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Agricultura, sociedad y desarrollo

versión impresa ISSN 1870-5472

agric. soc. desarro vol.15 no.4 Texcoco oct./dic. 2018

 

Artículos

Esquemas de contratos agrícolas para la producción de Agave tequilana Weber en la región de tequila, Jalisco

Lusmila Herrera-Pérez1 

Esteban Valtierra-Pacheco2  * 

Ignacio Ocampo-Fletes3 

Mario A. Tornero-Campante3 

Jorge A. Hernández-Plascencia3 

Ramón Rodríguez-Macías4 

1 Programa Desarrollo Rural, Colegio de Postgraduados, Campus Montecillo, Estado de México.

2 Programa de Posgrado en Desarrollo Rural, Colegio de Postgraduados, Campus Montecillo, Estado de México (evaltier@colpos.mx).

3 Colegio de Postgraduados en Ciencias Agrícolas, Campus Puebla. Estado de Puebla.

4 Centro Universitario de Ciencias Biológicas y Agropecuarias, Universidad de Guadalajara, Zapopan.


Resumen

La producción de Agave tequilana Weber var. azul sufre de crisis cíclicas derivadas de las fluctuaciones de los precios de agave y períodos de sobreoferta y escasez del producto en el mercado. El establecimiento de contratos de producción y compraventa entre agaveros e industrias tequileras ha sido una de las alternativas propuestas para reducir los efectos de estas crisis cíclicas y estabilizar el mercado del agave. El objetivo del presente estudio fue identificar los tipos de contratación para la producción y comercialización de Agave tequilana en la cadena productiva de agave-tequila del municipio de Tequila, Jalisco. Se encuestó a una muestra de 50 productores de agave seleccionados al azar, quienes producen agave bajo tres tipos de contratos: a) Arrendamiento; b) Aparcería; y c) Mediería. El contrato por arrendamiento es el más frecuente y ha desplazado a los esquemas informales de aparcería y mediería. Los arrendadores realizan las labores del agave principalmente en monocultivo y los aparceros y medieros en policultivo. El factor común entre la aparcería y la mediería es que los propietarios tienen acceso a sus predios y la diferencia principal radica en la forma de apropiación de la cosecha de agave.

Palabras claves: agave; aparcería; arrendamiento; industria tequilera; mediería

Abstract

The production of Agave tequilana Weber var. azul suffers cyclical crises derived from the fluctuations of agave prices and periods of oversupply and scarcity of the product in the market. The establishment of production and buying and selling contracts between agaveros (agave producers) and tequila industries has been one of the alternatives proposed to reduce the effects of these cyclic crises and stabilize the agave market. The objective of this study was to identify the types of contracting for the production and commercialization of Agave tequilana in the productive chain of agave-tequila in the municipality of Tequila, Jalisco. A sample of 50 agave producers selected randomly were surveyed, who produced agave under three types of contracts: a) Leasing; b) Share-cropping; and c) Tenant farming (métayage). Contract by leasing is the most frequent plan and has displaced the informal plans of share-cropping and tenant farming. The lessors carry out agave cultivation mainly as monoculture, and the sharecroppers and tenant farmers (metayer) in polyculture. The common factor between share-cropping and tenant farming is that the owners have access to their plots, and the main difference lies in the form of appropriation of the agave harvest.

Key words: agave; share-cropping; leasing; tequila industry; tenant farming

Introducción

Problemas cíclicos de la producción de Agave tequilana Weber

La cadena productiva de agave-tequila ha sido un sector productivo muy importante para el estado de Jalisco y para el país en los últimos 20 años. De acuerdo con el Consejo Regulador del Tequila (CRT), durante 2014 en México el consumo nacional de tequila se ha estancado en 71.1 millones de litros anuales, pero las exportaciones han seguido creciendo a ritmos acelerados, alcanzando 171.3 millones de litros que representaron US$1,000 millones en divisas (González, 2015). Sin embargo, la cadena productiva del agave-tequila presenta problemas cíclicos de escasez y sobreoferta de agave, resultado de diversos factores como: ineficiente programación de las plantaciones, deficiente manejo fitosanitario, control oligopólico de las grandes empresas tequileras, desmoralización de los productores para seguir produciendo agave, ciclo biológico largo del agave (6 a 7 años), reconversión de plantaciones de agave por otros cultivos y viceversa, y pocos apoyos gubernamentales para los agaveros (incentivos, subsidios y créditos).

Actualmente en el estado de Jalisco se presenta una crisis en relación con la disponibilidad de Agave tequilana Weber var. azul, al reducirse drásticamente las plantaciones en más de 50 000 ha entre 2005 y 2015. Producto de esta reducción, los precios de venta de piñas de agave aumentaron significativamente de $1.00 peso en 2005 a $6.00 pesos kilo-1 en 2015 (Cuadro 1).

Cuadro 1 Superficie y consumo de agave. Producción y precio de tequila. 2005-2015. 

