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Agricultura, sociedad y desarrollo

Print version ISSN 1870-5472

agric. soc. desarro vol.10 n.1 Texcoco Jan./Mar. 2013

 

Sujetos sociales en la defensa del territorio en Puebla, México: la Unión Campesina Emiliano Zapata Vive

 

Social subjects in the defense of territory in Puebla, Mexico: the Emiliano Zapata Vive Peasant Union

 

José Alvaro Hernández-Flores*, Beatriz Martínez-Corona, Javier Ramírez-Juárez

 

Colegio de Postgraduados, Campus Puebla. Km 125.5 Carretera Federal México-Puebla, Santiago Momoxpan, San Pedro Cholula, Puebla, México. 72760. (josealvarohf@gmail.com) (beatrizm@colpos.mx) (rjavier@colpos.mx) * Autor responsable

 

Recibido: enero, 2013.
Aprobado: febrero, 2013.

 

Resumen

Los movimientos sociales surgidos en contra de la imposición de iniciativas gubernamentales de desarrollo territorial favorecen la conformación de sujetos sociales, a partir de la constitución, resurgimiento y revalorización de nuevas y viejas identidades emanadas de las acciones colectivas y de las estrategias de participación social. En este trabajo se analiza el proceso de formación de la Unión Campesina Emiliano Zapata Vive (UCEZV), a raíz de la tentativa gubernamental de imponer, en la región Tepeaca-Tecamachalco, Puebla, un proyecto de desarrollo regional; así como el proceso de conformación de dicha organización como un sujeto social. Los casos de movimientos sociales exitosos en defensa del territorio, como el que se expone en este artículo, ilustran las contradicciones del modelo de desarrollo, así como la vigencia y revalorización de las identidades rurales y el modo de vida campesino.

Palabras clave: desarrollo regional, identidad colectiva, movimientos sociales, resistencia campesina.

 

Abstract

Social movements that arise against the imposition of government initiatives for territorial development favor the conformation of social subjects from the constitution, resurgence and revaluation of new and old identities that emanate from collective actions and from strategies of social participation. In this study, the constitution of the Emiliano Zapata Vive Peasant Union (UCEZV, Unión Campesina Emiliano Zapata Vive), as a result of the government attempt to impose a regional development plan in the region of Tepeaca-Tecamachalco, Puebla, is analyzed; also, the configuration process of the organization as a social subject. The cases of successful social movements in defense of the territory, such as the one presented in this article, illustrate the contradictions of the development model, as well as the validity and revaluation of rural identities and the peasant way of life.

Key words: regional development, collective identity, social movements, peasant resistance.

 

Introducción

En los últimos años, la promoción del desarrollo regional como responsabilidad del Estado ha experimentado profundos cambios y transformaciones. Bajo el enfoque neoliberal, el papel del Estado se ha limitado a generar condiciones necesarias para la atracción de inversión extranjera directa, así como para la dotación de infraestructura física e institucional para facilitar el desarrollo del sistema capitalista globalizado. Bajo esta perspectiva, las regiones deben flexibilizarse para generar ventajas competitivas especializadas; lo que significa que además de las ventajas comparativas tradicionales, como mano de obra barata y dotación de recursos naturales, se deben fomentar otras, tales como infraestructura, servicios públicos, nivel de capacitación personal, clima empresarial y de negocios que, se considera, mejoran la calidad de vida de la población (Villareal, 2002).

La incorporación de este enfoque a los procesos de planificación promovidos desde el Estado ha generado conflictos al interior de diversos grupos sociales, los cuales perciben graves riesgos de carácter social, económico y ambiental en los proyectos que los afectan directamente. La poca efectividad de los procesos de consulta y negociación en torno a los planes y programas de desarrollo regional, así como la ausencia de mecanismos de participación social en la toma de decisiones sobre territorios definidos, han motivado la reacción de la sociedad civil organizada, la cual considera que dichos programas deberían ser resultado de un proceso democrático y no de un proceso vertical y autoritario.

El movimiento campesino no ha sido ajeno a esta problemática. De la lucha por la tierra y la apropiación del proceso productivo, algunas organizaciones campesinas han tenido que dirigir sus esfuerzos a la defensa de su territorio y de su modo de vida. Esta lucha se expresa en el surgimiento de una gama polivalente de movimientos sociales que pretenden hacer frente a la expansión de proyectos que imponen una visión del desarrollo que no corresponde a las necesidades fundamentales de la población local. Estos nuevos movimientos sociales por el territorio, han puesto en práctica estrategias que propician el empoderamiento individual y colectivo de sus miembros, y favorecen su conformación como sujetos sociales. Tal es el caso de los ejidatarios de Morelos que impidieron la construcción de un club de golf en Tepoztlán; el caso de Atenco, Estado de México, en donde la movilización campesina logró la cancelación de la construcción de un aeropuerto internacional sobre las tierras ejidales; y el de la Unión Campesina Emiliano Zapata Vive (UCEZV) que consiguió la suspensión del proyecto "Milenium" en la región Tepeaca-Tecamachalco en Puebla, entre otros.

El presente artículo analiza el surgimiento y conformación de la UCEZV en la región Tepeaca-Tecamachalco, Puebla, en oposición al denominado proyecto "Milenium"1, el cual afectaba a comunidades rurales de ocho municipios, y pretendía convertir la zona centro-oriente del estado en un polo de desarrollo, promotor de la inversión y del crecimiento económico.

La UCEZV se ubica en una nueva vertiente de movilizaciones campesinas, cuya reivindicación fundamental consiste en la defensa del territorio. Su relevancia se deriva tanto del contexto geográfico, económico y político en el cual tuvo lugar el conflicto, como de sus resultados, constituyendo la primera experiencia exitosa de resistencia ante un proyecto de desarrollo territorial impulsado por el gobierno del estado de Puebla.

El objetivo de este trabajo consistió en identificar a lo largo del proceso constitutivo y de formación de la UCEZV, los principios de identidad, oposición y totalidad que propone Touraine (1994) como criterios analíticos para reconocer a los sujetos sociales. Asimismo, se pretende dar cuenta del proceso de concientización y de adquisición de poder que experimentaron los campesinos afectados como resultado de su participación activa dentro del movimiento.

La metodología de investigación consistió en entrevistas a profundidad —individuales y grupales—, que se llevaron a cabo a lo largo del conflicto en el área de estudio; con militantes del movimiento, tanto líderes como participantes de base. La información recogida y sistematizada durante el trabajo de campo ha sido complementada con datos obtenidos durante el proceso de observación participante, la consulta de fuentes documentales —bibliográficas y hemerográficas—, así como con el uso de otros instrumentos de investigación de orden cualitativo.

