SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.14 número3Sin agua no vivo: género y derecho humano al agua en el municipio de La Antigua, VeracruzTransformaciones y continuidades en el manejo y concepción del bosque y las relaciones de género en Santa Catarina Lachatao, Oaxaca índice de autoresíndice de materiabúsqueda de artículos
Home Pagelista alfabética de revistas  

Servicios Personalizados

Revista

Articulo

Indicadores

Links relacionados

  • No hay artículos similaresSimilares en SciELO

Compartir


Agricultura, sociedad y desarrollo

versión impresa ISSN 1870-5472

agric. soc. desarro vol.14 no.3 Texcoco jul./sep. 2017

 

Articulos

Servicios ecosistémicos y estrategias de conservación en el manglar de Isla Arena

Lourdes Hernández-Félix1 

Dolores Molina-Rosales1  * 

Claudia Agraz-Hernández2 

1 El Colegio de la Frontera Sur, Unidad Campeche. Av. Rancho Polígono 2 A, Ciudad Industrial. 24500. Lerma Campeche, Campeche, México (kari_aqua@hotmail.com), (dmolina@ecosur.mx)

2 Universidad Autónoma de Campeche. Agustín Melgar y Juan de la Berrera s/n Apartado Postal 520. 24030, Campeche, Campeche (maricusaagrazz@gmail.com)


Resumen:

En este artículo presentamos cómo usan el manglar quienes habitan Isla Arena y a partir de ahí identifican sus servicios ecosistémicos y las estrategias de conservación de este recurso. Se partió de una aproximación etnográfica, lo que nos permitió realizar observación participantes, entrevistas abiertas y semiestructuradas. Encontramos que en la isla se identifican cuatro servicios ecosistémicos del mangle: servicios de aprovisionamiento, servicios de regulación, servicios de apoyo y servicios culturales. La identificación de este tipo de servicios ecosistémicos surge del tipo de acceso a la información, el número y tipo de actividades diferenciadas por género, así como el sitio de uso del mangle en la isla. Las estrategias de conservación identificadas giran alrededor del cuidado de los recursos pesqueros. En este sentido, los hombres suelen ser vistos como los más indicados para realizar actividades de conservación; sin embargo, debido a la diversificación de actividades por parte de las mujeres, ellas podrían ser un grupo clave en la ejecución de programas de conservación. Concluimos que la visibilización de las actividades de las mujeres en la actividad pesquera, así como en el cuidado del manglar es clave al considerar acciones concretas en los programas de conservación.

Palabras clave: área natural protegida; Campeche; conocimiento local; género; pesquería

Abstract:

In this article we present how mangroves are used by inhabitants of Isla Arena and from this, how they identify the ecosystemic services and conservation strategies of this resource. The starting point was an ethnographic approach, which allowed performing participant observation, open and semi-structured interviews. We found that in the island four ecosystemic services are identified for the mangrove: provision services, regulation services, support services, and cultural services. The identification of this type of ecosystemic services arises from the type of access to information, the number and type of activities differentiated by gender, as well as the site of mangrove use in the island. The conservation strategies identified revolve around the care of fishing resources. In this sense, the men tend to be seen as the most suitable to carry out conservation activities; however, due to the diversification of activities by women, they could be a key group in the execution of conservation programs. We conclude that the visibilization of women’s activities in fishing, as well as in the mangrove care, is key when considering concrete actions in the conservation programs.

Key words: natural protected area; Campeche; local knowledge; gender; fishing

Introducción

Los bosques de mangle son considerados como uno de los ecosistemas más productivos e importantes de la biosfera al proveer múltiples servicios ecosistémicos (Bouillon, 2011). Una de las funciones más importantes de los manglares es que son pilares del ciclo de vida de una gran diversidad biológica (Calderón et al., 2009), esto atribuido principalmente por el gran aporte de la materia orgánica que proveen los manglares, manteniendo así a especies de importancia comercial (Turner, 1991; Donato et al., 2011; Sanjurjo Rivera y Campos Palacín, 2011; Bezaury Creel, 2010).

Por otra parte, entre los usos del mangle que no son tangibles al ser humano se ha reportado el aprovechamiento en forma de leña, madera y carbón, así como actividades de recreación y captura de carbono, entre otros (Hernández Félix, 2012; Tejeda y Villanueva, 2009).

México cuenta con 7 645 km2 de cobertura de mangle, representando 5 % de los manglares del mundo (Rodríguez-Zuñiga et al., 2013), registrándose la mayor cobertura de mangle en el estado de Campeche (194,190 ha), distribuida desde las Áreas Naturales Protegidas de la Ría Celestún hasta la de Laguna de Términos, con presencia de cuatro especies: Rhizophora mangle (L.), Avicennia germinans L. (L.), Laguncularia racemosa (L.) Gaertn f., Conocarpus erectus (L.) (CONABIO, 2009). Estas especies se encuentran sujetas a protección a través de la NOM-022/SEMARNAT/2003, NOM-059/SEMARNAT/2010 y ART. 60 TER de la Ley General de Equilibrio Ecológico. Sin embargo, durante el periodo de 1990 a 2010, Campeche registró pérdidas de 15.2 % en cobertura total de mangle (Gómez Ramírez, 2013), esto derivado de las actividades antropogénicas y por efecto de los eventos hidrometeorológicos.

Autores como Maya y Ramos (2006) indican que algunos ecosistemas han sido sobre explotados por parte de las comunidades cuando su sustento se basa principalmente en la extracción de recursos naturales. Por ello, resulta de suma importancia reconocer cómo las comunidades realizan el uso del recurso.

En este contexto, la inclusión de la perspectiva de género en el análisis socioambiental nos permite analizar de manera integral las relaciones entre grupos sociales, al interior de los mismos y con los ecosistemas. Mujeres y hombres hacen uso diferenciado de los recursos a partir de los roles socialmente asignados, por lo que estas relaciones se vuelven definitivas para la gestión y conservación ambiental (Ruíz Meza, 2006). Por consiguiente, es decisivo profundizar en los roles de género y división de trabajo, debido a que crean diferencias en el conocimiento del ambiente y los efectos y estrategias de la degradación ambiental (González García, 2008).

Ante esta importancia económica y ambiental que presenta el manglar, así como su grado de deterioro, es que consideramos clave indagar sobre la forma en que se percibe y usa el mangle por quienes habitan el área aledaña a la Reserva de la Biosfera Ría Celestún (RBRC). Por ello, se realizó un análisis desde la perspectiva de género, con el fin de observar cómo mujeres y hombres hacen uso diferenciado de los recursos a partir de los roles socialmente asignados (González García, 2008; Rocheleau y colaboradores, 2004; Agarwal, 1999). Consideramos que identificar los servicios ecosistémicos (SE) que hombres y mujeres reconocen a partir de sus actividades cotidianas podrían sugerir estrategias de conservación y de subsistencia que desembocarán en el cuidado de los recursos naturales que tienen a su disposición.

