena Bolio López, a partir de estudios de caso, analicen cómo se ha transformado la vida de los habitantes de las localidades de Cholul, San José Tzal y Umán, respectivamente por su cercanía/interacción con la capital yucateca. Vale señalar que, aunque bosquejamos lo que acontece con Kanasín en términos metropolitanos, lo cierto es que en lo que concierne a aspectos socioculturales, dada la complejidad de esta localidad (la segunda más poblada del estado después de Mérida), decidimos abordarla con mayor extensión ulteriormente y no dentro de este trabajo colectivo.

Insistimos sobre la importancia de incluir en los análisis la interrelación de los procesos "macro" de tipo territorial y socioespacial —muchos de ellos manifestaciones locales de tendencias globales derivadas de las formas de urbanización neoliberal—, con los "micro", y más específicamente aquellos ligados a los aspectos de la vida de los pobladores de una metrópoli media que incorpora a su dinámica económica, política y sociocultural a sus localidades aledañas. Entre los habitantes de estas últimas se están generando importantes cambios en lo tocante al uso y apropiación del otrora suelo ejidal o en sus representaciones como habitantes de estos pueblos que se integran a la urbe y cómo ello ha resignificado alguna de sus prácticas tradicionales, de las cuales las religiosas son abordadas específicamente para el caso de Umán por Elena Bolio y Enrique Rodríguez, pero también transformado su vida laboral y reconfigurado sus patrones de consumo, ocio y diversiones, como recalcan Jimena Rodríguez y May Wejebe. En fin, transformaciones en varios de los aspectos que tienen que ver con su relación con ese gran centro de gravedad que es Mérida.

A continuación, Laura Machuca nos recuerda que la historia de las localidades objeto de nuestro estudio ha sido muy poco analizada y existen escasas fuentes primarias para ahondar en ello. La autora nos revela que había una escasa interacción entre estas cuatro y de ellas con respecto a Mérida y fue, sorprendentemente, hasta el siglo XX que comenzaron a configurarse como un espacio conexo en términos poblacionales y territoriales.

Concluye el volumen con un texto de Mauricio Domínguez, quien apelando a la teoría del lugar central en función de la concentración de la producción económica y de bienes y servicios, se enfoca en la cobertura de servicios educativos de salud y financieros para caracterizar la estructura territorial de la ZM de Mérida. De sus resultados vale resaltar el caso de Kanasín, absolutamente atípico, pues su nivel jerárquico, político, administrativo y demográfico no corresponde al nivel de equipamiento que posee.

 

Notas

1 Jordi Borja y Manuel Castells (2000), Local y global. La gestión de las ciudades en la era de la información, México, Taurus.         [ Links ]

2 Derivado de la Conferencia de Estambul, 1996, el texto completo puede consultarse en http://www.unhabitat.org/downloads/docs/1176_6455_The_Habitat_agenda.pdf        [ Links ]

3 En prácticamente todos los medios electrónicos e impresos de la prensa local las alusiones a la "joya" fueron muy recurrentes, cfr.: http://www.revistayucatan.com/v1/2010/01/01/merida-entre-querientes/        [ Links ]

4 Vincent Ostrom, Charles M. Tiebout y Robert Warren (1961) "The organization of government in metropolitan areas: a theoretical inquiry", The American Political Science Review, Vol. 55, N° 4.         [ Links ]

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