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Revista pueblos y fronteras digital

versión On-line ISSN 1870-4115

Rev. pueblos front. digit. vol.2 no.4 San Cristóbal de Las Casas jul./dic. 2007

https://doi.org/10.22201/cimsur.18704115e.2007.4.223 

Artículos

Vivir en el miedo. La noción de lab en Oxchuc, Chiapas

Jaime Tomás Page Pliego 1  

1PROIMMSE-IIA-UNAM


Resumen

Este trabajo se inscribe en la discusión sobre la construcción de la noción de persona en México y Centroamérica y la importancia que en esta tiene la búsqueda de diferencias y similitudes de los conceptos presentes entre pueblos de la región. En dicho sentido, aborda lo referente a la entidad anímica lab entre los actuales tseltales de Oxchuc, contrastando los datos, por un lado, con los reportes etnográficos realizados por diferentes autores entre las décadas de 1940 y 1960, que resulta relevante debido a los importantes cambios suscitados en las formas de ver y de vivir en el mundo; por otro, con la etnografía contemporánea realizada en varios municipios de Los Altos de Chiapas, de habla tseltal.

Palabras clave: lab; noción de persona

Abstract

We can place this paper in the realm of the discussion about the “person concept” in Mexico and Central America, and the importance to seek differences and resemblances amongst different groups of the region. In this respect it refers to the animic entity known among current tseltals of Oxchuc as lab, concept that will be confronted, on the one hand;, with ethnographic reports on the region written between 1940 and 1960, which reflect the significant changes occurred in the way tseltals perceive and live today’s world; and on the other, with contemporary ethnography from other tseltal “municipios” of the Chiapas Highland.

Keywords: lab; notion of person

INTRODUCCIÓN

El tema que ocupa este espacio aborda, del complejo persona presente entre los tseltales tradicionalistas de Oxchuc,1 lo referente a la noción de entidad anímica denominada lab. Datos que se contrastan con lo que al respecto se ha reportado en trabajos etnográficos realizados en la región de estudio, específicamente los escritos que toman en cuenta la noción de persona entre tsotsiles y tseltales, con mayor énfasis entre los tseltales de Yajalón y Cancuc. Esto, con la intención de llamar la atención sobre la importancia que tiene destacar la particularidad, en contraposición con la generalidad. Hecho que a la vez resulta relevante a la hora de abordar las características diferenciales observables en las etnomedicinas de dichos pueblos.

Para la realización de esta tarea, se precisa de descripciones exhaustivas no solo de la diversidad de la noción de persona en el área maya, sino también de los pormenores de su cosmovisión.

Los datos que se presentan han sido extractados de diez historias de vida recopiladas en diferentes parajes de lo que hoy son los municipios de Oxchuc y Tenejapa.2 Todos los colaboradores detentan alguno o varios de los cargos para “ayudar a sanar”. Solo una mujer es ch’abajel —el/la que puede escuchar-sentir—, ocho son ak’huamaletik — hierbateras/os—, uno jtsak’bak —huesero— y siete tam’alaletik —parteras/os—. Nueve de los colaboradores son miembros de la Organización de Terapeutas Indígenas Tseltales, Odetit, y uno pertenece a la Organización de Médicos Indígenas del Estado Chiapas, Omiech. Ambas organizaciones pertenecen al Consejo Estatal de Médicos y Parteras Indígenas de Chiapas, Compitch3

El trabajo se ha realizado de 2003 hasta la fecha. Las entrevistas tuvieron como base una guía semi estructurada que fue utilizada para marcar los temas generales y puntualizar los faltantes, dejando que la narración tuviera preferentemente un cauce espontáneo. Las conversaciones se realizaron en tseltal con apoyo del Sr. Angelino Calvo4 y fueron registradas en audio en su totalidad. Posteriormente traducidas al español y sistematizada la información obtenida en un fichero diseñado a propósito en Access de Microsoft.

La investigación de la que el trabajo deriva fue realizada partiendo de una perspectiva fenomenológica y esencialmente emic, bajo la consideración de que no es posible acercarse a la noción de persona si no es profundizando en cómo sus integrantes se conciben, se ven a sí mismos y se viven; es decir, buscando el sustento de la persona en los “sistemas de categorías nativas” ( Bartolomé 1991: 141 ) y su concreción en el quehacer social. De ahí que el punto de referencia se sitúe en el ámbito de la experiencia, en el de su análisis ( Pérez Cortés 1991: 14 ), siempre inmersa en una matriz cimentada por lo ideológico y las prácticas que son del dominio común del grupo social al que se pertenece, porque es a partir de ésta “cómo lo social se mete y existe en los individuos” ( Paniagua 2001: 14 ), conformando con ello los sistemas de disposiciones para la práctica ( Bordieu 1996: 84 ); que en el estudio, se concretan en formas específicas de estar sano, enfermar y hasta las formas en que la muerte se presenta, lo que guarda coherencia estrecha y dialéctica con los distintos códigos y sistemas para la práctica —preservación de la salud, acciones prácticas y simbólicas para dirimir el riesgo y coadyuvar a la armonía social y la atención de calamidades y enfermedades.

Desde la perspectiva de la cosmovisión, que constituye nuestro eje, la aproximación a la noción de persona puede tener un carácter diferenciado que puede ser, según propone Bartolomé (1991: 143-155) : el de la persona espiritual, que define como “[…] las construcciones ideológicas fundamentales para la definición del individuo”; el de la persona física, que hace más bien énfasis en el aspecto corporal de la persona y sus proyecciones macro y microcósmicas; y el de la persona social, referido a “[…] la imagen que la sociedad ha subjetivamente construido respecto a lo que debe ser uno de sus miembros, imagen que es necesariamente internalizada por los individuos para responder a las expectativas existentes”.

En este sentido, el acercamiento a la noción de persona, y en particular en este trabajo al lab, se da predominantemente desde lo que se ha delineado como “persona espiritual”, por constituir un punto de partida que permite visualizar integralmente la noción a abordar — además de sus componentes y la interrelación que entre estos existe—, lo que coadyuva de manera determinante a la posibilidad de delinear cómo las sociedades se conciben y cómo los individuos se viven como personas y se insertan en una particular dinámica sociocultural.

Como producto histórico, la noción de persona en Mesoamérica ha ido cambiando a lo largo del tiempo ajustándose de distintas maneras al flujo diferenciado de las dinámicas sociales en cuyo devenir se han suscitado condiciones, que aunadas a elementos muy resistentes al cambio “pero no inmune[s] a él” ( López Austin 1996: 26 , Meslin 1978: 231 ) presentes en la cosmovisión, han permitido su transformación sin llevarle a perder su esencia,5 de lo cual los tseltales de Oxchuc no son una excepción e incluso constituyen un caso interesante en cuanto al análisis de cambios profundos en un lapso de tiempo relativamente corto. En este sentido, en el trabajo se da cuenta, de manera ejecutiva, de aspectos del devenir histórico que resultan relevantes para la particular conformación de la persona en Oxchuc y de las actualizaciones que con el tiempo la han acaecido.

LA NOCIÓN DE PERSONA ESPIRITUAL ENTRE LOS MAYAS DE LOS ALTOS DE CHIAPAS

Entre los primeros trabajos que indagan sobre particularidades, especificidades y diferencias respecto de la noción de persona entre los mayas de Los Altos de Chiapas están, en las décadas de 1960-1970 los realizados por Holland (1963) ; Guiteras (1965) ; Vogt (1966) ; Hermitte (1970) ; Gossen (1975) ; Köhler (1995) ; Pozas (1977) ; Arias (1975) . Y en los últimos 15 años Pitarch (1996) , Page (2005) y Sánchez Carrillo (2007) .

A partir de estos trabajos resalta que la noción de persona entre los mayas de Los Altos es compleja y diversa. En sus distintas conformaciones aún encontramos, con matices distintivos, varios elementos comunes: cuerpo humano, ch’ulel-alma,6 vela de la vida, y lab (tseltales) o quibal (tsotsiles), correspondiendo esta última entidad a la capacidad, con particularidades distintivas, de transformación a voluntad en animales, fenómenos meteóricos, naturales o sobrenaturales, inherente a contados miembros de estas sociedades. A este complejo habría que agregar la entidad correspondiente al álter ego o animal compañero, presente en algunos grupos, ausente en otros; precisamente, ausente entre los tseltales de Oxchuc, mientras que presente, por ejemplo, entre los tseltales de Cancuc y Yajalón, así como entre los tsotsiles de Chamula y Chenalhó. Jugando, en estos últimos, un papel decisivo en la persona que se es y su devenir.

En síntesis, actualmente la persona entre los tseltales tradicionalistas de Oxchuc se constituye a partir de: cuerpo, ch’ulel-alma, vela de la vida y, en unos cuantos, la capacidad de lab. Al respecto ya Villa Rojas señalaba: “Es de indicarse que, en la zona de Oxchuc estudiada por nosotros, el concepto de tona [animal compañero] resulta de mucho menos importancia que el de nagual; […]” ( 1995b: 538 ). En tanto que, contrastando, entre los tsotsiles tradicionalistas, en la actualidad se constituye a partir de: cuerpo, ch’ulel-alma, vela de la vida, wayijelil —animal compañero—, y solo en personas con poder excepcional, quibal (ver Page 2005, capítulo 4 ).

Por otro lado, hay que señalar que hasta el momento en ningún documento académico se ha reportado con precisión cómo se constituía la multiplicidad de la persona tseltal de Oxchuc antes de los desmesurados avances del cristianismo católico y no católico. Me atrevería a pensar, sin concluir, que la noción de persona en este grupo, para esas épocas, se acercaba en mucho a algunas de las características que Pitarch (1996) ha reportado para Cancuc, noción que en la etnografía realizada para este estudio ya aparece fuertemente influida por el impacto logrado del trabajo llevado a cabo por las asociaciones religiosas señaladas.

LA NOCIÓN DE LAB O SWA’JEL O BIK’EL AJKANEJ, EN OXCHUC

El municipio de Oxchuc constituye en el ámbito de Los Altos de Chiapas una excepción, debido a los radicales cambios que en materia de religiosidad se presentaron a partir de la década de 1940, que impactó de manera severa la cosmovisión de los tseltales residentes de la época, misma que de por sí, en relación con la de los otros mayas de Los Altos, se muestra, como reportó Villa Rojas ( 1995a: 530 ), muy lejos de la complejidad religiosa documentada, centrándose en dinámicas y control social regidos por el poder sobrenatural de algunos de sus miembros a través del lab.