Para fines de este estudio se utilizó el concepto de Servicio Ecosistémico (SE) manejado por la Evaluación de Ecosistemas del Milenio (EM)3 donde se clasifican los beneficios que las personas obtienen de los ecosistemas. Estos beneficios contemplan servicios de aprovisionamiento, de regulación, de apoyo y servicios culturales (Evaluación de los Ecosistemas del Milenio, 2005).

Zona de estudio

La población de Isla Arena se caracteriza por su actividad pesquera y se compone por 754 habitantes, de los cuales 360 son mujeres y 394 son hombres (INEGI, 2013). Se encuentra asentada cerca del ecosistema de manglar, ubicada al sur de la Reserva de la Biosfera Ría-Celestún (RBRC), colindante con la Reserva de la Biosfera de Los Petenes. Las principales actividades económicas documentadas en las localidades cercanas a la reserva son: servicios de apoyo en actividades turísticas, extracción industrial de sal y pesca (Villalobos Zapata, 2004). Para Isla Arena el turismo como actividad productiva recién comienza y la extracción de sal no se realiza.

La actividad pesquera concentra el mayor número de población en la isla. Las especies de peces, moluscos y crustáceos que sustentan la pesca comercial son: camarón (Farfantepenaeus duorarum y F. aztecus), jaiba (Callinectes sapidus y C. rathbunae) y peces como el sargo (Archosargus rhomboidalis), la mojarra (Nandopsis urophthalmus), pargo (Lutjanus spp) y robalo (Centropomus spp) (Acosta Lugo et al., 2010).

Isla Arena y Celestún constituyen una franja de más de 500 000 hectáreas con los humedales mejor conservados de la Península de Yucatán. En estas comunidades el aprovechamiento maderable del mangle es para consumo doméstico. Isla Arena tiene 270 pescadores y aproximadamente 250 lanchas que se dedican fundamentalmente a la pesquería del pulpo y escama. En tiempos de nortes se dedican a la corvina (Familia Sciaenidae), entre mayo a julio a la captura de caracol y escama, y de agosto a diciembre a la pesquería del pulpo (Acosta Lugo y colaboradores, 2010).

Métodos

La perspectiva metodológica desde la que se generó la información fue la etnográfica, lo que permitió realizar observación participante, entrevistas abiertas y semi-estructuradas (LeCompte y Schensul, 2010a). Este tipo de aproximación metodológica permite generar información, que va de lo general a lo particular, y es ideal para estudios de caso en donde se tiene una pregunta de investigación que no requiere medir la magnitud de un fenómeno, sino más bien documentar el evento estudiado desde la perspectiva emic (desde la postura de quienes están involucrados en el proceso seleccionado), además de poner énfasis especial en el contexto.

Este paquete metodológico es útil cuando se conoce poco de un tema y se requiere explorar algo que se puede profundizar o medir más adelante (Le Compte y Schensul, 2010b; Spradley, 1980; Pelto y Pelto, 1978). Por otro lado, se trata de un método holístico que posibilita la obtención de información a partir de diversas herramientas metodológicas, permitiendo la triangulación de datos, que implica el cotejo de hallazgos generados con observaciones por parte de quien investiga en campo, como de las evidencias proporcionadas por distintos tipos de informantes clave4 (Bryman, 2001).

Para la selección de informantes se utilizó el muestro intencionado que implica la selección estratégica de informantes con un conocimiento profundo del tema a abordar. Este tipo de muestreo no parte de una selección probabilística de informantes, sino que busca generar conocimiento a partir de casos que se consideren relevantes para el proceso estudiado. No se considera una muestra estadísticamente representativa, por lo que su alcance no depende del tamaño de la comunidad estudiada, sino del “criterio de saturación teórica”. Este criterio se cumple una vez que se identifica que ya no es necesario realizar más más entrevistas u observaciones, es decir, cuando se identifica un patrón en el comportamiento estudiado se repitan explicaciones y no se manifiesten nuevos hallazgos5 (Bryman, 2001).

Para este estudio, se contactó a mujeres y hombres que participaran directa6 e indirectamente7 en la pesca y que usaran el manglar de alguna manera, ya sea teniendo mangle en sus traspatios o participando en alguna actividad de conservación8.

Se realizaron un total de 27 entrevistas durante dos etapas del trabajo de campo (Figura 1). En la primera parte se realizaron entrevistas abiertas y en la segunda se emplearon entrevistas semiestructuradas. Las entrevistas abiertas permitieron la identificación de temas emergentes, además de la corroboración de la importancia de abordar ciertos aspectos durante la generación de información. Las entrevistas semiestructuradas tenían la finalidad de recabar datos faltantes de la primera entrevista y profundizar en temas que no se habían contemplado en la primera fase de trabajo de campo.

Fotografía: Lourdes Hernández.

Figura 1 Entrevistando a una pescadora de Isla Arena. 

En la primera fase de la investigación se entrevistó a 15 personas: siete mujeres y ocho varones. Las entrevistas fueron realizadas de acuerdo con la disponibilidad de tiempo de las y los informantes, y tuvieron una duración promedio de una hora con 30 minutos. En la segunda etapa se realizaron 12 entrevistas: ocho mujeres y cuatro varones. La duración promedio de estas entrevistas fue de 45 minutos.

Como parte de la observación participante se realizaron visitas a sitios de interés particular, tales como los ríos El Basurero y El Cojol (Figura 2), la playa en la captura del maxquil (Libinia dubia) y mar adentro, participando en la pesca del pulpo (Octopus maya).

Fotografía: Lourdes Hernández.

Figura 2 Pescando en los ríos. 

Las entrevistas se transcribieron usando el software transcribe. Posteriormente, los datos fueron analizados con el apoyo del paquete etnográfico Nvivo9 (QSR International), que facilitó la creación de categorías analíticas. El programa permite categorizar en nodos cada uno de los temas para su posterior análisis. Cada categoría o nodo facilita el trabajar con información generada a partir de los discursos, buscando y agrupado patrones, vínculos o relaciones entre categorías.

Resultados

Vida cotidiana y servicios ecosistémicos en Isla Arena

En la Isla Arena, las mujeres son las responsables de cuidar a los distintos integrantes de la familia, cocinar, limpiar la casa (incluyendo el patio trasero, que en algunos casos contempla mangle) y buscar el agua para distintos usos domésticos. Además se encargan de comprar y vender lo obtenido en la pesca realizada por los varones de su familia, filetear pescado, elaborar y vender artesanías, comida, tortillas, dulces, carne, pollo o productos por catálogo. Algunas mujeres también participan en la captura de caracol, camarón, boquinete, robalo y corvina. Esto las hace estar cercanas los ríos, la orilla de la costa, las zonas bajas y el estero.

Mi esposo, mi cuñado, mi concuño, mi cuñada y yo fileteamos. Ellos son pescadores. Mi cuñada y yo nos dedicamos a filetear y aparte salimos a vender en la colonia (Pescadora, 23 años).

Yo vendo ropa de catálogo Vicky Form, y pues así nos sostenemos ahorita que no hay pesca, aunque sea lo poquito. También voy al camarón, fileteamos pescado, vendemos pescado, viene gente a comprar de fuera (Pescadora, 34 años).