 

El territorio en disputa

La región Tepeaca-Tecamachalco está conformada por los municipios de San Francisco Mixtla, Tepeaca, Tochtepec, Santa Isabel Tlanepantla, Cuautinchán, Santo Tomás Hueyotlipan, Tecali de Herrera y Tecamachalco; todos ellos ubicados en la zona centro-oriente del estado de Puebla, y en los cuales se ubican 249 localidades que concentran una superficie aproximada de 829.28 km2 (Figura 1)

En los municipios que integran la región habitan cerca de 210 mil 850 personas, siendo ligeramente más alto el número de mujeres en relación con los hombres (INEGI, 2010). La mayoría de los municipios que integran esta región presentan un grado de marginación media, con excepción de algunas zonas de los municipios de Cuautinchán y Tlanepantla donde se registra un mayor grado de marginación.

La agricultura constituye la actividad más extendida en la región; se trata de una actividad que permite el dinamismo del resto de la economía y constituye el eje principal de su desarrollo. El sector agrícola es de suma importancia, no sólo por su aportación al producto interno, sino porque además permite abastecer a cientos de familias los recursos necesarios para subsistir. Los sistemas-cultivos predominantes en la región son: el maíz, siendo éste el de mayor importancia por superficie agrícola (27 650 hectáreas) en este orden le siguen la alfalfa (Medicago sativa) (4868 hectáreas), el frijol (Phaseolus vulgaris L.), (2753 hectáreas), trigo (Triticum aestivum), cebada (Hordeum vulgare), haba (Vicia faba), avena (Avena sativa), flor, forraje (1306 hectáreas) y hortalizas (4196 hectáreas) (INEGI, 2002).

En lo que respecta a hortalizas la región produce cebolla (Allium cepa), chícharo (Pisum sativum), brócoli (Brassica spp.), lechuga (Lactuca sativa L.), coliflor (Brassica spp.), rábanos (Raphanus sativus), col (Brassica spp.), cilantro (Coriandrum sativum), chile (Capsicum annuum), jitomate (Solanum lycoper-sicum), tomate (Lycopersicum esculentum), zanahoria (Daucus carota), ejote (Phaseolus vulgaris) y calabaza (Cucurbita pepo). Asimismo, en la zona de Tepeaca se producen en pequeña escala algunas frutas como la manzana (Pyrus malus), la pera (Pyrus cummunis) y el durazno (Prunus persica). Excepto la producción de maíz (Zea mays), la cual se destina para el consumo familiar, el cultivo de hortalizas se reserva para el intercambio comercial en los mercados locales y regionales, constituyendo la principal fuente de ingresos de los campesinos de la región. (Cuadro 1).

La región Tepeaca-Tecamachalco tiene una amplia disponibilidad de agua potable, la cual es utilizada en su mayoría para elevar la productividad de los cultivos mediante el riego2. De los terrenos sembrados 43 % son de riego y equivalen aproximadamente a 17 mil 785 hectáreas, en las cuales se cultivan básicamente hortalizas, mientras que 57 % son terrenos de temporal, los cuales se asientan en aproximadamente 23 mil 632 hectáreas y en las que se cultiva maíz y forraje (INEGI, 2002).

Además de contar con una ubicación geográfica privilegiada, la región Tepeaca-Tecamachalco es abundante en recursos naturales e infraestructura, lo que la hace atractiva para el desarrollo de diversas actividades económicas.

El sector industrial de la región se dedica principalmente a la manufactura de prendas de vestir, calzado, artículos de cuero, hilados y tejidos, productos de madera y corcho, elaboración de alimentos, fabricación de ladrillo, tabique y teja, laminadoras de mármol, productos metálicos, maquinaria y equipo. La industria química y textil, la explotación y transformación del mármol y el ónix, así como la fabricación de cal son actividades de gran importancia en algunas localidades. En el municipio de Tlanepantla se concentran 50 industrias colchoneras, así como varias maquiladoras que se dedican a la elaboración ropa y muebles. Asimismo, destaca por su importancia la planta cementera ubicada en Tepeaca, la cual, a pesar de ser considerada la más grande de América Latina, a casi 10 años de su inauguración ha generado pocas fuentes de empleo y no ha mejorado las condiciones de vida de los habitantes de la región.

A pesar de mostrar algunas diferencias en términos de su configuración espacial, estos municipios se encuentran indisolublemente articulados con base en procesos económicos, sociales y culturales, y responden, por tanto, a una misma lógica integradora. No obstante, desde hace varios años las actividades de índole agrícola, industrial y comercial que subsisten en la región comenzaron a entrar en conflicto por el control de los recursos y por el territorio, situación que el proyecto "Milenum" hizo evidente.

 

El proyecto "Milenium"

Los conflictos de índole territorial no son nuevos en el estado de Puebla; en los últimos años la zona ha sido escenario de una disputa —enmarcada dentro de los límites del viejo conflicto rural-urbano—, en donde lo que se dirime es el control y el dominio del territorio por parte de un actor, el Estado. Los testimonios recogidos entre los habitantes de la región hablan de los constantes desencuentros entre pobladores e industrias, originados por la expansión de estas a zonas dedicadas anteriormente a la producción agrícola. Estos conflictos son expresión del enfrentamiento cotidiano de dos lógicas distintas de apropiación y dominio del territorio: la campesina y la empresarial. De acuerdo con las entrevistas, es evidente que el crecimiento de las actividades industriales en la región y el aumento paulatino en el control espacial que dicho fenómeno conlleva, ha generado un clima de descontento y frustración entre la población campesina, que avizora este proceso de desterritorialización como una tendencia que atenta de manera directa contra su subsistencia y contra la permanencia de su identidad campesina. Se puede afirmar que desde antes de que apareciera en escena el proyecto "Milenium", la región Tepeaca-Tecamachalco era una región en conflicto, de ahí la importancia de la conformación de un movimiento campesino con reivindicaciones territoriales en esta zona.

El proyecto "Milenium" se inserta en el Programa de Desarrollo Regional Puebla 2000, impulsado durante el sexenio del gobernador Melquíades Morales Flores. Este proyecto contemplaba en su primera etapa la construcción de una carretera de 57 kilómetros que afectaba a 18 comunidades. Dicha carretera tendría conexiones con vías que comunican al Golfo, al Pacífico y a la frontera con Centroamérica, para el desarrollo de parques industriales —entre ellos dos, de 800 y 400 hectáreas— ubicados en zonas rurales. Estaban previstas, además, áreas de extracción minera, la consolidación de áreas agrícolas de mediana y alta productividad, el establecimiento de usos de suelo residencial en amplias zonas y el desarrollo de grandes complejos recreativos, turísticos y ecológicos. La ejecución del proyecto "Milenium" demandaba una extensión considerable de tierras en la región, ya que tan solo para la construcción de la autopista se requerían 3 mil 400 hectáreas, que aunadas a la superficie de los parques industriales previstos, sumaban cerca 5 mil hectáreas de superficie (Díaz, 2002).

