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Agricultura, sociedad y desarrollo

versión impresa ISSN 1870-5472

agric. soc. desarro vol.6 no.1 Texcoco ene./abr. 2009

 

Impactos de la migración en la juventud: San Juan Guelavía

 

Impacts of migration in youth: San Juan Guelavía

 

Gloria Zafra y Ma. Magdalena López-Rocha*

 

* Instituto de Investigaciones Sociológicas de la UABJO, Murguía 306 esquina avenida Juárez, colonia Centro, Oaxaca. 68000. fax 01 951 66019, (gzafrauabjo@yahoo.com.mx) (magdalopezrocha@yahoo.com.mx)

 

Resumen

Este artículo, resultado de una investigación más amplia, es un acercamiento a cómo las acciones de los jóvenes, impactados por la migración o por la urbanización están planteando tensiones y retos a la vida comunitaria y a sus sistemas tradicionales culturales y de organización política. Como grupo de la población han estado excluidos debido a que la noción de jóvenes ciudadanos, todavía, en algunas comunidades indígenas y regidas por el sistema de usos y costumbres, sigue siendo una ficción; situación que se está traduciendo en la presencia y aumento de pandillas juveniles violentas, embarazo de adolescentes, alcoholismo y drogadicción.

Palabras clave: Género, indígenas, jóvenes, migración.

 

Abstract

This article, which is a byproduct of a broader research, is an approach at how the actions of young people, affected by migration or by urbanization, are producing tension and challenges in the community life and their traditional cultural systems and political organization. As a group in the population, they have been excluded because the notion of young citizens, in some indigenous communities that are ruled by the system of customs and practices, is still fiction; this situation is translating into the presence and rise of violent juvenile gangs, teen pregnancies, alcoholism and drug addiction.

Key words: Gender, indigenous peoples, youth, migration.

 

Introducción

La migración, reconocida como una temática mundial, es un fenómeno que ha sido estudiado desde distintas disciplinas, enfoques y preocupaciones. Su análisis ha dado origen a nuevas formas de entender el mundo y las relaciones sociales, visibilizando a actores que, como lo ha mostrado el enfoque de género, no habían sido considerados hasta hace poco, como lo son las mujeres.

Los impactos producidos por los movimientos migratorios, ya sea en el lugar de origen o en el de destino, varían de acuerdo a factores económicos, geográficos, socio-culturales así como por razones de género y generación. Para el continente americano, la decisión de hombres y mujeres de migrar o no hacerlo hacia los EE. UU., a cierta edad, también, adquiere sentidos diferentes de acuerdo con la transición demográfica y ocupacional. Lo cierto es que los cambios producidos por los movimie ntos migratorios forman parte de la interconexión de dos espacios geográficos conectados al mismo fenómeno (Herrera, 2002: 86). De manera que las acciones, tanto de hombres como mujeres, están afectando las fronteras que definen el orden social establecido en ambos espacios.

Giaconda Herrera (2002:86), señala que los trabajos sociológicos norteamericanos han privilegiado el fenómeno desde el lugar de destino, desde la condición de inmigrantes, discutiendo procesos tales como la adaptación, asimilación, resistencia, guetoización, discriminación o transnacionalización; estudios que ponen especial atención en las consecuencias de esos nuevos contingentes humanos para el mercado laboral, la economía local, las políticas sociales y las leyes en las sociedades receptoras.

Para los estudiosos de México, los movimientos de población hacia los EE. UU. son la alternativa de trabajo más sobresaliente de la sociedad de fines del siglo XX y principios del actual. Por la magnitud de la población involucrada, las remesas enviadas por los migrantes a sus lugares de origen, las características de las personas que salen del país: hombres, mujeres, niños, familias completas y los lugares y tipo de trabajos en los que se emplean, la relación se ha hecho más estrecha entre ambos lugares. Porque la migración no sólo ha transformando los lugares de destino sino también los de origen, afectando tanto a los que se van como a los que se quedan. Tal es el caso de estados como el de Oaxaca, que ocupa el séptimo lugar nacional en la salida de población hacia el vecino país del norte y se ubica entre los nueve primeros estados de la República Mexicana receptores de remesas familiares.

Para los fines de este texto, el punto de partida será el lugar de origen y la observancia de lo que pasa con la población que se queda; en general mujeres, niños, jóvenes y adultos mayores. Aquí referiremos un caso que aborda un sector social poco estudiado: los jóvenes, hombres y mujeres de una comunidad indígena zapoteca de los valles centrales del estado de Oaxaca que se rige bajo un sistema político denominado de Usos y Costumbres. Una comunidad que presenta un tejido social rural en transición, en conflicto y con manifestaciones, por un lado, de prácticas de bandas juveniles, violencia y hechos de sangre; y por otro embarazo adolescente y violencia intrafamiliar que están evidenciando un conflicto latente entre generaciones.

