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Agricultura, sociedad y desarrollo

versión impresa ISSN 1870-5472

agric. soc. desarro vol.14 no.1 Texcoco ene./mar. 2017

 

Artículos

Bases teórico-prácticas de un modelo de desarrollo sustentable para comunidades rurales con actividades agropecuarias

Mariana Marcelino-Aranda1  * 

Miriam C. Sánchez-García1 

Alejandro D. Camacho2 

1 Unidad Profesional Interdisciplinaria de Ingeniería y Ciencias Sociales y Administrativas. Instituto Politécnico Nacional. Av. Té No. 950 esquina Resina Col. Granjas México. Del. Iztacalco, Distrito Federal, México. 08400. (mmarcelino@ipn.mx). (cescero@gmail.com).

2 Escuela Nacional de Ciencias Biológicas. Instituto Politécnico Nacional. Unidad profesional Lázaro Cárdenas, Prolongación de Carpio y Plan de Ayala s/n, Col. Santo Tomás. Del. Miguel Hidalgo, México. 11340. (adcamachov@yahoo.com.mx).


Resumen:

Desde finales de la década de 1950 aparecen movimientos de la sociedad civil y la academia que han cuestionado el modelo de industrialización y desarrollo. En el área de los negocios se observa una incorporación cada vez mayor de elementos de Desarrollo Sustentable. En este trabajo se siguió el método de estudio de caso; a partir de un proceso de incorporación con las familias de los productores rurales se buscó detectar sus necesidades y conocer la forma en la que impactan sus actividades en los aspectos económicos, sociales y ambientales. Con esta base, y considerando el contexto local, se identifican las bases teóricas y prácticas para proponer un modelo de gestión sustentable adecuado a las unidades familiares rurales. El modelo incorpora buenas prácticas, así como herramientas y estrategias viables. La implementación del desarrollo sustentable puede implicar cambios significativos en las estructuras mentales establecidas, principalmente en el nivel de los pequeños productores y del consumidor final.

Palabras clave: comunidades rurales; negocios rurales; modelo de gestión sustentable

Abstract:

Since the end of the 1950s movements of the civil society and academia appeared which have questioned the model of industrialization and development. In the area of business, an increasingly greater incorporation of elements of Sustainable Development can be observed. In this study, the case study method was followed; stemming from a process of incorporation with the families of rural producers, detecting their needs and understanding the way in which their activities impact economic, social and environmental aspects was sought. With this basis, and taking into consideration the local context, the theoretical and practical bases are identified to propose a model of sustainable management that is adequate for the rural family units. The model incorporates good practices, as well as viable tools and strategies. The implementation of sustainable development can imply significant changes in the mental structures established, mainly at the level of small-scale producers and the final consumer.

Keywords: rural communities; rural businesses; sustainable management model

Introducción

Desde finales de la década de los cincuenta del siglo XX aparecen movimientos de la sociedad civil y de la academia que cuestionan el modelo de industrialización y desarrollo, sobre todo los efectos contaminantes en la atmósfera, el agua y los suelos, y sus impactos en la integridad de los ecosistemas y la biodiversidad. El tema sobre los límites de los recursos naturales fue abordado en la escena internacional en la XXXVIII sesión de la Organización de las Naciones Unidas de donde surge la Comisión Mundial sobre Medio Ambiente y Desarrollo, que en 1987 originó el informe Brundtland, donde se acuña la definición más generalizada de desarrollo sustentable, la cual propone satisfacer las necesidades presentes sin comprometer las expectativas de las generaciones futuras y hace hincapié en un uso racional del suelo, el agua y la biodiversidad, bajo la perspectiva de un desarrollo tecnológicamente apropiado, económicamente viable y socialmente aceptable (WCED, 1987).