Como tal e independientemente del resto de entidades anímicas que conforman la persona tseltal, la noción de lab ha sido ya abordada por distintos autores estudiosos de lo maya alteño. Denominado, entre las décadas de 1940 y 1970, indistintamente como nagual o nahual ( Pitt-Rivers 1970a y 1970b , Villa Rojas 1990 , Siverts 1969 , Hermitte 1970 , Holland 1963 ), adopta el término utilizado en el altiplano central de México y su periferia para referirse a la entidad anímica con la que el lab presenta equivalencias generales.

Si bien, a mediados de la década de 1940 Villa Rojas (1990: 37) se refirió al lab como nahual, en 1947 distingue entre la denominación lab y labil “in the vernacular” o nagual “to the outsiders” (1995a: 526). Unas décadas después ya encontramos en Harman (1990: 80-81) el uso para ambos contextos de la denominación lab empleada por los tseltales de Oxchuc, que tradujo como “mensajero de la enfermedad”, pero sin llegar a precisar sus características.

Para dichas reflexiones y avances en la designación que se refiere, fueron de suma importancia posturas como la de Foster (1944: 103) , quien señaló que el uso del término nahual o nagual conlleva el riesgo de la asignación de un sentido genérico, es decir, da pie a generalizaciones y soslaya especificidades, tal como sucede con el término chamanismo o como lo fue el de totemismo.

Por otro lado, en relación con el uso de los conceptos referentes a nahual, lab, quibal, etcétera y su equiparación con álter ego: tona, vayijelil, chanul, en suma, animal compañero; cabe también señalar que junto con Foster (op. cit., pp. 102-103), Villa Rojas (1995b: 537) , Aguirre Beltrán (1992: 104) ; López Austin (op. cit.: 424-425); Lupo (op. cit.: 20), y Romero (2006: 132) , se distingue entre ambas nociones como entidades completamente distintas. Entendiendo el álter ego o animal compañero como la “coesencia que incumbe a todos los individuos” (Lupo op. cit.), cuya existencia se da paralela al cuerpo humano. Mientras que hablar de lab es referirse a que “[…] la facultad de transformarse es privilegio de algunos solamente y permite asumir cada vez la apariencia de una especie animal o de un fenómeno natural diferente” (Lupo op. cit.), o bien de alguna energía sobrenatural —frecuente en la descripción de lab en Oxchuc.

De esta manera, la noción de lab queda claramente expresada en la siguiente cita de Lupo:

[…] la creencia de que determinados individuos —los cuales a menudo ocupan puestos sociales importantes— están investidos de poderes espirituales particulares, que les permiten transformarse asumiendo a su gusto semblanzas animales —o también, en raras ocasiones, de fenómenos naturales como rayos, viento, nubes, bolas de fuego, etc.— y realizar bajo tales “disfraces” acciones prodigiosas (1999: 17 ) .

En la actualidad, entre los tseltales de Oxchuc, Cancúc ( Pitarch 1996 ) y Yajalón ( Sánchez Carrillo 2007 ), el tema referente a la entidad anímica lab, en la modalidad dador de enfermedad, es álgido. Se constituye como una categoría central en torno a la construcción del infortunio, así como en la estructuración de la prevención y el extermino de dicha entidad anímica. Sin embargo, aunque la palabra “lab” enuncia la capacidad de los individuos que tienen yu’el, poder, que los faculta para transformarse en distintos órdenes de seres y objetos, es preciso señalar que presenta diferentes características de un municipio tseltal a otro. Al menos entre Oxchuc, Cancuc y Yajalón.

NATURALEZA DEL LAB

Más allá de los autores hasta aquí señalados en relación con el tratamiento del tema referente al lab, el más importante para este trabajo, por obvias razones, es el estudio de Villa Rojas (1990) , que además de haber reportado sobre Oxchuc constituye un legado de rica etnografía sobre el particular.

Quienes trabajaron en Oxchuc en la primera mitad del siglo XX se refirieron a la naturaleza del lab de diferentes maneras:

[…] animal sobrenatural que posee cada uno de ellos; es este animal, que en sí mismo es invisible, para no ser visto por sus víctimas o familiares, lo que no evita que se escuchen los sonidos que produce al movilizarse o los que emite; el que envían —especialmente de noche— a casa de la víctima, con instrucciones para causarle el mal que desean ( Villa Rojas 1990: 340 ).

Más adelante:

[…] tiene poderes sobrenaturales para ejercer su maleficio y para hacerse invisible a voluntad. Cuando amanece, el nagual regresa al cuerpo de su dueño y permanece dentro de él hasta que se le ordena salir de nuevo a cumplir alguna misión (ibid, p. 376).

[…] y por el ruido que hace al volar ha de ser del tamaño de un guajolote. Todas las noches, entre 9 y 10, se le oye llegar y posarse sobre el techo de la casa o en algún árbol cercano. Sin embargo, nadie ha podido verla [al ave] no obstante que se la ha espiado con el propósito de matarla (ibid, p. 372).

Siverts, también en el contexto de Oxchuc, nos dice que un individuo dotado de poder es a la vez “[…] dueño de un auxiliar oculto efectivo, llamado lab en tseltal y conocido en los círculos americanistas con la palabra “nagual”, derivada del náhuatl. Este ser es su “yo” sobrenatural y su consejero” (1969: 157).

Finalmente, Harman solo hace el símil con nahual, en el sentido de la capacidad de transformación en animal, y se refiere a la traducción del término como “[…] mensajero de la enfermedad” (1990: 80-81).

Desafortunadamente, estos autores no profundizaron más allá en lo que respecta a la naturaleza de lab, lo cual considero una lástima, puesto que para la época en que realizaron sus investigaciones mayores datos sobre el particular hubieran resultado invaluables para el interés que sobre el particular se tiene en la actualidad.

Ahora bien, situándonos en las descripciones que sobre la naturaleza de lab se han esbozado durante la última década en otros municipios tseltales, podemos ver que en alguna medida divergen con lo que señalaron los oxchuqueros que colaboraron en este trabajo.

Así tenemos que en su estudio sobre los tseltales de Cancuc, Pitarch señala que se trata de un ser:

[…] instalado en el corazón [que] se conoce como lab. También existen desdoblados, copresentes: se trata de criaturas “reales” —un animal, por ejemplo— que habitan en el mundo exterior, pero que además están duplicados en el corazón humano, con el idéntico perfil del ser que habita afuera, solo que aquí “gaseiformes”. Los lab son de muy diversa condición y no existe una clasificación rigurosa de sus tipos. De todos modos, las descripciones permiten reconocer ciertos criterios tácitos de ordenación, de sentido común tseltal (1996: 55).

Por otro lado, Sánchez Carrillo ha documentado que los tseltales de Yajalón conciben el lab, como

[…] una materia especial, ya que su esencia se trasforma en animal o entidad meteórica y en distintos objetos de la naturaleza que se introducen en el cuerpo de las personas para enfermarlas (2007: 6).

Y más adelante:

[…] habita tanto fuera como dentro de él [el cuerpo de la persona] en sus diferentes formas animales y meteóricas (ídem).

En ambos reportes podemos ver que un elemento que destaca es que lab aparece como entidad desdoblada, es decir, habita tanto en el corazón de la persona como fuera, en la naturaleza.

LAB EN OXCHUC

Lo antes planteado resulta diferente en Oxchuc, donde hemos documentado que el lab es yu’el —un poder— que reside en el corazón y faculta a las escasas poderosas personas que lo poseen para transformarse en animales, fenómenos meteóricos, naturales, así como en entidades de naturaleza incierta, pero sutil.

Se dice que tanto lab como yu’el no son inherentes a la persona, sino que le son introducidos, por un lado, como en la década de 1940 ilustró Villa Rojas (1990: 505-306 ) , por Tatic Mucul Ajaw o Santísima Trinidad —deidad considerada de género masculino, cuya figura está situada en el altar mayor del templo de Santo Tomás en la cabecera de Oxchuc, encima de la figura de Santo Tomás “Mayor”, que ocupa la posición central, porta en el pecho la paloma que simboliza al Espíritu Santo y que los oxchuqueros de aquel tiempo consideraban era un zopilote y, además, lab del Santo—7 . Deidad que a todas luces se presenta para dicho tiempo bajo una connotación bipolar, en el sentido de poseer atributos tanto del bien como del mal. Las otras entidades con capacidad para adjudicar lab, según señalaron diferentes colaboradores, son Santo Tomás y los Anjeletik dueños de cuevas, también en su acepción dual.

LA REVELACIÓN DEL LAB

El lab habita en el corazón de su dueño, transita y se proyecta desde su sangre, siempre presente en el cuerpo, no hay separación entre uno y otro. Desde la sangre observa atento, permanece constantemente alerta ante el peligro y cuando actúa lo hace bajo la voluntad de su dueño (colaborador Vicente op. cit., p. 31).

Según otra versión, vigila ya montado en la espalda de su dueño, o bien, proyectado, va delante en los caminos (colaborador Mariano López Gómez op. cit., p. 25).

Al ser uno y lo mismo, el lab surge de la transformación del cuerpo en un proceso de transmutación de humano a animal y viceversa (colaboradora Florentina op. cit., p. 13); y el animal o fenómeno lab resultante por pequeño e insignificante que parezca muestra ser potencialmente fuerte y peligroso para el humano, “[…] tanto que cuando espantaban a la gente se moría” (ibid). Se puede tener uno, dos, tres o más lab (Florentina op. cit., p. 13), al respecto Villa Rojas (op. cit., p. 355) señala:

[…]Todos los brujos tienen su nagual; algunos tienen hasta dos. Se dice que Diego Gómez Ichilok; el viejo que murió hace poco aquí cerca, tenía dos naguales; uno era gavilán y el otro era fuego.

Cuando se habla de lab, los más lo hacen a partir de hechos que tuvieron lugar en un pasado no tan remoto, apelando a la memoria presente en la familia sobre hechos observados por los ascendientes directos, como en el siguiente ejemplo:

Mi difunta abuela contó que su mamá tenía en su poder tres pájaros, cuando el último salió volando de su cuerpo allí murió. Yo creo que de verdad tenía varios animales, que no es un cuento lo que dejó dicho, sino que realmente vieron esos tres pájaros abandonando el cuerpo de su mamá, por eso lo creemos, eso es lo que sé un poco (ibid, p. 15).

