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Agricultura, sociedad y desarrollo

versión impresa ISSN 1870-5472

agric. soc. desarro vol.3 no.1 Texcoco ene./jun. 2006

 

Un camino colectivo de mujeres rurales hacia el desarrollo: la Asociación de Mujeres Rurales del Uruguay (AMRU)

 

A collective path of rural women towards development: the Association of Rural Women of Uruguay (ARWU)

 

Marta Chiappe-Hernández

 

Departamento de Ciencias Sociales, Facultad de Agronomía, Universidad de la República Oriental del Uruguay. Garzón 780 CP 12900, Montevideo, Uruguay. (mchiappe@fagro.edu.uy)

 

Resumen

En este trabajo se recoge la experiencia desarrollada por la Asociación de Mujeres Rurales del Uruguay (AMRU) desde su fundación en 1994 hasta 2004. El análisis pretende servir de base para reflexión de la Asociación y de punto de partida a otras organizaciones para diseñar modelos de intervención social y herramientas asociativas. La información se obtuvo de entrevistas con dirigentes y con el equipo técnico de la Asociación; la revisión de documentos institucionales; síntesis de talleres y encuentros; observaciones personales y opiniones recogidas en reuniones mantenidas a lo largo de 2004. El análisis de la trayectoria de la AMRU permitió identificar cuatro ejes temáticos en la evolución de la organización: 1) de la asociatividad al empoderamiento individual y colectivo; 2) de la construcción de la autonomía de las mujeres hacia una perspectiva más global de género; 3) del posicionamiento en el ámbito familiar al posicionamiento en el ámbito público; 4) del saber local y la producción tradicional a un proyecto colectivo de calidad integral y de profesionalización. Asimismo, se identificaron tres áreas que la AMRU deberá abordar en el futuro próximo: 1) la institucional; 2) la comercial y productiva; y (3) la social.

Palabras clave: Asociatividad, empoderamiento, género, organizaciones de mujeres rurales, saber local.

 

Abstract

In this paper the experience developed by the Association of Rural Women of Uruguay (ARWU) from its foundation in 1994 up to 2004 is examined. The analysis intends to serve a dual purpose: as a base for reflection of the Association and as a starting point for other organizations to design models of social intervention and associative tools. Information was obtained from interviews with leaders and with the technical team of the Association; from the revision of institutional documents; syntheses of workshops and meetings; personal observations and opinions gathered in meetings and personal interviews maintained throughout 2004. The analysis of the ARWU trajectory allowed to identify four thematic axes in the evolution of the organization: 1) from the initial grouping to the individual and collective empowerment; 2) from the construction of women's autonomy to a more global gender perspective; 3) from a role within the family to a position in the public arena; 4) from local knowledge and traditional production to a collective project of integral quality and professionalization. In addition, three areas in which the ARWU will have to focus in the next future were identified: 1) institutional; 2) commercial and productive; and (3) social.

Key words: Association, empowerment, gender, rural women's organizations, local knowledge.

 

Introducción

El propósito de este trabajo es presentar la sistematización de la experiencia desarrollada por la Asociación de Mujeres Rurales del Uruguay (AMRU)1 en los diez primeros años de su trayectoria desde su fundación en 1994 hasta 2004. Esta iniciativa surgió del interés y la voluntad de dos instituciones: la AMRU, para reflexionar sobre la experiencia acumulada en su primera década de trabajo, y el CINTERFOR-OIT2, organización que apoyó financieramente la realización de la misma y brindó asesoramiento durante el transcurso del trabajo. Sistematizar el cúmulo de actividades, acontecimientos, aciertos y errores que se han sucedido en este tiempo fue un proceso colectivo de varios meses de trabajo, producto de los aportes, valoraciones y reflexiones de muchas personas. Los testimonios e interpretaciones recogidos en entrevistas realizadas durante 2003 y 2004 con las dirigentes, con el equipo de trabajo de la AMRU, y con su coordinadora técnica, son el sustento de este trabajo. Así mismo se utilizaron una serie de documentos, síntesis de talleres y de encuentros realizados por la Asociación, información extraída de los boletines e informes institucionales, informaciones de la página web de la AMRU (www.amru.org), así como observaciones y percepciones recogidas en encuentros con integrantes de la Asociación3 durante 2004. Siguiendo a Francke y Morgan (1995:12), podemos definir la sistematización como:

"... un proceso de reconstrucción y reflexión analítica sobre una experiencia de promoción vivida personalmente (o sobre determinados aspectos de ésta), mediante el cual interpretamos lo sucedido, para comprenderlo. Ello permite obtener un producto consistente y sustentado, a partir del cual es posible transmitir la experiencia, confrontarla con otras y con el conocimiento teórico existente, y así contribuir a una acumulación de conocimientos generados desde y para la práctica".

Jara (citado por Francke y Morgan,1995:8) define sistematización como:

"La interpretación crítica de una o varias experiencias que, a partir de su ordenamiento y reconstrucción, descubre o explicita la lógica del proceso vivido, los factores que han intervenido en él, cómo se han interrelacionado entre sí y por qué lo han hecho de ese modo".

Se trata de que a partir de este análisis se pueda generar conocimiento que sirva de base a la AMRU para reconstruir y repensar el camino recorrido en esta década, ajustar metodologías de trabajo, delinear rumbos a futuro y proyectar estrategias y acciones, y que sea de utilidad para otras organizaciones e instituciones para diseñar modelos de intervención social y de procesos asociativos, especialmente organizaciones de mujeres rurales en América Latina.

