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Península

versión impresa ISSN 1870-5766

Península vol.3 no.1 Mérida ene. 2008

 

Artículos

 

De señor a tributario: Historia breve del gran Mazapa

 

From "Lord" to tributary: Brief history of the great Mazapa

 

Flora L. I. Salazar Ledesma

 

Instituto Nacional de Antropología e Historia Centro Tabasco.

 

Fecha de recepción: 5 de marzo de 2009;
Fecha de dictamen: 25 de junio de 2009.

 

Resumen

El ensayo narra de forma sucinta la historia de la cuenca baja del río Mazapa que, junto con los ríos Usumacinta y Grijalva, formó la llanura aluvial del Golfo de México, donde se asienta la mayor parte del estado de Tabasco. A través de los diferentes nombres que le fueron dados al río, desde la conquista hasta el siglo XX, se revisan brevemente los hechos que marcaron la historia humana e hidrológica, destacándose la desviación del cauce principal en la cuenca baja en el siglo XVII (origen de lo que hoy se conoce como río Grijalva Mexcalapa), y el consecuente trastorno en la hidrología así como en la memoria histórica.

Palabras clave: Hidrología histórica, Tabasco, Río Mazapa.

 

Abstract

This article succinctly narrates the history of the lower basin of the Mazapa river, that together with the usumacinta and the Grijalva, formed the Golf of Mexico's alluvial plain, located in the state of Tabasco, in southeastern Mexico. I will briefly review, following the different names given to the river from Conquest to the twentieth century, the events that left a mark on human and hydraulic history, emphasizing the diversion of the river's principal course in the seventeenth century, and the disruptive consequences on natural and historical memory in the lower basin, origin that gave rise to the present-day river known as the Grijalva Mexcalapa.

Keywords: Hydraulic history, Mazapa River, Tabasco.

 

El mazapa

1. El Ingeniero constructor de La Chontalpa

En 1579, cuando el encomendero de yndios1 de Guaviçalco y Tabasquillo, Melchor de Alfaro Santa Cruz, realizó su pintura de la provincia de Tabasco en la gobernación de Iucatan para el rey Felipe II, por ordenes del gobernador y capitán general por su majestad en Yucatán, Cozumel y Tabasco, el río Mazapa2 hacía cientos de años que había emigrado del poniente al oriente, dejando la huella de su delta primitivo muy clara para los hombres del siglo XXI que la observamos a través de las imágenes satelitales. En la época en que se plasmó su "pintura" para el rey de las Españas, el Mazapa ya había formado un nuevo delta, cuyas corrientes depositaban continuamente el aluvión acarreado en sus aguas, enriqueciendo la tierra de la pródiga provincia. Al tiempo de la conquista, ese delta lo habitaban pueblos de filiación maya llamados chontales3, por lo cual lo españoles denominaron Chontalpa a este complejo de organización humana y formación geohidrológica.4

El río Mazapa, el Grijalva y el Usumacinta5 formaron conjuntamente la llanura aluvial o llanura costera del Golfo de México, y La Chontalpa ocupa actualmente un tercio de esa llanura en el territorio del estado de Tabasco, en el sureste de la República Mexicana.

Figura 1

En tiempos del encomendero de indios, los tres ríos constituían sus propias cuencas hidrológicas, diferentes, pero vinculadas entre sí. El Grijalva nacía en la Sierra Norte de Chiapas y seguía un curso sur-norte hasta su desembocadura en la barra principal o del Grijalva en el Golfo de México, mientras el Mazapa venía de la sierra guatemalteca de los Cuchumatanes, atravesando todo el estado de Chiapas, de sureste a noroeste, y viraba hacia el norte penetrando la llanura, en La Chontalpa, para desembocar, también en el Golfo, en la barra de Dos Bocas.

El delta del Mazapa, o cuenca baja del río, se constituía por una profusa red de cuerpos de agua: ríos anastomosados, canales, lagunas, ciénegas y sistemas conformados por la combinación de todos ellos: los sistemas limnológicos, además de las albuferas o lagunas costeras y barras del litoral, trabajo conjunto del encuentro entre el río, el mar y el viento. Sin embargo, Melchor de Alfaro Santa Cruz sólo dibujó y coloreó de azul para el rey Felipe los cuerpos más señalados de la cuenca baja: el cauce principal, dos grandes sistemas limnológicos, llamados por Santa Cruz lagunas de Cimatanes grandes y laguna(s) de Taxagual, y los distributarios desprendiéndose de la margen derecha del cauce principal: el río llamado Acachapa, el río llamado Sucalapa, dos ríos sin nombre, uno de los cuales se muestra desembocando en una laguna costera (identificada como Mecoacán8) y el otro haciéndolo en Taxagual; un río llamado de Guimango entre los dos sistemas de Cimatanes Grandes y Taxagual; tres corrientes derivadas de dicho sistema: el río de Sultepeque (hoy González) que nace de lagunas y dos desagües, cuyo nombre no consigna, que junto con el Acachapa o Ayacachapan (hoy río Carrizal9) establecían comunicación entre las cuencas del Mazapa y del Grijalva, este último el río de mayor importancia social y económica de la provincia tabascana.

Figura 2

Figura 3.I

Figura 3.II

 

El San Bernabé y el Dos Bocas

I. Las fronteras de agua de los Ahualulcos, Cupilcón y los Cimatanes

Sesenta años antes de que Melchor de Alfaro, junto con su pintura, respondiera el cuestionario elaborado por la administración del rey Felipe II sobre los recursos humanos y naturales de sus colonias americanas,10 el español Juan de Grijalva penetró por primera vez el territorio de la provincia prehispánica de Potonchán —la mejor tierra que el sol alumbra—, a través del caudaloso río que venía de unas sierras muy altas11 y que, se dice, llevaba el nombre del señor principal de aquella provincia: Tabasco. Grijalva lo renombró como río de Grixalva, y desde entonces se señaló así en las cartas de marear.12 Su capellán, Juan Díaz, escribió que después de pasar ese río se fueron costeando hasta encontrar otro con dos bocas, del que salía agua dulce y al cual se le nombró de San Bernabé, porque llegaron a aquel lugar el día en que se festejaba a ese santo.13

Un año después, en 1519, Hernán Cortés, comandando la siguiente expedición proveniente de Cuba, entró por el recién nombrado Grijalva (aunque él siempre se refirió a la corriente como río de Tabasco) hasta el asiento mismo de los señores principales de Potonchán, y pasados unos días, en los llanos de Centla, se enfrentó militarmente con sus guerreros y con los de nueve provincias más, convocados por Potonchán. Después de esa batalla, conocida como de Centla, Cortés, en un acto de dominio, renombró al asentamiento indígena como Santa María de la Victoria. El conquistador marcó con su espada la corteza de una ceiba14 y el capellán de la expedición celebró el sacrificio eucarístico. De allí, el extremeño partió al corazón del imperio mexica, México-Tenochtitlan, al cual venció militarmente en 1523.