Año Superficie sembrada (ha) Consumo de agave(miles de t) Producción de Tequila (miles de l) Precio($ por kg)
2005 121 362.63 688.80 209.7 1.00
2006 123 148.78 778.60 242.7 1.00
2007 122 832.46 1054.30 284.1 1.85
2008 121 146.25 1125.10 312.1 1.00
2009 107 700.12 924.80 249.0 1.00
2010 100 316.30 1015.10 257.5 0.70
2011 94 086.09 998.40 261.1 1.25
2012 82 775.95 880.60 253.2 2.50
2013 79 076.67 756.90 226.5 4.70
2014 76 181.70 788.20 242.4 5.80
2015 67 060.88 788.90 228.5 6.00

Fuente: CRT (2017), SIAP (2017), Macias y Valenzuela (2009), registros de campo de la compañía Cuervo y expertos del Ayuntamiento de Tequila- Departamento de Desarrollo Rural.

En épocas de auge en el consumo nacional y en la exportación de tequila, los precios del agave se incrementan; los agricultores han reconvertido sus cultivos de básicos (maíz principalmente) y pastoreo a plantaciones de Agave tequilana, transformando los agroecosistemas tradicionales (Monroy et al., 2005; Valenzuela y Gaytán, 2009). En otros momentos ha sucedido el proceso contrario cuando el precio del agave tiende a la baja. Es decir, el cambio de patrones de cultivos en el municipio de Tequila depende del precio del agave.

En ese sentido, los organismos reguladores como el Consejo Regulador del Tequila (CRT) han propuesto a los contratos de compra-venta entre productores de agave y el sector industrial del tequila como una de las medidas para estabilizar el mercado y reducir los efectos de las crisis cíclicas (Coelho, 2007).

Las principales destiladoras y fábricas han extendido su zona de arrendamiento de terrenos a otros municipios y estados aledaños ante el desabasto de materia prima. Las compañías tequileras dependen cada vez más de acuerdos contractuales para garantizar el suministro de agave; inclusive, rentan tierras de pequeños propietarios para cultivar agave directamente (Bowen y Gerritsen, 2007; Bowen, 2012). En la región de Tequila, Jalisco se pueden encontrar diversos esquemas de contratos de tierras, principalmente el arrendamiento con destiladoras y, en menor proporción, esquemas de aparcería y mediería.

El objetivo de la investigación fue identificar el funcionamiento de los diversos esquemas de contratos para la producción y comercialización de agave en aspectos como: acceso a las tierras, tipo de vínculos de integración vertical entre los productores y la industria tequilera, ventajas y desventajas de los contratos, distribución de los costos e ingresos de la fase agrícola de la producción de agave entre los contratantes, y la realización de prácticas agrícolas agroecológicas en el municipio de Tequila, Jalisco.

Integración vertical de la cadena productiva agave-tequila

La integración vertical es un concepto económico que se basa en la propiedad y control de las cadenas productivas, cuyo objetivo es mejorar la eficiencia productiva a través de la minimización de costos de producción y de transacción. La característica principal es la alianza vertical jerarquizada de la cadena productiva, en la cual el control es ejercido por un eslabón de la cadena que generalmente es una empresa industrial. Dicha cadena se encuentra integrada verticalmente cuando la empresa principal se involucra y controla todas las fases de la cadena productiva (Tamayo y Piñeros, 2007).

La integración vertical no es un fenómeno nuevo y es ampliamente observado en muchas agroindustrias como la del tabaco (Makinlay, 2011; Jáuregui et al., 1980), la azucarera (CEFP, 2001) la avícola (Chirinos et al., 2008), las hortalizas congeladas (Echánove, 2000), entre otras, que evidencia el control de la industria sobre la fase agrícola primaria.

Victoria (2011) señala que las principales ventajas de la integración vertical son: 1) reducción de costos; 2) poder defensivo de mercado (autonomía en oferta o demanda); y 3) administrativas y de gestión (disciplina de mercado a través del trato directo con los proveedores). Las desventajas son: 1) aumento de riesgos (mayor inversión); y 2) pérdida de flexibilidad para diversificarse (se restringe la posibilidad de recurrir a diferentes distribuidores y proveedores). En este sentido, los beneficios de la integración vertical en la cadena tequila-agave no se distribuyen de manera equitativa; los pequeños productores agaveros obtienen cierta ventaja de los contratos con la industria tequilera al tener un mercado seguro cuando realizan la jima1 del agave. Sin embargo, tienen que ceder el control del proceso productivo de sus plantaciones a la industria porque deben seguir estrictamente las indicaciones de los contratos, so pena de castigos económicos al entregar su producción. La industria tequilera obtiene la mayor ventaja de los procesos de integración vertical que se da con la contratación al tener la materia prima segura y, frecuentemente, por no respetar el precio pactado en el contrato.