 La estructura organizativa de la AMRU

En la primera asamblea realizada en la Asociación en 1995, mediante el trabajo en grupos, se llegó a la conclusión, por consenso, de que la forma más conveniente de organizarse era regionalmente, creándose las seis Regionales en que se divide hoy la Asociación:

• Litoral Norte (Artigas, Salto y Paysandú)

• Noreste (Rivera, Tacuarembó y Cerro Largo)

• Centro (Durazno, Flores y Florida)

• Litoral Sur (Río Negro, Soriano y Colonia)

• Sur (Canelones, San José y Montevideo Rural)

• Este (Rocha, Maldonado, Treinta y Tres y Lavalleja)

A medida que la Asociación fue creciendo, la estructura organizativa se tornó más compleja; no obstante se ha procurado mantener la representatividad de sus integrantes a través de la creación de diversos mecanismos de participación, como se describirá en la siguiente sección. El organigrama actual de la AMRU se presenta en la Figura 1.

La creación de áreas de trabajo

Desde las etapas iniciales de la AMRU se crearon cuatro áreas de trabajo para atender las diferentes dimensiones institucionales: institucional, social, productiva y comercial (Figura 2). Estas áreas tienen su origen en las demandas recogidas de todos los grupos de cada departamento en 1996, y que se presentaron en la Asamblea de ese año, por lo que la división en áreas se inició en 1997. Al comienzo las áreas eran atendidas por la Coordinadora Técnica en colaboración con la Mesa Directiva. Actualmente, debido a la mayor cantidad de tareas derivadas del crecimiento de la Asociación, se está intentando conformar un equipo de trabajo permanente que responda a cada una de ellas. Además de la Coordinadora Técnica, a partir de 2003 se cuenta con una ingeniera agrónoma que atiende el área productiva y social, y desde 2004 el equipo tiene una secretaria administrativa, una responsable del área de comunicación institucional, un contador y una asesora jurídica. El equipo es remunerado con base en convenios y apoyos financieros de agencias internacionales y ocasionalmente, nacionales. A pesar de depender fundamentalmente de recursos externos, en los últimos dos años se ha logrado cierta estabilidad financiera a través de apoyos de mayor envergadura que permiten una proyección de más largo plazo (fundamentalmente de la Agencia Agriterra). La labor del equipo se complementa con colaboradores externos para atender problemáticas puntuales, en el marco de acuerdos o convenios de corto plazo que implican complejas negociaciones y articulaciones. En forma voluntaria participan en el equipo técnico de capacitación tres pasantes de ingeniería química de alimentos y dos estudiantes de informática, quienes diseñan las páginas web. Además, existe complementariedad de roles entre dirigentes y funcionarias, que intenta sumar esfuerzos y lograr los objetivos definidos.

Las tareas por área se distribuyen de la siguiente manera:

a. Área institucional: corresponde al funcionamiento de los órganos políticos: la asamblea anual; dos o tres reuniones anuales del Consejo Directivo Nacional y las reuniones de la Mesa Ejecutiva y del Comité Ejecutivo. Además, desde 2003, comprende la promoción y organización de talleres de género, de dirigentes, de ingreso, y de identidad y pertenencia; talleres que fueron incorporados como consecuencia del crecimiento logrado y la necesidad de profundizar en temas de producción y comercialización. Incluye giras por los departamentos -fundamentales para mantener el contacto con los grupos de base- y de instancias de representación institucional en los ámbitos nacional e internacional. Otras tareas de esta área, relacionadas con el mantenimiento de la comunicación con sus socias y con agentes externos, son:

• Administración y gestión de recursos: elaboración de proyectos, propuestas y convenios de trabajo.

• Articulación de esfuerzos con organismos e instituciones nacionales e internacionales, públicas y privadas.

• Favorecer la comunicación interna y la difusión externa, a través del boletín institucional AMRU Informa, que desde 1996 se publica mensualmente con información sobre las actividades y proyectos de la Asociación y sobre las problemáticas y logros más importantes de los grupos y de las socias de la AMRU. El boletín llega a la mayoría de sus asociadas y a instituciones y organismos afines a través de fax y correo electrónico, de la elaboración de comunicados de prensa y la participación en los medios masivos de comunicación. También se consiguió, en 2004, luego de intensas gestiones, una línea telefónica 0800 sin costo a la que los grupos pueden llamar para consultar a la sede.

• Mantenimiento de dos páginas web: una creada en 2002 donde están los objetivos y las principales áreas de trabajo de la AMRU (www.amru.org), y otra de Delicias Criollas (www.deliciascriollas.org).

b. Área social: su propósito es trabajar al interior de la Asociación en torno a la valorización de las mujeres rurales y la formación de dirigentas y, hacia afuera, divulgar la realidad del campo y específicamente de la mujer rural, y contribuir a romper los prejuicios que existen desde y hacia el campo. En este sentido, incluye la generación de propuestas y alternativas de desarrollo, principalmente de espacios de socialización e intercambio entre las socias de la AMRU, como reuniones, encuentros, talleres, y jornadas de recreación. Se vincula también con la articulación con organizaciones pares de América Latina a través de la realización de talleres, seminarios, y encuentros.

c. Área de producción: comprende las tareas de apoyo a la producción, entre las cuales las principales son:

• Desarrollo del programa de capacitación integral a través de talleres para el trabajo en equipo, producción, gestión, y comercialización.

• Administración del Fondo Rotatorio de Crédito, que se utiliza para obtener capital operativo o realizar pequeñas inversiones.

• El control de calidad de la producción.

• Planificación del centro de acopio y del banco de tarros.