Su principal objetivo era "maximizar la dinámica de producción en el ámbito regional, vinculando las economías rurales a las urbanas en franca complementariedad intermunicipal; y promover el ordenamiento territorial de las actividades económicas y de la población, conforme a las potencialidades de las regiones, con el fin de mejorar la calidad de vida de sus habitantes, proponiendo acciones de inversión que incentiven el arraigo regional y reviertan el actual patrón de concentración-dispersión que se viene presentando en el estado debido al fenómeno migratorio actual" (SCT, 2001:1).

El documento expositivo del proyecto "Milenium" planteaba que la región centro-oriente del estado de Puebla era territorialmente relevante, por las siguientes razones:

a) Es una región que por su ubicación se considera estratégica, ya que constituye un polo intermedio de la vialidad interoceánica Golfo-Pacífico; ofrece cobertura a cinco regiones del estado equidistantes; y está cercana a la zona metropolitana de Puebla (40 km) y la ciudad de México (150 km).

b) Existe demanda de suelo en la zona por parte de inversionistas nacionales y extranjeros; cuenta con condiciones climatológicas óptimas, suelos de baja productividad agrícola, y topografía y geología adecuada para el desarrollo urbano; existe equipamiento e infraestructura con cobertura estatal y regional; hay abundante mano de obra potencial en la zona Centro, en la zona metropolitana Angelópolis y sobre todo en la Mixteca.

La región Tepeaca-Tecamachalco es rica en producción de hortalizas, flores y minerales, y en su territorio se encuentra asentado uno de los mercados de productos agrícolas más importante y antiguo del país3. Sin embargo, esa consideración estaba prácticamente ausente en los objetivos del proyecto "Milenium", los cuales se orientaron fundamentalmente a la promoción de actividades industriales y de servicios. La alusión a la "baja o nula productividad agrícola de la región" en el documento expositivo del proyecto, además de ser falsa, exponía con claridad la posición que asumieron las entidades públicas con respecto al papel de la agricultura en la estrategia de desarrollo que se buscaba impulsar.

Además de los recursos naturales, la presencia de mano de obra abundante y barata es una de las ventajas competitivas en las que el proyecto "Milenium" hacía mayor hincapié. La propuesta de desarrollo implícita dentro del proyecto, se elaboró bajo la premisa de que la promoción de un polo industrial en la región consolidaría y diversificaría los circuitos de acumulación de capital, generando condiciones propicias para la atracción de inversión. Un proyecto de esta naturaleza en una zona predominantemente rural, implicaba, en términos territoriales, profundos cambios y transformaciones. Sin embargo, pese a la experiencia del gobierno del estado, que ha enfrentado con anterioridad protestas por la aplicación de proyectos similares en otras regiones de la entidad4, el proyecto no contempló ningún tipo de esquema de consulta o negociación que promoviera la participación de la población local. Peor aún, ni siquiera se previeron mecanismos necesarios para dotar de información clara y precisa a la población directamente afectada, situación que generó gran descontento e indignación en toda la región.

 

La oposición al proyecto

A través del análisis de las entrevistas se identificaron tres factores principales que provocaron indignación entre los campesinos afectados, y que contribuyeron a generar en toda la región Tepeaca-Tecamachalco un clima de oposición al proyecto "Milenium".

a) La actitud que asumieron los promotores del proyecto durante las reuniones que se tuvieron con los campesinos para "negociar" la compra de las tierras. En este primer acercamiento abundó la prepotencia, los malos tratos y la falta de seriedad en las propuestas, elementos que se tradujeron en enojo y desconfianza por parte de los campesinos, que se sintieron agraviados frente a este comportamiento.

b) El precio que el gobierno del estado ofreció a cambio de sus tierras: el valor comercial de una hectárea de terreno en esa región ronda los 300 mil pesos (30 pesos el metro cuadrado), dependiendo de la calidad de la tierra; sin embargo la administración estatal ofreció pagar 50 centavos el metro cuadrado de tierra de pastoreo; 1.25 pesos el metro cuadrado de campos de cultivo de temporal; y 2.5 pesos el metro de tierra de riego. Esto provocó el descontento y la indignación de la población e incidió en la negativa rotunda de los campesinos a vender sus terrenos. Los terrenos que el gobierno del estado pretendía enajenar se ubicaban en un área considerada de alto rendimiento agrícola, cuyos procesos productivos han sido resultado de años de esfuerzo por parte de los campesinos, quienes con sus propios recursos han logrado montar una red de riego aprovechando los pozos de agua que abundan en esa zona. Por ello, la oferta gubernamental fue vista por los campesinos como una afrenta. La mayoría de los entrevistados, cuando se refirieron a este tema, se mostraron indignados y mencionaron que ante los precios que les ofrecían se sintieron ofendidos, burlados y amenazados.

c) Ausencia total de mecanismos de concertación a través de los cuales no sólo se brindara información oportuna a los interesados acerca del proyecto, sino que además buscara integrar sus propuestas y necesidades como parte integral del mismo. Pese al reconocido papel que desempeña el instrumental metodológico en la promoción de prácticas participativas en la panificación del desarrollo, estas últimas no estuvieron previstas en ninguna de las etapas del proyecto "Milenium". Lo anterior impidió que se pudiera generar en la región un clima de consenso que venciera las resistencias que habitualmente se presentan ante todo proceso de cambio. La inexistencia de espacios informativos y consultivos operó en contra de la gobernabilidad, deteriorando los lazos de confianza entre la sociedad y el Estado. Los campesinos de la región estaban prácticamente excluidos del proyecto. De ahí la indignación y el desacuerdo con el proyecto "Milenium".

La indignación colectiva que se derivó a partir de estos hechos aglutinó a los actores locales en torno a un consenso que las autoridades gubernamentales fueron incapaces de generar: la idea compartida de que el proyecto "Milenium", lejos de representar un beneficio para los habitantes de la región, ponía en riesgo el modo de vida y la sobrevivencia misma de los campesinos afectados.

La incertidumbre e indignación que se generaron a raíz de la ausencia de mecanismos de concertación fue crucial en la definición del curso de los acontecimientos; ya que fue a partir del reconocimiento de una problemática común que empezó a tomar forma la posibilidad de emprender acciones colectivas encaminadas a ofrecer algún tipo de resistencia a las pretensiones gubernamentales. Sin duda, este hecho marcó una pauta en términos de la vinculación de la población local con las autoridades que representaban los intereses del gobierno y que estaban encargadas de la promoción del proyecto. Así, frente al ejercicio del poder autoritario por parte del Estado, los habitantes de la región comenzaron a ejercer otro tipo de poder —cuya legitimación partía de la defensa de su territorio—, que se manifestó en una rebeldía generalizada hacia el gobierno y sus proyectos. Este cambio supuso una primera transformación en las relaciones de poder entre los actores sociales que estaban vigentes en la región, y constituyó la base a partir de la cual se llevaron a cabo los primeros intentos de dar cauce y organicidad a las acciones que se emprendieron en contra del proyecto.

