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Península

versión impresa ISSN 1870-5766

Península vol.3 no.2 Mérida ene. 2008

 

Artículos

 

Una historia regional en tres tiempos: Campeche siglos XVIII-XX

 

A regional history in three moments: Campeche from the eighteenth to the twentieth century

 

Claudio Vadillo López

 

ENAH.

 

Fecha de recepción: 18 de mayo de 2009;
Fecha de dictamen: 19 de junio de 2009.

 

Resumen

El ensayo pretende demostrar cómo, por un lado, la historia de Campeche rebasa por mucho la historiografía tradicional del Estado propiamente dicho, y por el otro, la perspectiva que equipara esta historiografía con la regional, otorgando a la local una densidad diferente en cuanto a sus periodos, vertientes y actores.

A partir de esta óptica se pueden explicar históricamente algunos referentes de la identidad de los campechanos hoy día, como las alusiones a la riqueza chiclera o a la época del palo de tinte, la gesta de península Pablo García o las peculiaridades del socialismo local de los años 20, así como también analizar el surgimiento y desarrollo del populismo y el caciquismo priísta de las décadas de 1960 y 1970, y de los grupos políticos emergentes a finales del siglo pasado.

La revisión de historia regional desde la perspectiva braudeliana de la corta, media y larga duración, nos ofrece una visión mucho más compleja y rica de la historia, o, más bien, de las historias de Campeche.

Palabras clave: región, Campeche, identidad, siglos XIX y XX.

 

Abstract

This paper will demonstrate how, on one hand, the history of Campeche goes beyond the traditional historiography of the State, and on the other, how it provides the local perspective a varying density in terms of its periods and actors. From this point of view one can historically explain some of the references to the identity of today's Campechanos, such as the boom in wealth created by the chicleros or palo de tinte, the legacy of Pablo Garcia or the peculiarities of local socialism in the 1920s, the beginning and development of PRI's populism and caciquism in the 1960s and 1970s, as well as the political groups that emerged at the end of the twentieth century. An overview of regional history from the Braudelian perspective, taking into account the short, medium and long-term view, offers the possibility of obtaining a much more complex and rich vision of the many histories of Campeche.

Key words: region, Campeche, identity, nineteenth and twentieth centuries.

 

Introducción

En este ensayo, la región histórica de Campeche se transforma en un objeto de estudio construido siguiendo las pistas y cicatrices de la identidad local con base en una hipótesis que se formula desde el enfoque conceptual de las tres duraciones del tiempo braudeliano, empleadas como lentes analíticos de la historia de Campeche: larga, mediana y corta duración.1

 

La región histórica de Campeche desde la larga duración

El estado de Campeche está localizado en la región natural del Golfo de México, caracterizada por un medio ambiente relativamente homogéneo, desde el río Cazones, en el norte de Veracruz, hasta el puerto de Campeche. Se trata de una región unificada, en primer lugar, por el clima que genera la interacción permanente entre corrientes marinas y vientos en el Golfo de México. El viento, que sopla hacia tierra durante todas las estaciones del año, pero con mayor constancia en julio y septiembre, envuelve las laderas de la Sierra Madre Oriental y las costas, configurando el habitat natural característico de los puertos de Tuxpan, Veracruz, Ciudad del Carmen, Campeche, Sisal y Progreso.

Elemento definitorio de este escenario natural es la precipitación pluvial: frecuente durante el otoño y principios de invierno. La lluvia marca las temporadas del cultivo de maíz y fríjol, de cortes de madera, de cosecha de frutales y pimienta y de la extracción de la leche del chicozapote. Ésta se ve intensificada cada invierno por la llegada, por el Golfo de México, de 30 a 40 masas de aire polar; la mitad de ellas originadas por vientos del norte, asociados a un frente anticiclón y a las masas de aire frío de procedencia septentrional. A estos vientos fríos y que toman velocidades de 20, 25 y 50 nudos, la población los llama "nortes". Asimismo, de junio a octubre —y rara vez en noviembre—, los ciclones o huracanes también azotan las costas.2