• Planificación de la producción, planillas y registros.

d. Área de comercialización: se encarga de organizar eventos comerciales, como ferias en el ámbito local y departamental; exposiciones nacionales e internacionales (Ej: Santa María, Río Grande del Sur, Brasil); la organización de puestos de ventas, transitorios y permanentes, y el desarrollo de Delicias Criollas, la marca común de productos alimenticios de la AMRU, creada a fines de 2001 y en proceso de posicionamiento en el mercado para su consolidación. En el año 2004 se creó la Cooperativa comercial Delicias Criollas con personalidad jurídica, sin fines de lucro, y cuyo objetivo es contribuir a la generación de ingresos para los integrantes de los grupos y sus familias, buscando eficiencia en el manejo de los recursos. El desafío es definir de manera adecuada el vínculo AMRU-Delicias Criollas, de tal manera que la marca continúe siendo de la AMRU, y no se desvirtúe su finalidad.

 

Resultados

En los diez años de existencia de la Asociación las áreas institucional y productiva han sido las más desarrolladas, mientras que la social ha sido menos promovida, aunque desde el inicio se tuvo conciencia de la importancia de fortalecerla. El énfasis en capacitación para la producción y la búsqueda de mejores productos impulsaron el desarrollo del área social. Posteriormente surgieron necesidades que se tradujeron en la realización de talleres y encuentros donde se han discutido temas sociales, como roles de género, demandas políticas, condiciones para el ingreso a la asociación, y potenciación de dirigentas.

El área comercial avanzó a un ritmo más lento. La AMRU es consciente de que ésta requiere un perfil más adecuado y un cambio de mentalidad para desarrollarse. En palabras de la Coordinadora Técnica (agosto, 2004): existe mucha información a la que no se está accediendo, que está disponible, pero falta un puente, que la Asociación no ha podido crear por falta de recursos. La marca común presenta una nueva perspectiva para el desarrollo del área y es clave para su fortalecimiento. Antes existían iniciativas por parte de los grupos locales, y esfuerzos puntuales de venta de productos aprovechando exposiciones o ferias nacionales, pero no había un programa estructurado, ni homogeneidad en los productos que se vendían. Desde 1996 se manifiesta el deseo de contar con una marca común pero se presentan limitaciones de índole operativa para concretarlo. A partir de la Expo-Prado de 1998 y 1999 se solicita la autorización del Servicio de Bromatología de cada departamento para elaborar conservas. Para la venta de artesanías se ha intentado realizar control de calidad a través de voluntarios y organismos para uniformar la calidad de los productos.

Los grupos

El número de grupos ha crecido constantemente. En 1995 eran 94, distribuidos en 14 departamentos; en 1996 eran 124 en 19 departamentos, y la cifra llegó a 190 en 2003.

A finales de 2003, la Mesa Directiva detuvo los ingresos y desarrolló talleres de ingreso para disminuir el alto número de solicitudes de ingreso con múltiples expectativas, que dificultaban el proceso colectivo de desarrollo y el fortalecimiento institucional.

Con relación a las actividades, la mayoría de los grupos (70%) son productivos, y se dedican a conservas de alimentos, quesos, miel, tejidos, cerámica, batik, pintura en tela, arreglos florales y cestería ecológica; tallado de madera, cobre, trabajo en piedra y otros. De éstos, 90 se dedican a la elaboración de conservas de alimentos, quesos, miel, hongos, y productos cárnicos, y la tendencia es creciente, ya que son los productos con más perspectivas de comercialización a corto plazo. Los grupos dedicados a alimentos en conserva se han dividido en tres niveles de común acuerdo entre los miembros de la Asamblea:

• Nivel 1 (10 grupos): son los más capacitados, cumplen controles de calidad rigurosos y comercializan sus productos con la marca común. Cumplen con las normas legales y las establecidas por bromatología nacional y regional.

• Nivel 2 (50 grupos): requieren profundizar en capacitación, cuentan con la forma legal que la Cooperativa Delicias Criollas les brinda y tienen registros bromatológicos departamentales y están gestionando los nacionales.

• Nivel 3 (30 grupos): algunos son de iniciación reciente y otros tienen mayor trayectoria institucional pero mayores necesidades, producto de las fuertes restricciones que soportan (éste es el caso de los departamentos de frontera, más alejados de los centros poblados).

Los grupos restantes se dedican a actividades de índole social en las áreas de salud, educación, vivienda, comunicaciones, etcétera, o realizan ambos tipos de actividad (productiva y social). La deserción de algunas socias se debe a la disolución de grupos o por el cambio en su lugar de residencia. En muy pocos casos hubo deserción en forma grupal y se debió, fundamentalmente, a no ver cumplidas sus expectativas, ya que al ingresar no conocían a qué tipo de organización se integraban y pensaban que era posible recibir donaciones desde la AMRU u ofertas de cursos gratuitos. En muchos casos se logró canalizar positivamente ésas y otras expectativas, y los grupos permanecieron en la AMRU. La distribución de los grupos por departamento para el año 2002 se presenta en la Figura 3.

Los ejes del proceso evolutivo de la AMRU

Del análisis de la trayectoria de la AMRU durante sus diez años de vida es posible identificar cuatro ejes principales que caracterizan su evolución. Al respecto es necesario realizar algunas puntualizaciones. Estos ejes se expresan en términos del proceso definiendo un punto de partida y otro de llegada. Es importante aclarar que no constituyen procesos acabados, sino que se encuentran en desarrollo y construcción. Además, aunque se presenten en forma separada para mayor comprensión, no constituyen fenómenos aislados sino que son interdependientes y se retroalimentan. La definición y caracterización de los mismos fue refrendada y complementada por un grupo de directivas de la AMRU reunidas para su revisión en agosto de 2004, con lo cual se reafirma su validez.

