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Agricultura, sociedad y desarrollo

Print version ISSN 1870-5472

agric. soc. desarro vol.13 n.1 Texcoco Jan./Mar. 2016

 

Artículos

Elementos metodológicos para el fortalecimiento del enfoque de sistemas agroalimentarios localizados (SIAL)

José F. Grass-Ramírez1 

Fernando Cervantes-Escoto2  * 

María I. Palacios-Rangel2 

1 Facultad de Ciencias Agropecuarias; Universidad del Cauca, Colombia; Vereda las Guacas Popayán-Cauca (faca@unicauca.edu.co).

2 Centro de Investigaciones Económicas, Sociales y Tecnológicas de la Agroindustria y la Agricultura Mundial, Universidad Autónoma Chapingo; Km. 38.5, carretera México Texcoco, Chapingo, Estado de México. México. 56230. (tartalian04@ gmail.com) (botsy01@yahoo.com).


Resumen:

El propósito de este trabajo es presentar una propuesta que contribuya a fortalecer la metodología de los Sistemas Agroalimentarios Localizados (SIAL) mediante tres aportes relevantes. El primero consiste en ubicar los ejes teóricos que dan soporte al SIAL. El segundo es la definición de una serie de elementos de apoyo para generar la información que exige cada eje. El tercero son las etapas que debe seguir el investigador que selecciona al SIAL como enfoque de análisis. Para elaborarla se realizó una revisión sobre los diferentes enfoques que se emplean para el estudio de la agroindustria y de manera especial sobre el SIAL. Esto permitió identificar los ejes teóricos. Despúes se seleccionaron los instrumentos metodológicos que podrían mejorar el enfoque. Posteriormente se estableció que esta propuesta metodológica fortalecida se sustentaría en dos componentes, uno de diagnóstico y otro de aplicación. En los resultados se describen detalladamente los instrumentos metodológicos sugeridos, así como las cinco etapas que integran la propuesta fortalecida. Asimismo, se presentan los resultados obtenidos en un estudio de caso. Se concluye que esta propuesta puede ser muy útil para todos aquellos investigadores interesados en estudiar el vínculo que pudiera existir entre los productos agroalimentarios y el territorio donde se generan y definir si son capaces de proporcionar una “renta territorial” para impulsar el desarrollo económico de dichas zonas.

Palabras clave: etapas del SIAL; instrumentos de apoyo; propuesta metodológica fortalecida; sistema agroalimentario localizado

Abstract:

The objective of this study is to present a proposal that contributes to strengthening the methodology of Localized Agrifood Systems (Sistemas Agroalimentarios Localizados, SIAL) through three relevant contributions. The first consists in locating the theoretical axes that support SIAL. The second is defining a series of supporting elements to generate the information that each axis demands. The third is describing the stages that researchers who select SIAL as analysis approach must follow. In order to do this, a revision was carried out about the different approaches that are used for the study of agroindustry and especially of SIAL. This allowed identifying the theoretical axes. Then, the methodological instruments that could improve the approach were selected. After, it was established that this strengthened methodological proposal would be based on two components: one of diagnosis and another of application. The suggested methodological instruments are detailed in the results, as well as the five stages that make up the strengthened proposal. Likewise, the results obtained in a study case are presented. It is concluded that this proposal can be very useful for those researchers interested in studying the link that there may be between agrifood products and the territory where they are generated, and to define whether they are capable of providing a “territorial rent” to drive economic development in these areas.

Keywords: SIAL stages; support instruments; strengthened methodological proposal; localized agrifood system

Introducción

Mucho más allá de la internacionalización de la economía actual, misma que se caracteriza por el auge de empresas transnacionales y sus filiales, la globalización remite a un proceso de integración complejo de la economía mundial (Requier-Desjardins et al., 2003). En ese contexto, la organización espacial de la economía ha sido modificada para dar lugar a nuevos procesos de división internacional del trabajo, de reconfiguración de las relaciones entre centro y periferia, y de una acelerada especialización de los territorios.

Las tendencias de desarrollo que marcan la globalización actual se expresan en el surgimiento de un escenario mundial compuesto por diversas interdependencias, redes y movimientos que se desarrollan a lo largo y ancho del sistema planetario, cuyos componentes se encuentran fuertemente enlazados, sin importar lo dispersos y alejados que se encuentren los ámbitos locales de los nacionales o trasnacionales, ni lo desigual de sus procesos de desarrollo local y rural (Braman y Srebemy-Mohammadi, 1996). Es así que las nuevas dinámicas de mundialización tienden a extender su nivel de incidencia en el desarrollo de los territorios, no solo en los ámbitos económico y político, sino también en el cultural. Esto acrecienta la complejidad en el análisis de los vínculos localesglobales en cada territorio, así como el de las incertidumbres que se generan en torno a su futuro desarrollo (Bervejillo, 1995).

Igualmente, la globalización incide de forma cada vez más directa en la reestructuración de los territorios locales e interactúa, de manera cada vez más amplia, con la difusión y tranferencia de nuevos paradigmas que se generan para la economía, la tecnología y la cultura, de tal forma que esto obliga a los tomadores de decisiones a rediseñar de manera total los esquemas, conceptos y políticas que inducen el tipo de desarrollo local que se instrumente (Bervejillo, 1995).

Así, al mismo tiempo, en la globalización se presenta una acentuada diferenciación de los territorios al poner mayor atención en sus características locales y simultáneamente un aumento de su interdependencia externa (Boisier, 2005). En ese sentido, la visión dicotómica que plantea una imagen de globalización que presenta “regiones atrasadas versus regiones desarrolladas” se complejiza en la misma medida en que se da la coexistencia de ambas dentro de una misma área geográfica, lo que implica la subordinación o la supervivencia, así como adaptación al escenario global de diversas formas de inserción productiva que se fundamentan en diferentes “lógicas” o naturalezas económicas y tecnológicas (Gatto, 1989).