El otro elemento y principal eje de vinculación de estos puertos es la denominada "corriente del Golfo" que, viniendo del mar Caribe, toma rumbo por el canal de Yucatán y sigue la costa hasta desembocar en el estrecho de la Florida, para después seguir al noroeste con el nombre de "Gulf Stream", bañando las costas europeas. Esta condicionante natural, a articulación geográfica específica entre la Corriente del Golfo y el Viento del Norte, es la que ha permitido la vinculación marítima histórica entre puertos de regiones terrenas tan distantes como la Huasteca y la Península de Yucatán.

Un segundo rasgo, propio de la región del Golfo de México, es el tipo de vegetación conocido como bosque tropical perennifolio, combinado en algunos lugares con encinares, bosque tropical caducifolio y bosque mesófilo de montaña. Este tipo de bosque tropical contiene

la vegetación más exuberante de todas los que existen en la Tierra... la agricultura se practica aquí durante todo el año sin necesidad de recurrir al riego; sin embargo, el suelo no es apropiado para una agricultura perenne, por lo que se ha practicado tradicionalmente el sistema de roza-tumba-quema... La agricultura, en este tipo de bosque, especialmente en las vegas de los ríos y terrenos aluviales, consiste en el cultivo de caña de azúcar, maíz, cítricos, plátano y mango; en terrenos cerriles se cultiva café. En cuanto a la explotación forestal, las maderas preciosas de mayor demanda son la caoba y el cedro rojo, además de la recolección de látex y el chicle del árbol del chicozapote, el barbasco que se utiliza en la industria químico-farmacéutica y la madera para construcción, muebles, postes, combustible, etcétera.3

El tercer rasgo que da unidad a la región del Golfo de México es la cuenca petrolera y de gas, que se extiende desde la Huasteca hasta la región marina de la costa occidental de la Península de Yucatán. Incluye depósitos dispersos a lo largo de los 200 km de mar territorial, que terminan en la frontera marítima de México y los Estados Unidos de América, en lo que se conoce como "Dona Oriental y Occidental".

Así, desde la perspectiva de la larga duración, el actual estado de Campeche es una región histórica impactada por fenómenos naturales y procesos económico-sociales, cuyo origen está muy lejos de su delimitación político-administrativa: en las lejanas montañas Rocallosas, donde nacen los nortes que intensifican la fuerza del viento del Golfo; en la mitad del Atlántico y en el Mar Caribe, donde se forman los huracanes; en los bosques de chicozapote del norte de Veracruz, que al agotarse hicieron relevantes y llamativos los bosques circundantes a la Laguna de Términos, y en aquellos localizados en la zona de los Chenes. Asimismo, los de las riberas de la Laguna de Bacalar, y en las selvas costeras del Mar Caribe, en el oriente peninsular, cuyos bosques de palo de tinte, al verse agotados, llevaron a ingleses y a españoles a fijar su mirada en los tintales del territorio que circunda la Laguna de Términos. Finalmente, las planicies del norte de Yucatán, donde la insuficiente producción henequenera terminó por propiciar la apertura de los campos de explotación del norte de Campeche.

Sin embargo, las explicaciones de la historia campechana están también en las profundidades del Golfo de México, donde el camarón fue descubierto como mercancía por las empresas pesqueras japonesas y estadounidenses, y en el fondo de la corteza terrestre subyacente a la Sonda de Campeche, que se extiende por 150 km mar adentro, donde el petróleo se comenzó a extraer una vez que se agotaron los yacimientos de la Huasteca veracruzana.

 

La región histórica de Campeche desde la mediana duración

Los intercambios que se desarrollaron entre los puertos de Campeche y de Ciudad del Carmen con otros del Golfo de México y del mundo me condujeron a plantear la hipótesis acerca de la existencia de regiones históricas de mediana duración, que son más reducidas que el estado de Campeche, porque corresponden a los territorios específicos donde se conformaron economías regionales, cuya permanencia estuvo definida por los ciclos económicos de la extracción del palo de tinte, del chicle, del henequén, del camarón y del petróleo.