Yo soy artesana, en tiempos que no hay pesca a veces en las noches hago mis ventitas o mis dulcecitos para los niños para cuando salgan de la escuela, mientras hay pesca. Y cuando no hay pesca, pues yo me quedo aquí en mi casa con un poco de artesanía (Pescadora, 47 años).

Mi esposo y yo vamos a liserear al mar y acá al río nos vamos al camarón o al caracol (Pescadora, 51 años).

Por su parte, los varones se encargan de obtener el alimento para sus familias, proveer de combustible (leña), ayudar en el cuidado de los niños y cocinan algunos de los productos que pescan. Esto los hace estar en interacción constante con los ríos, el área de la reserva de la biosfera y mar adentro.

Mi esposo es pescador igual y me ayuda con mis hijos cuando no sale a pescar (Pescadora, 32 años).

La mayor parte de lo que es la pesca y todo eso, pues se debe a lo que es aquí la orilla [del manglar]. Vamos a poner [el] robalo, mojarra y todo esos [peces]; la mayor fuente que le da protección es el mangle, pues le digo que las raíces del cría, la sombra del mangle ahí se [da, nace el] madrigal entonces para todo el mangle… y pues cuando escuchamos el manglar nos sentimos así, contentos. Vamos a poner que te digan: oye, tienes manglar en isla arena si tenemos bastante [y me preguntan] ¿y qué nos puedes decir del manglar? [yo les digo], bueno, ahí en el manglar hay ostión bueno. Se daba el ostión, hay muy poquito, se dan las almejas, se da esto, se da el otro, entonces les tenemos que decir, entonces sí te sientes orgulloso de tener mangle (Pescador, 46 años).

De acuerdo con estas actividades es que hombres y mujeres de Isla Arena identificaron los servicios ecosistémicos (SE). La diferencia entre el conocimiento de los SE por parte de ambos sexos es que las mujeres declararon no saber a qué se refería el término, mientras los hombres podían explicarlo de manera fluida. Esto se debe a que los varones obtienen información al respecto en talleres, cursos y capacitaciones, puesto que se les considera pescadores. Por su parte, las mujeres saben cuán útil puede ser el mangle en sus vidas, pero no caracterizarlo como un servicio ecosistémico. Es importante resaltar que en el caso de las mujeres los SE se identificaron en relación con el tipo y número de actividades que realizan, no a un conocimiento previo surgido de una capacitación, como sucede con los varones.

De los cursos que vienen a dar ahora de la conservación del manglar y la pesca, sí se les toma en cuenta; ahí estamos, le digo, lo mismos pescadores cortaban las matas, ahí los tiraban, ahí en el arrecife, pero ahorita ya no (Pescador, 36 años).

En el curso al que yo he ido, biólogas de Yucatán que han venido nos dicen que los manglares le dan sustancia al mar y a las especies; eso me beneficia a mí [como pescador]; entonces, pues sí, yo trato de trabajar para que eso pase (Pescador, 39 años).

Cuando se seca el árbol [de manglar] [porque] la quebró un norte o algo así y está tirada en el suelo o encima de ramas, la cortamos para leña (Pescador, 46 años).

Los servicios ecosistémicos identificados en Isla Arena fueron: servicios de aprovisionamiento, servicios de regulación, servicios culturales y servicios de apoyo (Cuadro 1).

Cuadro 1 Servicio ecosistémicos identificados por hombres y por mujeres. 

Servicios Comentarios y ejemplos Sexo
De aprovisionamiento
Alimento Las ramas caídas le dan al pescado un lugar
de reproducción y así poder ir a pescar
Hogar del caracol y del camarón
El manglar es bueno para el pescado
Mujeres y hombres

Mujeres
Hombres
Agua dulce Producción de ojos de agua Hombres
Fibra y combustible El tinte del mangle es para artesanías
Producción de leña
Mujeres
Hombres
De regulación
Regulación del agua
Purificación del agua y tratamientos de residuos
Regulación de la erosión
Regulación de desastres naturales
Polinización
Mantiene las aguas frescas
Ayuda a que no haya contaminación
Ayuda a que la arena no se vaya
Protección contra vientos fuertes
Casa de muchas aves y abejas
Hombres
Mujeres
Hombres
Mujeres y hombres
Hombres
Culturales
Recreativos
Estéticos
Da sombra para ir a pasear
Uso de paisaje para turistas
Mujeres y hombres
Mujeres y hombres
De apoyo
Formación de suelos

Ciclo de nutrientes/fotosíntesis
Planta que ayuda a que no se erosione la tierra
Acumulación de materia orgánica
Brinda aire, oxigeno
Mujeres y hombres
Hombres
Mujeres y hombres

En la Isla, la identificación de los SE está influida por: 1) el número de actividades que realiza cada persona; 2) acceso a la información -determinado por las actividades en la comunidad; y 3) el sitio o espacio de uso. Cada característica influye diferencialmente en mujeres y hombres, creando para cada sexo un vínculo particular con el manglar.

Mujeres y hombres tienen acceso a los diferentes sitios de uso. La frecuencia y la distancia a la que pueden acceder están influenciadas por el trabajo que realicen y las herramientas o artes de pesca con las que cuenten. Los sitios a los que acceden hombres y mujeres son esenciales en la identificación de los SE, pues mientras más acuden a estos espacios, más clara es la identificación de los beneficios que reciben de los ecosistemas.

No, casi no [he escuchado de los servicios ecosistémicos], pero sí he visto una plantita de mangle a la orilla de la playa; dicen que no las quite porque esa planta no deja que el mar se lleve la arena (Pescadora 43 años).

Uno como pescador sabe; le digo que hay pescaditos [en] los manglares que están a la orilla en su raíz, ahí se pegan los pescaditos, yo he visto que llegan a comer la raíz del mangle que está remojado (Pescador, 38 años).

Manglar y servicios de aprovisionamiento

Los servicios de aprovisionamiento (SA) son los productos que brindan los ecosistemas, como alimento, leña, madera y forraje. Hombres y mujeres identifican el servicio de aprovisionamiento en relación con la alimentación.

Para los varones, el mangle es importante como proveedor de leña y agua dulce. Acuden al estero y ríos localizados en la reserva a colectar leña de mangle seco para el uso doméstico. Al cortar el mangle tienen cuidado de hacerlo solo con las ramas viejas y maduras. Señalan que no cortan el palo verde y joven porque se encuentra penado por la ley, y están conscientes del daño que eso genera al manglar.

Utilizan tres especies de mangle para leña de autoconsumo. Prefieren el mangle blanco (Laguncunaria racemosa) y el negro (Avicennia germinans), debido a su resistencia. Consideran que las ramas caídas permiten a los peces tener un lugar para reproducirse, lo que eventualmente les permitirá tener puntos más exitosos de pesca.

Hay ramas caídas que le hacen sombra al pescado, que se resguarda ahí en la sombrita [de la rama]. A veces cuando llegas ahí ves que está la mojarra, te pones a un ladito, preparas tu anzuelo y pescas. Hay veces que puedes entrar [a los manglares] porque hay ramas caídas y diversas especies se quedan atrapadas; entonces, quizá encuentres producto [peces], pero a veces no es posible entrar (Pescador, 48 años).