O bien, aunque escasos, hay quienes hacen señalamientos sobre personas portadoras de lab a las que conocen:

Este señor vive cerca de la Colonia Veinte, se llama Rubén y hasta ahora vive. Pero lo que pasa es que no sé qué clase de animal tiene.

Hay otro mamtik que vive por la colonia El Niz, ese sí lo sé, porque cuando toma él mismo platica que el animal que tiene en su poder es paloma, lo dice claro. Y este viejito sigue viviendo, a lo mejor no le han matado su animal, por eso no se ha muerto.

Hay muchos de los viejitos que tienen animales en su poder, ya que ellos mismos lo dicen en sus borracheras y yo creo que es cierto porque nunca se enferman y nunca tienen miedo de la gente, allí es donde nos damos cuenta que a lo mejor es cierto que tienen sus poderes, por eso siempre los respetamos para no llegar a caer en sus manos (colaborador Mariano op. cit., p. 21).

Las formas que adopta lab son múltiples, a partir de lo que nos señalaron los colaboradores, adelantamos que se pueden clasificar en meteoros, animales y dadores de enfermedad.

LAB METEOROS

Entre los oxchuqueros, como en el resto de Los Altos de Chiapas, se considera que algunos fenómenos naturales son labetik muy poderosos. Entre éstos se menciona el rayo y el viento en forma de torbellino, con la particularidad de ser una condición que se atribuye a tseltales a los que se considera con mayor poder que los de Oxchuc, como son los de Cancuc y Ocosingo. Sobre el lab rayo, refiriéndose a los cancuqueros, se nos narró lo siguiente:

“Los rayos tienen dueño”. Eso dice un señor allá en Cancuc. Lo dijo porque en ese lugar está programado construir una presa que no sabemos para qué va a servir, pero los ingenieros ya llegaron a ver dónde se va empezar a hacer. Dicen que hasta Chacte’, que es una cañada bien grande con ríos grandes que allí se juntan. Por eso los trabajadores del gobierno lo quieren aprovechar, pero los cancuqueros no la quieren porque dicen que van a perder muchísimas hectáreas y la riqueza que tienen, como las milpas, los cultivos de café y muchas frutas, ya que se va a inundar hasta medio cerro.

Por eso dicen: “Si lo hacen que lo hagan, y cuando terminen de hacerlo nosotros lo vamos a tumbar con puros rayos”.

Es cierto, porque con eso ocuparían muchas tierras y acabarían con muchas casas que están allí cerca y, además, ¿adónde se va a ir esa gente?, por eso dicen que los van a chingar cuando se cierre esa presa. Por eso allí fue donde llegamos a saber que esa gente de Cancuc tiene rayo y viento. (colaborador Vicente op. cit., p. 46).

Por lo que toca al viento, como expresión de lab, se presenta una narración que por su riqueza y elocuencia se transcribe completa:

Escuchamos que por el municipio de Ocosingo había una muchacha muy buena y preciosa, que tenía su pelo bien largo hasta la cadera y vestía buenas ropas. Que todos los jóvenes la querían. Todos estaban enamorados de ella.

De éstos, había uno que ya no se aguantaba y mandaba a sus padres a pedir a la muchacha. Fueron varias veces a pedirla pero no se la concedían, hasta que los padres del muchacho se cansaron y le dijeron así: “Ya no hay remedio de entrar, hijo, ya nos cansamos de tanto rogarle a los padres de esa muchacha [para] que den el permiso, pero no la quieren dar”.

Entonces, el hijo le dijo al mamtik: “Pero, papá, ¿por qué no haces otro esfuerzo y llegamos a rogarles otra vez? ¡Que sea la última!”. “Bueno, vamos a intentar por última vez y que nos diga de verdad por qué no quiere dar a su hija”. Así contestó el padre del muchacho. Entonces, prepararon las cosas de nuevo y se fueron a la casa de la muchacha.

Cuando llegaron los pasaron adentro de la casa, pero la noticia no fue buena, los padres de la muchacha dijeron: “Bueno, mamtik, ahora les voy a decir la verdad para que así se olviden de mi hija en su corazón y esto se acabe. Es que mi hija no vive normalmente”.

—No le hace, yo la quiero para mi mujer —así dijo el muchacho.

—Bueno, está bien, si la quieres te la doy, total que ya les dije cómo está, así que después no se vayan a arrepentir —así contestó el padre de la muchacha.

—No me importa, lo que quiero es casarme con ella —contestó el muchacho.

Entonces, fue la boda y cuando llegaron a vivir juntos la muchacha le advirtió a su marido:

—Bueno, ya que estamos juntos, tienes que aguantar todo lo que haga, te lo digo claro.

—¿Por qué? —contestó el marido.

—Es que yo estoy así, a veces me salgo durante unos días.

—Pues te quiero mucho y tengo que aguantar lo que dices —así contestó el esposo, ya que era una muchacha bien bonita, por eso la quería mucho.

Y es que ella era “tormenta de aire”.

Antes de salir a hacer su fechoría la mujer le dijo a su esposo:

—Oye, esposo, te voy a pedir algo.

—Qué.

—Falta una semana para que yo te deje hecha tu comida.

—Pero ¿por qué, mi esposa?, ¿acaso te he hecho algo? —dijo el esposo.

—No, no me has hecho nada, solo que no quiero que veas cómo voy a sufrir.

—Pero ¿qué cosa es el sufrimiento que vas a tener, mi esposa?

—Pues es lo mismo que ya te he dicho —dijo la mujer.

—Bueno —contestó así el esposo, ya que ya sabía de qué se trataba y ya no hizo caso.

Entonces, la mujer preparó la comida y cuando la terminó le dijo a su esposo:

—Esto es lo que vas a comer durante la semana, y cuando yo llegue vas a tender mi vestido atrás de la casa porque allí voy a llegar directo a tirarme.

—Está bien.

Entonces el hombre pensó:

¿Pero cómo va a hacer eso?

Y la mujer dijo:

—Mañana me voy a salir y ahí agarras tu comida.

—Y ¿adónde te vas a ir? —contestó reclamando el hombre.

—Ahí vas a ver adónde me voy, y vas a ver cómo voy a sufrir.

Al otro día, se levantó y se fue al patio de la casa y en ese momento empezó a revolcarse y salió volando, que solo su pelo se alargó más y así se fue volando, allí el esposo vio que iba chingando todas las ramas de los árboles y que los grandes palos hasta silbaban por la tormenta que llevaba, iba aleteando con las dos manos, arrancando con ellas los gajos de los árboles.

Como le había dicho al esposo, una semana después regresó y llegó a caer donde estaba tendido su vestido, se revolcó varias veces para tomar su normalidad, pero llegó bien sangrada de todo el cuerpo y le dijo al esposo:

—¿Viste cómo es mi sufrimiento?

—Sí, ya lo vi —contestó el hombre.

—Fue mucho mi sufrimiento porque los palos secos y los árboles grandes me lastimaron mucho, por eso vengo bien sangrada. En cambio las milpas no lastiman, es muy sabroso pasear por allí —así dijo la mujer; y el hombre se quedó muy triste porque vio que su esposa había llegado bien lastimada, pero la mujer no hizo caso de sus heridas y se fue a bañar. Al salir ya se encontraba normal, como era antes.

Así quedaron viviendo la mujer y su esposo, pero ella siguió saliendo a hacer fechorías, que era su trabajo.

También hay hombres, porque aquí en Oxchuc decimos que hay mujer de aire y hombre de aire, por eso el secreto que aquí tenemos es que cuando el aire viene como tormenta y es de hombre una de las niñas se sale afuera y se sube el vestido para mostrar su cuerpo, para que el hombre tenga vergüenza. Ahora, si el aire es mujer pues el que sale es un niño y se baja el pantalón para mostrar el cuerpo, y dice así: “ Ilabil katii, ilabil katii ”, mostrando el pene, y con eso se va el viento porque tuvo vergüenza. Eso es un secreto que tenemos.

Si no, hay otra forma de hacerlo, se agarra un tazote [tazón] de ceniza de la leña del fuego y se avienta al aire, y dicen que la ceniza sirve para tapar los ojos del hombre aire, por eso la gente de Oxchuc siempre lo usa.

Así está la historia de la gente del municipio de Cancuc, que son más poderosas con sus rayos que las personas que tienen aire, y pueden ser hombres y mujeres, y esa costumbre sigue porque cada año pasan las tormentas de aire y las tronazones de rayos por nuestros pueblos (ibid, p. 48).

Sobre el lab viento, Villa Rojas (op. cit., p. 355) documentó que independientemente de la forma que los naguales tengan son de viento y nadie los ve. Por esto es que los brujos saben casi todo, porque los naguales pueden entrar de noche a las casas y averiguar lo que pasa en ellas. Sin embargo, más adelante dicho argumento se contradice al señalarse en un testimonio que el sujeto, a sabiendas de que alguien quería dañarlo, se mantuvo vigilante durante varias noches, en las que pudo detectar y ver tanto a una lechuza, uch, como a un pare (ibid, p. 386).

Otro tipo de fenómeno natural que ha sido reportado para Oxchuc como lab es el fuego, así dice el autor:

Este nagual de fuego es como una bola de fuego que va flotando por los aires. Hay tres clases de fuego: uno rojo, uno amarillo y otro verde. El de color rojo es el más malo. El que tiene nagual de color verde, su milpa está siempre verde. El que tiene nagual de color rojo o amarillo, su milpa está siempre amarillenta (ibid).

[…] no “comen” almas, pues no tienen necesidad de alimentarse. Estos son los naguales de los que saben “pulsear” bien, pero que no saben echar enfermedad (ibid, p. 424).

LAB ANIMALES

Entre los labetik animales o uxlametik más poderosos, se menciona:

De las aves, el xijk’, águila; xoch’, lechuza, animal de los más temidos y frecuentemente mencionado por su indiscutible malignidad, que en el plano de la naturaleza es reconocido como feroz predador nocturno.

De los silvestres, cho’j, puma; wax, gato de monte; ok’il, coyote; uch’, tlacuache; rata, tzemem; elefante; venado; chijilchan, culebras, y pojk’ok’, sapo.