Fue justamente el comercio de palo de tinte la primera vinculación económica, cíclica que se estableció entre los puertos de Campeche y del Carmen con los del Circuncaribe y Europa. De esa forma, a mediados del siglo XVIII, el estado ya comerciaba con Cádiz, Islas Canarias, Santo Domingo, Maracaibo, Cumaná, La Guayra, Portobello, La Habana y Veracruz, aunque la función de estos dos últimos puertos era la reexportación a la metrópoli española.4

A mediados del siglo XIX la Península de Yucatán se dibujó ante México y el mundo como una contradictoria unidad geopolítica, en cuyo seno coexistieron cuando menos cinco economías y mercados locales, en los que se forjaron grupos económicos y sociales contrapuestos, con intereses políticos localistas, que impusieron su poder oligárquico sobre diversos espacios territoriales.

1) Al norte-noroeste, en la primera mitad del siglo, se localizaba una región en la que predominaban las haciendas maicero-ganaderas y el cultivo tradicional del algodón por parte de las comunidades indígenas. Esta zona se extendía hasta el centro-oriente peninsular y sus principales centros urbanos fueron Mérida y Valladolid.5

2) Al centro de ella, en la vertiente oriental de la serranía Puuc, en torno a la ciudad de Tekax, el cultivo más extendido fue el de la caña de azúcar. Tal y como lo narró Stephens: "era la parte del estado mas rica y afamada por sus plantaciones de caña de azúcar", hasta antes de la Guerra de Castas, cuando todo fue destruido.6

3) También al centro, en la vertiente occidental del Puuc, en la región de Los Chenes, en torno al pueblo de Bolonchenticul se extendía el llamado "granero de Campeche". Allí se producía arroz, caña de azúcar y hortalizas.7

4) En torno a la ciudad-puerto de Campeche, y abarcando un importante espacio de la zona de Hopelchén se encontraba una zona de haciendas cañeras, maicero-ganaderas y de hortalizas, que extendían sus fronteras al mar y la selva.8

5) Al sur de la Península, en la zona pantanosa que conformaban los ríos que confluían a la Laguna de Términos, rodeando a las Villas del Carmen y Palizada, se extendía la región del palo de tinte, a la que sólo se podía acceder por vía fluvial o marítima.

El resto del territorio, al oriente de esta región, al este de Campeche y Los Chenes, al sur de Valladolid y Tekax, era monte. Selva donde la naturaleza se mantenía virgen del hombre blanco, y espacio de refugio para los indígenas.

Sin embargo, a lo largo del siglo XIX la amplitud y la intensidad del comercio se modificó conforme la dinámica económica de Campeche y Ciudad del Carmen fue integrada como puertos de exportación de palo de tinte, maderas preciosas y henequén, por un lado, al mercado interno mexicano y, por el otro, a los centros rectores del sistema mundial capitalista.

El ciclo económico del palo de tinte tuvo una duración de 108 años. Desde 1787, cuando se dio el primer gran boom de exportaciones del palo —con más de 338,000 quintales embarcados por el puerto del Carmen—, hasta 1895, cuando se llegó al máximo histórico nacional de poco más de 1,088,964 quintales exportados, configurando a aquella circundante a la Laguna de Términos como una región histórica muy particular.

A principios del siglo XX, en 1910, la economía campechana sufrió una profunda crisis al derrumbarse las exportaciones de palo de tinte pero, simultáneamente, comenzó un nuevo ciclo con la llegada de las inversiones estadounidenses destinadas a explotar los bosques del árbol del chicozapote en los años veinte. Esta segunda etapa culminaría en 1946, con la caída del mercado internacional del chicle, coincidiendo a su vez con el descubrimiento de los grandes bancos de camarón, ese mismo año.

