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Agricultura, sociedad y desarrollo

versão impressa ISSN 1870-5472

agric. soc. desarro vol.8 no.2 Texcoco Mai./Ago. 2011

 

Artículos

 

Caracterización técnica, social y económica de las empresas del hato bovino jersey de registro en México

 

Technical, social and economic characterization of companies in the registered jersey cattle herd in México

 

Neon Larios-Sarabia, Rodolfo Ramírez-Valverde, Rafael Núñez-Domínguez, José Guadalupe García-Muñiz, Agustín Ruíz-Flores

 

Posgrado en Producción Animal, Departamento de Zootecnia, Universidad Autónoma Chapingo, Km 38.5 Carretera México-Texcoco, Chapingo, Estado de México, 56230. (rodolforv@correo.chapingo.mx).

 

Resumen

En México no se dispone de estudios cuyo propósito haya sido la caracterización de las unidades de producción con hatos de bovinos de registro. Estos estudios son importantes, ya que permiten diseñar programas de mejoramiento genético exitosos y la transferencia de sus resultados a productores comerciales. El objetivo de este estudio fue caracterizar los hatos Jersey de registro en México. Se aplicó un cuestionario a la totalidad de los miembros de la Asociación Mexicana de Criadores de Ganado Jersey de Registro y se obtuvieron estadísticos descriptivos. La población de bovinos Jersey de registro en México es pequeña (aproximadamente 4000 animales), se distribuye principalmente en el centro del país y la mayoría de los hatos (85%) tienen un origen reciente (a partir de 1995). La selección en los hatos es escasa, las actividades de mejoramiento genético se enfocan a identificar los animales y recolectar registros productivos; por lo que el progreso genético es principalmente vía importaciones de semen y animales, generando dependencia técnica y económica de otros países. A pesar de contar con evaluaciones genéticas nacionales de los animales, su comercialización por criadores no es la actividad principal, por lo que la transferencia de material genético sobresaliente a productores comerciales es escasa. La capacidad instalada en animales, terrenos, e infraestructura y equipo es suficiente para implementar programas de mejoramiento genético. Los criadores de bovinos Jersey tienen en promedio 15 años de escolaridad y 24 de experiencia en la cría de bovinos.

Palabras clave: criadores de ganado de registro, mejoramiento genético, producción de leche.

 

Abstract

In México, there are no studies whose purpose has been characterizing the production units with registered cattle herds. These studies are important because they allow designing successful genetic improvement programs and the transfer of their results to commercial producers. The objective of this study was to characterize registered Jersey herds in México. A questionnaire was applied to all of the members of the Asociación Mexicana de Criadores de Ganado Jersey de Registro, and descriptive statistics were obtained. The registered Jersey cattle population in México is small (approximately 4000 animals), it is distributed primarily in the central area of the country, and most of the herds (85%) have a recent origin (since 1995). Selection in the herds is scarce, activities for genetic improvement are focused on identifying the animals and collecting productive records; therefore, genetic progress is primarily through semen and animal imports, generating technical and economic dependency on other countries. In spite of having national genetic evaluations of the animals, their commercialization by farmers is not the main activity, which is why the transfer of outstanding genetic material to commercial producers is scarce. The installed capacity in animals, lands, and infrastructure and equipment is sufficient to implement genetic improvement programs. Jersey cattle producers have in average 15 years of schooling and 24 in cattle-raising.

Key words: registered cattle breeders, genetic improvement, milk production.

 

Introducción

Uno de los alimentos más completos para el ser humano es la leche, debido principalmente a las proporciones mayores de aminoácidos esenciales que se encuentran en su proteína, y a su contenido de calcio y de riboflavina (Gasque Gómez y Blanco Ochoa, 2005). La leche ha sido recomendada por organismos internacionales de desarrollo (FAO y UNESCO), como un alimento indispensable en la alimentación humana, principalmente para niños, por lo que su producción y abasto es parte de las estrategias de seguridad alimentaria en muchos países (FIRA, 2001).

El hato nacional de bovinos lecheros (especializado) está conformado principalmente por las razas Holstein, Suizo Americano y Jersey, las cuales tienen sus respectivas asociaciones de registro: Asociación Holstein de México (AHM), Asociación Mexicana de Criadores de Ganado Suizo de Registro (AMCGSR) y Asociación Mexicana de Criadores de Ganado Jersey de Registro (AMCGJR). Los principales servicios que otorgan son: registro de identificación genealógica, control de producción, calificación de conformación de ganado, evaluaciones genéticas, difusión, promoción y venta de ganado, entre otros.

Los sistemas de producción de leche bovina en México, directa o indirectamente, dependen de la importación de insumos, entre ellos animales para pie de cría, semen y embriones. Además de esta relación de dependencia, la producción de leche no es suficiente para cubrir la demanda nacional, por lo que se tiene que importar leche en polvo del mercado internacional (SIAP-SAGARPA, 2009). A pesar de que durante la década más reciente la producción de leche tuvo crecimiento positivo, esto puede revertirse ante la desgravación total para este producto en 2008, forzando a los productores a competir con un mercado internacional de leche en polvo fuertemente subsidiado. Este escenario confirma la necesidad de estudiar las unidades de producción de leche en México e identificar los factores que limitan su productividad.