Este trabajo es parte de un proyecto de investigación que se realiza con apoyo de Indesol, que hemos denominado: "Impactos de la Migración en el papel de las mujeres en el ámbito público" en seis comunidades de alta migración, de regiones distintas; unas regidas bajo formas de gobierno conocidas como usos y costumbres y otras donde predomina el sistema de partidos. El objetivo es conocer si la migración está contribuyendo a fomentar una mayor participación de las mujeres en el ámbito público y si su mayor participación en la toma de decisiones y en el acceso a distintos cargos de representación está permitiendo acortar la brecha de desigualdad entre hombres y mujeres.

Aplicando el enfoque de género, intentamos seguir toda una línea de investigación, surgida en la década de los setenta con los estudios antropológicos, que intenta romper con la invisibilidad de las mujeres en la producción teórica sobre los movimientos migratorios, la cual se había distinguido por su sesgo no sólo economicista sino también androcéntrico (Gregorio, 1998).

Partimos del supuesto de que las acciones de las mujeres y los jóvenes, impactados por la migración o por la urbanización, como actores sociales emergentes, permiten mostrar las tensiones y los retos que tienen la vida comunitaria, sus sistemas tradicionales culturales y de organización política para absorber una categoría o estatus social que hasta hace unos años había estado ausente, donde la noción de jóvenes ciudadanos todavía no existe.

Para la realización de esta investigación se hizo acopio de información estadística sociodemográfica desagregada por sexo; se aplicaron técnicas de investigación cualitativa como entrevistas abiertas y cerradas; además, se entrevistaron a los actores sociales de la comunidad como son autoridades municipales, a mujeres representantes de comités municipales; así como líderes juveniles.

 

Apuntes sobre la migración en Oaxaca

La migración internacional es una de las características predominantes en las relaciones sociales y políticas del mundo contemporáneo. En 2006, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) estimó que 191 millones de personas viven en un país diferente al de en que nacieron, y que 51% de las migrantes internacionales son mujeres. En el mundo, miles de personas se movilizan por causas y en proporciones diferentes: guerra, violencia étnica, religiosa, persecución, riesgos naturales, mejores empleos o salarios.

México no ha estado exento de las dinámicas de los movimientos poblacionales, ya que desde finales del siglo XIX hay migración de mexicanos a EE. UU. De acuerdo con el documento "Migración Mexicana hacia EE. UU." del Consejo Nacional de Población (CONAPO, 2004), el flujo migratorio mexicano hacia EE. UU. creció 13 veces de 1970 a 2004. Según este informe el periodo de mayor migración fue de 1990 a 2000, cuando salieron del país alrededor de 3.3 millones de personas.

En el país, los patrones tradicionales de la migración han cambiado. A la lista de estados que presentaban alta intensidad migratoria (Aguascalientes, Colima, Durango, Guanajuato, Jalisco, Michoacán, Nayarit, San Luis Potosí y Zacatecas) se han sumado otros, entre ellos Puebla, Guerrero y Oaxaca (Alvarado, 2005). En la actualidad hay más heterogeneidad del perfil de los migrantes habiendo una mayor proporción de aquellos de origen urbano, una creciente presencia femenina y mayor escolaridad.

La pobreza, marginación, bajos índices de productividad y la falta de infraestructura productiva, así como de empleos, son las principales causas de la migración en Oaxaca. En la entidad, 94% de los 570 municipios están clasificados como localidades que tienen entre media y muy alta intensidad migratoria (Reyes y Ramírez, 2005:43). El Estado de Oaxaca ocupa el séptimo lugar en expulsión de mano de obra a la unión americana (ENE, 2002). La migración, aunque va en aumento sigue siendo de carácter temporal (Ortiz, 2004).

En el estado de Oaxaca 80.3% de sus municipios están en condiciones de alta y muy alta marginación, 57.5% de su población habita en localidades menores a 2500 habitantes, 41% de sus residentes se dedica a actividades agropecuarias, 28% de su población percibe menos de un salario mínimo, y en él se concentra 18.50% de la población indígena nacional (Ortiz, 2004; Reyes y Ramírez, 2005).

De Oaxaca cada año salen aproximadamente 150 mil personas para emplearse principalmente en el noroeste de México y en los EE. UU. Se calcula que un millón de oaxaqueños radican temporalmente o de forma permanente en ese país, incorporándose en su mayoría al sector agrícola del estado de California (Ramos y Arellano, 2004).

 

San Juan Guelavía

San Juan Guelavía está a media hora de la ciudad de Oaxaca y se ubica en la región de los Valles Centrales. Tiene una superficie de 18 kilómetros cuadrados (0.019% de la superficie estatal) de la cual 35% es terreno bajo y 65% temporal; su clima es templado, y colinda con cinco pueblos y tres ejidos.

Guelavía es un pueblo zapoteco con más de cuatro siglos de historia. El intelectual indígena Epifanio García (2000) recuperó cien de ellos en su libro "Imagen de un pueblo indígena a fines del siglo XX". En su obra, escribe que la fundación de Guelavía data de 1560 pero sus títulos fueron expedidos hasta 1723; explica que durante los 163 años que transcurrieron entre ambos sucesos, su comunidad sostuvo luchas con cinco pueblos y tres haciendas. Estas disputas jurídicas y violentas dejaron muchos muertos.