De los domésticos rabena, perro, al que uno de los colaboradores sitúa como el labetik más poderoso, aduciendo como razón el hecho de que nunca deja entrar a la casa a otros lab (colaborador Pedro op. cit., p. 39), y el gato.

De corral, caballo, considerado junto con el toro de los más poderosos y peligrosos. Además, burro y ten’zum, chivo, sobre el que se dice que en realidad es el diablo por los “cachos”, cuernos, y por lo luminoso de sus ojos. Kuch o chitam, cerdo; mut, paloma, y guajolote.

Sobre el caballo,8 otro frecuentemente mencionado y al que se le teme sobremanera en su forma de lab, se nos compartió la siguiente narración:

Bueno, los más fuertes son los que tienen en su poder caballos, porque a una persona que tenía en su poder uno le pasó lo siguiente: Iban por el camino y se toparon con el diablo, a quien le gusta pelear con cualquier persona o animal. Entonces, dicen que el caballo habló diciéndole al amo que no se metiera a pelear con el diablo, que él iba a resolver el problema y, entonces, se dio el cambio de hombre a animal.

El diablo lo estaba esperando con fuego del infierno tan caliente que en su forma humana no hubiera podido pasar. El caballo le aconsejó que por ningún motivo fuera a regresar a la forma humana, porque podía caer en el fuego del infierno. Entonces, el amo así lo hizo, el caballo brincó por encima del fuego y así se salvaron de la muerte. Los que no pudieron brincar, allí quedaron muertos calcinados.

Por eso, los que tienen en su poder caballos, mulas, wakax — toro—, y burros, son los más fuertes de todos. Los que son menos fuertes son los tentzunetik —chivos—, coyotes y otros animales chicos (Marcos López Gómez op. cit., p. 34).

Entre los tsotsiles de Chamula y Chenalhó, tanto el caballo como el toro, si no aparecen como los más poderosos sí son como los quibal, con los que con mayor frecuencia se topan las víctimas en la noche ( Page 2005: 206 ).

LAB DADORES DE ENFERMEDAD

El móvil de la acción nefasta de los lab dadores de enfermedad se sitúa fundamentalmente en los ámbitos de la envidia y el despecho, mismos que se estructuran como ofensa y justifican el uso de tz’ilajwanej o ak’chamel, mal echado. Aspectos desde los que se perfilan importantes dinámicas sociales y religiosas.

Sobre los lab dadores de enfermedad, Pitarch (1996: 135) señala:

Es oportuno recordar que prácticamente todas estas “almas históricas” son lab del grupo ak’chamel —los dadores de enfermedad—, una categoría de por sí extraña pues su común denominador no es, como en el caso de otras categorías de lab —animales, meteoros, seres fluviales— la ecología, sino la facultad del lenguaje.

Entre los oxchuqueros, se dice que esta categoría de lab dadores de enfermedad es más bien de naturaleza sutil pero indeterminada. Entre otras manifestaciones de este tipo de lab, así como en Cancuc, se hizo especial mención de la palabra como entidad “lab”, misma que actúa bajo la voluntad del dueño, penetrando al cuerpo de las víctimas en forma de “palabras mal habladas”. Enfermándola (colaborador Vicente op. cit., p. 31). Sobre esto, los ch’abajel —los que pueden escuchar-sentir— señalan que efectivamente escuchan palabras en el pulso de algunos de sus pacientes, lo cual es neutralizado arrojando éstas fuera de la sangre con rezos que constituyen palabras más fuertes. Hecho también reportado por Sánchez —en este número— entre los tseltales de Yajalón.

Una forma muy frecuente en Cancuc, pero no mencionada por ninguno de los colaboradores de Oxchuc, son los lab dadores de enfermedad humaniformes con atuendo de sacerdote, sobre los que Pitarch señala:

El más destacado de estos personajes se conoce como pale , del español “padre”, también nombrado en los pareados de los ensalmos como klerico , “clérigo”. Miden aproximadamente un metro de estatura, son muy gordos, calvos, con una vestidura que los cubre hasta el piso y calzan zapatos. No cabe duda de que son sacerdotes católicos, con los que abiertamente se comparan. ( Pitarch 1996: 63 ).

En relación con Oxchuc, sólo encontré dos referencias en la etnografía sobre el municipio:

[…] Horas más tarde escuchó ruidos sospechosos y salió de nuevo; entonces descubrió que se trataba de otro nagual, de forma humana y corta estatura, que presuroso se escapó entre la maleza. Mi informante añadió que esta clase de nagual recibe el nombre de pare [probable corrupción de “padre” o “cura”] que tiene apariencia de ladino, de medio metro de altura; fuera de esto, no pudo darme detalles más concretos sobre su indumentaria (Villa Rojas op. cit., p. 386).

Otros humanoides mencionados en la etnografía de Villa Rojas, son “[…] pequeñuelos con traje de ladino y sombrero chiquito” (ibid, p. 304).

Si bien la lechuza, el caballo y el toro, entre los reseñables, han quedado en la clasificación de lab animales, eso no obsta para que en ocasiones puedan ser enmarcados dentro de los dadores de enfermedad, toda vez, que al menos en Oxchuc, estos, a la par de la palabra, son los que en la actualidad se mencionan con mayor frecuencia.

FORMAS DE ACTUAR DEL LAB Y CÓMO SE CONTRARRESTA

La presencia de palabras en el pulso en principio no es del todo letal y es erradicable si se detecta y contrarresta a tiempo por un ch’abajel con suficiente yu’el, poder. Sin embargo, aunque constituye la forma predominante de acción del lab, encontramos otras formas de actuar, por ejemplo, cuando se trata de hacer lak’tawanej, cortar la vida, para obtener rápidamente el ch’ulel de la víctima,9 el lab aprovecha las horas de sueño para introducirse en el domicilio de la persona y depositar en su boca objetos “trabajados”, que la enfermarán y eventualmente la llevarán a la muerte. Otra modalidad de esta forma es la de introducir subrepticiamente dichos objetos en los alimentos que se consumirán al siguiente día.

Al respecto Villa Rojas (op. cit., p. 404) señala:

Hablando sobre la técnica de embrujar, Juan me contó que cuando se quiere “echar” brujería con un frijol o cualquier otra semilla, el brujo ha de rezarle a ésta para que vaya en ella su nagual que ha de causar daño.

Diferente manera, asimismo reportada por este autor en un estudio distinto ( Villa Rojas 1995a: 531 ) es la capacidad que tiene lab para penetrar en el cuerpo de sus víctimas y lentamente comer su ch’ulel-alma. Proceso que puede durar días, semanas o meses dependiendo de la fuerza de la víctima.

En otra referencia, el interlocutor de Villa Rojas hace mención de la capacidad que tiene lab de enviar daño desde una distancia corta, sin penetrar en la casa de la víctima pero teniéndola a la vista, señalándose que no conoce el mecanismo pero se sospecha que pueda ser que “escupa” o a través de, en ese caso, “el canto del ave” que era el lab (ibid., pp. 375- 376).

Una forma de acción señalada más sería en la dimensión del “mundo otro”, donde el lab dador de enfermedad acecha los ch’ulel-alma que andan vagando.

Con objeto de despistar al lab, cuando se considera que una persona ha enfermado a causa de tz’ilajwanej se le esconde cambiándolo de casa, en la de algún pariente o vecino, o de plano en otro paraje (ibid, p. 340).

Lo anterior, ciertamente sitúa la acción del lab en el plano de “este mundo”, en contraposición con “el mundo otro” y, por lo mismo, las limitaciones inherentes a su naturaleza para ubicar a la víctima en el plano sobrenatural; es decir, precisa de saber la locación física de la víctima para estar en posibilidad de infligir daño.

CUALIDAD DEL LAB

Por lo general, la mayoría de los colaboradores sitúa las acciones del lab del lado del mal, preferentemente encaminadas a cortar la vida, lak’tawanej (Pedro Gómez Sántiz, Guadalupe Baja’, p. 39); sin embargo, algunos lo sitúan como un “regalo” de Dios Tatil, que solo unos pocos reciben (colaboradora Florentina López op. cit., p. 15)10 .

En su carácter de divinidad dual el Tatic Mucul Ajaw dispone si la cualidad del lab que dota será maligna o benigna. Lo que se sustenta, sobre todo, cuando se dice que lo que indica si el lab está del lado del bien o del mal es el color, aunque esta condición, si bien solo fue mencionada por un colaborador, se encuentra de manera relevante presente en otros grupos de la región (Villa Rojas op. cit., p. 355; Page 2006: 26 y 138 ), “[…]blanco, amarillo, rojo, negro y pinto” (colaboradora Florentina op. cit.). Asimismo, la distinción de color a su vez dota de mayor o menor poder, yu’el, al animal o fenómeno correspondiente. Así, amarillo y blanco del lado del bien; rojo y negro del lado del mal. Mayor poder a blanco y rojo, respectivamente; mientras que pinto haría referencia a una cualidad dual.

Toda manifestación de lab, a excepción específicamente de los lab dadores de enfermedad, tiene la capacidad, a voluntad, de proteger o dañar.

Por otro lado la acción de lab no se limita a la dimensión humana, sobre el colectivo o individual; también actúa en los planos meteórico, natural silvestre y natural modificado por la mano del hombre. Dependiendo de su naturaleza, el lab tendrá preferencia por acciones en un plano determinado, aunque cuando le es necesario lo puede hacer en cualquier otro.

Los labetik cometa, detentados por humanos más que privilegiados, vigilan desde el cielo que la acción de lab dadores de enfermedad o de los mal intencionados no afecte a los miembros de sus comunidades. Los lab torbellino están obligados a arrasar con bosques y sembradíos, o generar polvaredas que molesten a gente y animales. Como se puede dilucidar del testimonio sobre la hermosa mujer de larga cabellera, la necesidad de transformación llega a ser inaplazable, pero predecible para este tipo de personas. Asimismo, los lab rayo, actuando a voluntad, dependiendo de su color, dañarán o irán en defensa de sus protegidos.

Los labetik animales actuarían diezmando y devorando los rebaños y a otros animales domésticos; asustando a las personas que se aventuren por la noche para atrapar sus ch’ulel; sino, penetrarán en las casas de los oxchuqueros.