La estructura del mejoramiento genético de la ganadería bovina lechera está conformada por los productores de ganado de registro y los comerciales. Los criadores de ganado de registro tienen como propósito comercializar reproductores con mérito genético conocido (animales, semen y embriones), por lo que su diseminación es importante, ya que son la punta de la pirámide en la producción animal, y la principal herramienta para mejoramiento genético es la selección de reproductores. Los productores comerciales tienen como propósito principal producir leche, por lo que requieren del material genético de los criadores de registro para el mejoramiento de sus hatos y la rentabilidad de sus empresas. Así, la apropiada interacción social, técnica y económica entre criadores y ganaderos comerciales, es una necesidad para abastecer la demanda nacional de leche y fomentar el desarrollo rural.

En México se han realizado algunos estudios para caracterizar unidades comerciales de producción de leche, principalmente de sistemas familiares (Pérez Hernández y Rojo Rubio, 2003; Carranza-Trinidad et al., 2007; Cuevas Reyes et al., 2007); sin embargo, no se dispone de estudios para la caracterización de unidades de producción usando información de la estructura y manejo de los hatos de registro, con el propósito de implementar un programa de mejoramiento genético. El Informe sobre la Situación de los Recursos Genéticos Pecuarios en México (SAGARPA, 2002) muestra una limitada caracterización genética de las razas bovinas lecheras, ya que para la mayoría sólo se dispone de estudios básicos descriptivos y bases de datos de registros genealógicos y productivos. Además, el uso de herramientas de mejoramiento genético es limitado, y se carece del diseño e implementación de los programas nacionales respectivos.

El Gobierno Federal ha implementado diversos programas para el mejoramiento genético animal en México. En la década de los 80 se implementó el Programa de Canje de Sementales, en el que los ganaderos comerciales podían adquirir sementales de distintas especies a 50% de su valor (SAGARPA, 2002). A partir de 1996 se establecieron los programas Mejoramiento Genético, Ganado Mejor y Apícola, con el fin de promover el mejoramiento genético a través de los Programas de Fomento Ganadero de la Alianza para el Campo. El Programa de Mejoramiento Genético tuvo como objetivo incrementar los inventarios ganaderos y el volumen de producción pecuaria, mediante la adquisición de animales importados de buena calidad genética de distintas especies pecuarias. El Programa Ganado Mejor buscó incrementar la producción de carne, leche y lana por unidad animal, mediante la incorporación de sementales y vientres nacionales de alta calidad genética a los hatos ganaderos (Lastra et al., 2001; SAGARPA, 2002). En ese contexto, se asignó el pago de un sobreprecio al criador que tuviera registros productivos, propiciando que un mayor número de criadores tuvieran datos productivos y genealógicos debidamente registrados en su libro de hato (Lastra et al., 2001), lo que ha fortalecido las bases de datos de las Asociaciones de Criadores de Animales de Registro para la realización de evaluaciones genéticas. El apoyo económico para la compra-venta de sementales permitió a los pequeños productores la posibilidad de adquirir sementales de registro; sin embargo, el aprovechamiento de estos apoyos ha sido limitado en bovinos Jersey de registro, por la poca oferta de material genético superior en esta raza.

Los criadores de ganado de registro deben tener un papel relevante en el mejoramiento genético de la ganadería lechera. La AMCGJR fue constituida en 1993 y uno de sus objetivos es promover el mejoramiento genético de la raza (AMCGJR, 1997). A partir de 2004 el ganado Jersey de registro en México es evaluado genéticamente (Núñez et al., 2004) y aunque estas evaluaciones no garantizan per se el mejoramiento genético de la raza, son la base para esto. Resultados de una caracterización de la variabilidad genética del hato Jersey de registro en México fueron presentados por Larios (2009); sin embargo, la caracterización de aspectos sociales, técnicos y económicos de las empresas y los criadores, requieren documentarse para complementar la caracterización del hato Jersey de registro y analizar las posibilidades de implementación de programas de mejoramiento genético en esta población.

El objetivo de este estudio fue caracterizar los aspectos técnicos, sociales y económicos de las unidades de producción con bovinos Jersey de registro en México.

 

Materiales y métodos

Para la caracterización de las unidades de producción se censó a los 27 socios activos de la AMCGJR, distribuidos principalmente en la región del altiplano del país. Un cuestionario fue aplicado en cada unidad de producción, entre septiembre de 2007 y octubre de 2008, mediante entrevistas a los propietarios o encargados de los ranchos y la observación física como medio de verificación.

Las variables generadas con el cuestionario fueron agrupadas en los temas: características de la tierra (tenencia, superficie, uso y riego); características de los hatos (localización y número y tipo de animales); equipamiento (infraestructura, maquinaria y equipo); alimentación (sistema de producción, alimentos suministrados y proporción producida de éstos); manejo reproductivo (uso de técnicas reproductivas); ordeño (sistema de ordeño y producción de leche); manejo sanitario (uso de vacunas, programas de diagnóstico y control); mejoramiento genético (registros de información, criterios de selección y apareamiento, flujo y proveedores de material genético, y conocimientos sobre conceptos y uso de resultados de las evaluaciones genéticas); y aspectos socioeconómicos (edad, escolaridad y experiencia como criador de bovinos, asesoría técnica, financiamiento, organización y comercialización).

Los resultados de la caracterización del hato Jersey mexicano se presentan en términos de frecuencias y estadísticos descriptivos. La información generada se contrastó principalmente con estudios relacionados con caracterizaciones de sistemas de producción de bovinos lecheros en México, debido a que éstos son los posibles productores que tienen interacción con los criadores de ganado y la demanda de su material genético.