De la memoria colectiva, García infiere que las enfermedades y la migración han propiciado, en momentos diferentes, el descenso de la población en Guelavía. Durante la primera mitad del siglo XX, el municipio enfrentó dos fuertes epidemias: la tifoidea y la viruela negra, que redujeron considerablemente el número de habitantes. En la segunda mitad del siglo XX aproximadamente 250 familias se avecindaron en distintas ciudades del país, así como en los EE. UU.

Los habitantes de Guelavía son, en su mayoría católicos; hasta finales del siglo pasado lo eran 95% de sus pobladores; a principios de este, ya hay familias con otras religiones. La importancia de la religión en la comunidad se observa con el número de misas que se ofician durante el año y que llegan en promedio a 250, debido no sólo a las misas dominicales, sino también a los servicios religiosos que se ofrecen por mayordomías, quince años, bautizos, defunciones, presentaciones de niños, casamientos y otros motivos.

En la comunidad las personas comúnmente se comunican en zapoteco, puesto que un importante porcentaje (71%) lo habla. La población joven es la que menor interés tiene en hablar la lengua, algunos solamente la entienden. En el caso de las niñas y los niños que cursan su educación básica reciben enseñanza en su lengua, ésto debido a la reforma educativa de 1993, en la que se establece que los hablantes de lenguas indígenas tendrán acceso obligatorio a la educación en su propia lengua.

 

Dinámica poblacional

Guelavía tiene 2 940 habitantes (INEGI, 2005). En lo que va de este milenio, su población ha aumentado, es mayoritariamente joven y más de la mitad son mujeres (52%). Sin embargo, desde hace veinte años, este municipio no alcanza el total de la población que tuvo en la década de los ochenta cuando llegó a 3 645 habitantes; durante las siguiente década su población descendió drásticamente; en los años noventa bajó a 2 992 habitantes; la disminución continuó para 2000, cuando registró 2 914 pobladores.

En Guelavía se tiene la idea de que el descenso de su población tiene como principal causa la migración. Sin embargo, las estadísticas y entrevistas con mujeres hacen suponer que el descenso de la fecundidad también tiene un papel relevante. Así, durante la primera mitad del siglo pasado, las familias se distinguían por ser muy numerosas, con más de siete hijos; para la segunda mitad del siglo se observan cambios importantes en la fecundidad de las mujeres, con una tendencia a la disminución del número de hijos. Después de la década de los setenta, las mujeres tienen entre tres y cuatro hijos; actualmente el promedio de hijos vivos por mujer es de 2.8.

Los pobladores reconocen los flujos migratorios desde la década de los cincuenta. En esta investigación encontramos que la migración interna de hace treinta años tenía principalmente como destino la ciudad de Oaxaca, y menos de una cuarta parte se dirigía al Distrito Federal. En la actualidad la mayor parte de sus habitantes sale con destino a los EE. UU.

La búsqueda de oportunidades de trabajo y de mejores salarios son señaladas como las razones que siguen motivando la migración de sus habitantes hacia el vecino país del Norte. Los primeros migrantes fueron mayoritariamente varones en edad productiva, casados y con estudios inconclusos de primaria; luego en varios casos se fueron las esposas con los hijos e hijas. En fechas recientes la composición de quienes migran es más diversa y sus razones diferentes. Una de las características de la migración actual en Guelavía es la migración de varones jóvenes, solteros y con estudios de secundaria o incluso de bachillerato.

 

Juventud de Guelavía

Carlos Feixa (citado en Medina, 2000: 86) reflexiona que la juventud es una "construcción cultural" en el tiempo y en el espacio. Explica que cada sociedad organiza la transición de la infancia a la vida adulta aunque las formas y contenidos de esta transición son enormemente variables. En este sentido señala que para que exista juventud deben darse una serie de condiciones sociales como normas, comportamientos e instituciones que distinguen a los jóvenes de otros grupos de edad, y por otra una serie de imágenes culturales. Por ello, las características que tienen los jóvenes y las transformaciones que viven varían de acuerdo con las sociedades, culturas, etnias, clases sociales y género.

En Guelavía, todavía durante la década de los setenta y ochenta del siglo pasado, a los jóvenes se les reconocía básicamente por la edad. Se decía que una persona era joven si tenía entre doce y veinte años; era la edad para aprender el trabajo duro en el campo o en la casa. En esta comunidad, la costumbre había sido aleccionar desde pequeños a los hombres en el trabajo agrícola y a las mujeres en las labores domésticas, así como en la elaboración de alimentos para el autoconsumo o para la venta. Hombres y mujeres eran preparados de alguna forma para la vida adulta y conyugal, era lo que seguía en sus vidas, pues la edad para el matrimonio estaba entre 14 y 19 años. La única diversión o entretenimiento eran las mayordomías o las fiestas particulares. Respecto a la forma en cómo vivieron su infancia comentan dos mujeres de Guelavía, la primera de 45 años y la otra de 32.

