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Agricultura, sociedad y desarrollo

versión impresa ISSN 1870-5472

agric. soc. desarro vol.16 no.1 Texcoco ene./mar. 2019

 

Artículos

Maíz, etanol y bienestar en el marco de las políticas (inter)nacionales

Rafael Pérez-Peña1 

Óscar Peláez-Herreros2 

1 New Mexico State University. College of Business Economics, Applied Statistics & International Business Department MSC 3CQ, PO Box 30001, New Mexico State University, Las Cruces, NM 88003-8001. (rperez89@nmsu.edu).

2 El Colegio de la Frontera Norte. Carretera Escénica Tijuana-Ensenada, km. 18.5, San Antonio del Mar, C.P. 22560, Tijuana, Baja California, México. (opelaez@colef.mx).


Resumen

El objetivo de esta investigación es mostrar en qué medida la decisión unilateral de los EE. UU. de fomentar la producción de etanol contribuyó a elevar el precio del maíz (Zea mays), redundando en ganancias de bienestar para los agentes de ese país en perjuicio de los mexicanos. Para ello se estima un modelo de ecuaciones simultáneas mediante la técnica de mínimos cuadrados en tres etapas que permite conocer la determinación del precio del maíz en el mercado estadounidense durante el periodo 2000-2014. Los resultados muestran que ante un aumento de 1 % en la producción de etanol, el precio del maíz se incrementó en 0.61 %. Este impacto positivo implicó que en Estados Unidos (superavitario en maíz) la ganancia de excedente de los productores superara la pérdida de los consumidores. Lo contrario ocurrió en México (deficitario en maíz), que registró una pérdida neta de bienestar. Asimismo, se advierte que, con el alza del precio, a partir de 2005 surgieron oportunidades para los productores de ambos países. En Estados Unidos se incrementó la producción de maíz, tanto por el aumento de hectáreas sembradas como de la producción por hectárea. En México solo se explotó el margen intensivo.

Palabras clave: centro-periferia; ecuaciones simultáneas; elasticidad; excedente marshalliano; neoestructuralismo

Abstract

The objective of this research is to show to what degree the unilateral decision of the United States to promote ethanol production contributed to raising the price of maize (Zea mays), resulting in increasing welfare for the agents of that country in detriment of Mexicans. For that purpose a model of simultaneous equations is estimated through the technique of least squares in three stages, which allows understanding the determination of the maize price in the US market during the period of 2000-2014. The results show that in face of an increase of 1 % in ethanol production, the price of maize increased in 0.61 %. This positive impact implied that in the United States (with maize surplus), the increase in producer surplus exceeds the loss of consumers. The contrary happened in Mexico (with maize deficit), which showed a net loss in welfare. Likewise, it can be seen that with the rise in price, opportunities arose since 2005 for producers in both countries. In the US maize production increased, both from the increase in hectares sown and from the production per hectare. In Mexico only the intensive margin was exploited.

Key words: center-periphery; simultaneous equations; elasticity; Marshallian surplus; neo-structuralism

Introducción

Durante largo tiempo, el precio del maíz (zea mays), expresado en términos reales, se caracterizó por su estabilidad e incluso por su declive secular, con oscilaciones ocasionales. Sin embargo, entre 2005 y 2012 el precio por tonelada de este producto en el mercado mundial aumentó desde 112.5 (dólares constantes de 2010) hasta 277.4, recuperando un valor que no se observaba desde 1975 (Banco Mundial, 2015). En México, el precio medio rural de la tonelada de maíz en grano tuvo una evolución semejante al pasar de 1964 a 3737 (pesos constantes de 2010)3. En términos nominales, el incremento fue de 154 % en esos siete años, periodo durante el cual el índice general de precios de la economía apenas aumentó 33 %.

El alza del precio de este grano, que se inició en 2005 y se prolongó hasta 2012, ya ha sido analizado desde distintas perspectivas, siendo objeto de fuerte controversia debido a que el maíz no es un producto cualquiera, sino la base de la dieta y esencia misma de la población mexicana4. En esta ocasión se recurre a los planteamientos de las escuelas dependentista y neoestructuralista, con el fin de analizar los factores que explican el aumento del precio del maíz, sus consecuencias, los problemas y las oportunidades que surgieron con la ruptura del patrón histórico de evolución de precios. Este marco analítico permite interpretar el fenómeno en cuestión desde una perspectiva amplia, al considerar la racionalidad económica de los agentes nacionales implicados, pero inmersos en un sistema de relaciones político-económicas caracterizadas por las asimetrías y las desigualdades internacionales. Con ello se alcanzará el objetivo de esta investigación: mostrar en qué medida la decisión unilateral de los Estados Unidos de fomentar la producción de etanol contribuyó a elevar el precio de este cereal, redundando en ganancias de bienestar para los agentes de ese país, en perjuicio de los agentes mexicanos que, no obstante, también pudieron beneficiarse de la estrategia estadounidense.