El concepto de desarrollo sustentable es la base conceptual para la creación de nuevos modelos que pretenden ser una conciliación entre el desarrollo económico y social, y el equilibrio ecológico. Esta sinergia resulta especialmente delicada en el caso de la agricultura, por ser una actividad de gran impacto sobre los recursos naturales. Resolver esta ecuación es asegurar una producción de alimentos sanos y la conservación de la especie humana para el futuro. En México, por ejemplo, se han puesto en marcha estrategias donde se crea un binomio entre la comunidad y la planificación del paisaje para conseguir impactos locales (Valencia-Sandoval et al., 2010). Asimismo, existen propuestas de modelos de gestión que ayudan a mejorar las condiciones sociales de las comunidades, como la electrificación en localidades remotas (Pinheiro et al., 2012). Países europeos manejan su desarrollo sustentable basado en el concepto de agro diversidad funcional, concepto que comienza a permearse en países de América Latina a través de la adopción de estrategias y herramientas de la agricultura sustentable (Robertson y Harwood 2013; Ben et al., 2014).

Las unidades rurales han tenido que evolucionar; aquellas dedicadas a actividades del sector primario tienen el reto de asumir un nuevo papel, con iniciativas de mercado donde se encuentre inclusión a sus productos. Casos de éxito en América Latina (FAO, 2008; Domínguez y Corona, 2012) dan muestra de la aplicación de modelos, estrategias y herramientas con perspectivas a la sustentabilidad en comunidades rurales con unidades dedicadas a las actividades agropecuarias, mismas que se han implementado de acuerdo con las necesidades específicas de cada región, lo cual ha sido posible gracias a la aplicación de factores en común, como: 1) adopcion de tecnología; 2) asistencia técnica; y 3) apoyo en políticas públicas. El modelo sustentable con mayor réplica dentro de las empresas dedicadas a la actividad agropecuaria es el sistema silvopastoril; algunos otros modelos son los productos orgánicos, ecológicos o biológicos y la provisión integral de servicios (Domínguez y Corona 2012). Dentro de las herramientas de éxito más utilizadas están: el pago de servicios ambientales, la capacitación y el aprovechamiento de los apoyos gubernamentales para la ampliación de mercados y la eliminación de intermediarios.

A partir de esta visión se convierte en un constante reto el diseñar nuevos modelos de desarrollo con un concepto diferente de crecimiento económico que no supere la capacidad de recuperación de los recursos naturales (biocapacidad), a través de una racionalidad económica en la que los hábitos de consumo y los patrones de producción sean compatibles con la naturaleza (Brunett et al., 2006). Por ello, el presente trabajo tiene como objetivo explorar y describir las actividades cotidianas de los productores, y detectar sus necesidades, y conocer la forma en que sus actividades impactan en los aspectos económicos, sociales y ambientales. Lo anterior permitió observar la realidad y contrastarla con los conceptos del Desarrollo Sustentable, a partir de lo cual se identifican las bases teóricas y prácticas que permitieran proponer un modelo adecuado para unidades familiares que realizan actividades agropecuarias, basado en buenas prácticas de producción y apoyado en herramientas y estrategias con perspectivas sustentables.

Metodología

Se realizó un trabajo de campo durante el periodo 2013-2014 en la comunidad rural de San Antonio Portezuelo, perteneciente al municipio General Felipe Angeles del Estado de Puebla, México. A fin de lograr el acercamiento requerido con los productores se impartieron pláticas gratuitas cada siete o 15 días sobre aspectos básicos de finanzas personales, administración de negocios, mercadoctecnia y otros temas que resultaran de utilidad para sus actividades productivas.

Se utilizó el método de estudio de caso. Se realizaron visitas aproximadamente cada siete o 15 días para registrar datos a partir de observaciones directas, entrevistas con productores y autoridades locales, además de consultar los registros de los expedientes e informes municipales. La información obtenida fue procesada y analizada para identificar las áreas de oportunidad y se integró con los planteamientos teóricos del DS. Con esta base se propone un modelo de gestión que busca mejorar la sustentabilidad y que resulte adecuado para unidades familiares que realizan actividades agropecuarias.

Resultados y Discusión

La localidad tiene una población total de 3515 habitantes de los cuales 1194 son personas económicamente activas (INEGI, 2012). Las familias de la comunidad desempeñan diversas actividades económicas para obtener mayor remuneración. Los trabajos más comunes son jornaleros agrícolas, albañilería, operación de maquinaria pesada, venta de productos y servicios para las labores del campo, misceláneas y restaurantes. Los habitantes, dueños de tierra, realizan dos actividades: i) la siembra de cultivos, principalmente de maíz y frijol; y ii) la cría y engorda de ganado (porcino, ovino, bovino y avícola), mismas que desarrollan en pequeña y mediana escala. La actividad ganadera se realiza con la finalidad de autoconsumo y como complemento al ingreso familiar.