Yo no tuve infancia, desde muy pequeña trabajé. Mi madre migró a la ciudad de México y radicó por varios años allá, en donde fue trabajadora doméstica. Desde chiquita mi mamá me daba a lavar los calcetines del patrón Ingresé a la primaria a los nueve años, cuando aprendí a transportarme sola de la casa a la escuela. Me casé joven pensado en que así mi vida cambiaría, pero fue peor.

Mis padres tuvieron ocho hijos, mi familia era muy pobre. Quizá por ello mis papás me dejaron una temporada con unos tíos en Huatulco. Como pude concluí la primaria. Después trabajé en una casa en la ciudad de Oaxaca. Fue como pude hacer la secundaria. Regresé a Guelavía porque enfermé; mis hermanos me dijeron que me viniera con mis hijas en tanto me curo; mi esposo trabaja en Oaxaca y yo me dedico a mis tres hijas.

La mayor parte del siglo pasado las familias consideraron las actividades escolares como secundarias, porque la tarea principal de todos sus miembros era asegurar la subsistencia de la misma con su trabajo en el campo. En la comunidad, para que los infantes asistieran a la primaria, la cual operaba desde mediados del siglo pasado, algunas familias los dispensaban de las actividades agrícolas; otras, la mayoría, les permitían asistir después de haber terminado sus tareas en el campo. Entonces eran pocos los infantes que concluían sus estudios, algunos desertaba tan pronto aprendía a leer y escribir. Hoy 84% de los habitantes de Guelavía sabe leer y escribir, y su grado de escolaridad promedio es 5.17; siendo menor el de las mujeres (4.83) al de los hombres (5.17).

Es hacia finales del siglo pasado que la percepción que se tiene de los grupos generacionales dentro de la población empieza a transformarse debido a múltiples factores derivados de la migración, urbanización, diversificación de actividades económicas y a la ampliación de los servicios educativos.

En Guelavía se reconocen diferentes grupos de población por la edad y por las actividades realizadas tanto en la familia como en la comunidad. Hoy refieren que los niños y niñas asisten al preescolar y a la primaria; son los que juegan, los que tienen juguetes, los que tienen fiestas con payasos, pastel y globos; que los jóvenes son aquellos que están en la secundaria, el bachillerato o en la licenciatura, son los que están aprendiendo, los que saben usar las nuevas tecnologías, los inmaduros, los que no obedecen a la familia y a las autoridades, los que están cambiando físicamente, los que visten holgado o apretado; ancho o ajustado; escotado, los que se pintan el cabello, se maquillan; los que en sus tiempos libres están viendo televisión, están en el Internet o vagando con los amigos, los que juegan en la cancha de básquetbol o de fútbol, los que pasean con sus novios y novias en el parque, los que se drogan, se emborrachan y se agreden; en tanto que los adultos son quienes trabajan y participan en el desarrollo social, político y económico de la comunidad.

En la población joven se encontró que en Guelavía 25% de sus habitantes tiene entre 15 y 29 años de edad, siendo mayoría mujeres (54%). Las autoridades municipales y educativas, así como padres y madres de familia reconocen que los jóvenes varones son menos porque están migrando a los EE. UU. y muchos lo hacen tan pronto concluyen la secundaria o el bachillerato; observan que sus decisiones son motivadas por la certeza que tienen de encontrar trabajo para ganar dinero, y que al irse podrán gozar de mayor libertad e independencia. Sobre este fenómeno migratorio de la población joven masculina comenta Narciso Aquino, director de la escuela primaria de esta comunidad:

De un total de 200 muchachos inscritos en educación básica, sólo llegan al telebachillerato 15 o 20; el resto de jóvenes no sabemos dónde queda, los estamos rastreando para saber si están en escuelas de Chihuahua, si ya entraron a trabajar o de plano se fueron con sus parientes a EE. UU.

Como se dijo, algunos jóvenes varones migran durante o al finalizar sus ciclos escolares; otros deciden hacerlo después de contraer matrimonio. En ellos, las razones más comunes que los motivan a irse son la búsqueda de mejores oportunidades de empleo y de salarios que les permitan construir una casa, ahorrar dinero, adquirir materiales y herramientas para emprender un negocio o un oficio; o bien para solventar compromisos sociales como bodas, bautizos y presentaciones.

 

Escolaridad

En las dos últimas décadas los jóvenes de Guelavía han ampliado sus oportunidades de estudio debido a diversos factores; entre otros la fundación de instituciones educativas en su municipio. A finales de la década de los ochenta (1988) inicia sus actividades la telesecundaria, y posteriormente el telebachillerato en 2001. También en varias familias las remesas han dado la posibilidad de costear estudios de nivel medio superior y superior para algunos de sus miembros.