Los ejes identificados fueron:

1) De la asociatividad al empoderamiento individual y colectivo.

2) De la construcción de la autonomía de las mujeres hacia una mirada más global de género.

3) Del posicionamiento en el ámbito familiar al público.

4) Del saber local y la producción tradicional a un proyecto colectivo de calidad integral y de profesionalización.

Enseguida se discuten estos cuatro ejes.

1) De la asociatividad al empoderamiento individual y colectivo: la mayoría de los análisis sobre organizaciones sociales de mujeres rurales plantean que éstas se organizan para paliar los efectos de la crisis económica sobre los hogares y comunidades (Martínez Corona, 2001). Sin embargo, según los testimonios recogidos, ésta no es la única razón por la cual las mujeres se vincularon con los grupos de la AMRU. La formación de grupos responde a varios motivos; generar ingresos es uno de los principales, pero sobre todo la necesidad de salir del aislamiento, legitimarse social-mente, fortalecer su identidad como mujeres rurales (en su doble condición de subordinación, y en el caso de mujeres rurales de escasos recursos, triple condición de subordinación), generar un espacio propio y reafirmar su autonomía. Asimismo, valoran el trabajo en conjunto y el intercambio de experiencias; la relación con sus pares les da una fuerza que las motiva a seguir adelante y las enriquece. Además, al organizarse surge de la necesidad de mantener el lugar de residencia y permanecer en el campo con sus familias.

El hecho de pertenecer a la AMRU les confiere un marco de referencia y un contexto institucional que brinda la posibilidad de crecer y desarrollarse, posibilitando superar o atenuar las restricciones que las afectan por ser mujeres rurales. La mayor parte de los grupos de la AMRU están constituidos por mujeres que viven en una misma localidad y por tanto pueden reunirse y comunicarse en forma frecuente. Algunos están formados por familias, y en estos casos también figuran hombres como socios, aunque las titulares son mujeres. Tanto en entrevistas realizadas con mujeres de la Asociación, como en la información recabada en los documentos de la AMRU y la recabada por Brunini (2001), se evidencia el importante papel que cumplen los grupos y la AMRU en romper el aislamiento de las mujeres, fortalecer el desarrollo individual y la autoestima a través de la tarea grupal, y consolidar una identidad común. Algunas expresiones recogidas al respecto en documentos y entrevistas son:

Nos reuníamos el último sábado de cada mes en la casa de cada una según el recorrido del camión levantando los tarros (de leche); ese fue nuestro itinerario, y nunca nada nos vino bien durante un año: elaborar dulces, cultivar hierbas aromáticas, criar conejos, lombricultura. Hasta que nos dimos cuenta, después de un año, que más que producir lo que realmente necesitábamos era un espacio para nosotras mismas. Nos dimos cuenta que el decir "estamos haciendo dulces, o estamos haciendo hierbas" era como para cubrirnos de el qué dirán. Porque vivimos en una zona (que creo que en todo el país se da) que si ven que salís y salís, dicen en qué andarán estas (Entrevista a Integrante de la Mesa Directiva, agosto 2003).

El grupo nos ayudó a conocernos, nos vemos de otra forma, las familias como que se han integrado más, hay un mejor relacionamiento, nos ayudamos en cantidad de cosas, nos apuntalamos. Eso es muy importante porque estamos realmente solas. El teléfono ayuda, pero nos sentimos muchas veces en la mitad del campo (Entrevista a Integrante de la Mesa Directiva, Agosto 2003).

Hemos encontrado, creando la Asociación, el espacio para fortalecer nuestra autoestima, la AMRU es un estímulo que nos permite trabajar con decisión, perseverancia y convicción. Nos brinda diversas instancias de encuentro, para intercambiar experiencias, salir del aislamiento, capacitarnos y comercializar nuestros productos, volcando nuestra experiencia de grupo, nuestros logros y dificultades (Integrante de Regional Este, 20 octubre 1996, en: ANGMRU, 1996.)

Estar en grupo es fantástico, nos ha ayudado mucho. Actualmente cada una de nosotras nos conocemos mejor, vemos la vida de otra forma, sabemos que juntas podemos conseguir cosas. Estamos mejor personalmente y mejoramos la relación con nuestra familia. La AMRU nos ha dado mucha fortaleza (Integrante de Mesa Directiva, citada por Brunini, 2001).

Estos testimonios dan cuenta de la falta de espacios propios y de algunas limitaciones en la comunicación y la relación que experimentan las mujeres en sus hogares y sus comunidades. Más allá de las mejoras económicas que las mujeres puedan lograr con la venta de productos, es claro que la AMRU ha cumplido un papel fundamental tanto en el desarrollo de capacidades y habilidades que se encuentran latentes y no se expresan en forma espontánea si no existen las condiciones y el ambiente propicio, como en el crecimiento individual integral de las mujeres, que redundan en una nueva forma de relacionarse y de autopercibirse.

Según Rowlands (1997, citado por Martínez Corona, 2001), el empoderamiento incluye tres niveles: el personal, el cual implica "...desarrollar cambios en la autopercepción, confianza individual y capacidad (liberándose de la opresión internalizada); el de las relaciones cercanas, donde empoderamiento significa desarrollar habilidades para negociar e influenciar la naturaleza de las relaciones y toma de decisiones en el interior de estas relaciones y; finalmente, el colectivo, donde los individuos trabajan para tener un impacto más amplio que trasciende el poder que cada uno puede desarrollar".

