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Anuario mexicano de derecho internacional

versão impressa ISSN 1870-4654

Anu. Mex. Der. Inter vol.20  Ciudad de México Jan./Dez. 2020  Epub 19-Mar-2021

https://doi.org/10.22201/iij.24487872e.2020.20.14496 

In Memoriam

Javier Pérez de Cuéllar (1920-2020)

Ena Rocío Carnero Arroyo* 

* Profesora de Derecho internacional público en la Universidad Nacional de Trujillo, Perú.


Javier Pérez de Cuéllar (1920-2020)

Javier Felipe Ricardo Pérez de Cuéllar Guerra nació el 19 de enero de 1920, en la ciudad de Lima. Fue hijo de Ricardo Pérez de Cuéllar y de Rosa Guerra Cevallos. Estudió derecho en la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP); pero sería la carrera diplomática la que lo llevaría a destacarse como un profesional comprometido con la promoción de la paz mundial.

Su trayectoria diplomática se inició en 1940 al ingresar al Ministerio de Relaciones Exteriores del Perú y luego al cuerpo diplomático nacional en 1944. Actuó como tercer secretario de la embajada peruana en París en 1946 y posteriormente representó al Perú como embajador en Suiza, la ex Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), Polonia y Venezuela. En la ex URSS fue el primer embajador peruano designado.

En la Organización de las Naciones Unidas tuvo una destacada labor como representante permanente del Perú en el Consejo de Seguridad, donde ejerció la presidencia durante los acontecimientos de Chipre en julio de 1974. El investigador argentino Alfredo Bruno Bologna, al evaluar la actuación del Consejo de Seguridad en la cuestión de Chipre, destaca la defensa de este organismo del legítimo gobierno chipriota y señala que el entonces presidente del Consejo de Seguridad, Javier Pérez de Cuéllar, aclaró que no se alteraría el estatus de la representación de Chipre y se escucharía al arzobispo Makarios en su calidad de presidente de esa nación.

Su vocación pacifista lo llevó a desempeñar otros cargos dentro de las Naciones Unidas, como el de representante especial del secretario general en Chipre (1974), el de secretario general adjunto de las Naciones Unidas para Asuntos Políticos (1979) y el de representante personal del subsecretario general para Afganistán (1981).

Finalmente, en diciembre de 1981 fue elegido secretario general por la Asamblea General de la ONU; cargo que ejerció por dos periodos consecutivos: de 1982 a 1986, en que fue reelegido para un nuevo mandato hasta 1991. Es el único peruano y latinoamericano que ha ocupado tan alto cargo en periodos sucesivos. Su carácter ecuánime hicieron de él un hombre tolerante y sereno que lo llevó a negociar con éxito la independencia de Namibia, el cese de la guerra entre Irán e Irak, la crisis de los rehenes secuestrados en Líbano, el retiro de las tropas soviéticas de Afganistán, la mediación en la Guerra del Golfo y el acuerdo de paz en Camboya. En Centroamérica apoyó al Grupo de Contadora, logrando mediar exitosamente entre el gobierno salvadoreño y el Frente Farabundo Martí para la firma de un acuerdo de paz.

Por todos estos logros en favor de la paz mundial, la promoción de los derechos humanos y la tolerancia en un mundo en conflicto, ha recibido el doctorado honoris causa de 25 prestigiosas universidades del mundo y ha sido condecorado por muchos países; en 1987 recibió el Premio “Príncipe de Asturias” de Cooperación Iberoamericana; en 1989 recibió dos premios: el “Olof Palme de Entendimiento Internacional y Seguridad Común” y el “Jawaharlal Nehru de Entendimiento Internacional”, entre otros.

También fue profesor de Derecho internacional en la Escuela Diplomática de Perú y profesor de Relaciones internacionales en la Academia de Guerra Aérea de Perú. Desde 2011, la Academia Diplomática del Perú lleva su nombre.

Es autor del Manual de derecho diplomático (1964) y del libro Peregrinaje por la paz (2000).

También fue político, pues no sólo participó como candidato a la Presidencia del Perú en 1995, sino que en el gobierno transitorio de Valentín Demetrio Paniagua Corazao, se desempeñó como primer ministro y ministro de Relaciones Exteriores.

Su muerte, acaecida el 4 de marzo de 2020, luego de haber cumplido 100 años de vida, ha impactado en el Perú, en las Naciones Unidas y en el mundo. Estadistas, embajadores, funcionarios internacionales y amigos de este ilustre peruano no han cesado de reconocer su trayectoria como diplomático por excelencia, comprometido con la paz, los derechos humanos y la democracia.

A su personalidad ecuánime y tolerante quiero añadir su sencillez. Recuerdo haberlo conocido personalmente cuando en los años noventa aceptó visitar la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la Universidad Nacional de Trujillo, donde alumnos y docentes pudimos dialogar con él y conocer de cerca al mejor secretario general que tuvo la ONU, como fuera considerado por el diario The Times de Londres.

Descanse en paz excelentísimo embajador.

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