 

El desarrollo del conflicto

Después de un arduo esfuerzo organizativo, el 27 de noviembre del año 2000, en el paraje denominado Pozo Guadalupe —lugar donde el gobierno tenía prevista la construcción de uno de los dos parques industriales—, más de 500 campesinos de las poblaciones afectadas acordaron la constitución de la UCEZV para hacer frente al proyecto "Milenium". Con la constitución de la UCEZV la acción colectiva se hace patente y se visibilizan y hacen explícitos sus objetivos y planteamientos básicos. Así, la defensa de la tierra se convierte en la principal bandera de lucha y en el principio fundamental alrededor del cual se toman las primeras decisiones como colectivo.

La movilización social, el establecimiento de alianzas con otras organizaciones, la difusión de la problemática regional, la negociación pública, así como el ejercicio moderado de la violencia en la última etapa del conflicto, como una forma de presión hacia el Estado, fueron parte de las acciones emprendidas por la UCEZV a lo largo del conflicto. Cada una de estas acciones obedeció a una coyuntura específica, configurando en su conjunto una estrategia cuyos resultados dieron la pauta para modificar la direccionalidad e intensidad de la misma a favor del logro de los objetivos.

Frente a la inconformidad de los actores locales, el Estado adoptó una estrategia que se mantuvo alejada del diálogo y la concertación. Canceladas todas las vías de negociación con el Estado, la UCEZV emprendió, como última medida, una salida violenta. El 29 de agosto del 2001, la UCEZV retiene contra su voluntad a dos empleados de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) que habían acudido a la región para presionar a los campesinos. Esta actitud se derivó de la indignación y el agravio moral al que se vieron sometidos durante casi dos años de conflicto. La muerte en condiciones sospechosas del diputado Teodoro Lozano, uno de los asesores de la organización; las órdenes de aprehensión dictadas en contra de varios líderes de la UCEZV; así como las amenazas de toda índole en contra de los campesinos que se oponían al proyecto "Milenium"; contribuyeron al rompimiento del principio de convivencia pacífica en la región, cediendo el paso a una acción colectiva que, si bien fue moderada, no dejó de asumir por ello un carácter eminentemente violento5.

Rodríguez (1995) sostiene que la violencia colectiva suele desatarse a menudo como resultado de la negligencia, el abuso de poder, y el incumplimiento sistemático por parte de alguna autoridad, que deriva en una serie de expectativas insatisfechas por parte de la sociedad. Moore (1989) indica que la indignación que originan situaciones de desobediencia y rebelión no es imputable únicamente a los problemas derivados por necesidades no satisfechas, sino fundamentalmente, a la identificación de una responsabilidad que, por no cumplirse de manera justificada, ha contribuido al origen de los mismos. En este sentido, la conducta violenta que asumió la UCEZV durante la última etapa del conflicto obedeció no sólo a la intranquilidad que surgió a partir de la imposición del proyecto en la región, sino a la articulación de ésta con la imputación de una responsabilidad concreta. Para los campesinos involucrados en el conflicto, la violencia, vinculada con los agravios inferidos desde el Estado, le dieron un carácter de "violencia justa o justificada".

Después de un arduo proceso de negociación, los empleados de la SCT —retenidos por más de cuarenta horas en la comunidad de San Pablo Actipan— fueron liberados. Semanas más tarde —arguyendo dificultades políticas y financieras—, el gobierno del estado anunció la cancelación definitiva del proyecto "Milenium". De inmediato se suspendieron todas las actividades relacionadas con la construcción de la autopista y los parques industriales (Díaz, 2002). El proyecto considerado por muchos "punta de lanza" del Plan Puebla Panamá estaba oficialmente muerto. Después de casi dos años, el conflicto territorial en la región Tepeaca-Tecamachalco había terminado.

 

La constitución del sujeto social

Alejados de las posiciones dualistas que enfatizan la importancia de las estructuras sociales, o bien del poder de los actores individuales en la generación de los movimientos sociales, Touraine (1984) y Melucci (1991) conciben a los movimientos como fenómenos sociales que se ubican a medio camino entre los enfoques objetivistas y los subjetivistas. A partir de un enfoque de tipo constructivista, estos autores analizan la conformación de movimientos sociales en el contexto de una sociedad posindustrial, cuya principal característica está dada por la capacidad que tiene para actuar sobre sí misma (Chihu y López, 2007). La idea central es que a través de su acción, los actores sociales pueden modificar el ambiente material, y sobre todo social, en el cual están colocados, es decir, transitar de individuos a sujetos.

Touraine (1984) define tres principios básicos de la acción colectiva que permiten identificar a un movimiento, y por tanto, a un sujeto social: el principio de identidad, el cual alude a la definición que hace el actor de sí mismo; el principio de oposición, entendido como la definición de adversarios y aliados en la lucha; y el principio de totalidad, concebido como proyecto a futuro. Estos principios integran el núcleo constitutivo de todo movimiento social cuya pretensión vaya más allá de influir en las decisiones del sistema político-institucional; esto es, que busque, a través de su lucha, incidir en la transformación de las relaciones de dominación social que imperan en el medio en el que se desenvuelven.

Para analizar el proceso de conformación de la UCEZV como un sujeto social fue necesario hacer un recuento de los cambios identitarios vinculados con la lucha por el territorio —tanto a nivel individual como colectivo—, que se verificaron a partir de la constitución de la organización.

Asimismo se indagó acerca del proceso de redistribución del poder que dichos cambios propiciaron en los ámbitos local y regional, y que se expresaron básicamente a través del empoderamiento individual y colectivo de los integrantes del movimiento, así como por la redefinición de los términos de su relación con el Estado. Otro aspecto que se abordó a profundidad, es el relativo a la construcción del proyecto futuro del cual dependerá, en última instancia, la modificación en las condiciones materiales de vida que dieron origen al movimiento y la transformación del modelo de sociedad vigente.

Cambios identitarios

La identidad se define como el conjunto de repertorios culturales interiorizados a través de los cuales los actores sociales demarcan las fronteras que los distinguen de los demás, al interior de un espacio históricamente específico y socialmente estructurado (Giménez, 2002). Así, la identidad remite al conjunto de particularidades con el que una persona, o grupo de personas, se sienten íntimamente ligados. Se trata de una construcción que se lleva a cabo al interior de marcos sociales que determinan de alguna manera la posición de los actores, orientando la elección de sus representaciones y opciones. Para hablar de la identidad de los integrantes de la UCEZV es necesario remitirse a estos marcos, destacando aquellos elementos que forman parte del sistema de valores cultural y socialmente compartidos por los habitantes de la región Tepeca-Tecamachalco.

Los testimonios recabados a lo largo de la investigación permiten reconocer en la mayoría de los habitantes de la región la existencia de un profundo y extendido sentido de identidad territorial. La pugna existente desde hace unos años por el control del territorio ha derivado, entre otras cosas, en la afirmación de estas identidades y, por tanto, en la construcción colectiva de un "nosotros" integrado por un conjunto de rasgos semejantes asociados al territorio, en contraposición a los "otros" a quienes se atribuye características o cualidades ajenas a las compartidas por los campesinos de la región6.