A partir de 1860 los negociantes estadounidenses del chewing gum9 comenzaron un largo proceso de búsqueda de la planta que les ofrecería la resina (el chicle) de mejor calidad y menor costo con el propósito de abastecer a sus fábricas en Estados Unidos. Con tal lógica de rentabilidad, dichos empresarios fueron ocupando y abandonando sucesivamente los bosques del norte de Veracruz, Campeche y Quintana Roo, y explorando los de Centroamérica y Venezuela, hasta que más tarde, en los años cincuenta, descubrieron la manera de producir un sustituto industrial del chicle, poniendo punto final a sus audaces búsquedas en los bosques del Circuncaribe.

Sin embargo, ya antes, el traslado de las inversiones de las zonas próximas a Tuxpan a la Península de Yucatán tuvo que ver, por un lado, con la caída de los precios del mercado internacional y, por el otro, con la mayor calidad y menor precio del chicle de la Península en comparación al exportado por el puerto veracruzano,10 que hasta entonces había sido favorecido por los compradores estadounidense a lo largo del siglo XIX.11

En 1940 México producía y exportaba para el mercado internacional —léase Estados Unidos de América— el 80% del chicle. Campeche contribuía con más del 50% de la producción nacional, aportando la región indígena de Los Chenes casi el 25% de ésta. Para 1945 ocho mil familias campechanas dependían del chicle, más del 10% de la población del estado ubicada en las zonas productoras de Chenes, Champotón y El Carmen. Al término de la Segunda Guerra Mundial, el descenso en la demanda de la goma por parte del Ejército estadounidense y la elaboración del chicle sintético propiciaron el fin del auge del ciclo económico en el estado de Campeche y el inicio, absolutamente imprevisto, de una nueva etapa basada en la explotación camaronera.

En el periodo 1960-1994 la pesca de camarón creció de 8,636 toneladas capturadas en 1960 a 13,887, en 1980. Dicha curva de crecimiento comenzó a disminuir en 1988, cuando de 10 836 toneladas cayó hasta 7,007 en 1994, como consecuencia del agotamiento de los bancos del crustáceo. 40 años de una explotación desmedida, que no previó la conservación futura de la especie, con técnicas de pesca menos depredadoras. Hay quienes afirman que, además de la caída de la inversión en la rama, a partir de la cooperativización de la flota pesquera en 1982, esta actividad fue impactada por la explotación petrolera marina que no dejaba de crecer.

La crisis de la actividad camaronera se profundizó cuando la flota de más de 600 barcos, de los cuales 150 ya eran inactivos en 1980, se redujo a 360 en 1994 y, de estos, sólo 120 estaban en condiciones óptimas de operación.12 Con el capital que obtuvieron por la venta de la misma, muchos empresarios compraron terrenos, sacaron dinero del país, lo depositaron en valores de renta fija o lo destinaron a otras actividades en las que ya participaban. Así, al agotarse el ciclo económico camaronero, a partir de 1977 se abrió circunstancialmente el de la explotación petrolera en la sonda de Campeche con el descubrimiento del yacimiento Cantarell, frente a las costas de la isla de Ciudad del Carmen. Fue a partir de ese año que Campeche cambió su tradicional orientación exportadora de materias primas silvícolas, agrícolas y pesqueras, cuyos ciclos económicos habían finalizado, sustituyéndola en peso e impacto local por la nueva actividad.

El cambio de prioridades en las ramas productivas se manifestó en la disminución del producto interno bruto (PIB) agrícola, silvícola y pesquero, que siendo el 29.89% del total estatal en 1970, para 1993 solamente representó el 12.88%. Por su parte, el PIB minero que en 1970 era del orden de 0.31% pasó al 0.48% en 1993 y ascendió vertiginosamente hasta alcanzar 45.20% en 2005, dando como resultado el significativo incremento de la extracción del petróleo. De esa forma, la actividad petrolera consolidó su importancia en la economía campechana con un impacto multidimensional en otras actividades económicas y en las finanzas públicas de la entidad.