Le digo, pues obviamente el manglar es importante por lo de la conservación de la especies porque ahí es a donde van y viven (Pescador, 36 años).

En el caso de nosotros, ahí [en el manglar] tenemos lo del agua potable; es decir, nos da ojos de agua para que tengamos agua buena (Pescador, 36 años).

Por su parte, las mujeres coinciden en que el mangle proporciona un espacio de protección para los peces y crustáceos, en especial para el caracol y el camarón. Además, las mujeres ven al mangle como proveedor de fibra, pues pueden utilizar la corteza del árbol para teñir artesanías.

El manglar nos puede beneficiar en la madera para arreglar tu casa, si es que tienes la necesidad de construirla (Pescadora, 31 años).

En el manglar se [da] la mojarra, se da un caracol chiquitito, pero tienes que esperar a que la marea baje; cuando quede seco, cuando no hay agua, solo arena y lodo, es cuando lo vas a buscar (Pescadora, 30 años).

Nuestras informantes enfatizaron en el SE de aprovisionamiento de alimento que les brinda el manglar, indicando que cuando las mujeres conocen los diferentes artes de pesca acuden al estero a tirar anzuelo y a la costa a capturar caracol o maxquil, sin necesidad de la compañía de sus esposos, pues estos sitios siempre les brindan comida a sus hogares.

Nosotras vamos al río que es de acá atrás, al [río que llaman] Cambalan, a la Carbonera a jalar cordel y de lisera, pues ahí hay matitas; no sé cómo se llamen, pero es donde se procría el camarón (Ama de casa, pescadora, 32 años).

Manglar y servicios de regulación

Los servicios de regulación (SR) son los que surgen de procesos ecológicos a través de ciclos biogeoquímicos y otros procesos biológicos del ecosistema. Los varones identifican cuatro funciones del manglar dentro de estos servicios, señalando que el manglar: 1) regula la erosión de la playa y línea de costa; 2) es hábitat de especies polinizadoras como aves; 3) ayuda en la regulación de las aguas; y 4) protege ante catástrofes naturales.

Mantiene vivo todo ese ecosistema, de los manglares se deriva el aire y todo, por eso es importante mantener vivo este ecosistema, para que tanto los animales como las aves lleguen a reposar a esos lugares (Pescador, 27 años).

[El manglar] protege de la creciente para que el agua no se lleve la arena. Si cortamos el mangle, el mal tiempo se llevará la arena y eso nos perjudica mucho, por eso hay que cuidar del mangle para que no se lleve la arena cuando está la creciente y así ayude a la isla cuando hay mal tiempo (Pescador, 63 años).

Las mujeres coinciden en la importancia del mangle durante las contingencias ambientales, pero también lo identifican como un elemento que ayuda en la purificación de agua, así como en la reducción de la contaminación por su contribución al tratamiento de residuos.

Yo veo que el manglar que está en el patio de mi hermana la ayuda mucho para tiempo de norte. En mi casa yo no tengo nada [de manglar] y el viento sopla mucho. Cuando llego con mi hermana no hay nada de viento, su casa se está protegiendo (Pescadora, 41 años).

Manglar y servicios de apoyo

Son los beneficios básicos e indispensables para la producción de todos los demás servicios ecosistémicos; por ejemplo, el reciclamiento de nutrientes y la producción primaria. En este caso, hombres y mujeres identifican el servicio de apoyo en la categoría de formación de suelos, fotosíntesis y ciclo de nutrientes; debido a que el manglar “ayuda a que la tierra no se vaya” y “brinda aire y oxígeno”.

Da oxígeno y hasta madera para casa y pues los peces que se reproducen allá, el caracol que se reproduce en el suelo que hace el manglar, el mulixito es el [caracol] que se reproduce y eso es en lo que nos ayuda mucho el manglar (Pescadora, 51 años).

Nosotros respetamos lo que es el no matar lo pájaros y hay que cuidar a los que viven en el mangle. A la tortuga también [en el mangle] hay que cuidarla; a nosotros [la familia] nos gusta ir al mangle y ver la hoja del mangle rojo, del botoncillo que cae y que llena todo [el suelo] (ama de casa y pescadora, 37 años).

Solo los varones mencionaron la producción de materia orgánica como proveedora de alimentos para peces.

A veces se paran cucas, camachos, pajaritos y llegan allá. El bolín se pone ahí abajito de la mata del mangle a comérsela; la raíz es de donde se alimentan ellos, del suelo que hace el manglar. También el ixpú que viene a comer (Pescador, 56 años).

Manglar y servicios culturales

En este caso se refieren a los beneficios no materiales, como los estéticos, recreativos y espirituales, y fue señalado por ambos grupos, pues algunas zonas del manglar son un área destinada a la recreación y al descanso de las familias, el cuidado de los niños y para los turistas que visitan la Isla.

Yo me acuerdo que cuando éramos niñas nos divertíamos y veníamos en unos cayucos desde allá [del manglar] hasta mi casa. Nos veníamos hasta por acá [del estero] porque no había calles y andábamos quitando ostiones, comiendo y riendo (Pescadora, 41 años).

Aquí empezamos a limpiar todo para que así cuando nos llegue el visitante pueda ir a trincar su hamaca. A veces le vendemos pescado y ahí quiere comerlo, así que le llevan allá la mesa [junto al manglar] y disfruta su comida (Pescadora y ama de casa, 51 años).

Hay unas matonas de mangle que parecían pinos grandotes, pero ya están secas; por eso se llama el bosque petrificado, pero son grandísimos; esos los viene a ver el turismo (Pescador, 39 años).

Estrategias de conservación en las actividades diarias

Como se observa en la sección anterior, en esta isla se comparte la idea de que viven en un entorno que hay que cuidar por los servicios ecosistémicos que proporciona, lo cual se refleja en la actividad pesquera que se organiza tratando de respetar las vedas.

En Isla Arena, hombres y mujeres coinciden en la importancia de contar con estrategias de conservación particulares; sin embargo, de manera explícita no identifican acciones comunitarias de largo plazo encaminadas a tal fin. Las acciones en las que se involucran son aquellas impulsadas por el Estado, donde hay algún apoyo de gobierno, etiquetados como apoyos a la pesca y limpieza del manglar. Asimismo, les parece vital que el estado se encargue de la vigilancia de la zona y concientizar a la población en materia de conservación ambiental.

Es en el análisis de sus actividades pesqueras donde se pueden observar cuatro estrategias de conservación creadas y realizadas principalmente por las mujeres en su vida diaria: manejo de desechos marinos, rotación de ríos, evitar el lanceo y alternativas mixtas.

