SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.9 número2Saberes tradicionales, acceso, uso y transformación de hongos silvestres comestibles en Santa Catarina del Monte, Estado de MéxicoSe van muchos... regresan pocos: Economía Política Feminista, acercamiento a la migración índice de autoresíndice de assuntospesquisa de artigos
Home Pagelista alfabética de periódicos  

Serviços Personalizados

Journal

Artigo

Indicadores

Links relacionados

  • Não possue artigos similaresSimilares em SciELO

Compartilhar


Agricultura, sociedad y desarrollo

versão impressa ISSN 1870-5472

agric. soc. desarro vol.9 no.2 Texcoco Abr./Jun. 2012

 

Sistemas de cultivo y biodiversidad periurbana. Estudio de caso en la Cuenca del Río Texcoco

 

Peri-urban cultivation systems and biodiversity: study case in the Texcoco River Basin

 

Diego Flores-Sánchez1*, Hermilio Navarro-Garza2, Aquiles Carballo-Carballo3, Ma. Antonia Pérez-Olvera2

 

1 Agroecología Colegio de Postgraduados. Carretera México-Texcoco km 36.5, Montecillo, Texcoco, estado de México. 56230. (dfs@colpos.mx). * Autor para correspondencia.

2 Desarrollo Rural. Colegio de Postgraduados (hermnava@colpos.mx), (molvera@colpos.mx).

3 Producción de semillas, Colegio de Postgraduados (carballo@colpos.mx).

 

Resumen

La población del Valle de México ha creado históricamente una gran diversidad de sistemas agropecuarios, entre ellos las chinampas y la agricultura de temporal con terrazas; sustentados en conocimiento tradicional, la domesticación y recreación de una importante diversidad biótica. Sin embargo, en las últimas décadas las transformaciones urbanas extremas han impactado los territorios agrícolas, generando cambios y adaptaciones en los sistemas de cultivo existentes. Con el objetivo de evaluar la biodiversidad gestionada en los sistemas de cultivo y sus espacios interparcelarios, y el uso de la misma, se realizó esta investigación en tres comunidades de la Cuenca del Río Texcoco, considerando su ubicación en relación con la zona urbanizada (Texcoco). Se aplicó una encuesta a 33 agricultores, que en su conjunto manejan 47 sistemas de cultivo. Se identificaron unicultivos y policultivos, éstos últimos registran asociaciones e intercalaciones, combinando maíz, calabaza y leguminosas de grano. El índice de diversidad de Shannon en Ixayoc fue 3.65, en Tequexquinahuac 3.57 y en Nativitas 3.25, la mayor diversidad se registró en territorios más alejados de la zona urbana. El 50% de biodiversidad en parcelas fue de arvenses, el resto de cultivos anuales, frutales, árboles, arbustos y ornamentales. El manejo de la biodiversidad y de policultivos tiende hacia la valoración del uso alimenticio de productos y arvenses, basándose en lógicas productivas sustentadas en ciertos principios agroecológicos campesinos.

Palabras clave: agricultura, maíz, policultivos, unicultivos, urbanización.

 

Abstract

The population in Valle de México has historically created a great diversity of agricultural and livestock production systems, among them chinampas and rainfed agriculture in terraces; these are sustained in traditional knowledge, domestication and recreation of an important biological diversity. However, during recent decades, extreme urban transformations have impacted agricultural territories, generating changes and adaptations in the existing cultivation systems. With the objective of evaluating the biodiversity managed in cultivation systems and their inter-parcel spaces, as well as its use, research was carried out in three communities of the Texcoco river basin, taking into consideration their location with regards to the urban zone (Texcoco). A survey was applied to 33 farmers, who jointly manage 47 cultivation systems. Single crops and polyculture were identified; the latter show associations and intercalation, combining maize, squash and grain pulses. The shannon diversity index in Ixayoc was 3.65, in Tequexquinahuac 3.57 and in Nativitas 3.25; the greatest diversity was found in territories that are farthest from the urban zone. In parcels, 50% of biodiversity was weeds; the rest was annual crops, fruit trees, trees, shrub and ornamental plants. biodiversity and polyculture management tends towards valuation of the dietary use of products and weeds, based on productive logics sustained in certain peasant agroecological principles.

Key words: agriculture, maize, polyculture, single crop, urbanization.

 

Introducción

Los sistemas de cultivo integran la interacción de tres componentes básicos: biótico, abiótico y tecnológico. En términos ecológicos, los sistemas de cultivo son comunidades formadas por una compleja interacción de poblaciones de cultivos: arvenses, insectos y microorganismos (Gliessman, 1997). La biodiversidad en los agroecosistemas depende del número de cultivos que se gestionan y, la abundancia de maleza, las cuales varían en diferentes escalas espaciales y temporales, dependiendo de las prácticas de los sistemas agronómicos (Bussan et al., 2000), y las especies gestionadas en los espacios interparcelarios.