Bases conceptuales para el diseño del modelo sustentable agropecuario

Actualmente hay mayor conciencia de la importancia que tienen para todas las actividades en el medio rural y del buen manejo de los recursos naturales. El concepto de desarrollo rural supera hoy los planteamientos economicistas, tal como ha asegurado la Comisión de la Unión Europea, de todo un tejido económico y social, con un conjunto de actividades diversas: agricultura, pequeña artesanía, pequeñas y medianas industrias, comercio y servicios; en otras palabras, personas que buscan trabajar para tener un valor, “un precio en el mercado”. Además de estar constituido por dimensiones sociales, el mundo rural es un espacio regenerador y amortiguador indispensable para el equilibrio ambiental (Durand y Rivero, 2010), pero al mismo tiempo las actividades agropecuarias y silvícolas pueden generar contaminación y deterioro ambiental (Foley, 2014).

La agricultura y la ganadería sustentables son formas de desarrollo que surgen como respuesta a las preocupaciones sobre el impacto al medio ambiente que emanan de la práctica de agro-negocios; impactos como la degradación ambiental (erosión del suelo, falta de agua, contaminación por plaguicidas), los problemas sociales (cierre de establecimientos familiares, concentración de la tierra, los recursos y la producción, y la migración) y el uso excesivo de los recursos naturales. Estas nuevas formas de desarrollo en el sector primario han dado pie a la necesidad de buscar opciones en innovación y tecnología que permitan detener estos efectos ambientales sin mermar los ingresos económicos de las familias rurales.

De acuerdo con el nuevo enfoque de desarrollo, la agricultura sustentable se puede diferenciar de la agricultura convencional porque presenta objetivos como: i) mejorar la salud de los productores y los consumidores (inocuidad alimentaria, agricultura orgánica); ii) mantener la estabilidad del medio ambiente (métodos biológicos de fertilización y manejo de plagas); iii) asegurar ganancias a largo plazo a los agricultores; y iv) producir considerando las necesidades de la generaciones actuales y futuras (Tommasino, 2005). Y, como lo defienden Altieri et al. (1999), la agricultura no se adecua a una era con problemas ambientales y energéticos, sino a la necesidad de progreso hacia una agricultura autosuficiente, económicamente viable, energéticamente eficiente, conservadora de los recursos y socialmente aceptable, premisas que deben seguirse al planear y crear modelos de negocios para las personas que tienen al campo como la base de su sustento económico.

Consideramos prioritario para México el reencausar el papel del campo en el desarrollo nacional. Es vital reconocer nuevos procesos aplicados a las familias rurales para superar las dificultades actuales de atraso y estancamiento. En el marco de políticas públicas se ha buscado impulsar el desarrollo del tejido social a través de la Ley de Desarrollo Rural Sustentable, pero falta expresar esta ley en una política operativa que se aplique efectivamente en la población para concretar acciones, apoyos y estrategias dentro de las comunidades rurales.

Esta investigación recoge parte de la creación de estrategias operativas y avances logrados en desarrollo sustentable por organismos internacionales, con la finalidad de crear una propuesta que permita rescatar esos avances para su posible incorporación en apoyo de los productores locales.