Para cumplir este objetivo, en el siguiente apartado se explican los motivos que impulsaron la producción de etanol de maíz, las peculiaridades del propio maíz como producto de oferta y demanda muy inelásticas, así como los planteamientos teóricos que ayudan a entender el caso. Posteriormente se describen las técnicas de análisis y las fuentes de los datos empleados. En el cuarto apartado del texto se presentan y discuten los resultados obtenidos mediante la estimación de un modelo de ecuaciones simultáneas para el precio del maíz en Estados Unidos, el cálculo de elasticidades y de variaciones de los excedentes de productores y consumidores, y la comparación de los cambios en el volumen producido, la superficie sembrada y la productividad de ambos países. Finalmente, un apartado de conclusiones entrelaza las aportaciones más relevantes de esta investigación.

Hechos y teorías

Para comprender la reciente evolución de los precios del maíz y las causas de su dinámica conviene remontarse hasta principios de la década de los noventa. Por aquel entonces, China padeció un grave desabasto de este grano que llevó a la completa interrupción de sus exportaciones al tiempo que hizo necesaria su importación. Los productores de maíz en EE. UU. advirtieron el déficit del país asiático y se fijaron este mercado como objetivo. Ello permitió que en 1994 y 1995 EE. UU. se posicionara como el principal exportador de maíz al mercado chino.

En años posteriores la rápida expansión del número de hectáreas de cultivo de maíz en China elevó la producción de este país, que volvió a ser excedentario. A consecuencia de ello, los agricultores de EE. UU. tuvieron que ofrecer su maíz a precios inferiores al costo de producción. El fallo en la estrategia de exportación de maíz a China, así como el establecimiento de la Ley Federal de Mejora y Reforma Agrícola (FAIR), intensificaron las pérdidas de los productores estadounidenses. La solución planteada por estos consistió en ampliar la cadena productiva del maíz, incorporando la producción de etanol de primera generación.

Para colocar el etanol de maíz en el mercado, los productores estadounidenses solicitaron apoyo al Gobierno. De esta manera se fue articulando un conjunto de medidas entre las que destacan: un crédito fiscal otorgado a los productores de etanol de 0.51 USD por galón, que se redujo a 0.45 USD en 2008, un arancel de 0.54 USD por galón importado de cualquier país no perteneciente al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), y un mandato al consumo denominado Norma de Combustibles Renovables (RFS), que establece el volumen mínimo de biocombustible que se debe mezclar en las gasolinas de Estados Unidos. En 2011 el crédito fiscal y el arancel proteccionista fueron suprimidos. Sin embargo, el mandato del consumo sigue constituyendo un importante factor en la demanda de etanol. Además, existen apoyos otorgados por los gobiernos de 38 estados (Birur et al., 2008; McPhail y Babcock, 2012). Todo ello posiciona a EE. UU. como el principal productor de etanol a nivel mundial.

En años recientes el incremento en la demanda de maíz para su uso en la industria de biocombustibles está jugando un papel medular en la determinación del precio de este cereal (Schnepf, 2006; Park y Fortenbery, 2007). De 2000 a 2012 la industria de etanol pasó de consumir alrededor del 5 % de la producción de maíz de EE. UU. a más de 40 %, lo que representa, aproximadamente, 15 % de la producción mundial de este cereal (Wise, 2012). A ello se suman otros factores que también contribuyeron al alza del precio de este grano, como el incremento en el precio de la energía y de los fertilizantes y químicos (Mitchel, 2008), la especulación en los mercados de materias primas, el crecimiento poblacional, la depreciación del dólar frente a otras divisas, o la expansión de la demanda de maíz derivada del mayor consumo de carne en China e India (Abbot et al., 2008; Lagi et al., 2011).

En el caso del maíz hay dos detalles relevantes. El primero es que los alimentos, en general, y los cereales, en particular, se tratan de bienes con una elasticidad precio de demanda muy baja, lo que implica que su precio sobre-reacciona ante cambios en las cantidades ofertadas (King, 1696; Davenant, 1699; Ricardo, 1821). El segundo consiste en que Estados Unidos es el principal oferente de este grano a nivel mundial. En 2013 produjo aproximadamente 354 millones de toneladas de maíz, lo que representa cerca del 35 % de la producción mundial (FAO, 2016). Con esta cuota de mercado, los shocks de oferta o de demanda interna afectan inevitablemente al precio internacional (Berry et al., 2012), que tenderá a sobre reaccionar a causa de la inelasticidad de demanda.