Manejo de desechos marinos

En Isla Arena hay casas cuyo solar está rodeado por mangle, debido a que se encuentran en la franja costera. Esto hace que como parte de las actividades de limpieza del hogar se considere a esta especie como un elemento más. Por otro lado, al igual que los varones, las mujeres se encargan de filetear el pescado; sin embargo, ellas son las responsables de identificar qué se hace con los desechos. Para ellas, tirar las tripas del pescado, camarón u otra especie tiene distintas implicaciones. Por un lado, generan mal olor y sus perros se las pueden comer y enfermar pero, sobre todo, si los tiran al mangle pueden ayudar en la reproducción de gusanos, lo que consideran dañino para la especie. Ante esto los desperdicios son arrojados al mar.

Se va a tirar el desperdicio del pescado al mar para que lo aprovechen los pececitos, las jaibas, los maxquiles. No lo tiramos en los patios porque perjudica al manglar también, lo pudre, le sale gusano a las matitas. El gusano va procreando por dentro y van lastimando las matas, por eso no tiramos algo que se pudra allá [en el manglar] (Pescadora, 51 años).

Rotación de ríos

Para la recolección de caracol o captura de pescado en los ríos o manglares se elige un río de preferencia, se explora y si los caracoles o peces no tienen la talla adulta se deja descansar la zona y se avanza a otro sitio. Después de recolectar en una zona la dejan descansar de seis meses a un año para luego regresar. El factor determinante en esta decisión es el tamaño de los caracoles o la abundancia de peces. Si aún no tienen el “tamaño adecuado” para comer, los dejan y sigue en otra zona.

Son reservas porque no puedes saquear, tienes que estarlo cuidando porque no hay que llevarlo todo. Hay que dejarlo y hay una medida para agarrar el caracol, no agarrar los chiquititos. Mi esposo y yo vamos a ese río, al que no hemos ido ya hace dos años. Entramos, pero nadie lo conoce, nadie lo ha visto aquí en la isla porque si nosotros lo decimos y llevamos a todos, ¿qué nos van a dejar? Se lo llevan todo y ellos no van a ir por una medida, sino que van a barrer con todo. Nosotros agarrarnos los caracoles de la medida adecuada porque hay pequeñitos y así no lo agarramos. Los que están así como adultos sí los recolectamos y dejamos a los chiquitos para que se puedan seguir reproduciendo (Pescadora, 51 años).

Evitar el lanceo

El lanceo es un arte de pesca llevado a cabo durante el día; la técnica consiste en ir mar adentro en compañía de otra persona. Mientras alguien extiende la red cercando al pez, otro golpea la embarcación tratando de que todos los peces vayan en dirección a la malla. Una particularidad de esta técnica es que arrasa con especies en etapas juveniles debido a que la malla que se utiliza no permite su salida. Nuestras informantes señalan que este arte de pesca acaba con la mayor parte de las especies en el mar, por lo que evitan usarla y motivan a sus esposos a no utilizarla.

Alternativas mixtas

Existen otras acciones de conservación que denominamos “alternativas mixtas”, tales como la selección del pescado en la red y la generación de alternativas de consumo para las épocas de veda que suelen realizarse en conjunto. La primera de estas estrategias involucra a las mujeres en la captura del pescado a lo largo del año. Cuando esto sucede, ellas, junto con sus acompañantes varones, seleccionan en el mar las especies que pueden dejar en la red o cuáles deben devolver al agua porque no han alcanzado la talla adecuada para la pesca. En la segunda, hombres y mujeres desarrollan alternativas de consumo, es decir, los isleños administran, cambian o negocian el producto pesquero de manera que puedan asegurar durante la época de vedas la obtención de ingresos económicos o la adquisición de artículos básicos para el hogar.

Discusión

Los ecosistemas de humedales proveen múltiples servicios ecosistémicos (SE) que contribuyen al bienestar humano y a la mitigación de la pobreza. Las comunidades que viven en las cercanías de los humedales como manglares dependen de estos servicios y se ven directamente afectadas cuando son degradados (Calderón y colaboradores, 2009). Dos de los más importantes SE que benefician directamente a los seres humanos son el suministro de pescado y el abastecimiento de agua (Evaluación de los Ecosistemas del Milenio, 2005).

Referente a lo antes citado, en Isla Arena el suministro de pescado o alimento es el SE más importante, pues está directamente relacionado con la pesca, actividad principal ahí. Por lo tanto, las actividades y estrategias generadas giran alrededor de la conservación de los recursos pesqueros. Sin embargo, este servicio está diferenciado por género, pues a pesar de integrarse paulatinamente en la captura de especies marinas las mujeres se dedican más a la recolecta o captura de especies en el estero (puesto que no incursionan mucho en el mar a solas) y los hombres a la pesca de diferentes especies de preferencia marinas (van al estero, pero prefieren entrar al mar). Eso sucede también en otras zonas costeras, como en Yucatán, donde Soares y colaboradores (2011) indican que las mujeres invierten más de 50 % de su tiempo para la pesca en temporada, 35 % en labores domésticas y comunitarias, y el resto para descansar. En Filipinas, Eder (2012) identificó algo similar entre las poblaciones pesqueras, pues aún quienes se dedican a la agricultura acuden a la costa a pescar para el autoconsumo o venta en pequeña escala.

Estas diferencias en la forma de extracción enfatizan que la posibilidad de que las mujeres tengan mayor acceso y control sobre los recursos de valor comercial alto es resultado de las herramientas con las que cuentan, los espacios que frecuentan y la forma de extracción. Por otra parte, esta diferencia de acceso también les permite a las mujeres desarrollar estrategias que satisfagan las necesidades en el hogar, procurando mantener las especies de las que depende el suministro de alimento (SE aprovisionamiento).

En la costa Pacífica nariñense el SE de aprovisionamiento también está diferenciado por el género, las mujeres se dedican principalmente a recoger piangua (Anadara tuberculosa) en el manglar y los hombres a la actividad de la pesca; sin embargo, en esta zona el recurso pesquero ha disminuido, por lo que se presenta un cambio de rol. Los hombres se están articulando en los grupos de mujeres que se dedican a la extracción de la piangua, adaptándose y cumpliendo con las reglas y normas internas del grupo, dejando a las mujeres el manejo de los ingresos que genera este recurso (Maya y Ramos, 2006). Esta nueva dinámica enfatiza la importancia del servicio de aprovisionamiento del cual las mujeres tienen un mayor conocimiento y la población ha tenido que adaptarse, cambiando los roles tradicionales de género para seguir disfrutando de los beneficios del manglar.

En cuanto a la leña, como uno más de los beneficios generados en zonas costeras, Aguilar y Castañeda, (2001) apuntan a que en este tipo de ecosistemas las mujeres se encargan cotidianamente de la recolección de leña. Sin embargo, esto es diferente en Isla Arena, debido a que los sitios donde se obtiene este combustible están cruzando el estero. Eso las restringe, pues ellas no suelen ser las propietarias de embarcaciones, limitando así su acceso.