Para conseguir lo anterior y tener las características y políticas bajo las que el modelo sustentable agropecuario tiene sus bases se ha retomado el documento Informes de Avance, emitido en junio de 1997 por la FAO. Del capítulo 14, titulado Fomento de la agricultura y el desarrollo rural sostenible, se identifican cuestiones principales para el desarrollo de nuevos esquemas de negocios y crecimiento para los campesinos, que son: 1) concentrar iniciativas de desarrollo agrícola y rural sustentable en los agricultores; se deben adoptar criterios participativos centrados en los agricultores, mismos que deben recoger y evaluar cuidadosamente las tecnologías y los conocimientos autóctonos; 2) fomentar la intensificación sustentable; esto es, utilizar tecnologías ambientalmente racionales para el aumento de la producción en tierras ya explotadas y no la conversión de las marginales frágiles en agrícolas de baja productividad; 3) fomentar la rotación de cultivos y la utilización de materiales orgánicos en los sistemas agrícolas de bajos insumos; 4)incorporar maquinaria y avances tecnológicos; 5) volver a determinar las prioridades para la conservación y la utilización de la agro biodiversidad; y 6) fomentar la transición a fuentes alternativas de energía en las zonas rurales (FAO, 1997). A esto podemos agregar: 7) cambios de dieta, la sustitución o reducción del consumo de algunos alimentos, como la carne de res por otros con menor impacto ambiental, como el pescado obtenido de piscicultura; y 8) reducción de desperdicios, particularmente mediante la optimización de los procesos de transporte y almacenaje, y la reducción de porciones en el consumo individual; por ejemplo, en consumo suntuario e infantil, sobre todo en las ciudades. Lo anterior permite proponer las prioridades para la determinación del modelo (Figura 1). Para esto se deben respetar los usos y costumbres, así como considerar los recursos disponibles de la comunidad.

Figura 1 Modelo hacia negocios rurales sustentables. 

Inicialmente se debe identificar la corriente de pensamiento que se va a tomar como base para conocer los elementos a considerar en el modelo. La propuesta del presente trabajo se basa en la corriente del pensamiento denominada Sustentabilidad Ecológica y Social Limitada (conservación ambiental más crecimiento económico). Es decir, aquellos que consideran que, además de atender la problemática ambiental, el concepto debe estar vinculado a la problemática socioeconómica. Este grupo básicamente está representado por las visiones de organismos internacionales, como FAO, ONU y el Banco Mundial. En estos organismos se reconoce la relación que existe entre pobreza y deterioro ambiental (Foladori y Tommasino, 2000).

Principios del Modelo

El modelo se basa en tres principios básicos:

  1. Principio de conciencia. Una visión sustentable dentro de las unidades familiares representa un reto de cambio y transformación. Para que este tipo de modelo sea aceptado es necesario el desarrollo de una reflexión sobre cómo se ha operado hasta ahora; la visualización del futuro, considerando a las nuevas generaciones, ayudará a la plataforma de concebir un proceso de gestión que permita que el ser humano, como actor principal, pueda tomar decisiones sobre qué intercambios debe haber entre lo ambiental, lo social y lo económico en la empresa y en la región.

  2. Graciano da Silva (1998) afirma que la mayor importancia del movimiento por la agricultura sustentable no está en su producción de alimentos, sino en la producción de conciencia, en todo caso de una nueva concepción del desarrollo económico. La principal contribución de este movimiento no está en la creación de nuevas tecnologías llamadas alternativas o sustentables, sino en la de una nueva conciencia social con respecto a las relaciones hombre-naturaleza, en la producción de nuevos valores filosóficos, una nueva ética, y en la generación de nuevos conceptos jurídicos, por fin, en la producción de nuevas formas políticas e ideológicas (Tommasino, 2005). Sin embargo, queda la pregunta de si es posible un equilibrio entre esta conciencia sustentable y el interés económico o si esto es otra tarea a implementar mediante la fuerza del estado.

  3. Principio de conservación del capital natural. Una actividad agropecuaria productiva y lucrativa no es posible si no se conserva su base de recursos naturales; entonces, resulta fundamental mirar por la conservación y el uso adecuado de los recursos naturales del predio y considerar como prioritaria la relación e impacto sobre las actividades económicas de la unidad familiar. Goodland y Pimentel (2000) entienden que la sustentabilidad ambiental implica el mantenimiento del capital natural, utilizando la capacidad del ambiente como fuente y sumidero. Para la conservación es necesaria la implementación de sistemas de producción donde se combinen plantas, animales y otros organismos que ofrecen la oportunidad de poner en práctica estrategias en favor del medio ambiente, alcanzando equilibrios dinámicos que son una propiedad intrínseca de los sistemas naturales.

  4. Principio de transgeneracionalidad. Un modelo sustentable agropecuario debe diseñarse y aplicarse con el fin de conseguir una producción y mantenimiento a lo largo del tiempo, cubriendo así el planteamiento inicial del desarrollo sustentable en la parte de asegurar la disponibilidad de recursos para las generaciones futuras.