ADQUISICIÓN DEL LAB

Acerca de las formas en que una persona adquiere uno o varios lab se nos indicaron varias posibilidades.

EL LAB INHERENTE

Al nacer, la niña o el niño ya “trae” su yu’el; el lab le es dotado in útero, al nacer ya se porta. Sin embargo, los colaboradores que se inclinaron por esta opción no pudieron explicar cómo es que llega. Lo cual hace evidente que a partir de los profundos cambios religiosos acaecidos en Oxchuc a partir de la década de 1940, el conocimiento de hechos de la tradición, sobre todo de aquellos ligados a las causas que los motivaron, como el tz’ilajwanej, mal echado, al que está estrechamente vinculada la forma maligna de lab; se presentan conforme pasa el tiempo con menor frecuencia.

ADJUDICACIÓN POR TRASPASO

La segunda variante se refiere a la adjudicación del lab por “herencia” entre familiares, que además de ser la forma que predomina en la opinión de los colaboradores puede darse bajo dos condiciones:

  1. El abuelo(a) o padre-madre traspasa un lab, de los varios que tiene, a un menor o un adolescente para dotarlo(a) de poder a temprana edad:

    Así cuando los niños van creciendo ya tienen el animal en su poder. Y como de ocho años se empiezan a poner muy malcriados, muy malos con la gente, haciendo todos los perjuicios que quieren. Además, nunca tienen miedo porque tienen cómo mandar al animal. Aunque estos niños estén chiquitos, ya saben ordenar a sus animales para que hagan muchas cosas. Desde que nacen no están con Dios sino con el Diablo (colaborador Miguel Jiménez Luna. Chacomá, Tenejapa, p. 19).

  2. Traspaso del lab por “herencia”, es decir, antes de morir el poseedor del lab determina a cuál de sus descendientes lo traspasará:

    […] la persona que tiene su animal lo traspasa a otro familiar, dice claro con su boca a quién le va a dejar su lab, hasta dice el nombre de la persona a la que se lo va a dejar. Así dicen. Y si el que lo hereda lo llega a saber, dicen que llora mucho porque no quiere tenerlo, ya que es muy duro tenerlo, porque dicen que se queda como ch’ulel, por eso lloran cuando se los dejan. Así dejó contado mi difunta abuela, pero no sabemos en qué parte carga a su lab, porque nunca se ve cuando sale volando del cuerpo (colaboradora Florentina López Gómez. Guadalupe Baja’, Oxchuc. p. 15).

[…] la persona que tiene su animal lo traspasa a otro familiar, dice claro con su boca a quién le va a dejar su lab, hasta dice el nombre de la persona a la que se lo va a dejar. Así dicen. Y si el que lo hereda lo llega a saber, dicen que llora mucho porque no quiere tenerlo, ya que es muy duro tenerlo, porque dicen que se queda como ch’ulel, por eso lloran cuando se los dejan. Así dejó contado mi difunta abuela, pero no sabemos en qué parte carga a su lab, porque nunca se ve cuando sale volando del cuerpo (colaboradora Florentina López Gómez. Guadalupe Baja’, Oxchuc. p. 15).

Respecto a la obligatoriedad de recibir el lab heredado, en contraste con lo señalado en la cita anterior, en que prácticamente es inevitable recibir la entidad, otro colaborador señaló que la persona que lo hereda debe acceder a recibirlo, si no está de acuerdo el proceso de traspaso no es posible:

Bueno, hay algunos que dicen que se les deja a los hijos. Así me pasó una vez con mi suegro, cuando todavía vivía una vez me dijo así: “¡Oye, yerno!”. “¿Qué, papá?”, le dije. “¿Jiiii, no sé si quieres tener lo que te voy a regalar?”. “¿Pero qué cosa es, suegro?”, le dije. “Mira, yerno, te voy a decir la verdad, es que tengo cuatro animales en mi poder y quiero regalar dos para que nomás me queden dos para mí”.

Entonces, al escuchar eso empecé a pensar en mi corazón: “ ¿Pero dónde voy a dejar ese animal? ”. No sabía dónde lo iba a tener y para qué me iba a servir, así que no lo acepté. Además, no le pedí ver cómo eran los animales que me iba a dar, ni siquiera pensé en pedírselo

Así me sucedió con mi suegro. A lo mejor ya se había fastidiado de los cuatro que tenía y por eso quería regalarlos. Pero cuando llegó a morir ya no supe dónde los dejó, si los vendió o los regaló con otra persona. Eso nunca llegué a saberlo.

Además, en todos los casos, independientemente de contar con una constitución ad hoc, quienes respetan y siguen la palabra de Dios quedan fuera como posibles candidatos. El cambio de adscripción religiosa marca la migración a un espacio fronterizo difícil de traspasar, la constitución de “[…] un nuevo espacio en el que la sociabilidad sea posible sin enfermedad” (Fernández Liria op. cit., p. 240). Así, cuando el lab heredado no es aceptado queda libre, recurriendo a la búsqueda de un cuerpo que tenga las características adecuadas como para que lo acepte y “aguante”, o bien, se refugia en alguna cueva en espera de ser adjudicado, como se expone en el siguiente apartado, por un Anjel a algún peticionario.

Por otro lado, cuando se inquirió sobre la forma en que lab penetra en el cuerpo de la persona que lo hereda, una de las respuestas fue que por donde entra es la boca y el mecanismo lo constituye la herencia direccionada.

Lo antes planteado lleva a la conclusión de que la expresión del lab, sobre todo del que se hereda, siempre será la misma y no puede ser cambiada (Marcos López Gómez. Bumilhá, Oxchuc, p. 34).

POR PETICIÓN AL PATRÓN O AL ANJELETIK

Cuando una persona carece de poder y por razones personales está ávida de éste, puede recurrir con su petición ya sea al Mucul Ajaw —Santísima Trinidad—, a Santo Tomás o directamente con los anjeletik, dueños de las cuevas, a quienes se ha dotado del poder para conceder lab:

[…] hay un señor que vive allá en Yan witz, abajo del cerro, cerca de la colonia San Fernando, que se llama Uvencio López, del que dicen que directamente llegó a pedir su lab con el Señor Santo Tomás, y que éste le concedió un xoch’, lechuza, y con eso empezó a curar enfermos. Esta actividad la realiza escondido, porque la forma de trabajar de este bankilal , hermano mayor, es traspasando la enfermedad de sus pacientes a personas débiles, aunque sean familiares del enfermo. Esto ya lo sabe toda la gente de San Fernando y de San Pedro, pero no hacen nada porque le tienen miedo, debido a que saben que tiene un xoch’ en su poder. Pero lo que también le ayuda es que en su carácter demuestra que es buena gente, por eso la gente lo respeta para que no les haga daño a sus familiares. Así vive ahora ese señor (colaborador Faustino López Gómez. Guadalupe Baja’, Oxchuc, p. 10).

Cuando los labetik son pedidos a los anjeletik de la Tierra, el solicitante tiene que demostrar que cuenta con suficiente fuerza como para aguantar el lab, por lo que tiene que someterse a tres pruebas, de las cuales, la única que se nos mencionó es que el candidato debe de brincar de un lado a otro de una carretera ancha (colaboradora Juana Gómez López. Guadalupe Baja’, Oxchuc, p. 8).

En este sentido, Villa Rojas (1995b: 545) reportó:

Al morir los ancianos, el nagual pasa a residir en alguna cueva en espera de alcanzar algún otro “dueño” que se pueda hacer cargo de él. Por el rumbo de Yochib [paraje de Oxchuc] donde tuve mi campamento, había dos cuevas reputadas como refugio de naguales: una llamada Chen-chulit [Cueva de las golondrinas] y otra Chen xoch [cueva de las lechuzas].

LOS AGENTES PORTADORES DE LAB

ME’IL’TATIL Y PROTECTORES

El Me’il’tatil pertenece a Dios, o se es su hijo o se es del Diablo. Actualmente ya no se permite la dualidad, afirmación que obviamente resulta relativa a contextos. Mantener el yu’el, poder, incrementarlo o disminuirlo, para quienes lo han recibido de Dios Tatil, por medio de Tatic Mucul Ajaw, está en razón directa de la dedicación a Dios y el comportamiento social, y no de la edad, es decir, del cumplimiento de un código de comportamiento claramente establecido. Lo primero en el sentido del ofrecimiento cotidiano que implica oración, ofrendas en especie y ayuno; lo segundo en cumplir con el mandato de manera amable, con sencillez y prontitud, especialmente evitando la arrogancia, que es severamente castigada por Dios Tatil; por ejemplo, el rechazo de un paciente es un delito grave, severamente castigado.

Aunado a lo anterior, quienes poseen un lab meteoro u animal, por ejemplo perro, tienen la obligación de vigilar durante la noche para evitar que los lab dadores de enfermedad aprovechen el sueño de la gente e intenten cortarles la vida, lak’tawanej.

Me’il’tatil significa “madre-padre de la Tierra”, también “protector–cargador” y “cuidador”. Se dice que llegan en un cometa que cae en la casa y penetra en el ser que al nacer será el futuro o futura Me’il’tatil.

Durante la infancia los futuros Me’il’tatil tienen que permanecer bajo protección constante de otras personas con yu’el, debido a que las huestes del mal tratarán de exterminarlos para evitar que en el futuro lleven a cabo la labor que en su contra se supone realizarán cuando alcancen la plenitud de sus poderes (colaborador Vicente op. cit., pp. 29 y 33).

La labor de protección que realiza el Me’il’tatil queda ejemplificada en el siguiente testimonio:

Hay un cuento que me contó mi abuelo, que un grupo de mujeres tz’ilajwanejetik se encontraba reunido, se querían despachar el ch’ulel de una persona que todavía no estaba muerta y aún lo estaban preparando. Así que el dueño del ch’ulel estaba sufriendo. Pero dicen que el Me’il’tatil, el que protege los ch’uleltik, llegó a tiempo a salvarlo; que cuando ya estaban para comérselo sorpresivamente tumbó la mesa: “¡Épale!”, gritaron las tz’ilajwanejetik, y con eso ya no se comieron el ch’ulel porque salieron huyendo. Así se salvo el ch’ulel de la persona. Si se lo hubieran comido pues la persona se hubiera muerto, pero fue salvada por el Me’il’tatil.

Los Me’il’tatiletik son las personas que saben curar, que nos salvan, que protegen nuestra vida para que no nos maten (colaborador Vicente op. cit., p. 40).