En octubre de 1524 regresó a Tabasco con el propósito de alcanzar Honduras y castigar a su infiel capitán Cristóbal de Olid. Contra toda lógica indígena, Cortés planeó atravesar Tabasco por tierra, aun cuando la figura de la tierra hecha en un paño que le entregaron los sometidos señores de Potonchán y Xicalango15 era de carácter hidrográfico,16 pues la movilización indígena era preferentemente fluvial y lacustre. El conquistador precisó al emperador Carlos I de España y V de Alemania: "... los caminos de tierra no los sabían, [pues] ellos no se sirven sino por agua'".17

Tanto el capitán como su alférez, el soldado cronista Bernal Díaz del Castillo, narraron el viaje a través de Tabasco: Cortés en sus cartas a Carlos I, y Díaz en un escrito que, entre otras, tenía la intención de probar sus méritos y derechos a las encomiendas, y desautorizar al capellán de Cortés, Francisco López de Gómara.18 Por ambos escritos se sabe que estando Díaz en la recién fundada Espíritu Santo, provincia de Coatzacoalcos, llegó Cortés de México y obligó a irse con él, con destino a Honduras, a más de 250 hombres entre caballeros, escopeteros y ballesteros, y otros venidos recientemente de Castilla, así como una manada grande de indios mexicanos. Mientras proseguía su camino a través de Tabasco, Cortés envió a Bernal como capitán de 30 españoles y 3 000 mexicanos a unos pueblos que estaban en guerra y se denominaban Zimatanes,19 y, por otro lado, a un Fulano Vallecillo, a fundar una villa de españoles: Santa María de la Victoria, a orillas del Trapiche, una corriente tributaria del Grijalva, muy cercana a su desembocadura, y en el área donde muy probablemente hayan estado los llanos en los cuales, seis años antes, los españoles había derrotado a los chontales en la histórica batalla de Centla.

Melchor de Alfaro Santa Cruz en 1579 retrató pues, al norte de la banda izquierda del río Acachapan, a los tres pueblos llamados los Cimatanes que sólo hasta 1562 fueron definitivamente pacificados ya que después que Bernal Díaz los sometió en 1524-25, se volvieron a alzar.20

Al tiempo de la llegada de los hispanos, los Cimatanes (Cunduacán, Cuacuilteupa y Cimatán), pueblos de filiación náhuatl, constituían juntos uno de los tres centros mercantiles de Tabasco a la par con Potonchán y Xicalango. A través de ellos, los mexicas tenían presencia y control de algunos circuitos comerciales en el interior de las provincias prehispánicas de filiación maya del sureste, pero también parecen haber tenido relación con los pueblos zoques21 asentados en la Sierra Norte de Chiapas, contigua a la llanura del Golfo, particularmente los pueblos ubicados en la cuenca media del gran Mazapa. Los Cimatanes constituían entonces una provincia diferente de las provincias chontales. Bajo su jurisdicción estaban las poblaciones hablantes de náhuatl en Tabasco: Pechucalco, Anta, Huimango y Cúlico, asentadas sobre los bordos22 del río de Guimango (hoy río Cunduacán) que nacía del sistema limnológico llamado por De Alfaro Santa Cruz lagunas de Cimatanes grandes.

Cortés, su Ejército, los indios mexicanos y los cautivos Cuauhtémoc —último tlatoani mexica— y el señor de Tacuba, su primo Tetepanquetzal, partieron de Coatzacoalcos hacia Tabasco por la costa, cruzando muchas ciénegas y ríos pequeños pero también tres muy grandes. El primero fue el Tumalán (hoy Tonalá), antiguo distributario del Mazapa23 pero ya desvinculado de éste cuando Cortés decidió atravesar Tabasco en aquel temprano siglo XVI. Después, el conquistador y sus huestes cruzaron un segundo gran río: el Agualulco, que posiblemente sea el mismo río Cupilco24 de la pintura de Melchor de Alfaro y que Cortés dice fue necesario pasar en embarcación, con los caballos a nado llevándolos del diestro de las canoas. Finalmente el tercer gran y postrero río, el mismo que Juan Díaz y la Armada de Juan de Grijalva en 1518 habían llamado de San Bernabé, es decir, el Mazapa que:

por ser muy ancho, que no bastaban fuerzas de los caballos para los pasar a nado, hubo necesidad de buscar remedio, media legua arriba de la mar se hizo una puente de madera por donde pasaron los caballos y gente, que tenía novecientos y treinta y cuatro pasos.25 Fue una cosa bien maravillosa de ver.26

Entre el Tonalá y el río Copilco se encontraba la provincia de los Ahualulcos, cuyos habitantes eran hablantes de náhuatl y popoluca.27

Cortés y Díaz se reencontraron en el camino: el capitán habiendo cruzado el río Agualulco y Díaz que venía de los Cimatanes con su Compañía, por un pueblo llamado Iquinuapa o Ycnoapa28 que junto con Gueimanguillo y Copilco Çacualco eran las tres poblaciones chontales ubicadas en la frontera con los Ahualulcos. Estos tres pueblos estaban bajo jurisdicción de Cupilco o Cupilcón, pues

desde allí comienza la provincia que llaman La Chontalpa —a decir de Bernal Díaz— o Cupilcón —a decir de Hernán Cortés29— y que era abundosa en fruta que llaman cacao y otros mantenimientos de la tierra y mucha pesquería; hay en ella diez o doce pueblos buenos, digo cabeceras, sin las aldeas, es tierra muy baja y de muchas ciénegas; tanto que en tiempo de invierno no se puede andar, ni se sirven sino en canoas, y con pasarla yo en tiempo de seca, desde la entrada hasta la salida de ella, puede haber veinte leguas, se hicieron más de cincuenta puentes, que sin se hacer fuera imposible pasar la gente, que estaba algo pacífica aunque temerosa...30

La expedición continuó hasta el postrer pueblo de la provincia de Cupilcón: Anaxuxuca (hoy Nacajuca) situada en la banda derecha del río de Sucalapa (hoy río Chacalapa31) para después alcanzar la siguiente provincia prehispánica de Zahuatán —que señalaba la figura del paño—, a la cual llegó después de cruzar el caudaloso río Guezalapa que vertía sus aguas al Grijalva. Así, Hernán Cortés, para adentrarse en la cuenca del Grijalva, dejó atrás la cuenca baja del gran río Mazapa el que, desde entonces, empezó a conocerse con su nuevo nombre español: Dos Bocas, como le llamaron los marineros.32 De esta manera, en la profundidad de ese tiempo que concluía con la presencia hispana, quedó hundido para siempre el nombre indígena, Mazapa, el que evocaba a los abundantes habitadores de sus riberas, es decir, los venados temazates (Mazama sartorii) y los cola blanca (Odocoileus virginianus).