La abundancia de maleza en campos cultivables varía en diferentes escalas espaciales y temporales, dependiendo de las prácticas de los sistemas agronómicos y de cultivo. Los estudios demográficos han mostrado que los herbicidas (Bussan et al., 2000), la rotación de cultivos (Heggenstaller y Liebman, 2006) y la disposición espacial del cultivo (Puricelli et al., 2002) tienen repercusiones en la tasa finita de crecimiento de la población y en la abundancia de la maleza. La mayoría de estos estudios se han realizado en modernos sistemas agrícolas industrializados, en los que se utilizan grandes insumos de agroquímicos y energía. Sin embargo, se han hecho pocos estudios sobre la dinámica de población de la maleza en sistemas de cultivo tradicionales. Ciertos cultivos favorecen a algunas especies de maleza, al tiempo que limitan a otras (Lotz et al., 1991). El monocultivo incrementa la abundancia de ciertas especies de maleza, mientras que la rotación de cultivos y los sistemas diversificados reducen la abundancia de otras e incrementan la diversidad de las especies de maleza (Swanton et al., 2006; Sosnokie et al., 2006). Las revisiones en torno a las comunidades de maleza han documentado la existencia de un gran número de especies nativas (Vibrans, 1998).

El desarrollo urbano tiene importantes implicaciones en la dinámica del manejo de los recursos agropecuarios en localidades agrícolas periurbanas como es el caso de la cuenca del río Texcoco. Los procesos agrícolas están vinculados al desarrollo urbano regional (Torres y Rodríguez, 2008). La expansión de los asentamientos urbanos ejerce impactos negativos sobre la biodiversidad y sus servicios ambientales asociados (Pisanty et al., 2009). Los efectos de la urbanización propician primeramente una disminución de las especies a escala local, por la presencia de un bajo número de especies con un gran número de individuos y por la simplificación de la diversidad en los sistemas de cultivo. Este proceso se ha intensificado durante las últimas décadas en las comunidades de la parte baja de la cuenca del río Texcoco (Hernández Suárez y Vázquez García, 2007), mencionan que se desconocen estudios que describan y estimen el nivel de la biodiversidad de los sistemas de cultivo territoriales.

El objetivo de esta investigación fue evaluar la biodiversidad gestionada en los sistemas de cultivo y sus espacios interparcelarios, y el uso de la misma en una muestra territorial de sistemas de cultivos seleccionados en comunidades periurbanas del noreste del Valle de México.

Se privilegiaron los sistemas de cultivo con presencia de maíz, reconociendo que este cultivo es la base de los agroecosistemas, desde el punto de vista sociocultural de las comunidades de la Cuenca del Río Texcoco. Se parte del supuesto de que la biodiversidad de los sistemas de cultivo con maíz está asociada a un conjunto de recursos que el agricultor y su familia gestionan como estrategia de manejo múltiple, la cual está condicionada fuertemente por necesidades de la unidad familiar, variaciones ambientales, disponibilidad tecnológica y la búsqueda de oportunidades sociales en las unidades económicas familiares.

 

Materiales y métodos

El área de investigación corresponde a la Cuenca del Río Texcoco, que se localiza en la parte oriente de la Cuenca del Valle de México, sus coordenadas geográficas son 19°25' - 19°33' N y 98°43'- 98°57' O. Su superficie aproximada es de 21.8 km2. Geopolíticamente pertenece al municipio de Texcoco. En la cuenca se presentan variaciones altitudinales (2400 a 4000 m) y orográficas que determinan al menos tres tipos de climas C (w1)(w)b(i), C (w2) (w) bl y C (w2) (w) b (Mejía y Ortiz, 1986). Las series de suelo predominantes son: cambisol, feozem y litosol, con texturas medias a gruesas, someros y muy susceptibles de erosionarse; de baja fertilidad natural, y de baja a moderada capacidad de retención de humedad. (SPP, 1983).

Las comunidades de Ixayoc, Tequexquinahuac y Santa María Nativitas se seleccionaron de acuerdo a un gradiente altitudinal y cultural entre ellas. Las dos primeras se ubican en la parte alta del pie de monte de la cuenca, y la última en la parte baja, ésta con mayor influencia urbana por su cercanía con la ciudad de Texcoco.

El área total con usos agropecuarios y forestales en Ixayoc, Tequexquinahuac y Nativitas es de 1634, 1699 y 887 ha, respectivamente. Alrededor de 30% del área total se dedica a actividades agrícolas, el resto corresponde a tierras forestales. Las actividades del sector primario en las comunidades se encaminan principalmente a la producción de cultivos básicos; de los cuales destacan el maíz (Zea mays), frijol (Phaseolus vulgaris) y haba (Vicia faba). La producción es destinada principalmente al autoconsumo. El cultivo de flores a cielo abierto [agapando (Agapanthus africanus)] y bajo invernadero [crisantemo (Chrysanthemum indicum)], es una actividad netamente comercial. La ganadería se realiza a pequeña escala, destacando la explotación del ganado caprino, ovino y bovino. En las comunidades la explotación forestal ha sido desmedida y ha provocado una fuerte deforestación; toda vez que este recurso es proveedor de leña, tierra y hongos, entre otros.