 

Resultados y discusión

Aspectos socioeconómicos y de apoyo técnico

Para 2008, los criadores de bovinos Jersey de registro promediaron 47 años de edad (56% entre 36 y 48 años), con 12 años dedicados a la cría de bovinos Jersey de registro (24 años como criadores de bovinos). El promedio de escolaridad de los productores fue 15 años (equivalente a tercer año de licenciatura), y 67% son profesionistas. Lo anterior sugiere que los criadores de Jersey poseen experiencia, educación y potencial para implementar innovaciones tecnológicas en su actividad a corto plazo; sin embargo, genera dudas acerca de la facilidad de interacción con productores de escasos recursos y la compra-venta de animales para la mejora genética de sus hatos. Al respecto, resultados similares en edad y experiencia fueron obtenidos con productores lecheros de Los Altos de Jalisco (Cervantes Escoto, 2001), pero mayores en edad y escolaridad que los encontrados en Veracruz y Guanajuato (Espinosa García et al. , 2004).

En aproximadamente la mitad de las unidades de producción se cuenta con apoyo técnico de tiempo completo (44%) o capacitación y asistencia técnica eventual (56%). Los temas más frecuentes de capacitación y asistencia técnica fueron: reproducción y clínica (93%), sanidad (80%), alimentación y nutrición (73%), y genética (47%). Los temas menos frecuentes fueron los relacionados con registros financieros (33%), comercialización (13%), y organización y gestoría (13%). Los resultados en frecuencia de capacitación y asistencia técnica son inferiores a los reportados para los sistemas intensivos de bovinos lecheros, pero mayores que los encontrados en los sistemas familiares (FIRA, 2001) y de doble propósito en Yucatán (Osorio-Arce et al. , 1999). De las unidades de producción que han recibido financiamiento externo (30%), en la mitad de éstas fue otorgado por la banca comercial. Por otra parte, gran parte de los productores (67%) han recibido apoyos gubernamentales, siendo el Programa de Fomento Ganadero de la Alianza para el Campo el que ha beneficiado al mayor número de productores (44%), principalmente para la adquisición de vientres, maquinaria, equipo y herramientas, e infraestructura e instalaciones. Otros programas en que han recibido apoyos los productores son: PROGAN (19%), Subsidios al Diesel (19%), PROCAMPO (7%) y Ordeña por Contrato (7%). Lo anterior ubica a los ganaderos Jersey de registro como individuos de experiencia para constituirse en sujetos de crédito y asistencia técnica. Además, sugiere la posibilidad de influir en los productores demandantes del material genético y ofrecer un mejor servicio. Las instituciones de crédito promueven el uso de insumos y las inversiones que hacen más eficiente el uso de esos insumos, por tanto es de esperarse que tengan un efecto importante en la productividad. En este aspecto, Espinosa García (2001) estimó indicadores de productividad del subsector pecuario en México, encontrando que los créditos agropecuarios tuvieron un efecto positivo, aunque no importante, en el factor de productividad total de los sistemas pecuarios.

La presencia del ganadero en las unidades de producción fue de al menos cada tercer día (78%), y 22% manifestaron presentarse esporádicamente en las unidades de producción. Considerando sólo las unidades de producción privadas (93%), 16% de los criadores cuentan como única fuente de ingresos con la empresa lechera, por lo que la mayoría tiene fuentes de ingresos adicionales. Los ingresos adicionales, en 60% provienen de otra actividad agropecuaria y 32% de una actividad no agropecuaria (8% cuentan con otros ingresos en ambos sectores). Lo anterior pudiera representar un obstáculo en la comunicación con los productores demandantes del material genético, especialmente los de bajos ingresos, por lo que programas de transferencia de tecnología y material genético deben considerar los aspectos socioeconómicos de los demandantes del servicio, para propiciar un desarrollo rural más completo de todos los actores involucrados en la producción y comercialización de la leche de bovinos.

De los productores, 52% indicaron estar integrados a otra organización ganadera formalmente constituida, diferente a la AMCGJR; éstas son las asociaciones ganaderas locales (48%) y otras asociaciones ganaderas de registro (19%). Por otra parte, también se encontró que 40% de las unidades de producción conforman alguna sociedad mercantil, en figuras como: Sociedad Anónima (22%), Sociedad Cooperativa (11%) y Sociedad de Producción Rural (7%). Lo anterior indica la capacidad de los productores de interactuar con productores afines y organizarse.

Acerca del grado de integración de las unidades de producción, para agregar valor a la leche que producen, la mayoría de los productores (89%) comercializa gran parte de su producción (95% en promedio) directamente como leche bronca; por este medio se comercializa 87% del volumen de la producción de leche de los hatos. De este grupo de productores 96% no tienen problemas para vender su producto todo el año. También existe un grupo de productores (19%) que comercializan la leche hasta el consumidor después de procesarla (en promedio 82% de su producción), representando 13% del volumen total. Esto pudiera representar una ventaja en la comercialización de animales, ya que los criadores muestran prácticamente las posibilidades de producción en sus hatos. La leche de los hatos con bovinos Jersey de registro se destina (99.7%) a la industria para su transformación. En esta comercialización sólo 46% reciben algún premio o castigo por calidad, siendo la presencia de antibióticos y el conteo de células somáticas los conceptos principales de los castigos; y el contenido de sólidos, grasa y proteína de los premios. Por tanto, la mayoría de la unidades de producción abastecen a industrias procesadoras no propias, entregando leche fría de calidad, y sólo en la mitad de los casos son premiados o castigados por calidad.