En 2013, México dedicó 48.2 % de su superficie cultivada total a maíz en grano y 3.6 % adicional a maíz forrajero (SAGARPA, 2016). Ello le sitúa en el cuarto lugar entre los países productores de este cereal en la última década (FAO, 2016). No obstante, ni siquiera esta escala de producción resulta suficiente para abastecer la demanda interna, teniendo que importar en torno a 25 % del consumo nacional. Estas importaciones provienen de EE. UU. casi en su totalidad (ITC, 2013).

Con la adhesión de México al TLCAN entró en vigor el mecanismo de precios de indiferencia, que consiste en incorporar al precio del maíz amarillo reportado en la bolsa de valores de Chicago (CBOT) el tipo de cambio dólar-peso vigente en el mercado, los costos de transporte del puerto de entrada de la frontera con México hasta el centro de consumo y una base regional (SIAP, 2007). Por medio de este mecanismo la transmisión de variaciones en los precios del maíz es directa desde la economía de EE. UU. a la de México, ya que el precio nacional se liga al mundial con independencia de que la mayor parte del maíz producido en México sea blanco y el importado amarillo. Esta situación implica una alta vulnerabilidad para los productores y consumidores mexicanos, ya que sus beneficios y utilidades no dependen tanto de su propia oferta y demanda como de las decisiones de producción y consumo de los agentes internacionales, de EE. UU., principalmente.

Los planteamientos teóricos de algunos autores se adecúan a esta situación y ayudan a entender sus causas y consecuencias. Wallerstein (2005:33 y 46-7), por ejemplo, caracteriza el “sistema-mundo” como una serie de mecanismos que redistribuyen los recursos desde la “periferia” hacia el “centro” del sistema a través de las desiguales estructuras de cuasimonopolio y libre competencia que dominan en cada región. En el caso específico del maíz, EE. UU. dispone de poder de mercado que extiende a México por medio del TLCAN, en concreto, a través del programa de desgravación para la eliminación progresiva de aranceles (ya completado) y del mecanismo de precios de indiferencia.

Desde la teoría de la dependencia, Dos Santos (1978) argumenta que “la expansión del capitalismo no produce, en consecuencia de su carácter contradictorio, una economía internacional equilibrada e igualitaria, sino la oposición entre un capitalismo dominante y uno dependiente” (p. 27), indicando que “lo fundamental es ver en conjunto el sistema como una transferencia de excedentes hacia los centros más dinámicos” (p. 62). El atraso que acumula México en su estructura productiva, que obliga a dedicar a maíz la mitad de la superficie cultivada para solo cubrir 75 % de la demanda interna, lo condena a depender de las importaciones de este cereal. Un aumento en su precio incrementa el bienestar de los productores y reduce el de los consumidores, lo que en el caso de un país deficitario en la producción, como México, supone un menoscabo del bienestar conjunto. En EE. UU., al tratarse de un país superavitario (exportador neto), se tiene el resultado contrario: el alza del precio provoca el aumento en el excedente de los productores nacionales más que compensar la pérdida que sufren los consumidores5. EE. UU. no solo tiene incentivos para activar una estrategia que eleve los precios de este grano, sino también la capacidad para hacerlo, dado su poder de mercado e incluso su fuerza política.

A pesar de lo inevitable a partir de las definiciones marshallianas de los excedentes de productores y consumidores, y de sus variaciones, en la literatura reciente es posible encontrar resultados contradictorios. Barkley et al. (2011), por ejemplo, muestran que, en México, debido al alza de precios, el incremento en el excedente de los productores de maíz compensa la pérdida de excedente de los consumidores. En cambio, González y Brugués (2010) encuentran que el escenario de México en este contexto reporta una pérdida de bienestar social.

A diferencia de la teoría de la dependencia, el neoestructuralismo postula que los factores globales no determinan la senda de transformación de la periferia; simplemente la condicionan, pudiendo generar oportunidades que deben ser aprovechadas por los países periféricos (CEPAL, 1995). Desde esta perspectiva se entiende, además, que el Estado ha de jugar un papel activo en la promoción del desarrollo, distinto del laissez-faire neoliberal, pero también del intervencionismo excesivo y distorsionador (Collantes, 2009). Con el alza del precio del maíz surgen oportunidades para los productores: tierras que anteriormente no eran rentables por su elevado costo de producción empiezan a serlo. La explotación de los márgenes extensivo e intensivo da lugar a mayores volúmenes de producción y ganancias de bienestar. Una cuestión relevante de esta investigación consiste en verificar si los productores mexicanos aprovecharon las oportunidades surgidas con el alza de precios del maíz.