TZ’ILAJWANEJ

El tz’ilajwanej pertenece al Diablo, por eso no puede ser de Dios (colaborador Marcos op. cit., p 50).

Aún persiste, en algunos, la idea de que los ancianos son los portadores de lab, pero debido al exterminio de que fueron objeto décadas atrás “ya no se muestran como antes, pues tienen miedo de que los maten” (colaborador Mariano op. cit., p. 35).

Se dice que todo tz’ilajwanej tiene en su poder lab dador de enfermedad, uno o varios, a través de los que causa la enfermedad:

El tz’ilajwanej lo hace la gente que tiene en su poder un animal que le permite echar enfermedad y ese es su trabajo. Pero cuando la gente descubre lo que hace, pues se lo tiene que llevar la chingada. Supongamos que le dices alguna cosa que no le gusta y ya con eso te echa la enfermedad: si lo maltrataste te echa calentura; si le agarraste algunas frutas será diarrea lo que te echa; si mataste alguno de sus animales como caballo, perro o cochinito, tienes que pagar igual como murió ese animal, si murió retorciéndose del cuerpo así te manda a morir, pero si llegas a pedirle perdón y a pagarle el animal que mataste, entonces, se abstiene de echar lak’tawanej [cortar la vida], ya que le agradeciste. Así son los tz’ilajwanej (colaborador Vicente op. cit., p. 41).

Ya sea que se nazca siendo tz’ilajwanej o el lab dador de enfermedad le sea heredado por un familiar, a los 18 años ya saben pulsar y a los 22 cómo hacer lak’tawanej, cortar la vida, lo que “les viene así nomás en su corazón”.

Actualmente en Oxchuc, y creo que desde siempre, tomando como base los reportes de Villa Rojas y Siverts, se considera que los ch’abajeletik tienen la capacidad dual de “ayudar a curar-poner enfermedad”; lo que les inclinará hacia uno u otro lado serán los éxitos o fracasos que obtengan en su trabajo. Cuando los enfermos que buscan aliviarse con ellos empiezan a morir, indica con claridad “[…] que no es un buen curador, y dicen que ya no puede curar porque ya se metió al grupo de los comelones de ch’uleltik” (ibid). O bien, que a la par que curan otros mueren, en cuyo caso se les acusa de derivar el mal de sus enfermos hacia otras personas.

El tz’ilajwanej se caracteriza por tener un carácter irascible, voluntarioso, de una arrogancia ilimitada. La descripción está acorde perfectamente con la que clínicamente se hace del enfermo psicopático, un ser sin ética, megalomaniaco, dispuesto a obtener lo que desea valiéndose de cualquier medio. Por lo mismo, se hace de múltiples enemigos a los que detecta con su extra limitada capacidad de ver y que neutraliza o enfrenta con su poder hasta que son exterminados. Una de las formas de que se vale para ver en el otro es a través de la pulsación, lo que le permite penetrar en los aspectos más íntimos de la persona y todo lo puede hacer gracias a su lab —el poder que le da dicha entidad.

Otros agentes que son considerados dadores de mal son los espiritistas, de quienes se dice que le hablan a la Tierra para entregar el ch’ulel-alma al enemigo, enterrando al final de la ceremonia de petición los restos de velas quemadas, así como trapos e imágenes de las personas a las que desean dañar. Para curar enfermos con este tipo de mal es preciso que quien realiza la curación tenga la capacidad de encontrar dichos entierros y eliminarlos físicamente, de no ser así, el afectado seguramente morirá.

Sobre terapeutas que ostentan la capacidad de realizar este tipo de curaciones se nos dijo lo siguiente:

En Oxchuc conocemos a una persona que se llama Antonio; ese mamtik sabe quitar la vela y sabe responder y matar a los enemigos. El mamtik tiene muchos pacientes, ya que es muy conocido por la gente, pero cobra demasiado porque, según dice, es duro para quitar las velas, ya que por medio de rezos y velas tiene que cortar lo que los otros tz’ilajwanejetik usaron. Cobra hasta mil o dos mil pesos, y si quieres que tu enemigo de una vez se muera es más caro, ahora si solo quieres que te corte las velas cobra menos (colaborador Vicente op. cit., p. 44).

CONGREGACIÓN DE LAB

Los labetik dadores de enfermedad están obligados a pertenecer a una especie de confraternidad regida por estrictas normas. Cada lab, valiéndose de su capacidad para cortar la vida, lak’tawanej, tiene que aportar periódicamente un ch’ulel, una víctima sacrificial. Se dice que el lab en turno no tiene miramientos e incluso, a falta de otra víctima, puede llegar a ofrecer a alguien de su propia familia, hasta un hijo. Pero en principio opta por algún pecador u ofensor de su persona y ya como último recurso un familiar.

Cuando el lab no tiene una víctima que ofrecer, debido a que los posibles candidatos se encuentran bien resguardados en la “Palabra de Dios”, tiene que ofrecerse a sí mismo, con lo cual tendrá término la persona de que forma parte (colaboradora Florentina op. cit., p. 19).

Se dice que los tz’ilajwanejetik hombres se sientan alrededor de una mesa a comer lo que han preparado las tz’ilajwanejetik mujeres, de quienes también se dice que son “chupa huesos” (colaborador Vicente op. cit., p. 31).

En la documentación etnográfica realizada por Villa Rojas, destaca el hecho de que el ch’ulel-alma “[…] que se come el nagual es como pollito si es de niño; como una gallina si es de mujer, y como un gallo si es de hombre” (op. cit, p. 355). Aspecto sobre el que si bien Pitarch es enfático, no es mencionado entre los conceptos sobre ch’ulel-alma que vertieron los colaboradores de Oxchuc. En dicho sentido, este autor señala:

El “ave de nuestro corazón” es verdaderamente un ave; es un gallo en los hombres y una gallina en las mujeres; otras veces me dijeron que era una paloma, paloma mut , y una sola persona afirmó que era un zanate —empleo precisamente la palabra mexicana “zanate”, que al parecer a su vez proviene del nahua teozanatl , y no su equivalente tseltal que es posiblemente jot mut —. En cualquier caso, es un pájaro diminuto, puesto que vive dentro del corazón de los cancuqueros. Es una criatura asustadiza y atolondrada, responsable de las palpitaciones del corazón, porque ante un peligro o después de un esfuerzo físico se agita y aletea. El ave del corazón puede salir del cuerpo —lo hace al parecer por la boca y, según una versión, por la coronilla de la cabeza—, pero su ausencia provoca inmediatamente enfermedad y al cabo de poco tiempo la muerte de la persona (1996b: 68).

Los tz’ilajwanejetik no solo se encargan de atrapar los ch’ulel-alma para comerlos junto con sus semejantes, sino que cuando no se tiene el compromiso de aportar uno para la cena, estos pueden ser vendidos ya sea entre labetik o bien a algún demonio menor que no tenga la capacidad para atrapar uno.

Se dice que en la actualidad en Oxchuc quedan pocos tz’ilajwanejetik debido a que a partir de la década de 1920 han sido sistemáticamente asesinados y que, por lo mismo, los que subsisten no se muestran por temor. Otra razón es que los lab dadores de enfermedad “se están acabando”, esto porque en la actualidad la gente se encuentra protegida en la cristiandad, por lo que ya no tan fácilmente encuentran víctimas y, ante ello, tienen que ofrecer su propio ch’ulel-alma a los comensales, lo que conlleva el gradual auto-exterminio de esta entidad anímica. Ya que al parecer están irremisiblemente sujetos a la condición de proporcionar víctimas, sin considerárseles instinto de sobrevivencia y por lo mismo la posibilidad de cambiar las prácticas que coadyuvan a su desaparición (colaborador Vicente op. cit., p. 41).

PELIGROS PARA EL LAB DADOR DE ENFERMEDAD

Portar lab significa tener poder, también constituye la carga de la disposición permanente para el cumplimiento del mandato según corresponda la pertenencia al bien o al mal; precisa, en el caso del mal, la disposición permanente de ch’ulel-alma para su nutrimento y la obligación alternada de aprovisionar a los congéneres con los que se agremia, el peligro constante de ser descubierto y exterminado, el anteponer el miedo en la relación con los demás. Es decir, una vida nada fácil.

PÉRDIDA DE YU’ EL Y ENFERMEDAD DEL PORTADOR DE LAB

Cuando los portadores de lab actúan de tal manera de no cumplir con el mandato a que se deben pueden enfermar; si no, verse atacados por labetik más poderosos. Las más de las veces buscan curarse solos, pero en ocasiones dichas personas piden ayuda a un ch’abajel:

Aquel mamtik llegó saludando y me dijo: “¿Estás allí, mamtik?”. “Aquí estoy”. Y charlamos un rato. Me trajo dos litros de trago que dejó a mis pies para que aceptara curarlo. De allí pulsé al enfermo y le dije: “Ay, esto que tienes está muy grave. Pero te voy a decir la verdad, tú también sabes curar nomás que no quieres ayudarte”. “Ay, mamtik, es que me caí en un delito y no sé cuál trabajo hice mal, así que haz el favor de ayudarme”. Así me dijo el mamtik enfermo, pero tenía su lab y allí estaba pidiendo favor y, todavía, con miedo. Hasta dijo que si lo que tenía era por envidia que no le importaba, que nomás quería la salvación de su vida. Ese mamtik llegó a salvar su vida.

Por eso, allí fue donde vi que cuando a los que tienen sus labetik les toca el castigo se enferman y sufren (colaborador Marcos op. cit., p. 52).

MUERTE POR VEJEZ

La pérdida de yu’el, poder, en opinión de los oxchuqueros actuales, está estrechamente ligada con la ancianidad, porque conforme el cuerpo envejece va perdiendo yu’el hasta que llega un punto en que a los labetik les da asco y buscan salir de éste, para posicionarse, de preferencia, en el cuerpo joven de alguno de los hijos o nietos de la persona que los detenta (colaborador Vicente op. cit., p. 30). Cuando los ak’chameletik se enteran de que el anciano se ha quedado sin sus labetik se juntan para comerse el ch’ulel-alma de la debilitada persona (ibid, p. 31).