Con la globalización de la economía se ha dado un fuerte impulso al factor de inocuidad de los alimentos, aspecto que se refleja en el incremento de las exigencias y cuidados en los mercados internacionales respecto a los productos alimenticios que adquieren; esto conlleva a que las prácticas de producción, procesamiento, transporte y almacenaje estén cada vez más sujetas al escrutinio intenso, tanto de instancias nacionales como internacionales (Pérez Hernández y Rojo Rubio, 2003). Para la industria procesadora de leche, es cada vez más importante contar con un suministro suficiente y oportuno, y que además ésta sea de la mejor calidad posible; por lo que este factor toma cada vez más relevancia en la competitividad de las empresas de lácteos en México (FIRA, 2001; Carranza-Trinidad et al. , 2007), y en la cadena productiva lechera este factor es crítico (Cuevas et al. , 2007). La integración de las unidades de producción a la red de valor de la leche bovina es deficiente, sobre todo en los pequeños productores. En un estudio de rentabilidad de los sistemas de producción de leche (FIRA, 2001), se encontró que en el sistema intensivo 39% de las unidades de producción estuvieron integradas hacia la comercialización. En contraste, para los sistemas familiares fue 0%. Cuevas et al. (2007) encontraron que en Hidalgo no existe organización para la producción; la integración entre eslabones es mínima, sólo se da de los proveedores de insumos a los productores, en unidades de producción de mediana tecnología, y más directamente con aquéllas de alta tecnología (integración vertical de la producción hasta la industria de transformación). En Aguascalientes, aunque la mayor parte de los pequeños productores (43.1%) estuvieron integrados en centros de acopio, los grandes productores presentaron un nivel de integración vertical mayor que los pequeños (Carranza-Trinidad et al., 2007). Para lograr equidad en la cadena productiva lechera se requiere favorecer mecanismos de integración entre pequeños productores de leche e industrias de transformación que favorezca un mayor rendimiento en la industria de transformación y se obtenga un producto de mayor calidad (Cuevas Reyes et al. , 2007).

Características de las tierras de cultivo

En las unidades de producción estudiada, la agricultura y la ganadería están estrechamente relacionadas; 85% de las empresas con bovinos Jersey de registro tienen tierras de cultivo, y la gran mayoría de éstas (96%) producen parte de los forrajes que utilizan. Aunque con superficies muy variables, el promedio de las tierras de cultivo fue de 65 ha por criador; sin embargo, la mayoría tienen superficies pequeñas (59% menores que 50 ha), 74% de las tierras de cultivo son de riego (promedio de 49 ha). La relación estrecha entre la agricultura y la ganadería también ha sido encontrada en otros estudios con productores de leche de tipo familiar, aunque con menores promedios para superficie total e irrigada (Cervantes Escoto, 2001; Espinosa et al. , 2004).

De las unidades de producción 48% tienen áreas forrajeras para pastoreo, con un promedio de 62 ha, y son mayores que las reportadas en los sistemas familiares de producción de leche en México (Cervantes Escoto, 2001; Lara-Covarrubias et al. , 2003; Espinosa et al. , 2004). Se observaron varios tipos de áreas de pastoreo, desde agostaderos en las zonas semiáridas y praderas con monocultivo en las tropicales, hasta praderas mixtas en las zonas templadas. Para la asignación de forraje a los animales, el sistema más utilizado (54%) fue el pastoreo en franjas con apoyo de cerco eléctrico.

Información general del hato

De los hatos Jersey de registro, 85% se iniciaron entre 1995 y 2007, con animales provenientes de hatos mexicanos (48%), canadienses (26%), australianos (15%) y estadounidenses (4%). La distribución de los hatos en las regiones climáticas de México fue: 56% en climas secos, 19% en templados, 11% en cálidos y 15% en semicálidos. Lo anterior refleja la adaptabilidad del ganado Jersey a ambientes diversos, y representa una oportunidad para la comercialización de pie de cría en diversas regiones climáticas del país y del extranjero. El Informe Nacional sobre los Recursos Genéticos Pecuarios (SAGARPA, 2002), describe a los Jersey como una raza en expansión debido a su rusticidad, adaptación a ambientes diversos y a la creciente importancia económica de los sólidos totales en leche.

Los hatos con bovinos Jersey de registro en México se localizaron en 10 estados de la República Mexicana; pero en los estados de San Luis Potosí, Guanajuato, Aguascalientes y Querétaro se encontró 56%. Por otra parte, la población total de bovinos Jersey de registro es de aproximadamente 4000 animales; distribuidos principalmente (68% de la población) en los estados de Querétaro, Morelos y San Luis Potosí.

Aunque 38% de los hatos tiene menos de 25 animales puros de registro, el promedio fue 158 (81% de las vacas en control de producción). La población de animales Jersey con registro representó 80% de la población de raza pura. De los hatos con bovinos Jersey de registro, 56% fueron empresas que sólo utilizan Jersey, mientras que 44% utilizan Jersey y otras razas lecheras (principalmente Holstein, 69%). Las empresas mixtas en promedio manejan mayor cantidad de animales que las de sólo Jersey (882 y 242, respectivamente). En general, el tamaño de los hatos, tanto de Jersey como los mixtos, fueron mayores que los hatos reportados para lechería familiar (Cervantes, 2001; Espinosa et al., 2004; Cervantes et al., 2007), pero los hatos de animales exclusivamente Jersey fueron menores que los hatos comerciales especializados reportados en otros estudios (SAGARPA, 2001; FIRA, 2001; Carranza-Trinidad et al., 2007). La presencia de hatos relativamente pequeños en empresas Jersey de registro, sugiere posibilidades de uso de este material genético, dada la analogía en problemáticas técnicas comunes con productores lecheros comerciales pequeños, como los de empresas familiares y de doble propósito.