Por otro lado, en la mayor parte de las familias la educación de las y los hijos es ya una prioridad. Hoy padres y madres de familia refieren con frecuencia que eximen a sus hijas e hijos de las actividades agrícolas u otras porque consideran que su principal responsabilidad es la escuela; aunque todavía se encuentran familias en las que se privilegia la formación de los varones; en otros casos son las madres quienes apoyan, moral y económicamente a las hijas para que no se casen y continúen sus estudios de nivel medio superior y superior.

En este contexto, actualmente, del grupo de edad de 15 a 29 años, sólo nueve personas no tienen escolaridad, tres son hombres y seis mujeres; 45% tiene estudios de primaria; 31% de secundaria y 20% de bachillerato. La proporción de hombres y mujeres en cada nivel es variable, pero la brecha entre ambos se amplía de forma muy significativa en el bachillerato, con saldos positivos para las mujeres.

Como se dijo, Guelavía cuenta, desde principios de este siglo, con el Centro de Bachillerato Tecnológico y Agropecuario (CBTA) No. 109. De esta institución educativa han egresado cinco generaciones y el principal problema que ha presentado son sus altos índices de deserción. Así, el promedio de ingresos ha sido de 33 estudiantes y el de egresos de 21.

En el telebachillerato de Guelavía, los porcentajes de deserción en hombres y mujeres son elevados, muy a pesar de que 80% de su población estudiantil goza de becas económicas del programa federal Oportunidades.

La mayor parte de la población estudiantil de nuestra escuela depende económicamente de sus padres; la edad promedio de los alumnos que egresan es de 18 a 20 años y consideramos que del total de egresados sólo entre 2 y 3% estudia la universidad. Muchos jóvenes se incorporan al trabajo productivo, buscan oportunidades en la ciudad de Oaxaca o en EE. UU. (Coordinadora del CBTA, Lidia Rocío Centeno González; 2008).

Las autoridades educativas consideran que las principales causas de la deserción son tres: reprobación, migración y económicas. Desde la fundación del CBTA, ha sido una constante que en los dos meses posteriores a la fiesta de enero se registren bajas en las matrículas porque algunos estudiantes decidieron migrar, con parientes o conocidos, a EE. UU.

Asimismo, refieren que otra problemática observada, sobre todo en jóvenes hijos de migrantes, es la relacionada con sus conductas agresivas o de total desinterés por la escuela. Es importante comentar que durante los primeros años del CBTA, más de la mitad de su población estudiantil era originaria de Guelavía y el resto de municipios cercanos como Teotitlán del Valle, San Jerónimo Tlacochahuaya, Abasolo Teitipec y Magdalena Teitipac. Sin embargo, en las últimas dos generaciones la situación se ha revertido.

 

Actividades económicas

En este municipio las oportunidades de desarrollo económico son limitadas. La agricultura está siendo paulatinamente abandonada porque no es costeable; pese a ello, las tareas agrícolas siguen siendo la principal actividad de la población, aunque éstas son realizadas exclusivamente para el autoconsumo. Desde las calles se puede apreciar la amplitud de los solares en donde hay un espacio para la vivienda y otro, muy amplio, para la cría de animales como vacas, chivos, pollos y guajolotes. Los campesinos producen principalmente maíz, frijol y frutos. Otra ocupación que se está perdiendo es la artesanal, pues cada vez son menos las personas que elaboran canastos de carrizo, porque hay una carencia de la materia prima en la región. Han sido desplazados por los productos de plástico y por la falta de mercados para su venta.

En lo relativo a los mercados de trabajo, éstos se han diversificado y se dan en términos de la generación de empleos temporales. La migración, como eje de la economía local, ha permitido la creación de empleos, principalmente para los hombres, en la industria de la construcción. Al respecto comparte su experiencia el actual presidente municipal suplente, el señor Félix:

Somos siete hermanos, tres estamos en Guelavía y el resto está en San José California. Fui artesano, pero ahora me dedico a la construcción. A todos mis hermanos les he construido su casa. Ellos les envían a mis papás su dinero, y mis papás me dan para comprar los materiales y me pagan mi trabajo. Hemos hecho casas muy grandes, pero no hay para cuándo las habiten.

Entre otros trabajos que realizan los hombres en esta comunidad, con la finalidad de obtener ingresos económicos, destacan los de conductores de taxis y mototaxis.

Las mujeres están ocupadas mayoritariamente en las actividades comerciales: son quienes atienden misceláneas o venden en el mercado. Otras se emplean en restaurantes, gasolineras y empresas productoras de mezcal. Los programas de desarrollo social federal, como Oportunidades, permiten a unas doscientas mujeres tener un ingreso económico mínimo, pero seguro.

La población joven realiza diferentes actividades, las cuales están condicionadas por la situación migratoria de sus parientes, su condición civil y económica, así como su sexo. Los jóvenes hombres y solteros comúnmente apoyan en las actividades del campo; algunos se ocupan de ayudantes en la albañilería, otros conducen taxis o mototaxis propiedad de sus familiares. Las mujeres solteras apoyan en sus casas las actividades de limpieza, elaboración de alimentos para el autoconsumo o para la venta, y en el cuidado de los hermanos menores. Las actividades que realizan los jóvenes son generalmente de apoyo al trabajo de sus parientes, y por ellas no obtienen retribución alguna. En la comunidad, se refiere a los jóvenes como los miembros de las familias que no hacen nada.