En este sentido el manglar es considerado un espacio rudo y peligroso para las mujeres, todavía más para la obtención de leña, pero sin duda estas limitaciones en el acceso no son ocasionadas debido a la rudeza del manglar, sino a la falta de equipo y herramientas necesarias, como sucede en el caso de las ejidatarias de La Solución Somos Todos, en Jalpa de Méndez, Tabasco, quienes se dedican a la extracción comercial de la leña y madera de mangle. Las zonas de extracción de mangle de las mujeres se encuentran lejos de la comunidad, pero ellas contratan mano de obra (de varones) para la realización del corte y manejo adecuado de la madera; además de acompañar a sus trabajadores, ellas se encargan de administrar sus ganancias (Hernández Félix, 2012).

Lo anterior nos indica que el uso y manejo del servicio ecosistémico de leña va más allá de los roles que tienen los individuos en cada comunidad, sino también de la serie de acuerdos que cada grupo o comunidad desarrolla. Al respecto, Omodei y colaboradores (2004) documentaron cómo se generaron estrategias de conservación locales del mangle en la costa de África Oriental, a pesar de que este recurso se usaba como combustible. Por el contrario, Dahdoug Guebas y colaboradores (2000) encontraron que en Kenia la población dejó de usar manglar debido a las prohibiciones gubernamentales, pero eventualmente recurrían al corte clandestino, pues previamente no se habían generado estrategias locales de conservación.

De los servicios de regulación identificados por hombres y mujeres destaca el de hábitat de especies polinizadoras como aves. Sanjurjo y colaboradores (2005) señalan que para México el punto de mayor observación de aves del país corresponde a la mayor superficie de manglares y marismas de la costa del pacífico. Por otra parte, en la RBRC se distribuyen 271 especies, mientras que en toda la superficie ocupada por los humedales costeros de la costa de Yucatán existen aproximadamente 300, de las cuales 30 son residentes, 98 migratorias, 34 transeúntes y siete visitantes ocasionales (Acosta Lugo y colaboradores, 2010). Estos datos muestran la importancia de este servicio, su valoración y pronta identificación por parte de los isleños, al estar rodeados de tanta diversidad.

El valor de los servicios culturales o recreativos del manglar dependerá del valor que cada individuo le asigna al servicio. Para los hombres y mujeres de la isla representa un ecosistema que ha sido parte de sus vidas desde su infancia; sin embargo, no han podido aprovechar sus beneficios recreativos de manera comercial, más allá de la pesca. A diferencia de Isla Arena, en la región de Sarawak, Malasia, la presencia de humedales costeros representa un ingreso de aproximadamente 420 dólares por hectárea de manglar (Bennet y Reynolds, 1993). Estas cifras enfatizan el valor económico de este ecosistema y cuestiona porqué en Isla Arena no se ha podido tener este aprovechamiento. Esto se puede deber a la situación geográfica en la que se encuentra la Isla dentro de la reserva, pues es compartida por dos estados (Campeche y Yucatán). Por otro lado, su colindancia con Celestún también invisibiliza a Isla Arena como un polo turístico y además no se ha contado con asesoría adecuada ni con los recursos para generación de infraestructura turística.

De lo anterior, Aburto Oropeza y colaboradores (2008) señalan que estos servicios ecosistémicos que nos brindan los manglares están siendo subvalorados, llevando a la toma de malas decisiones políticas que no ayudan a evitar la degradación ambiental. Lo anterior toma mayor relevancia al ser un momento en el que la producción de alimentos tiene implicaciones importantes para el bienestar humano, más aún en zonas como la Isla Arena, donde sus habitantes depende principalmente de esta actividad.

Finalmente, en cuanto a estrategias de conservación, la selección de esquejes que realiza los varones en el mangle mediante la poda de los árboles podría estar beneficiando al ecosistema, en particular a la reproducción del mangle blanco (Laguncularia racemosa). Al cortar fracciones de ramas, esta especie emite brotes con facilidad (Moreno e Infante, 2009). Por su parte, Agraz Hernández (1999) menciona que el uso de ramas (esquejes) en los programas de restauración de mangle, utilizando la especie L. racemosa, resulta ser una técnica viable, donde participan las comunidades, puesto que esta presenta una la alta reproducción vegetativa, facilitando el manejo de este material biológico y con el incremento en el éxito de la restauración.

El descubrimiento de este tipo de manejo como una estrategia de conservación es importante, puesto que el conocimiento tradicional ayuda a conocer la mecánica y el flujo de la comunidad con respecto a sus recursos, y contribuye a generar mejores acciones focalizadas a las necesidades y características de hombres y mujeres. Si se desea implementar algún programa para el cuidado de los recursos naturales es importante conocer el ecosistema a priori, las especies, el tipo de actividad y la época del año en la que el recurso es utilizado por la comunidad. Ese conocimiento dará la ventaja de generar alternativas adecuadas que permita conservar sin lesionar la economía de los hogares, ayudando a minimizar los conflictos que existen alrededor del uso y manejo de los recursos.

En la península de Yucatán los estudios del uso y acceso a los recursos pesqueros desde la perspectiva de género han recibido mayor atención en los últimos años; para 2000 se reconoció informalmente la participación de las mujeres como recolectoras de especies marinas (Perea y Flores, 2016). Sin embargo, estos avances no son representativos, ya que como se reporta en la isla, las mujeres se están involucrando cada día más en las actividades de pesca y conservación, pero esto no indica que están logrando una equidad laboral. Al respecto, Maya y Ramos (2006) menciona que ante la obligación de satisfacer las necesidades del hogar, las mujeres de la costa pacífica nariñense logran una mejor organización en comparación con los hombres y similar a la de las mujeres de la isla; esta organización no está implicando una equidad en el acceso y control a los recursos naturales. Estas autoras señalan que a medida que estas mujeres satisfacen las necesidades básicas del hogar y las propias, crece la posibilidad de crear intereses estratégicos que tienden a la conservación.

Si se desea implementar algún programa para el cuidado de los recursos naturales, es importante conocer el ecosistema a priori, las especies, el tipo de actividad y la época del año en la que el recurso es utilizado por la comunidad. Ese conocimiento dará la ventaja de generar alternativas adecuadas que permita conservar sin lesionar la economía de los hogares, ayudando a minimizar los conflictos que existen alrededor del uso y manejo de los recursos.

Berkes y colaboradores (2000) resaltan la importancia del conocimiento ecológico tradicional y el papel de las comunidades locales. Estos autores hacen hincapié en las prácticas diarias mediante las cuales los ecosistemas y la diversidad biológica logran tener un equilibrio en el flujo de sus recursos naturales y los servicios ecosistémicos de los que dependen. Las estrategias identificadas por hombres y por mujeres son generadas a partir del conocimiento que obtiene de sus actividades diarias. Este conocimiento tradicional o prácticas se pueden considerar de gestión y administración de recursos, pues al interior de las comunidades procuran un buen manejo, dando oportunidad a que los recursos se recuperen y no se deterioren. Estas acciones suelen ser más exitosas que las prácticas de gestión política, pues han funcionado para el manejo y la gestión de los recursos a través de generaciones y de la mano del manejo adaptativo, ayudando a hacer frente a los continuos cambios de los ecosistemas. Además, son un medio para mejorar las posibilidades de supervivencia de los grupos, pues no afectan otros recursos o ecosistemas, como sucede con la estrategias de gestión política, que a veces enmascaran grandes proyectos que al final crean perturbaciones al medio ambiente por no tener en cuenta el mosaico tan complejo en el que se encuentra las comunidades.