De acuerdo con Orozco (2011), el modelo de integración vertical ha sido una estrategia para afrontar el problema de escasez de materia prima a través de tener plantaciones propias de agave, adquisición de predios para producir agave, aparcelamiento y contratos de compra a futuro. Este esquema requiere altas inversiones de capital del que carecen las empresas tequileras medianas y pequeñas, por lo cual deben limitarse a insertarse al modelo de control de las grandes tequileras. La integración vertical acentúa la inequidad económica entre los sectores sociales integrados a la cadena productiva. Barrera y Sánchez (2003) corroboran lo anterior puntualizando que las fluctuaciones del mercado son de orden estructural e inciden principalmente en favor del interés de las destiladoras por tener el dominio de toda la cadena productiva, reduciendo la influencia de las externalidades de la cadena. Estos autores concluyen que las grandes tequileras han controlado el precio de la materia prima y de la tierra para obtener aún más ganancias que las que obtienen de la producción de tequila.

En años recientes la cadena del agave-tequila sufre de un proceso de conglomeración económica que dificulta cada vez más el acceso de tequileras medianas y pequeñas al mercado internacional (Massieu, 2000). Aproximadamente 90 % del tequila es producido por grandes empresas; por lo tanto, acaparan la mayor parte de materia prima en el mercado a través de esquemas de integración vertical y contratación.

Las grandes tequileras recurren cada vez más a esquemas de subcontratación de pequeñas industrias, las cuales maquilan tequila a granel, que es envasado por las grandes empresas para su comercialización en México y en el extranjero (principalmente en Estados Unidos). Estos arreglos de subcontratación han desincentivado la competencia (Monge, 2012), concentrando de manera creciente el control del sector tequilero por unas cuantas empresas.

Derechos de propiedad y esquemas de contrato en la zona agavera de Tequila

El esquema de integración de la agroindustria tequilera ha polarizado a los productores del eslabón primario en dos tipos: 1) agaveros que rentan sus predios y desisten de la actividad agrícola; y, 2) los productores que cultivan agave en sus propias tierras y le dan valor agregado.

En este estudio se identificaron tres tipos de contratos para producir agave en el municipio de Tequila, Jalisco: a) Arrendamiento; b) Aparcería; y c) Mediería. En el arrendamiento coexisten dos modalidades: 1) arrendatarios que rentan tierras para plantar agave; y 2) arrendadores propietarios de predios que rentan principalmente a industrias tequileras. La aparcería es un tipo de contrato informal en el cual la producción se distribuye en función a las aportaciones (predio, trabajo y capital) que realizan los socios contratantes. La mediería es un arreglo contractual informal menos frecuente, en el cual el dueño de la tierra y el mediero aportan cantidades de recursos similares para cubrir los costos y las ganancias son repartidas en porcentajes iguales (50 % cada uno). La mediería se presenta de manera más común en la zona que se conoce como la Barranca en el municipio de Tequila. Los contratos convierten en arrendatarias a las industrias demandantes de materia prima y en arrendadores a los agaveros propietarios de tierras y, en algunos casos, en jornaleros eventuales en sus propias tierras.

Las industrias presionan a los agaveros a firmar contratos que frecuentemente incumplen, poniendo como pretexto la supuesta sobreoferta de materia prima para pagar un precio menor al pactado en el contrato. Al final, el riesgo de la producción primaria es asumido por los agaveros con la esperanza de vender al precio pactado en los contratos (Orozco, 2011); sin embargo, a veces el precio es tan bajo al momento de la jima que no les permite recuperar los gastos.

Ventajas, desventajas y dependencia de contratos de arrendamiento

Al profundizar en el análisis de los contratos se encontró una gran diversidad de opiniones entre los autores respecto a las ventajas y desventajas de las relaciones contractuales formales e informales en la cadena productiva agave-tequila. Primero se presentan las opiniones positivas y posteriormente las negativas respecto a los contratos.

Coelho (2007) y Castillo y Coelho (2007) resaltan que una de los principales ventajas de los contratos es que permite reducir el intermediarismo o “coyotaje” y la incertidumbre sobre la producción, debido a que se generan inversiones “más seguras” a largo plazo, especialmente porque el ciclo biológico del agave es de siete años. Sin embargo, la mayoría de los agaveros no cuentan con registro fiscal para facturar la producción a las tequileras; entonces, los intermediarios son quienes realizan las operaciones comerciales, comprando a los productores y vendiendo a las destiladoras. En este proceso, el intermediario establece las condiciones de compra y la forma de pago que vincula a los agaveros con las destiladoras (Llamas, 1999; Barrera y Sánchez, 2003).