La composición promedio de los hatos Jersey puros (con o sin registro), según la edad y el estado productivo, se presenta en el Cuadro 1. Considerando la estructura del hato productivo, 81% de las vacas se encontraron en ordeño y el resto secas, lo que sugiere una eficiencia productiva relativamente buena. Este indicador fue ligeramente menor que el reportado para las empresas lecheras con alto nivel tecnológico en Aguascalientes (86%); (Carranza-Trinidad et al., 2007) y para los hatos Holstein en programas de mejoramiento genético en los EE.UU. (85.8 a 87.3%) (Oleggini et al., 2001); y similar al 80% observado en empresas tecnificadas de Hidalgo (Cuevas et al. , 2007) y con nivel tecnológico bajo o medio (84 y 83%) en Aguascalientes (Carranza-Trinidad et al. , 2007); y superior a los obtenidos por Espinosa et al. (2004) en los sistemas de producción familiar (75% para los de traspatio y 50% en los de pastoreo).

Equipamiento de las unidades de producción

Aunque el equipamiento fue variable de acuerdo con las condiciones y exigencias de cada unidad de producción, la mayoría de ellas tienen la infraestructura, maquinaria y equipo necesarios para realizar eficientemente las actividades de las diferentes áreas de una empresa lechera, incluyendo las relativas al mejoramiento genético de los hatos. Así, más de 50% de las unidades de producción tienen: bodega, silos, tractor, picadora de forraje, ordeñadora mecánica, sistema de enfriamiento, oficina, computadora y software, corrales de alojamiento y de manejo, área de crianza, termo criogénico, y pozo profundo.

Alimentación de los animales

El tipo de estabulación es la parte más importante en la definición del sistema de producción, y se refiere al alojamiento de los animales y a la manera en que se les alimenta (Gasque y Blanco, 2005). De las empresas estudiadas, 56% son manejadas en estabulación, donde las vacas en producción son confinadas permanentemente y los alimentos (forrajes y concentrados) son ofrecidos en comederos; 26% en semiestabulación, donde los animales son confinados por más de cuatro horas al día o durante una época del año (principalmente durante el estiaje; y un periodo menor a seis meses); y 19% en pastoreo, en los cuales la alimentación está basada en pastoreo todo el año, con o sin suplemento.

El uso de alimentos concentrados fue generalizado (96%); en 65% de las unidades de producción (UP) se suministran alimentos balanceados comerciales y las restantes preparan el alimento. El uso de concentrado en las dietas es común en las empresas de bovinos lecheros comerciales del sistema especializado (FIRA, 2001; Osorio-Arce et al., 1999) y en las de lechería familiar que desean mejorar el rendimiento de leche por vaca (Cervantes Escoto, 2001). La utilización de forrajes conservados de buena calidad también es alta: 78% suministran forrajes ensilados (75% de maíz) y 89% henificados (70% de alfalfa). El porcentaje de productores que incluyen alfalfa, ensilado de maíz y que utilizan residuos de cultivos (48%, principalmente rastrojo de maíz), respecto a los reportados en otros trabajos con bovinos lecheros (Cervantes Escoto, 2001; Cuevas et al. , 2007), los ubica como productores de tecnología alta, interesados en mejorar las condiciones y la productividad de sus empresas. Casi la mitad de los productores manifestaron comprar la totalidad del forraje para conservar (o conservado) como ensilado o heno (43 y 46%) y los productores que suministran residuos de cultivos en su mayoría los compran. Esta dependencia de forraje producido fuera de la unidad de producción es mayor que la reportada para los sistemas de bovinos lecheros intensivos y familiares (FIRA, 2001). De lo anterior se concluye que en las unidades de producción Jersey de registro mexicanas existe una gran dependencia de la compra de forrajes y granos forrajeros.

En los hatos estudiados la alimentación durante la lactancia está basada en el suministro de leche entera (70%) dos veces al día (78%). Esta etapa dura, en promedio, tres meses, periodo en el que los animales lactantes tienen 430 g de ganancia diaria de peso promedio y alcanzan 64 kg al final de la etapa.

Manejo reproductivo en las unidades de producción

En todos los hatos Jersey de registro se utiliza la inseminación artificial, y en promedio se aparea 87% de las vacas con esta técnica, lo que sugiere que ésta es la principal vía de mejoramiento genético. La monta natural se usa en cerca de la mitad de los hatos, en uno de cada cuatro servicios. Por último, la transferencia de embriones y la inseminación artificial con semen sexado tienen poca difusión entre los hatos (26 y 11%). En estudios realizados en Jalisco e Hidalgo (Cervantes Escoto, 2001; Cuevas et al., 2007) se observaron menores porcentajes de productores que usan inseminación artificial, lo que puede explicarse por la naturaleza de los hatos Jersey (de registro y de mayor tamaño) y por los objetivos de este sistema de producción; sin embargo, también sugiere la necesidad de políticas de apoyo gubernamental para la difusión e implementación del uso de la inseminación artificial en empresas de productores lecheros comerciales. Como ejemplo de la importancia e impacto que puede tener esta tecnología, Cervantes Escoto (2001) estimó que los promedios de producción en los hatos de bovinos lecheros que utilizaron la inseminación fue 5.2 L y más alta que los que no inseminaron, ventaja que en gran medida se debe al mejoramiento genético que se propicia con esta técnica.