Resumimos, afirmando que fueron cuatro los ciclos de mediana duración de la historia económica campechana: el del palo de tinte, de 1517-1910; el del chicle, de 1907-1947; el del camarón, de 1947-1980, y el del petróleo, de 1977 a la fecha, aunque ya en proceso de declinación debido al agotamiento de Cantarell. A raíz de ello, en el interior del estado de Campeche se conformaron regiones geoeconómicas de extensión territorial inferior a la circunscripción político-administrativa estatal; regiones con dimensión histórica delimitadas territorial, económica y socialmente por la duración de la explotación y comercialización de dichos productos de exportación.

 

La historia regional de Campeche en la corta duración: coyunturas políticas, 1857-2007

La historia de Campeche que más se ha difundido, y a la cual Braudel consideraría de corta duración, es la política. Es la historia de las coyunturas que en los libros de texto narran las disputas entre centralistas y federalistas de 1810 a 1857; la Guerra de Castas iniciada en 1847; la invasión estadounidense entre 1847 y 1853; la separación de Yucatán, en 1857; la invasión francesa de 1862-1867; el Porfiriato de 1876-1910; la Revolución Mexicana iniciada en 1910; los gobiernos socialistas de 1921 a 1924; los gobiernos constitucionales de 1946 a 1997, etcétera. Éstas fueron coyunturas políticas en las que destacaron ciertos personajes desempeñando —desde esta perspectiva historiográfica— un papel protagónico para el pueblo campechano.

Con el enfoque de la historia regional se modifica el escenario de la historia campechana, incluso en la perspectiva de la corta duración, porque se reordena la información historiográfica, se le adjudica sentido como "el resultado de un proceso que vincula en el tiempo y en el espacio a la sociedad, la cultura, el medio ambiente y la historia. Esta vinculación construye una estructura propia y otorga especificidad a la sociedad y la cultura en un ámbito concreto".13

Con la perspectiva de la historia regional podemos mirar los acontecimientos políticos a través de las características de la lucha y fracciones de clase, grupos de poder y elites por el control del poder político, todo en el contexto de las coyunturas económicas de mediana duración ya descritas; un enfoque que supera el análisis político de la historiografía tradicional.

Desde el mirador de la historia regional de corta duración podemos pensar que la poca resistencia que encontraron en la Isla del Carmen las tropas estadounidenses en 1847, y las francesas en 1862, tuvo sustento en la fuerte vinculación económica de los isleños exportadores de palo de tinte con las oligarquías comerciales de Estados Unidos y Francia. Consideramos, asimismo, que la separación del Distrito de Campeche del estado de Yucatán en 1857, constituyéndose en estado de la Federación, fue resultado de la lucha de la oligarquía de comerciantes campechanos por encontrar la fórmula para conciliar sus intereses locales con la nación mexicana en construcción. Ello explica el gesto de la elite de comerciantes y políticos campechanos frente a la yucateca, con la que se confrontó económica y políticamente lo largo de la primera mitad del siglo XIX.

La oligarquía campechana, agrupada en torno al liderazgo de Pablo García, decidió concentrar en sus manos el poder económico y el político que habían construido en el seno de la región del palo de tinte, imponiendo en las negociaciones con Juárez el reconocimiento de propiedad del territorio localizado entre el Golfo de México, al oriente; el río San Pedro y San Pablo, brazo del Usumacinta, al sur; la Serranía Puuc, al norte, y hasta la frontera con Guatemala al oeste: el nuevo estado de Campeche.

El triunfo de la lucha política en 1857 significó la delimitación de un espacio territorial de poder político autónomo, en el cual no podían intervenir los grupos de Mérida ni del centro de México sin antes negociar con los de los puertos de Isla del Carmen y de Campeche; hecho que fue la expresión plena y última de la apropiación político-administrativa del espacio natural en que se cortaba el mejor palo de tinte del mundo. Una región histórica perfectamente diferenciada de otras regiones en la península de Yucatán y en la República Mexicana.