Para el estudio de la diversidad en los sistemas se tomó muestras aleatorias en Ixayoc, Tequexquinahuac y Nativitas. El número de entrevistados fue de 11 agricultores y sus unidades de producción familiar por comunidad, a quienes se les aplicó una encuestas más extensa, considerando cinco ejes de análisis: 1) problemática de las actividades agropecuarias; 2) actividades productivas y funcionamiento de la unidad de producción familiar; 3) aspectos generales del patrón de cultivos y sus transformaciones; 4) proceso de producción del cultivo de maíz; y 5) manejo de la biodiversidad. Este último componente de la investigación fue complementado con visitas de campo a las parcelas.

De acuerdo con el arreglo espacial de los cultivos se definieron dos sistemas: 1) unicultivo; y 2) policultivo, en las modalidades de asociación (mezcla o combinación de dos o más especies anuales dentro de un mismo surco) e intercalación (disposición alternada de las cultivos entre los surcos) (Márquez, 1976). Para determinar tendencias de agrupamiento de los sistemas de cultivo se aplicó la técnica de conglomerados basada en la distancia euclidiana. Se utilizó el programa NTSYS (ver. 3.0).

Para estimar la biodiversidad vegetal en los sistemas de cultivo (parcelas) de los agricultores seleccionados se empleó el método recomendado por Zarin et al., (1999) para cultivos anuales. El muestreo se realizó en 17 parcelas de Ixayoc, 15 de Tequexquinahuac y 15 de Nativitas. En cada parcela se hizo un muestreo aleatorio, durante el mes de septiembre, que consistió en seleccionar tres muestras con un área de 3 m x 0.8 m. En cada unidad muestral se identificaron las especies presentes, adicionalmente se registraron las especies vegetales presentes en los bordes o límites de las parcelas. Esto permitió identificar y contabilizar el número total de especies en las parcelas.

Para la cuantificación de la riqueza y abundancia relativa de las especies (Ludwing y Reynols, 1988) se aplicaron los índices de biodiversidad de Shannon (H', que es igual a la sumatoria del cociente entre el número de individuos pertenecientes a la i-esima de S especies en la muestra entre el número total de individuos en la muestra, por el Logaritmo natural del mismo cociente); la familia de números de diversidad de Hill (1973) que comprende el número total de especies de la muestra (NO), número de especies abundantes en la muestra (N1), número de especies muy abundantes (N2), índices de uniformidad (E). El cálculo de los índices se basó en la frecuencia de especies presentes en las parcelas. Para representar gráficamente la riqueza y abundancia de especies se utilizaron las curvas de abundancia-diversidad.

 

Resultados y discusión

Sistemas de cultivo

Los sistemas de cultivo identificados se presentan en la Figura 1. Seis cultivos son establecidos como unicultivo, de estos el maíz representa 50% de esa modalidad. Los policultivos presentaron una mayor complejidad en cuanto a las formas en que se promueven combinaciones entre los cultivos y en su arreglo espacial. La integración de leguminosas (frijol, haba y ayocote (Phaseolus cocríneus)) en varias modalidades enfatizan la diversidad en los sistemas.

Las variantes de los sistemas de cultivo (Cuadro 1) demostraron que una cuarta parte de los agricultores opta como única modalidad por el unicultivo. Los sistemas de cultivo restantes y sus respectivos porcentajes indican que existe una clara tendencia hacia la práctica de los policultivos.

La agrupación de los sistemas de cultivo (Figura 2) demostró que en el primer ciclo de conglomeración se definieron seis grupos. El primero lo conforman 36% de los agricultores, quienes se caracterizan por practicar hasta dos sistemas de cultivo: el unicultivo y el policultivo, en este último principalmente el sistema de intercalación. Este grupo lo conforman en su mayoría agricultores de la comunidad de Ixayoc (SP). El segundo lo representa sólo un agricultor que trabaja la asociación, practicando dos modalidades de este sistema (maíz-calabaza y maíz-frijol). Los grupos tres y cinco practican únicamente los policultivos, no obstante, el grupo cinco se caracteriza por tener sistemas más complejos, utilizando hasta dos variantes de asociación e intercalación. El grupo cuatro es el segundo más grande, incluye 33% de los agricultores. Este grupo se caracteriza por practicar cualquiera de los tres sistemas de cultivo, pero sólo uno. El 55% de los agricultores de la comunidad de Nativitas (N) está representado en este grupo. El grupo seis se caracteriza por presentar modalidades de manejo más complejas, y practican hasta tres sistemas de cultivo en cada unidad de producción familiar, pero el número de agricultores que lo practica es bajo, sólo 6% del total.