Una vez que las mujeres logran consolidar su accionar a través de los grupos, constatan un proceso de empoderamiento en el ámbito individual y colectivo que se traduce en una mayor autoestima, seguridad y confianza en las capacidades y potencialidades de ellas, los grupos y la Asociación. Si bien este proceso ocurre en forma heterogénea entre las mujeres y los grupos, produciéndose avances y retrocesos, existe un reconocimiento generalizado en cuanto a que la AMRU ha constituido un importante estímulo al crecimiento y desarrollo de cada una, y además un cambio en los roles tanto en el ámbito familiar como en las relaciones con las comunidades locales. Estos cambios se han traducido en la conquista de espacios en el grupo familiar, donde los maridos e hijos apoyan las actividades de los grupos y en algunos casos se incorporan a las mismas, o en el ámbito comunitario en un mayor nivel de respeto o, por lo contrario, de resistencia frente a las acciones emprendidas.

En las entrevistas y los documentos síntesis de talleres y asambleas, las mujeres expresan el empoderamiento que han experimentado tanto a nivel personal como en sus relaciones cercanas y colectivas. Una de las integrantes de la Mesa Directiva manifestó su evolución y el empoderamiento personal y colectivo que experimentó desde que comenzó su labor hasta el momento:

Cuando empezamos éramos totalmente novatas. Diferentes organismos, IICA, PREDEG, no sabíamos lo que era. A veces preguntábamos, nos daba cosa, pero preguntábamos porque no queríamos quedarnos sin saber. Me veo cuando ingresé y me veo ahora, y no me mueve ya nada de eso. Yo me enfrento a quien sea, no tengo ningún problema, todos somos iguales, tenemos diferentes capacidades, diferentes posibilidades, pero no me cohíbo. Recuerdo cuando tuvimos la primera entrevista con el Ministro de Ganadería, en aquella época, íbamos muertas de miedo. No sabíamos cómo hacer, si darle la mano o no, para nosotros era un mundo totalmente desconocido. Nos apoyó la Coordinadora, que siempre nos estuvo apoyando y que nos decía ustedes pueden. Pero vos no sabés si podés. Teníamos ese temor que no sabíamos cómo nos íbamos a presentar. Toda la gente de campo somos así. Hoy puedo ir tranquila. Pero nos costó. No fue que en la primera entrevista nos hicimos cancheras (...) Yo no pretendo ser ejemplo ni modelo de nadie, pero siento la necesidad de dar mi experiencia. Entonces, a todas las mujeres que puedo les digo no tengan miedo, nosotros pasamos por eso, para nosotros fue muy difícil. Las dirigentes lo decimos (Entrevista a integrante de la Mesa Directiva, agosto 2003).

Otros testimonios de integrantes de la Mesa Directiva actual expresan el crecimiento personal que experimentaron a través de su experiencia en la AMRU:

A mi me ha servido muchísimo, una aprende, intercambia, surgen nuevas cosas todos los días, nos ayuda a crecer a todas. Estamos en contacto, involucradas, tratamos de dar respuesta a las necesidades (Entrevista a integrante de la Mesa Directiva, agosto 2003).

La experiencia para mi es muy importante, yo he crecido. Como siempre digo, tenia algo adentro que me estaba hinchando que no sabía qué era. Fue a través de la AMRU que supe lo que quería hacer (Entrevista a integrante de la Mesa Directiva, Agosto 2003).

2) De la construcción de la autonomía de las mujeres hacia una mirada más global de género: a través del estímulo a la formación de grupos, de los cursos de capacitación y de la convocatoria a instancias de trabajo y de toma de decisiones colectivas, la AMRU promueve que las mujeres adquieran mayor autonomía respecto a sus familias y mayor visibilidad en sus comunidades. Este proceso llevó a que se plantee la necesidad por parte de algunas mujeres de analizar sus roles desde un enfoque de género. Este enfoque, si bien estaba presente en forma implícita en muchas de las actividades que desarrolló la AMRU a lo largo de su trayectoria, no fue adoptado ni promovido en forma explícita sino hasta el año 2003, en que se comenzaron a realizar talleres de género en las distintas regionales.

La concreción de estos talleres surgió con base en la inquietud planteada por una delegada al CDN, quien tomó la decisión unánime de realizarlos; la razón fundamental responde a una toma de conciencia cada vez mayor de las limitantes y condicionantes sociales que impone el hecho de ser mujer rural. El enfrentarse a nuevas situaciones personales, grupales, e institucionales, producto de la visualización y el reconocimiento institucional alcanzados, actúa como desafío y detonante para plantearse la necesidad de convocar instancias de discusión de temas referidos a la forma en que las mujeres enfrentan su realidad.

Para la realización de los talleres, que comenzaron en 2003, se contrató un equipo asesor en género (conformado por dos especialistas) que se trasladó a las distintas regiones para facilitar la asistencia. Hasta 2004 se realizaron talleres en cinco regionales (Montevideo, Salto, Mercedes, Treinta y Tres, Rivera y Durazno) con la participación de aproximadamente 30 mujeres en cada uno. En ellos se abordaron temas como definición del poder, clases o tipos de poder, empoderamiento y autoestima.

Algunas reflexiones posteriores a los talleres de 2003 fueron:

Reafirmé la idea de que la cooperación es indispensable para lograr objetivos colectivos o individuales. Dependemos unos de los otros en todo lo esencial para lograr la felicidad personal, un mejor nivel de vida y el progreso general. Fuerza para salir adelante entre todas.