Materiales y métodos

Con el objetivo de conocer en qué medida la producción de etanol por parte de EE. UU. contribuyó a elevar el precio de este cereal, verificar cómo se vieron perjudicados los agentes mexicanos y si estos adoptaron alguna estrategia para aprovechar el cambio de precios, en primer lugar se propone calcular la elasticidad cruzada que refleja el impacto de la variación de la cantidad de etanol producida en EE. UU. sobre el precio internacional del maíz, para lo cual se estiman las funciones de oferta y demanda de este producto. Posteriormente se calculan los excedentes de productores y consumidores y se analiza su variación.

Para estimar las funciones de oferta y demanda de maíz se plantea un sistema de ecuaciones simultáneas. Modificando la especificación original de Park y Fortenbery (2007) 6 se describe un conjunto de cinco ecuaciones que permite estudiar los efectos de diversos factores en el precio del maíz. En esta ocasión, la investigación se centra en la incidencia de la producción de etanol.

La primera ecuación del modelo corresponde a la oferta de maíz:

QSt=a0+a1PMt+a2It+a3D1+a4D2+a5D3

Incluye como variables explicativas: precio del maíz (PMt), tasa de interés (It) y tres variables dicotómicas (D1 a D3) que se utilizan para corregir la estacionalidad al tratar con datos de periodicidad trimestral7.

La demanda de maíz se desagrega en tres ecuaciones correspondientes a las categorías propuestas por USDA (2016a): alimentación ganadera (AGt ), exportaciones (XTt) y alimentos, alcohol y usos industriales (AAIt). La ecuación de demanda de maíz para alimentación ganadera,

AGt=β0+β1PMt+β2PSt+β3GAt+β4GVt+β5GPt+β6D1+β7D2+β8D3

está compuesta por las variables: precio del maíz (PM t), precio de la soya (PSt), ganado avícola (GAt), vacuno (GVt) y porcino (GPt), medidos en millones de libras, y las tres dummies mencionadas anteriormente.

La demanda de exportaciones de maíz

XTt=γ0+γ1PMt+γ2PTt+γ3DXt+γ4PIBt+γ5D1+γ6D2+γ7D3

se expresa en función del precio del maíz (PMt), el precio del trigo (PTt), el dollar index (DXt)8, la media ponderada del producto interno bruto per cápita de China e India (PIBt)9, y las variables dicotómicas. La demanda de alimentos, alcohol y usos industriales,

AAIt=δ0+δ1PMt+δ2ETt+δ3Pobt+δ4PPt+δ5PSt+δ6PTt+δ7D07+δ8D1+δ9D2+δ10D3

se explica por el precio del maíz (PMt), la producción de etanol (ETt), la población de Estados Unidos (Pobt), los precios del petróleo (PPt), la soya (PSt) y el trigo (PTt), una dummy (D07) que toma el valor 1 en el periodo previo a la promulgación del Energy Independence and Security Act de 2007 y 0 en el resto, y las tres dummies estacionales.

El modelo incluye una quinta ecuación, de equilibrio, correspondiente al precio del maíz,

PMt=ς0+ς1QSt+ς2AGt+ς3XTt+ς4AAIt+ς5D1+ς6D2+ς7D3

que queda determinado por la oferta (QS t ), las demandas (AG t , XT t y AAI t ) y las dummies estacionales.

Para resolver el sistema se recurre a la técnica de mínimos cuadrados en tres etapas (MC3E) que, al ser un método de información completa, permite estimar las ecuaciones en su forma estructural de manera conjunta, lo que incrementa la eficiencia asintótica de las estimaciones.

Los datos utilizados proceden en su mayor parte de USDA (2016a y b), de donde se obtuvo información para las siguientes variables: precios del maíz, el trigo y la soya; cantidad de etanol producida en Estados Unidos; oferta de maíz; demanda de maíz desagregada en usos agrícolas, exportaciones, y alimentación, alcohol y usos industriales; y ganado vacuno, avícola y porcino en millones de libras. La tasa de interés es la publicada por OCDE (2016). Los datos del dollar index proceden de Federal Reserve (2016), los de producto interno bruto per cápita de China e India de Banco Mundial (2016), la población de EE. UU. del U.S. Census Bureau (2015), y los precios del petróleo de U.S. Energy Information Administration (2016). Cabe destacar que las variables del modelo se expresan en términos logarítmicos, con excepción de las dicotómicas; por ello, sus coeficientes pueden interpretarse directamente a modo de elasticidades.