 

II. Las fronteras de agua de La Chontalpa española

Para 1579, cuando Melchor de Alfaro Santa Cruz, encomendero de indios, realizó la pintura de Tabasco para el rey Felipe II, la provincia estaba organizada y administrada bajo la municipalidad española de Santa María de la Victoria, situada en la boca y garganta de Tabasco: la desembocadura del río Grijalva. La población indígena había disminuido más del 90% en relación a 151933 y la que había logrado sobrevivir estaba, junto con la tierra, repartida en encomiendas, tributando a los españoles y a la Corona. Los hispanos habían explorado y sometido gran parte del territorio provincial y definido sus límites aproximados con la provincia de Guazacoalco, dos leguas más adelante del río Copilco al poniente, con la provincia de Chiapa al norte, en la cual cae una cordillera de sierras que dividen (las provincias).34 Al oriente partía términos con la jurisdicción de Campeche, que al igual que Tabasco, pertenecía por entonces a Yucatán. Aquí sus límites llegaban hasta el Puerto Real y el Puerto Escondido en la gran albufera de Términos y por el suroriente existía la densa masa forestal desconocida, habitada por los lacandones infieles, de donde provenía —y proviene— el otro gran río constructor de la llanura: el Usumacinta. La administración del territorio provincial desde Santa María de la Victoria, villa de Tavasco o la Victoria, se daba ya de una manera regionalizada,35 de la cual La Chontalpa constituía una parte. Ésta, que era la mayor productora de cacao para el tributo y la venta, la conformaron los españoles a partir de la antigua provincia prehispánica de Cupilcón, descrita por Cortés, con su límite poniente en el río Cupilco, e incluyó la antigua provincia de los Cimatanes hasta el río Acachapan por el sur. Por el oriente, el río Grijalva y el sistema limnológico de Taxagual eran sus fronteras con la región que conformaban el mismo Grijalva y los pueblos de la Sierra. Los Ahualulcos habían permanecido aparte de Tabasco, quedado bajo la jurisdicción de Coatzacoalcos y hacia el sur del Acachapan, en tierras deshabitadas, se iniciaba un proceso poblacional español basado en la ganadería, fundamentalmente con mano de obra esclava y asalariada.36

 

El río seco

I. Una desviación de envergadura

Los corsarios ingleses tardaron varias décadas del siglo XVII para asentar sus reales en Tabasco. Los franceses, aunque con su patente de corso se movilizaban por las Antillas desde el temprano siglo XVI (1520-22), hicieron algunas visitas non gratas a Campeche y Yucatán entre 1550 y 1570, y los ingleses empezaron a merodear por Términos, Veracruz y Tampico con los barcos del comerciante John Hawkins en la década de 1560, hasta que la derrota de la Invencible Armada española en 1588 les dio paso franco a los puertos del Golfo de México.37 Melchor de Alfaro Santa Cruz informó al rey Felipe II que, hacia 1570, se había visto a los ingleses abasteciéndose de leña y agua dulce en el río Dos Bocas. En el siglo xIx el naturalista tabasqueño José N. Rovirosa recogió en su Ensayo histórico sobre el río Grijalva38 la tradición que existía entre los habitantes de la capital de Tabasco (entonces llamada San Juan Bautista), de que en 1596 los ingleses habían asaltado a La Victoria. Por esta razón los habitantes de Santa María de la Victoria se habían visto obligados a trasladarse al sitio de San Juan de Villa Hermosa, 20 leguas tierra adentro a orillas del río de Grijalva, llevándose con ellos la imagen de la patrona: la virgen Santa María de la Victoria, "La Conquistadora", representada en el escusón del escudo actual del estado de Tabasco. Hoy se sabe que el proceso de traslado de las autoridades y habitantes de Santa María a San Juan duró 40 o más años,39 hasta que el virrey Marqués de Guadalcázar —después del asalto en que los holandeses quemaron y devastaron La Victoria en 1641— ordenó el traslado oficial de la población y sus autoridades a San Juan y ésta se constituyó en la nueva capital de la provincia, sede de la municipalidad.40

El registro del inicio de una presencia pirática constante en Tabasco se ubica hacia mediados del siglo XVII con el asalto holandés a la villa de españoles. Esta presencia signó profundamente la historia de la provincia durante esa centuria, aciaga tanto para la metrópoli española como para sus colonias americanas. Para Tabasco el siglo XVII fue tiempo en que declinó su producción principal: el cacao, de abatimiento económico general, de grandes movilizaciones demográficas, de dos cambios de asientos primados (de Santa María de la Victoria a San Juan de Villa Hermosa y de aquí a Tacotalpa), de organización de la defensa del territorio, de competencia entre Audiencias por mantener bajo su jurisdicción a los indios tributarios y por agrandar o defender límites jurisdiccionales. Fue un tiempo de desaparición de ciertos pueblos y la reubicación de otros y de un cambio trascendente, fundamental para la cuenca baja del antiguo Mazapa y la historia hidrológica de Tabasco.

Debido a la presencia pirática, los pueblos de La Chontalpa, del Grijalva y del Usumacinta más próximos a las costas tuvieron que reubicarse en lo profundo del territorio provincial o de otras jurisdicciones como los Ahualulcos y Chiapas; otros desaparecieron, y los pobladores de algunos que los abandonaron fueron animados por las autoridades a regresar bajo el incentivo de la exención del tributo por dos o cuatro años.41 Las autoridades provinciales clamaron a las virreinales por una armada que defendiera las costas y las muchas entradas fluviales de la provincia. Sin embargo la respuesta de las autoridades fue lenta. Aun así, los tabasqueños accedieron a gravar su producción (cacao, cueros, palo de tinte, los indios y sus tributos, etc.) así como algunos productos de importación (plomo, hachas, machetes, ropa, vino, tela, loza, cera, etc.), para sostener durante cuatro meses42 a 25 infantes enviados por el virrey, además de continuar con su organización y recursos propios para defenderse ellos mismos con sus esclavos e indios.43 Sin embargo los piratas,44 cuyo centro de operaciones fue la isla del Carmen en la laguna costera de Términos en Campeche, asolaron Tabasco, llegando a remontar tan adentro el Grijalva que alcanzaron San Juan de Villa Hermosa, incendiándola, y penetraron hasta los pueblos de la sierra y la capital de la provincia: Tacotalpa.45 Se tienen noticias varias del robo de maíz, cacao, animales, y personas que fueron vendidas como esclavas en las Antillas.

Las autoridades, entre otras disposiciones para la defensa, ordenaron a los pobladores de los Partidos de La Chontalpa y de La Sierra que hicieran

...trincheras, fosos y fortificaciones que tenemos ofrecido por la junta de 19 de marzo del año de 76, y que el vecino que no bajare se le admita persona [sustituta]. Y asimismo bajen de cada pueblo los indios que fueren necesarios, con sus hachas y machetes para el trabajo y corten palos. Este es nuestro parecer y sentir y lo firmamos.46

Es probable entonces que este haya sido el contexto en el cual se llevó a cabo la desviación del Dos Bocas, el río más caudaloso de la provincia. Se considera que fue hacia 1675, aprovechando un rompido,47 que el cauce principal del gran río fue desviado al oriente por acción de la voluntad y trabajo humanos, con lo cual la corriente empezó a verter la mayor parte de su caudal al río Grijalva.48

Así fue cómo el gran Mazapa cambió su condición de señor a la de tributario.