ASESINATO

Otra forma de deceso se suscita cuando en el ámbito social hay “plena” identificación del portador de lab, ya que particularmente las personas que son poseedoras de lab productor de enfermedad se caracterizan por ser arrogantes y pendencieras. Hacen su voluntad sin importarles nada y amenazan a diestra y siniestra porque tienen el poder del Diablo. Y lo que dicen lo pone el lab en su boca “dándole fuerza desde el corazón” (colaborador Marcos op. cit., p. 27): “[…] dame a tu hermana, dame a tu hija”. Y por temor la gente les da lo que piden, si no lo obtienen hacen tz’ilajwanej a quien no les agradó”. Por lo mismo tiende a responsabilizársele de toda tragedia que acaece en el grupo social, como enfermedades graves, accidentes o muertes.

Quien así se comporta se convierte en un candidato seguro a una muerte violenta en manos de sus vecinos:

En el municipio de Tenejapa, por Kotolté, una persona se convertía en venado y nunca le podían capturar ni matar ya que se escondía o se convertía en persona. Sin embargo, al final lo mataron pero ya convertido en otro animal que es el tlacuache. Lo despedazaron y le cortaron la cabeza, que enterraron separada del cuerpo, pero al otro día esa persona apareció de nuevo, pues había revivido. La gente se organizó y otra vez le mataron, volviendo a despedazarlo. El cuerpo lo aventaron al río y la cabeza la enterraron. Solo así le llegó su verdadero fin (colaborador Miguel op. cit., p. 15).

En otros casos se dice que la única forma en que fue posible dar término a la existencia del lab fue cremando su cuerpo después de machetearlo (ibid, p. 16; colaborador Mariano op. cit., p. 38). Como en la siguiente narración, que resulta de singular interés:

Yo supe que mataron a uno por la colonia San Fernando. Salieron a buscar un coyote que llegaba a robar gallinas. No muy lejos encontraron que tenía su cueva cerca de la orilla del río grande. Lo trataron de tirotear con sus escopetas, pero no tronaron porque el coyote al verlas enfrió las balas. Cuando eso pasa dicen que el dueño está con los diablos, por eso sabe cómo enfriar las escopetas.

Entonces, como eran bastantes los que estaban esperando al otro lado del río, se escondieron en los matorrales para que el coyote no les viera, entonces dicen que vieron que estaba pasando cerca de la orilla del río y le dispararon varias veces, allí nomás cayó al río, ya no se salvó porque no vio de dónde le dispararon, entonces la gente se metió al río a sacarlo y lo llevaron al centro de la colonia, la gente juntó bastante leña y en medio pusieron el cuerpo y le prendieron fuego. Quemando al coyote acabó su vida.

A los dos días apareció la noticia en el mero municipio de Chanal de que se murió una viejita, que no llevó muchas horas para morirse. Dicen que había salido a traer su agua como a las diez de la mañana y al regresar a su casa allí nomás se empezó a retorcer, porque al mismo tiempo estaban quemando al coyote.

Ya cuando se terminó de quemar el cuerpo del coyote el cuerpo de la pobre viejita quedó bien negro. Los familiares de la viejita no sabían qué le había pasado, hasta que supieron que habían matado a ese animal, allí se dieron cuenta de que el coyote tenía su amo. Por eso no tenía miedo de entrar a robar las gallinas en la noche.

Me parece que esto pasó hace ya como veintiséis años, ya que anteriormente había muchos coyotes por ese rumbo, pero después fueron acabados por la gente de la comunidad que los cazaba. Además ya no existen muchas montañas, por eso ya no tienen donde ocultarse (colaborador Mariano op. cit., p. 38).

Sobre este tema, Villa Rojas (1995b: 545) señala:

Cabe advertir que cuando ocurren asesinatos de esta clase participan en ellos varios resentidos que se organizan en emboscada; el brujo es muerto a balazos y luego despedazado y decapitado con objeto de hacer imposible que resucite, como ha ocurrido en otros casos, según cuentan las consejas. Por lo general el crimen queda impune, pues jamás se llega a hacer luz en el asunto.

LAB, ENFERMEDAD Y MUERTE

Antes de abordar este apartado, cabe señalar que en la actualidad escasamente se encuentra este padecimiento en las comunidades de Oxchuc donde se realizaron las entrevistas, como consecuencia lógica ya sea de la desaparición de quienes poseen lab o del extremo cuidado que ponen quienes lo poseen, para no exponerse.

Tal como se desprende de lo hasta aquí escrito, el lab dador de enfermedad, como todos sus símiles en Los Altos de Chiapas y podría decirse en Mesoamérica, tiene como razón principal comer la entidad ch’ulel-alma. En el caso de los labetik dadores de enfermedad de Oxchuc, por un lado el disfrute máximo que su ingestión implica y, por otro, la preservación de su existencia en términos de la obligación que se tiene ante lo que hemos denominado la congregación, de aportar un ch’ulel-alma a la mesa común, bajo amenaza de tener que aportar la propia en caso de no hacerlo.

Atrapar el ch’ulel-alma implica todo un proceso, es decir, su muerte no sucede en el momento en que es atrapado. Proceso que parte de la selección de la víctima, que es seguida, acechada hasta el momento en que es posible espantarla para lograr con ello el desprendimiento del ch’ulel-alma; o bien, la introducción de flujos, fluidos, palabras u objetos que la enfermen. Lo que lleva a que si la víctima no es atendida, mediante acciones continuas del lab, se logra que eventualmente el ch’ulel-alma se desprenda para, a su vez, ser atrapado por éste. En seguida, una vez cautivo, como ya se señaló, es preparado por las lab hembras, y se dice que el proceso de muerte irreversible se inicia cuando al ch’ulel- alma que se está preparando se le agrega sal. A este proceso los tseltales de Oxchuc lo denominan ak’chamel o tz'ilawil, enfermedad de mal echado.

Según nos señalaron los colaboradores, “[…] el ak’chamel o tz'ilawil es una enfermedad sobrenatural, que no viene ni del tiempo ni de castigo de Dios”, por lo mismo no se cura nada más con plantas; para curarla, es preciso acudir con los ch’abajeletik, quienes saben pulsar y de esta manera determinar de dónde proviene la enfermedad, además están en capacidad de actuar en consecuencia, logrando, en ocasiones, la reintegración del ch’ulel- alma al cuerpo y con ello que la persona recupere la salud.

El ak’chamel o tz'ilawil clínicamente se manifiesta a través de “enfermedad de diarrea”, vómito y/o calentura con la característica de ser incontrolables. También se puede manifestar en forma de intenso dolor corporal, ya sea localizado o general. De hecho, las “enfermedades” atribuidas a ak’chamel o tz'ilawil son las mismas que las naturales, solo que no se curan con las hierbas.

Al igual que entre otros grupos de tseltales, uno de los mecanismos para hacer daño se da a través del lab cuando se introducen en la sangre palabras que enferman y que el ch’abajel tiene que debilitar y eliminar:

Entonces, el ch’abajel se puso muy bravo diciendo: “¿Quién será que está metido en este cuerpo? Si lo supiera tendría que chicotearlo, porque no deja en paz a este cuerpo. Si ahorita no se calma lo voy a ver con él, aquí nadie se mete conmigo, que me dejen curar en paz a este pobre hijo de Dios” (colaborador Marcos op. cit., p. 14).

Cuando los tz’ilajwanej llegan a atacar a una persona “[…] que no tiene delito y siempre está con Dios”, se observan dos desenlaces: en lo que respecta a la víctima, esta no enferma, porque su cuerpo no puede ser penetrado por lo “[…] que le ha sido enviado” debido a que Dios le protege. En lo que respecta al tz’ilajwanej, se dice que cuando esto sucede es que trabaja por su propia cuenta sin permiso del Diablo. La consecuencia es que este último le retira el poder y al quedar sin protección de uno y otro a su vez se convierte en una víctima fácil, que en el corto tiempo es ultimado por quienes fueron sus compinches.

No obstante, aunque la persona no esté bajo la protección de Dios tampoco puede ser atacada por el lab dador de enfermedad sino hasta que recibe la autorización de su petición, o bien, la orden de actuar sobre una persona específica con la que el lab no guarda relación.

Una de las condiciones de ak’chamel o tz'ilawil que más ha sido mencionada y aún resalta es la falta de respeto a los ancianos, lo cual, como ya se comentó, está considerado “delito” grave, que autoriza a quien posee un lab a utilizarlo en contra de quien ha violentado dicho mandato, que necesariamente lo lleva a perder la protección divina y otorga el permiso del Diablo para actuar. La forma de curar cuando la causa de la enfermedad es dicho evento es pedir perdón al ofendido. Al respecto también existe la posibilidad de que el mal sea puesto, sin conocimiento del poseedor del lab, como en el siguiente caso:

Así nos pasó una vez, supimos quién dio el tz'ilawil, y fue porque mi mujer no respetó a un mamtik de aquí, así que nos fuimos a verlo: “¿Está allí, mamtik?”. “Aquí estoy. ¿De qué se trata su visita, mamtik?”. “Pues, mamtik, es que mi mujer está muy enferma”, le dije. “¿Pero por qué me vienes a decir eso, qué tengo que ver con tu mujer, yo no tengo que meterme en su vida?”. Pues no, mamtik, es que me dijo que te faltó al respeto en el camino”. “¿A poco solo por eso se enfermó la yametik? Ahora, pásamela, en su sangre voy a sentir si es cierto lo que me dices”. Pasé a mi mujer, la pulsó en la mano y en la sangre sintió que sí era cierto lo que le dijimos, hasta se puso muy bravo: “¿Pero por qué a mí? A mí qué me importa eso, ya que es puro chisme. Yo no quiero que vengan a matarme o me vengan a dar de plomazos. Quiero que se vaya el mal de la enferma, que deje en paz a esta yametik, que se calme, yo no quiero tener problema”, así dijo con coraje todavía.

Entonces lo que dijo era muy cierto, porque al rato, poco a poco se empezó a calmar la enfermedad y allí fue que mi mujer se levantó; así se le quitó la enfermedad. 11

Por otro lado, frecuentemente se suscita el enfrentamiento entre portadores de lab por motivo siempre de “envidia”, lo que implica enojo, como en el siguiente caso:

Pues son los que tienen problema vecinal o familiar, o sea que hay alguien que regaña sobre uno por detrás, que maltrata por detrás, alguien que ya no nos quiere ver en nuestras casas. Esos son los envidiosos, la gente mala, porque se creen mucho y no tienen miedo de decirnos ya que tienen sus lab. La enfermedad que dan con sus lab es de calentura o frío, o da algo en el estómago, según lo que sepan dar.