Como se ha mencionado, la periodicidad de los datos es trimestral, abarcando desde el primer trimestre de 2000 al cuarto de 2014, cuando la producción de etanol se torna un factor relevante. En total se dispone de 60 observaciones para cada serie que permiten estimar las funciones de oferta y demanda de maíz en EE. UU.

A partir de estas funciones, el impacto que la producción de etanol ha tenido en el precio del maíz se puede calcular mediante el concepto de elasticidad precio cruzada. En concreto, para el sistema anterior, la elasticidad del precio del maíz con respecto a la cantidad de etanol se tiene de la expresión:

PMtETt=ς4δ21-ς1a1-ς2β1-ς3γ1-ς4δ1

para la que cabe esperar un signo positivo, ya que mayores cantidades de etanol deben relacionarse con mayores precios del maíz, una vez controlado el efecto de las restantes variables incluidas en el modelo.

Las variaciones que estos cambios implican en el bienestar de los agentes estadounidenses se pueden medir con los excedentes de productores (EP) y consumidores (EC) correspondientes a las funciones de oferta y demanda del sistema de ecuaciones simultáneas:

EP=p0SpidpEC=p0Dpidp

Para el caso de México se tiene que el país es precio-aceptante en el mercado de maíz, por lo que los shocks de oferta y de demanda internacionales se transmiten vía precios a los productores y consumidores nacionales. Es relevante comprobar cómo estos cambios han afectado al bienestar de los agentes mexicanos. Con ese fin, la oferta y la demanda pueden aproximarse con las elasticidades que calcula FAPRI (2015) 10, ε =0.22 para la oferta y |η|=0.12 para la demanda, las cantidades producidas, importadas y exportadas que facilita FAO (2016), los precios de SAGARPA (2016); en concreto, el precio medio rural expresado en pesos por tonelada, y asumiendo la forma funcional de elasticidad constante, al igual que se ha hecho para Estados Unidos en el modelo de ecuaciones simultáneas11:

qis=γspiεqiD=γDpi-η

La oferta indica la cantidad producida en México, es decir, la oferta de los productores nacionales, mientras que la demanda se expresa en términos de consumo nacional aparente (cantidad producida, menos exportaciones, más importaciones). A partir de estas funciones de oferta y demanda es posible calcular los excedentes de productores y consumidores y analizar su evolución en el tiempo.

Finalmente, para estudiar si los productores de México y Estados Unidos aprovecharon las oportunidades de negocio surgidas con el alza de precios, se analiza la evolución de la producción en ambos países recurriendo a la identidad:

Y=TYT

en la que Y representa la producción (medida en toneladas), T es la superficie sembrada (expresada en hectáreas) y el cociente Y/T es la producción por hectárea o productividad de la tierra. Por las propiedades matemáticas de los logaritmos se cumple que la tasa de variación de la producción es aproximadamente igual a la suma de las tasas de variación de sus dos componentes: superficie sembrada y productividad de la tierra; esto es:

YT+Y/T

La comparación de lo ocurrido en México y Estados Unidos aporta información relevante sobre la reacción que los productores de cada país han tenido ante el cambio de precios, permitiendo analizar cuánto ha aumentado la producción y si este aumento se debe a la expansión de la superficie sembrada (margen extensivo) o al uso más productivo de la ya disponible (margen intensivo).

Resultados y discusión

La estimación del modelo de ecuaciones simultáneas mediante la técnica de mínimos cuadrados en tres etapas arroja los siguientes resultados (entre paréntesis figuran los p-valores):

QSt=7.551(0.00)+0.149(0.00) PMt-0.030(0.00) It+0.476(0.00) D1+0.275(0.00) D2+0.115(0.00) D3R2=0.7796

AGt=-9.634(0.31)-0.405(0.00) PMt+0.099(0.39) PSt+0.726(0.27) GAt+1.733(0.05) GVt-0.673(0.37) GPtR2=0.8788

XTt=6.672(0.05)+0.116(0.45) PMt-0.127(0.15) PTt+0.258(0.65) DXt-O.208(0.14) PIBt-0.018(0.84) D1-0.133(0.16)D2-0.015(0.87) D3R2=0.0801