La alteración hidrológica del delta antiguo, que empezó a suscitarse después de la desviación del cauce principal, se dejó sentir prontamente según se puede apreciar en las descripciones que hiciera el privateer galés, William Dampier, quien tuvo oportunidad de conocer Tabasco. Es probable que la siguiente la haya realizado durante su segunda estancia en el sureste de México entre 1679 y 1688. Acerca del río Chiltepec, el llamado Sultepec por Melchor de Alfaro, proveniente de las lagunas de Taxagual en 1579. Apunta Dampier:

El Checapeque es más un arroyo salado que un río, porque su boca no es más de veinte pasos de ancho y de cerca de ocho a nueve pies de agua sobre el dique49 (aunque) dentro hay doce o trece pies en lo bajo y buena navegación para la barcas, media milla desembocadura adentro.50

Respecto al Dos Bocas agregó:

Una legua al oeste del Checapeque hay otro río pequeño llamado Dos Bocas al que sólo pueden acceder las canoas; tiene un dique en su desembocadura y por lo tanto es algo peligroso... Este río no hace flotar una canoa más de una legua desembocadura adentro, hasta donde es salado; pero allí se encuentra con una corriente de agua dulce, cerca de una legua hacia arriba por la comarca, y más allá de ésta hay despejadas sabanas de pastizales altos, bordeadas por montes51 de tierra tan rica como la que más en el mundo.52

La espina dorsal que De Alfaro Santa Cruz describió como una corriente grande y caudalosa, que venía con gran furia y entraba la mar dos o tres leguas de agua dulce53 había sido cegada. Al cancelar el cauce principal del río comenzó el trastorno hidrológico del delta en su conjunto y se inició la desecación progresiva de la cuenca baja del antiguo gran Mazapa.

Por las noticias que se tienen La Chontalpa parece haber estado para entonces completamente despoblada en su franja costera y bastante escasa de pobladores en su parte centro-sur como consecuencia de la presencia pirática. Pero si hubo algunos que, a pesar de todo, permanecieron en la región durante el último cuarto del siglo XVII y fueron testigos de la desecación del majestuoso río —de más de 1,000 m de anchura,54 que penetraba la mar con su agua dulce entre ocho y 12 km—, ello debió causarles una profunda e imborrable impresión, tal como debió hacerlo en el espíritu de los pueblos marinos y pescadores del Aral, la desecación de su mar en el siglo XX, fuente de su cultura y sobrevivencia.

Ninguna comunidad, sin embargo, parece haber registrado para la posteridad como historia y tradición propias de su pueblo ni como un registro oficial55 la fecha precisa ni el detalle de las circunstancias de una desviación fluvial de tal envergadura, salvo el hecho de su desvío y los nombres con los cuales —no se sabe cuándo, quizás a principios del siglo XVIII— el antiguo cauce principal de la cuenca baja trocó su segundo nombre español Dos Bocas, por el de Río Seco, en tanto el cauce desviado tomó el nombre de Mexcalapa.56 La memoria parece haberse conservado de forma muy aislada, en pedazos, y bajo el manto de una leyenda de piratas, quizá gracias a esos pocos testigos atribulados que permanecieron o a aquellos que pudieron regresar a repoblar sus pueblos, habiendo huido de asaltos, incendios, violaciones y profanaciones.

En 1880-81 el francés Désiré Charnay viajó del puerto de Guadalupe de la Frontera por la costa tabasqueña hacia el oeste; penetró por el río Chiltepec, ya conocido entonces como Río González, prosiguió hacia la laguna costera de Mecoacán para pasar a Paraíso, una villa que, como Comalcalco, había sido fundada a principios del siglo XIX sobre antiguas islas del Río Seco. El explorador y fotógrafo hizo la siguiente descripción:

... el río Seco, por el cual navegamos a todo remo, nos ofrece a cada paso nuevas perspectivas, asuntos deliciosos y grandes cuadros capaces de causar pasmo a un artista. La corriente rápida arrastra bonitas plantas redondeadas parecidas a lechugas de un color amarillo o verde claro; navegan solas o en grandes grupos formando pequeñas y lindas balsas que recuerdan las chinampas57 de los lagos de México... pero al remontar el río Seco, observamos que esta corriente, pequeña hoy, fue en otro tiempo un gran río, cuyo curso debieron cambiar la naturaleza o el hombre en época indeterminada. Y en efecto, este riachuelo corre por el fondo de una ancha barranca de orillas muy altas, que representa el lecho de una poderosa corriente...58

 

Buscando la memoria de sí mismos

Para los estudiosos mexicanos del siglo XIX que buscaron una identidad nacional después del movimiento de Independencia (1810-1821) y entre las luchas político-militares por definir un Estado y una Nación (1821-1867), el conocimiento y comprensión del pasado indígena y colonial se tornó indispensable. En particular, para los estudiosos tabasqueños del nuevo estado libre y soberano, el pasado de la provincia colonial de los siglos XVI, XVII y gran parte del xviii se les apareció velado gracias a las consecuencias devastadora que la presencia pirática tuvo en la demografía y la economía, los asentamientos, los archivos, las tradiciones, la memoria, los ríos... Para los tabasqueños decimonónicos la identidad de sus propios ríos —venas entrañables y principalísimas de su vida— se encontraba sumergida también en una oscuridad espesa. Esta situación debieron enfrentarla los pensadores que asumieron la empresa de búsqueda del pasado propio.

Figura 4

En su Compendio histórico, geográfico, y estadístico del estado de Tabasco59 (1869), el presbítero Manuel Gil y Sáenz recogió en La Chontalpa, lo que, vagamente, había permanecido en la memoria acerca de la desviación del Dos Bocas. Planteó, asimismo, que el original río Grijalva era, en realidad, el Dos Bocas conocido como Río Seco. Más tarde, el sabio José Narciso Rovirosa,60 aunque se mostró en desacuerdo con el aserto, reconoció que esa primera historia escrita de Tabasco, de Gil y Sáenz, había tenido entre otros méritos el de sacar a la luz hechos que se consideraban envueltos en las tinieblas de la tradición perdida.

En el último cuarto del XIX los estudiosos tabasqueños contaban además del Compendio... de Gil con una historia oral hecha de retazos cosidos con ficciones y grandes lagunas, con los escritos de los conquistadores y cronistas del siglo XVI; con algunos documentos oficiales coloniales (mercedes reales, cédulas, etcétera) en manos de las familias, así como unos cuantos conservados en los archivos de los cabildos, además de ciertos documentos cartográficos conjuntados y dados a conocer por otros estudiosos, varios de ellos miembros de sociedades científicas como la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística. Asimismo, tomaban en cuenta las aportaciones de los viajeros extranjeros, cuyas exploraciones y comisiones tenían entre sus objetivos políticos, económicos y militares, también el de dar a conocer al mundo europeo las antigüedades mexicanas, contribuyendo con ello a la discusión sobre los hechos históricos pasados y la filiación de los restos materiales.