Conclusiones

Con base en los resultados obtenidos de esta investigación se concluye que hombres y mujeres identifican los servicios ecosistémicos relacionados al manglar en las cuatro categorías que la Evaluación de los Ecosistemas del Milenio maneja. Cada grupo las identifica según sus actividades productivas y reproductivas, por lo que su conocimiento está influido por los roles tradicionales de género. El SE de mayor importancia para ambos grupos es el de aprovisionamiento de alimento.

Hombres y mujeres son beneficiados por los SE que brinda el manglar; de la identificación de los SE parte el vínculo que tiene con este ecosistema. Los SE identificados a través del tipo de actividad productiva y reproductiva que mujeres y hombres realizan están influyendo en las estrategias de conservación, de modo que las mujeres apuntan más al cuidado de los servicios de valor no monetario, como la alimentación en las especies de subsistencia, y los hombres en acciones que ayudan al cuidado de la pesca, como actividad productiva.

El que las mujeres diversifiquen más sus actividades las aproxima a distintos escenarios y posturas de manejo de los recursos naturales que pueden ser aprovechadas para generar estrategias particulares de conservación en la comunidad. Lo anterior indica que podrían ser el grupo con mayor probabilidad de éxito en la ejecución de estrategias o programas de conservación en la reserva.

Literatura Citada

Aburto-Oropeza, Octavio, Exequiel Ezcurra, Gustavo Danemann, Víctor Valdez, Jason Murray, and Enric Sala. 2008. Mangroves in the Gulf of California increase fishery yields. PNAS. Vol. 105. pp: 10456-10459. [ Links ]

Acosta Lugo, Efraim, David Alonzo Parra, María Andrade Hernández, Delfina Castillo Tzab, Juan Chablé Santo, Rafael Durán García, Celene Espadas Manrique, Ivana Fernández Stohanzlova, Julia Fraga Berdugo, Eduardo Galicia, José Antonio González Iturbe, Jorge Herrera Silveira, Jorge Sosa Escalante, Guillermo Villalobos Zapata, y Fernando Tun Dzul. 2010. Plan de Conservación de la Eco-región Petenes-Celestún-Palmar. Universidad Autónoma de Campeche, Pronatura Península de Yucatán. 184 p. [ Links ]

Agarwal, Bina. 1999. Negociación y relaciones de género: dentro y fuera de la unidad doméstica. Historia Agraria, Vol. 17. [ Links ]

Agraz Hernández, Claudia Maricuza. 1999. Reforestación experimental en ecosistemas lagunares estuarinos de la costa noroccidental de México. Tesis Doctoral. Facultad de Ciencia Biológicas. Universidad Autónoma de Nuevo León, Monterrey. 133 p. [ Links ]

Aguilar, Lorena e Itzá Castañeda. 2001. Sobre marinos, marinas, mares y mareas: perspectiva de género en zonas marino-costeras. UICN, ABSOLUTO. 263 p. [ Links ]

Bennett, Elizabeth, and Colin Reynolds. 1993. The value of a mangrove area in Sarawak. Biodiversity y Conservation. Vol.2. No.4. August. pp: 359-375. [ Links ]

Berkes, Fikret, Joan Colding, and Carl Folke. 2000. Rediscovery of Traditional Ecological Knowledge as Adaptive Management. Ecological Applications. Vol.10. No.5. Oct. pp: 1251-1262. [ Links ]

Bezaury Creel, Juan. 2010. Las Áreas Naturales Protegias costeras y marinas de México ante el cambio climático. In: Rivera Arriaga, Evelia, Issac Azuz Adeath, Leticia Alpuche Gual, y Guillermo Villalobos Zapata (eds). Cambio climático en México: un enfoque costero y marino. Universidad Autónoma de Campeche, Cetys-Universidad, Gobierno del Estado de Campeche. 689 p. [ Links ]

Bouillon, Steven. 2011. Carbon cycle: Storage beneath mangroves. Nature Geoscience. Vol.4. pp: 282-283. [ Links ]

Bryman, Alan. 2001. The nature of qualitative research. Social Research Methods. Oxford. pp: 264-281. [ Links ]

Calderón, Ciro, Octavio Aburto, y Exequiel Ezcurra. 2009. El valor de los manglares. Biodiversitas. No.82. pp: 1-6. [ Links ]

CONABIO. 2009. Manglares de México: Extensión y distribución. Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad. 99 p. [ Links ]

Dahdouh Guebas Farid, C. Mathenge, James Kairo, and Nico Koedam. 2000. Utilization of mangrove wood products around mida creek (Kenya) amongst subsistence and commercial users. Economic Botany. Vol.54. No.4. pp: 513-527. [ Links ]

Donato, Daniela, Boone Kauffman, Daniel Murdiyarso, Sofyan Kurnianto, Melanie Stidham, and Markku Kanninen. 2011. Mangroves among the most carbon-rich forests in the tropics. Nature Geoscience. Vol.4. No. 5. pp: 293-297. [ Links ]

Eder, James. 2005. Coastal Resource Management and Social Differences in Philippine Fishing Communities. Human Ecology. Vol.33. No.2. April. pp: 147-169. [ Links ]

Evaluación de los Ecosistemas del Milenio. 2005. Los ecosistemas y el bienestar humano : humedales y agua. Informe de síntesis. World Resources Institute. 80 p. [ Links ]

Gómez Ramírez, Daniela. 2013. Estimación de biomasa vegetal y grado de salud como instrumento de gestión ambiental en los manglares de Laguna de términos. Universidad Autónoma de Campeche, Facultad de Ciencias Químico Biológicas. [ Links ]

González García, Martha. 2008. Habitando los espacios naturales en cuerpos sexuados: género y responsabilidad medioambiental. Arbor: Ciencia, pensamiento y cultura. Vol.184. No.729. pp: 115-126. [ Links ]

Hernández Félix, Lourdes Karime. 2012. El papel de las Mujeres en el uso y manejo del manglar en las comunidades de Reforma y La Solución Somos Todos, Jalpa de Méndez, Tabasco. Universidad Autónoma de Campeche. [ Links ]

INEGI. 2013. Censo de Población y vivienda 2010. Instituto Nacional de Estadística y Geografía. Consultada el 7 de noviembre de 2013, de Consultada el 7 de noviembre de 2013, de http://www.inegi.org.mx/est/contenidos/Proyectos/ccpv/ . [ Links ]

LeCompte Margaret, and Jean J. Schensul. 2010a. Collecting ethnographic data. Designing and conducting ethnographic research. An introduction. Altamira Press. pp: 173-192. [ Links ]

LeCompte Margaret and Jean J. Schensul. 2010b. Paradigms for framing the conduct of ethnographic research. Designing and conducting ethnographic research. An introduction. Altamira Press. pp: 55-85. [ Links ]

Maya, Diana, y Pablo Ramos. 2006. El rol del género en el manglar: heterogeneidad tecnológica e instituciones locales. Cuadernos de Desarrollo Rura. No.56. pp: 53-81 [ Links ]