Aquí en México tenemos ya muchos extranjeros ya apropiados del pueblo mexicano, nosotros lo que decimos y pensamos es que vamos a ser esclavos, vamos a ser esclavos en nuestra propia tierra como nuestros abuelos, bisabuelos, tatarabuelos fueron esclavos de los españoles. (Faustino Centeno, 55 años, San Pablo Actipan, abril, 2003).

Sin embargo, pese a la similitud en la forma en que la mayoría de los pobladores construyen sus identidades; es necesario decir que, desde el punto de vista identitario, la región Tepeaca-Tecamachalco no constituye un territorio homogéneo. Durante el trabajo de campo fue posible constatar la existencia de porciones del espacio físico donde los pobladores ejercitan diversas prácticas materiales y simbólicas, que implican la delimitación de diferentes tipos de fronteras, y por lo tanto, la configuración de diferentes identidades. Tal es el caso de las zonas urbanas e industriales que se localizan en las cabeceras de los municipios de Tepeaca y de Tecamachalco, y en el municipio de Tlanepantla, el cual, pese a ubicarse en un área rural, posee una dinámica diferente de la del resto de la región, ya que su economía y la forma de vida de sus habitantes están sustentadas en las actividades industriales y comerciales.

Pese a esta situación, el trabajo ligado a la tierra es uno de los rasgos identitarios más acentuados entre la población local. Ser campesino implica la posesión de una serie de códigos culturales y sociales que, al ser compartidos por la mayoría de los habitantes de la región, constituyen el origen de conductas sociales, modos de pensar y actuar, así como formas de interpretar la realidad, muy similares. Con base en las entrevistas que se realizaron en la región Tepeca-Tecamachalco, se constató que los integrantes de la UCEZV se definieron en primera instancia como campesinos.

[Obtuve la tierra] por herencia de mis padres, y por eso yo creo que la tierra es sagrada ...la tierra es nuestra madre, y la tierra nos da de comer y si vendemos nuestra tierra es vender a nuestra madre. Es justo que la defendamos... (José Pérez, 58 años, San Nicolás Zoyapetlayoca, mayo, 2003).

En torno a esa definición, ellos conviven, comparten y se reconocen como iguales. Ser trabajadores del campo significa que comparten símbolos y vivencias comunes que trascienden las fronteras locales regionales.

Nos identificamos por ser gente del campo, por ser gente, pues, de bajos recursos (...) Nos identificamos fácilmente, porque lo que está pasando en la región de Tepeaca, está pasando en Chiapas, en Campeche, en Oaxaca, aquí en Morelos, en Guerrero, en Atenco, en todos lados (... ) Nosotros, como campesinos, a nivel nacional y a nivel mundo somos los que más problemas tenemos. (Concepción Colotla, 44 años, San Pablo Actipan, marzo 2003)

La adscripción a una cierta categoría identitaria responde a una serie diversa de condicionantes materiales y sociales. La identidad campesina se construye fundamentalmente a partir de la relación con la tierra, relación que ha sido heredada de generación en generación. Sin ella no existe. Su identidad pierde razón de ser. De ahí que la lucha por la tierra, ya sea para reclamarla, restituirla, conservarla, trabajarla, o ampliar su extensión, tenga vigencia indudable como trasfondo de toda movilización de índole territorial. En este sentido, la oposición al proyecto "Milenium" que protagonizó la UCEZV en la región Tepeaca-Tecamachalco, representó la lucha por conservar un modo de vida y por salvaguardar el derecho a seguir portando una identidad, por lo que no es aventurado afirmar que en sí, más allá del asunto de la propiedad, lo que estaba en juego para los habitantes de la región era la facultad de reconocerse y ser reconocidos por los demás como campesinos.

El conflicto territorial en la región Tepeaca-Tecamachalco desencadenó entre los actores involucrados una pugna por el reconocimiento de la identidad. La voluntad de distinguirse socialmente frente a los demás, motivó que los habitantes de la región emprendieran un proceso de selección y reelaboración subjetiva de su configuración identitaria, y rescatar elementos y rasgos que les permitieran reconocerse y ser reconocidos como campesinos. Como señala Alfie (1995), los nuevos actores se abocan a la formación o reafirmación de identidades que les permitan abordar con éxito viejas o recientes problemáticas comunes, dando lugar a alternativas para generar espacios de lucha frente al autoritarismo y la homogeneización.

A la posesión de la tierra se sumó la actividad laboral (jornaleros/as), e incluso, la pertenencia a una comunidad con características rurales, como elementos constitutivos de la identidad. Esta pugna fue fundamental a lo largo de todo el conflicto, su reconocimiento constituyó una prioridad para los simpatizantes y miembros de la UCEZV; toda vez que ser considerado campesino llegó a convertirse en el factor principal de legitimidad de la lucha.

Este proceso de resurgimiento y revalorización de la identidad campesina en la región resulta trascendente si se considera la pluriactividad que caracteriza a esta zona y las condiciones cada vez más precarias bajo las cuales se lleva a cabo la actividad agrícola; estas situaciones en otros contextos han influido en la representación negativa de la identidad campesina, porque ésta ha dejado de proporcionar el mínimo de ventajas y gratificaciones que se requieren para que pueda expresarse con éxito en un determinado contexto social, o porque los actores han introyectado estereotipos y estigmas que les atribuyen quienes ocupan la posición dominante en el curso de las luchas simbólicas por la imposición de la identidad y la «forma legítima» de las clasificaciones sociales (Giménez, 2002).

A lo largo de la investigación quedó claro que los campesinos que habitan la región Tepeaca-Tecamachalco —en particular los que participan en la UCEZV— valoran positivamente su identidad campesina. Esta situación, enmarcada en el proceso de defensa territorial en el cual participan, les ha permitido incrementar su autoestima, su creatividad, su sentido de pertenencia, su voluntad de autonomía, así como reforzar los lazos de solidaridad grupal, y su capacidad de resistencia. La imagen del campesino empobrecido, excluido, y pasivo frente al gobierno, que tradicionalmente habita en los imaginarios sociales, ha adquirido en la región —a partir del proceso de defensa territorial— un nuevo carácter. Así, para los sujetos involucrados en la defensa del territorio, la identidad campesina a la cual se adscriben es portadora de un conjunto de cualidades con las cuales se identifican y en función de las cuales otorgan dirección y sentido a su lucha cotidiana.