Durante el periodo 1870-1901, en pleno Porfiriato, el escenario político fue dominado por el grupo liderado por Joaquín Baranda, ministro de Justicia durante la presidencia de Díaz. Como lo ha señalado Omar May,

Hasta mediados de la dictadura, el corte y exportación del palo de tinte mantuvieron a flote la economía, pero la llegada de las anilinas y los sintéticos terminaron con esta bonanza. Este golpe fue paliado con la explotación intensiva de maderas preciosas y el chicle en el sur del estado, donde fue propicio el establecimiento de las compañías extranjeras. Por otra parte, en el centro del territorio, las haciendas ganaderas y cañeras lograron mantenerse en un aceptable nivel productivo. Hacia el norte, es decir, al municipio de Campeche y el Camino Real (Calkiní, Hecelchakán y Tenabo) se dio un importante impulso al cultivo de henequén.14

La historia política campechana del siglo XX se puede agrupar en tres grandes momentos: la etapa de conformación del sistema político campechano, de 1915 a 1943; la etapa de institucionalidad priísta, de 1944 a 1991, y la etapa de transición a un régimen de pluralidad política, de 1991 a 1997.

La etapa de conformación del sistema político campechano moderno entre 1915 y 1943 tuvo como contexto los años de crecimiento y auge de la explotación chiclera. Fueron años de un proceso de acomodo y búsqueda de equilibrio entre los caudillos de raigambre oligárquica, los estadounidenses exportadores de chicle y maderas preciosas, los liderazgos revolucionarios constitucionalistas y aquellos liderazgos llamados socialistas, que emergieron del movimiento reivindicativo de trabajadores portuarios y peones agrícolas, vaqueros, chicleros y cortadores de maderas preciosas y palo de tinte.

Al principio de esta época, el constitucionalista Joaquín Mucel decretó la desaparición del trabajo asalariado por deudas y liberó de esa carga a los peones de los ranchos y haciendas, emprendiendo los primeros repartos de tierras entre 1915 y 1919. En esos años, el liderazgo político y social fue disputado por Enrique Aria Solís, Arceo Zumárraga, Enrique Gómez Briceño, Gonzalo Sales Guerrero y Ramón Felix Flores, y consolidado paulatinamente por Ángel Castillo Lanz, Silvestre Pavón Silva, Ramiro Fausto Bojorquez, Benjamín Romero Esquivel, Eduardo Mena Córdoba y Héctor Pérez Martínez. Fue un periodo en que se cimentó la relación de subordinación de los políticos locales al centro del país a partir de la institucionalización como ley no escrita en la política local, método con el que el constitucionalista Joaquín Mucel llevó la Revolución Mexicana a Campeche, considerando como necesaria la imposición de las necesidades y decisiones del centro político nacional a la entidad.

Con la gubernatura de Héctor Pérez Martínez culminó la primera etapa de la historia política contemporánea de Campeche. Su cuatrienio fue un pequeño periodo en el que se consolidó una fina red de compromisos del Gobierno con los jóvenes líderes sociales del estado a lo largo de los años treinta. Asimismo, se efectuó el mayor reparto agrario en la historia de la entidad, se administró el auge chiclero, se impulsaron la educación y la cultura, y se enraizó el proceso de reformas sociales emprendido por Lázaro Cárdenas.

En esta primera etapa política se asentaron, por tanto, tradiciones de carácter populista y semicorporativo, en las que el Gobierno estatal aparecía como representante del pueblo y como enemigo de la empresa extranjera, como promotor del bienestar social de todos los campechanos.