Así me pasó a mí, ya que tengo muchos enemigos; me agarró en la comida, o sea que en la mañana antes de irme a Tila comí, ya como a las dos de la tarde volví a comer, pero en Tila, pero qué va a ser, cuando regresé me agarró un dolor de estómago que ya no lo aguantaba, pero me agarró tan rápido porque comí contento, no sentía nada cuando comí.

Eso pasó una vez que me fui a un curso sobre las plantas medicinales. Pero como antes estaba yo con el mamtik Mariano Ni’mail y no cumplí lo que me pidió, es decir, que no me metiera con un enfermo que estaba con él, y como lo hice se enojó conmigo, hasta dijo: “Si lo sabe curar que se lo lleve a curar a su casa, que lo lleve allá a curar, yo no lo quiero ver aquí”. Eso sucedió porque el enfermo me preguntó qué medicina le podía curar su enfermedad, y como le dije que conozco unas plantas para esa tal enfermedad, que le iba a buscar las plantas, lo cual el mamtik Mariano escuchó y eso no le gustó, y por eso me maltrató.

Así me salí ya sin decirle nada, mejor me retiré de una vez y ya no volví a juntarme con él, por eso me dio la enfermedad, por abandonar la visita en su casa que queda por el paraje el Ch’olol , además porque no soy su juguete ya que ambos somos viejitos, aunque es mayor que yo, pero si me falta al respeto yo tampoco lo respeto. Pero lo malo es que sabe echar un poco de enfermedad, pero no le tengo miedo, ya que un compañero de los que estamos unidos me ayudó a curarme (colaborador Marcos op. cit., p. 12).

Para erradicar el ak’chamel o tz'ilawil se corta un manojo de axux, ajo, y tulpimil, hierbabuena, y con eso se baña todo el cuerpo del afectado. También se nos mencionó que hay una hierba “como zacate blanco” que es peligrosa si se toma demasiado, junto con ésta se tiene que rezar mucho para poder sacar el mal echado.

NEUTRALIZACIÓN DEL LAB

CURACIÓN

En Oxchuc, una de las formas para curarse de ak’chamel es determinando quién es la persona que ha metido el lab, con objeto de buscarla y pedirle que deje de hacer el mal. Dicha petición hay que acompañarla de algún regalo que generalmente es pox, aguardiente de caña, y/o alimentos. En ocasiones, generalmente el poseedor del lab acepta el obsequio y retira su lab, lo que es evidente con la sensible mejora del enfermo en un corto plazo. En otras, ya bien que niegue que está afectando a la persona o se muestre sumamente ofendido sin posible resarcimiento, se requiere de la participación de uno o varios ch’abajeletik de bastante poder para que lo enfrenten. De otra manera la persona muere. En estos casos, y por supuesto con la fuerte influencia de los grupos religiosos de corte cristiano que pululan en Oxchuc, se nos dijo que lo fundamental para la recuperación del paciente es encomendarlo, específicamente “[…] pedirle a Dios vivir con Él”, encendiéndole sus velas y dándole copal, flores y hierbas olorosas. Cuando se ha rogado lo suficiente, Dios extiende un velo sobre los ojos del tz’ilajwanej, con lo que “se tapa la enfermedad y hace que los pukujetik [demonios] se retiren”, en caso de que aún no estén en posesión del ch’ulel-alma; o bien, que la liberen y estar en posibilidad de atraerla de nueva cuenta al cuerpo y con ello lograr el restablecimiento del enfermo.

NEUTRALIZACIÓN DE LA ACCIÓN DEL LAB Y SU EXTERMINIO

En otro testimonio se nos dijo que si por la noche uno se topa con el lab tentzun, chivo, si uno no quiere morir es preciso golpearle en la cabeza con un palo hasta que el animal muera y con éste la persona que lo posee. De no intentarse o lograrse, el que se lo topó irremisiblemente morirá en el término de unos cuantos días (colaborador Marcos op. cit., p. 33).

Otra posibilidad es quemar vivos a quienes se sabe son portadores de lab. Práctica que seguramente se llevó a cabo durante la primera mitad del siglo XX, en que tuvo lugar el asesinato multitudinario de ancianos al que subyació el objetivo de neutralizar la acción de los poseedores de lab. En la actualidad, los sospechosos o acusados de ak’chamel son encarcelados y procesados. Al respecto, tenemos relación del caso de un eminente ch’abajel —quien en repetidas ocasiones fungió como presidente de Odetit y casualmente fue invitado a colaborar en el estudio y no aceptó— quien fue acusado de echar mal a una persona. Este personaje logró su liberación apelando el apoyo de los agremiados de la organización y del Compitch.12

CONSIDERACIONES FINALES

Como se señala en otro trabajo ( Page 2005: 389 ), la influencia de los distintos grupos cristianos que operaron y operan en Oxchuc ha sido decisiva en el logro tanto de la conversión masiva como de importantes transfiguraciones en la cosmovisión de los tseltales, así como la pérdida de algunos de sus elementos.

Ambas situaciones se evidencian en el tema hasta aquí abordado, donde destaca la desaparición de entre los lab dadores de enfermedad de la figura de los pare, padres, entidad que Villa Rojas reportó y que los colaboradores actuales no mencionan. Lo cual se aduce considerando que antes de la instalación de las estrategias de los Comités Eclesiales de Base y de la política clerical de la Nueva Iglesia Católica a partir de la década de 1940, prácticamente dicha institución estaba ausente del municipio y quedaba en la memoria, así como señala Pitarch para Cancuc, el proceder fiscalizador y expoliador de los dominicos de la Colonia. Con el arribo de sacerdotes y la estrategia de un continuo contacto con la población se genera una imagen diferente, benévola, de dichos agentes, y con ello la desaparición de los demonios con apariencia de sacerdotes católicos.

Entre las pérdidas significativas, ya sea realmente por olvido o por omisión, partiendo de la desaparición misma de esta entidad, sobre la que se reportan escasos casos en los que actúa, se vislumbran elementos relativos a la naturaleza del lab que a lo largo del trabajo han sido complementados a partir de los reportes etnográficos de Villa Rojas. Específicamente lo relacionado con las deidades que dotan de lab protector, ya que si bien se menciona que los Me’il’tatil son dotados por meteoros, lo que más bien refiere a la llegada de éste como lab, no se explica cómo llega. Tampoco cómo se alimentan los que tienen naturaleza animal y están del lado del bien, así como los animales dadores de enfermedad sobre todo a partir de que se supone son de naturaleza fría y su necesidad de allegarse calor al ingerir ch’ulel- alma. Lo mismo se ignora sobre los lab protectores, quienes a excepción de los labetik fuego, relámpago y meteoro, ni requieren alimentarse por ser de naturaleza extremadamente caliente.

En este sentido, la inexistente diferenciación respecto de los agentes del bien y del mal, claramente todos ubicados, en el discurso, como entidades demoníacas, es producto de la marcada satanización de que han sido objeto lab, quibal y nagual.

Sin embargo, aunque en las narraciones no se explicita, salta a la luz que para los tseltales de Oxchuc fuera del lab dador de enfermedad las otras categorías lindan entre lo perjuicioso y el don o mandato que obliga a la protección del prójimo. Al respecto, Villa Rojas (1995a:532) nos dice: “[…] Theoretically nagual-owners should use their powers for the good of the community”.

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1El término “tradicionalista” ha sido adoptado por los pedranos y chamulas para distinguirse de católicos y protestantes, y se definen como quienes viven y dan continuidad a las costumbres y religión legados por sus antepasados.

2Por la ubicación geográfica y orográfica de los parajes tseltales de Tenejapa, sus habitantes culturalmente se adscriben a Oxchuc.

3La composición de las distintas especialidades dista mucho de lo que el autor ha podido observar, por ejemplo entre los tsotsiles de Chamula y Chenalhó. Donde los j’iloletik, émulos del ch’abajel, predominan por sobre los otros mandatos. Hecho que me explico como resultado de los enormes cambios religiosos, que concomitantemente han repercutido en la etnomedicina de Oxchuc en el sentido de que en la actualidad el mandato no se adquiere mediante lo onírico, la opción de la práctica responde más a la vocación que a la obligación. El aprendizaje es formal y se adquiere en el seno familiar principalmente fundamentado en el conocimiento clínico y herbolario.

4El Sr. Angelino Calvo, de habla tseltal, se desempeña como técnico académico bilingüe en el Instituto de Estudios Indígenas de la UNACH.

5López Austin op. cit., p. 116: “Los hechos sociales se ven afectados por dos tipos de historia: la de su transformación como clases y la de su transformación como procesos específicos”.

6En el entendido de que especialmente esta entidad anímica en la actualidad se compone a partir de elementos prehispánicos y católicos. Para mayor detalle ver Page 2005.

7Para profundizar sobre naguales entre los santos, ver Báez, Jorge (1988).

8El caballo junto con el ganado vacuno son también considerados entidades de poder extremo en su expresión como “quibal”, palabra cercana a la de lab, empleada entre los tsotsiles de Chamula y Chenalhó (Page 2005: 206).

9Al respecto ver la descripción que para los tseltales de Yajalón hace Sánchez, en este volumen.

10Sobre el particular, entre tsotsiles de Chamula y Chenalhó, se nos dijo, que: “[…]Dios a nadie manda con vayijelil o quibal, a ambos los pone el Diablo cuando los ch’uleltic vienen en camino al cuerpo. La diferencia estriba en la forma en que se recibe uno y otro. Para el caso del quibal, el Diablo hace un ofrecimiento que la mayoría de los ch’uleltic rechazan, y los pocos que lo aceptan se convierten en su propiedad, “en sus mozos”, por lo tanto se espera recibir daño de ellos. Así, los quibaltic se reciben antes del nacimiento” (Page 2005: 200-201). Sin embargo, en otro apartado del mismo documento se señala que aunque el Diablo los pone, Dios se aprovecha de éstos para beneficio de sus hijos y en perjuicio del Malo (ibid, p. 190).

11Marcos, p. 15.

12Consejo Estatal de Organizaciones de Médicos y Parteras Indígenas Tradicionales de Chiapas.

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