Estos resultados evidencian que en las comunidades existen formas de manejo muy diversas en los sistemas de cultivo empleados por cada agricultor; sin embargo, se encontró que en la comunidad de Tequexquinahuac (T) hay una mayor diversificación de los sistemas de cultivo practicados, ya que no existió una tendencia clara de conglomerarse en un solo grupo.

La variedad de sistemas de cultivo encontrados en las comunidades es indicador de la persistencia del fomento de la diversidad de cultivos, aun estando localizadas en el área conurbada de la ciudad de Texcoco. Estas lógicas de manejo están basadas en la toma de decisiones de los agricultores y su familia, en función de sus objetivos de producción, de las limitaciones y potencialidades que les impone el medio, tanto ambiental como social y económico.

Las condiciones agroecológicas como son la oferta térmica e hídrica, la aptitud del suelo, la altitud, entre otros, son parte de los elementos determinantes de los recursos que tienen las diferentes comunidades, e influyen en las formas de manejo. Las comunidades se caracterizan por presentar un régimen climático con irregularidad estacional de la precipitación y reducida estación de crecimiento. Por ser parte del eje neovolcánico dominan los suelos volcánicos endurecidos, conocidos localmente como tepetates, que se caracterizan por sus limitantes para el crecimiento y desarrollo de los cultivos (Peña y Zebrowski, 1992). Esto ha determinado que los agricultores y sus unidades familiares manejen su territorio y patrimonio mediante prácticas que minimicen las restricciones a las que están sujetos. En este sentido la practica social y territorial de los policultivos es una estrategia de seguridad alimentaria, dado que si uno de los componentes (cultivos) del policultivo se ve afectado debido a la sequía, helada u otro factor, se puede compensar al tener la seguridad productiva del(os) otro(s) componente(s). Adicionalmente, el fomento de los policultivos es una forma de gestionar la fertilidad, ya que estos se privilegian en aquellas zonas agroecológicas donde el factor limitante es la fertilidad del suelo, que es el caso de los tepetates, privilegiando en estos suelos los policultivos de maíz con leguminosas.

Los papeles cultural y alimenticio del maíz y las leguminosas son una importante componente de la función patrimonial de la biodiversidad (Clergue et al., 2005). Están asociados a un valioso conocimiento tradicional, que ha determinado formas particulares de manejo de recursos ambientales y fitogenéticos. Esto da confianza alimenticia y cierto estatus social en las comunidades, dado que es una representación de seguridad social y de reproducción de las unidades familiares; por ello diversas unidades familiares consideran una necesidad y hasta una obligación el cultivo de estas especies. Sin embargo, debido al relativo abandono del campo, se ha generado una escasez de mano de obra en las comunidades, lo cual ha incidido en que el patrón de cultivos tienda a especializarse o reducirse a sólo tres o cuatro especies. Indudablemente esta situación ha generado pérdida de la diversidad de cultivos y de variedades locales. De los encuestados, 52% señaló haber dejado de sembrar algunos cultivos en los últimos diez años; un porcentaje similar lo atribuyó en parte a la escasez de mano de obra. Este fenómeno se da por la búsqueda de opciones económicas más rentables y seguras, además de que la escasez de recursos productivos influye notoriamente. Esta situación ha sido observada en otras áreas conurbadas de la cuenca de México, y ha sido un elemento que ha promovido el abandono de las actividades agrícolas, reduciendo por consiguiente la biodiversidad en esos sistemas periurbanos (Torres y Rodríguez, 2008; Moran y Soriano-Robles, 2010).

Los agricultores disponen de escasos recursos (tierra, capital), lo que genera una situación altamente restrictiva. Ante este escenario la práctica del uso de policultivos está fuertemente arraigada y es el resultado de una cultura de manejo múltiple que aún persiste en las comunidades. Esta lógica de manejo está asociada a la poca disponibilidad de tierras que tienen los agricultores y sus familias (1.5 ha en promedio), en donde hay una tendencia a maximizar el uso del espacio. Esta estrategia promueve una gama diversificada de alimentos orientada a la venta o al autoconsumo familiar; diversidad biológica que indudablemente responde a necesidades, prioridades y preferencias de las unidades de producción familiar. La producción de granos se destina al autoconsumo en 93%, se tienen ventas ocasionales, según la disponibilidad de granos. El forraje y la hoja del maíz (totomoxtle) en la mayoría de los casos (60%) generan un ingreso en las unidades familiares. La mano de obra familiar es un importante componente en el manejo de los cultivos.