AAIt=-14.451(0.14)+0.035(0.49) PMt+0.446(0.00) ETt+1.469(0.07) Pobt-O.077(0.00) PPt-0.012(0.74) PSt-0.025(0.30)PTt-0.154(0.00) D07-0.036(0.02) D1-0.059(0.00) D2-0.025(0.11) D3R2=0.9916

PMt=26.107(0.00)-4.701(0.00) QSt-0.591(0.04) AGt+0.407(0.15) XTt+1.840(0.00) AAIt+2.948(0.00) D1+1.932(0.00)D2+1.032(0.00) D3R2=0.5825

La ecuación de oferta, QSt, presenta los signos esperados. La cantidad ofrecida depende positivamente del precio y negativamente de la tasa de interés, que implica mayores costos de producción.

La ecuación de alimentación ganadera, AGt, también muestra el signo esperado en el precio del maíz, negativo en este caso. El precio de la soya tiene signo positivo, indicando que funge como sustituto del maíz. Este efecto-sustitución también se ve reflejado en la variable del ganado porcino, GP t , pues su signo negativo indica que la demanda de maíz por parte de este rubro disminuyó ante incrementos porcentuales en la cantidad de dicho ganado. Los parámetros de las variables correspondientes al ganado avícola y vacuno presentan los signos esperados.

En la tercera ecuación, el precio del maíz no mantiene una relación estadísticamente significativa con la cantidad demandada de este cereal, en este caso, para exportación, XTt. Además, ninguna de las variables de la ecuación ayuda a explicar las exportaciones de maíz que parecen tener un comportamiento más residual que regular, algo que también se advierte en las estimaciones de Park y Fortenbery (2007). De hecho, ni siquiera se observa estabilidad en las variaciones estacionales.

En la ecuación de demanda de maíz para alimentos, alcohol y usos industriales, AAIt, destacan la no significatividad del precio del maíz y el signo positivo y plenamente significativo de la cantidad de etanol. En concreto, el coeficiente estimado para el etanol muestra que, por cada aumento de un punto porcentual en la producción de etanol, la demanda de maíz de esta clase se elevó 0.446 %. La variable D07 que indica la implementación de 2007 Energy Bill, resultó ser significativa.

La quinta ecuación representa el equilibrio del sistema. En ella se determina el precio mediante la interacción de la oferta con las tres demandas parciales.

Una vez que se dispone de las estimaciones de todos los coeficientes del modelo de ecuaciones simultáneas, el impacto de la producción de etanol, no en la cantidad demandada, sino en el precio del maíz, se conoce a partir de la elasticidad precio cruzada:

PMtETt=ς4δ21-ς1a1-ς2β1-ς3γ1-ς4δ1=0.609

Este resultado indica que, ante un aumento del 1 por ciento en la producción de etanol, el precio del maíz ha venido incrementándose en 0.609 por ciento, esto es, la producción de etanol ha tenido un impacto positivo e importante en el alza del precio del maíz.

En cuanto al efecto que el aumento del precio del maíz tuvo en el bienestar de la sociedad de Estados Unidos se encuentra que, al pasar de 2.12 dólares por bushel en 2005 al máximo de la serie, 7.04 en 2012, el excedente de los productores se elevó 13o973 millones de dólares al trimestre. Al contrario, el excedente de los consumidores, estimado a partir de las demandas del modelo de ecuaciones simultáneas, se redujo 12 837 millones (4942 de la demanda de alimentación ganadera y 7895 de la demanda de maíz para alimentos, alcohol y usos industriales). En conjunto, al tratarse de un país con producción superavitaria en maíz, el aumento del excedente de los productores compensa la pérdida sufrida por los consumidores, resultando una variación neta positiva de 1136 millones, reflejo de una mejora de bienestar.

El coeficiente de la variable PMt en la ecuación de oferta es la elasticidad precio de oferta del maíz: ε = 0.149. La elasticidad precio de la demanda total de maíz en Estados Unidos se puede reestimar a partir de la agregación de la demanda agropecuaria y de la demanda de alimentos, alcohol y usos industriales, obteniéndose un valor de η = -0.173. Con estas elasticidades se calcularon las variaciones de excedentes. Para el caso de México, como se ha argumentado, se entiende que el país es precio-aceptante, por lo que el análisis de la determinación del precio pierde relevancia, ya que se fija en los mercados internacionales. Sin embargo, el estudio de las variaciones de excedentes mantiene su interés.