La pintura del encomendero de yndios Melchor de Alfaro Santa Cruz había quedado olvidada entre los archivos coloniales de España así como las complementarias Relaciones Histórico-Geográficas, que sólo fueron dadas a conocer en Madrid hasta 1898, y después de 1917 en Tabasco.

Se hicieron variadas especulaciones sobre los caminos que el río desviado pudo haber tomado para unirse al Grijalva y sobre el origen de algunas corrientes de La Chontalpa; sin embargo la atención principal de los pensadores decimonónicos estuvo dedicada a esclarecer si el tramo del río que iba de San Juan Bautista (hoy Villahermosa) a la desembocadura al Golfo de México en la barra de Frontera era el mismo río de Grixalva que Juan de Grijalba había bautizado con su apellido en 1518 o era el Dos Bocas como lo planteaba Gil y Sáenz.61 La necesidad perentoria de saber si el Grijalva del siglo XVI era el mismo Grijalva del siglo XIX abrió la discusión.

Algunos otros pensadores disertaron al respecto, como Justo Cecilio Santa Ana y Rómulo Becerra Fabre, pero correspondió al Ensayo... de Rovirosa aclarar varias dudas y sentar las bases para estudios posteriores. Él demostró que el río descubierto por Juan de Grijalva el 8 de junio de 1518 era el mismo que en 1897 llevaba el nombre de Grijalva y que el Río Seco había sido el cauce principal del río Mezcalapa, el cual salía al mar por la barra de Dos Bocas. Al Río Seco lo identificó también como la misma corriente que en el temprano siglo XVI los marineros de Juan de Grijalva habían nombrado San Bernabé. El sabio naturalista afirmó que las ruinas de Comalcalco62 pertenecían a una civilización anterior a los tabasqueños del siglo XVI, por lo que no podían identificarse como las ruinas de Centla, donde Cortés y sus capitanes habían sostenido la batalla derrotando a los guerreros chontales de Potonchán y ocho provincias más. Rovirosa sugirió que el sitio de Centla podría haber estado en las inmediaciones de una hacienda ubicada en el área de la ciudad-puerto de Frontera.63 El autor no pudo determinar la fecha del desvío del gran Mazapa, pues primero lo situó entre el último tercio del siglo XVI y principios del siglo XVII64 y páginas adelante, aludiendo a la Exposición del gobernador José Víctor Jiménez65, la ubicó en el siglo XVIII66 (como Gil y Sáenz, que pensaba que había sido en 1765), de manera que, junto con el periodo de la presencia pirática en la provincia, los tiempos de la desviación del gran río habrían de permanecer en la oscuridad todavía largo tiempo. Pocos años más tarde, para otro estudioso destacado, el ingeniero Pedro González,67 las cosas tampoco pudieron precisarse con positiva certeza. En 1904 González situaba el hecho antes del siglo XVII o seguramente antes del siglo XVIII.68

 

El Grijalva-Mexcalapa

I. En busca de un río perdido

Se sabe hoy que, por lo menos desde el último cuarto del siglo XVIII, la cartografía borbónica registraba ya en la provincia una corriente llamada Mescalapa, que iba desde la entrada de Villa hermosa asta la jurisdicción de Guathemala y otra llamada Río Seco en la Raya de Tavasco,69 pero a finales del siglo XIX, aunque las identidades del Grijalva y el Río Seco habían quedado claramente establecidas mediante el trabajo de Rovirosa, nadie se preguntó cuándo, ni cómo, ni por qué, el tramo de la corriente que entraba a Tabasco proveniente de Chiapas lo había empezado a hacer con el nombre de Mexcalapa.

Ninguno de los que reflexionaron sobre estos fenómenos en el siglo XIX, pareció reparar en las palabras de Cortés que mencionan el cruce peligroso por un muy poderoso río llamado Guezalapa (figura núm. 3 II) previo a los pueblos de la Sierra de Tabasco, y que es uno de los brazos que entran en el Tabasco,70 mientras Bernal Díaz identifica otro gran río que se dice Mazapa, que es el que viene de Chiapa, que los marineros llaman Río de Dos Bocas.71

En la primera mitad del siglo XX, a los pensadores tabasqueños Marcos Becerra y Diógenes López Reyes, ya conociendo la pintura de Alfaro Santa Cruz, aunque disertaron sobre los caminos que habrían podido tomar, por un lado, el río grande de Chiapas en su desviación hacia el oriente y, por otro, Cortés en su ruta por Tabasco a las Hibueras, los nombres: Guezalpa, Mazapa y Mexcalapa no parecieron señalarles la posibilidad de que se tratara de entidades fluviales distintas. Los ríos mencionados en el siglo XVI por los conquistadores, constituían, en su pensamiento, un solo y único río: el Mexcalapa de siempre, el que corría al sur de San Juan Bautista y tributaba sus aguas al Grijalva y que después de 1881 había tomado el nombre de Río Viejo Mexcalapa en contraposición con otro flujo paralelo, al norte, que el gran río empezó a verter desde 1875 por el rompido de Manga de Clavo y que se llamó Río Nuevo (Carrizal-González) metiendo en problemas a la navegación en el Viejo Mexcalapa.

Entre los primeros investigadores del siglo XX que recuperaron de Bernal Díaz el nombre indígena original del río del siglo XVI, antes de su desviación, estuvieron France V. Scholes y Ralph L. Roys72. Posteriormente Robert C. West, Norbert P. Psuty y B. G. Thom73 continuaron llamando Mazapa al cauce principal del río en Tabasco. Estos autores, tomando en cuenta la pintura de Santa Cruz intentaron identificar de qué manera el gran río había tomado cauce al oriente en el siglo XVII y pensaron que el Mazapa, al ser desviado al oriente, había corrido por el cauce del que ahora se llamaba Río Viejo Mexcalapa, al cual identificaron con el Acachapa del plano de Santa Cruz, y no con el Carrizal, ya que éste había "nacido" en 1881 como Río Nuevo. Por lo tanto, el curso del río pintado y claramente identificado en el siglo XVI como Mexcalapa sólo podía ser una invención, por ignorancia, o un error del cartógrafo, dada la singular forma circular de su plano, que deforma la representación física.

Con la interpretación de West, Psuty y Thom, respetados autores ahora clásicos para la historiografía tabasqueña, se canceló la posibilidad de utilizar la cartografía de Alfaro Santa Cruz como una fuente confiable del siglo XVI en lo que respecta a la hidrografía del Mazapa y del Grijalva de esa centuria. De esta manera resultó imposible ubicar en ese mapa, por ejemplo, el lugar donde habría podido estar el asentamiento primario de lo que fue después la ciudad capital, puesto que las corrientes actuales y las de entonces no parecían tener relación alguna. Fue necesario repensar nuevamente el problema. En 2002 quien suscribe74 planteó la posibilidad de que el río llamado Mexcalapa del siglo XVI hubiera existido tal cual lo pintó Santa Cruz: proveniente de las montañas de la Sierra Norte de Chiapas e independiente del río Mazapa. Que efectivamente fuera el Guezalapa de Cortés, tributario del Grijalva. Pero, si así hubiera sido, ¿dónde estaba ahora ese río? Se lanzó entonces la hipótesis de que a la altura de los 17° 52' 18"Lat. N y los 92° 58' Long. W, el tramo del curso del Río Viejo Mexcalapa ya próximo a la actual ciudad de Villahermosa, constituyera el único resto del curso del original y verdadero Mexcalapa, proveniente de las montañas del Pantepec donde se encuentra el volcán Chichonal y al cual el Mazapa unió sus aguas bordeando las laderas norte de una isla del Pleistoceno, como actualmente corre el Río Viejo Mexcalapa.