 

Organización política

En Guelavía el sistema político social es por Usos y Costumbres. En 2000, había alrededor de 175 personas, hombres y mujeres, desempeñando de forma gratuita diversos cargos de gestión y de apoyo a las principales instituciones del municipio. En esta comunidad se empieza a dar servicio como ciudadano a partir de que hombres y mujeres contraen matrimonio, y estos aumentan cuando hay hijos e hijas. Desempeñan cargos como autoridades municipales, judiciales, policías diurnos y nocturnos así como en comités. Los cargos de mayor importancia, prestigio y de toma de decisiones son desempeñados por hombres; el resto por mujeres.

En este municipio hay una vinculación entre los cargos civiles y los religiosos, pues éstos últimos están considerados dentro de la estructura de organización municipal. Los cargos religiosos, realizados básicamente por hombres, son los de sacristanes y campaneros. Los jóvenes solteros tienen una participación mínima en este sistema político, social y religioso. Los hombres solteros pueden ocupar algún cargo, durante un año, en la Sociedad de la Virgen del Rosario. En tanto que las mujeres jóvenes con estudios de bachillerato y conocimientos de computación son invitadas a formar parte de la organización municipal como secretarias. En general, en este municipio la población joven soltera y con mayoría de edad no tiene cabida en su sistema tradicional cultural y de organización política.

 

Espacios y tiempos de ocio de los jóvenes

En Guelavía ¿en dónde están comúnmente los jóvenes, hombres y mujeres? Los jóvenes están en las escuelas (si estudian), sino están apoyando las ocupaciones de sus familiares, o bien trabajando por un salario. Por las tardes, cuando han concluidos sus actividades o responsabilidades, sobre todo a los hombres se les ve en las calles, en la cancha de básquetbol municipal, en los negocios de Internet. Algunos se reúnen en tiendas o expendios de cerveza. En las noches, algunos grupos de hombres jóvenes pasean por las calles del pueblo; en espacios como en los costados de la iglesia o de las escuelas se observan muchas parejas de novios. Los domingos los hombres jóvenes juegan fútbol y las mujeres acompañan a los partidos a sus novios. Al término de los partidos invariablemente varios de ellos se detienen en las tiendas a consumir cervezas.

Todas las tardes están por donde sea. En las noches, muchos andan vagando en grupos; algunos ya andan bien tomados u otros están bien pasados. También es frecuente ver a muchas parejas de novios abrazados, agarrándose todo, besándose. No tienen pena de nada. (Concepción López; 2008).

En la comunidad hay jóvenes que han decidido buscar otras alternativas de entretenimiento o de ocupación de su tiempo libre. Por ejemplo, recientemente surgió una estudiantina conformada por 12 jóvenes: 10 mujeres y dos hombres. Todos ellos estudian ya sea la primaria, secundaria o el bachillerato. La agrupación da sus servicios gratuitos en las misas dominicanas y cobra cuando solicitan su presencia en otras ceremonias privadas.

Por otra parte, este año se reagrupó una organización ambientalista conformada por jóvenes casados y solteros, hombres y mujeres, estudiantes y no: se han propuesto, entre otras acciones, el manejo adecuado de los desechos. Los antecedentes de la organización se remontan a 2007 cuando alrededor de 35 jóvenes intentaron reforestar la entrada a Guelavía.

Las autoridades del municipio nos apoyan. De hecho nos han dado un espacio para realizar nuestro proyecto. Hemos invitado a otros jóvenes, pero no se han interesado. Hay personas mayores que no ven bien la idea y nos descalifican, dicen que no tenemos en qué ocuparnos. Ha costado mucho que la gente entienda lo importante que es separar la basura (Lennin Morales García; 2008).

Regresé hace nueve meses de EE. UU. Me sorprende cómo allá las calles son muy limpias, la gente tiene otros hábitos. En cambio, acá me preocupa ver plásticos por todos lados, en las calles y en el campo. Antes no teníamos este problema de la basura. (Guadalupe; 2008).

Con la idea de ofrecer una opción deportiva a la comunidad; este año un joven migrante organizó un grupo de aproximadamente 30 hombres cuyas edades oscilan entre 10 y 18 años para entrenarlos en el fútbol. En un terreno de su propiedad habilitó una cancha en la que todos los días, a excepción de sábados y domingos, practica con ellos. Sus servicios son gratuitos y tienen la intención de orientar a estos jovencitos en diversos temas que preocupan a la comunidad; entre ellos la drogadicción y el alcoholismo. Ha habido jovencitas que se han acercado con él para pedirle que las entrene, pero se ha negado porque ya no tiene tiempo.