La base de datos FAPRI (2015) facilita unas elasticidades de ε = 0.22 para la oferta y |η| =0.12 para la demanda de maíz en México, muy parecidas a las que se han obtenido mediante el modelo de ecuaciones simultáneas para Estados Unidos. Barkley et al. (2011), quienes también analizan el impacto de los shocks de precios en el mercado del maíz en México, recurren a las cifras publicadas por Rosegrant et al. (1995), a su vez tomadas de Roningen et al. (1991): ε = 0.17 y |η| =0.46. Si bien apenas hay diferencias en la elasticidad de oferta, la demanda de Barkley et al. (2011) resulta bastante más elástica que la construida a partir de los datos de FAPRI (2015). Ello da lugar a discrepancias entre los resultados y conclusiones de estos autores y los que se presentan a continuación. En cualquiera de los casos, la inelasticidad de oferta y demanda es una característica predominante, como corresponde al mercado del maíz.

En México, entre 2005 y 2011, el precio del maíz en grano pasó de 1578 pesos la tonelada a 4078, alcanzando su máximo histórico (SAGARPA, 2016). Descontando la inflación general de la economía (INEGI, 2016), el incremento fue desde los 1964 a los 3929 pesos constantes de 2010. Los efectos de este cambio en el bienestar de productores y consumidores se pueden cuantificar midiendo la variación de sus excedentes. Para ello se estiman las funciones de oferta y demanda anual de maíz en México a partir de las elasticidades de FAPRI (2015), de las cantidades producidas, importadas y exportadas publicadas por FAO (2016), y de los precios de SAGARPA (2016):

qis=2,855,262pi0.22yqiD=72,919,941pi-0.12

A partir de estas especificaciones se calculan las variaciones de excedentes provocadas por cambios en los precios. En concreto, se tiene que, ante un aumento del precio de 1964 a 3929 pesos, el excedente de los consumidores se reduce en 55 078 millones de pesos, al tiempo que el de los productores aumenta en 32 419 millones. Debido a la situación de la economía mexicana, deficitaria en maíz, el aumento del excedente de los productores no compensa la pérdida sufrida por los consumidores. En conjunto, el alza del precio genera una pérdida de bienestar anual valorada en 22o659 millones de pesos.

Si bien los consumidores poco pueden hacer ante el aumento del precio del maíz, dado que se trata de un bien de primera necesidad para el que apenas encuentran sustitutivos (la fuerte inelasticidad de demanda, |η|=0.12, es reflejo de ello), los productores pueden reaccionar de distintas formas para aprovechar mejor esta circunstancia favorable a sus intereses. El alza del precio, causado exógenamente, en parte por políticas destinadas a beneficiar a los productores estadounidenses, se presenta como una oportunidad para los productores mexicanos en el sentido planteado por el neoestructuralismo. ¿Se ha aprovechado esta oportunidad?

Las cifras indican que solo en parte. En los últimos años, en México, el aumento de la producción se ha conseguido exclusivamente a través de la expansión del margen intensivo (Cuadro 1). Lejos de ampliarse, el número de hectáreas sembradas para maíz en grano se ha reducido de manera importante desde el máximo de 1994 (9 196 478 ha) hasta el mínimo de 2012 (7 372 218 ha). Tras la entrada en vigor del TLCAN, casi se han perdido dos millones de hectáreas dedicadas al cultivo de este cereal. En ese mismo periodo, la superficie de cultivo total del país se redujo en “solo” un millón de hectáreas. Ello da idea de la severa reestructuración que la apertura comercial ha supuesto para el sector maicero en específico.

Cuadro 1 Tasas de variación anual acumulativa de la producción, la superficie sembrada y la productividad del maíz (1980-2013).  

Periodo México Estados Unidos
(Y/T) (Y/T)
1980-1985 2.65 % 1.95 % 0.69 % 5.98 % -0.15 % 6.14 %
1985-1990 0.74 % -1.10 % 1.86 % -2.22 % -2.32 % 0.10 %
1990-1995 4.63 % 2.78 % 1.80 % -1.38 % -0.74 % -0.65 %
1995-2000 -0.88 % -1.44 % 0.56 % 6.03 % 2.16 % 3.78 %
2000-2005 1.95 % -1.13 % 3.12 % 2.31 % 0.55 % 1.74 %
2005-2010 3.80 % -0.30 % 4.11 % 2.29 % 1.52 % 0.76 %
2010-2013 -0.92 % -1.61 % 0.70 % 3.81 % 2.64 % 1.14 %

Fuente: elaboración propia con datos de FAO (2016), SAGARPA (2016) y USDA (2016a).