Es la paradoja de la articulación global/local que algunos autores abordaron desde el concepto de “glocalización” (Rombaldi, 2001; Pecqueur, 2006). El sociólogo Robertson (1995) utilizó esa noción para explicitar las interconexiones entre las dinámicas económicas, sociales y culturales a nivel global y local. De esta manera, la glocalización alude a la necesaria adaptación de lo global (las empresas transnacionales, por ejemplo) a las condiciones locales, como serían los hábitos culturales, y a la también necesaria proyección de lo local en la mundialización.

A esto se integra una visión que plantea una prospectiva de diversificación de los territorios. En ese sentido Lipietz y Leborgne (1992) plantean que la configuración espacial depende más del modelo de desarrollo que se instrumente en el ámbito nacionallocal que de la formulación de nuevos paradigmas tecnológicos, los cuales por sí mismos, aunque se expresan como nudo de relaciones, no son capaces por si solos de configurarse como modelos de desarrollo complejos y diversos.

De ahí que, como plantea Bervejillo (1995: 10), el.”modo de desarrollo territorial se sitúa así en la encrucijada de los megaprocesos y las historias y estrategias locales”.

El enfoque de la economía territorial tiene sus orígenes en los trabajos de Marshall, (1920). Sin embargo, emergió realmente con las nociones de distritos industriales planteados por Becattini (1979) y Cappechi (1987); en Francia lo hicieron Courlet (2001; 2004) y Pecqueur (1992 ; 1996), quienes definieron la territorialidad como un recurso estratégico para las actividades económicas y propusieron el concepto de Sistemas Productivos Localizados (SPL).

Otra tendencia de análisis sobre el territorio se asentó en los planteamientos formulados en el Sistema Agroalimentario Localizado (SIAL), el cual se definió como un “modelo de desarrollo territorial basado en la valorización de los recursos locales, respetuoso del medioambiente, atento a la diversidad y calidad de los productos agrícolas y alimentarios, preocupado por las dinámicas de desarrollo local y los nuevos desafíos del mundo rural”, cuyos exponentes más destacados son Muchnik (2006), Boucher (2012) y Requier-Desjardines et al. (2003), quienes analizaron la vinculación que existía entre pequeños sistemas agroalimentarios locales y el desarrollo comunitario. De esa manera el SIAL surge como resultado de un proceso de construcción de nuevos paradigmas analíticos dentro del esquema que vincula lo territorial-local-territorial con lo local-global-local, y “de una construcción progresiva, con interrogantes que también [...han ido...] evolucionando frente a los acelerados procesos de cambio”, cuyo tema central se ha orientado a estudiar la influencia que ejerce el territorio en los desarrollos locales y cuyo escenario de fondo se ve enmarcado por el gran mercado mundial y el impacto provocado por la trasnacionalización acelerada de las economías globales (Muchnik, 2006).

Sin embargo, al ser un enfoque teórico y epistemológico, el SIAL por sí mismo no genera desarrollo para sí, puesto que no es un actor. Es un sistema de conocimiento que valora las formas de organización económica territorial, cuya particularidad se expresa en trayectorias propias de desarrollo que pueden ser positivas, virtuosas o no. Por lo tanto, la relación entre desarrollo local y la forma en que el SIAL lo aprecia es compleja e implica un acercamiento que integra muchos elementos, ya sea de tipo material (instrumentos, máquinas, alimentos) o inmaterial (historia y cultura local, saber-hacer, identidad), humano o físico. Por lo tanto, las relaciones de causalidad que se suelen apreciar no resultan ser meramente lineales, sino en muchos casos recursivas y multifactoriales.

Una de las críticas recurrentes al enfoque SIAL es que se ha manifestado solo en algunas “historias de éxito”; principalmente en torno a productos de calidad (tipo indicación geográfica), y no abarca la diversidad de vínculos que se dan entre cadena productiva y territorio. Perrier-Cornet (2009) destacó varios aspectos, desde su punto de vista, no abordados por el enfoque SIAL; algunos de ellos son los que se refieren a la localización y eficiencia económica, estrategias territoriales de las grandes empresas, “generización” de recursos específicos territoriales, etcétera. Según su apreciación, faltan métodos e hipótesis verificables que permitan ir más allá de una colección de estudios de caso y aprovechar la riqueza de la información recolectada para generar explicaciones más completas del fenoméno estudiado.

Touzard (2007) estuvo de acuerdo con ese punto de vista al señalar que muchos trabajos sobre SIAL se reducen a desarrollar descripciones sencillas, poco profundas y sin rigurosidad metodológica. De manera acertada, Torres Salcido (2012) identifica que no se han formulado a profundidad métodos y técnicas que estudien las particularidades alimentarias, culturales y tecnológicas, así como aquellas que posibilitan definir el ciclo de vida que tienen los sistemas agroalimentarios. De igual forma, Muchnik y Sautier (1998), dos de los pensadores más relevantes de este enfoque, han expresado que el SIAL es un cuerpo teórico que se encuentra en etapa de desarrollo y construcción, lo que lo hace susceptible de ser mejorado a partir de la adición de nuevas metodologías de investigación, la experiencia empírica y el debate teórico.