En ese mismo sentido, Gerritsen et al. (2011) señalan ventajas para los agaveros bajo contrato en comparación con los productores independientes, tales como mercado asegurado, paquetes tecnológicos y seguridad financiera para el cultivo. A su vez, Macías (2001) indica que los contratos son favorables para el agricultor, pues recibe un ingreso superior por agave que el obtenido por el cultivo de maíz. En su estudio, Nava et al. (2006) también encontraron efectos positivos como: niveles mejores de bienestar social, empleo e ingreso para los agaveros con contratos de compra-venta.

Como se observa, son diversos factores positivos señalados por varios autores; sin embargo, la lista es mucho más larga cuando se revisan los aspectos negativos, especialmente para los agaveros.

En términos económicos los contratos permiten estabilizar las relaciones comerciales entre agaveros e industrias y reducen el riesgo económico, a cambio de que la industria someta a sus intereses a los productores primarios por medio del financiamiento (Macías y Valenzuela, 2009). Otro factor negativo que genera conflictos en los contratos entre industria y productores es que no se estipulan algunos costos; por ejemplo, el precio de los hijuelos (Nava et al., 2006), que pueden representar gastos importantes para los agaveros.

Orozco (2010) señala diversos problemas con los contratos debido a tres causas: 1) el riesgo propio de las actividades agrícolas (ambientales), debido al ciclo biológico tan largo del agave (7 años); 2) incumplimientos por parte de las tequileras al no pagar el precio del mercado en periodos de escasez, siendo más alto de lo acordado; y 3) por el contrario, el precio pagado a los agaveros es menor al pactado en períodos de sobreoferta.

Las consecuencias negativas son aún más graves en términos productivos y ecológicos. Ha sido ampliamente documentado (Macías, 2001; Nava et al., 2006; Valenzuela et al., 2007; Bowen y Gerritsen, 2007; Gerritsen et al., 2011; Bowen, 2012; Zizumbo et al., 2013; Hernández, 2014) que los contratos de arrendamiento han provocado la expansión del monocultivo del agave. Algunos de los problemas provocados por el monocultivo del agave son: pérdida de suelos (erosión), por excesivo laboreo o poca cubierta vegetal; contaminación, por el uso intensivo de herbicidas y fertilizantes químicos; reducción de la diversidad de cultivos alimentarios en zonas donde se practicaba agricultura tradicional y de policultivos; presencia de problemas fitopatológicos, por el ciclo largo del agave.

En términos culturales, los contratos promovidos entre agaveros e industrias tequileras han provocado la pérdida del conocimiento tradicional del agavero-tequilero (Bowen y Valenzuela, 2006; Bowen, 2012) y la reducción de la diversidad de cultivos alimentarios tradicionales (Nava et al., 2006).

Frente a esta situación surgen algunos cuestionamientos sobre los contratos ¿todos los tipos de contratos generan la misma dependencia de los agaveros respecto a la industria? ¿Hay contratos de comercialización y arrendamiento que contribuyan a minimizar la dependencia y los efectos ecológicos, agrícolas y culturales negativos? y ¿cuáles son las diferencias actuales entre los diferentes esquemas de contratación?

Métodos

Área de estudio

El estudio se realizó en el municipio de Tequila, estado de Jalisco, México, conformado por 173 localidades. Está situado a una altitud entre los 500 y 2900 msnm. Los principales climas son: cálido subhúmedo y semicálido, la temperatura oscila entre 14 y 26 °C, con una precipitación de 700-1100 mm anuales y suelos dominantes Leptosol y Luvisol.

Instrumentos de recolección de información

Se diseñó un cuestionario precodificado y estructurado dirigido a productores de agave con aspectos como: las características demográficas de los agaveros y sus predios plantados con agave; el tipo de contrato de agaveros (arrendamiento, aparcería o mediería) y las condiciones para contratantes; costos de labores de cultivo, insumos y servicios.

Muestra de productores agaveros

Se tomó como marco muestral el padrón de agaveros elaborado por el Ayuntamiento de Tequila en 2007 y que fue actualizado en 2015, el cual estaba compuesto por 101 productores.

El cálculo del tamaño de la muestra se realizó con la siguiente fórmula, utilizando varianza máxima:

n=NZα/22pnqnNd2+Zα/22pnqn

donde N: Tamaño de la población=101; d: Precisión=10% (0.1); Z α/2:Confiabilidad, valor de Z (distribución normal)=95% (1.96); P n : proporción de un evento con dos resultados=0.5; qn : proporción del otro evento con dos resultados=0.5; n: Tamaño de la muestra=49.21≈50 productores agaveros.

La muestra de productores (50) fue dividida en dos submuestras: i) productores con algún tipo de contrato de compraventa (19); y ii) productores independientes (31). Los productores de la primera submuestra fueron a su vez divididos según el tipo de contrato en: a) Arrendatarios (10) de los cuales, 3 son Arrendatarios y 7 Arrendadores; b) Aparceros (6); y c) Medieros (3).