Aspectos de producción

Una vez que se han cubierto los principios del modelo se debe transitar a los aspectos fundamentales de producción. Los emprendedores en sistemas sustentables deben cambiar el uso de suelo de sus tierras, es decir, dejar los monocultivos para crear pequeños ecosistemas capaces de producir diversos satisfactores, animales, plantas, frutos, maderas, energía y agua. Sin embargo, en la primera etapa del cambio se debe contemplar la reducción aparente de producción en los cultivos.

Cuando se comprende que la producción es el área clave de la transición se deben buscar las estrategias y las herramientas necesarias y adecuadas a cada unidad familiar que permitan la eficiencia del capital natural. Las claves de elección dependerán de considerar puntos como innovación tecnológica, asistencia técnica y la apertura de mercados.

Herramientas y estrategias

La finalidad de las herramientas y estrategias es buscar:

  1. Mantener la estabilidad de la comunidad a través de estrategias como el intercambio entre las unidades de la misma comunidad, principalmente para insumos y alimentos, y fomentando el reciclaje de materiales y nutrientes a través de la aplicación de herramientas como el comercio justo.

  2. Fomentar la producción local de alimentos mediante estrategias, como el uso de prácticas ecológicas en el proceso productivo, rotación de cultivos, fertilización orgánica y la creación de micro ecosistemas en cada predio.

Integración sustentable

El resultado de la aplicación de un modelo sustentable dentro de las unidades familiares tendrá como resultado una mejora en la sustentabilidad de las mismas, a través de: i) la conservación ambiental, ii) el desarrollo económico y iii) el desarrollo social.

En la esfera de conservación ambiental se debe mirar por el buen uso y explotación de los recursos aire, suelo y agua. Como lo menciona Daly (1997), el uso de los recursos renovables no debe exceder el nivel que se necesita para su regeneración; el consumo de los recursos renovables no debe rebasar la biocapacidad; las emisiones contaminantes no deben exceder la capacidad de asimilación del medio; y la población humana se debe mantener en niveles que permitan que las tres condiciones anteriores puedan darse.

En la esfera de desarrollo económico se ha buscado cumplir con una mejor distribución de la riqueza y cambios en los roles de trabajo para conseguir una equidad dentro de la unidad familiar, además del aprovechamiento de los recursos financieros para una mayor producción y consumos de los integrantes. Las estrategias y herramientas utilizadas de acuerdo con las características de cada unidad familiar darán oportunidad de identificar la forma en que esta adaptará sus recursos escasos a las necesidades de la región mediante los procesos de producción, distribución, sustitución, consumo e intercambio, con la finalidad de lograr su crecimiento y desarrollo económico.

La dimensión de desarrollo social va más allá de conseguir una mayor cantidad de dinero para poder consumir; se trata del desarrollo de los recursos humanos y las necesidades básicas, como la salud, la educación, la vivienda y la seguridad. Es decir, el desarrollo social considera factores como la libertad humana, la dignidad y la importancia del ser humano como el medio para conseguir su propio desarrollo; es un proceso de ampliación de las opciones para la gente y no únicamente una cuestión de aumentar el ingreso, pero la pregunta es si estamos listos y dispuestos para implementar estos cambios e, incluso, cuáles serían los impactos a nivel macroeconómico de estos.

Entorno

Las unidades familiares deben conocer y, en cierta medida, depender de las políticas que suceden y afectan el entorno donde laboran. Las familias con actividad primaria que participen de un modelo de gestión sustentable se verán influenciadas por la normatividad emitida por el gobierno, la cual cumple con los lineamientos impuestos por las organizaciones internacionales en el tema.

Entorno internacional

En el ámbito internacional se debe analizar de forma específica lo sucedido en la Cumbre de la Tierra 1992 y el documento derivado de la misma, nombrado Programa 21, el cual presenta las líneas de acción para cada zona en la que el ser humano influya en el ambiente y como su sucesor Río +20 llevada a cabo en 2012 en Río de Janeiro y la conclusión en el documento El Futuro que Queremos. Estás líneas de acción están presentes en las estrategias a seguir de la Organización de Naciones Unidas (ONU), Organización de las Naciones Unidas para la alimentación y la Agricultura (FAO), y Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).