A estas críticas se suman preguntas que todavía no tienen una respuesta definitiva como las siguientes: ¿A partir de qué grado de interacción e interdependencia se puede considerar que es un SIAL? ¿Cómo delimitarlo claramente? ¿Cuál es la relación entre el tipo de proximidad (geográfica, organizacional, etcétera) y sus efectos positivos? ¿Cuáles son las escalas posibles en las que se puede aplicar? (Fournier y Muchnik, 2010)

En gran medida la lasitud metodológica del SIAL se debe a que es un enfoque teórico muy extenso donde caben muchas cosas, por lo que se vuelve muy difícil cubrir todos los elementos de estudio que lo constituyen (anclaje territorial, acción colectiva, vínculo entre calidad del producto y territorio, y constitución y conservación del patrimonio territorial) con un solo instrumento de apoyo metodológico y analítico.

Reconocer la importancia teórica del SIAL y valorar su aporte teórico en los estudios que analizan el vínculo del territorio con lo local y el cambio social, en particular en aquellos ámbitos (de por sí muy complejos) que articulan los pequeños sistemas agroalimentarios con el desarrollo rural o el comunitario implica, también, incidir en su fortalecimiento. Por todo lo anterior, el propósito central de este trabajo es presentar una propuesta que contribuya a fortalecer la metodología del SIAL mediante tres aportes relevantes. El primero consiste en ubicar los ejes teóricos que constituyen la esencia del SIAL y lo hacen diferente a otros enfoques de investigación acerca de la agroindustria. El segundo es la definición de una serie de elementos de apoyo encaminados a generar la información que exige cada eje teórico. El tercero consiste en la formulación de las etapas a seguir por parte del investigador que selecciona al SIAL como enfoque de análisis.

Las herramientas metodológicas que aquí se presentan se validaron en dos estudios de caso. En ambos se aplicaron los seis instrumentos metodológicos planteados en la propuesta que se formula. Sin embargo, esta contribución se sustenta únicamente en el estudio que se realizó para el queso tenate de Tlaxco, Tlaxcala.

Antecedentes

El rasgo más relevante de los SIAL es su capacidad para identificar en el territorio aquellos recursos (intrínsecos y extrínsecos) adecuados para activarse mediante procesos de acción colectiva, lo que se traduce en un incremento de la capacidad de interacción entre los diversos actores que habitan el territorio, una presencia institucional superior, revalorización del patrimonio, aumento en la competitividad de las Agroindustrias rurales (AIR), por medio de estrategias de diferenciación de los productos, así como el desarrollo de un conjunto de externalidades positivas para el sistema agroalimentario local.

A partir de estos serie de elementos el enfoque se haya sustentado en una serie de ejes teóricos mediante los cuales despliega su marco analítico, mismos que se describen a continuación.

Eje 1. Anclaje territorial de los productos

Los productos diferenciados que se elaboran en las Agroindustrias Rurales pertenecientes al SIAL se caracterizan por su anclaje territorial. Esto significa que la producción se realiza de manera exclusiva en espacios geográficos definidos. Este vínculo sucede, en buena medida, por el efecto que producen las condiciones ambientales del territorio sobre las variables de procesamiento. De igual manera, por las particularidades que la tradición incorpora al alimento, en la medida que los productores han transmitido el conocimiento asociado a las técnicas de elaboración (saber-hacer) a través de las generaciones. Al respecto se debe considerar que el proceso de saber-hacer o aprendizaje mediante la práctica (learning by doing) tiene que ver con el aumento en la eficacia de los factores de producción que se da como resultado de un proceso continuo e histórico de aprendizaje, consecuencia de la práctica intergeneracional (Sanz Cañada, 2014; IICA, 2013).

Eje 2. La acción colectiva en el territorio

La acción colectiva es el medio que permite detonar la activación de los recursos territoriales y el aprovechamiento de los exógenos, con el fin de incrementar la competitividad de las AIR y de las actividades multisectoriales y multifuncionales que con ellas se vinculan.

Las capacidades de los productores, el apoyo de su familia, los niveles de confianza, interacción, cooperación y organización entre actores y la participación institucional para la generación de reglas claras de acción en los procesos territoriales resultan indispensables para que se den los procesos de activación (Boucher, 2007).

Eje 3. Vínculo entre calidad del producto y territorio

Un aspecto que se debe confirmar de manera permanente es la relación entre el territorio y la calidad del producto, toda vez que es ahí donde la gestión de los procesos de calificación y certificación cobra gran importancia. En ese sentido, mientras la primera se asocia al análisis de las características del producto y establece reglamentaciones para su producción, la segunda tiene un propósito de señalización que resulta indispensable en mercados de competencia monopolística, especialmente al momento de establecer beneficios por diferenciación y valor agregado para el productor, así como garantía de autenticidad para el consumidor (Vandecandelaere et al., 2010).

Eje 4. Constitución y conservación del patrimonio territorial

El patrimonio alimentario también ocupa un lugar de importancia en el SIAL; por ello, resulta determinante el reconocimiento histórico y el valor simbólico que tienen los productos agroalimentarios por parte de los habitantes del territorio (Giménez, 2000).

La conservación del patrimonio territorial se convierte en una estrategia de reproducción comunitaria en la medida en que este se expresa, en algunos territorios, como un valor agregado especial al incorporar “...un saber-hacer que se [...ha...] transferido de generación en generación; este aspecto le [...otorga...] un valor simbólico especial que [...es...] reconocido por los habitantes del territorio, llegando al punto de hacerlo parte de su patrimonio cultural” (Grass Ramírez y Aguilar Ávila, 2013).

Metodología

Para elaborar esta propuesta metodológica, inicialmente se realizó una revisión sobre los diferentes enfoques que se emplean para el estudio de la agroindustria y de manera especial sobre el SIAL. Esta etapa permitió identificar los ejes teóricos ya mencionados. A raíz de ahí se seleccionaron algunos instrumentos metodológicos que podrían mejorar el enfoque SIAL: historia oral, método genealógico, trayectoria tecnológica, calificación y certificación de productos, análisis de redes y análisis de cadenas agroindustriales.