En la segunda etapa, 1944-1991, en el contexto de las explotaciones camaronera y petrolera, alcanzaron su máxima expresión los métodos populistas y autoritarios tradicionales, desplegados por Ortiz Avila, Sansores Pérez, Rafael Rodríguez Barrera y Abelardo Carrillo Zavala. Fueron los años en los que en el populismo campechano trascienden las anécdotas de "Negro" Sansores para convertirse en la caracterización de una forma de hacer política, ya enraizada en el decenio anterior, y que consiste en una mentalidad paternalista, publicitariamente populachera y casi siempre autoritaria, reproducida por todos los grupos de poder en Campeche, independientemente de sus ideologías.

La tercera etapa de la historia política campechana, que se produce en el marco de la explotación petrolera, se desplegó entre agosto de 1991 y julio de 1997 con la aparición de nuevos grupos locales de poder económico y político que propiciaron que Campeche dejara de ser la cantera de votos priístas que había sido desde 1946. En 1997 el nuevo protagonismo ciudadano y la división entre los viejos grupos de poder caciquil priísta y los nuevos empresariales vinculados al PRD y el PAN modificaron el mapa político de la entidad. Entre 1988 y 1994 los resultados de la votación presidencial mostraron un descenso de 64.46 a 55.5% en los sufragios que favorecieron al PRI campechano, con lo que dejó de ser el partido absolutamente dominante.

Así, en las elecciones de 1997 se redefinió la correlación de fuerzas: por un lado, el PRI salinista y, por el otro, los viejos grupos caciquiles, que buscaban la revancha contra el salinismo representado por Grupo Azar, y que se opusieron al proyecto neoliberal. Sin abandonar las tradiciones populistas del PRI, impulsaron un importante movimiento opositor agrupado en el PRD y el PT, con el objetivo de garantizar la permanencia de sus intereses. Sin embargo, más allá de estas fuerzas tradicionales, los grupos de empresarios emergentes en los negocios con PEMEX, distanciados del priísmo populista tradicional, pero también reproductores de los estilos autoritarios de hacer política, se comenzaron a identificar con el PAN e impulsaron un proyecto de desarrollo económico regional negociable con la estrategia neoliberal imperante en esos años.

La corta duración —mirada desde este enfoque— otorga al acontecimiento político una densidad sustentada en procesos históricos de mediana duración, bajo las cuales subyacen estructuras de muy larga duración. Así, nos remitimos a la reflexión de Bryan Roberts, quien vinculando los encuadres conceptuales de la economía y la ciencia política, afirma que

el tema del poder deja en claro que las regiones no son necesariamente creaciones naturales, que surgen de actividades económicas similares o de herencias culturales semejantes. Una región y su identidad se fijan mediante las imposiciones de una clase local dominante que busca expandir su propia base material y que ejerce control sobre la administración local para promover sus fines.15

En resumen, en Campeche, la historia política, la historia de la corta duración, es aquella en la que en la circunscripción político-administrativa de la entidad, se ha impuesto el poder de ciertos grupos económicos mediante el control del poder político local, siempre vinculados a un grupo político nacional.

 

Conclusiones

Así, desde esta perspectiva, la historia regional, en tanto historia larga o mediana o incluso de corta duración, rebasa con mucho la historiografía política tradicional del estado de Campeche y, a su vez, la perspectiva que equipara la historia del estado con la historia regional. Por el contrario, éste es un enfoque que le da a la historia local una densidad diferente en cuanto a sus periodos, vertientes y actores históricos.

Con la óptica de la historia regional, tal como aquí se ha expuesto, se pueden explicar históricamente símbolos de identidad entre los campechanos de nuestros días, como son la reivindicación de la riqueza chiclera y de la época del auge de la explotación del palo de tinte, la gesta de Pablo García, las peculiaridades del socialismo campechano de los años veinte, así como develar las raíces sociales y económicas a nivel local del populismo y el caciquismo priísta de los años 60 y 70, y de los grupos políticos emergentes en los 80 y 90.

La historia regional, sustentada en diferentes duraciones temporales del devenir humano, es un enfoque que abre la posibilidad de proporcionar una visión mucho más compleja y rica de la historia, o mejor dicho, de las historias de Campeche.