La poca o nula rentabilidad del campo ha sido también uno de los elementos que ha condicionado el tipo sistema de cultivo practicado. De los agricultores encuestados 73% señaló que los altos costos de producción es uno de los problemas al que se enfrentan en cada ciclo de cultivo. Aunado a esto, los precios de los productos son poco atractivos, existe un acceso limitado a mercados seguros. Por ello se recurre a fuentes de ingresos externas que permitan dar continuidad a las formas de manejar sus recursos ya que al menos parte de estos ingresos son destinados para la producción agropecuaria. La simplificación tecnológica hacia al unicultivo es atribuida a que los agricultores tienen otras alternativas económicas que generan ingresos más constantes y seguras, como son la venta de flores, la engorda de cebu estabulado. Esto influye en la menor disponibilidad de tiempo para sistemas de cultivo más complejos. Sin embargo, de este grupo de agricultores 75% indicó que hace aproximadamente 25 años practicaban la asociación maíz - frijol, conocida localmente como media mata. Esta práctica demanda mayor mano de obra y dificulta las labores de deshierbe y cosecha. La aparición de herbicidas fue un componente tecnológico que se adoptó en los sistemas de cultivo, y facilitó el control de plantas anuales. Por otra parte, los apoyos gubernamentales no eran otorgados si el agricultor practicaba la media mata, porque se ofrecía el financiamiento solo para unicultivos.

Por otra parte, técnicamente los agricultores optan por la intercalación como el sistema de cultivo preferido, dado que presenta algunas ventajas con respecto a la asociación: facilidad en la siembra y mejor manipulación de las especies cuando se realizan prácticas culturales como el deshierbe, la fertilización y la cosecha. Por el contrario se indica que la asociación requiere mayor mano de obra, demanda de tiempo y prácticas de cultivo más cuidadosas.

Biodiversidad vegetal en parcelas

En el seguimiento de las 47 parcelas, además del maíz, se encontraron 66 especies, (Figura 2). Solo once representaron 50% de la abundancia relativa: acahual (Simsia sp.), rosilla (Bidens sp.), jaramao (Eruca vesicaria Mill.), calabaza (Cucúrbita pepo L.,), xocoyotl (Oxalis sp.), quelite (Chenopodium berlandieri Linn.), nopal (Opuntia sp.), maguey (Agave sp.), perilla (Lopezia racemosa Cav.), pirul (Schinus molle L.) y nabo (Brassica rapa L).

Las 66 especies fueron clasificadas en seis grupos, de acuerdo a sus características de uso y función dentro de las parcelas:

1) Cultivos anuales. Este grupo representó 12% del total de la diversidad encontrada en las parcelas. Las especies más frecuentes, además del maíz, fueron calabaza, frijol y haba. Su función básica es la alimentación de la unidad familiar, además de ser fuente de ingresos cuando se tienen excedentes.

2) Árboles frutales. Estas especies representan 12%. Como especies más frecuentes se encontraron la pera (Pyrus pyrifolia), capulín (Prunus salicifolia), tejocote (Crataegus pubescens) y durazno (Prunus persica). El papel de estas especies está asociado a fuentes de ingresos y alimento, así como un medio para delimitar y proteger parcelas

3) Árboles y arbustos. En su conjunto presentaron también 12% de la biodiversidad, y son especies toleradas y fomentadas en donde se permite su subsistencia y reproducción (Cuevas et al, 1997). Son especies utilizadas por los agricultores para delimitar sus parcelas a manera de cercas vivas [huizache (Acacia farnesiana)], plantas de las que además obtienen frutos, medicina [eucalipto (Eucalyptus rostrata) y pirul (Schinus molle)] y leña [ocote (Pinus teocote), tepozán, cedro (Cedrela fissilis), encino (Quercus ilex), palo dulce, etcétera]. Las especies más frecuentes fueron el cedro y el pirul

4) Ornamentales. Representan 4%, se cultivan en los bordos de las parcelas y se destinan a la venta. El agapando es la especie encontrada con mayor frecuencia.

5) Maguey y nopal. Estas especies participan con el 9%. Son parte de una tradición histórica y cultural de la agricultura mesoamericana (García-Moya et al., 2011) y dentro de las comunidades estudiadas son utilizadas para la elaboración de pulque, venta de tunas y para la formación de los bordos que conforman las terrazas. La configuración de hileras de maguey en las parcelas forma parte del paisaje territorial de la zona. El maguey es y ha sido una especie abastecedora de fibras y bebida desde tiempos prehistóricos (Bye, 1998). El consumo del pulque estuvo restringido a las personas de edad, quienes a la vez promueven su cultivo y elaboración. Sin embargo, las plantaciones de maguey se están reduciendo, atribuido al largo periodo que se requiere (8 años) para su aprovechamiento. El nopal es una especie que, a través del tiempo, ha tenido una serie de usos que privilegian su cultivo; es una especie rústica con capacidad para sobrevivir en ambientes restrictivos de humedad y en suelos marginales como los tepetates. Los frutos y cladodios del nopal son fuente de alimentos e ingresos.

6) Arvenses: representan más de 50% de la diversidad presente en las parcelas. Este estrato herbáceo lo integran plantas anuales que prosperan espontáneamente en las tierras de cultivo, cuyo ciclo reproductivo tiene éxito sin la intervención del hombre (Blanco y Leyva, 2007; Sans, 2007). Este grupo de plantas es poco apreciado y son indeseadas cuando sus densidades poblacionales se elevan, sus poblaciones son controladas mediante prácticas agrícolas; sin embargo, los agricultores toleran aquellas que les puedan otorgar beneficios.