Una vez hecho lo anterior se estableció que esta propuesta metodológica fortalecida se sustentaría en dos componentes, uno de diagnóstico y otro de aplicación.

El primero debe iniciar desde el momento que el investigador selecciona al SIAL como el enfoque metodológico que mejor se adapta a las necesidades de su estudio; finaliza con la elaboración de un conjunto de propuestas orientadas a la activación del Sistema Agroalimentario en el territorio (Velarde, 2006). Por su parte, el segundo deberá enlazar las propuestas generadas con los recursos que permitan financiarlas y hacerlas realidad.

La validación de esta propuesta se llevó a cabo en un estudio de caso, el del queso tenate de Tlaxco, Tlaxcala, lo que implicó la realización de un censo en 10 queserías. En este se aplicaron los seis instrumentos metodológicos ya planteados: historia oral, para identificar origen y evolución del queso; método genealógico, para ubicar los procesos de transmisión del conocimiento (saber-hacer) asociado a la producción del mismo; trayectoria tecnológica, para identificar los procesos de cambio tecnológico e innovación; gestión de procesos de calificación y certificación, para reconocer el vínculo entre calidad del producto y territorio; análisis de redes, para estimar el conjunto de relaciones que se establecen entre los actores del proceso; y análisis de cadena, para establecer las diferentes interacciones económicas entre los eslabones de la cadena y sus estrategias de competitividad.

Para la realización de este estudio se llevaron a cabo entrevistas con actores clave, se aplicaron encuestas y se trianguló información.

Resultados y discusión

En este apartado se describen detalladamente los instrumentos metodológicos sugeridos para mejorar el enfoque metodológico del SIAL, así como las cinco etapas que integran la propuesta fortalecida. De igual forma, se presentan los resultados obtenidos en el estudio de caso planteado.

Instrumentos propuestos para mejorar el enfoque metodológico SIAL

Los instrumentos deberán tener el potencial para identificar el anclaje territorial de los productos y su grado de patrimonialización, de reconocer los procesos de transmisión de saber-hacer en las comunidades, de conocer la forma como se consolidan las relaciones entre los actores e instituciones para conformar redes y la manera como se gestiona el aseguramiento de la calidad de los productos locales para garantizar su especificidad al territorio, y su autenticidad y originalidad como atributos para el consumidor. El uso de estos instrumentos debe realizarse de acuerdo con la información que demanda cada eje y la capacidad de interacción que se tenga con los demás para responder de manera integral al objeto del SIAL.

La Figura 1 presenta, en primer lugar, los cuatro ejes teóricos que constituyen al SIAL (anclaje territorial, acción colectiva, vínculo entre calidad y territorio, y constitución y conservación del patrimonio territorial) y, después, muestra los instrumentos metodológicos sugeridos para obtener la información que requiere cada eje (Historia oral, Método genealógico, Trayectoria tecnológica, Calificación y certificación de productos, Análisis de redes y Análisis de cadenas agroindustriales).

Fuente: elaboración propia, 2013.

Figura 1 Relación entre ejes teóricos e instrumentos propuestos para mejorar el enfoque SIAL. 

A continuación se detallan los instrumentos metodológicos sugeridos:

Historia Oral

Este instrumento busca apoyar al SIAL en la determinación de la patrimonialización de los productos y recursos locales. El patrimonio se define como la herencia de bienes materiales e inmateriales que nuestros progenitores nos han dejado a lo largo de la historia local y que forjan en el presente la identidad de un territorio (Geertz, 1996). Su inclusión demanda un reconocimiento histórico del espacio geográfico objeto de estudio. Por desgracia, la historia local ha tendido a investigarse y escribirse en los términos que marca la política nacional o regional de un país; mucho menos se utiliza la historia social para explicar las circunstancias que rodean el desarrollo de la tecnología o de la ciencia, aspectos todos directamente involucrados en el estudio de los sistemas agroindustriales territoriales.

Se demanda entonces la construcción de la historia territorial por parte del investigador. En ese sentido, la historia oral ofrece una alternativa dinámica y sencilla para que el científico pueda identificar el valor simbólico que tienen algunos productos para los habitantes y cómo son considerados un legado de parte de nuestros antepasados (Hinojosa Luján, 2013). Los recursos principales de la historia oral son en consecuencia la memoria y el relato que hace el sujeto al investigador cuando este último lo entrevista y realiza una serie de preguntas sobre la afinidad que ha existido, a través del tiempo, entre los productos agroalimentarios y su territorio, de tal forma que se logra evidenciar el grado de patrimonialización (Mariezkurrena Iturmendi, 2008).

La entrevista a profundidad es el principal medio para que el investigador pueda reconstruir la historia que vincula a los habitantes y los productos con su espacio geográfico. Sin embargo, existe también la alternativa de la entrevista colectiva; en ella se busca producir un diálogo de experiencias entre el investigador y un grupo de personas pertenecientes a una misma comunidad. En esta última se reconoce la perspectiva del colectivo (comunidad) sobre un tema determinado.

En el caso particular del SIAL, este instrumento debe reconocer el contexto histórico que permitió el surgimiento de los productos agroalimentarios, resaltando fechas aproximadas, sitios y comunidades participantes en el proceso. Posteriormente, la investigación debe evolucionar a esquemas que permitan identificar la forma como los productos adquirieron su valor simbólico a través del tiempo, reconociendo su incidencia en la gastronomía, los eventos culturales y otros sucesos de importancia local, hasta finalmente llegar a los momentos actuales donde se consolida el valor patrimonial que se construyó a partir de la historia del producto en el territorio (Grass Ramírez et al., 2012).