El mismo Rovirosa proporcionó en su Ensayo... un dato precioso sobre una merced de tierras en 1613,75 es decir, antes de la desviación del Mazapa, cuya ubicación habría estado actualmente al sur de Villahermosa. La merced tenía como linderos: al río Ixtacomitán, al Teapa y al Mexcalapa, los mismos ríos y la misma relación entre ellos que Santa Cruz señala en su cartografía. Gil y Sáenz, por otro lado, menciona que en 1648 hubo "una gran niebla y humo muy condensado que oscureció por muchos días, llenándose de espanto y pavor los habitantes de estas comarcas",76 lo cual plantea un posible evento geológico relacionado al volcán y permite especular sobre la posibilidad de que esto pudiera haber influido en el cambio de las corrientes fluviales provenientes del macizo montañoso del noroeste de Chiapas. Quizás ésta fue la manera en que la memoria del vero Mexcalapa permaneció en el siglo XVII hasta que el Mazapa unió sus aguas a él después del rompido de 1675, robándole entonces su nuevo nombre: Mexcalapa.

 

II. Una nueva concepción hidrológica

Mediante observaciones y conclusiones propias, el ingeniero Pedro González coincidió con Rovirosa en que el Grijalva y el Río Seco del siglo de la conquista constituían dos ríos muy diferentes, sin embargo González fue el primer estudioso en tener conciencia plena de que la llanura aluvial había constituido un gran delta y que se encontraba ante una recomposición hidrológica con respecto a la hidrología de La Chontalpa del siglo XVI. González enunció sus conclusiones, aunque tampoco cuestionó el nombre de Mexcalapa. Al explicar su hipótesis sobre el desvío del río, dijo que éste se había unido al San Juan Mexcalapa77 para después reunirse con el Limón, el Ixtacomitán y el Río de la Sierra, "que por traer menos caudal se convirtieron en sus afluentes".78

Para este agudo observador, el Mexcalapa (y para él, también Mazapa) se había desviado como consecuencia de las corrientes divagantes en el terreno aluvial y como parte del proceso evolutivo del mismo delta, es decir, la actual situación significaba un momento hidrológico diferente al que existía en la época colonial, por lo cual propuso que todo el río, desde su entrada a México hasta su desembocadura en la barra de Frontera, llevara el nombre de Grijalva, pues así estaremos de acuerdo con la naturaleza en el estado actual de los fenómenos.79

Después de la construcción de las presas que se realizaron en las cuencas alta y media del río entre 1950 y 1960 (Angostura, Chicoasén, Malpaso o Netzahualcóyotl y Peñitas), la Secretaría de Recursos Hidráulicos uniformó todo el sistema e identificó a esta corriente, de más de 500 kilómetros de largo, como Río Grijalva80, tal como Pedro González lo había sugerido 50 años antes. Aún así, todavía hoy, en el estado de Chiapas, al antiguo gran Mazapa se le reconoce como Río Grande o Río Grande de Chiapa y en Tabasco, al que fue señor y padre de La Chontalpa y cambió su condición a tributario del más principal río de la provincia tabascana, como río Grijalva-Mexcalapa.

Cuando el encomendero de yndios Melchor de Alfaro Santa Cruz realizó su pintura para el rey de las Españas no imaginó siquiera que en los días nuestros su obra habría de ser la única fuente cartográfica mediante la cual es posible apreciar la envergadura del trastorno hidrológico que significó la desviación del viejo Mazapa en el siglo XVII. Mediante la pintura de Alfaro Santa Cruz, coloreada de hermosos azules, se atisba la complejidad y profusión de la hidrografía de la cuenca baja del río en el siglo de la conquista, y por ello es posible apreciar que esta historia sucinta trata de una historia de guerra contra el río. Su desviación dio paso a la desecación progresiva de la cuenca baja que, en los siglos XX e inicios del XXI, se ha consolidado mediante las obras de infraestructura hidro-agrícola, carreteras, relleno de cuerpos de agua, la deforestación feroz, el proceso de urbanización creciente, aunados a la inconciencia de la grandeza, riqueza y fragilidad del agua, y a la pérdida de la memoria histórica.

 

Toda elagua81 del río

Colofón

No había terminado aún de escribir este artículo, cuando la tarde apacible de un domingo fuimos a visitar a la familia de un viejo y entrañable vecino del municipio de Cunduacán: don Vidal Pérez, de oficio campesino, cultivador de cacao. Llegamos a su casa de jahuacte (Bactris baculifera), techada con palma de guano (Sabal sp.), la última de la ranchería,82 entre las haciendas de cacao. Nos recibieron unos guajolotes adultos muy hermosos y agresivos que paseaban en el patio, amplio, de piso de tierra que antecede a la casa y donde crecen tres árboles grandes de mango bajo los cuales los vecinos solíamos sentarnos antes, en los días de fiesta. Saludamos y entramos. Las mujeres de la familia platicaban en una hamaca mientras don Vidal descansaba en la suya al lado de la puerta trasera de la casa. Don Vidal me ofreció sentarme junto a él, extendiendo una parte del tejido hacia mí, pero su hija me ofreció una silla.

— No quiere usted oler a viejo; que se le pegue lo viejo, me dijo. Y nos reímos.

Quedé sentada a su lado con la cara al exterior. La luminosidad de la tarde resaltaba desde la penumbra. Se podía contemplar un amplio potrero, un cielo con nubes grandes, la línea horizontal de un humo negro proveniente de un mechón donde se quema el gas del yacimiento petrolero Iride y las gallinas, a las que una de las nietas había arrojado maíz quebrado como cena vespertina. Platicábamos nuestros recuerdos cuando recordé lo que entonces escribía y quise saber lo que la gente del campo sabía y pensaba acerca del viejo río Mazapa:

— Don Vidal, ¿cuándo se secó el río que pasaba por Comalcalco?

— Ése lo secó Moctezuma83 cuando era presidente allá en México. Dicen que tenía una carretera debajo de la tierra, desde México hasta .84

— ¿Para qué?

— Porque venía huyendo de los españoles. Porque al que querían matar era a él.

— Pero si Hernán Cortés se trajo a Cuauhtémoc.

— Sí, pero no. Era Moctezuma al que de verdad querían matar. Entonces se vino por esa carretera y cuando llegó aquí salió y como vio que ya venían los españoles volvió a meterse debajo de la tierra y entonces secó el río para que ya no lo pudieran alcanzar, porque todo antes era por el río. Los españoles se vinieron por el mar, de México. Lo iban a perseguir por el río y por eso lo secó.