 

Bibliografía

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Notas

1 En este ensayo sigo a Braudel para construir una historiografía regional de Campeche, en el sentido de que "existe hoy, junto al relato tradicional, un recitativo de la coyuntura que para estudiar el pasado lo divide en amplias secciones: decenas, veintenas o cincuentenas de años. Muy por encima de este segundo recitativo se sitúa una historia de aliento mucho más sostenido todavía, y en este caso de amplitud secular: se trata de la historia larga, incluso de muy larga duración". Fernand Braudel, "La larga duración", 64.

2 1990, "El Golfo", Enciclopedia de México, México, 3389-3395.

3 Victoria Chenaut, Aquellos que vuelan. Los totonacos en el siglo XIX, 29-32.

4 Alicia Contreras, "El palo de tinte, su proceso de explotación y sus circuitos comerciales, 1750-1807", 49.

5 John Stephens, Viajes a Yucatán, t. II, 276.

6 Ibid., 197.

7 Francisco Martínez Arredondo, Viaje a Bolonchenticul. En Xtacumilxunan, 11-13.

8 Tomás Aznar Barbachano y Juan Carbó, Memoria sobre la conveniencia, utilidad y necesidad, de erigir constitucionalmente en estado de la Confederación Mexicana el antiguo Distrito de Campeche, 123.

9 "El chewing gum fue inventado [sic] por James Adams, que vio mascarlo a Antonio de López de Santa Anna durante su exilio en Nueva York en 1860. Adams mascó el chicle y no le encontró ningún gusto, pero sí una notable propiedad como estimulante de la salivación. Entonces pensó en agregarle azúcar y sabores. Animado por el resultado se trasladó a Tuxpan, para estudiar el árbol de donde provenía el chicle. Con datos suficientes regresó a su país e inició su negocio con tan sólo 55 dólares. Posteriormente, con otros socios, fundó la fábrica Adams Chewing Gum Co. Ya en 1914 la negociación contaba con un capital de 10 millones de dólares". Luis G. Jiménez, El chicle y su explotación forestal e industrial, 32.

10 El Economista Mexicano, enero, 22.

11 "Mientras descendía el mercado de la tintórea se iniciaba en Estados Unidos el ascenso de la demanda del chicle. Las remesas enviadas principalmente de los bosques de Veracruz y de Yucatán fueron creciendo gradualmente de escasas 67 toneladas en 1877-78 a 1100 en 1890-1927. Durante la década de 1890, los precios se cuadruplicaron de 7 a 8 centavos por libra a 36 centavos. De 1901 en adelante, se presentó una fase de crecimiento casi continuo hasta alcanzar cerca de 2200 toneladas en 1906-1907 y 3200 en 1910-1911, mientras que los precios subían otra vez, estimulados por la demanda norteamericana". "Para 1910 el precio del chicle tuxpeño está en 45-46 centavos la libra y el Lagunero a 44-45 centavos la libra.", Martha Patricia Ponce Jiménez, La montaña chiclera. Campeche: vida cotidiana y trabajo (1900-1950), 36.

12 El Nacional, México, 5-X-1994, 3.

13 Andrés Fabregas Puig, El concepto de región en la literatura antropológica, 31.

14 Omar May, "Rojo Amanecer, órgano de difusión del Partido Socialista Agrario de Campeche", 14.

15 Bryan Roberts, "Estado y región en América Latina", Relaciones internacionales 4: 10.

 

Información sobre el autor:

Mexicano. Doctor en Antropología por la ENAH, donde es profesor-investigador Titular C, desde 1988. Entre sus publicaciones destacan: Los chicleros de la región de Laguna de Términos, Campeche, 1890-1947; La región del Palo de Tinte: El Partido del Carmen, Campeche.1821-1857; Campeche: sociedad, economía y cultura.1960-1994; Las elecciones en Campeche en 1994, y La producción de historiografía política en México. Critica del enfoque revisionista, entre otras.

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