Las especies de arvenses más frecuentes son: Chenopodium berlandieri Linn, Simsia sp., Lopeezia racemosa Cav, Bidens sp., Sicyos sp., Oxalis sp., Eruca vesicaria Mill., y Brassica rapa L. de las cuales ciertas especies son fuente de alimento. La recolección de estas plantas es practicada por 82 % de los agricultores, ésta se lleva al cabo preferentemente en los meses de junio y julio y son volúmenes bajos los que se obtienen. La principal especie recolectada es Chenopodium berlandieri Linn, ocasionalmente también se utilizan Oxalis sp. y Malva sp. Cuando presentan un desarrollo avanzado (previo a la floración o en la floración). Las especies utilizadas con fines forrajeros son: Simsia sp., Bidens sp., Sicyos sp., Eruca vesicaria Mill., Brassica rapa L., Avena Fatua L., Cosmos bipinnatus Cav., Malva sp., principalmente. Por otra parte, en las comunidades existen personas que se dedican a la recolección de Chenopodium berlandieri Linn y vainas de Brassica rapa L. para ser comercializados en los mercados de la Ciudad de Texcoco. Otros estudios precisan que en el oriente del Estado de México cerca de 45% de las plantas medicinales recolectadas y vendidas en los mercados de la Ciudad de México son arvenses (Bye, 1998). Otro papel, además del económico que tienen las especies arvenses es la protección del suelo contra la erosión eólica e hídrica; además de contribuir a mantener la complejidad trófica (Marshall et al., 2003) y promover la estabilidad de los agroecosistemas (Vandermeer et al., 1998).

La biodiversidad planeada por los agricultores ofrece servicios multifuncionales: alimenticios, medicinales, energéticos (leña), económicos (ornamentales) y para la conservación del suelo. Esta diversidad planeada es un ejemplo de aplicación práctica de principios ecológicos, dado que genera nichos o hábitats para que otras especies (microorganismos, insectos, etcétera) colonicen el agroecosistema y promuevan servicios ecológicos como la regulación biológica y el flujo de nutrientes (Altieri, 1999; Muriel y Vélez, 2004; Swift et al., 2004; Malézieux et al., 2009, Yong y Leyva, 2010). Los resultados demostraron que menos de 50% de la biodiversidad vegetal encontrada en los sistemas de cultivo es fomentada por los agricultores; y el resto tiene un carácter temporal, dado por la estacionalidad de la lluvia que determina la emergencia y establecimiento de las plantas anuales. La diversidad permanente conformada por especies semiperennes y perennes representa 35%.

La abundancia relativa por comunidad (Figura 3) demostró diferencias en la composición y abundancia de especies, con patrones diferentes en cuanto a composición y abundancia de especies. En Nativitas el número de especies fue menor y su abundancia relativa tendió a ser baja. De acuerdo a la abundancia de especies y considerando los seis grupos mencionados se tiene que los cultivos anuales fueron más diversos y con mayor frecuencia en las comunidades de Tequexquinahuac y Nativitas; mientras que los frutales son especies más frecuentes en Ixayoc. Esta última comunidad se ha caracterizado por fomentar el cultivo de árboles frutales, sobre todo en las partes altas; aunque es una actividad practicada a pequeña escala. Las ornamentales están principalmente representadas por el agapando y el cempasúchil. El agapando es más frecuente en Ixayoc y el cempasuchil en Tequexquinahuac. En cuanto a los árboles y arbustos hay más frecuencia de especies nativas (cedro, tepozán y encino) de la zona en la comunidad de Ixayoc. El pirul es una especie indicadora de la perturbación de los ecosistemas; esta especie fue encontrada de manera más frecuente en la comunidad de Nativitas.

Las arvenses y el maguey presentan valores más altos en las comunidades de la parte baja (Tequexquinahuac y Nativitas), mientras que el nopal se presenta en mayor medida en Ixayoc y Nativitas.

En las comunidades de Ixayoc y Tequexquinahuac, el número de especies encontradas fue igual; sin embargo, la composición y la frecuencia al interior de cada una fueron diferentes, según se determinó en los índices de diversidad (Cuadro 2).

En Nativitas la diversidad de especies es menor en 23% con respecto a las dos primeras comunidades. En Ixayoc son más las especies abundantes (NI), por lo que él índice de diversidad de Shannon fue mayor. La distribución de las especies en las parcelas medida a través de la uniformidad (E) indica que en Ixayoc hay especies que se presentan en mayor frecuencia en las parcelas, por ello su distribución tiende a ser más uniforme, teniendo en cuenta que cuando el valor tiende a cero existe una menor equidad en la distribución de especies. Los índices demostraron la existencia de cierto gradiente. Hacia la parte más alta de la cuenca se encontró la mayor diversidad en las parcelas, de esta forma la comunidad de Nativitas, localizada en la parte baja, presentó la menor riqueza, diversidad y uniformidad de especies en las parcelas.

