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Revista pueblos y fronteras digital

versión On-line ISSN 1870-4115

Rev. pueblos front. digit. vol.1 no.2 San Cristóbal de Las Casas jul./dic. 2006

https://doi.org/10.22201/cimsur.18704115e.2006.2.252 

Notas de investigación y reseñas

Desacatos. Mercado y religión contemporánea, núm. 18, CIESAS, México, 2005

Antonio Higuera Bonfil1 

1UNIVERSIDAD DE QUINTANA ROO

2005. TORRE, RENÉE DE LA; GUTIÉRREZ, CRISTINA. DESACATOS. MERCADO Y RELIGIÓN CONTEMPORÁNEA, . 18, MÉXICO: CIESAS,


Mercado y religión contemporánea. Imaginen esta situación común, llegar a un restaurante y recibir dos opciones, bufé y menú a la carta. El primero ofrece los alimentos tradicionales, posibilidades fijas que difícilmente cambian en poco tiempo y que por su aceptación general se encuentran con cierta facilidad. El menú a la carta, en cambio, tiene lo más reciente de la “nueva cocina”, que mezcla ingredientes y platillos, prometiendo dar gusto al público más variado y exigente…

En esta analogía el bufé está conformado por las religiosidades asociadas a confesiones religiosas tradicionales, que se han instituido, tienen feligresías activas y casi siempre en crecimiento. Dogmas, jerarquías o estructuras eclesiales, escrituras sagradas y lucha entre el bien y el mal son algunos elementos que caracterizan esta opción.

El menú, a diferencia del bufé, contiene un abanico de posibilidades no institucionalizadas en las que se incorporan tantos elementos como sean necesarios, sin importar realmente su origen.

Al respecto, las coordinadoras de este número de Desacatos nos dicen en la presentación:

La religiosidad contemporánea no puede entenderse al margen de los efectos de la modernidad actual, que presenta nuevos rasgos que permiten diferenciarla de la modernidad clásica y ser considerada tardía, o sobre modernidad, hipe o posmodernidad (…).

La economía del consumo (vigente a nivel global) genera nuevas necesidades, exclusiones e incertidumbres que muchas de las veces encuentran refugio en las religiones instituidas. Pero también puede confirmarse que es la misma modernidad la que provoca nuevas respuestas a estas necesidades: trascendencias seculares, ritualizaciones emocionales, creencias basadas y practicadas en el consumo de mercancías y ofertas de superación personal y espiritual.

Las instituciones religiosas ya no son las únicas proveedoras legítimas de los bienes de salvación: esa misma lógica desestructuradora de la modernidad mina su longeva capacidad de gestión de las creencias sagradas y las experiencias de trascendencia. Por ello, es preciso reflexionar sobre las nuevas formas en que se gesta la religiosidad contemporánea de manera paralela o incluso transversal a las instituciones religiosas conocidas como iglesias (pp. 9-10).

Es sobre esta plataforma que se vertebra la publicación que hoy presentamos, cinco aportaciones originales atisban en un mundo de posibilidades, donde la religiosidad a la carta permite la construcción de sistemas y concepciones diversas acerca de la forma de relacionarse con entidades y energías que deambulan tanto en la vida cotidiana de los seres humanos como en dimensiones que no siempre nos son comprensibles del todo.

Si volvemos a la imagen del restaurante imaginario, inclusive podemos ver su nombre bicolor que reza en letras desiguales Desacatos, Revista de Antropología Social, en el que encontraremos un menú con religiosidad a la carta.

¿Qué podemos obtener de esta carta? Como en todo menú, en el que la desregulación de las prácticas religiosas está a la orden del día, hay para todos los gustos. Los platos fuertes nos hacen reflexionar acerca de temas como la sanación, no la tradicional divina de los grupos pentecostales, sino aquella que es resultado del tiempo axial en el que en diversos puntos del planeta se descubrió que el camino del yo interno era la vía para alcanzar la plenitud. Para el mundo occidental contemporáneo, el movimiento Nueva Era es el heredero de aquella añeja tradición.

El concepto de sanación en su aplicación moderna, nos dice Miguel Hernández, proviene de la palabra anglosajona healing , que concibe el cuerpo y el elemento espiritual del ser humano como un todo. (…) Cualquiera que sea el caso, lo importante es el cambio de actitud hacia la enfermedad que coloca al sujeto como responsable de su situación, tanto en el plano de las causas de sus malestares como en el aprendizaje que pueda realizar de ellas para mejorar (p. 22).

Feng-shui, ozonoterapia y reiki son algunas de las palabras clave en este ámbito de reflexión.