Resultados y Discusión

Características generales de los productores de agave y sus predios

El número de predios por productor de agave oscila entre 1 y 4, con un promedio de 1.8. Más de la mitad son ejidatarios (68.4 %). La superficie promedio es de 6.3 hectáreas que fluctúa de 1 a 16 ha. Mientras más pequeñas son las unidades de producción, la dependencia de ingresos derivados de las actividades agrícolas es menor (López, 2006), que es un factor importante en la toma de decisiones para arrendar las tierras. Entre menor es la superficie o el número de predios, los productores recurren más al arrendamiento de sus predios o a la diversificación de cultivos.

González (2007) señala que la mayor parte de la tierra en el municipio de Tequila corresponde a la propiedad privada, donde grandes extensiones son propiedad de las empresas tequileras. Los orígenes de esta situación datan desde el siglo XIX; los estudios de Navarro y Goyas (2011) asientan el despojo de la población indígena en 1882 por medio de una Comisión de Bienes Indígenas en complicidad con autoridades municipales dirigidas por las familias Cuervo, Romero y Sauza, quienes se apropiaron de enormes propiedades en la región de Tequila. Por su parte, Llamas (1999) señala que con el reparto de terrenos en el periodo posrevolucionario, a los nuevos propietarios les resultó incosteable plantar agave y se dedicaron al cultivo de granos básicos.

Del total de los entrevistados, 62 % no cuenta con ningún tipo de contrato con alguna destiladora, sin embargo, 38 % se encuentra bajo un esquema de contrato formal o informal. Los productores que tienen un contrato con empresas tequileras se distribuyen de la siguiente manera: 36.8 % son arrendadores; 15.8 %, arrendatarios; 31.6 %, aparceros; y 15.8 %, medieros.

Se identificó un patrón de distribución geográfica por zonas de los esquemas de contrato: el arrendamiento y la aparcería se localizan principalmente cerca de la cabecera municipal y, por ende, de las destiladoras. La mediería esta confinada a la zona de la barranca y al norte del municipio, como se muestra en la Figura 1. Estos datos coinciden con lo reportado por INEGI (2012) en el Censo Agropecuario 2007 sobre los derechos de la tierra en la región Valles. Dichos datos indican que 74.7 % de la superficie es propia, 21.3 % es rentada, y las tierras trabajadas a medias, en aparcería, prestadas o con otros derechos representaron 4.0 %. Además, las Unidades Productoras de Agave (UPA) recurren mayormente al arrendamiento (21.7 % de la superficie ocupada por las UPA).

Fuente: elaboración propia con base a resultados de encuestas.

Figura 1 Ubicación de los esquemas de contrato en Tequila. 

El arrendamiento: los arrendatarios y los arrendadores

En el arrendamiento convergen los arrendatarios (adquieren tierras por medio de la renta para plantar agave) y los arrendadores (dueños de parcelas que rentan principalmente a tequileras). Los arrendatarios representan 15.8 % y rentan tierras de otros productores para cultivar agave o maíz.

Del total, 20 % informó ser dueño de una taberna2, que también son productores demandantes de agave; por ello efectúan “tratos de palabra” (convenios informales) con algunos agaveros para comprar su producción. Los montos de renta que pagan los arrendatarios agaveros oscilan entre $3000 a $6000 ha año-1, con una media de $5000 ha año-1; los costos dependen de la proximidad a la cabecera municipal y la calidad de los suelos de los predios.

Los arrendatarios financian la inversión de los costos de la plantación en su totalidad, incluido el pago de la renta del terreno. El arrendamiento es un contrato donde los arrendadores reciben como beneficio económico el pago de la renta y los arrendatarios se quedan con todo el producto final. Los arrendatarios permiten a dueños de la tierra sembrar maíz o frijol y pastorear ganado en forma controlada para no afectar al agave.

Poco más de un tercio (36.8 %) de los arrendadores rentan sus tierras principalmente a las industrias grandes y en algunos casos a destiladoras medianas. La mayoría indicó que no poseen contratos. En este tipo de esquemas de contratación, los dueños de las tierras no pueden pastorear su ganado ni sembrar otros cultivos. La tequilera se obliga a sufragar los costos de insumos, mano de obra, plántula y maquinaria. En ocasiones los arrendadores trabajan como jornaleros en las plantaciones de agave de sus propias tierras.

Los contratos de arrendamiento son por seis o siete años, periodo que dura el ciclo biológico del agave hasta alcanzar su madurez para ser jimado. Los contratos de arrendamiento del agave deben reflejar las necesidades de producción y los flujos de liquidez del ciclo productivo completo (períodos de preparación de tierras, manejo de cultivos y cosechas).

En el Cuadro 2 se presenta la estimación aproximada de costos de inversión y utilidades, apoyados en datos de la encuesta a productores agaveros y complementados con algunas fuentes secundarias, como Valenzuela (2003), Cota (2009), Hernández (2014) y SAGARPA (2015). La estimación de costos resultó compleja, ya que implicó calcular el beneficio-costo en los diferentes esquemas de contrato, las labores tradicionales, el manejo de las plantaciones y los precios oscilantes (piñas e hijuelos).