Moreno Casasola, Patricia, y Dulce María Infante Mata. 2009. Manglares y Selvas inundables. Instituto de Ecología, CONAFOR, OIMT. 122 p. [ Links ]

Omodei Zorini Luigi, Caterina Contini, Narriman Jiddawi, Jacob Ochiewo, Jude Shunula, and Stefano Cannicci. 2004. Participatory appraisal for potential community-based mangrove management in East Africa. Wetlands Ecology and Management. Vol.12. No.2. pp: 87-102. [ Links ]

Pelto Penti Juhani, and Gretel Pelto. 1978. Units of observation: emic and etic approaches. Anthropological research. The structure of inquiry. Cambridge University Press. pp: 54-66. [ Links ]

Perea Blázquez, Alejandra, y Fátima Flores Palacios. 2016. Participación de las mujeres en la pesca: nuevos roles de género, ingresos económicos y doble jornada. Sociedad y Ambiente. Vol.1. pp: 121-141. [ Links ]

Poggle, John Jr. 1972. Toward quality control in key informant data. Human organization. Vol 31. No.1. Spring. pp: 23-30. [ Links ]

Rocheleau, Dianne, Barbara Thomas-Slayter, y Esther Wangari. 2004. Género y ambiente: una perspectiva de la Ecología Política Feminista. In: Verónica Vázquez García, y Margarita Velázquez Gutiérrez. Miradas al futuro. Hacia la construcción de sociedades sustentables con equidad de género. UNAM, Centro de Estudios Multidisciplinarios, PUEG, COLPOS. pp: 333-371. [ Links ]

Ruiz Meza, Laura Elena. 2006. Relaciones de género y derechos ambientales. Estudio de caso en Motozintla, Chiapas. Revista de Geografía Agrícola, No.37, pp: 17-34. [ Links ]

Sanjurjo Rivera, Enrique, y Pablo Campos Palacín. 2011. Análisis de las actividades económicas en un manglar de usos múltiples. Un estudio de caso en San Blas, Nayarit, México. Estudios Sociales, Vol.19. No.38. pp: 196-220. [ Links ]

Sanjurjo Rivera, Enrique , y Welsh Casas, Stefanie. 2005. Una descripción del valor de los bienes y servicios ambientales prestados por los manglares. Gaceta Ecológica. No. 74. Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales. pp: 55-68. [ Links ]

Soares, Denise, Isabel Adriana Gutiérrez-Montes, Roberto Romero-Pérez, Ricardo Víctor López-Mera, Gonzalo Galileo Rivas-Platero, y Gustavo Pinto-Decelis. 2011. Capitales de la comunidad, medios de vida y vulnerabilidad social ante huracanes en la costa yucateca. Un acercamiento a través de la experiencia de San Felipe, Yucatán. CATIE, IICA, IMTA. Serie técnica. Informe técnico/CATIE. No.385. 70 p. [ Links ]

Spradley, James P. 1980. The ethnographic research cycle. Participant observation. Holt, Rinehart and Winston. pp: 26-36. [ Links ]

Tejeda A. G., y N. S Villanueva. 2009. Documento descriptivo del valor económico, cultural y ambiental, que han dado las comunidades, a los productos que se derivan del aprovechamiento y manejo del manglar en la zona costera del Estado de Tabasco. Cardenas, Tabasco. [ Links ]

Tremblay, Marc-Adelard. 1957. The key informant technique: a nonethnographic application. American Anthropologist. Vol.59, No.4. pp: 688-701. [ Links ]

Rodríguez-Zúñiga María Teresa, Carlos Humberto Troche-Souza, Alma Delia Vázquez-Lule, Juan Daniel Márquez-Mendoza, Berenice Vázquez-Balderas, Luis Humberto Valderrama-Landeros, Samuel Velázquez-Salazar, María Isabel Cruz-López, Rainer Ressl, Abigail Uribe-Martínez, Sergio Cerdeira Estrada, Joanna Acosta-Velázquez, José Reyes Díaz-Gallegos, Raúl Jiménez-Rosenberg, Luis Fueyo-Mac Donald, y Carlos Galindo Leal. 2013. Manglares de México: extensión, distribución y monitoreo. Comisión Nacional para el Conocimiento y uso de la Biodiversidad. [ Links ]

Turner, R. Eugene. 1991. Factor affecting the relative abundance of shrimp in Ecuador. In: Olsen Stephen y Luis Arriga (eds). A sustainable shrimp mariculture industry for Ecuador. International Coastal Resources Management Project, University of Rhode Island NY, Gobierno de Ecuador, USAID. pp: 121-139. [ Links ]

Villalobos Zapata, Guillermo Jorge. Reservas de la biosfera costera: Los Petenes y Ría Celestún. En: Rivera Arriaga, Evelia , Guillermo J. Villalobos Zapata, Isaac Azuz Adeath, y Francisco Rosado May (eds). 2004. El Manejo Costero en México. Universidad Autónoma de Campeche, SEMARNAT, CETYS-Universidad de Quintana Roo. pp: 397-412. [ Links ]

3La Evaluación de los Ecosistemas del Milenio (EM) es un programa de trabajo internacional diseñado para satisfacer las necesidades que tienen los responsables de la toma de decisiones y el público general, de información científica acerca de las consecuencias de los cambios en los ecosistemas para el bienestar humano y las opciones para responder a esos cambios.

4En antropología el término informante clave se refiere a una persona que conoce a profundidad tópicos particulares de interés comunitario, por lo que es importante establecer contacto con ella. Además de compartir su propio conocimiento puede ayudar a identificar personas involucradas en los fenómenos bajo estudio; así como fungir como portero(a), es decir, como alguien que facilita el acceso a la comunidad (Poggle, 1972; Tremblay, 1957).

5La aproximación etnográfica demanda atención de tiempo completo por parte de quien realiza trabajo de campo, pues en cuanto se termina de hacer una entrevista u observación se debe proceder con la sistematización de la información (transcripción y codificación inicial) que provoque a la vez una reflexión inicial y continua del fenómeno bajo estudio.

6Participación directa: pescadores(as) o comerciantes de tiempo completo, autoreferenciados(as) a sí mismos como tal, que manifestaran actividades en el mangle.

7Participación indirecta: involucrados(as) solamente en el proceso de limpieza, procesamiento o venta, no necesariamente se ven a sí mismos(as) como pescadores(as) o comerciantes, pero tienen alguna actividad en espacios con mangle.

8Vínculo directo con el manglar: personas con manglar en su traspatio, que lo utilice, o acudan a otros espacio con manglar en la isla para realizar actividades productivas o reproductivas. Vínculo indirecto con el manglar: personas sin posesión de manglar, pero que eventualmente se involucran en actividades de conservación del mismo.

Recibido: Mayo de 2016; Aprobado: Enero de 2017

* Autor responsable: Dolores Molina-Rosales. dmolina@ecosur.mx

Creative Commons License Este es un artículo publicado en acceso abierto bajo una licencia Creative Commons