— ¿Pero cómo lo secó?

— Jaló toda el agua para dentro.

— ¿Y cómo es que sabe usted todo esto?

— Porque cuando era presidente López Mateos85 mandó que vieran qué había en esas ruinas que están allá en Comalcalco y entonces empezaron a escarbar y encontraron a Moctezuma que estaba abajo, así sentado [don Vidal se levantó de la hamaca y se sentó en cuclillas, agachó la cabeza y cruzó los brazos sobre las rodillas], y al lado tenía una paila grande, grandísima donde estaba elagua del río. ¿Para qué la querría tan grande entonces? Y así, enfrente, una serpiente grande enroscada ques el demonio que la cuida.

— ¿Y hasta cuándo va a estar así?

— No se sabe, pero si suelta toda esagua de esa paila se inunda Comalcalco, Paraíso, Cunduacán... todos nosotros, porque es grandísima esa paila. Tiene toda lagua del río.

 

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Notas

1 En adelante, las grafías propias de los documentos originales, los nombres científicos de especies animales y vegetales, así como las citas, se señalan en cursivas.

2 De la lengua náhuatl: mazatl: venado.

3 Del náhuatl en el cual significa "extranjero". Los chontales, en su propia lengua se llama a sí mismos yokot'anob: "hombres verdaderos". La lengua yokot'an pertenece a la familia lingüística maya.

4 La actual Chontalpa se constituye por los territorios que ocuparon la Chontalpa española y los Ahualulcos, ambas, unidades regionales del siglo XVI y que hoy corresponden a los municipios de Huimanguillo, Cárdenas, Comalcalco, Paraíso, Nacajuca, Jalpa y Cunduacán. Huimanguillo y Cárdenas ocupan el territorio de los antiguos Ahualulcos donde estuvo el primer y más antiguo delta del río, hacia el poniente del estado, colindando con el estado de Veracruz.

5 Del náhuatl Ozomatli: mono. Entre los etimologistas existen diferencias de interpretación sobre el significado, de manera que el nombre del río no es preciso. Se le dan significados como río "de los monitos", "del mono sagrado", "donde comienzan los monos" o "donde abundan los monos sagrados".

6 Scholes, France V. y Ralph L. Roys, 1968 (Mapa 1 de dicha edición).

7 La información del plano original ha sido modificada a fin de resaltar la cuenca del río, accidentes y asentamientos que se mencionan en el presente texto. En itálicas: toponimia de 1579.

8 Salazar L. Flora, 2004, pp. 400-417.

9 Sobre la identidad histórica de este río véase Salazar L. Flora, 2003, pp. 524-546.

10 Compendiados y hoy conocidos como Relaciones Histórico Geográficas de la gobernación de Yucatán (Mérida, Valladolid y Tabasco), 1983. De aquí en adelante: RHG.

11 Juan Díaz apud Cabrera Bernat, Ciprián, 1987, p. 25

12 Cartas de navegación.

13 idem.

14 Ceiba pentandra, árbol de gran altura y frondosidad, de carácter sagrado para los pueblos prehispánicos mayenses.

15 Geográficamente es la punta occidental de la laguna costera de Términos, hoy en estado de Campeche. A la llegada de los españoles había un asentamiento prehispánico y constituía un centro mercantil de gran importancia.

16 El investigador estadounidense Ralph Roys pensó que la pintura de Melchor de Alfaro pudo haber tenido un modelo cartográfico prehispánico o bien haber sido realizada por un cartógrafo indígena, tanto por su forma circular —al parecer una convención cartográfica indígena— como por ser un mapa fundamentalmente hidrográfico, como el que muy probablemente le fue entregado a Cortés.

17 Cortés, Hernán, 1993, p. 223.

18 Díaz del Castillo, Bernal, 2002.

19 También llamados Cimatanes o Cimatecos.

20 Díaz, op. cit., p. 461.

21 Cuya lengua —el zoque—pertenece a la familia mixeana, según clasificación de Arana y Swadesh. Arqueológicamente aún no se dilucida si dicha relación con los mexicas era de carácter comercial o también político-militar.

22 Bordos: acumulaciones de tierra al lado del cauce y depositadas por los mismos ríos; de dos o más metros de altura y que, en ocasiones, alcanzan varios kms de extensión. Durante las épocas prehispánica y colonial se consideraron aptos para el asentamiento humano al igual que las islas del Terciario que se levantan en la planicie costera del Reciente (f West, Robert C., Norbert Psuty y G. Thom, 1969).

23 Cabe la posibilidad que el Tonalá haya sido el mismo cauce principal del río en tiempo muy antiguo.

24 Sobre la identidad de este río hay dos posiciones entre los especialistas: unos piensan que se trata del actual río Santa Ana que desemboca en la laguna costera La Machona y fue distributario también muy antiguo del río Mazapa. Otros consideran que se trata del río Tortuguero, de cauce corto, que desemboca en la laguna costera de Tupilco. El Santa Ana es un río más largo y caudaloso que el Tortuguero. Quien suscribe opina que se trata del río Santa Ana.

25 Aproximadamente 467 m. Considérese que el paso de Cortés pudo haber sido por la parte menos ancha que pudieron encontrar y con la presencia de islas por ser tiempo de secas, según el conquistador.

26 Cortés, op. cit., p. 223. Evidentemente todos los puentes —que sólo en la Chontalpa fueron 50— que construyó el capitán extremeño para proseguir su camino atravesando los caudalosos ríos y ciénagas de Tabasco, hablan de la gran cantidad de madera disponible que tenía la provincia. Cortés mismo señala que "era todo montañas muy cerradas (y) había muchas ciénagas trabajosas" (p. 224). Tan sólo en los actuales municipios de Cárdenas y Huimanguillo (antigua provincia de los Ahualulcos) entre 1966 y 1968 fueron taladas tanto mecánicamente como a machete cerca de 40,000 h (400 km2) de bosque tropical perennifolio y otras comunidades vegetales propias del trópico húmedo, para dar pie al plan hidro-agrícola más ambicioso del Gobierno Federal de ese tiempo: el "Plan Chontalpa" (Elorriaga B., Vicente, 1979); situación que propició, entre otros fenómenos, un acelerado proceso de población y urbanización, y forma parte de la sistemática y profunda deforestación del estado de Tabasco.

27 El popoluca o popoloca pertenece a la familia mixeana al igual que el zoque, según la clasificación de Arana y Swadesh.

28 Díaz, op. cit., 462.

29 Téngase en cuenta que Bernal Díaz escribió su libro ya anciano, es decir varias décadas después de que se llevaron a cabo los acontecimientos narrados, mientras el escrito de Cortés estaba muy cercano al momento de conquista. Cortés recogió los topónimos prehispánicos, mientras Bernal presentó éstos con los que posteriormente dieron los españoles a los pueblos, accidentes geográficos y a la reorganización territorial que ellos impusieron.