Método genealógico

El saber-hacer que se transmite a través de las generaciones constituye parte del patrimonio intangible del territorio; en consecuencia, es un elemento de relevancia en el enfoque SIAL. El estudio de las relaciones de parentesco se puede realizar a través de la aplicación de entrevistas, como lo sugiere Rivers (1910) en su definición del Método genealógico, o empleando la encuesta genealógica bajo la perspectiva planteada por Héritier (1981). La posibilidad de sistematizar las encuestas y evolucionar hacia un análisis cuantitativo determina el principal elemento diferenciador.

En la práctica, el estudio genealógico se realiza mediante la aplicación del instrumento (encuesta o entrevista) a un solo actor (empresa, persona) o a una o más familias, con el fin de recolectar información de sus integrantes (tanto ascendientes como descendientes) en torno al tema central de la investigación. Esta información se sistematiza y representa gráficamente en un documento llamado Genealogía; en este se puede reconocer la forma en que se trasmite cierto saber-hacer a través de los individuos que tienen en común el parentesco y, además, brinda la posibilidad de analizar la información recolectada a niveles cuantitativo y cualitativo.

La elaboración de las genealogías se puede realizar mediante una entrevista directa con los integrantes de las familias objeto de estudio, con el fin de recoger su percepción sobre la forma como el conocimiento asociado a la elaboración de los productos agroalimentarios ha logrado evolucionar a través de la estructura familiar, para identificar cuáles causas derivaron en rupturas (o también, cambios tecnológicos) del proceso de trasmisión del saber-hacer o cierto tipo de tradición productiva o técnica. Otra alternativa consiste en indagar a personas externas a la familia, con el ánimo de recolectar elementos que son privados o que no fueron considerados de manera directa.

En el caso particular del SIAL, este instrumento debe reconocer la forma como el conocimiento pasó a través de las generaciones, la manera como los habitantes enseñan y aprenden las técnicas de elaboración de los productos, y los factores que han estimulado o limitado estos procesos.

Trayectoria tecnológica

Con este instrumento se busca identificar las innovaciones que han incorporado las unidades productivas a través del tiempo. Las adopciones tecnológicas se sustentan en estrategias empresariales que buscan mejorar la competitividad, amoldarse a las exigencias del mercado y cumplir la normatividad vigente. Al respecto, Jasso (2004) indica que la trayectoria tecnológica ha sido ampliamente utilizada para el análisis de la innovación, por ser un componente que se relaciona con el ciclo de vida de las empresas y el desarrollo tecnológico, siendo este un proceso complejo y creciente del que no forma parte solo la dimensión tecnológica, sino que se expresa también en la constitución del mercado y los sistemas de producción.

En este se desarrolla un abordaje analítico-conceptual para captar relaciones, procesos y trayectorias tecnológicas y socio-técnicas, y se sustenta en conceptos creados a partir de dos matrices disciplinarias. La primera se basa en la Economía del cambio tecnológico, lo que le permite analizar los procesos de aprendizaje como resultado de diversas trayectorias tecnológicas (Pérez, 2001). La segunda retoma los planteamientos dados por la Sociología de la tecnología y, por lo tanto, estudia aspectos tales como las trayectorias socio-técnicas, las dinámicas problema-solución y los estilos socio-técnicos de trabajo (Pacheco, 2013).

En el caso particular del SIAL, la trayectoria tecnológica permite verificar el grado de persistencia de la “tradición tecnológica” en la elaboración de los productos agroalimentarios mediante la valoración de los efectos que han tenido las innovaciones a través del tiempo en la preservación o pérdida de su genuinidad.

Calificación y Certificación de productos

Se fundamenta en el anclaje territorial, de manera especial en las particularidades del territorio que se logran transformar en rasgos de los productos agroalimentarios. Como resultado, los alimentos llegan a tener una calidad asociada al territorio que debe ser evaluada (Calificación), y aprovechada para generar sellos (Certificación). Este proceso conduce a una distinción cualitativa y cuantitativa de los alimentos entre aquellos que son genéricos y los que son específicos del territorio (Grass et.al., 2012).

Los primeros se pueden encontrar en varias localidades, mientras los específicos están anclados territorialmente, por lo que los últimos tienen potencial competitivo mediante estrategias de diferenciación y es en ellos donde el enfoque SIAL resulta pertinente. La calificación requiere identificar las características del producto, mismas que además de provenir del territorio le transfieren elementos de distinción respecto a sus similares (Vandecandelaere et al., 2010).

Por su parte, la certificación busca acreditar el vínculo entre calidad y territorio. Para ello se gestionan estrategias de señalización que están asociadas a Indicaciones Geográficas (IG), tales como la Marca Colectiva (MC) o la Denominación de Origen (DO). Este proceso encuentra en la organización comunitaria y el apoyo institucional, recursos imprescindibles para acreditar el vínculo territorial de los alimentos. También resulta definitivo fijar con claridad la normatividad que tiene cada país para acreditar este tipo de productos, así como la transparencia y agilidad en los trámites que permiten consolidar los procesos (Boucher y Reyes, 2013).

Bowen y Valenzuela (2009) reconocen que la certificación es un mecanismo de señalización en los mercados de competencia monopolística, por lo cual se producen beneficios asociados a la diferenciación de los productores respecto al resto de fabricantes que hacen parte de la comunidad; de ahí que este es un elemento que garantiza el vínculo territorio-calidad y deriva en seguridad y satisfacción para el consumidor.