La identidad de los integrantes de la UCEZV se desarrolló también en oposición a otros actores sociales. Si bien los campesinos entrevistados identificaron como sus adversarios a empresarios, políticos, y a diversas instituciones públicas; el principal de ellos, el Gobierno del Estado, fue cuestionado ampliamente por el papel que ejerció como principal promotor del proyecto "Milenium" y como garante de un modelo económico que, desde la perspectiva de los entrevistados, sólo ha significado la explotación y el deterioro de sus recursos, así como la cancelación de oportunidades y desarrollo para la población campesina (UCEZV, 2002).

En el ámbito colectivo, la UCEZV encuentra un primer referente identitario en el nombre que adoptó el movimiento. La recuperación de la figura de Emiliano Zapata es fundamental en la definición de la identidad colectiva de los miembros de la UCEZV. En entrevistas que se realizaron a los integrantes del movimiento, la alusión a Zapata es constante, se refieren a él como a una presencia viva, que encarna un conjunto de cualidades que los vinculan con los procesos históricos de la lucha por la tierra y con las cuales se identifican plenamente.

Se le denomina a la organización Emiliano Zapata Vive porque el pueblo así lo decide (...). ¿Por qué Unión Campesina Emiliano Zapata Vive? Mira: Unión, por la unión de pueblo; Zapata, por Emiliano Zapata; y Vive porque vive en cada uno de los campesinos defendiendo sus tierras; o sea, yo soy un Zapata Vive, todo campesino que trabaja y mueve sus tierras es un Zapata Vive, un ancianito, un niño, es un Zapata Vive, son aquellos que defienden la patria, la tierra. (Irma Colotla, 27 años, San Pablo Actipan, marzo, 2003)

Símbolo de la identidad campesina, Zapata representa la lucha de los desprotegidos contra los intereses de la clase favorecida; es también —sobre todo a partir del levantamiento zapatista en Chiapas— una lucha por la dignidad; en favor de la tierra; una lucha que los campesinos de la región Tepeaca-Tecamachalco decidieron retomar bajo el manto simbólico del zapatismo. En este sentido, el movimiento de la UCEZV es zapatista, porque tal como afirma Hernández Navarro (2002): "el zapatismo es una corriente que da cohesión, identidad, y trasfondo cultural común a amplios sectores del campesinado mexicano".

Para los integrantes del movimiento ser considerados campesinos, zapatistas, y miembros de la UCEZV es un orgullo. Estas adscripciones identitarias diversas, pero ligadas entre sí, les han permitido dar sentido a su lucha, reafirmarse frente a sus opositores y legitimar sus pretensiones. Los testimonios recogidos en la región dejan claro que quienes han participado en la UCEZV han visto transformada su identidad al punto que, hoy en día, hombres y mujeres de la organización no se conciben a sí mismos sin aludir a estos referentes.

Estos cambios identitarios, sujetos a modificaciones y adaptaciones a lo largo del tiempo, se encuentran fuertemente arraigados en los integrantes de la UCEZV, lo que permite asegurar la continuidad7 de los valores que dieron origen al colectivo y vislumbrar la posibilidad de emprender un proyecto de transformación social en la región, acorde con las orientaciones culturales del movimiento.

El empoderamiento

A partir de las entrevistas que se realizaron a campesinos que a lo largo del conflicto participaron dentro de la UCEZV, fue posible constatar la existencia de cambios —tanto a nivel individual como colectivo—, que evidencian un proceso de concientización y de adquisición de poder, resultado de su participación activa al interior de la organización

Los miembros de la UCEZV identifican con claridad un antes y un después en cuanto a la forma en que se perciben a sí mismos. Este cambio —experimentado en mayor o menor medida por el conjunto de los campesinos entrevistados— hace referencia a un conjunto de saberes y cualidades adquiridas como resultado de su participación en la organización, que se manifiestan en el incremento en las habilidades para formular y expresar ideas y opiniones, la habilidad de participar e influir en nuevos espacios, y la disposición para aprender, analizar, y actuar en consecuencia (Martínez Corona, 2000).

Para las y los campesinos que integran la UCEZV el empoderamiento ha significado, entre otras cosas, la adquisición de nuevos conocimientos, cambios en la autopercepción y la confianza en sí mismos, y el desarrollo de nuevas capacidades. Actualmente, la mayor parte de los integrantes de la UCEZV son capaces de ubicar las relaciones y estructuras de poder que actúan sobre ellos, su discurso es abundante en referencias a la función que desempeñan los campesinos en el modelo económico actual y la importancia estratégica de la región en que habitan, lo cual les ha permitido concebir estrategias para la construcción de nuevos y mejores escenarios. Asimismo conocen un poco más de leyes, ejercen sus derechos individuales y los hacen valer ante terceros. Este conocimiento, que forma parte de un proceso de aprendizaje y de reflexión colectiva, se nutre de las vivencias cotidianas de los individuos. No se trata de un conocimiento inducido desde el exterior, se deriva de información analizada a la luz de la experiencia, que permite a los sujetos develar la opresión y la dinámica de poder que opera en sus vidas. Este es el primer paso para la concientización del individuo, el cual, a partir de su transformación, estará en condiciones de vislumbrar nuevos escenarios y concebir estrategias adecuadas para alcanzarlos.

De acuerdo con las entrevistas, es necesario señalar que la adquisición de conocimiento y habilidades relacionadas con la capacidad de negociación, de organización y de planificación, se desarrollaron con mucha mayor amplitud en los integrantes de la UCEZV que asumieron algún tipo de liderazgo, formaron parte de algún comité, o fungieron como representantes comunitarios. Asimismo resulta conveniente destacar el empoderamiento que experimentaron las mujeres que se integraron al movimiento. Éstas no sólo han visto fortalecidas y desarrolladas sus capacidades individuales, sino que además han encontrado en la UCEZV un espacio que les ha permitido movilizarse fuera del hogar y la comunidad, y relacionarse con hombres y mujeres de otras regiones con los cuales compartir su problemática e intercambiar experiencias. Lo anterior les ha permitido acceder a recursos e información con la que difícilmente hubieran podido tener contacto dentro de los espacios que tradicionalmente les han sido asignados. A pesar de no constituir parte de la agenda de la organización, el desarrollo de sus capacidades, el conocimiento más amplio de sus derechos, así como los cambios en la autoestima y la revalorización de la identidad que se dieron como parte del proceso organizativo, han sido de vital importancia en la desnaturalización de la opresión genérica y el cuestionamiento y transformación de las relaciones sociales en el grupo doméstico y en las comunidades de las mujeres integrantes de la UCEZV.

Por otro lado, el intento de imposición de un proyecto ajeno a las necesidades de la mayor parte de pobladores del territorio y el proceso organizativo que se generó en la región, tuvo como resultado un cambio en la relación que los campesinos mantenían con el Estado. A partir del movimiento social impulsado por la UCEZV, el vínculo Estado-campesino en la zona del conflicto se estableció en términos menos desequilibrados. Se observa un proceso de redistribución de poder porque la relación con el Estado ya no se construye —como en el pasado—, sobre la dependencia y la subordinación, sino bajo un nuevo esquema, en donde el campesino exige que se respeten sus derechos y que la voluntad popular se acate por parte de las autoridades que lo representan. Esta nueva redistribución de poder en la relación Estado-campesino ofrece la posibilidad de establecer nuevos vínculos que permitan proyectos conjuntos que se traduzcan en beneficios para los pobladores de la región. El éxito o el fracaso de esta nueva relación dependerá de la forma en que Estado y campesinos encuentren puntos de acuerdo y recuperen los aprendizajes que la experiencia de la pretensión de imponer el proyecto "Milenium" pudo haberles dejado.