30 Cortés, op. cit., p. 223.

31 Este es uno de los distributarios que sufrieron desecamiento en algunos tramos y recomposición hidrológica en otros después del siglo XVII. Actualmente diferentes tramos llevan el nombre de Chacalapa, Cunduacán y Nacajuca.

32 Díaz, op. cit., p. 461.

33 Gerhard, Peter, 1991, pp. 20, 21.

34 RHG, op. cit., p. 419.

35 Salazar L., Flora, 2006.

36 Salazar L., Flora, 2004.

37 Casas, Benigno, 2002, pp. 53- 69.

38 Rovirosa, José Narciso, 1946.

39 Los documentos que dan fe de este proceso inician en 1602 y terminan en 1640 (Izquierdo, Ana Luisa, 1995). Documentos dados a conocer recientemente sugieren que La Victoria pudo permanecer como asiento primado de la provincia incluso hacia 1671.

40 Izquierdo, op. cit.

41 Ruz, Mario Humberto, 2002.

42 En teoría, la Corona debía sostener la fuerza militar, así que los tabasqueños accedieron a pagarla provisionalmente, sin embargo este gravamen llamado "nuevo impuesto" permaneció cobrándose aun después de que los ingleses fueran desalojados de las costas de Tabasco y Campeche en 1717. Asimismo fue motivo de corrupción en algunas administraciones provinciales.

43 Eugenio Martínez, María Á., 1971.

44 Durante el siglo XVII; según la actividad que desarrollaran estacionalmente en un año (corte de palo de tinte —Haematoxylum campechianum—, caza de ganado cimarrón, preparación de pieles, salado y ahumado de la carne, asaltos a poblaciones, robo de personas, animales y cosechas o venta de esclavos), los piratas se denominaban según esas actividades: privateers, piratas, bucaneros o filibusteros (Ruz, op. cit.; William Dampier apud Cabrera Bernat, op. cit., pp. 235-274).

45 Dampier, ibid.

46 apud Ruz, op. cit., 14.

47 Voz popular en Tabasco con la cual se denota la apertura de un nuevo cauce (principal o distributario) que el mismo río realiza debido a la acumulación de aluvión en una de sus márgenes.

48 Luis Echegaray Bablot apud Falcón de Gyves, Zaída, 1965, p. 13.

49 Se refiere a la barra.

50 Dampier apud Cabrera Bernat, op. cit., p. 271.

51 Se refiere al bosque tropical perennifolio.

52 Op. cit., p. 272.

53 RHG, op. cit., p. 369.

54 González, Pedro A., 1946, p. 66.

55 Téngase en cuenta que los piratas contribuyeron con lo suyo a la pérdida de archivos oficiales. Se sabe que el de La Victoria y el de Tacotalpa en el siglo XVII fueron saqueados e incendiados.

56 También escrito Mescalapa y Mezcalapa.

57 Sistema de agricultura hidráulica desarrollado por los mexicas y demás pueblos prehispánicos asentados en los lagos del centro de México. El sistema de chinampa está vigente aún en el reducto del lago de Xochimilco, al sur de la ciudad de México.

58 Desiré Charnay apud Cabrera Bernat, op. cit., p. 579.

59 Gil y Sáenz, Manuel, 1979.

60 Rovirosa, op. cit., p. 18 o 396 (la publicación tiene ambas numeraciones).

61 El viajero Desiré Charnay tenía una opinión semejante. El dinamismo de la hidráulica en el litoral apoyó sus interpretaciones.

62 Según la narración de Charnay, en 1880-81 las ruinas de Comalcalco (noreste de la hoy cabecera municipal del mismo nombre) se conocían entonces como "La Cordillera" (apud Cabrera Bernat, op. cit., p. 581).

63 Rovirosa, op. cit., pp. 49-50 (427-428 de la segunda numeración).

64 op. cit., p. 8 (386).

65 Exposición que hizo el gobernador José Víctor Jiménez al Soberano Congreso Constituyente el 4 de junio de 1856 para argumentar la justicia de la ampliación de los límites de Tabasco con respecto a los estados circunvecinos (Apéndice de Becerra y Santa Anna en Gil y Sáenz, op. cit., p. LXXXVII).

66 Rovirosa, op. cit., pp. 11-12 (389-390).

67 González, op. cit.

68 op. cit. , p. 47.

69 Representación del río Mescalapa desde la entrada de Villahermosa asta la jurisdicción de Guatemala con los nombres de los pueblos, ranchos, aciendas de ganado... 12 de sepmre de 1776 (Plano del Archivo General de la Nación, México).

70 Cortés, op. cit., p. 224.

71 Díaz, op. cit., p. 462.

72 op. cit.

73 op. cit.

74 Salazar L., Flora, 2002, pp. 32-40.

75 Rovirosa, op.cit., p. 436.

76 Gil y Sáenz, op. cit., p. 123.

77 Este río que corre de suroeste a noreste, desagua en la laguna de La Ceiba que es un lago de contacto entre la formación del Pleistoceno y la llanura aluvial. Estos fenómenos son clara y ampliamente explicados por West, Psuty y Thom, op. cit.

78 González, op. cit., p. 81.

79 ibid., p. 49.

80 Helbig, Karl, 1964.

81 Habla popular que junta el artículo "el" con el sustantivo "agua".

82 Nombre que se da en Tabasco a los asentamientos antiguos rurales que generalmente se ubicaron en los bordos de los ríos.

83 Moctezuma Xocoyotzin (1466-1520), penúltimo señor mexica. Reinaba en Tenochtitlan a la llegada de Hernán Cortés. Le sucedió Cuauhtémoc, a quien Cortés ahorcó en su camino a las Hibueras, entre 1524 y 1525.

84 Apócope de "acá".

85 Adolfo López Mateos, presidente de México de 1958 a 1964.

 

Información sobre la autora:

Mexicana. Licenciada en Antropología social por la Escuela Nacional de Antropología e Historia, profesora investigadora del Instituto Nacional de Antropología e Historia, Centro Tabasco. Interesada en la problemática hidrográfica y urbana, es autora de los Considerandos histórico-urbanos para la declaratoria del Centro Histórico de Villahermosa (2005) y coautora del plan de rescate de la antigua San Juan Bautista, así como de los Considerandos histérico-urbanos para la declaratoria del centro histórico de la ciudad puerto de Frontera (2007). Actualmente lleva a cabo la investigación: Historia urbana de Villahermosa. Colonia-siglo XIX, y colabora en el proyecto Diagnóstico sociohistórico y cultural de la región sierra de Tabasco, cofinanciado por el CCYTET y el CEPHCIS, TJNAM. Entre sus últimas publicaciones pueden citarse: Memorias de la antigua San Salvador. El barrio de la Concepción 1553-1926 (2004), Miniguía del Centro Histórico de Villahermosa (2005), "Para estudiar a Santa María de la Victoria, primer asentamiento español de Tabasco del siglo XVI" (2006), "Los pueblos del río: perfil urbano de una unidad territorial" (en prensa) y " Figura de una tierra, de la forma y manera según que está" (en prensa).

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