También la calificación y certificación incorpora algunos riesgos asociados con imitaciones y adulteración del producto original, y la concentración de los beneficios en unos pocos a lo largo de la cadena; así, también, al participar en mercados más exigentes, selectos y pequeños, se debe tener alta capacidad de reacción ante las tendencias de mercado.

Análisis de Redes

La confianza, la interacción, la cooperación y los procesos asociativos entre los habitantes de un territorio, unido todo esto a una mayor presencia y gestión institucional, sustentan a uno de los elementos determinantes del enfoque SIAL como lo es la acción colectiva.

Su importancia deriva de su capacidad para activar recursos locales y aprovechar los externos, lo que resulta de gran relevancia para aumentar la competitividad de las agroindustrias rurales y las actividades multisectoriales y multifuncionales que constituyen la canasta de productos y servicios.

La aplicación del análisis de redes resulta ser de gran valor, ya que posibilita la visibilidad de los vínculos que se tejen entre los distintos actores e instituciones en un territorio. Este recurso se construye a partir del reconocimiento del entramado de relaciones (sociales, técnicas y comerciales) que se crean entre los actores (personas e instituciones) (Castañeda Martínez et al., 2012).

Por tanto, la unidad de análisis en el enfoque de redes no es el individuo, sino la red de vínculos. La teoría de redes ofrece una idea concreta del panorama de las relaciones en un territorio; corresponde a una serie de líneas unidas con puntos donde los últimos son los nodos o unidades de estudio (personas, grupos, instituciones) y las líneas son las interacciones entre ellas. Para el análisis de redes el elemento central no serían, necesariamente, los distintos nexos que vinculan entre sí a los individuos, sino la manera en que se estos se consolidan y se trasforman en relaciones “que vinculan posiciones sociales” (Herrero, 2000).

Los datos se pueden obtener de encuestas o entrevistas, y por efecto de la observación. En el primer caso las preguntas se diseñan para comprobar el tipo de relación que resulta de interés (social, técnica o comercial), de tal forma que se pueda confirmar la presencia de contactos, negocios, vínculos y otro tipo de nexos que pueden llegar a existir entre las unidades.

En el caso del SIAL resulta de interés conocer los vínculos que se presentan entre los habitantes de un territorio para transferir el saber-hacer relacionado con las técnicas para elaborar los productos tradicionales, y los intercambios de materias primas e insumos entre productores, para compartir información sobre las tendencias del mercado, opciones de crédito y procesos de innovación, entre muchos otros. A partir de la información reunida se realiza el estudio de la red; este proceso requiere etiquetar a cada informante y los actores que tienen vínculos con él para después clasificarla en forma de matriz o de texto (IICA, 2013).

Una vez que se dispone de la información se emplea un software especializado en análisis de redes (por ejemplo UCINET) para graficar la red, generar indicadores para realizar su análisis y elaborar propuestas orientadas a consolidar los vínculos entre los actores. Este último aspecto es de gran importancia en el caso del SIAL para fortalecer la acción colectiva estructural y, a partir de ella, diseñar estrategias que permitan aprovechar los recursos territoriales.

Análisis de Cadenas Agroindustriales

Muchas de las investigaciones bajo el enfoque SIAL emplean el Análisis de Cadenas Agroindustriales como base metodológica. Este aspecto permite caracterizar a cada uno de los eslabones que forman la cadena, reconocer la forma como funcionan e identificar los vínculos que existen entre los actores y los diversos elementos que la componen. También, resulta ser un medio eficaz para analizar los niveles de competitividad de cada eslabón y de la cadena en su conjunto; incluso, es un medio para medir el efecto de las políticas públicas en el contexto territorial (Cuevas et al., 2004).

Aunque este instrumento permite obtener información amplia sobre el funcionamiento de la cadena, desafortunadamente cuando se emplea como única alternativa deja sin atención a varios de los ejes teóricos.

Machado (1998) y Machado Cartagena et al. (2000) afirman que el análisis de cadenas agroindustriales debe contemplar elementos vitales como el conocimiento de la estructura, funcionamiento y relaciones del conjunto de actores, y actividades relacionadas con el producto. También destaca la importancia de este recurso para reconocer fallas de los mercados y valorar la competitividad de las cadenas.

Para recoger la información se deben utilizar encuestas, entrevistas e instrumentos de diagnóstico participativo, con el fin de caracterizar los eslabones de la cadena y los vínculos entre ellos. Estudios a mayor detalle hacen forzoso estratificar los actores con base en variables de referencia; por ejemplo, los volúmenes de producción, nivel tecnológico, ubicación y tipo de cadena a la que se enlaza.

La información de cada eslabón se divide en cuantitativa y cualitativa. La primera busca detallar aspectos como el tamaño de las unidades de producción, edad del productor y años de estudio de los actores, entre otros. También resulta relevante la información que se vincula con los costos de operación, ingresos, utilidades y grado de competitividad. La parte cualitativa se orienta a descubrir los vínculos que existen entre los actores que integran la cadena permite conocer los problemas, las asimetrías en la información, los impactos de las políticas públicas y la presencia institucional.

Propuesta metodológIca fortalecida para el enfoque SIAL

Cabe señalar que la guía metodológica para la activación del SIAL propuesta por IICA (2013) hace referencia al uso de aspectos metodológicos tales como el reconocimiento del saber hacer, la cultura como factor importante a considerar en el análisis, el anclaje territorial y la activación del SIAL, mismos que permiten una descripción particular del fenómeno. Sin embargo, deja de lado aspectos que tienen que ver con el análisis de las situaciones observadas desde su proceso de desarrollo, en su dinámica de cambio, es decir, como un proceso dinámico producto no solo de la interacciones que se dan entre lo local y lo global, sino también entre lo local-singular, en su historia, en su trayectoria y en los vínculos internos que conforman las redes sociales intra y extracomunitarias.