Me aportó conocimiento para mi vida personal, experiencias nuevas, mucho enriquecimiento, y mucha fuerza para continuar el camino que estoy recorriendo. Nuevos conocimientos y la alegría de conocer muchas mujeres que están en la misma lucha de trabajo de todos los días, con dificultades pero con mucha fuerza, voluntad y compromiso para seguir adelante. Me aportó cosas en las que no me sentía segura, elementos que me dieron una seguridad en mi misma que nunca pensé que tenía. A pararme y ver en mi interior ¿Quién soy? ¿Qué quiero? .

Estos días me aportó mucho conocimiento, además el estar junto con otras mujeres compartimos cosas de los grupos y las familias. Aprendimos cómo manejarnos mejor para ayudar a nuestras compañeras de grupo. Me dejó crecimiento personal, satisfacción y emociones.

Si bien no se han realizado evaluaciones generales sobre los resultados de estos talleres, una primera apreciación de parte de la Coordinadora Técnica es que existe una gran heterogeneidad en cuanto al grado de conciencia de discriminación existente; por tanto surge la necesidad de respetar las diferentes situaciones, visiones, necesidades y diversos grados de dependencia a la hora de analizar los vínculos de las mujeres con sus familias y comunidades. Desde el equipo administrativo se plantea la disyuntiva sobre la conveniencia de intervenir para acelerar procesos de toma de conciencia o respetar los tiempos de las propias mujeres. También se plantea el desafío de cuidar un sano equilibrio entre las dirigentes y los grupos de base, de manera que no se provoque un distanciamiento entre unas y otros.

3) Del posicionamiento en el ámbito familiar al posicionamiento en el ámbito público: según los testimonios recogidos en encuentros y talleres realizados a lo largo de los diez años, muchas mujeres, antes de entrar en la AMRU tenían un espacio de acción reducido al ámbito familiar; sus necesidades frecuentemente permanecían relegadas, dando prioridad a las de sus familias. El ingreso a la Asociación y la participación en los grupos les ha permitido proyectarse al ámbito público y lograr un posicionamiento y reconocimiento en sus comunidades. Esta evolución queda de manifiesto en comentarios como:

Sentimos que nos unimos para romper el aislamiento de la mujer del campo. Siempre hay que ayudar al marido, cuidar a los hijos, cocinar, lavar ropa, atender enfermos. Y nuestros derechos, ¿dónde están?... Estamos contentas de agruparnos, nos sentimos familia dando lo que esté a nuestro alcance para seguir marchando adelante (ANMGRU, 1996).

Yo estoy inmensamente agradecida a la AMRU. De joven mi círculo era mi familia y nada más, y a medida que mis hijos fueron creciendo me sentí sola, y la AMRU me dio la posibilidad de crecer y de ver que alguien de mi edad tiene mucho para hacer y dar (Reunión de Comisión de Dirigentes Asesoras, 2004).

La realización de la Mesa Criolla en el año 2001 fue la actividad que causó mayor impacto institucional en el área comercial. Significó la concreción de una aspiración de larga data en cuanto a poder comercializar los productos con una marca común (Delicias Criollas) y la obtención de mayor visibilidad y reconocimiento en el ámbito nacional de la labor de la Asociación. Al mismo tiempo, representó un desafío para las mujeres, que se vieron desbordadas y sin las herramientas necesarias para enfrentar las nuevas demandas y las dificultades que se presentaron como consecuencia de los requerimientos organizativos y de negociación. En los años subsiguientes se intentó superar los obstáculos, promover la continuidad de la marca y su posicionamiento en el mercado mediante la capacitación y creación de nuevas estructuras que facilitaran la organización del trabajo y la comercialización de los productos. La mayor visibilidad a nivel de medios y el incremento en el número de asociadas son pruebas de los resultados favorables obtenidos en estos últimos tres años.

4) Del saber local y la producción tradicional a un proyecto colectivo de calidad integral y de profesionalización: la producción de alimentos, su preservación, preparación y elaboración, así como la fabricación de artesanías son habilidades que las mujeres aprendieron a través de los conocimientos transmitidos por sus familias a lo largo de su vida. Al agruparse y socializar los conocimientos y saberes de cada una, han logrado potencializarlos y desarrollarlos. La capacitación adquirida ha contribuido a perfeccionar las habilidades individuales y colectivas, las cuales se han reflejado en experiencias de producción y comercialización. En el caso de la producción de conservas, el desarrollo de la marca y la cooperativa Delicias Criollas, concreta una serie de cursos de capacitación e instancias de planificación y evaluación destinadas a lograr una alta calidad en la elaboración de productos. Como se expresa en el siguiente texto, tomado del sitio internet de la AMRU4, las mujeres están convencidas que su avance personal es necesario para que pueda contribuir a que sus familias permanezcan en el campo.

Queremos nuestra tierra. Nos gusta escuchar su silencio y sentir sus aromas. Por eso un día, hace ya más de 15 años, las mujeres de campo comenzamos a agruparnos y a pensar juntas... ¿Qué podemos hacer para permanecer con nuestras familias en nuestro medio natural? ¿qué deseamos para nosotras? ¿a dónde queremos llegar? Y las respuestas fueron surgiendo naturalmente. Sabemos hacer muchas cosas, cocinar es una de las tareas que mejor nos sale. Tenemos ese don. Sabemos que tenemos mucho para dar. Queremos progresar. Queremos sentirnos valoradas como mujeres y confiamos en que podemos asumir un rol protagónico en este proceso. No tenemos más límite que el de nuestra voluntad. Juntas nos animamos, porque juntas vemos que podemos. Vamos a organizarnos, a prepararnos y a aprender. Busquémos apoyo. Busquémos más mujeres que con nosotras compartan este sentimiento y esta esperanza. La vida de una mujer en el campo es dura, pero para nosotras es sin duda la mejor. Hoy tenemos más razones para quedarnos. Y una de ellas es Delicias Criollas, nuestra marca de alimentos. Una marca que nos llena de orgullo, y que queremos que siga creciendo. Una marca que conjuga el amor a la tierra, la receta de la abuela y una tecnología de punta. Hoy somos más de 1700 mujeres que elaboramos productos de excelente calidad, con ingredientes 100% naturales a través de un proceso artesanal que cuenta con estrictos controles de calidad y alcanza un grado de uniformidad (dentro de lo artesanal) en una amplia gama de rubros. Estamos trabajando, entre otras cosas, en consolidar en un futuro muy cercano nuestra marca Delicias Criollas, que desde su origen es garantía de excelencia. Contamos con usted, porque por usted trabajamos.