Cuadro 2 Costos de arrendamiento de las tequilera  

Concepto de costo de renta Precio promedio Utilidad por renta (6 años) Más 5 % al final de la jima Total
Costo de renta máximo $8500.00 $51 000.00 $26 250.00 $77 250.00
Costo de renta promedio $5393.75 $32 362.50 $26 250.00 $58 612.50
Costo de renta mínimo $3400.00 $20 400.00 $26 250.00 $46 650.00

Fuente: elaboración propia a partir de datos de la encuesta realizada en 2014-2015.

El cálculo del precio del arrendamiento de predios por parte de las tequileras se realizó tomando como referencia el precio máximo, medio y mínimo de renta en un ciclo de seis años, con un rendimiento promedio de 105 t ha-13 y el precio promedio de piña de agave de $5.00 kilo-1. Por lo tanto, el monto promedio de renta para hacer los cálculos es de $5393.75 ha-1, resultando una utilidad total de $32 362.50 ciclo-1 más 5.0 %4; por lo tanto, el ingreso promedio total es $58 612.50 ha-1, mientras que en el caso de renta máxima de $51 000 ha-1, más de 5.0% de la producción total es de $77 250 ha-1, con una diferencia entre el precio medio y máximo de $18 637.50 ha-1 a precios corrientes.

Los costos de producción se calcularon utilizando la media para los tipos de productores en régimen de mediería, aparcería y arrendamiento, bajo los supuestos siguientes: a) el peso promedio por piña (35 kg); b) costo por kg ($6.00); c) densidad de plantas (3000 ha-1); y d) costos de mantenimiento. En los Cuadros 3 y 4 se presentan las estimaciones de costos de inversión y producción.

Cuadro 3 Costos de inversión y producción en los diferentes esquemas.  

Rubro Arrendatarios Arrendadores Aparceros Medieros
Renta $30 000.00 $0.00 $0.00 $0.00
Preparación de terreno $3000.00 $0.00 $3000.00 $3000.00
Labores culturales $2300.00 $0.00 $2300.00 $2300.00
Plantación (hijuelos) $15 000.00 $0.00 $15 000.00 $0.00
Control de maleza, enfermedades y plagas $9000.00 $0.00 $9000.00 $9000.00
Insumos $15 000.00 $0.00 $20 000.00 $20 000.00
Mano de obra $8000.00 $0.00 $8000.00 $5000.00
Jima $15 750.00 $0.00 $15 750.00 $15 750.00
Total $98 050.00 $0.00 $73 050.00 $55 050.00

Fuente: elaboración propia a partir de datos de la encuesta realizada en 2014-2015.

Cuadro 4 Costo total de producción y utilidades en los diferentes esquemas. 

Arrendatarios Arrendadores Aparceros Medieros
a. Inversión $98 050.00 $0.00 $73 050.00 $55 050.00
b. Valor de la producción $525 000.00 $58 612.50 $525 000.00 $525 000.00
c. Utilidad por hectárea (b-c) $426 950.00 $58 612.50 $451 950.00 $469 950.00
d. Valor de la producción compartido con el dueño de la tierra $180 780.00 $227 475.00
e. Ingreso neto (c-d) $426 950.00 $58 612.50 $271 170.00" $242 475.00¤
f. Relación B/C 4.35 3.71 4.40

No hay división de la utilidad, por lo que el ingreso es total para el arrendatario (quien generalmente es una industria tequilera).

($32,362.50 de renta promedio año-1 más $26,250.00, que es 5 % del valor de la producción $525 000.00).

¤El ingreso del aparcero y del mediero se determina restándole a la utilidad lo que le queda el dueño de la tierra.

Fuente: elaboración propia a partir de datos de la encuesta realizada en 2014-2015.

La estimación beneficio-costo muestra que los arrendatarios tienen la mayor utilidad pese a que costean la renta de tierras para plantar agaves. La razón es que el total de la producción es comercializada sin intermediarios, mientras que los medieros y aparceros tienen que dividir la utilidad con los dueños de la tierra en porcentajes5 acordados al inicio de la plantación; aun así el margen de ganancia es bueno. Los arrendadores tienen un ingreso neto menor. Sin embargo, ellos no arriesgan su capital en la producción, ya que no invierten en los costos de la plantación y ni en las labores de cultivo.

Las principales destiladoras que rentan son: Tequila Cuervo (es la que paga precios más altos precios de renta por hectárea), Agave Jalisco y Herradura. Muchos agricultores arrendan sus tierras a los contratistas independientes que trabajan para las grandes empresas de tequila, como José Cuervo (Bichsel et al., 2005). Al igual que los arrendatarios, el valor de renta depende de la ubicación geográfica, pues es más costeable para las destiladoras cuando los predios se encuentren más cerca de la cabecera municipal o a orilla de carretera.