En Guelavía se ha observado el aumento de bandas juveniles, de pleitos entre éstas, el incremento de jóvenes alcohólicos y drogadictos. Recientemente en este municipio se registró la muerte de dos jóvenes, situación que ha conmovido y preocupado a sus habitantes.

No hay día que no metamos a alguien a la cárcel. A los borrachos ya ni les hacemos caso pues con ellos llenaríamos la cárcel. También hay muchos chicos perdidos en la droga pero levantamos a los que andan en pleitos. La inseguridad con el aumento de las bandas juveniles ha hecho que se tenga una policía nocturna (Eulogio Gabriel Morales Platas, teniente de la policía nocturna; 2008).

Las autoridades municipales, así como otros ciudadanos creen que los causantes de esta problemática son los jóvenes migrantes que han retornado con prácticas y acciones que no son de la comunidad. Los describen como jóvenes que fracasaron en su intento por trabajar. Algunos fueron deportados; son jóvenes con tatuajes en algunas partes del cuerpo, visten con bermudas, camisas anchas, tenis sin calcetas, cabello corto. Son jóvenes que toman alcohol, y de algunos se sabe tienen serios problemas de drogadicción. A estos jóvenes los llaman Cholos, y a ellos se atribuye la influencia hacia otros jóvenes de la comunidad, estudiantes y trabajadores de la construcción; divididos en dos grupos en la población: "los del barrio de arriba" y "los del barrio de abajo", los cuales han marcado su territorio y se enfrentan violentamente entre sí.

 

Las mujeres jóvenes de Guelavía

La preocupación sobre los cambios que se observan en la población juvenil también afecta a las mujeres de entre 12 y 21 años de edad; en relación con el cambio en el modo de vestir, los noviazgos y prácticas sexuales, el embarazo adolescente, y por no seguir los cánones establecidos para irse a vivir con las suegras, después de quedar embarazas y dejadas por sus parejas que migran a los EE. UU. En el caso de las mujeres jóvenes casadas que viven solas, el cambio de formas de consumo alimentario, la desatención de los niños en edad escolar y la infidelidad.

Por ejemplo, la dirección de bachillerato reporta que en, 2008, tres jovencitas de entre 14 y 16 años salieron embarazadas; mientras que la clínica de salud de la comunidad reporta que tiene bajo control a siete:

El año pasado vino una chica de 12 años, ya estaba viviendo con un joven de 16 años en la casa de su suegra. Ella me pedía le diera pastillas o algo para poder embarazarse. Finalmente al año se separó" (Marisol Santiago Cruz, médica pasante y responsable de la clínica IMSS; 2008).

Una madre de familia comenta:

Hace 2 meses mi hijo de 16 años, el más joven, se fue pal Norte. Ya no quiso estudiar, estaba en el CBTA. Ni modo. Pero cuando llegó allá, me habló por teléfono, me dijo que había embarazado a una joven de 14 años. Le pregunté qué quería que hiciera. Me respondió que no sabía, que yo decidiera. Fui a pedirla a su mamá, pero me la negaron.

Ahora ya me está mandando algo de dinero para la muchacha.

En la comunidad es común ver en las calles a mujeres jóvenes cargando a sus pequeños hijos. Al preguntarles a dos de ellas su edad, dijeron tener 18 y 20 años. Las dos con pequeños de menos de un año. La mayor menciona que todo iba bien en su embarazo, pero casi al nacer su niña tuvo principios de preclamsia. Mientras que la menor estuvo bajo chequeo todo el tiempo, atendiendo pláticas en la clínica para aprender a cuidar a su bebé. Ya no estudia y ahora vive con su suegra en Tlacolula, mientras el padre del niño estudia en Oaxaca.

Integrantes de los comités de educación señalan que han constatado que hay mujeres que envían a sus hijos con productos de la tienda para que coman en el recreo. Y se preguntan si no están los maridos y ya no hay trabajo que desarrollar en el campo, por qué no hay más cuidado en esta población infantil que, por las bandas juveniles, están en peligro de ser cooptadas o lo peor, las niñas de ser violadas.

 

Los jóvenes ante el sistema de cargos y la costumbre

San Juan Guelavía ha transitado por distintos períodos en su historia, en los que su población pasó de ser una comunidad agraria y campesina a otra, rural, con tendencia a la conurbación regional, pero dependiente del trabajo que se realiza fuera de la comunidad. Pero la información al respecto y las opiniones y visiones de los entrevistados muestran un conflicto latente entre las generaciones.

Tanto la autoridad comunitaria como algunas mujeres manifiestan que la juventud no respeta las reglas ni las tradiciones que durante muchos años mantuvieron unida a la población. Las autoridades reconocen que los jóvenes, hombres, no quiere escucharlos ni aceptar las sanciones de las mismas, amén de que hay casos que, como el de los asesinatos, escapan ya a su jurisdicción. Por su parte las mujeres mencionan que las costumbres se han relajado tanto que hoy las jóvenes no respetan a sus padres, olvidándose de las reglas que a ellas les llevaron a casarse y vivir pendientes de la familia.