Entorno nacional

Por su parte, el entorno nacional incursiona en el tema de desarrollo sustentable en 1992 en Río de Janeiro, donde se celebró la Cumbre de la Tierra. México se comprometió a adoptar medidas nacionales y globales en materia de sustentabilidad y para ello participó como uno de los 21 países voluntarios al programa de Acción para el Desarrollo Sustentable, mejor conocido como Agenda 21. Desde entonces, hasta ahora se cuenta con ocho leyes federales vigentes que forman parte de la normatividad sustentable e impactan a través de las diversas secretarías a las unidades familiares rurales; estas son: i) Ley federal del equilibrio ecológico y la protección del ambiente (1988); ii) Ley de desarrollo rural sustentable (2001); iii) Ley general de desarrollo forestal sustentable; iv) Ley de desarrollo sustentable de la caña de azúcar; v) Ley de productos orgánicos; vi) Ley general de pesca y acuacultura sustentable; vii) Ley para el aprovechamiento sustentable de la energía; viii) Ley federal de responsabilidad ambiental; y ix) Ley General para el desarrollo forestal sustentable.

Si bien las leyes anteriores consideran la sustentabilidad en su propia denominación, no son las únicas que llevarán a México a un desarrollo sustentable; las normativas se han permeado de una u otra manera al resto de las leyes mexicanas y sus organismos gubernamentales.

Mercado

La viabilidad de una implementación exitosa a una gestión sustentable dependerá en contemplar que la producción de las unidades familiares está sometida a los mecanismos del mercado nacional e internacional. Los mercados nacionales buscan la diversificación de la agricultura, no con la visión de un buen manejo del ambiente, sino con el fin de la exportación que da origen al desplazamiento de los granos de uso local. El implantar un modelo de gestión sustentable en las unidades familiares deberá retomar las necesidades de abastecer, en primera instancia, los mercados locales y regionales, y prestar atención a cubrir oportunidades de cadenas de comercialización directas; es decir, la eliminación de los intermediarios. La diversificación en la producción de las unidades familiares permite una oportunidad para programas de seguridad alimentaria que podrían ayudar a contrarrestar la pobreza y permitir un desarrollo más equitativo dentro de la comunidad.

Conclusiones

El enfoque sustentable en el discurso de varios organismos nacionales e internacionales constituye hoy en día un tema central en la discusión sobre la actividad económica y el futuro del planeta. El surgimiento del constructo “sustentabilidad” en los años noventa ha ayudado para construir una conciencia sobre la importancia del medio ambiente, aunque queda mucho por hacer para lograr su incorporación a las políticas de crecimiento que deterioran constantemente el ámbito ecológico y social.

La importancia de estudiar unidades familiares rurales se debe a que estas se replican en todo el territorio nacional y tiene implicaciones operativas de forma local, regional y nacional. Resulta fundamental aprovechar el conocimiento de los campesinos sobre el territorio que habitan; es la base para el planteamiento de estrategias innovadoras en la parte económica, social y ambiental.

Modelos de negocios basados en los conocimientos tradicionales relacionados con transferencia de tecnología y conocimiento de nuevas corrientes, como la agroecología, los sistemas silvo-pastoriles y el comercio justo, permiten una alternativa para revertir el despoblamiento del campo provocada por la marginación y las emigraciones masivas ante la necesidad de supervivencia campesina; la finalidad a corto plazo es influir en el desarrollo local rural. Se tienen consensos, incluso internacionales, en una serie de medidas prácticas para avanzar en la implementación del desarrollo sustentable.

Un negocio agropecuario sustentable no implica una alta rentabilidad en el corto plazo, aunque garantiza una mayor eficiencia en el aprovechamiento de los recursos. Un modelo operativo de esta índole implica, sobre todo, cambios sociales que pueden entrar en contradicción y conflicto con la visión del mercado actual, donde el desarrollo agrícola moderno se mide con base en la cantidad y no en la calidad, pero permite una actividad agropecuaria sana basada en un punto de vista ecológico que permitirá, de forma gradual, alcanzar satisfactoriamente los aspectos económicos y sociales implícitos en la actividad.

Literatura Citada

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Recibido: Julio de 2004; Aprobado: Mayo de 2016

* Autor responsable: mmarcelino@ipn.mx

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