Figura 4

La abundancia de la biodiversidad en los sistemas de cultivo varía en las comunidades. Esto está asociado a la variación ambiental, al manejo agronómico de los cultivos, al fomento de la biodiversidad en las parcelas y espacios inter parcelarios, al grado de aislamiento de los sistemas de cultivo de la vegetación natural y de su proximidad a los centros urbanos (Altieri, 1999). La cercanía de las comunidades a la ciudad de Texcoco ha sido un elemento que ha afectado de manera importante los cambios en el uso del suelo y en la gestión de los sistemas de producción, sobre todo por la disponibilidad de mano de obra (Hernández-Suarez y Vázquez-García, 2007).

 

Conclusiones

El manejo y la gestión de la biodiversidad es el resultado de procesos históricos, los cuales se desarrollan tanto espacial como temporalmente entre las diferentes comunidades.

Las prácticas cotidianas de los agricultores y su familia sobre las formas específicas de manejo de sus sistemas de producción, y el fomento de la biodiversidad constituyen un cúmulo de conocimiento tradicional que proporciona seguridad alimentaria en un ambiente agroclimático fluctuante y restrictivo, siendo una forma de gestionar el uso, manejo y sobre todo la conservación de los recursos biológicos locales.

El manejo de sistemas de cultivo con elevada biodiversidad es un rasgo de la agricultura tradicional mesoamericana, el cual aún persiste en las comunidades periurbanas debido a su papel multifuncional.

Se registró una diversidad de 66 especies, de las cuales 11 representaron 50% de la abundancia relativa.

Los grupos de especies identificados son: 1) Cultivos anuales: maíz fueron calabaza, frijol y haba que representan 12 % del total de la diversidad; 2) Árboles frutales (pera, capulín, tejocote y durazno) 12%; 3) Árboles y arbustos. (huizache, eucalipto, pirul ocote, tepozán, cedro, encino y palo dulce); con un 12% de la diversidad; 4) Ornamentales (agapando), representan 4%; y 5) Maguey y nopal (9%). Los principales usos de las especies son: alimenticios, forrajeros, medicinales, leña, ornato, cobertura y protección del suelo.

 

Literatura citada

Altieri, Miguel. 1999. The ecological role of biodiversity in agroecosys-tems. In: Agriculture, Ecosystems and Environment, 74 p.         [ Links ]

Blanco, Yaisys, y A. Leyva. 2007. Las arvenses en el agroecosistema y sus beneficios agroecológicos como hospederas de enemigos naturales. In: Cultivos Tropicales, vol. 28, Núm. 2.         [ Links ]

Bussan, A. J., C. M. Boerboom, and D. E. Stolenberg. 2000. Response of Setaria faberi demographic processes to herbicide rates. Weed Sci. 48: 445-453.         [ Links ]

Bye, R. 1998. La intervención del hombre en la diversificación de las plantas en México. In: Ramammorthy, T. P., R. Bye, A. Lot, y J. Fa. (comp). Diversidad biológica de México: orígenes y distribución. Instituto de Biología, Universidad Nacional Autónoma de México. México, Traductor Zárate, S. pp: 689-713.         [ Links ]

Clergue, Boris, Bernard Amiaud, Frank Fervanchon, Françoise Lasserre-Joulin, and Sylvain Plantureux. 2005. Biodiversity: function and assessment in agricultural areas. A review. In: Agronomy for Sustainable Development. Núm. 25.         [ Links ]

Cuevas S., J., S. Miranda, y J. Sahagún. 1997. Fitodomesticación: concepto central para el desarrollo y conservación de las plantas como recursos. II Congreso Nacional Agropecuario y Forestal por Un Desarrollo Sostenible. México.         [ Links ]

Garcia-Moya, E., A. Romero-Manzanares, y P. S. Nobel. 2011. Highlights for Agave Productivity. In: GCB Bioenergy 3.         [ Links ]

Gliessman, S., R. 1997. Agroecology: ecological processes in sustainable agriculture. Engles, E. (ed). Ann Arbor Press. U.S.A. 357 p.         [ Links ]

Heggenstaller, A. H., and M. Liebman. 2006. Demography of Abutilon theophrasti and Setaria faberi in three crop rotation systems. Weed Res. 46: 138-151.         [ Links ]

Hernández Suárez, Cleotilde, y Verónica Vázquez-García. 2007. La problemática socioambiental de la cuenca del río Texcoco. Una revisión de literatura. In: Agricultura, Sociedad y Desarrollo, Vol. 4, Núm. 1, enero-junio.         [ Links ]

Hill, M., O. 1973. Diversity and evenness: a unifying notation and its consequences. In: Journal of Ecology. 54.         [ Links ]

Lotz, L. A. P., R. M. H. Groeneveld, B. Habekotte, and H. Van Oene. 1991. Reduction of growth and reproduction of Cyperus esculentus by specific crops. Weed Res. 31: 153-160.         [ Links ]