Ordeño y producción de leche

En 96% de los hatos se ordeña mecánicamente dos veces al día y también, en la mayoría, se realizan las actividades básicas de rutina de ordeño: lavado de la ubre (63%), presello (52%), despunte (89%) y sellado (81%). Estos indicadores son superiores a los reportados en unidades de producción familiar para el tipo de ordeño (Cervantes Escoto, 2001; Cervantes et al. , 2007) y para las actividades de rutina de ordeño de los productores del estado de Hidalgo con tecnología baja, pero no para los de tecnología media y alta (Cuevas et al. , 2007).

La producción promedio de leche en línea por vaca al día, aunque con mucha variación, fue 19.6 L. Como productores de ganado Jersey de registro, el nivel de producción es aceptable y está dentro de los niveles de producción de los sistemas semiespecializados en México (FIRA, 2001) y de las empresas lecheras de tamaño medio en Aguascalientes (Carranza-Trinidad et al. , 2007), ambos estudios hechos con empresas comerciales. La producción de leche en los hatos depende de diversos factores, entre los que destacan la calidad de los ingredientes usados en la alimentación y la raza. La producción de leche en línea por vaca por día de los hatos estabulados fue la mayor (21.6 L), seguida de pastoreo (16.8 L), y la menor producción se encontró en los semiestabulados (13.6 L). Por otra parte, los hatos mixtos presentaron mayor producción de leche en línea que los Jersey puros (21.8 vs 16.5 L), lo que puede ser explicado por la raza (principalmente Holstein) y la proporción de animales que componen a los mixtos. Los niveles moderados de producción de leche por vaca por día obtenidos por los criadores Jersey de registro son consistentes con los recursos sociales, técnicos y económicos de los sistemas de producción, y sugieren la posibilidad de uso de este material genético para incrementar la producción de leche de empresas con niveles bajos de producción de leche, como los sistemas de ganadería familiar y de doble propósito, disminuyendo una posible interacción genotipo por ambiente.

De las unidades de producción, 74% tiene estacionalidad en la producción de leche, siendo los meses de febrero, marzo y abril los de mayor producción. Lo anterior no coincide con los datos reportados para la estacionalidad de la producción de leche en México (SIAP-SA-GARPA, 2009), ya que la mayoría de los hatos estudiados se manejan en estabulación y semiestabulación. Lo anterior se puede explicar por la calidad de los forrajes henificados que reciben los animales durante los meses mencionados y por la estacionalidad de los partos.

Manejo sanitario

La mayoría de los entrevistados realizan manejo preventivo en sus hatos para disminuir la incidencia de enfermedades y parásitos; mediante la aplicación periódica de vacunas, desparasitación y participación en campañas nacionales de erradicación de enfermedades. En 85% de las unidades de producción se previene la incidencia de enfermedades, mediante la vacunación y la participación en campañas para el control de brucelocis y tuberculosis. En 74% de los hatos se controla la incidencia de parásitos internos y externos, y en 56% se aplican pruebas para detectar mastitis. En relación con la zonificación de las campañas nacionales contra enfermedades y parásitos, la mayoría de las unidades de producción se localizan en áreas geográficas en fase de control. En ellas se toman medidas zoosanitarias para disminuir la incidencia o prevalencia, lo que limita la movilización de animales hacia regiones con mejor status sanitario. Esta situación sugiere que la leche proveniente de estos hatos provee un producto benéfico para la salud de los consumidores mexicanos; sin embargo, el uso de estos animales por productores comerciales requiere apoyo técnico y financiero para la adaptación a sus condiciones ambientales.

Mejoramiento genético

De las actividades de mejoramiento genético en los hatos, la identificación de animales y el registro de datos productivos son realizados en forma rutinaria por prácticamente todos los criadores (100 y 67% en forma frecuente, respectivamente); sin embargo, la utilización de cruzamientos con otras razas y la selección utilizando los resultados de evaluaciones genéticas son poco (82%) o nunca (86%) utilizadas, mientras que la selección fenotípica por conformación, producción o pedigree, son poco o nunca utilizadas por aproximadamente la mitad de los criadores. Los resultados obtenidos en este estudio muestran el rezago del hato Jersey mexicano de registro comparado con el reportado en países desarrollados, asimismo sugieren un potencial para implementar programas de mejoramiento genético en estas poblaciones.

La selección de animales del propio hato es una parte importante del mejoramiento genético; en este estudio, todos los productores indicaron conservar, para reemplazos, prácticamente a todas las hembras que crían, lo que sugiere que la selección por esta vía es prácticamente nula. En la mayoría de los hatos prácticamente todas las crías machos son sacrificadas antes del destete, y sólo en algunos casos son engordados; sin embargo, en 66% se selecciona eventualmente a algunos de sus machos para ser usados como sementales en sus propios hatos.

En México, Rosales y Tewolde (1993) mostraron que del incremento genético en bovinos lecheros, 16% está dado por sementales y 84% por hembras, indicando que en el proceso de selección se le concede mayor importancia a las hembras, lo anterior debido a la posible importación de semen de sementales jóvenes o a la compra de semen barato; lo que no garantiza que sean animales sobresalientes para producción de leche. Estos autores mencionaron que una práctica de mejoramiento genético, que no es la mejor, pero que es constante en los hatos, y es el de evaluar a las vacas con base en su comportamiento productivo y dejar como reemplazos a las hijas de las vacas de mayor producción.