Proyecto futuro y constitución de un nuevo sujeto social en la región

Las experiencias y los logros que obtuvo la UCEZV a lo largo de la lucha contribuyeron a reforzar diversos aspectos vinculados con la identidad y el empoderamiento de sus integrantes. Esta situación derivó paulatinamente en la idea de que, más allá de la cancelación del proyecto "Milenium", la transformación de las condiciones materiales de vida de los habitantes de la región era posible. La noción de utopía, entendida como expresión de la subjetividad social que incorpora la dimensión futura como potencialidad del presente, aparece con fuerza en esta etapa del movimiento.

En los primeros meses de 2001 —como parte de una estrategia para evidenciar la ausencia de mecanismos de participación social en el proyecto "Milenium"—, la UCEZV, emprendió una serie de talleres participativos en toda la región Tepeaca-Tecamachal-co, apoyada por académicos de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) y por diversas organizaciones políticas y sociales. La idea de estos talleres era obtener información acerca de las actividades productivas, el desarrollo, la infraestructura social, la estructura organizativa de las comunidades, así como el estado que guardaban los recursos naturales y el medio ambiente en toda la región. El resultado de este esfuerzo se cristalizó en el documento: "Programa para un desarrollo sustentable en la región Tepeaca-Tecamachalco" (UCEZV, 2002).

La elaboración de este documento representa el primer paso en la construcción colectiva de un proyecto futuro. La metodología que utilizaron8, así como el carácter incluyente de su convocatoria, permitieron elaborar un diagnóstico regional, a partir del cual los actores locales definieron cuatro ejes principales de un programa de desarrollo alternativo, con diversas líneas de acción, de acuerdo a sus necesidades: ordenamiento ecológico territorial; fortalecimiento de la economía rural; desarrollo social; y mejoramiento de la infraestructura productiva.

En los talleres, los integrantes de la UCEZV desplegaron su potencial de imaginario social, y de formular y reformular la relación entre el presente y el futuro, entre lo vivido y lo posible. El programa alternativo que resultó de los talleres participativos es el primer paso, y resulta evidente la distancia que separa esta iniciativa del proyecto "Milenium". Llama la atención el énfasis que hace la UCEZV en el desarrollo socioambiental de la región, el carácter incluyente de su proyecto y la "modernidad" como meta deseable y alcanzable.

"Nosotros, al igual que los empresarios, queremos que el gobierno promueva la construcción de infraestructura; pero esto, para fortalecer la producción, industrialización y comercialización de nuestros productos. Nosotros, los miembros de la UCEZV, a diferencia de los empresarios queremos, necesitamos, que se promueva la inversión en desarrollo social, en educación, salud, seguridad social, abasto y asistencia social y vivienda, entre otros rubros. A diferencia de otros, somos los más interesados —si no los únicos— en el aprovechamiento ambientalmente sustentable de los recursos naturales y productivos. Esta es la modernidad que concebimos y queremos. Para nosotros, esta es una modernidad incluyente y respetuosa del interés de todos los actores sociales. Queremos un país, un estado y una región ruralmente moderna. A diferencia de otros, nosotros proponemos, no imponemos, una alternativa de desarrollo que sintetiza las visiones y necesidades de quienes habitamos la región y no ha surgido solamente de ocurrencias burocrático-empresariales. Nosotros tenemos historia propia, raíces, tradiciones, cultura e imaginario de futuro tan válidos como los demás, que son tanto mestizo como indígenas. Para nosotros se trata de que avancemos todos, porque de lo contrario al final no avanzará ninguno." (UCEZV, 2002:14)

El planteamiento anterior denota —al menos en el discurso— la conciencia de un futuro imaginado. La construcción de una región "ruralmente moderna" —en los términos en que lo plantea la UCEZV—, habla de la presencia de un sujeto social que, con los ojos puestos en el futuro, ve en el presente la posibilidad de edificar nuevas realidades (Zemelman y Valencia, 1995).

En diciembre de 2004, a partir de un convenio firmado con el gobierno del estado de Puebla, y la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), se llevó a cabo el estudio "Propuesta para construir un desarrollo sustentable en la región centro oriente de Puebla" en el cual se proponen diversas líneas estratégicas para impulsar el desarrollo integral de la región, desde la perspectiva de los actores locales (Rappo y Vázquez, 2004). Asimismo, entre 2006 y 2007, con la participación de investigadores de la Facultad de Economía de la BUAP, se llevó al cabo una serie de talleres con la intención de recuperar la historia agraria de ocho pueblos que fueron escenario de la lucha por la defensa del territorio, con lo que se buscaba hacer visibles los aportes que sus habitantes han realizado al desarrollo local y a la transformación del estado de Puebla. El trabajo conjunto entre instituciones de educación superior y el movimiento campesino, cristalizó en diversas publicaciones (Vázquez, Rappo y Cortés, 2010; UCEZV, Vázquez y Rappo, 2011) que rinden cuenta del empoderamiento individual y colectivo que tuvo lugar entre los campesinos de la región a partir de su participación en el movimiento campesino.

Los talleres participativos, el contacto con otros movimientos sociales, la integración a redes de apoyo, el desarrollo y adquisición de habilidades y aprendizajes, así como la experiencia adquirida a lo largo de la lucha, han generado en la UCEZV cierta conciencia acerca de las características del proyecto futuro al cual aspiran9. Sin embargo, si bien la mayoría comparte algunos de los rasgos que deberá asumir este proyecto, lo cierto es que a la fecha no existe todavía un consenso que permita priorizar los objetivos y emprender, de manera coordinada y programada, las acciones encaminadas a su construcción. Así, mientras algunos miembros de la UCEZV enfatizan los aspectos productivos dentro del proyecto futuro, otros centran su atención en la satisfacción de demandas sociales, en la dotación de servicios públicos, el aprovechamiento racional de los recursos naturales, o en la defensa de la tierra. Asimismo, aún no existe una definición clara en torno al papel que deberá jugar el Estado en este proceso. A pesar de lo anterior, la UCEZV ha dado pasos importantes en la consolidación de un proyecto —que aun sin estar plenamente definido— ya ha empezado a traducirse en beneficios para la región.