Ludwing J., A., and J. C. Reynolds. 1988. Statistical ecology: a first timer on methods and computing. John Wiley and Sons, Inc. United States of America. pp: 85-103.         [ Links ]

Malézieux, E., Y. Crozat, C. Dupraz, M. Laurans, D. Makowski, H. Ozier-Lafontaine, B. Rapidel, S. de Tourdonnet, and M. Valantin-Morison. 2009. Mixing plant species in cropping systems: concepts, tools and models: A Review. In: Agronomy for Sustainable Develolment. 29.         [ Links ]

Márquez S., F. 1976. Clasificación tecnológica de los sistemas de producción agrícola (agroecosistemas) según los ejes espacio y tiempo. In: Hernández X., (ed) Agroecosistemas de México: contribuciones a la enseñanza, investigación y divulgación agrícola. Chapingo, México. pp: 255-275.         [ Links ]

Marshall, E. J. P., V. K. Brown, N. D. Boatman, P. J. W. Lutman, G. R. Squire, y L. K. Ward. 2003. The role of weeds in supporting biological diversity within crop fields. In: Weed Research. 43 p.         [ Links ]

Mejía, V. L. E., y C. Ortíz. 1986. Uso del levantamiento fisiográfico para propósitos de evaluación de tierras en la Cuenca del Río Texcoco. Agrociencia. Núm. 65.         [ Links ]

Moran, Hiram, y Ramón Soriano-Robles 2010. Diversidad Biológica en la agricultura periurbana del Distrito Federal, Mexico. In: Ateliè Geográfico. Vol. 4, Núm. 10.         [ Links ]

Muriel, R. Sandra B., y León D. Vélez V. 2004. Evaluando la diversidad de plantas en los agroecosistemas como estrategia para el control de plagas. In: Manejo Integrado de Plagas y Agroecología (Costa Rica). Núm. 71.         [ Links ]

Peña, David, y Claude Zebrowski. 1992. Estudio de los suelos volcánicos endurecidos de las cuencas de México y Tlaxcala. Informe de mapa morfopedológico de la vertiente occidental de la sierra nevada. Commission des Communautés Européennes (ed) Montecillo, México.         [ Links ]

Pisanty, I., M. Mazari, E. Ezcurra, Patricia Moreno-Casasola, Lina Ojeda Revah, Alejandro Velázquez, Francisco Romero Malpica, y Consuelo Bonfil. 2009. El reto de la conservación de la biodiversidad en zonas urbanas y periurbanas, In: Capital natural de México, vol. II: Estado de conservación y tendencias de cambio. Conabio, México.         [ Links ]

Puricelli, E., G. Orioli, and M. R. Sabbatini. 2002. Demography of Anoda cristata in wide and narrowrow soybean. Weed Res. 42: 456-463.         [ Links ]

Sans, F. X. 2007. La diversidad de los agroecosistemas. In: Ecosistemas. Vol. 16, Núm. 1, enero 2007.         [ Links ]

Sosnoskie, L. M., C. P. Herms, and J. Cardina. 2006. Weed seed bank community composition in a 35-year-old tillage and rotation experiment. Weed Sci. 54: 263-273.         [ Links ]

SPP. 1983. Carta edafológica 1:50 000 Chalco, México. D. F.         [ Links ]

Swanton, C. J., B. D. Booth, K. Chandler, D. R. Clements, and A. Shrestha. 2006. Management in a modified no-tillage cornsoybean-wheat rotation influence weed population and community dynamics. Weed Sci. 54: 47-58.         [ Links ]

Swift M.J., A.M.N. Izac, y M. Van Noordwijk M. 2004. Biodiversity and ecosystem services. Are we asking the right questions? In: Agriculture Ecosystems and Environment. 104 p.         [ Links ]

Torres, L., P., y L. Rodríguez S. 2008. Farming dynamics and social capital: A case study in the urban fringe of Mexico City. In: Environment, Development and Sustainability. Vol. 10.         [ Links ]

Vandermeer, J., M. van Noordwijk, J. Anderson, C. Ong, and I. Perfecto. 1998. Global change and multi-species agroecosystems: Concepts and issues. In: Agriculture Ecosystems and Environment. 67 p.         [ Links ]

Vibrans, H. 1998. Native maize field weed communities in south central Mexico. Weed Res. 38: 153-166.         [ Links ]

Yong, Ania, y Ania Leyva. 2010. La biodiversidad floristica en los sistemas agrícolas. In: Cultivos Tropicales, Vol. 31, Núm. 4.         [ Links ]

Zarin, J, D., G. Huijun, and L. Enu Knesi. 1999. Simple methods for the quantitative assessment of plant species diversity in complex agricultural landscapes. Memorias del Seminario Internacional sobre Agrodiversidad Campesina. Universidad Autónoma del Estado de México, Toluca, México.         [ Links ]

Creative Commons License Todo o conteúdo deste periódico, exceto onde está identificado, está licenciado sob uma Licença Creative Commons