Los criterios para seleccionar (o comprar) reproductores más frecuentemente utilizados por los criadores de ganado Jersey mexicanos dependieron de si se trata de hembras, sementales o semen (Cuadro 2). Para hembras, el criterio más usado (94% de los criadores en forma regular o muy frecuente) es por características de conformación externa, mientras que para sementales los más frecuentes son las características de conformación (68%), el comportamiento productivo de sus parientes (64%) y el pedigree de los animales (64%), y para semen los resultados de evaluaciones genéticas (78%). En este último caso, las características consideradas importantes, en forma regular y muy frecuente por los productores, son conformación externa (88%) y producción de leche (92%); para las características de conformación, los productores consideraron de uso regular o muy frecuente aquellas relacionadas con el sistema mamario (88%), y patas y pezuñas (80%) (Cuadro 3).

Los principales criterios usados por los criadores para la asignación de semen o toro a las vacas fueron: evitar apareamientos entre parientes (59% en forma regular o muy frecuente), asignación en función de las características de las vacas (48%) y el uso de ciertos toros en vacas repetidoras (41%). Esto sugiere que los criterios más usados por los criadores están encaminados principalmente a reducir consanguinidad, a mejorar el balance en las características externas de los animales y a reducir los costos de producción.

En el Cuadro 4 se muestra el flujo de material genético (compra, venta o producción) en el hato Jersey de registro mexicano. La mayoría de los criadores manifestó que la compra, producción o venta de sementales son pocas veces o nunca realizadas (93, 78 y 92%, respectivamente), similar a la producción o venta de semen (81 y 92%); sin embargo, la mayoría de criadores frecuentemente compra semen (89%), lo que sugiere que el progreso genético vía padres es realizado a través de la compra del material genético. La compra, producción o venta de embriones es poco o nunca utilizada (96, 93 y 96%), similar a la compra o venta de vaquillas de reemplazo (81 y 89%); sin embargo, la producción de vaquillas para su propio reemplazo es realizada por la mayoría de los criadores (96%). Lo anterior indica que la venta de material genético no es la actividad principal de los criadores Jersey. Esto tiene consecuencias para los potenciales productores de leche demandantes de material genético, especialmente los de bajos ingresos, e indica la necesidad de fomentar el servicio de los criadores a los productores a través de políticas gubernamentales que fomenten el uso de material genético sobresaliente en los productores comerciales. Asimismo, representa una oportunidad para implementar programas nacionales de mejoramiento genético en las poblaciones de los criadores.

La adquisición de material genético por los criadores es vía compra de semen (100%), hembras de reemplazo (26%) y embriones (15%). Las principales compañías de las que adquieren semen son Alta Genetics y Semex, empresas de las que compran el mayor porcentaje de criadores (67 y 48%), y representa aproximadamente la mitad del semen comprado (51 y 42%). El principal proveedor nacional es el Rancho San Carlos (Carranco), quien provee principalmente a los productores de su región de influencia (15%) suministrando, en promedio, 75% del semen que utilizan. La adquisición de animales (hembras y machos) en la mayoría de los casos proviene de hatos nacionales (73%) y de Canadá (27%) y los EE.UU. (20%). Los únicos proveedores de embriones mencionados por los criadores son: Rapid Bay Inc. (75%) y Semex (25%); lo que muestra la dependencia de material genético de otros países y la necesidad de implementar programas nacionales de mejoramiento genético que beneficien directamente a los criadores e indirectamente a los productores comerciales y consumidores. Según Espinosa (2001), en años recientes la balanza comercial pecuaria ha sido deficitaria en la mayoría de los productos (sobre todo la leche), por lo que es necesario plantear alternativas para incrementar los niveles de producción y productividad pecuaria, que permitan reducir las importaciones.

Uno de los problemas de la importación es que no todo el material genético disponible es adecuado para las condiciones de producción en México, y el germoplasma identificado como superior en el país de origen no necesariamente será el mejor para el país importador. Adicionalmente, varios estudios con poblaciones lecheras mexicanas manifiestan interacción entre evaluaciones genéticas para producción de leche; es decir, los sementales tuvieron cambios en la jerarquización de su mérito genético (Stanton et al., 1991; Cienfuegos-Rivas et al., 1999). La existencia de interacción genotipo por ambiente puede reducir los beneficios potenciales de importar germoplasma con mérito genético superior (Cienfuegos-Rivas et al. , 1999), por lo que es mejor evaluar a los animales en las condiciones en que éstos se desarrollan. Además, las evaluaciones genéticas nacionales permiten evaluar el germoplasma nacional y compararlo objetivamente con el importado. También se evita o disminuye la dependencia tecnológica y económica, y se pueden considerar objetivos de producción específicos. Así, las importaciones de calidad genética no probada localmente, no sólo favorecen la fuga de divisas y la dependencia, sino también inhiben el progreso genético nacional (Stanton et al. , 1991; Rosales y Tewolde, 1993; Cienfuegos-Rivas et al. , 1999). La dependencia de las importaciones ha sido documentada en algunos estudios. Espinosa (2001) realizó un estudio para identificar las variables económicas y de política que han tenido un impacto positivo en la productividad pecuaria de México, y encontró que las importaciones de pie de cría tuvieron un efecto positivo, aunque no importante, en la productividad total.