También, deja de lado el análisis del conflicto como elemento inductor del cambio dentro del SIAL, como pudiera ser el conflicto que se presenta entre un sistema artesanal y uno industrial, la resistencia versus adopción del cambio tecnológico, el conflicto ante el cambio generacional de los patrones de producción en el rescate y la permanencia de los sistemas de producción artesanal, etcétera. Sin embargo, lo anterior no niega el hecho de aportes tan importantes que integran el estudio del conflicto en la gobernanza de los SIAL, aspecto planteado por Torres-Salcido et al., (2015).

La metodológica del IICA (2013) que sirve de antecedente para esta propuesta no introduce en su esquema metodológico y analítico los planteamientos formulados desde la historia oral, el método genealógico, las trayectorias tecnológicas y el análisis de redes, por lo que se considera que una manera de fortalecer la propuesta es cubriendo éstos vacíos.

Para realizar un análisis de mayor precisión, que retome los procesos particulares que permiten la consolidación de un sistema agroalimentario en el ámbito local, el estudio de los SIAL requiere contar con dos componentes amplios en la metodología, uno de carácter diagnóstico y otro de aplicación. Estos están integrados por cinco etapas; las tres primeras corresponden al diagnóstico y las dos últimas a su aplicabilidad. A continuación se detalla cada una de ellas.

Reconocimiento de los ejes teóricos y selección de los instrumentos metodológicos de apoyo

Lo primero es reconocer los ejes teóricos que definen este enfoque: anclaje territorial, acción colectiva, vínculo entre calidad y territorio, y constitución y conservación del patrimonio territorial. Luego se debe realizar una selección, parcial o total, del conjunto de métodos de apoyo: historia oral, método genealógico, trayectoria tecnológica, análisis de redes, calificación y certificación de productos, y análisis de cadenas agroindustriales.

Aplicación de los instrumentos seleccionados y diagnóstico de los recursos territoriales

La aplicación de los instrumentos de apoyo metodológico permite reunir información para evaluar la acción colectiva y el potencial de los recursos territoriales que es posible activar. Por lo tanto, son un medio para validar las posibilidades reales de progresar desde una concentración de agroindustrias rurales a un contexto de consolidación del sistema agroalimentario localizado.

De esta forma, la información básica a generar debe partir, en primer lugar, del grado en que se conservan las costumbres para elaborar los alimentos, así como poder identificar el potencial existente para su calificación y certificación, y los niveles de confianza, interacción, cooperación y organización que existe entre los actores y las instituciones. De igual forma, se requiere ubicar el nivel de patrimonialización de los recursos y los productos que sustentan el nivel de productividad de las AIR. Otro factor a destacar es la competitividad de estas y el conocimiento de las actividades multisectoriales y multifuncionales que se relacionan con ellas. En fin, se deben considerar todos los aspectos previos que permiten realizar un diagnóstico.

Elaboración de estrategias para la activación de los recursos territoriales

La formulación de estrategias busca acercar la realidad del territorio a las expectativas del enfoque SIAL; es decir, pretende desarrollar una valoración de los recursos territoriales y ubicar el incremento de la competitividad de las AIR, mediante un proceso de activación.

Para llevar a cabo las estrategias de activación resulta sustancial reforzar la acción colectiva estructural. Para ello se requiere alentar el desarrollo de las capacidades de los productores, la participación de los miembros de la familia, la formación de líderes, mejorar los niveles de comunicación entre actores e instituciones, y afianzar procesos organizativos en las comunidades.

Activación del SIAL

Llevar las estrategias hasta su uso en el proceso de activación del SIAL demanda varios factores; entre ellos, destaca la aptitud de gestión de la comunidad y las instituciones, identificar los deberes de los actores y contar con fondos para financiar el proceso. Aquí se reitera el valor de la acción colectiva y la financiación como factores vitales para afianzar las estrategias. También se hacen evidentes los espacios donde el Estado debe participar para estimular el desarrollo local de las AIR y define las estrategias que se pueden encauzar para diseñar políticas públicas que promuevan la mejora local (IICA, 2013).

Evaluación y retroalimentación

Los cambios en el mercado, los procesos de innovación y los temores que producen los constantes cambios de las políticas y marcos regulatorios precisan un proceso constante de evaluación y retroalimentación del SIAL. La primera se tiene que llevar a cabo de manera ex-ante y ex-post a la activación de los recursos, y deberá permitir la participación de los diversos actores en estos procesos. Además, tendrá que diseñar indicadores que posibiliten medir el avance e integrar mecanismos de sistematización de experiencias que permitan la retroalimentación constante.

La consolidación del SIAL debe lograr conjuntar dos aspectos que parecen contradictorios. Por una parte, fomentar el cuidado del patrimonio territorial y, por otra, seleccionar aquellas innovaciones que les permitan, sin detrimento del anclaje territorial, ajustarse a las exigencias que demanda el mercado, los desarrollos tecnológicos, las políticas públicas y la normatividad vigente.

Aplicación de la Propuesta en un estudio de caso

La propuesta metodológica fue puesta a prueba en el estudio llevado a cabo por Grass Ramírez et al. (2013a) en una investigación para establecer las estrategias orientadas al rescate y valorización de un queso mexicano genuino (queso de Tlaxco, Tlaxcala), a partir del reconocimiento de las causas que estaban incidiendo en su extinción o crecimiento, para orientar acciones concretas que otorgaran sustentabilidad a su producción y comercialización.