Por otro lado, si se prefiere un platillo con sabor caribeño se puede seleccionar un estudio acerca de las religiones afrocubanas, en particular de su calidad de bien de consumo relacionado con el turismo en la isla. Aquí la teatralización del folclore va de la mano con el llamado turismo religioso, en el que hay dimes y diretes entre sus protagonistas: babalaos, santeros, paleros y espiritistas, quienes enfrentan acusaciones de mercantilizar sus prácticas rituales para atraer grupos de turistas cada vez más grandes.

Kali Argyriadis presenta —y cuestiona— un amplio cuadro de esas acusaciones y muestra sus consecuencias. En sus especulaciones finales señala que

Las discusiones acerca de los bienes materiales y, sobre todo, las acusaciones de mercantilismo desempeñan (…) un papel fundamental en la micropolítica del mundo religioso habanero.

La llamada comercialización de la religión, así como su presentación bajo la forma de espectáculos consumibles, forma indudablemente parte del proceso de trasnacionalización de la santería cubana. La ambivalencia fundadora de la relación con la prosperidad individual (a la vez fuente de acusación y prestigio) nutre el juego micropolítico interno de la religión.

(…) Los religiosos que brindaron sus conocimientos (en el contexto del turismo referido) —concluye la autora— ganaron sin duda algo de dinero y prestigio. Es de suponer que también recibieron, o empiezan a recibir, nuevas entidades, saberes, símbolos y objetos que comienzan a formar parte del mercado religioso cubano contemporáneo (pp. 48 y 49).

Para aquellos cuyo hambre no se satisface fácilmente, el menú tiene una reflexión acerca de la modernidad —la hipermodernidad a la que se hizo referencia al comenzar esta intervención— en donde se afirma que las prácticas religiosas adquieren cada vez más un sentido mercantilista, por lo que prácticas entendidas como seculares o profanas generan un nuevo sentido de lo sagrado y de lo trascendente.

Este condimentado platillo incorpora ingredientes tales como la práctica católica de la peregrinación, la cultura organizacional que trata de moldear la imagen de un hombre excepcional, de una mujer excepcional, que se traduce en una misión y valores que dan sustento a esa filosofía —la cultura organizacional—, algo así como la certificación ISO 9001 del “saber hacer” de la empresa que debe, además, extenderse al resto de sus integrantes.

Pero también se muestra la sacralización de diversas mercancías y así se documenta etnográficamente el hata yoga, el quehacer del Centro Esotérico Afrodita, de los sanadores de la casa parroquial de Nuestra Señora del Rosario, en Guadalajara, y aún prácticas particulares que se autoconciben como sustentadas en rituales yaquis.

Las autoras de este planteamiento, Renée de la Torre y Cristina Gutiérrez, concluyen sistematizando categorías en el modus operandi de un mundo religioso complejo: i) la des-sacralización de los agentes religiosos y las nuevas modalidades de la especialización; ii) el des-anclaje de los espacios de culto tradicional y el re-anclaje en espacios seculares; iii) [el proceso] de la individualización de la creencia a la ritualización colectiva; y iv) lo que sacraliza al objeto es el ritual (pp. 67-69).

El cuarto platillo fuerte del menú hace referencia a la teología de la prosperidad protestante y aporta elementos para trazar un contínuum hacia la literatura de autoayuda. El chef Pablo Sermán sabe que debe mezclar ingredientes de naturalezas aparentemente disímiles y provenientes de escenarios contrastantes: la teoría de la prosperidad se ajusta a los grupos pentecostales y se arraiga en las clases populares, mientras que la literatura de autoayuda tiene su nicho en un mundo menos confesional y de clase media. Nuestro cocinero parece enfrentar una tarea equivalente a mezclar agua y aceite…

Por ello, el autor presenta testimonios etnográficos y ofrece resultados de investigación realizada entre creyentes pentecostales y católicos de un barrio popular del Gran Buenos Aires, relacionándolos con las experiencias desarrolladas en Buenos Aires y Río de Janeiro respecto a la lectura de Pablo Coelho. La finalidad de ese proceder es

Demostar que la expansión de los discursos que exaltan y aseguran la prosperidad material desde el punto de vista espiritual o religioso puede explicarse por su capacidad de permitir el ensamble entre tendencias individualizantes, consumistas y terrenales con la visión del mundo que —el autor describe— como “cosmológica”, [es decir] tendencias contradictorias pero complementarias de la sensibilidad de los sectores populares de las poblaciones urbanas latinoamericanas.

En principio —continúa el autor— parece no haber ninguna conexión entre los contenidos y, sobre todo, los ámbitos de circulación y recepción de los discursos de la Teología de la Prosperidad y la literatura de autoayuda (…) Pero esta apariencia, resultado de una aproximación parcial y distante, cuya superación será productiva… (p. 72).