Regularidades vinculadas a la capacitación de grupos de mujeres rurales

A partir de la experiencia acumulada en estos diez años, es posible identificar algunas regularidades vinculadas a la capacitación de grupos de mujeres rurales que pueden ser útiles al promover la realización de cursos, encuentros y actividades formativas orientadas a este sector de la población en otros contextos sociales.

1) Para que las instancias de capacitación sean efectivas es necesario partir de las demandas y necesidades planteadas por las mujeres, recogidas en forma participativa y contemplando los diferentes niveles educativos y organizacionales. De esta manera se logra responder a las realidades particulares de las destinatarias y se logran mejores resultados, ya que se parte de las características de la población a la que se quiere llegar.

2) Se debe detectar ofertas de instituciones acordes con las demandas, y establecer alianzas estratégicas con instituciones que puedan responder a las necesidades planteadas y contribuir al fortalecimiento institucional. Si existe correspondencia entre los objetivos de las mujeres y las instituciones es más fácil lograr un entendimiento, cumplir con los objetivos planteados de la capacitación y alcanzar resultados efectivos.

3) Se debe crear una estructura flexible de cursos y encuentros y planificar las actividades en función de las necesidades, realidades y posibilidades de las mujeres. La flexibilidad es esencial para garantizar los encuentros, ya que las mujeres a menudo están a cargo de tareas domésticas y actividades familiares que les demandan encontrarse en el hogar a determinadas horas. Están también las actividades que desempeñan en los establecimientos, cuyos horarios pueden ser variables y demandar alta dedicación en determinadas épocas del año.

4) Es importante usar metodologías participativas para aproximarse al conocimiento, y desarrollar los contenidos en función de las demandas y a partir de los saberes locales, es decir, de los conocimientos incorporados que ya tienen las mujeres. En la medida en que se sientan partícipes del proceso de aprendizaje, podrán relacionar los contenidos de los cursos con sus experiencias y vivencias personales, y extraer conclusiones de las mismas y de experiencias de sus pares; y podrán incorporar los nuevos conocimientos y volcarlos a la práctica en forma más efectiva.

5) Vinculado con el punto anterior, es también importante promover el aprendizaje con el método aprender haciendo, ya que de esa manera se visualizan los resultados de forma inmediata a la adquisición de conocimientos; en este sentido resulta útil elaborar materiales de apoyo accesibles para acompañar el desarrollo de los cursos.

6) Para desarrollar los contenidos se deberá promover instancias de capacitación integral, abordando aspectos concernientes a la capacitación técnica pero también al desarrollo personal y grupal. Asimismo, se deberá utilizar un enfoque de género que permita atender demandas específicas o situaciones diferenciales de mujeres y hombres.

7) Se debe estimular la formación continua y avanzar en función de las necesidades de las mujeres o de los grupos, de tal manera que las instancias de capacitación sean acordes con los avances que se van realizando.

8) Se deben realizar registros de evaluación de los cursos a efecto de contar con material que permita conocer su impacto (grado de comprensión, utilidad, aplicabilidad, cambios generados) personal y local, y sistematizar periódicamene la información generada. Esto contribuye a introducir mejoras en las etapas posteriores de desarrollo de los cursos.

 

Conclusiones

La consolidación de la AMRU en sus diez años de existencia ha ayudado a las mujeres rurales a salir del aislamiento individual y acceder a un espacio de empoderamiento personal y grupal, donde se potencian las capacidades individuales y se fortalece la identidad de ser mujer rural. Después de muchas décadas de anonimato e invisibilidad, la conformación de grupos de mujeres rurales, y de la AMRU en particular, les ha permitido lograr un protagonismo social a nivel nacional del que no hay antecedentes en Uruguay. A través del trabajo grupal en sus localidades y de la conformación de un ámbito organizativo central, las mujeres rurales han conquistado un espacio propio y se han ganado respeto, apoyo y reconocimiento de muchas instituciones nacionales e internacionales. Este protagonismo se refleja tanto en el ámbito comercial como en el espacio social, generando a su vez importantes cambios a nivel individual, familiar y comunitario.

A través de las acciones emprendidas en la AMRU las mujeres han adquirido habilidades y un perfeccionamiento de sus aptitudes que les han permitido encarar proyectos grupales y como asociación. Los cursos ofrecidos en las áreas de producción y gestión y en formación de dirigentes, han contribuido a acrecentar el capital humano y social. A partir de la experiencia de trabajo grupal y de la generación de redes de cooperación y apoyo con otros grupos y organizaciones, las mujeres han sido capaces de generar sus propios ingresos y conquistar un espacio en los planos laboral y social.

Es importante profundizar en las consecuencias que han tenido tanto la pertenencia al grupo como a la Asociación en la vida de las mujeres y sus familias, como: ¿qué proporción del ingreso familiar representa el proveniente de su trabajo grupal, en qué medida el nuevo rol que han asumido repercute en la relación familiar, de género, en la división del trabajo familiar, en la reafirmación de su identidad y en su empoderamiento?