Los países de origen de los animales mencionados regular y muy frecuentemente por los productores son Canadá y EE.UU., tanto para hembras (75 y 70%) como para machos (73 y 77%). Estos resultados coinciden con lo encontrado en otros estudios en bovinos lecheros mexicanos (Rosales y Tewolde, 1993; Cienfuegos-Rivas et al. , 1999; Valencia et al., 1999), en los que se señala la dependencia de germoplasma de los EE.UU. y Canadá, por lo que concluyen que el mejoramiento genético en los hatos mexicanos de bovinos Holstein es principalmente vía importaciones, con la consecuente dependencia tecnológica.

Respecto a las evaluaciones genéticas de ganado Jersey realizadas en México, 59% de los productores declararon confiar en sus resultados, pero sólo una minoría (22%) las utiliza. Las razones expuestas por las que desconfían de los resultados son desconocimiento (62%) y la poca cantidad de información utilizada para la evaluación (23%). Así, para mejorar el impacto de las evaluaciones nacionales es necesario reducir la desconfianza a través de un mayor del flujo de información hacia los productores, pero más importante es fomentar el uso de las mismas mediante la concientización de los productores sobre el papel que juegan en el mejoramiento genético de la ganadería del país. Según Valencia et al. (1999), para que el desarrollo de las evaluaciones genéticas nacionales sea más eficiente y mejore la genética del hato bovino nacional, es conveniente la participación conjunta de diferentes entidades oficiales y privadas, y de productores e instituciones de educación e investigación relacionadas con la industria lechera bovina.

Para el caso de la leche en México, los reportes de SIAP-SAGARPA (2009) muestran que la producción nacional ha sido insuficiente para cubrir la demanda, por lo que en las décadas recientes el país ha sido un gran importador de leche y sus derivados. Por ejemplo, en 2007 se produjeron aproximadamente 10.346 millones de toneladas de leche, que no alcanzaron a satisfacer la demanda, por lo que se tuvo que importar más de 150 mil toneladas de leche en polvo del mercado internacional, colocándonos entre los principales importadores de este producto. Respecto a las exportaciones nacionales, comparadas con los volúmenes importados no son significativas, representando sólo 1.5% del volumen de las importaciones de leche en la década más reciente.

El Gobierno Federal ha implementado diversos programas para el mejoramiento genético animal en México. En 1999 México estableció el Consejo Nacional de los Recursos Genéticos Pecuarios (CONARGEN), asociación civil integrada por Asociaciones de Criadores de Ganado de Registro, Instituciones de Educación Superior, Investigación y Servicio, y el Gobierno Federal (SAGARPA, 2002). El CONARGEN tiene los propósitos de coordinar y supervisar la implementación del Programa Nacional de los Recursos Genéticos Pecuarios, el cual tiene el objetivo de conjuntar esfuerzos entre distintos actores para la conservación y desarrollo de los recursos genéticos pecuarios nacionales (Lastra Marín et al. , 2001). A pesar de estos esfuerzos, la transmisión de los apoyos hacia productores comerciales ha sido limitada, y se requieren mecanismos de asistencia técnica y financiera de apoyo tanto a criadores como a productores comerciales.

Los productores de leche tienen que efectuar decisiones complejas en sus unidades de producción; tales como desecho, selección o compra de animales y semen. Esto en circunstancias de incertidumbre como el clima, el precio de los productos y las políticas gubernamentales. Por lo anterior, las capacidades de la organización de los productores son de gran importancia para el éxito de las empresas con bovinos lecheros, especialmente las que poseen la mayor cantidad de animales, como la ganadería familiar y de doble propósito, las cuales pueden contribuir en forma más importante al suministro de leche a la población mexicana.

Dado el tamaño reducido del hato Jersey nacional de registro, se requiere implementar estrategias de mejoramiento genético que consideren las características técnicas y económicas de las unidades de producción y los aspectos sociales en los criadores, para incorporar los genes superiores ya identificados en esta raza a las poblaciones de productores comerciales de bovinos lecheros. Los criadores de ganado de registro pueden y deben jugar un papel relevante en el mejoramiento genético de la ganadería lechera, que redunde en beneficio de los productores comerciales de leche de bovinos, y que fomenten el desarrollo de empresas rurales y generen ventajas para los consumidores.

 

Conclusiones

Los criadores mexicanos de bovinos Jersey de registro tienen experiencia, educación y potencial para organizarse e implementar innovaciones tecnológicas en el corto plazo. Sin embargo, para generar aumento en la productividad de las empresas comerciales y desarrollo social y económico del sector, se debe establecer y continuar con políticas de apoyo tanto para criadores como para los productores lecheros, que faciliten su interacción y la comercialización del material genético superior, ya identificado y evaluado, a la población comercial.

La selección de animales en los hatos de los criadores es reducida, y las actividades de mejoramiento genético se concentran principalmente en identificar animales y recolectar registros productivos. El mejoramiento genético de los hatos es principalmente vía la importación de semen de los Estados Unidos de América y Canadá, por lo que se requiere utilizar los resultados de las evaluaciones genéticas para disminuir o evitar la dependencia tecnológica y económica. A pesar de contar con evaluaciones genéticas de los animales, su comercialización no es la actividad principal de los criadores de Jersey en México, lo que genera una oportunidad para implementar programas nacionales de mejoramiento genético y fomentar la comercialización del germoplasma sobresaliente.

 

Agradecimientos

Los autores agradecen a la Asociación Mexicana de Criadores de Ganado Jersey de Registro A. C., por facilitar la información productiva y genealógica utilizada en este estudio; asimismo, al Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología y al Consejo Mexiquense de Ciencia y Tecnología por el financiamiento otorgado para los estudios de Maestría en Ciencias del primer autor.

 

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