Los arrendadores aluden que rentan sus tierras por diversos factores: 1) la edad adulta o avanzada; 2) sus descendientes no quieren continuar en la actividad agavera; y 3) la seguridad de un ingreso económico. Esto coincide con lo señalado por Nava et al. (2006), en cuanto a que los productores rentan sus parcelas debido a la edad avanzada o problemas de salud. No obstante, en el presente estudio la edad promedio de los agaveros entrevistados es de 55 años, la cual es una edad adulta aún con capacidad física para trabajar en el campo.

La aparcería y su desplazamiento

En la cadena agave-tequila, la apacería es un tipo de acuerdo informal en el cual ambas partes aportan recursos para la producción de agave y al final se hace el reparto de la cosecha entre el dueño de la tierra y el aparcero. En la aparcería, la producción de agave se distribuye de forma equitativa o en la forma que le convengan a ambas partes, dependiendo de las aportaciones de cada parte en trabajo, capital, tierras e instrumentos. El propietario renta su predio a la empresa y regularmente se convierte en jornalero en su propia tierra y, al término del ciclo, se divide la producción en porcentajes acordados al inicio de la plantación.

La aparcería actualmente ha sido desplazada por los contratos de renta debido a la incertidumbre del precio del agave. Si bien existe certeza en la comercialización, no hay garantías en el precio de la cosecha, pues este no es fijo; es decir, dichos contratos garantizan la compra del agave, pero se liquida en función al precio del mercado al momento de la jima, lo que puede variar significativamente de un año a otro. Por ejemplo, en 2005 fue de $1.00 kg-1 y en 2015 llegó hasta $6.00 kg-1. Macías (2001) reporta que para el Sur de Jalisco, en este tipo de contrato el agricultor recibe los hijuelos del agave del industrial y cubre los costos de plantación y de cosecha. La producción de piñas se divide en 85 % para el agavero y 15 % para el industrial, quien tiene preferencia para comprar el resto al precio actual.

Las principales destiladoras que recurren a la aparcería son: Destiladora Guadalajara, Agave Jalisco, Sauza y Sierra. Solo la empresa Agave Jalisco cuenta con las dos modalidades (Cuadro 5). Aunque no se encuestó ningún productor en arrendamiento con Sauza, algunos mencionaron que la tequilera utiliza este esquema.

Cuadro 5 Número de productores encuestados por tequilera, tipo de contrato y aportaciones para cubrir los costos del agave. 

Tequilera Número de productores Tipo de contrato Aportaciones Costos ($ o %)
Cuervo 4 Arrendamiento $7500.00 - $8500.00
Destiladora Guadalajara 2 Aparcería 35%-65%
Agave Jalisco 2 Aparcería/Arrendamiento 60%-40% - $3500.00
Sauza 1 Aparcería 20%-80%
Sierra 1 Aparcería 60%-40%
Herradura 1 Arrendamiento $3400.00

Los porcentajes en orden son: 1) empresa y 2) agavero.

Fuente: elaboración propia a partir de datos de la encuesta realizada en 2014-2015.

Un aspecto importante en este tipo de contrato agrícola es que la tequilera no le pone restricciones al aparcero sobre el uso de los predios; por ejemplo, para intercalar cultivos entre las hileras de los agaves o pastorear el ganado del dueño de la parcela. En este sentido, la aparcería no fomenta el monocultivo y es decisión del agavero intercalar o no otros cultivos, aunque la mayoría solo cultiva agave.

Los costos ambientales de los contratos de arrendamiento pueden llegar a ser muy altos, debido a que los productores ya no realizan prácticas agroecológicas que reduzcan el deterioro de los suelos o mejoren la calidad de los mismos. No obstante, algunos agaveros se resisten a rentar sus predios para no perder el acceso a sus tierras, a un ingreso diversificado y al producir otros cultivos para su seguridad alimentaria. Algunos agaveros hicieron énfasis en que a los terrenos arrendados “no se les da el mantenimiento como lo harían los dueños”. En este sentido, Gerritsen et al. (2011) destacan la importancia de que los productores sean propietarios de las tierras que trabajan, ya que eso incentiva la concientización por el cuidado del suelo a largo plazo y los productores tienen autonomía en la toma de decisiones para realizar las labores agrícolas.

La vigencia de la mediería

Esta modalidad se presenta en la zona de la barranca y la parte alta del municipio. La presencia de la mediería se debe a que los predios se encuentran alejados de la cabecera municipal, aunque pueden estar cercanos a las tabernas donde comercializan la producción de agave.