El uso de la historia oral permitió ubicar el desarrollo de este producto a través de la historia de sus actores destacados. Por un lado, aquellos que le dieron origen en su elaboración; por otro, quienes lo convirtieron en una estrategia de reproducción social local, es decir, los que conservaron y mejoraron a lo largo del tiempo sus atributos sensoriales (olor, sabor, textura y apariencia) y adecuaron el producto a los cambios. Se destacó el hecho de que se trata de un queso que cubre cerca de 100 años de consolidación como producto típico de Tlaxco. Se pudo ubicar el valor intrínseco del vínculo territorial en su elaboración y su presencia constante en la historia del pueblo mediante la generación de factores identitarios en la memoria de sus habitantes.

Las genealogías posibilitaron entender las estructuras familiares surgidas a partir de los matrimonios realizados entre los actores introductores del queso tenate y las familias que lo sostuvieron en el tiempo. Además, se ubicó la forma en que el saber-hacer (por medio de sus actores promotores) se fue transmitiendo a través de las generaciones. El desarrollo, también, evidenció el riesgo siempre presente de perder el conocimiento asociado a las técnicas de elaboración, debido a la ausencia de descendientes o de personas que recuperen el conocimiento artesanal en su proceso.

Con el estudio de las trayectorias tecnológicas se identificaron los cambios tecnológicos verificados en la producción de este queso a lo largo de una línea de tiempo (casi 100 años). Caracterizó la producción artesanal en diferentes periodos y particularizó en los componentes principales que habían sido modificados a partir de pequeñas innovaciones tecnológicas introducidas de manera exógena a las costumbres locales, como son: adopción del cuajo líquido, descremado parcial de la leche y, en algunas agroindustrias, el uso de leche en polvo y grasa vegetal para mejorar los rendimientos. Se evidenció que en general este queso se sigue procesando como lo concibió su primer elaborador, el Sr. Ignacio Caballero, hace 100 años, madurándolo durante dos semanas antes de enviarlo al mercado.

Con la calificación y certificación del queso tenate, se logró identificar la necesidad de establecer reglas de uso para gestionar en los siguientes años, una posible certificación de una indicación geográfica como la marca colectiva o en su caso la de una denominación de origen.

Con el análisis de redes se amplió el conocimiento de las relaciones entre los diversos actores tecnológicos y se identificaron los lugares donde se localizan los nodos que se establecen entre los queseros y otros actores externos a la comunidad. También, se validaron los niveles de acción colectiva y el potencial comunitario en el diseño y la ejecución de estrategias de supervivencia del queso tenate.

Con el análisis de cadenas agroindustriales se posibilitó la identificación de dos cadenas presentes en el territorio, una de tipo artesanal y otra semi-industrial. Con ello se determinaron las características del mercado de competencia y las estrategias para enfrentar los retos que conlleva sobrevivir en este. También, permitió ubicar los niveles de precios y que las mayores utilidades obtenidas por las queserías artesanales se debían a la menor cantidad de eslabones en la cadena.

Los resultados obtenidos fueron por demás interesantes, ya que permitieron generar estrategias de acción, dentro y fuera y del territorio, para la preservación de este patrimonio alimentario. Algunas de las endógenas consistieron en el fortalecimiento de las capacidades de los queseros mediante un diagnóstico que identificó sus niveles de educación y experiencia, lo cual permitió potenciar su saber-hacer y optimizar los recursos disponibles en las agroindustrias. También, conjugar el fortalecimiento de la unidad familiar y las capacidades de los queseros con un alto anclaje territorial de los quesos para poder evolucionar en la consolidación de mejores procesos organizativos. Asimismo, desarrollar el liderazgo de los productores para que aflore la confianza y se logren consolidar las relaciones.

En las estrategias exógenas se planteó incrementar los apoyos de las instituciones para consolidar los procesos de capacitación, la formación de líderes, la realización de ferias locales, estatales y nacionales, el mejoramiento gradual de la calidad, la innovación, la señalización y la promoción de los quesos genuinos. De igual manera se propuso el desarrollo de otros aspectos donde las instituciones deberán apoyar para lograr la valorización de las cadenas productivas de los quesos mexicanos genuinos, como son el acceso a crédito, la implementación de sistemas de trazabilidad para vincular la calidad del producto con los consumidores, el diseño de mecanismos para mejorar la administración de los inventarios y las relaciones entre los queseros y los comercializadores, así como la creación de medios eficientes para la comunicación entre lecheros, queseros y consumidores.

Conclusiones

La debilidad metodológica del SIAL se debe en buena medida al desconocimiento de los ejes teóricos que lo conforman. Este aspecto dificulta que un solo instrumento pueda analizar de manera eficiente los diversos elementos que lo constituyen.

Se considera que el uso de esta propuesta metodológica fortalecida puede ser de gran utilidad para todos aquellos investigadores interesados en estudiar el vínculo que pudiera existir entre los productos agroalimentarios y el territorio donde se generan, es decir, determinar si poseen o no una “calidad territorial” o si son capaces de proporcionar una “renta territorial” para impulsar el desarrollo económico de las zonas donde producen.

El fortalecimiento del proceso metodológico del SIAL demanda la incorporación de un conjunto de herramientas metodológicas de apoyo las cuales deben estar orientadas a recopilar la información que demandan los ejes teóricos que constituyen este enfoque y a diagnosticar las condiciones iniciales del territorio, así como facilitar los procesos de acción colectiva y de activación de los recursos territoriales y de seguimiento en la evolución del SIAL.

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Recibido: Octubre de 2014; Aprobado: Noviembre de 2015

* Autor responsable: tartalian04@ gmail.com

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