El disfrute de este platillo lo dejamos al paladar del cliente más sofisticado, seguros de que encontrará sabores contrastantes.

El quinto elemento del menú nos presenta el mundo evangélico de Brasil, que por su número de creyentes es el más grande en el llamado Tercer Mundo y está compuesto por evangélicos independientes, iglesias pentecostales y grupos neopentecostales. Este plato se asemeja mucho a los que encontramos en el bufé, expresa la relación que hay entre religión y política y ejemplifica cómo la incursión de las Iglesias en las actividades políticas de aquel país sudamericano repercute en beneficios específicos: no nos referimos sólo al incremento de su membresía sino a la obtención de concesiones de radio y televisión, posiciones en la Cámara de Diputados y leyes que facilitan la labor de las Iglesias.

El cuerpo del trabajo aborda múltiples aspectos de un universo heterogéneo: religión, medios y esfera pública; mercado y evangelio de la prosperidad; cibercultura y virtualidad; exclusión neopentecostal y discurso profético, por mencionar unos cuantos ejemplos.

En la sección final “Deis Siquiera” marca con claridad su posición:

La religiosidad, más allá de la religión, siempre contiene sorpresas. A fin de cuentas, históricamente, fue ella la responsable más importante de la mediación cultural y del trabajo sobre la subjetividad. Pero la sociología tendió a privilegiar la dimensión institucional, es decir, la Iglesia. De esta forma, permitimos que la piedad, la caridad, la dádiva, fuesen entregadas a la teología como si no fueran parte constitutiva de nuestras relaciones sociales cotidianas. Nosotros, los científicos sociales —afirma la autora— no podemos perder más tiempo. La religiosidad, esa dimensión conformadora de la condición humana (…), puede ser acoplada, pero no subordinada, a otro elemento estructurante de la condición humana (p. 101).

Para quien desee escuchar la voz de un comensal experimentado en religiosidad, la carta entrega el comentario de José María Mardones respecto a lo que este número de Desacatos nos propone. Es una oportunidad interesante para establecer el diálogo con las autorías de las contribuciones reseñadas mediante la lectura de un europeo que tiene gafas diferentes a las nuestras, esto enriquece la posibilidad de hilvanar temas, de observar a través de la mirada del otro.

Lo que encontramos acerca del tema religioso en nuestro restaurante no concluye con la sección de platos fuertes. Hay otras delicias en forma de postre que cierran adecuadamente la comilona respecto a mercado y religiosidad contemporánea.

Así, entre textos referentes a bandas juveniles en Estados Unidos, perspectivas metaculturales de los mapuches o fragmentos de la vida y el tiempo de Benita Galeana, el carrito de golosinas tiene espacio para un breve pero ilustrativo documento que dibuja, grosso modo, un perfil de Bryan Wilson, sociólogo de la religión que defendió sin cortapisa la libertad religiosa, especialmente de los grupos minoritarios que usualmente son víctimas de la intolerancia a la alteridad religiosa. Carlos Garma hace gala una vez más de su personal estilo de escribir y pinta a un colega por el que siente respeto y admiración.

Dos reseñas de libros acerca del tema que nos ocupa ponen fin al menú de Desacatos. Una se ocupa del libro Religión y cultura, coordinado por Miguel Hernández Madrid y Elizabeth Juárez Cerdi, editado en 2003 por El Colegio de Michoacán, donde reúne parte de los trabajos de la Red de Investigadores del Fenómeno Religioso en México, que ha vivido una evolución cercana a la primera década y cuyos alcances llegan a regiones más lejanas de nuestro país. Muchos temas, modelos teóricos y aspectos específicos de la religión son abordados en este libro reseñado por Luis Rodolfo Morán.

EL otro comentario se ocupa de una edición que vio luz hace más de diez años, pero que, según los argumentos de Hugo José Suárez, es un clásico del fenómeno religioso. La religion pour memoire de Danièle Hervieu-Lèger abre la discusión acerca de los efectos reales del proceso de secularización y sostiene que la religión sólo se ha reubicado en el ámbito de la vida social. Un gran tema en ese libro está relacionado con la modernidad que, si recordamos lo escrito por las coordinadoras de la revista que hoy presentamos, tiene un papel protagónico en la religiosidad contemporánea.

No es necesario decir que una publicación como la referida aquí es indispensable para quienes se interesan en comprender lo que sucede en diferentes escenarios religiosos, sin importar si se trata de estudiantes o profesionales de las ciencias sociales. Sólo resta decir: “Buen provecho”.

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