En este esquema de convenio informal, el dueño de la tierra y el mediero se dividen a partes iguales (50% y 50 %) el producto cosechado y convienen hacer aportaciones casi iguales de recursos en efectivo o en especie para realizar las labores de producción. Los porcentajes de división de la cosecha pueden modificarse en común acuerdo entre el dueño de la tierra y el mediero. La repartición de los agaves en porcentajes es generalmente de 50 % y 50 %, pero también se encontraron acuerdos de 35 %-65 %. Frecuentemente, la contribución6 en mano de obra del dueño del predio es nula porque al aportar la tierra se le pone un precio al uso de la tierra y el mediero debe cubrir una cantidad equivalente en dinero o en especie.

Otra característica importante es que el mediero y el dueño comparten la dirección y administración de la gestión agrícola. La división del producto cosechado se pacta desde el inicio del trato. Se distribuyen los surcos por hectáreas cuando el agave está listo para cosecharse. Tanto el propietario del terreno como el mediero pueden cosechar (cada quien por su lado) los surcos que les corresponden, o bien, lo pueden hacer de forma conjunta. Si el dueño o el mediero consiguieron comercializar las piñas, se puede jimar antes del término del contrato o ciclo.

El acceso de los dueños a su propia tierra es un tema central cuando se refiere a esquemas contractuales, debido a que depende de ello el buen manejo de los predios. Los esquemas de arrendatarios y mediería permiten a los dueños el acceso a sus tierras y a diversificar cultivos. En estos esquemas se permite el pastoreo y la asociación de cultivos en todo el predio. Mientras que los aparceros mantienen ciertas limitaciones respecto al acceso a la tierra En los contratos de arrendamiento la situación de los arrendadores es totalmente distinta porque los dueños de la tierra tienen restricciones de acceso al uso de sus tierras para realizar actividades agrícolas y ganaderas (Cuadro 6).

Cuadro 6 Principales ventajas y desventajas de los esquemas de contrato. 

Factores Arrendadores dueños Arrendatarios Aparceros Medieros
Edad Mayor porcentaje Indistinto Indistinto Indistinto
Ingreso fijo Asegurado Inseguro-incierto Asegurado con reserva en el precio Inseguro-incierto
Actividades adicionales Nula-prohibido Permitido Permitido c/restricciones Permitido
Obtención de productos (maíz, frijol, hijuelos) Nulo-excluido Si Si Si
Pastoreo Nulo-prohibido Permitido Permitido c/restricciones Permitido

Fuente: elaboración propia a partir de datos de la encuesta realizada en 2014-2015.

Conclusiones

En el municipio de Tequila, Jalisco hay una distribución territorial diferenciada de los tipos de contratos. Las tierras arrendadas y la aparcería están más cerca de la cabecera municipal y de las industrias. La mediería se ubica en la zona norte y en la barranca del municipio.

La integración vertical de la cadena productiva agave-tequila ha hecho que las empresas tequileras grandes controlen todos los eslabones de la cadena (producción agrícola, elaboración del producto y comercialización). Las consecuencias han sido la expansión del monocultivo, efectos ecológicos negativos sobre las tierras, nulo acceso de los dueños a sus propias tierras, y control de precios del producto y de los insumos.

La comercialización garantizada de la cosecha de agave es indudablemente el factor económico más atractivo para los agaveros para participar en contratos de arrendamiento. Otros factores que influyen en la propensión a rentar sus tierras son la avanzada edad de los dueños de la tierra, la escasez de mano de obra para las labores requeridas en las plantaciones de agave y la incertidumbre del precio del agave.

La aparcería y mediería son esquemas de contratación informales que permiten una relación más personal entre ambos contratantes (dueño de la tierra-aparcero y dueño de la tierra-mediero), quienes se ven a sí mismos como socios con intereses comunes. En tanto que en el arrendamiento, el arrendador debe subordinar sus intereses a los del arrendatario.

El factor común entre la aparcería y la mediería es que permiten el acceso de los dueños de la tierra a sus predios para pastorear ganado o intercalar cultivos alimenticios. La diferencia radica en las aportaciones hechas por los contratantes y los acuerdos porcentuales para dividir la producción de agave.

El arrendamiento fomenta el monocultivo, daños productivos y ecológicos por el empleo de prácticas no sustentables. La aparcería y mediería permiten los policultivos, lo que sugiere un manejo más ecológico y la producción de alimentos para las familias de los agaveros.

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1Jima: se le denomina a la cosecha de las piñas de agave.

2Establecimiento o espacio donde se elabora tequila de forma artesanal.

3Este dato se obtuvo multiplicando la densidad de plantas (3000) y el peso promedio de la piña (35 kilos).

4Porcentaje que recibe el arrendador en la jima del valor total de la producción.

5Porcentajes de ganancia entre medieros es de 50 %. En la aparcería, los aparceros que trabaja la tierra obtienen 60 % y 40 % para la empresa tequilera.

6Contribución del propietario: tierra, hijuelos, cercado, etcétera. Aportación del mediero: labores de cultivo, insumos e herramientas y equipo.

Recibido: Mayo de 2017; Aprobado: Agosto de 2017

* Autor responsable: evaltier@colpos.mx

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