En el ámbito político, si bien las mujeres de la AMRU han manifestado su capacidad de propuesta y con ello han demostrado su interés en participar como ciudadanas en las decisiones políticas de sus comunidades y de su país, aún su voz es incipiente y es necesario que se tome en cuenta y se consoliden como agentes de cambio de la sociedad. La falta de espacios para las mujeres en puestos de representación política y comunitaria, y la carencia de un enfoque de género en las políticas públicas son limitantes que deberán ser subsanadas a efecto de que las mujeres rurales puedan participar como ciudadanas plenas en la construcción local y regional.

Entre los desafíos que la AMRU deberá enfrentar en las próximas etapas en las distintas áreas de trabajo, se destacan:

En el área institucional:

• Compatibilizar el crecimiento del número de grupos con una estructura institucional que pueda responder al mismo.

• Consolidar los talleres de ingreso y la conducción de los mismos por representantes de la dirigencia.

• Fortalecer a la dirigencia para que asuma el rol de conducción institucional, mediante la formación en sus distintos niveles y sin perder la cohesión interna de la Asociación ni establecer niveles jerárquicos que rompan con la estructura democrática de la misma. Esto se deberá lograr atendiendo las limitantes que deben superar para que sean dirigentas en condiciones de asumir plenas responsabilidades de conducción institucional. Se deberán planificar etapas que conduzcan a ello, equilibrando los apoyos necesarios en cada una.

• Consolidar la organización institucional en función de las demandas y requerimientos de las asociadas.

• Consolidar el equipo permanente de trabajo.

• Consolidar canales de comunicación fluidos entre grupos de base y la estructura central.

• Obtener apoyos de largo plazo y mayor envergadura para consolidar el funcionamiento institucional.

• Fortalecer la autofinanciación de los proyectos productivos.

• Obtener un local que permita disponer de la infraestructura adecuada, en especial para el desarrollo de los emprendimientos económico-productivos y particularmente de la cooperativa Delicias Criollas.

En el área comercial y productiva:

• Lograr la consolidación de la cooperativa Delicias Criollas y su adaptación a los tiempos y requerimientos del mercado; definir la forma en que se mantendrá el vínculo institucional con la AMRU.

• Establecer un programa de capacitación y actividades que sean acordes a las nuevas necesidades y requerimientos de los grupos, atendiendo a los diferentes niveles de formación.

• Desarrollar un plan de negocios que contemple la incorporación de mercados en forma progresiva.

En el área social

• Incorporar la perspectiva de género en los análisis realizados en encuentros grupales y regionales de manera de lograr una mayor conciencia de las posibilidades y limitantes que representa el hecho de ser mujer rural.

• Fortalecer la identidad de las mujeres y su autoestima y reflexionar sobre la potencialidad de incidir en el entorno familiar y local.

• Plantear posturas que defiendan los intereses de las mujeres y las familias rurales ante el espectro político.

• Analizar estrategias para generar opinión a nivel de la sociedad e incidir en las políticas públicas de modo concreto e innovador, de manera que genere impacto.

• Incidir en la educación para contribuir a una menor inequidad entre géneros y a un mejor equilibrio campo-ciudad (planteando, por ejemplo, experiencias piloto con niños de escuelas rurales y urbanas, en colaboración con centros formales de educación).

• Difundir los valores de las mujeres de campo para generar cambios en actitud de la población, para romper los prejuicios existentes en ambos sentidos.

 

Literatura Citada

ANGMRU (Asociación de Grupos de Mujeres Rurales del Uruguay). 1996. Nuestra Propuesta para 1997. Síntesis de las propuestas surgidas de los seis encuentros regionales preparatorios de la 3 ª Asamblea Anual Ordinaria de la ANGMRU. 56 p.         [ Links ]

AMRU (Asociación de Mujeres Rurales del Uruguay). 2004. Perfil Institucional. www.amru.org. Octubre 2006.         [ Links ]

Brunini, P. 2001. Mulheres Rurais Organizadas e Suas Perspectivas de Gênero. Dissertação de Mestrado. Universidad Federal de Santa Maria, Santa Maria, RS, Brasil. 152 p.         [ Links ]

Francke, M., y M. Morgan. 1995. La sistematización: Apuesta por la generación de conocimientos a partir de las experiencias de promoción. Escuela para el Desarrollo. Lima. 26 p.         [ Links ]

Martínez Corona, B. 2001. Género, desarrollo rural y políticas públicas: Consideraciones metodológicas y estratégicas. In: M. I. Castillo Ramos (coord.) La Participación de la Mujer en el Desarrollo rural. Universidad Autónoma de Tlaxcala, México. pp: 113-134.         [ Links ]

 

Notas

1 Desde su fundación, hasta 2002, se denominó Asociación de Grupos de Mujeres Rurales del Uruguay (ANGMRU) y luego Asociación de Mujeres Rurales del Uruguay (AMRU).

2 CINTERFOR-OIT: Centro Interamericano de Investigación y Documentación sobre Formación Profesional.

3 Los documentos más relevantes elaborados hasta el momento por AMRU y de los que se recogen elementos para este trabajo son: Nuestra Propuesta para 1997 (1996); Políticas Públicas para la Mujer Rural (1998); Fortalecimiento del Rol de la Mujer Rural Uruguaya: Desarrollo con Equidad (2001); Construyendo Nuestra Historia (2003); Perfil Institucional (en constante actualización).

4 (http://personales.com/uruguay/montevideo/ANGMRU/Criollas.htm)

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