Durante las primeras décadas del siglo XX el trabajo campesino de la familia extensa, en ese entonces de 8 a 10 integrantes, estaba dedicado a la labranza de la tierra, elaboración de artesanías y otros productos. Las familias agregadas bajo la comunidad estaban, entonces, social y políticamente reguladas totalmente por un sistema de cargos que asignaba reconocimiento ciudadano, responsabilidades y prestigio a partir del matrimonio.

Los matrimonios de los años 40 y 60 se formaban a muy temprana edad. Personas que en la actualidad tienen entre 60 y 70 años de edad, mencionan haberse casado entre los 14 y 18 años. Edad que fue variando con la aparición de la escuela primaria primero, y después la secundaria.

El hombre al casarse, sin importar la edad, se integraba de manera inmediata al sistema de cargos en un sistema escalafonario, que a la vez que aumentaba en responsabilidad le daba prestigio. Entonces, a los 16 o 18 años los hombres ya eran considerados adultos y eran reconocidos por la familia que representaban. Lo cual parece indicar que el status de niño-niña y mujer-hombre-joven, en su papel de subordinados y realizando lo que se consideraba un trabajo complementario, sin reconocimiento, duraba poco tiempo.

Pero ¿qué está pasando ahora?. Por un lado, tenemos que al instaurarse otras opciones educativas, como la secundaria y el bachillerato, el segmento de población que acude al mismo ha entrado a dar sustento y engrosar la categoría de jóvenes. Por el otro, que los jóvenes, al salir a trabajar a los EE. UU., y, en algunos casos, al embarazar a una mujer, no eleva a ambos a la categoría de adultos, en forma de familia.

Ahora dentro de este segmento juvenil encontramos una gama que va desde madres adolescentes-solteras; algunas bajo la tutela de la madre o la suegra; estudiantes de secundaria y bachillerato dedicados la mayor parte de su tiempo a atender sus clases; hombres y mujeres jóvenes estudiando alguna carrera universitaria; hombres y mujeres jóvenes migrantes, yendo y viniendo. Algunos de ellos, como se ha expuesto aquí, adscritos a otra forma de agregado social como son las bandas. La mayoría de ellos solteros y de acuerdo a la definición de las reglas comunitarias, sin un lugar en la escala social, política y cultural.

Los grupos de jóvenes ecologistas, como el de la rondalla y algunas mujeres universitarias, que han logrado arribar a otros espacios y formas de participación en la vida social, observan y plantean de alguna manera la situación que las y los mantiene al margen de las decisiones que inciden en el desarrollo de su municipio. En algún momento pensaron que podrían participar en las asambleas al contar con credencial de elector; sin embargo, con o sin ella, no son tomados en cuenta, ni pueden verter una opinión ante la autoridad y los mayores porque simplemente así lo marcan las normas no escritas de la tradición.

El problema en la comunidad no está referido, entonces, sólo a la aparición de bandas juveniles violentas involucradas en asesinatos y robos armados; al cambio de algunas prácticas sociales, fiestas fastuosas por un lado y desechos plásticos en exceso por el otro; a los embarazos adolescentes o a la violencia intrafamiliar, algunos de estos atribuidos a la migración. El problema central de la comunidad es el desdibujamiento de su sistema organizador social como un todo, el cual no se ha transformado para dar cabida a grupos de la población emergentes que demandan atención e inclusión como lo son los jóvenes y las mujeres.

Al interior de las familias la autoridad de los padres se ha ido debilitando, ya sea porque los padres han estado o siguen ausentes de la comunidad, o porque a las madres, que son las que se han quedado con la responsabilidad de reproducir la vida familiar no se les ha brindado el reconocimiento y poder de decisión para erigirse real y simbólicamente en la autoridad frente a sus hijos. Menos aún cuando los hijos, niños-jóvenes han salido a trabajar fuera, han enviado dinero a su familia o regresado con éste para gastarlo en fiestas, bebidas alcohólicas y otras diversiones. Cómo se le puede llamar la atención a personas que cuando trabajan se les considera adultos responsables comprometidos con sus familias, y cuando cometen faltas, jóvenes inmaduros, cholos, drogadictos y desviados.

En la autoridad municipal se encarna el sistema reglamentario y de valores que marcan el deber ser de sus ciudadanos. Pero ejercer la autoridad y construir los consensos con la población joven está resultando una tarea difícil de realizar porque la misma norma consuetudinaria que ahora les pide cuentas y reflexión siempre los ha marginado: ¿qué pasa con los jóvenes que no se casan y por consecuencia no acceden a la categoría de ciudadanos?, ¿qué piensan estos jóvenes de lo que hoy viven y de cómo son percibidos? Estas y otras preguntas permitirían un acercamiento a un sector del que poco sabemos desde ellos mismos. Además, conocer los puntos sensibles y controvertidos de la problemática que vive esta comunidad es una tarea que demanda aplicación.

 

Literatura Citada

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