En cuanto a la constitución de la UCEZV como un sujeto social, si bien los principios de identidad y de oposición que Touraine (1984) considera constitutivos de los sujetos sociales están plenamente identificados a lo largo del proceso organizativo, el principio de totalidad —el cual implica necesariamente la definición de un proyecto futuro— aún no logra consolidarse. Lo anterior nos permite hablar de la UCEZV no como un sujeto social acabado, definido, consumado; sino como un sujeto social, con amplias capacidades para transformar su entorno social, que se encuentra todavía en proceso de construcción, y cuya conformación dependerá, en última instancia, como señala García (2001), de la definición y consolidación de un proyecto futuro acorde con su identidad, donde la tolerancia y la pluralidad prevalezcan por encima de la exclusión y la censura.

 

Conclusiones

La modalidad de desarrollo que pretendió imponerse desde la esfera gubernamental a través de los corredores de integración urbano-industrial, contrasta con las concepciones sobre el bienestar que tiene la población que habita las regiones sobre las que éstos pretenden asentarse. En el caso de la región Tepeaca-Tecamachalco, la ejecución del proyecto "Milenium" implicaba para los campesinos no sólo la pérdida de sus terrenos, sino su sometimiento pleno al régimen industrial maquilador y junto con él, un cambio de considerables dimensiones en sus condiciones materiales, su configuración identitaria y su modo de vida. De ahí que estos proyectos y corredores industriales hayan dado lugar a procesos organizativos que han derivado en diversas acciones de resistencia.

Las experiencias recientes de organizaciones y movimientos sociales que han tenido éxito en sus respectivos procesos de defensa territorial, ilustran las contradicciones del modelo de desarrollo que se pretende imponer a las regiones. La redistribución de poder que ha resultado de estos conflictos ofrece la posibilidad de replantear los términos en que tradicionalmente se vinculan los actores sociales con el Estado. En éste caso, los integrantes de la UCEZV han gestionado la dotación de servicios públicos en algunas localidades participantes; sin embargo, el éxito o el fracaso de esta nueva relación con el Estado, dependerá en gran medida de la forma en que los sujetos sociales involucrados encuentren puntos de acuerdo que les permitan formular y emprender de manera conjunta proyectos colectivos que se traduzcan en beneficios para la región, en donde no sean afectados sus intereses colectivos e individuales.

 

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Notas

1 El proyecto "Milenium" formó parte de iniciativas de desarrollo territorial impulsadas por el Estado en los últimos años, como el Programa Nacional de Desarrollo Urbano 1995-2000 —que planteó la construcción y fortalecimiento de "corredores prioritarios para la integración urbano regional"—, y el Plan Puebla-Panamá (PPP). El proyecto Milenium —cuya ejecución era fundamental para la consolidación del corredor Veracruz-Acapulco—, de vital importancia para el PPP en una zona considerada como la "puerta" del sur-sureste del país. La construcción del libramiento carretero en la región Tepeaca-Tecamachalco implicaba la consolidación de un corredor que integraría al Golfo de México con el Pacífico en los términos que la iniciativa mesoamericana de interconexión vial del PPP lo planteaba (BID, 2001).

2 Según la Comisión Nacional del Agua existen en la zona 532 pozos.

3 El mercado de la ciudad de Tepeaca tiene una gran tradición comercial que data del año 1200, "tianguis", donde aún se observan modos de comercio tradicional como el trueque. Hasta 1993 el mercado semanal de Tepeaca era el más grande de Latinoamérica, con oferta importante de hortalizas, legumbres, frutas, ganado y ropa. Actualmente el mercado de Huixcolotla, ciudad cercana de la misma zona, constituye el polo de atracción comercial más importante de la región, funciona como centro de acopio de productos agrícolas que opera seis días de la semana, con gran diversidad de productos agrícolas provenientes de regiones distantes como Sinaloa, Yucatán, el altiplano central y la zona de Orizaba-Veracruz, con impacto regional y nacional.

4 En el estado de Puebla, los gobiernos de Mariano Piña Olaya, Manuel Bartlett Díaz y Melquiades Morales Flores, se caracterizaron por conflictos políticos a causa de expropiaciones: las zonas rurales de Cuautlancingo, Momoxpan, San Francisco Ocotlán, San Lorenzo Almecatla, fueron algunas de las comunidades cercanas a la capital del estado, más afectadas.

5 El vínculo de los miembros de la UCEZV con los ejidatarios de San Salvador Atenco merece subrayarse. Igual que en la región Tepeaca-Tecamachalco, los campesinos de San Salvador Atenco se enfrentaron en los primeros meses de 2001 a la tentativa de expropiación de sus tierras ejidales para la construcción del que sería el nuevo aeropuerto internacional de la ciudad de México. Después de intensas protestas, el conflicto derivó en un estallido de violencia seguido de movilizaciones que obligaron al gobierno a cancelar el proyecto en agosto de 2002. Los elementos comunes entre la UCEZV y el movimiento del Frente Popular por la Defensa de la Tierra son evidentes, ambas organizaciones se vieron afectadas por proyectos de infraestructura que implicaban la venta o expropiación de sus tierras; en ambos casos prevaleció la desinformación, la coerción, y el intento de lucro; compartieron la estrategia de movilización como forma de presión ante el Estado. En ambo casos, cerradas las vías institucionales, se generaron acciones violentas que llevaron a la cancelación de los proyectos que les afectaban. La cobertura nacional que se le dio al conflicto en Atenco en esas fechas y el interés que generó en la opinión pública, fue un factor que la UCEZV aprovechó para dar a conocer su lucha y legitimarla frente a sus interlocutores. No es casual que la cancelación del proyecto ocurriese dos meses después de esta resolución.

6 Más allá del espacio estrictamente geográfico, la construcción social del territorio abarca otro tipo de dimensiones (social, política, económica, identitaria, afectiva y otras), a partir de las cuales los agentes circunscriben las relaciones que establecen entre ellos al interior y en conjunto con el mundo externo (Montañez, 2001).

7 Continuidad y no permanencia, a partir del concepto de identidad que alude a un proceso dialéctico de recomposiciones y rupturas y no a un modelo evolutivo lineal. Como afirma Giménez (2002) "se trata de un proceso siempre abierto, y por ende, nunca definitivo y acabado".

8Los talleres se llevaron a bajo los lineamientos de la metodología de Evaluación Rural Participativa (ERP). Asimismo, llevaron a cabo entrevistas con representantes de las comunidades que permitieron triangular y complementar la información recabada en las asambleas (UCEZV, 2002). Entre las organizaciones políticas participantes asistieron representantes del Partido de la Revolución Democrática (PRD) del estado de Puebla, entre otros.

9 La UCEZV busca la consolidación de un proyecto alternativo para la región. En 2003 firmó un convenio con la Facultad de Economía de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla y negociado y obtenido obras de ampliación de la red eléctrica, construcción de drenaje y alcantarillado y obra pública en diversas poblaciones de la región. Otro logro importante es la devolución de las tierras que habían sido compradas por el gobierno del Estado, las cuales se pretende destinar a diversas obras de beneficio comunitario.

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