En los años más recientes, con el alza de precios, la tendencia no se ha revertido. Desde 2005, la superficie de cultivo ha seguido reduciéndose aunque, si bien es cierto, a menor ritmo. El aumento de la productividad de la tierra se ha constituido en el único factor de impulso de la producción. La utilización del margen intensivo, a costa del extensivo, es la característica fundamental de los últimos años.

En Estados Unidos, sin embargo, el crecimiento de la producción se ha basado en la expansión de ambos márgenes: tanto el intensivo, como el extensivo. De hecho, el aumento de la superficie sembrada de maíz, que se viene observando desde 1995 (coincidiendo con el inicio del TLCAN), no ha impedido la mejora de la productividad de la tierra, dando lugar a un crecimiento de la producción sostenido en el tiempo, más consistente y robusto que el de México.

Conclusiones

Los resultados anteriores muestran que la producción de etanol por parte de Estados Unidos tuvo un impacto directo, y relativamente importante, en el alza del precio del maíz. Este cambio implicó una ganancia de bienestar para el conjunto de la sociedad estadounidense (superavitaria en maíz), pero una pérdida para la sociedad mexicana (deficitaria). Al examinar el planteamiento neoestructuralista a partir de la evidencia encontrada, cabe admitir que, si bien es cierto que con el alza del precio surgieron oportunidades, estas fueron mejor aprovechadas por los productores de Estados Unidos que por los de México, donde sólo se explotó el margen intensivo.

Casos como el analizado cuestionan que los agentes de la periferia tengan capacidad suficiente para detectar y aprovechar las oportunidades generadas por las políticas propias del centro del sistema. La misma localización periférica dificulta el conocimiento de estas decisiones, al tiempo que el menor nivel de desarrollo limita las opciones de respuesta. La iniciativa privada queda prácticamente descartada en estas condiciones. No en vano, el propio neoestructuralismo admite los defectos del laissez-faire y concede al Estado un papel activo en la promoción del desarrollo. Lo que tal vez no está tan claro en su propuesta es que el Estado periférico, por el hecho de serlo, también padece limitaciones y que, sin un objetivo y una cierta planeación, es difícil aprovechar las oportunidades que en ocasiones se presentan.

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3Estos precios reales se obtienen al deflactar la serie de precio medio rural del maíz en grano publicada por SAGARPA (2016) con el índice nacional de precios al consumidor de INEGI (2016).

4 Mestries (2009) afirma que alrededor de 33 % de las proteínas y 40 % de las calorías diarias que consumen los mexicanos son atribuibles al maíz.

5El excedente del productor se refiere a la diferencia entre el precio efectivo y la disposición a cobrar de los productores. El excedente del consumidor es la diferencia de la disposición a pagar de los consumidores y el precio efectivo que pagan por adquirir el bien en cuestión. El aumento del precio de un bien reduce el excedente de los consumidores, que tienen que pagar más por el mismo producto, mientras que beneficia a los productores, quienes obtienen mayores ingresos al aumentar el valor de mercado del bien que comercian.

6Entre estas modificaciones, se tiene la inclusión de variables adicionales como el precio del petróleo, las posibles importaciones de maíz de China e India, o los precios del trigo (triticum aestivum) y la soya (glycine max), identificados como sustitutos del maíz por Westcott y Hoffman (1999).

7D1 toma el valor 1 para datos del primer trimestre y el valor 0 en otro caso; D2 es igual a 1 si el dato corresponde al segundo trimestre y 0 en otro caso; D3 es 1 para datos del tercer trimestre y 0 en otro caso.

8La variable dollar index consiste en una media ponderada de las tasas de cambio del dólar estadounidense con las otras seis principales monedas del mundo (Federal Reserve, 2016).

9Con datos de Banco Mundial (2016) del PIB per cápita de China e India en paridades de poder adquisitivo a precios internacionales actuales se recalcula esta misma variable para el conjunto de ambas economías, ponderando por sus respectivos tamaños poblacionales.

10La base de datos de FAPRI (2015) contiene información sobre elasticidades-precio del maíz para varios países, entre ellos México, pero no para Estados Unidos. Este es uno de los motivos por los que se procede de manera distinta en el análisis de ambos países. Súmese a ello que, para Estados Unidos, en esta investigación se estudia el impacto de la producción de etanol, elemento que tiene una elasticidad cruzada específica.

11Las funciones de oferta y demanda estimadas en el modelo de ecuaciones simultáneas, a pesar de su apariencia lineal, son de elasticidad constante al estar las variables expresadas en logaritmos. Esto hace que los coeficientes puedan interpretarse directamente como elasticidades.

Recibido: Marzo de 2015; Aprobado: Junio de 2016

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